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Comentario de Éxodo 7:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Éxodo 7:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Jehovah dijo a Moisés: —Mira, yo te he puesto como dios para el faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta.

Mira. Éxo 16:29; Gén 19:21; 1Re 17:23; 2Re 6:32; Ecl 1:10.

yo te he constituido dios. Éxo 4:15, Éxo 4:16; Sal 82:6; Jer 1:10; Jua 10:35, Jua 10:36.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Moisés y Aarón son alentados a comparecer una vez más ante Faraón, Éxo 7:1-6.

La edad de ellos, Éxo 7:7.

Aarón, Éxo 7:8-10.

Los hechiceros hacen lo mismo; pero sus varas son devoradas por la de Aarón, Éxo 7:11-12.

Faraón, Éxo 7:13.

Dios, Éxo 7:14-18.

El río se convierte en sangre; y la consiguiente aflicción de los egipcios, Éxo 7:19-25.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Estos versículos repiten los tópicos del Éxo 4:10-17. La repetición con una variación es parte del estilo de la prosa hebrea para mostrar énfasis.

te he constituido dios: como Moisés era el profeta de Jehová, también Aarón se convirtió en profeta de Moisés. Aarón hablaría por Moisés, porque el profeta era la «boca» de quien lo envió.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

7. Portentos Realizados por Moisés.
D e nuevo nos encontramos aquí con que Moisés recibe la orden de ir al faraón, y de nuevo el profeta hace presente a Dios su ineptitud para la misión que Yahvé quiere encargarle. Otra vez Yahvé le da por socio a su hermano Aarón, ordenándole el modo de proceder al realizar los prodigios por medio del “cayado,” que pasará de las manos de Moisés a las de Aarón. Una vez más también insiste Yahvé en el endurecimiento del faraón, que El vencerá a fuerza de prodigios hasta conseguir la libertad de Israel.

Nueva Promesa de Liberación de los Israelitas (1-6).
1Dijo Yahvé a Moisés: “Mira, te he puesto como Dios para el faraón, y Aarón, tu hermano, será tu profeta. 2Tú le dirás a él lo que yo te diga a ti, y Aarón, tu hermano, se lo dirá al faraón, para que deje salir de la tierra a los hijos de Israel. 3Yo endureceré el corazón del faraón y multiplicaré mis señales y mis prodigios en la tierra de Egipto. 4El faraón no os escuchará, y yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré de la tierra de Egipto a mis ejércitos, a mi pueblo, a los hijos de Israel, por grandes juicios. 5Los egipcios sabrán que yo soy Yahvé cuando tienda yo mi mano sobre Egipto y saque de en medio de ellos a los hijos de Israel.” 6Moisés y Aarón hicieron lo que Yahvé les mandaba; tal cual se lo mandó, así lo hicieron.

Esta sección es la continuación normal de 6,12 y semejante a 4,16. Moisés ha dicho que es incircunciso de labios, es decir, torpe para hablar. Dios soluciona esta dificultad diciendo que Aarón debe ser su portavoz ante el faraón. En 4,16 se dice que Aarón será “su boca” o vocero. Ahora se dice que será su profeta, o transmisor de sus ideas, de forma que él sea el inspirador, como Dios a los profetas (v.1)1. Como en 4:21, se anuncian prodigios y portentos para vencer la obstinación del faraón; con ello conocerá éste la omnipotencia de Yahvé y la debilidad de sus propias divinidades2. El v.6 es el resumen de los prodigios e intervenciones de Moisés y de Aarón narrados a continuación. Probablemente es una frase redaccional de un escriba que pretende aclarar las narraciones con apostillas sintéticas, de forma que quede evidente el cumplimiento de los mandatos de Dios a los dos taumaturgos.

Moisés y los Magos (7-13).
7Tenía Moisés ochenta años, y Aarón ochenta y tres, cuando hablaron al faraón. 8Yahvé dijo a Moisés y a Aarón: 9“Cuando el faraón os diga haced un prodigio, le dices a Aarón: Toma tu cayado y échalo delante del faraón y se convertirá en serpiente.” 10Moisés y Aarón fueron al faraón e hicieron lo que Yahvé les había mandado. Aarón arrojó su cayado delante del faraón y de sus cortesanos, y el cayado se convirtió en serpiente. 11Hizo llamar también el faraón a sus sabios y encantadores de Egipto, 12y también ellos echaron cada uno su báculo, que se convirtieron en serpientes. Pero el de Aarón devoró a todos los otros. 13El corazón del faraón se endureció y no escuchó a Moisés y a Aarón, como se lo había dicho Yahvé.

La edad de Moisés y de Aarón parece que está sistemáticamente exagerada. Ya hemos indicado varias veces el carácter convencional de los números en muchos textos del A.T. En concreto, la edad de Moisés es dividida en tres períodos: cuarenta años en la corte egipcia, cuarenta años en el desierto de Madián con su suegro Jetro y cuarenta después de la liberación de los hebreos de la esclavitud egipcia3. Esta entrevista de Moisés con el faraón y el primer prodigio, más que la introducción a la narración de las plagas, es la conclusión de la vocación de Moisés, empezada en 6:2. Para confirmar su misión divina, Aarón arrojó su cayado, que se convirtió en serpiente4. Es el mismo milagro Deu 4:3. Los “magos,” con sus encantaciones, hicieron otro tanto. En ello podemos ver manipulaciones “faquiristas” de los conocidos encantadores de serpientes. Aún hoy día por las plazas de Oriente se pueden ver exhibiciones de esta índole. También los actuales magos egipcios convierten cayados en serpientes. Para ello, a veces oprimen determinada parte del cuello de una serpiente real, que de esta manera queda rígida y estirada como un cayado; pero, al ser arrojada al suelo y quedar libre de la presión, toma su forma y movimientos naturales. Otras veces el ejecutante, distrayendo de sus movimientos la atención de los espectadores, sustituye los cayados por las serpientes.”5 El autor del libro de la Sabiduría nos habla de esta magia de los egipcios, de la que había sido, sin duda, testigo más de una vez6. En Ex 4.3 se dice que será Moisés quien hará los prodigios con el cayado, mientras Aarón hablará por su hermano; en cambio, ahora el cayado pasa a las manos de Aarón como taumaturgo delegado de Moisés, que obedece a sus inspiraciones, como si fuera éste su Dios, que le ordena actuar. Con estas intervenciones queda más autorizada ante la posteridad la persona del que había de ser el sumo sacerdote de Yahvé. Se explica la intervención de Aarón como protagonista de primera fila si se tiene en cuenta que el narrador de esta sección refleja la tradición que tiende siempre a ensalzar el sacerdocio levítico. Por eso, desde ahora empieza ponderando la parte principal que Aarón ha tenido, al lado de Moisés, en la gran empresa de la liberación de Egipto.

Las Plagas de Egipto.
Las “plagas” han de entenderse como expresión airada de la justicia divina, que quiere manifestarse “con mano fuerte y brazo extendido” al faraón para que se decida a dejar libres a los oprimidos israelitas. La naturaleza de las mismas crea muchos problemas de interpretación, y desde luego es interesante que – excepto la muerte de los primogénitos – encuentran paralelo en determinados fenómenos naturales que tienen lugar en la tierra de Egipto aún hoy día. Sin embargo, es preciso admitir al menos una manifestación milagrosa de Dios en favor de su pueblo “quoad modum,” es decir, en cuanto que, utilizando las fuerzas y fenómenos de la naturaleza, éstas se han manifestado obedientes a la orden de Moisés, enviado de Dios. “Estas plagas, aunque vinculadas a fenómenos naturales más o menos frecuentes y particulares en el país de Egipto, no son, sin embargo, hechos puramente naturales: aparecen y desaparecen a la orden de Moisés, que los ha anunciado; su época, duración e intensidad no corresponden a los hechos naturales a los que se las trata de asimilar. Dios manda a las fuerzas de la naturaleza, de la que se sirve como instrumento. Sólo prodigios deslumbrantes, bien diferentes por su rapidez y gravedad de fenómenos que se repiten periódicamente en el valle del Nilo, podían impresionar al faraón y a los suyos, no menos que a los mismos israelitas, y acreditar a Moisés como el representante de un Dios temible, Yahvé.”7 “Es obvio que las plagas están relacionadas con fenómenos naturales que tienen lugar en Egipto entre julio y abril, ya sea regularmente cada año, ya esporádicamente a grandes intervalos… No fueron meros fenómenos naturales, pues los efectos fueron a veces completamente nuevos, y en todos los casos de una intensidad insólita. De otra manera, ni hubieran impresionado al faraón ni demostrado la omnipotencia de Yahvé. Así, pues, fueron cosa milagrosa no en sí mismos, pues no sobrepujaban las fuerzas de la naturaleza, sino en su insólita intensidad, y también porque las circunstancias de lugar y tiempo fueron providencialmente predeterminadas. No obstante, su carácter egipcio no fue una mera coincidencia. La condescendencia divina se acomoda en sus manifestaciones a las costumbres y experiencias de aquellos entre quienes obra. Esta es la razón de que se use una “vara” en la producción de las plagas, pues todo mago egipcio tenía su varita mágica8. Hay, indudablemente, un crescendo en esta narración. Las cuatro primeras plagas causan disgusto y molestia; las cuatro siguientes, graves daños en las personas y en los bienes; la novena se distingue por lo misterioso y aterrador. Moisés, cortés al principio, se muestra después más franco; el faraón, en un principio indiferente, va dando poco a poco el brazo a torcer; los magos confiesan su impotencia ante la tercera plaga, y al producirse la sexta no pueden mostrarse en público; los cortesanos, a la octava plaga, le aconsejan que ceda. El estudio del estilo y del contenido de la narración sugiere que el hagiógrafo tenía a su disposición una segunda narración de las plagas, que en parte incorpora a su texto. El autor de esta narración considera las plagas enviadas para manifestar la omnipotencia de Yahvé a la luz de un pugilato entre Yahvé y las deidades egipcias, representadas por los magos. Pertenecen a esta fuente la tercera y sexta plagas, tan diferentes de las otras en el estilo y en la brevedad, y en particular en la poca atención que concede a los protagonistas humanos, Moisés y el faraón. El narrador principal las omitió, porque embarazaban el movimiento dramático del relato; pero el redactor final tuvo a bien incluirlas en su obra. Ambas se mencionan en otras partes, en las descripciones poéticas de las plagas, la tercera en Sal 104:31, y la sexta en Sal 77:509. El autor del libro de la Sabiduría, conforme al género “midrásico”exposición de la historia -religiosa de Israel coloreándola imaginariamente para deleitar al lector piadosamente, utilizando sobre todo la hipérbole desbordada – da detalles imaginarios curiosos sobre algunas plagas.
El escenario de los prodigios debió de ser la zona circundante de Pi-Ramsés, donde trabajaban los hebreos. El salmo 77 habla de los prodigios de “Tanis,” que es la designación bíblica para señalar esta zona geográfica, que a su vez es sinónimo del Bajo Egipto, donde residían los faraones de la dinastía XIX (s.XIII a.C.). La expresión “todo el país de Egipto,” que se repite varias veces en los relatos de las plagas, ha de entenderse como designación genérica aplicable sólo a esta zona geográfica. Es, pues, frase hiperbólica.

La Primera Plaga (14-24).
14Yahvé dijo a Moisés: “El corazón del faraón se ha endurecido y rehusa dejar salir al pueblo. 15Ve a verle mañana por la mañana. Saldrá para ir a la orilla de las aguas; tú te estás esperándolo a la orilla del río, tomas en tu mano el cayado que se convirtió en serpiente, 16y le dices: “Yahvé, Dios de los hebreos, me manda decirte: Deja ir a mi pueblo para que me sacrifique en el desierto. Hasta ahora no me has escuchado. 17Pues he aquí lo que dice Yahvé: Para que sepas que yo soy Yahvé, voy a golpear con el cayado que tengo en la mano las aguas del río, y se convertirán en sangre. 18Los peces que hay en el río morirán, el río se infectará, y los egipcios repugnarán el agua del río.” 19Yahvé dijo a Moisés: “Di a Aarón: Toma el cayado y tiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus canales, sobre sus estanques y sobre todas sus reuniones de aguas. Todas se convertirán en sangre, y habrá sangre en todo Egipto, lo mismo en las vasijas de madera que en las vasijas de piedra.” 20Moisés y Aarón hicieron lo que Yahvé les había mandado, y Aarón, levantando el cayado, golpeó las aguas del río a la vista del faraón y de todos sus servidores, y toda el agua del río se volvió en sangre. 21Los peces que había en el río murieron, el río se inficionó, los egipcios no podían beber el agua, y hubo, en vez de ella, sangre en toda la tierra de Egipto. 22Pero los magos de Egipto hicieron otro tanto con sus encantamientos, y el corazón se endureció, y no escuchó a Moisés y a Aarón, como había dicho Yahvé. 23El faraón se volvió, y entró en su palacio sin hacer caso. 24Los egipcios cavaron en las orillas del río para buscar agua potable, pues no podían beber las del río.

Esta primera plaga del agua convertida en sangre ya la hemos visto en 4:9. Pero allí se destinaba a convencer al pueblo de la verdadera misión de Moisés; ahora, en la simple lectura del texto, podemos notar la diversa redacción del prodigio en comparación con la perícopa precedente. Moisés ha de ir al encuentro del faraón cuando salga por la mañana al río, y, presentada la súplica, que le será denegada, herirá con el “cayado” el agua del río, que se convertirá en sangre, muriendo los peces; y, no pudiendo los egipcios beber agua del Nilo, tuvieron que cavarse pozos a orillas del río (v.14-18). Una segunda redacción dice que Moisés entregó su cayado a Aarón, ordenándole extenderlo sobre las aguas del río, de los canales, de los estanques, etc., para que todas las aguas se convirtieran en sangre. Los magos hicieron otro tanto. Nada se dice de cómo se convirtió la sangre en agua para transformarse de nuevo en sangre bajo las encantaciones de los magos, a menos que lo hecho por ellos se asemejara a lo que Dios había dicho a Moisés hacer delante del pueblo10. Esta segunda narración se diferencia de la primera en que es más universal, como si el autor sagrado quisiera poner más de relieve el poder omnipotente de Yahvé frente al de los magos de Egipto, que pronto tendrán que confesar: “El dedo de Dios está aquí”11. Ya tendremos ocasión de observar este género literario en la prosecución de la historia.
A propósito de esta plaga, es común traer a colación el fenómeno llamado Nilo Rojo, que se observa cada año al principio de la crecida. “No hay que pensar en tan extraordinario milagro, como sería el cambio del agua en sangre animal o humana. Se describen aquí los fenómenos naturales según las apariencias. Las aguas se pusieron rojizas y parecían sangre. El Nilo Rojo es el duplicado egipcio de esta plaga. Al llegar la inundación a su apogeo en julio, las aguas se ponen rojizas, debido al limo (mezclado de algas rojizas) que van recogiendo en su curso. El color, que dura los meses de la inundación, varía según la fuerza de la corriente y la turbulencia de las aguas, pero nunca alcanza el vivo matiz de la sangre. El agua es todavía potable, y los peces siguen viviendo. A veces son mortíferas, debido a la presencia de infusorios venenosos12. El autor de la Sabiduría ve aquí un castigo por el decreto del infanticidio promulgado contra los niños hebreos13. Por la narración ya se echa de ver la dificultad que implica el precisar la naturaleza de las plagas. En esta primera se nos habla de la conversión del agua en sangre. Primero ante el pueblo, en pequeña cantidad; luego ante el faraón, toda la del río, sin decir cuánto se extendía el fenómeno, y por fin se habla de la conversión en sangre del agua de las vasijas. Una vez más creemos traer a la memoria de los lectores no hechos a apreciar el lenguaje de la Sagrada Escritura, cuanto dejamos escrito en la Introducción al Pentateuco acerca de los elementos que lo integran y la manera de su redacción. En particular debemos pensar en el género literario hiperbólico, tan querido de los escritores orientales, y también es necesario tener en cuenta la parte que tiene la imaginación popular en la formación de las tradiciones antiguas, con tendencia siempre a exagerar lo taumatúrgico y milagroso de un hecho que sustancialmente es preternatural.
Los “magos” egipcios logran también el hecho portentoso. El autor sagrado no especifica cómo lo consiguieron. La astrología y la magia – intermedias entre la religión y la ciencia – son dos supersticiones que florecieron mucho en Caldea y en Egipto respectivamente. La astrología, que considera los astros como dioses, asentaba el principio de que estos astros ejercían influencia sobre los hombres, hasta tal punto que se pudiesen leer en el cielo los sucesos que habían de realizarse en la tierra. La magia pretendía dominar las fuerzas de la naturaleza, no utilizando esas mismas fuerzas, como hace la ciencia moderna, sino imitando los fenómenos naturales; así pretendía hacer llover imitando los fenómenos naturales, y sobre todo mediante ritos e invocaciones a los dioses y espíritus ocultos, con las cuales presumían forzarlos a que éstos, como más poderosos, ejecutasen lo que los manipuladores deseaban. El mago no suplica, como la persona religiosa; pero tiene la pretensión de disponer de las fuerzas superiores, aunque para ello tenga que someterse a la tiranía de los espíritus. El difunto egipcio, que se presentaba ante el triibunal de Osiris conociendo los nombres de los cuarenta y dos dioses que lo habían de juzgar, tenía la pretensión de obtener su absolución, por cuanto, conociendo los nombres de los jueces, los tenía sujetos a su voluntad. Los magos del faraón creían también tener en su mano las fuerzas naturales mediante fórmulas que encadenasen esas fuerzas y a los mismos dioses y espíritus. En suma, lo que hay aquí es una presunción muy soberbia, unida a una hábil superchería y tal vez influencia de los espíritus malignos. El autor sagrado no especifica el grado de fe que prestaba a esas habilidades de los magos egipcios, pero sabía que nada podían contra el poder de Dios. La Ley prohibirá acudir a los magos y hechiceros 14, y los profetas los condenarán como falsarios15.

Anuncio de la Segunda Plaga: las Ranas (25-29).
25Pasaron siete días desde que Yahvé había herido el río, 26y Yahvé dijo a Moisés: “Ve a ver al faraón y dile: Deja salir a mi pueblo para que me sacrifique. 27Si rehusas dejarle ir, voy a castigar con ranas a toda la tierra. 28En el río bullirán ranas, subirán y penetrarán en tu casa, en tu dormitorio y en tu lecho, en las casas de todos tus servidores y de tu pueblo, en los hornos y en las artesas; 29subirán las ranas sobre ti, sobre tus servidores y sobre tu pueblo.”

El número de siete días indica aquí un tiempo prudencial de intervalo entre la primera plaga y la que va a seguir. El faraón sigue obstinado, y Moisés, en nombre de Dios, le pide que deje salir a su pueblo; de lo contrario, lo va a castigar con una nueva plaga que le sea más molesta personalmente que la del agua convertida en sangre, ya que le iban a importunar las ranas hasta en su propia alcoba.

1 Este texto es sumamente interesante para aclarar el sentido preciso de “profeta” (nabí’) en el sentido de “nuncio,” “intérprete,” y así coincide con el προφήτης griego, que es el que “habla por otro.” – 2 Exo 14:2. – 3 Cf. Exo 31:2; Exo 34:7. – 4 En el hebreo aquí no se dice najas, como en 4:3 y 7:15, Que propiamente significa “serpiente,” sino tannin, que tiene el sentido amplio de “monstruo marino,” “cocodrilo” y “reptil” en general: Gen 1:21; Eze 29:3; Eze 32:2; Deu 32:33; Sal 91:13. Los LXX traducen: δράκων. – 5 E. Power, o.c., p.519· – 6 Sab 17:72Cr 18:13. – 7 A. Clamer, o.c., p.120 – 8 Entre los egipcios, el mago de profesión se llamaba horep Selpit (“el poderoso de Selpit”), que parece ser la diosa de la magia, cuyo poder protegía contra las desgracias y las mordeduras de las serpientes. La “magia” era ejercida por el “lector” (hariheb) y el médico (sunu o ursunu: “jefe médico” o “gran médico”). Existía el título oficial de “mago del faraón.” – 9 E. Power, o.c., p.520. – 10 Ex 4.9. – 11 Ex 8.15. – 12 E. Power, o.c., p.sao. Véase también P. Heinisch, Das Buch Exodus p.81. – 13 Sab 11:7s. – 14 Cf. Exo 32:18; Lev 19:31; Lev 26:6; Deu 18:105. – 15 Jer 27:9. Sobre los magos en Egipto véanse los trabajos de A. Mallon, Les Hébreux en égypte p.isSs; id., Le charmeur des serpents: Bi (1922); F. Lexa, Lamagie dansl’ancien égypte (París 1925).

Fuente: Biblia Comentada

dios para Faraón. Moisés, como orador y embajador para Dios, hablaría con autoridad y poder. tu profeta. Aarón, como orador divinamente señalado de Moisés, anunciaría directamente el mensaje que se le había encomendado. Cp. Hch 14:11-13, donde también se contempló a Bernabé y Pablo en una situación similar.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Un resumen de la misión en Egipto recapitula la narración después de la digresión genealógica acerca de Moisés y Aarón.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

I. Israel en Egipto (Éxo 1:1-22; Éxo 2:1-25; Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-31; Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-36)

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

C. Moisés en Egipto (Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-36)

Análisis de discurso

Esta unidad comienza con el regreso de Moisés de Madián a Egipto y finaliza con la salida del pueblo hacia su liberación. El joven israelita, criado en la corte, que tuvo que salir huyendo para preservar su vida, ahora vuelve con la misión que Dios le ha encomendado de liberar a su pueblo de la esclavitud y conducirlo por el desierto en busca de su tierra propia. Debemos tener en cuenta que Moisés pudo haber sido visto como un ingrato a los ojos de sus progenitores. Si bien se nos dice que ya habían fallecido los que procuraban matarlo (Éxo 4:19), cabe suponer que muchos recordaban su persona. No sólo sabría de él la hija del faraón ―quien había salvado su vida y lo había recibido en su casa; quien le había dado educación y había procurado lo mejor para su salud y desarrollo―, sino también quienes lo habían acompañado en ese tiempo en la corte. Sin embargo, ahora, este hombre, en lugar de ayudar a consolidar el poder del rey, reclama a éste que deje ir a sus siervos. Su proyecto de liberación se opone a los intereses del faraón, para quien el Dios de Israel era un ser desconocido que, en el mejor de los casos, podía ser considerado como una deidad débil, como correspondía, en su pensamiento religioso, al Dios de los esclavos.

A los efectos del marco general de la traducción, es importante tener presente que el sentido de Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-36 es narrar los esfuerzos de Moisés por lograr una salida pacífica de Egipto. La libertad de los esclavos y la búsqueda de una vida digna en su tierra son cosas justas, que corresponden a la voluntad de Dios. Por tanto, se apela en primera instancia a la comprensión del faraón. Sólo la terquedad e incapacidad de éste para entender el valor de la vida de sus siervos conduce a las plagas y al uso de la fuerza y de la violencia contra él y su pueblo. Para el faraón, la vida de los esclavos tiene un valor que se traduce en dinero y en producción para su gobierno y para el bienestar del reducido grupo de su corte. No ve en esos hombres y mujeres la imagen de Dios, sino simples y baratos trabajadores a su servicio. En Moisés no ve a un hombre de Dios, sino a un rebelde que quiere socavar su poder. Él piensa que si los esclavos se van con este ingrato hebreo sus arcas perderán dinero y su prestigio personal se verá mancillado.

De acuerdo con nuestro bosquejo, distinguimos en esta unidad dos partes con sus correspondientes subdivisiones.

1. Moisés y Aarón ante el faraón (Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-7)

Esta primera parte narra el diálogo de Moisés y Aarón con el faraón a fin de que éste deje salir a Israel de Egipto, y cuáles son los primeros efectos de esa actitud. Se hacen más duros los trabajos y se presiona sobre los capataces para que opriman a los trabajadores. El faraón muestra su dureza y provoca que los mismos israelitas sientan que la acción de Moisés, más que aliviar sus penas, las acrecienta. Le reclaman por eso, y entonces el mismo Moisés se dirige a Dios expresando su confusión y dudas. ¿Para qué me enviaste?, llegará a decirle (Éxo 5:22).

TÍTULO: La extensión de esta unidad es variable. RV95 la hace llegar hasta Éxo 5:21 y la titula: Moisés y Aarón ante el faraón. TLA prefiere una sección más breve y la extiende sólo hasta Éxo 5:12, bajo el título: «Moisés y Aarón hablan con el rey de Egipto». Esta última es preferible por su claridad respecto a lo narrado.

Análisis textual y morfosintáctico

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

f. Continuación del envío al faraón (Éxo 6:28-30; Éxo 7:1-7)

Análisis de discurso

Luego de la genealogía, se continúa con el relato del envío al faraón. Moisés insiste en su limitación en el habla y la respuesta de Dios en esta oportunidad es que Aarón obrará de intérprete (conforme a Éxo 4:14-17). Luego, se anuncia la voluntad de Dios de liberar a su pueblo y de dar ante los egipcios un ejemplo de su poder. El pasaje finaliza con la indicación de la edad de Moisés y de Aarón.

TÍTULO: RV95 no incluye un título para esta sección como TLA. Creemos que es conveniente hacerlo, a fin de distinguir este texto de la genealogía anterior. El título “Dios habla a Moisés en Egipto” es claro y establece la diferencia con el primer relato, en el que Dios habla a Moisés en Madián. NVI prefiere titular: «Aarón, vocero de Moisés», dando énfasis a la respuesta de Dios a la excusa de Moisés. El título de DHH: «Dios llama a Moisés y Aarón» parece el más logrado, pues incluye a ambos personajes.

Análisis textual y morfosintáctico

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Jehová dijo a Moisés: Aquí convendría traducir “Jehová respondió a Moisés”, a fin de sostener la estructura de diálogo.

Yo te he constituido dios para el faraón: Esta mención de Moisés como dios para el faraón es problemática desde el punto de vista teológico, pero no desde el punto de vista textual, ya que no hay dudas sobre su traducción. Para evitar confusión, TLA prefiere reemplazar dios por «mi representante». Otras versiones optan por «te pongo por Dios ante el faraón» (NVI), «te he constituido como dios ante el faraón» (BJ, NBE). También DHH omite la palabra dios cuando traduce «en mi lugar». Nótese que NVI coloca mayúscula a Dios, mientras que BJ y NBE (y RV95) la escriben con minúscula. También en Éxo 4:16 (ver comentario) tuvimos una situación similar; el traductor debe asegurarse de compatibilizar la traducción de ambos casos siguiendo la misma regla.

El sentido evidente es que Moisés dialogará con el faraón del mismo modo que Dios lo hace con él. Por eso, una traducción muy apropiada es la de NETT: «I place you in the role of God» (“te coloco en el papel de Dios”), lo cual hace justicia al texto hebreo, que menciona a Dios, pero deja claro que se trata de un papel a desempeñar y no de un atributo de Moisés.

Debemos señalar que este versículo suele considerarse como una repetición de Éxo 4:16, pero lo es sólo en parte. Ahí el papel de Dios dado a Moisés remite a Aarón, mientras que en este caso se refiere al faraón. Lo expresado aquí, entonces, es mucho más denso que en Éxo 4:16, desde el momento que no responde a la problemática instrumental de tener dificultad con el habla, sino a la misión de discutir la liberación del pueblo con aquel que lo tiene oprimido.

Tu hermano Aarón será tu profeta: Llamar profeta a Aarón tiene sentido simbólico. En efecto, así como los profetas hablan por Dios, Aarón hablará por Moisés. La palabra hebrea que corresponde a profeta lleva el sentido de “proclamar”, “anunciar”. Aarón, entonces, será el vocero de Moisés. Tanto TLA como DHH omiten la palabra profeta y traducen «hablará [hable] por ti». El traductor debe decidir si puede mantener el texto original o si es necesario recurrir a esta forma más simple.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— tu hermano Aarón será tu profeta: Una de las misiones del profeta consistía en trasmitir las palabras del Señor (Jer 1:9; Eze 3:10). Al ser Aarón el portavoz de Moisés recibe el título de profeta. Ver Éxo 4:16.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

7.1 Dios constituyó a Moisés «dios para Faraón». En otras palabras, una persona poderosa que merecía ser escuchada. Faraón mismo era considerado un dios, así que reconoció a Moisés como uno de sus pares. Su negativa a ceder ante Moisés demuestra, sin embargo, que Faraón no se sentía inferior a él.7.11 ¿Cómo fue posible que los encantadores y los magos imitaran los milagros de Moisés? Algunos de sus actos involucraban trucos o mera ilusión, y otros pudieron utilizar el poder satánico, ya que adorar dioses del mundo de los muertos era parte de su religión. Irónicamente, cada vez que los encantadores imitaban las plagas de Moisés, sólo empeoraba las cosas. Si los magos hubieran sido tan poderosos como Dios, habrían podido revertir las plagas, no añadirlas.7.12 Dios realizó un milagro al convertir la vara de Aarón en una serpiente. Pero los magos de Faraón pudieron imitar el acto con trucos o hechicería. Aunque los milagros nos pueden ayudar a creer, es muy peligroso depender sólo de ellos. Satanás puede imitar algunas partes de la obra de Dios y sacar a la gente del camino. Faraón centró toda su atención sólo en los milagros y no en el mensaje. Podemos evitar cometer este error al permitir que la Palabra de Dios sea la base de nuestra fe. Ningún milagro de Dios respaldaría cualquier mensaje contrario a las enseñanzas de su Palabra.7.17 Dramáticamente, Dios convirtió las aguas del Nilo en sangre para mostrar a Faraón quién era El. ¿Ha deseado en algunas ocasiones que suceda un milagro para estar seguro de Dios? Dios le ha dado a usted el milagro de la vida eterna por medio de la fe en El, algo que Faraón nunca obtuvo. Este es un milagro silencioso y, aunque es menos evidente en este momento, es tan extraordinario como cuando convirtió el agua en sangre. El deseo de señales espectaculares puede hacernos desconocer los milagros más sutiles que Dios está realizando a diario.7.20 Egipto era una gran nación, pero la mayor parte de la población se encontraba en las márgenes del río Nilo. Esta vía fluvial de casi cinco mil quinientos kilómetros era realmente un río de vida para los egipcios. Hacía posible la vida en una tierra que estaba prácticamente desierta al proporcionar agua para beber, para la agricultura, para el aseo y para la pesca. La sociedad egipcia era un cinturón de civilización alineado en las márgenes de esta fuente de vida y raramente se adentraba en el desierto que la rodeaba. Sin el agua del Nilo, Egipto no podía haber existido. ¡Imagínese la consternación de Faraón cuando Moisés convirtió este río sagrado en sangre!

Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir

NOTAS

(1) “Dios.” Heb.: ’elo·hím; gr.: the·ón; lat.: Dé·um.

REFERENCIAS CRUZADAS

a 264 Éxo 4:16; Sal 82:6

b 265 Éxo 4:15; Éxo 4:30

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

yo te hago como Dios para Faraón. Para Faraón la palabra de Moisés era como si Dios le hablara directamente.

Fuente: La Biblia de las Américas

[=] *Ex 4:16

Fuente: Notas de la Biblia Latinoamericana

[1] Expresión que quiere decir Yo te comunico mi poder.[2] Ex 4, 15.[10] Sal 105 (104), 27.[11] Los intérpretes convienen que sólo Dios puede hacer verdaderos milagros. Pablo llama falsos prodigios o embustes las señales y prodigios que hará el Anticristo. 2 Tes 2, 9; 2 Tim 3, 8.[20] Ex 17, 5; Sal 77 (76), 44; 105 (104), 29.[22] Sab 17, 7.[25] Antes que volviese a su estado natural. Sal 105 (104), 30.

Fuente: Notas Torres Amat