Comentario de Ezequiel 10:4 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces la gloria de Jehovah se elevó de encima de los querubines, hacia el umbral del templo. Y el templo fue llenado por la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehovah.
Entonces la gloria de Jehová. Eze 10:18; Eze 1:28; Eze 9:3; Eze 11:22, Eze 11:23; Núm 16:19.
y la casa fue llena de la nube. Eze 43:5; Éxo 40:35; 1Re 8:10-12; 2Cr 5:13, 2Cr 5:14; Hag 2:9; Apo 15:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
LA GLORIA DE JEHOVÁ SE ELEVÓ. El punto central de los caps. Eze 10:1-22; Eze 11:1-25 es el abandono de la gloria y la presencia de Dios del templo y de la ciudad (véase el ARTÍCULO LA GLORIA DE DIOS, P. 1086. [Eze 10:4]). La gloria de Dios salió primero del lugar santísimo y se trasladó a la entrada del templo (v. Eze 10:4). Luego la gloria salió del templo y se puso sobre el trono carroza de los querubines (v. Eze 10:18). Los querubines trasladaron la gloria de Dios a la puerta oriental del templo (v. Eze 10:19), y luego ella se fue por completo del área del templo. Por último, la gloria divina salió de la ciudad de Jerusalén y se puso sobre el monte de los Olivos (Eze 11:23).
(1) La gloria de Dios abandonó el templo debido al pecado y a la idolatría del pueblo. Dios dejó su casa renuente y paulatinamente, pero debido a su santidad sabía que tenía que separarse de la idolatría en el templo.
(2) Lo que les sucedió a Israel y al templo también puede sucederles a las iglesias. Si los ministros permiten que el pecado, Satanás y la mundanalidad pongan un pie adentro, entonces la gloria y la presencia de Dios abandonará a esa congregación; como resultado, la iglesia se volverá una armazón vacía y estarán ausentes las manifestaciones del Espíritu (véase 1Co 14:1-40).
(3) Los creyentes deben desear fervientemente la gloria y la presencia de Dios y al mismo tiempo aborrecer profundamente el pecado y la inmoralidad (véase Heb 1:9, nota). Cualquier otra actitud llevará a la transigencia espiritual y al juicio de Dios (véanse Apo 2:1-29 y Apo 3:1-22; cf. Deu 31:17; 1Sa 4:21; Ose 9:12).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
ARTÍCULO
La gloria de Dios
Eze 10:4 Entonces la gloria de Jehová se elevó de encima del querubín al umbral de la puerta; y la casa fue llena de la nube, y el atrio se llenó del resplandor de la gloria de Jehová.
DEFINICIÓN DE LA GLORIA DE DIOS. Se emplea la frase «la gloria de Dios» de varias maneras en la Biblia.
(1) A veces describe el esplendor y la majestad de Dios (cf. 1Cr 29:11; Hab 3:3-5), una gloria tan grandiosa que ningún ser humano puede verla y vivir (véase Éxo 33:18-23). En el mejor de los casos se puede ver sólo una «semejanza de la gloria de Jehová» (cf. la visión de Ezequiel del trono de Dios, Eze 1:26-28). En este sentido, la gloria de Dios señala su singularidad, su santidad (cf. Isa 6:1-3) y su trascendencia (cf. Rom 11:36; Heb 13:21). Pedro emplea la frase «la magnífica gloria» como un nombre para Dios (2Pe 1:17).
(2) También la gloria de Dios se refiere a la visible presencia de Dios entre su pueblo, llamada a veces la gloria «Shekinah» por los rabinos posteriores. «Shekinah» es una palabra hebrea que significa «morada [de Dios]», empleada para describir una visible manifestación de la presencia y la gloria de Dios. Moisés vio la gloria Shekinah de Dios en una columna de nube y de fuego (Éxo 13:21); en Éxo 29:43 se le llama «mi gloria» (cf. Isa 60:2; Rom 9:4). Ella cubrió el Sinaí cuando Dios dio su ley (véase Éxo 24:16-17, nota), llenó el tabernáculo (Éxo 40:34), guio a Israel en el desierto (Éxo 40:36-38), y más tarde llenó el templo de Salomón (2Cr 7:1; cf. 1Re 8:11-13). Más específicamente, Dios moraba entre los dos querubines en el Lugar Santísimo (1Sa 4:4; 2Sa 6:2; Sal 80:1). Ezequiel vio la gloria del Señor en el templo de Dios (Eze 10:4) elevarse y apartarse del templo a causa de la desenfrenada idolatría que allí había (Eze 10:18-19). El equivalente neotestamentario del Shekinah es Jesucristo, quien como la gloria de Dios en carne humana vino a habitar entre los hombres (Jua 1:14). Los pastores de Belén vieron la gloria del Señor en el nacimiento de Jesús (Luc 2:9), los discípulos la vieron en la transfiguración de Cristo (Mat 17:2; 2Pe 1:16-18) y Esteban la vio en el momento de su martirio (Hch 7:55).
(3) Un tercer aspecto de «la gloria de Dios» es su presencia espiritual y su poder espirituales. Aun cuando los cielos declaran la gloria de Dios (Sal 19:1; cf. Rom 1:19-20) y toda la tierra está llena de su gloria (Isa 6:3; cf. Hab 2:14), el esplendor de la majestad de Dios no es ahora visiblemente obvio y a menudo pasa inadvertido. Sin embargo, los creyentes experimentan la gloria y la presencia de Dios en su proximidad, su amor, su justicia y sus manifestaciones mediante el poder del Espíritu Santo (véanse 2Co 3:18, nota; Efe 3:16-19, nota; 1Pe 4:14, nota).
(4) Por último, el AT advierte que cualquier clase de idolatría se inmiscuye en la gloria de Dios y produce deshonra al nombre de Dios. Cada vez que Dios se manifiesta como el Redentor, se glorifica su nombre (véanse Sal 79:9; Jer 14:21). Todo el ministerio de Cristo en la tierra dio gloria al nombre de Dios (Jua 14:13; Jua 17:1; Jua 17:4-5).
LA GLORIA DE DIOS REVELADA EN JESUCRISTO. Cuando Isaías habló de la venida de Jesucristo, profetizó que en Él se manifestaría la gloria de Dios para que la viera toda carne (Isa 40:5), Tanto Juan (Jua 1:14) como el escritor de la Epístola a los Hebreos (Heb 1:3) declaran que Jesucristo cumplió esa profecía. La gloria de Cristo era la misma gloria que Él tuvo con su Padre antes que comenzara el mundo (Jua 1:14; Jua 17:5). La gloria de su ministerio sobrepasó notablemente la gloria del ministerio del AT (2Co 3:7-11). Pablo llama a Jesús el «Señor de gloria» (1Co 2:8; cf. Stg 2:1).
Reiteradamente el NT se refiere a la relación entre Jesucristo y la gloria de Dios. Sus milagros manifestaron su gloria (Jua 2:11; Jua 11:40-44). Cristo se transfiguró en «una nube de luz» (Mat 17:5) y «de gloria» (Luc 9:31; 2Pe 1:16-19). La hora de su muerte fue la hora de su glorificación (Jua 12:23-24; cf. Jua 17:2-5). Él ascendió al cielo en una nube de gloria (Hch 1:9; 1Ti 3:16), ahora se le exalta en gloria (Apo 5:12-13) y algún día vendrá «sobre las nubes… con poder y gran gloria» (Mat 24:30; cf. Mat 25:31; Mar 14:62; 1Ts 4:17; Apo 14:14).
LA GLORIA DE DIOS SENTIDA EN LA VIDA DE LOS CREYENTES. ¿Cómo se aplica personalmente la gloria de Dios a los creyentes?
(1) En cuanto a la gloria celestial y majestuosa de Dios, todavía es cierto que nadie puede ver esa gloria de Dios y vivir. Se sabe que está allí, pero no se puede ver. Por cuanto Dios habita en gloria y luz inaccesible, ningún hombre mortal puede verlo cara a cara (1Ti 6:16).
(2) Sin embargo, la gloria Shekinah de Dios fue sentida por el pueblo de Dios en los tiempos bíblicos. A lo largo de la historia hasta la época actual ha habido creyentes que han tenido visiones de Dios similares a las de Isaías (Isa 6:1-13) y Ezequiel (Eze 6:1-14), aunque eso no era común entonces ni lo es ahora. Sin embargo, la experiencia de la gloria de Dios es algo que tendrán todos los creyentes en la consumación, cuando vean a Jesucristo cara a cara. Serán llevados a la presencia de la gloria de Dios (Heb 2:10; 1Pe 5:10; Jud 1:24), participarán en la gloria de Cristo (Rom 8:17-18) y se les dará una corona de gloria (1Pe 5:4). Incluso su cuerpo resucitado tendrá la gloria del Cristo resucitado (1Co 15:42-43; Flp 3:21).
(3) De una manera más inmediata, los creyentes sinceros experimentan la presencia espiritual de Dios. El Espíritu Santo trae cerca del creyente la presencia de Dios y del Señor Jesús (2Co 3:17; 1Pe 4:14). Cuando el Espíritu llega a estar poderosamente activo en la iglesia mediante sus manifestaciones sobrenaturales (1Co 12:1-12), los creyentes experimentan la gloria de Dios en medio de ellos, es decir, una sensación pavorosa de la presencia de Dios, similar a la que sintieron los pastores en los campos de Belén (Luc 2:8-20).
(4) Los creyentes que abandonan el pecado y huyen de la idolatría pueden ser llenados de la gloria de Cristo (véase Jua 17:22, nota) y el Espíritu de gloria (1Pe 4:14); en realidad, una razón por la que Jesucristo vino al mundo fue para llenar a los creyentes de gloria (Luc 2:29-32). Los creyentes deben llevar su vida entera para la gloria de Dios, de modo que Él sea glorificado en ellos (Jua 17:10; 1Co 10:31; 2Co 3:18; Gál 2:20).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Este versículo explica cómo «la nube» en el v. Eze 10:3 «llenaba el atrio de adentro», y reitera lo que se describe primero en Eze 9:3.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Eze 8:4+; Éxo 40:34-35; 1Re 8:10-11.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
i 386 Eze 1:28
j 387 Éxo 40:35; 1Re 8:10; 2Cr 5:13; Eze 43:5
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
querubín. En este versículo es el mismo de Eze 9:3. Los otros querubines en este capítulo son clase diferente y están relacionados con la visión del trono móvil.