Comentario de Joel 2:28 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
“Sucederá después de esto que derramaré mi Espíritu sobre todo mortal. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán. Vuestros ancianos tendrán sueños; y vuestros jóvenes, visiones.
Y derramaré mi Espíritu. Pro 1:23; Isa 32:15; Isa 44:3; Eze 39:29; Jua 7:39; Hch 2:16-18.
sobre toda carne. Isa 40:5; Isa 49:6; Zac 12:10; Luc 3:6; Hch 2:2-4, Hch 2:33, Hch 2:39; Hch 10:44-47; Hch 11:15-18; Hch 15:7, Hch 15:8.
vuestras hijas. Isa 54:13; Hch 21:9; Gál 3:28.
soñarán sueños. Gén 37:5-10; Núm 12:6; Jer 23:28.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Después de describir las bendiciones físicas que vendrían sobre su generación si se arrepintieran, Joel describe las bendiciones espirituales que Dios concederá a su pueblo en el futuro. Este pasaje fue citado por Pedro en el día de Pentecostés (Hch 2:17-21) para explicar el milagro de hablar en lenguas. Existen tres puntos principales en cuanto a cómo Pedro usó la profecía de Joel en Hch 2:17-21 :
(1) Algunos intérpretes observan el cumplimiento total de la profecía de Joel en la experiencia de los primeros creyentes en el día de Pentecostés. El derrame del Espíritu anunció la era del reino. Las maravillas en los cielos se cumplieron en la crucifixión cuando las tinieblas cubrieron la tierra.
(2) Algunos intérpretes piensan que Pedro simplemente usó la profecía de Joel como una ilustración de lo que estaba sucediendo. En efecto, Pedro dijo: «Este es el mismo Espíritu Santo del cual habló Joel». De acuerdo con esta apreciación, la profecía se cumplirá en el futuro cuando el remanente de Israel crea.
(3) Algunos sugieren que la profecía de Joel se cumplió parcialmente en el día de Pentecostés. El regalo del Espíritu Santo fue dado, pero las señales mencionadas en vv. Joe 2:30-32 se cumplirán más adelante en conexión con el regreso de Cristo en gran gloria.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
después de esto indica el futuro profético; esta frase es una señal de que el texto apunta a la era Mesiánica.
derramaré es derivado de las imágenes de la copiosa lluvia de invierno de Israel. Aquí habla de provisión abundante.
Toda carne anticipa la inclusión de judíos y gentiles en el Cuerpo en Cristo (Efe 2:11-22; Efe 3:1-6). Los ministerios del Espíritu mencionados aquí se experimentaron en la iglesia primitiva (Hch 11:28, Hch 21:9; 2Co 12:1-4; Apo 1:1-3).
vuestros hijos y vuestras hijas: El derramamiento del Espíritu y los ministerios hechos por su poder se alcanzarán sin importar el género, la edad o la clase social.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
DERRAMARÉ MI ESPÍRITU. Joel predice un día en que Dios derramaría su Espíritu sobre «todo aquel que invocare el nombre de Jehová» (v. Joe 2:32). Ese derramamiento dará por resultado un flujo carismático del Espíritu de profecía entre el pueblo de Dios. Pedro citó este pasaje el día de Pentecostés, y explicó que el derramamiento del Espíritu Santo en aquel día era el comienzo del cumplimiento de la profecía de Joel (Hch 2:14-21). Esta profecía es una promesa continua para todos los que acepten a Cristo como Señor, porque todos los creyentes pueden y deben ser llenos del Espíritu Santo (cf. Hch 2:38-39; Hch 10:44-48; Hch 11:15-18; véase el ARTÍCULO EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO, P. 1506. [Hch 1:5]). Para más información sobre el Espíritu Santo, véanse los ARTÍCULOs EL ESPÍRITU SANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO, P. 1186. [Joe 2:28-29], y LA DOCTRINA DEL ESPÍRITU SANTO, P. 1518. [Hch 5:3-4].
PROFETIZARÁN VUESTROS HIJOS Y VUESTRAS HIJAS. Joel prevé que uno de los principales resultados del derramamiento del Espíritu Santo será el repartimiento y la dádiva de dones proféticos. La manifestación del Espíritu mediante sus dones da a conocer la presencia de Dios entre su pueblo. El apóstol Pablo afirmó que si la iglesia profetiza, un visitante incrédulo se verá obligado a declarar «que verdaderamente Dios está entre vosotros» (1Co 14:24-25).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
ARTÍCULO
El Espíritu Santo en el Antiguo Testamento
Joe 2:28-29 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días.
El Espíritu Santo es una de las tres personas del eterno Dios trino y uno (véanse Mar 1:11, nota, y el ARTÍCULO LA DOCTRINA DEL ESPÍRITU SANTO, p. 1518 [Hch 5:3-4]). Aunque no se reveló la plenitud de su poder al pueblo de Dios hasta el ministerio de Jesús (véase el ARTÍCULO JESÚS Y EL ESPIRITU SANTO, p. 1412 [Luc 11:13]) y, más tarde, el día de Pentecostés (véase Hch 2:1-47), hay pasajes del AT que se refieren a El y a su obra. Este artículo examina la enseñanza del AT sobre el Espíritu Santo.
TÉRMINO EMPLEADO. La palabra hebrea para “Espíritu” es ruaj y una palabra que a veces se traduce como “viento” y “aliento”. De modo que las referencias en el AT al aliento de Dios o a un viento de Dios (e.g., Gén 2:7; Eze 37:9-10; Eze 37:14) también pueden referirse a la obra del Espíritu de Dios.
LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO. La Biblia describe diversas actividades del Espíritu Santo durante la época del AT.
(1) El Espíritu Santo tuvo un papel activo en la creación. El segundo versículo de la Biblia dice que “el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Gén 1:2), preparándolo todo para que la palabra creadora de Dios formara el mundo. Tanto la Palabra de Dios (i.e., la segunda persona de la Trinidad) como el Espíritu de Dios fueron agentes en la creación (véanse Job 26:13; Sal 33:6; y el ARTÍCULO LA CREACIÓN, p. 6 [Gén 1:1]). El Espíritu es también el autor de la vida. Cuando Dios creó a Adán, fue sin duda su Espíritu el que sopló en él el aliento de vida (Gén 2:7; cf. Job 27:3), y el Espíritu Santo sigue dando vida a las criaturas de Dios (Job 33:4; Sal 104:30).
(2) El Espíritu estaba activo en la trasmisión del mensaje de Dios a su pueblo. Por ejemplo, fue el Espíritu el que instruyó a los israelitas en el desierto (Neh 9:20). Cuando los salmistas de Israel cantaban sus canciones, lo hacían por el Espíritu del Señor (2Sa 23:2; cf. Hch 1:16; Hch 1:20; Heb 3:7-11). Asimismo, los profetas fueron inspirados por el Espíritu de Dios para declarar la palabra de Dios al pueblo (Núm 11:29; 1Sa 10:5-6; 1Sa 10:10; 2Cr 20:14; 2Cr 24:19-20; Neh 9:30; Isa 61:1-3; Miq 3:8; Zac 7:12; cf. 1Pe 1:20-21). Según Ezequiel, un indicio para descubrir a los falsos profetas es que ellos “andan en pos de su propio espíritu” en vez de andar en el Espíritu de Dios (Eze 13:2-3); nótese, sin embargo, que era posible que el Espíritu de Dios viniera sobre alguien que no estaba en buenas relaciones con El a fin de decir un verdadero mensaje con respecto al pueblo de Dios (véase Núm 24:2, nota).
(3) El Espíritu del Señor impartía el liderazgo del pueblo de Dios en el AT. Moisés, por ejemplo, fue uno con el Espíritu de Dios hasta tal grado que experimentaba los sentimientos mismos de Dios, sufriendo cuando El sufría y afligiéndose cuando Él se afligía por el pecado (véase Éxo 33:11, nota; cf. Éxo 32:19). Cuando obedientemente Moisés escogió a setenta ancianos para que lo ayudaran a guiar a los israelitas, Dios tomó el Espíritu de Dios que estaba en Moisés y lo puso en ellos (Núm 11:16-17; véase Núm 11:12, nota). Asimismo, cuando Josué fue designado para suceder a Moisés como líder, Dios indicó que el “espíritu” (i.e., el Espíritu Santo) estaba en él (Núm 27:18, véase nota). El mismo Espíritu vino sobre Gedeón (Jue 6:34), David (1Sa 16:13) y Zorobabel (Zac 4:6).
En otras palabras, en el AT la condición más importante que se necesitaba para el liderazgo era la presencia del Espíritu de Dios.
(4) El Espíritu de Dios también podía venir sobre las personas a fin de capacitarlas para un servicio especial. Un ejemplo notable en el AT fue José, a quien se le dio el Espíritu para capacitarlo a fin de que se desempeñara eficientemente en el consejo de ministros de Faraón (Gén 41:38). Nótese además a Bezaleel y a Aholiab, a quienes Dios llenó de su Espíritu a fin de que hicieran la obra artística necesaria para la construcción del tabernáculo y de que enseñaran a otros también (véanse Éxo 31:1-11; Éxo 35:30-35). Aquí el concepto de “ser lleno del Espíritu Santo” no es precisamente el mismo que el bautismo en el Espíritu Santo en el NT (véase el ARTÍCULO EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO, p. 1506 [Hch 1:5]). En otras palabras, en el AT, el Espíritu Santo venía sobre algunas personas escogidas y las capacitaba para el servicio especial a Dios (véase Éxo 31:3, nota). El Espíritu del Señor vino sobre muchos de los jueces, tales como Otoniel (Jue 3:10), Gedeón (Jue 6:34), Jefté (Jue 11:29) y Sansón (Jue 14:6; Jue 15:14). Esos ejemplos revelan el principio permanente de Dios de que cuando El opta por usar de una manera grandiosa a las personas, el Espíritu del Señor viene sobre ellas.
(5) También en el AT había conciencia de que el Espíritu deseaba guiar a una persona por las sendas de una vida justa. David declaró eso en algunos de sus salmos (Sal 51:10-13; Sal 143:10). El pueblo de Dios que sigue su propio camino en vez de escuchar a Dios en realidad está negándose a seguir el camino del Espíritu (véase Gén 16:2, nota). Los que dejan de vivir por el Espíritu de Dios inevitablemente sufren alguna forma del juicio de Dios (véanse Núm 14:29, nota; Deu 1:26, nota).
(6) Debe notarse que en la época del AT el Espíritu Santo sólo venía sobre, o llenaba a, algunas personas, capacitándolas para el servicio o la profecía. No hubo ningún derramamiento general del Espíritu Santo sobre todo Israel (cf. Joe 2:28-30; Hch 2:4; Hch 2:16-17). El derramamiento del Espíritu en este sentido más amplio no comenzó hasta el gran día de Pentecostés (Hch 2:1-47).
LA PROMESA DE LA PLENITUD DEL ESPÍRITU. El AT prevé la futura era del Espíritu, es decir, la época del NT.
(1) En varias ocasiones, los profetas profetizaron sobre la función que desempeñaría el Espíritu en la vida del Mesías venidero. Especialmente Isaías caracterizó al Rey y Siervo del Señor venidero como uno en quien el Espíritu de Dios reposaría de una manera especial (véanse Isa 11:1-4; Isa 42:1; Isa 61:1-3). Cuando Jesús leyó las palabras de Isa 61:1-11 en la sinagoga de su pueblo natal en Nazaret, terminó diciendo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (Luc 4:21).
(2) Otras profecías del AT previeron el tiempo en que habría un derramamiento general del Espíritu Santo sobre todo el pueblo de Dios. El más prominente entre esos pasajes es Joe 2:28-29, un texto citado el día de Pentecostés por Pedro (Hch 2:17-18). Pero puede encontrarse el mismo mensaje en Isa 32:15-17; Isa 44:3-5; Isa 59:20-21; Eze 11:19-20; Eze 18:30-31; Eze 36:26-27; Eze 37:14; Eze 39:29. Dios prometió que cuando la vida y el poder de su Espíritu viniera sobre su pueblo, ellos serían capacitados para profetizar, ver visiones, tener sueños proféticos, vivir una vida de obediencia, sanidad y rectitud, y dar testimonio con gran poder. Así que los profetas del AT previeron y profetizaron sobre la época del Mesías, cuando tendría lugar el derramamiento y la llenura del Espíritu Santo entre toda la humanidad. Finalmente sucedió el domingo de Pentecostés (diez días después que Jesucristo ascendiera al cielo), con una subsecuente gran cosecha de salvación (cf. Joe 2:28; Joe 2:32; Hch 2:41; Hch 4:4; Hch 13:44; Hch 13:48-49).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
después de esto. La abundancia de bendiciones materiales vendría seguida por un derramamiento de bendiciones espirituales. Esta expresión, conectada con las otras frases temporales dentro del pasaje («en aquellos días» [v. Joe 2:29] y «antes que venga el día grande y espantoso de Jehová» [v. Joe 2:31]), apunta a un tiempo de cumplimiento propio de la Segunda Venida. toda carne. Puesto que el contexto es «vuestros hijos y vuestras hijas», «toda carne» se aplica de manera exclusiva a la casa de Israel. Aquí las naciones reciben la ira de Dios, no la unción de su Espíritu (cp. Joe 3:2; Joe 3:9 ss).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Vea la Introducción: Retos de Interpretación; vea las notas sobre Hch 2:16-21.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
— Después… alcanzará la salvación: Este fragmento es empleado por el apóstol Pedro en el discurso recogido en Hch 2:17-21 como profecía de referencia que encuentra su cumplimiento en Pentecostés. Sin embargo, el trasfondo del texto de Joel tiene un carácter amenazador (vv. Joe 2:30-31).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Renovación y protección para el pueblo de Dios
Joel ha usado el tema del día de Jehovah para interpretar la plaga de langosta como una visitación del juicio de Dios. Tradicionalmente tenía que ver con un juicio culminante sobre un mundo pecaminoso, del cual no podía escapar su propio pueblo (Sof. 1:2, 3, 18; cf. Isa. 2:6-21). Para Joel la plaga había iniciado este período, como para Abdías había sido inaugurado por la destrucción de Jerusalén en 586 a. de J.C. (Abd. 10-21).
El v. 32 parece ser el comentario de Joel sobre un oráculo divino adicional citado en los vv. 28-31, especialmente en su última mitad, vv. 30, 31. (En el v. 31 el día de Jehovah parece ser una expresión estereotipada en labios de Jehovah: la expresión “mi día” en este sentido nunca ocurre en el AT.) Evidentemente Joel toma una idea de la promesa de supervivencia en Sion en Abd. 17 (como ha dicho Jehovah) y la relaciona con el mensaje en los vv. 28-31 dado a la gente reunida en el templo de Jerusalén (cf. Sof. 2:1-3). El asocia el mensaje con el desenvolvimiento del día de Jehovah en el resto de sus fases, en las líneas profetizadas por Abdías. El pueblo de Dios ya había experimentado su versión del día y así estaría exento de su juicio.
28, 29. El oráculo habla de una nueva era de relación perfecta entre Dios y su pueblo. Jeremías había descrito esta era en términos de la ley escrita en sus corazones (Jer. 31:31, 34; cf. Sal. 40:8) y Ezequiel en términos del don de nuevos corazones (Eze. 36:26, 27), para comunicar la noción de un pueblo perfectamente obediente a la voluntad de Dios. El lenguaje de la inspiración profética se usa para el mismo fin: el Espíritu es aquí un medio de profecía (cf. Núm. 12:6; 2 Crón. 20:14). La promesa toma el deseo de Moisés de Núm. 11:29: “¡Ojalá que todos fuesen profetas en el pueblo de Jehovah, y que Jehovah pusiese su Espíritu sobre ellos!” Al principio del ministerio de Joel toda la nación había estado fuera del camino de Jehovah. Solamente una persona, el profeta Joel, había visto la situación a través de los ojos de Dios; con la voz de Dios él había hablado de juicio y también de esperanza. Ahora toda una nación de Joel es visualizada. Cada sector de su sociedad, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, esclavos y libres (cf. Gál. 3:28) participarían del entendimiento de Dios de parte de un profeta (cf. 1 Cor. 13:9-12).
Todo mortal, lit. “toda carne”, aquí significa “todos en Israel”, como lo muestra la explicación en términos de miembros de la comunidad (cf. 3:1; para el uso relativo de “toda carne” cf. Jer. 12:12 BA; compare el uso relativo de “todos” en castellano y “tout le monde” en francés). El mensaje que Joel trajo a sus contemporáneos es que, como Calvino dijo: “ … toda la gente profetizaría, o que el don de profecía sería común y prevalecería en todas partes entre los judíos.”
30-32 Contra la fortuna de Israel dramáticamente se establece el destino de otras naciones. Como lo explica el v. 32, el pueblo de Dios estará seguro en el ojo de una tormenta furiosa. En respuesta al llamado de Jehovah a través de Joel ellos habían invocado su nombre en oración (cf. 1:19; 2:17). Así que serían salvos o escaparían del peligro de la próxima catástrofe. Esa estaría reservada para otros, como lo aclara 3:2. Israel apenas había sobrevivido la destrucción del día de JEHOVAH, pero esa destrucción todavía tenía que materializarse en el mundo exterior. Las señales de su venida en el cielo y en la tierra se explican de manera inversa. Primero, sangre, fuego y humo son señales siniestras de la guerra destructiva que Jehovah emprenderá sobre sus enemigos. Detalles de este despliegue de juicio se proveen en 3:1-14. Segundo, el lenguaje que Joel aplicó metafóricamente a la langosta en el v. 10 respecto a la experiencia de Israel del día de Jehovah, grande y temible (cf. v. 11) ahora se vuelve a usar en relación con las naciones. Tiene su sentido tradicional de convulsiones cósmicas que anuncian una teofanía de juicio (cf. Isa. 13:9-13). Estas señales celestiales se reafirmarán en 3:15.
El NT tiene un interés intenso en este pasaje, a la luz de los propósitos en desarrollo de Dios en Cristo. Ante todo, vincula el pasaje con el regreso de Cristo (Mar. 13:24; Luc. 21:25; Apoc. 6:12, 17; 9:2). Pero la escatología del NT (enseñanza sobre el fin de los tiempos) es compleja. Aparte del criterio clásico heredado del AT y del judaísmo, sostiene que los últimos días ya han empezado con la primera venida de Cristo y con el establecimiento de la iglesia, mientras que la vieja era todavía está desarrollándose (cf. 2 Cor. 5:17). Así pues, en se gundo lugar, Joel 2:28-32 se interpreta a esta luz, especialmente en el discurso de Pedro en Pentecostés (Hech. 2:16-21, 33, 38-40). Pedro estaba reclamando que la obra final de Cristo había empezado con la llenura de los discípulos con el Espíritu Santo y en la oportunidad de salvación para el penitente. El texto resumido del discurso no provee una explicación detallada, pero las señales y prodigios terrenales y celestiales están relacionados con los milagros efectuados por Jesús, y evidentemente con las tinieblas en la crucifixión (Luc. 23:44, 45). La relación de “toda carne” con Israel se mantiene: se dirige a “hombres de Israel”, incluyendo a gentiles convertidos al judaísmo (Hech. 2:11, 22).
Más tarde, Pablo argumentaba en Rom. 10:12, 13 que para propósitos cristianos “toda carne” debe ser interpretada tanto en sentido más amplio como en más estrecho que la nación judía (cf. Hech. 10:45). Para este fin él cruzó la referencia de Joel 2:32 con Isa. 28:16 y la asoció con la doctrina de la justificación para todos los creyentes establecida en Rom. 4. Ahora el pueblo escogido de Dios ya no toma la forma de una nación, sino la de una igle sia internacional, cuyos límites son marcados por la fe y no por la raza (cf. Ef. 2:11-22). “Toda carne” todavía es Israel, pero un Israel más grande. Tanto judíos y gentiles que no creen en Jesús se quedan fuera del presente pueblo de Dios. Uno debe pensar no en un nuevo universalismo impuesto en el pasaje, sino de su particularismo que es definido de una manera nueva.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
NOTAS
(1) “Mi espíritu.” Heb.: ru·jí; gr.: pnéu·ma·tos; lat.: spí·ri·tum.
REFERENCIAS CRUZADAS
p 114 Isa 32:15; Isa 44:3; Eze 39:29; Hch 2:17
q 115 Zac 12:10; Jua 7:39; Hch 10:45
r 116 Hch 21:9
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Y sucederá que después de esto. Joel comienza esta parte con una doble expresión de tiempo, sucederá y después de esto, para indicar que ahora va a presentar una nueva profecía. El apóstol Pedro también da la impresión de un futuro lejano y no inmediato, cuando al citar a Joel dice: Y sucederá en los últimos días (Hch 2:17).
derramaré mi Espíritu sobre toda carne. La frase toda carne a veces se refiere sólo a Israel (v. Nm 18:15; Jer 45:5; Ez 21:4, 5). En este vers. el Espíritu del S eñor estará al alcance de todo Israel. En el Nuevo Testamento los gentiles son incluidos en esta promesa (Hch 10).
Fuente: La Biblia de las Américas
después de esto. I.e., después del arrepentimiento y futura restauración de Israel (Zac 12:10; Zac 13:1) en conexión con la segunda venida de Cristo, como lo corroboraron los portentos del v. Joe 2:30 (véase nota en Hch 2:16-21). El Espíritu Santo será entonces derramado sobre todas las clases de personas en Israel que pertenezcan al remanente creyente (v. Joe 2:32).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
En el TM este es el principio del c. Joe 3:1-21. El c. 4 comienza en Joe 3:1.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
En el texto heb., cap. 3:1
Fuente: La Biblia de las Américas
En el TM este es el principio del c.3. El c.4 comienza en 3.1.