Comentario de Ezequiel 1:26 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas, había la forma de un trono que parecía de piedra de zafiro. Y sobre dicha forma de trono estaba alguien semejante a un hombre.
Y sobre la expansión. Eze 1:22; Eze 10:1.
sobre sus cabezas se veía. Mat 28:18; Efe 1:21, Efe 1:22; Flp 2:9, Flp 2:10; 1Pe 3:22.
la figura de un trono. Sal 45:6; Isa 6:1; Dan 7:9, Dan 7:10, Dan 7:14; Zac 6:13; Mat 25:13; Heb 1:8; Heb 8:1; Heb 12:2; Apo 4:2, Apo 4:3; Apo 5:13; Apo 20:11.
había una semejanza. Éxo 24:10; Isa 54:11.
que parecía de hombre. Gén 32:24-30; Jos 5:13-15; Jos 6:1, Jos 6:2; Isa 9:6, Isa 9:7; Jer 23:5, Jer 23:6; Dan 10:18; Apo 1:13; Apo 3:21; Apo 14:14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Mientras Isaías describe la elevación del trono de Jehová (Isa 6:1), Ezequiel se centra en su belleza.
zafiro: Este es un lapislázuli precioso, una piedra color azul profundo con manchitas de oro. La misma piedra aparece en Apo 21:19. La figura en el trono que parecía de hombre es la culminación de esta visión.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
UNA SEMEJANZA QUE PARECÍA DE HOMBRE. Ezequiel ve a Dios sentado en el trono en la semejanza de hombre. Esta visión señala el hecho de que cuando Dios optó por revelarse plenamente, lo hizo en forma humana por medio de Jesucristo (cf. Flp 2:5-7; Col 2:9).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
un trono. Cp. Sal 103:19; Apo 4:2-8. una semejanza que parecía de hombre. La deidad aparece en la semejanza humana aunque Dios es Espíritu (Jua 4:24). El Mesías, Dios encarnado, es el representante de «la plenitud de la Deidad» (Col 2:9), así que este puede ser un preludio a la encarnación del Mesías en su carácter de Salvador y Juez (cp. Apo 19:11-16).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
REFERENCIAS CRUZADAS
x 51 Éxo 24:10; Sal 96:6; Eze 10:1
y 52 1Re 22:19; Sal 99:1; Isa 6:1; Rev 4:2
z 53 Dan 7:9
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
La descripción sugiere que Ezequiel vio un resplandor como de fuego que tenía una apariencia humana y que él sabía que era viviente y personal (cp. Jua 1:18). Si bien las apariciones de Dios en tiempos del AT eran deslumbrantes, no podían efectuar la redención. Dios, no sólo aparece como hombre, sino que se hace hombre en la encarnación de Jesucristo para hacer posible Su muerte; cosa esencial para la obra de redención.