Comentario de Génesis 45:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
José ya no podía contenerse más delante de todos los que estaban en su presencia, y gritó: —¡Que salgan todos de mi presencia! Nadie quedó con él cuando se dio a conocer a sus hermanos.
no podía ya José contenerse. Gén 43:30, Gén 43:31; Isa 42:14; Jer 20:9.
Haced salir de mi presencia. 2Sa 1:20; Mat 18:15; Hch 10:41; 1Co 13:5.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
José se revela a sus hermanos, Gén 45:1-4.
Los consuela en Dios, Gén 45:5-8.
Manda por su padre, Gén 45:9-15.
Faraón lo confirma, Gén 45:16-20.
José los equipa para su viaje, y los exhorta vivir en armonía, Gén 45:21-24.
Jacob es reanimado con la noticia, Gén 45:25-28.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
no podía … contenerse: La emoción de José llegó a su límite. Sus sentimientos estaban a punto de quebrarse, había perdido el control.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
45. José se da a Conocer a sus Hermanos.
D esde el punto de vista literario, esta perícopa es bastante heterogénea. Hay repeticiones y pequeñas discordancias redaccionales. Así, Jacob es designado unas veces con este nombre y otras con el de Israel.
1Entonces José, viendo que no podía contenerse más ante todos los que allí estaban, gritó: “¡Salgan todos!” No quedó nadie con él cuando se dio a conocer a sus hermanos. 2Lloraba José tan fuertemente, que le oyeron los egipcios y le oyó toda la casa del faraón. 3“Yo soy José – les dijo -. ¿Vive todavía mi padre?” Pero sus hermanos no pudieron contestarle, pues se llenaron de terror ante él. 4El les dijo: “Acercaos a mí.” Acercáronse ellos, y les dijo: “Yo soy José, vuestro hermano, a quien vendisteis para que fuese traído a Egipto. 5Pero no os aflijáis y no os pese haberme vendido para aquí, pues para vuestra vida me ha traído Dios aquí antes de vosotros. 6Van dos años de hambre en esta tierra, y durante otros cinco no habrá arada ni cosecha. 7Dios me ha enviado delante de vosotros para dejaros un resto sobre la tierra y haceros vivir para una gran salvación. 8No sois, pues, vosotros los que me habéis traído aquí; es Dios quien me trajo, y me ha hecho padre del faraón y señor de toda su casa, y me ha puesto al frente de toda la casa de Egipto. 9Apresuraos y subid a mi padre y decidle: “Así dice José, tu hijo: Me ha hecho Dios señor de toda la tierra de Egipto; baja, pues, a mí sin tardar, 10y habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, tú, tus hijos y los hijos de tus hijos, con tus rebaños, tus ganados y todo cuanto tienes; 11allí te mantendré yo, pues quedan todavía otros cinco años de hambre, y así no perecerás tú, tu casa y todo cuanto tienes. 12Con vuestros mismos ojos veis, y ve mi hermano Benjamín con los suyos, que soy yo mismo el que os habla. 13Contad a mi padre cuánta es mi gloria en Egipto y todo cuanto habéis visto, y apresuraos a bajar aquí a mi padre.” 14Y se echó sobre el cuello de Benjamín, su hermano, y lloró; y lloraba también Benjamín sobre el suyo. 15Besó también a todos sus hermanos, llorando mientras los abrazaba, y después sus hermanos estuvieron hablando con él. 16Corrió por la casa del faraón la voz de que habían venido los hermanos de José, y se complacieron de ello el faraón y sus cortesanos. 17Y dijo el faraón a José: “Di a tus hermanos: Haced esto: cargad vuestros asnos, id a la tierra de Canaán, 18tomad a vuestro padre y vuestras familias y venid a mí. Yo os daré lo mejor de la tierra de Egipto, y comeréis lo mejor de la tierra. 19Mandóles que llevasen de Egipto carros para sus hijos y sus mujeres, “traigan con ellos a su padre y vengan; 20que no les pese de tener que dejar sus cosas, pues suyo será lo mejor de la tierra de Egipto.” 21Hicieron así los hijos de Israel, y les dio José carros, según la orden del faraón, y provisiones para el camino. 22Dioles también vestidos para mudarse, y a Benjamín trescientos (siclos) de plata y cinco vestidos. 23Mandó también a su padre asnos cargados con lo mejor de Egipto, y diez asnos cargados de trigo, de pan y de víveres para su padre, para el camino. 24Después despidió a sus hermanos, que partían, diciéndoles: “No vayáis a reñir en el camino.” 25Subieron, pues, de Egipto y llegaron a la tierra de Canaán, a Jacob, su padre, 26y le dijeron: “Vive todavía José y es el jefe de toda la tierra de Egipto.” 27Pero él no se conmovió, pues no les creía. Dijéronle cuanto les había mandado José y les había dicho; y al ver Jacob los carros que le mandaba José para trasladarle, se reanimó, 28y dijo: “Basta, mi hijo vive todavía; iré y le veré antes de morir.”
Para desahogar más libremente su ánimo con sus hermanos, mandó salir a los egipcios. La declaración yo soy José debía de impresionar a los hermanos, pues les traía el recuerdo del crimen que con él cometieron. Aquel José que habían vendido, y que habían considerado como un visionario, estaba allí, “señor de la tierra de Egipto.” Era el cumplimiento de sus sueños: postrados le habían adorado, según el antiguo presagio. Pero José no daba señales de cólera. Ellos se sentían reos de un gran crimen que les había perseguido toda la vida; merecían el mayor castigo, pero allí está el hermano magnánimo que los abraza y besa efusivamente. El cuadro es enternecedor. José ve en todo ello la disposición de la Providencia divina 1, y para alejarlos de pensamientos tristes de remordimiento, les dice que todo ha sido dispuesto por Dios para salvarles en la presente necesidad. Podemos figurarnos a los hermanos cabizbajos y avergonzados ante José, sin atreverse a mirarle a la cara. José trata de reanimarlos, y les pide que vayan a su padre, le anuncien que José vive, y los invita a que bajen a establecerse a Egipto, la tierra de Gosén (v.10), al parecer la zona oriental del Delta, junto al desierto2. José se emociona y se abalanza sobre sus hermanos temblorosos. Allí está su hermano uterino menor, Benjamín; se echa a su cuello y, sollozando, le abraza efusivamente. Después abraza a todos sus hermanos. La noticia corrió por el palacio real, y el faraón se alegró con sus ministros y confirmó las palabras de éste sobre la intención de traer a Egipto a su padre y familia. Suponiendo que el faraón sea de la dinastía de los hicsos, se concibe mejor el interés por que bajen los asiáticos a su territorio. Da órdenes para facilitar el traslado, poniendo a disposición carros de transporte y vituallas. Y, por fin, José, al despedirlos, sugiere a sus hermanos que no riñan al salir de junto a él, discutiendo el hecho de su venta (v.24). Es un hecho pasado, y la generosidad de José lo da por olvidado. No quiere que discutan la responsabilidad del hecho vergonzoso, que ha sido utilizado por Dios para salvarlos a todos. José se siente contento de su suerte, y en su corazón magnánimo perdona a todos, deseando ver a sus hermanos con su padre cerca de él.
Los hijos de Jacob se vuelven al fin a su tierra y cuentan todo al padre, que se muestra escéptico. Sólo cuando ve los carros egipcios les da crédito. Al convencerse de la realidad, no piensa sino en ver a su hijo, al que consideraba perdido: ¡Basta! Mi hijo vive todavía, iré y le veré antes de morir (v.28). Una luz de esperanza aparece en sus ojos de anciano, y se siente rejuvenecer.
1 Cf. Isa 22:21; Est 13:6; Mar 11:32. – 2 Los LXX leen “Gesem de Arabia.” Parece ser, pues, el nomo de la zona lindante con estepa. Sobre su identificación véase Montet, Le drame d’Avaris (1940) 64-86.
Fuente: Biblia Comentada
Aturdidos ante la revelación de quién era realmente la persona con quien habían estado tratando, los hermanos oyeron entonces la expresión de una obra maestra de reconocimiento y de sometimiento a la soberanía de Dios, esto es, de su gobierno providencial sobre los asuntos de la vida, tanto los buenos como los malos. Vea la nota sobre Gén 41:43-45.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
La genealogía de Jacob (v. Gén 37:2)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
45.4-8 Aun cuando los hermanos de José quisieron deshacerse de él, Dios se valió de aquel acto perverso para cumplir el propósito divino. Dios utilizaría a José para preservar la vida de la familia de Jacob, salvar a Egipto y preparar el camino para el inicio de la nación de Israel. Dios es soberano. Sus planes no cambian por lo que hagan los hombres. Cuando otros intenten hacerle mal, recuerde que son sólo herramientas de Dios. Eso fue lo que quiso decir José a sus hermanos: «Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo» (50.20).45.17-20 A José lo rechazaron, raptaron, esclavizaron y encarcelaron. A pesar de que sus hermanos le fueron infieles, él los perdonó bondadosamente y compartió con ellos su prosperidad. José demostró que Dios nos perdona y nos colma de bondad aun cuando hayamos pecado contra El. Este mismo perdón y estas mismas bendiciones serán nuestros si lo pedimos.JUDALas personas que son líderes siempre sobresalen. Quizás no se destacan ni actúan de una determinada manera hasta que surge la necesidad de entrar en acción. Entre sus cualidades están la franqueza, la decisión, la acción y el control. Estas cualidades pueden utilizarlas lo mismo para hacer mucho bien que para hacer mucho mal. El cuarto hijo de Jacob, Judá, era un líder natural. Los sucesos de su vida le proporcionaron varias oportunidades de ejercitar esas cualidades. Desafortunadamente, las decisiones de Judá siempre reflejaban más la presión del momento que un deseo consciente de cooperar con el plan de Dios. Pero cuando se daba cuenta de sus errores, estaba dispuesto a reconocerlos. Su experiencia con Tamar y la confrontación final con José son ejemplos de la disposición de Judá a reconocer su culpa cuando lo confrontaban. Fue una de las cualidades que transmitió a su descendiente David.Ya sea que tengamos o no cualidades naturales de líder como Judá, tenemos en común con él la tendencia a cegarnos ante nuestro propio pecado. Pero no muy a menudo tenemos la misma disposición a reconocer nuestros errores. Podemos aprender de Judá que no es sabio esperar a que nuestros errores nos fuercen a reconocer que actuamos mal. Es mucho mejor que abiertamente confesemos nuestros errores, carguemos con nuestra culpa y busquemos el perdón.Puntos fuertes y logros :– Era un líder natural, franco y decidido– Pensaba con claridad y sabía actuar bajo mucha presión– Estaba dispuesto a cumplir su palabra y afrontar las consecuencias si era necesario– Era el cuarto de doce hijos. De su descendencia Dios haría nacer al rey David y a Jesús,el MesíasDebilidades y errores :– Sugirió a sus hermanos que vendieran como esclavo a José– No cumplió su deber con su nuera TamarLecciones de su vida :– Dios lo tiene todo bajo control a pesar de la situación inmediata– La indecisión a menudo empeora las situaciones– El ofrecimiento de Judá de dar su vida por la de Benjamín es un ejemplo de lo que su descendiente Jesús haría por la humanidadDatos generales :– Dónde: Canaán y Egipto– Ocupación: Pastor– Familiares: Padres: Jacob y Lea. Esposa: la hija de Súa (1Ch 2:3). Nuera: Tamar. Once hermanos, al menos una hermana, y por lo menos cinco hijosVersículos clave :»Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de tus enemigos; los hijos de tu padre se inclinarán a ti. Cachorro de león, Judá; de la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, así como león viejo: ¿quién lo despertará?» (Gen 49:8-10).La historia de Judá se relata en Génesis 29.35-50.26. También se menciona en 1 Crónicas 2-4.45.26, 27 Jacob necesitaba alguna evidencia antes de aceptar la noticia increíble de que José estaba vivo. Tomás tampoco creyó que Jesús había resucitado mientras no pudo verlo y tocarlo (Joh 20:25). Es difícil creer lo que nos dicen sin conocer todos los hechos, y algunas veces dudamos con hechos y todo. Las nuevas de Dios pueden ser difíciles de creer. No pierda la esperanza de que Dios le tenga guardado un futuro maravilloso.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 2037 Gén 43:30
b 2038 Hch 7:13
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Salid todos… TM añade hombre. Se sigue LXX → §194; se dio a conocer… → Hch 7:13.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit., no quedó
Fuente: La Biblia de las Américas
g Hch 7:13.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[4] Hech 7, 13.[5] Gen 50, 20.[8] Antiguamente los reyes daban el nombre de padres suyos a sus principales consejeros. Los emperadores romanos daban el título de padre al prefecto del pretorio. 2 Cro 2, 13; Est 2, 6.[1] A Bersabee. Gen 21, 31.