Comentario de Génesis 48:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Sucedió que después de estas cosas se le informó a José: “He aquí, tu padre está enfermo.” Entonces él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín.
tu padre está enfermo. Jua 11:3.
sus dos hijos. Gén 41:50-52; Gén 46:20; Gén 50:23; Job 42:16; Sal 128:6.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
José con sus hijos visita a su padre enfermo, Gén 48:1.
Jacob se esfuerza para bendecirlos, Gén 48:2.
Repite lo que Dios le dijo, Gén 48:3-4.
Acepta a Efraín y a Manasés como sus propios hijos, Gén 48:5-6.
Habla a José de su madre, Gén 48:7.
Bendice a Efraín y a Manasés, Gén 48:8-16.
Da preferencia al menor antes del mayor, Gén 48:17-20.
Profetiza su regreso a Canaán, Gén 48:21-22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
José sabía que el fin de la vida de su padre se acercaba (Gén 47:29) cuando recibió la noticia de que estaba enfermo. Este capítulo continúa el tema constante en Génesis, el de la rivalidad entre hermanos. Para la historia de Caín y Abel, leer el capítulo Gén 4:1-26 y para la de Fares y Zara, leer Gén 38:27-30. A menudo, el mayor suplanta al menor. Pero los caminos de Dios son diferentes al común y esperado curso de los eventos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
48. Jacob Bendice a los Hijos de José.
1Después de todo esto vinieron a decir a José: “He aquí que tu padre está enfermo”; tomó José consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraím. 2Anunciáronselo a Jacob, diciendo: “He aquí que tu hijo viene a verte”; y, haciendo un esfuerzo, se sentó en el lecho. 3Después dijo a José: “El Dios omnipotente (El Saday) se me apareció en Luz, tierra de Canaán, y me bendijo diciendo: 4“Yo te acrecentaré y te multiplicaré, y te haré muchedumbres de pueblos, y daré esta tierra a tu descendencia después de ti, para que por siempre la poseas. 5Los dos hijos que antes de mi venida a ti, a la tierra de Egipto, te nacieron en ella, serán hijos míos. Efraím y Manasés serán hijos míos, como lo son Rubén y Simeón; 6pero los que tú has engendrado después de ellos, serán tuyos, y bajo el nombre de sus hermanos serán llamados a la herencia. 7Cuando volvía de Padán Aram, se me murió Raquel en el camino, en tierra de Canaán, a distancia de un “kibrat” de Efratá, y allí la sepulté en el camino de Efratá, que es Belén.” 8Vio Israel a los hijos de José y preguntó: “Estos, ¿quiénes son?” 9José respondió a su padre: “Son mis hijos, los que me ha dado Dios aquí.” “Acércalos, te ruego, para que los bendiga.” 10Los ojos de Israel se habían oscurecido por la edad y no podía ya ver. José los acercó, y él los besó y los abrazó, 11diciendo a José: “No creí ya ver más tu rostro, y he aquí que Dios me ha dejado verte a ti y también a tu prole.” 12José los sacó de entre las rodillas de su padre y, postrándose ante él en tierra, 13los puso, a Efraím a su derecha y a la izquierda de Israel, y a Manasés a su izquierda y a la derecha de Israel, y los acercó. 14Israel extendió su mano derecha y la puso sobre la cabeza de Efraím, que era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés. De intento lo hizo, aunque Manasés era el primogénito. 15Bendijo a José diciendo: “Que el Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me ha sustentado desde que existo hasta hoy, 16que el ángel que me ha librado de todo mal, bendiga a estos niños. Que se llamen con mi nombre y con el nombre de mi padre Abraham e Isaac, y se multipliquen grandemente en medio de la tierra.” 17José, al ver que su padre ponía su mano derecha sobre la cabeza de Efraím, se disgustó; y, tomando la mano de su padre de sobre la cabeza de Efraím para ponerla sobre la de Manasés, 18le dijo: “No es así, padre mío, pues el primogénito es éste; pon la mano derecha sobre su cabeza.” 19Pero su padre rehusó, diciendo: “Lo sé, hijo mío, lo sé; también él será un pueblo, también él será grande; pero su hermano menor será más grande que él, y su descendencia vendrá a ser muchedumbre de pueblos.” 20Los bendijo, pues, Israel aquel día, diciendo: “Por ti bendecirán a Israel, diciendo: Hágate Dios como a Efraím y Manasés.” Y puso a Efraím antes de Manasés. 21Israel dijo a José: “Yo voy a morir, pero Dios estará con vosotros y os reconducirá a la tierra de vuestros padres. 22Te doy a ti, a más de lo de tus hermanos, una parte que yo tomé a los amorreos con mi espada y con mi arco.”
Los dos hijos de José, Manasés y Efraím, mencionados por la Sagrada Escritura, ocuparon un lugar importantísimo en la historia de Israel, y sus tribus fueron contadas entre las de los hijos de Jacob. Parece que el autor sagrado quiere darnos la explicación de este hecho. Aunque el texto no lo declara, podemos suponer que Jacob, llevado del amor de su hijo y en señal de gratitud por el beneficio prestado a la familia, adopta como hijos a sus dos nietos, reservándoles en la posesión de la tierra prometida una porción igual a la de sus hijos. Con esto las tribus de Israel serán no doce, sino trece o catorce, ya que Manasés suele ser también contado como dos tribus, una en Transjordania y otra en tierra de Canaán, sin que la Biblia nos dé explicación de este hecho. Sin embargo, en el lenguaje bíblico las tribus son doce, como serán doce los apóstoles a pesar de la adición de San Pablo. El hagiógrafo tiene interés en hacer ver a los lectores que las tribus de Manasés y Efraím, tan poderosas en tiempo de los jueces, son también hijas de Jacob, con los mismos derechos a la distribución de Canaán5. Y también quiere explicar por qué la tribu de Efraím tuvo mucha más importancia histórica que la de Manasés; la razón estaba en la especial bendición del patriarca. Veremos en el capítulo siguiente cómo la historia de cada tribu es conforme a la bendición de Jacob, que tenía como un efecto automático sobre el porvenir de cada una. No debemos olvidar este modo de escribir la historia desde el ángulo religioso para explicar cierta artificiosidad y esquematismo en la narración de determinados hechos.
Noticioso José de que el fin de su padre se acercaba, viene a él acompañado de sus hijos para que los bendiga y haga herederos de las promesas paternas. El anciano se endereza sobre su lecho, haciendo un supremo esfuerzo, y recuerda a su hijo predilecto la visión que había tenido en Betel, en la que se le habían hecho promesas sobre su numerosa descendencia (v.3)6. Ahora quiere hacer partícipes a la descendencia de José en sus dos hijos, Manasés y Efraím, que tendrán los mismos derechos que los primogénitos Rubén y Simeón (v.5). Quiere, pues, que, en la distribución de la tierra prometida, José no reciba sólo una parte, sino dos, una para cada uno de sus hijos, en atención a los servicios prestados a la familia. Según Deu 21:5-17, el primogénito recibía una doble porción en la herencia. Aquí, pues, se considera como primogénito a José, su hijo preferido7. Después se alude a otros hijos de José que no vuelven a aparecer en las páginas bíblicas (v.6) y no tienen ninguna misión histórica directiva en el pueblo de Israel.
El v.7 es atribuido al elohísta y parece desligado del contexto. El recuerdo de Raquel, enterrada junto al camino de Efratá8, parece insinuar que quiere ser enterrado junto a ella; pero esto resulta incompatible con su deseo manifestado de ser enterrado en el panteón familiar de Macpela9. Pero quizá la mención de Raquel es sólo para recordar a José la triste muerte de su madre y para que sepa dónde está enterrada, de forma que sienta veneración por el lugar donde se halla. El recuerdo de Raquel conmueve al patriarca: era la esposa preferida, por la que tuvo que pasar muchos trabajos en Siria y la tardanza en darle hijos, hasta por fin morir al dar a luz a Benjamín.
El anciano abraza a los dos nietos y se dispone a bendecirlos. José coloca a Manasés, primogénito, a la derecha de Jacob, y a Efraím a la izquierda, de forma que el patriarca impusiera su derecha sobre el primero y la izquierda sobre el segundo. Pero el patriarca entrecruza las manos, de suerte que la derecha es colocada sobre el menor, Efraím, y la izquierda sobre el mayor, Manasés. José, desconcertado, hace ver al padre que Manasés es el primogénito; pero Jacob, dando muestras de espíritu profético, persiste en lo que hace, y así antepone Efraím a Manasés. Todo esto responde a la historia futura de Israel, pues Efraím habría de descollar mucho sobre la tribu de Manasés. Durante el período de los jueces y después de la separación del reino, Efraím fue el centro de la mayor parte del pueblo israelita, mientras que Manasés quedaba confinada en las regiones altas de Transjordania y la parte colindante de Canaán10. El patriarca invoca al Dios de sus padres bajo triple forma: el Dios que ha guiado a sus padres Abraham e Isaac, el Dios que le ha protegido en su vida y el ángel que le ha librado de todo mal bendiga a los dos hijos de José, de forma que sean herederos de las promesas hechas a los patriarcas y sean llamados por el nombre de Jacob y de sus antepasados (v. 15-16). El “ángel de Dios parece ser la manifestación visible de la gracia divina, que en muchas circunstancias le libró de muchos males.”11 La expresión “que se llamen con mi nombre y el nombre de mi padre Abraham” (v.16) parece ser una fórmula solemne de adopción de los dos nietos, que eran considerados así como hijos del patriarca, con derecho a la doble herencia. Después anuncia que Efraím será más poderoso que Manasés, y por eso coloca sobre él la mano derecha (v.19)12. Efraím será, en efecto, el centro del reino del norte después de la escisión de las tribus a la muerte de Salomón. La fórmula de bendición a los dos hijos de José quedará como proverbial en el pueblo israelita: “Hágate Dios como a Efraím y a Manasés” (v.20).
Los v.21-22 preparan la transición de la historia de José a la del éxodo. En el v.22 se alude a una acción guerrera del patriarca contra los amorreos. No sabemos nada de ella por otros datos extrabíblicos13.
1 Se atribuyen al yahvista: v.2b.9b-10a; 13-14; 17-19. – 2 Se suponen del elohista: v.1-2a.7-9a.10b-12; 15-16; 20-22. – 3 Son característicos del sacerdotal por sus expresiones: v.3-6. – 4 Véase J. Chaine, o.c., p.428. – 5 Cf. Jos 17:14; Jos 18:5; Jue 1:22. – 6 Gen 35:11-12. – 7 En 1Cr 5:1 se dice que el derecho de primogenitura, en lugar de recaer en Rubén, fue a parar a José. – 8 Gen 35:9-16; Gen 35:19. – 9 Cf. Gén 47;30 y 49;29-32. – 10 Gén 49;22-26; Dt 33;13-17. – 11 A. Clamer, o.c., p.492. – 12 En Deu 33:17 se habla de los “millares de Manasés” y de los “miliares de millares de Efaím.” – 13 En el Libro de los Jubileos se dice que Jacob venció a siete reyes amorreos que habían atacado a sus hijos en Siquem, y los derrotó. Cf. Kautzsch, Die Apokryphen und Pseudoepi-graphen des Alten Testament II 97-98.
Fuente: Biblia Comentada
La genealogía de Jacob (v. Gén 37:2)
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
48.8-20 Jacob dio la gran bendición a Efraín, en lugar de a su hermano mayor Manasés. Cuando José se opuso, Jacob lo reprendió, ya que Dios le había dicho que Efraín iba a ser más grande. A menudo Dios trabaja de formas inesperadas. Cuando elige a alguien para ejecutar sus planes, siempre va más allá de la apariencia, de la tradición o de la posición. Algunas veces nos sorprende al elegir a la persona menos obvia, al menos para el razonamiento humano. Dios puede usarlo a usted para llevar a cabo sus planes, aunque quizás piense que no es el más calificado para hacerlo.48.11 Cuando a José lo hicieron esclavo, Jacob pensó que estaba muerto y lloró de desesperación (37.30). Pero al final el plan de Dios permitió que Jacob recuperara no sólo a su hijo, sino también a sus nietos. Las circunstancias nunca son tan malas que estén fuera del alcance de la ayuda de Dios. Jacob recuperó a su hijo. De la misma manera, Job recuperó una nueva familia (Job 42:10-17) y María recuperó a su hermano Lázaro (Joh 11:1-44). No debemos desesperarnos, porque pertenecemos a un Dios amoroso. Nunca sabemos qué bien traerá de una situación desesperada.48.15 Jacob habló de Dios como el que lo había pastoreado a través de la vida. En su ancianidad, podía ver con claridad su dependencia de Dios. Esto marca un cambio total de la actitud intrigante y deshonesta de su juventud. Para cultivar una actitud como la de Jacob, deje que Dios lo pastoree y confíe en su provisión y cuidado. Cuando descubra que todo lo bueno proviene de Dios, podrá dejar de intentar tomarlo por usted mismo.48.20-22 Jacob estaba dando a aquellos muchachos la tierra ocupada por los filisteos y los cananeos. Pero el regalo de Jacob se hizo realidad cuando la tribu de Efraín y la mitad de la tribu de Manasés ocuparon los lados este y oeste del río Jordán (Josué 16).
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 2206 Gén 41:50; Jos 14:4
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
tomó… TM añade con él . Se sigue LXX → §194.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit., uno dijo a José
Fuente: La Biblia de las Américas
[=] *Jos 14:4
[.] Las doce tribus de Israel eran en realidad trece. Pero las de Efraím y Manasés se llamaban juntas tribus de José. Así se logra la cifra de doce. El presente capítulo explica esta particularidad. Efraím y Manasés serán considerados como dos hijos de Jacob en reemplazo de José. La bendición de Jacob va, como la de Isaac, su padre, no al mayor, sino al menor de los hermanos. Dios, como se ve, da sus favores a quien quiere, y no según el derecho de sucesión ni según el deseo de los padres.
Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana
[3] Gen 28, 13.[5] Gen 41, 50; Jos 13, 7, 29.[6] Es decir, no formarán tribus separadas.[7] Gen 35, 19.[15] Hebr 11, 21.[16] Gen 31, 29; 32, 2; Mat 18, 10.[20] De Efraín salió Josué, que gobernó al pueblo después de Moisés.[22] Jos 16, 1; 24, 8; 1 Cro 5, 1.