Comentario de Jonás 3:4 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Jonás comenzó a recorrer la ciudad durante un día de recorrido, y proclamaba diciendo: “¡De aquí a cuarenta días Nínive será destruida!”
De aquí a cuarenta días. Jon 3:10; Deu 18:22; 2Re 20:1, 2Re 20:6; Jer 18:7-10.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jonás proclamó que solamente faltaban cuarenta días para la destrucción de Nínive. Tanto el anuncio como el plazo especificado muestran la misericordia de Dios. Esta misericordia era lo que molestaba a Jonás (Jon 4:1-3). Evidentemente, el profeta quería que Nínive cayera, en lugar de que se arrepintiera para escapar del juicio de Dios. Desde hacía mucho tiempo los Asirios eran una amenaza para Israel. Quizás Jonás reconocía que, si se arrepentían los asirios, era probable que restaurasen el dominio de su nación, probablemente con perjuicio para Israel. Así que es posible que el profeta haya huido para evitar el fortalecimiento del brazo de un enemigo potencial. Además, ¿cómo lo trataría su pueblo si se enteraba que había tenido éxito en llevar a sus peores enemigos al arrepentimiento?
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
De aquí a cuarenta días. Este marco temporal puede relacionarse con las súplicas de Moisés durante cuarenta días y noches en el Monte Sinaí (Deu 9:18; Deu 9:25). El mensaje de Jonás, aunque era breve, cumplió el propósito determinado por Dios.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
— cuarenta días: Esta es una de las cifras tópicas de la Biblia, y representa frecuentemente un período de tiempo para probar y acrisolar a las personas y a los pueblos.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
el Arrepentimiento Resultante de la Predicacion de Jonas en Ninive
3b Nínive no era técnicamente la capital de Asiria en ese tiempo (aunque “capital” es una noción más moderna), pero estaba surgiendo como su ciudad más importante, un lugar donde las visitas diplomáticas formales requerían tres días de acuerdo con la regla diplomática asiria. La traducción de v. 3b de DHH (“Nínive era una ciudad tan grande que para recorrerla toda había que caminar tres días”) es correcta en contraste con de tres días de camino de RVA y RVR, que interpretan mal el significado del heb. El punto no es que Nínive tenía una cierta circunferencia, sino que se necesitaban tres días para que un forastero hiciera una visita apropiada. El primer día un visitante de Estado (embajador, visitante real, etc.) llegaría, se establecería, ubicaría a los apropiados funcionarios de gobierno y les presentaría sus credenciales. El siguiente día el visitante sería recibido por los oficiales en funciones y el negocio que traía sería tratado. El tercer día se le despediría oficialmente, entregándole el mensaje que llevaría al gobierno de su Estado.
4 Jonás cumplió sólo la parte del primer día del programa, haciendo contacto únicamente a la ma nera de un embajador. Los profetas en el mundo antiguo eran a menudo considerados como pertenecientes a un oficio afín al de un embajador, puesto que representaban a un dios. De esa manera disfrutaban de una clase de inmunidad diplomática y de una condición cortesana, que observamos, p. ej. en la historia de 1 Rey. 22 o en la asociación estrecha de Isaías con los reyes de Judá. El mensaje que Dios inspiró en él proveía cuarenta días de advertencia, implicando así que el arrepentimiento podía impedir el castigo. Cuarenta es una palabra usada algunas veces en el AT para implicar una extensión indefinida. El pueblo de Nínive reconoció esta manera común de dar una advertencia. Ellos sabían que si no hubiera habido una oportunidad para arrepentimiento, no se hubiera especificado un período, definido o indefinido.
5-9 El arrepentimiento surgió el primer día, aun antes de la recepción del segundo día oficial. El rey (presumiblemente Asurdan III, que o estaba en la ciudad o fue notificado por un mensajero en otro lugar) aprovechó la ola de sentimiento público y lo hizo oficial, tal vez emitiendo su proclama oficial (7-9) el segundo o tercer día. Han quedado registros del antiguo imperio neo asirio de proclamacio nes similares llamando a ayunar y a vestir cilicio (tela áspera de arpillera, picante, que se usaba a manera de abnegación) hasta para los animales.
El término rey de Nínive (6) es una manera normal de referirse a un rey que regía sobre una ciudad dada como parte de su imperio, y no significa que él fuera rey solamente de Nínive (cf. 1 Rey. 21:1 donde Acab, llamado en otros lugares “rey de Israel” es llamado “rey de Samaria”).
¿Qué habrá llevado a una gran población de asirios a reaccionar tan favorable y penitencialmente ante la predicación de un obscuro profeta extranjero? De textos asirios sabemos de cuatro circunstancias que pudieron haber movido a un pueblo, o a su rey, a ayunar y a afligirse: la invasión por un enemigo; un eclipse total de sol; hambruna y una epidemia; y una inundación grave. Sabemos que naciones enemigas, tales como Urartu, habían derrotado a los asirios en un número de encuentros militares en el tiempo de Asurdan III, y que ocurrió un terremoto grave en el reino de uno de los reyes con el nombre Asurdan, pero no con certeza fue Asurdan III. Más aun, el 15 de junio de 763 a. de J.C., en el año décimo de Asurdan III, hubo un eclipse total de sol en Asiria. Encima y más allá de todo esto, el Señor soberano se propuso que ellos se arrepintieran. No es de sorprender, entonces, que una población nerviosa y supersticiosa hubiera respondido tan prestamente a lo que les pudiera haber parecido la res puesta a sus problemas. Un dios extranjero estaba advirtiéndoles por medio de esos eventos, y ahora aquí en medio de ellos estaba su profeta dándoles una advertencia verbal de su necesidad de arrepentimiento. Las expresiones en el decreto reconocían la posibilidad, pero no la certeza, de que el arrepentimiento pudiera producir la liberación. (9). Jonás tampoco sabía cuál sería el resultado. ¿Consideraría Dios el ayuno y aflicción de los ninivitas como sincero y suficiente para el perdón? Jonás, como pronto veremos, esperaba que no. Los ninivitas, por otra parte, esperaban que sí.
10 El arrepentimiento de los ninivitas fue genuino, aunque temporal. El lenguaje de este versículo no implica un arrepentimiento permanente, ni una conversión para adorar al Dios de Israel. El pueblo había actuado de acuerdo con sus propias tradiciones religiosas, sobre lo poco que sabían, y sus acciones fueron aceptadas con agrado por Dios. Más tarde él causó la destrucción de Nínive (en 612 a. de J.C. en cumplimiento de la predicación de Habacuc y de otros). Ahora, sin embargo, él los perdonó, justo lo opuesto de lo que Jonás quería.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
e 57 Jer 18:7; Sof 2:13
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
cuarenta días. Esta es la única predicción profética en el libro de Jonás. El número cuarenta es usado frecuentemente en las Escrituras en conexión con una prueba intensa o juicio (v. Gn 7:17; Dt 8:2; 25:3; 1 R 19:8; Mt 4:2).
Fuente: La Biblia de las Américas
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