Comentario de Éxodo 9:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces Jehovah dijo a Moisés: —Vé al faraón y dile que Jehovah, el Dios de los hebreos, ha dicho así: “Deja ir a mi pueblo para que me sirva.
Éxo 9:13; Éxo 3:18; Éxo 4:22, Éxo 4:23; Éxo 5:1; Éxo 8:1, Éxo 8:20; Éxo 10:3.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La pestilencia en los animales, Éxo 9:1-7.
La plaga de las úlceras y los sarpullidos, Éxo 9:8-12.
El mensaje de Moisés con respecto al granizo, Éxo 9:13-21.
La plaga del granizo, Éxo 9:22-26.
Faraón suplica a Moisés, pero es endurecido, Éxo 9:27-35.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jehová, el Dios de los hebreos: Dios se identifica con fuerza a sí mismo como el Dios de los hebreos, tal como dijo que lo haría (Éxo 3:18). La primera vez que Moisés le habló a Faraón en el nombre de Dios, fue rechazado (Éxo 5:1-9). En las siguientes ocasiones, Dios le demostró a Faraón el poder de su nombre (Éxo 6:2-8; Éxo 7:16).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
9. Nuevas Plagas.
Plaga Quinta: Epizootia (1-7).
1Yahvé dijo a Moisés: “Ve al faraón y dile: “Así habla Yahvé, Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo a que me dé culto. 2Si rehusas dejarlos ir y todavía los retienes, 3caerá la mano de Yahvé sobre los ganados que están en tus campos, sobre los caballos, sobre los asnos, sobre los camellos, sobre los bueyes y sobre las ovejas, una peste muy mortífera. 4Yahvé hará distinción entre los ganados de Israel y los ganados de los egipcios, y nada perecerá de lo perteneciente a los hijos de Israel.” 5Yahvé fijó el momento, diciendo: “Mañana hará esto Yahvé en esta tierra.” 6Hízolo Yahvé al día siguiente. Pereció todo el ganado de los egipcios, y no murió un solo animal de los ganados de los hijos de Israel. 7El faraón se informó, y ni un animal de los ganados de los hijos de Israel había muerto. Pero el corazón del faraón se endureció y no dejó ir al pueblo.
En la misma forma compendiosa se cuenta la plaga quinta, la peste de los ganados, una terrible epizootia que viene sobre el ganado, muy abundante en Egipto. No es tampoco ahora raro este azote en el valle del Nilo, y a su gravedad contribuye no poco el abandono de las gentes, que no hacen nada para luchar contra el mal. El P. Mallon nos ofrece una impresionante descripción de la epizootia presenciada por él en 1903: “Había pasado por Meserib y me encaminaba a Hosn Ongelun. A lo largo del camino se veían en la llanura bueyes y vacas heridos por el terrible azote y abandonados por los habitantes, que no se cuidaban de sepultarlos.”1 Como las plagas precedentes, también ésta perdonó la región habitada por los hebreos, a fin de que así apareciese mejor la plaga enviada por Yahvé para obtener la libertad de su pueblo2.
Sexta Plaga: las úlceras (8-12).
8Yahvé dijo a Moisés y Aarón: “Tomad un puñado de ceniza del horno, y que la tire Moisés hacia el cielo, a la vista del faraón, 9para que se convierta en un polvo fino sobre toda la tierra de Egipto y produzca en toda la tierra de Egipto a hombres y a animales pústulas eruptivas y tumores.” 10Tomaron la ceniza del horno y se presentaron al faraón. Moisés la tiró hacia el cielo, y se produjeron en hombres y animales pústulas y tumores. 11Los magos no pudieron continuar en presencia de Moisés, porque les salieron tumores, como a todos los egipcios. 12Y Yahvé endureció el corazón del faraón, que no escuchó a Moisés y a Aarón, como Yahvé se lo había dicho a Moisés.
En la época de la inundación, mes de junio, son frecuentes los Tumores ocasionados por el excesivo calor. Escuecen mucho, pero no son peligrosos. Estos “tumores del Nilo” no constituyen una plaga como la que aquí se nos describe. El autor saca a colación los magos, de quienes parecía haberse olvidado desde la tercera plaga. Con mencionarlos ahora parece que se propone burlarse de ellos y de su arte y, sobre todo, poner más de relieve el contraste entre el poder de Dios y el eje la magia egipcia, o diríamos mejor, hablando en lenguaje moderno, el poder de la ciencia egipcia, que para los hebreos debía de representar el summum de la ciencia humana.
Séptima Plaga: el Granizo (13-35).
13Dijo Yahvé a Moisés: “Levántate temprano, preséntate al faraón y dile: “Así habla Yahvé, el Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo a que me dé culto, 14porque esta vez voy a desencadenar mis plagas contra ti, contra tus servidores y contra tu pueblo, para que sepas que no hay como yo en toda la tierra. 15Si yo hubiera tendido mi mano y te hubiera herido con la peste, tú y tu pueblo habríais desaparecido de la tierra; 16pero te he dejado con vida para que por ti brille mi poder, y mi nombre sea celebrado en toda la tierra. 17Te opones todavía como un muro entre mí y mi pueblo para no dejarle ir; 18pues sabe que mañana a esta hora haré llover una granizada tan fuerte como no la hubo jamás en Egipto desde el día que se fundó hasta hoy. 19Retira, pues, tus ganados y cuanto tienes en el campo, cuantos hombres y animales haya en el campo, y si no se retiran, serán heridos por el granizo y morirán.” 20Aquellos de los servidores del faraón que temieron la palabra de Yahvé, mandaron retirar a su casa siervos y ganados. 21Pero los que no atendieron a la palabra de Yahvé, dejaron a sus siervos y a sus ganados en el campo. 22Yahvé dijo a Moisés: “Tiende tu mano hacia el cielo para que caiga el granizo en toda la tierra de Egipto sobre hombres y animales, y sobre todas las verduras del campo.” 23Moisés tendió su cayado hacia el cielo, y Yahvé mandó truenos y granizo, y el fuego se precipitó sobre la tierra. 24Yahvé llovió granizo sobre la tierra de Egipto, y mezclado con el granizo cayó fuego, y tan fuerte era el granizo, que no lo hubo semejante en toda la tierra de Egipto desde que comenzó a ser pueblo. 25El granizo hirió en toda la tierra de Egipto cuanto había en los campos, hombres y animales. Machacó también todas las hierbas del campo y destrozó todos los árboles del campo. 26Sólo en la tierra de Gosén, donde habitaban los hijos de Israel, no cayó granizo. 27El faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: “Esta vez he pecado; Yahvé es justo, y yo y mi pueblo, impíos. 28Rogad a Yahvé para que cesen los truenos de Dios y el granizo, y os dejaré ir, y no quedaréis más aquí.” 29Moisés dijo: “Cuando haya salido de la ciudad, alzaré mis manos a Yahvé, y cesarán los truenos, y dejará de granizar, para que sepas que de Yahvé es la tierra, 30aunque sé que ni tú ni tus servidores teméis todavía a Yahvé, Dios.” 31El lino y la cebada habían sido destrozados, pues la cebada estaba todavía en espiga, y el lino en flor; 32pero el trigo y la escanda no, por ser tardíos. 33Moisés dejó al faraón y salió de la ciudad, alzó sus manos a Yahvé, y cesaron los truenos y el granizo, y dejó de llover sobre la tierra. 34Viendo el faraón que habían cesado la lluvia, el granizo y los truenos, acrecentó su pecado, 35y endureció su corazón hasta el extremo, y no dejó salir a los hijos de Israel, como le mandaba Yahvé por boca de Moisés.
Todo el mundo ha experimentado la impresión que produce una granizada fuerte acompañada de truenos y rayos. Aunque en Egipto es rara la lluvia, pero no así estos fenómenos del granizo, que destruyen fácilmente los productos del campo. Otra vez se nos ofrece un relato en que Aarón no aparece. Moisés recibe orden de levantarse temprano y presentarse al faraón, reiterándole la petición tantas veces hecha. A esto añade la amenaza de una fuerte tempestad acompañada de granizo, que destruye cuanto hay en el campo; pero, como si Dios quisiera mostrar que, más que el mal de los egipcios, lo que pretende es hacer prueba de su poder y obtener la facultad que pide, advierte Moisés al faraón que mande recoger a la ciudad los hombres y los ganados si quiere evitar el daño. Y, en efecto, los que oyeron la amonestación de Moisés se vieron libres de la plaga; los que no, sufrieron sus consecuencias3. El texto no nos declara de qué manera pudo llegar esta amonestación “a toda la tierra de Egipto,” que sufrió el azote. Este se continuó por muchas horas, y pudo dar lugar al faraón para llamar a Moisés y rogarle hiciese cesar las tormentas, que continuaban amenazadoras. Para lograrlo le promete la licencia, que luego le niega. El autor sagrado aprovecha la ocasión para pregonar el poder de Dios, que se extiende a toda la tierra (v.16). Los pueblos antiguos concebían mal esto. Para ellos, los dioses ejercían su poder sólo en su propio territorio4.
1 A. Mallon, Les Hébreux en Egypte p.145s. – 2 Entre los animales con pústulas aparece el camello, que ciertamente es raro en Egipto por estas épocas; al menos no aparece en las pinturas egipcias hasta la época helenística. Pero era conocido de los asiáticos que iban a Egipto. Cf. Gen 37:25. – 3 Sab 16:16s. – 4 Cf. la poesía épica en torno a este prodigio: Sal 77:18-19; Sal 78:48; Sab 16:15-17.
Fuente: Biblia Comentada
La naturaleza evidentemente milagrosa de las diez plagas no puede explicarse identificándolas con sucesos naturales a los que Moisés aplicó luego una interpretación teológica. La predicción específica de cada plaga, además de la intensidad de cada una de ellas, la llevaba más allá de ser un fenómeno normal y natural. La notificación de la naturaleza discriminatoria específica de algunas de las plagas, que distinguieron entre hebreos y egipcios (cp. Éxo 8:23; Éxo 9:4; Éxo 9:6; Éxo 10:23), o entre Gosén y el resto de la tierra (cp. Éxo 8:22; Éxo 9:26), como así fue, apunta también a la naturaleza sobrenatural de estos acontecimientos.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
I. Israel en Egipto (Éxo 1:1-22; Éxo 2:1-25; Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-31; Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-36)
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
C. Moisés en Egipto (Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-36)
Análisis de discurso
Esta unidad comienza con el regreso de Moisés de Madián a Egipto y finaliza con la salida del pueblo hacia su liberación. El joven israelita, criado en la corte, que tuvo que salir huyendo para preservar su vida, ahora vuelve con la misión que Dios le ha encomendado de liberar a su pueblo de la esclavitud y conducirlo por el desierto en busca de su tierra propia. Debemos tener en cuenta que Moisés pudo haber sido visto como un ingrato a los ojos de sus progenitores. Si bien se nos dice que ya habían fallecido los que procuraban matarlo (Éxo 4:19), cabe suponer que muchos recordaban su persona. No sólo sabría de él la hija del faraón ―quien había salvado su vida y lo había recibido en su casa; quien le había dado educación y había procurado lo mejor para su salud y desarrollo―, sino también quienes lo habían acompañado en ese tiempo en la corte. Sin embargo, ahora, este hombre, en lugar de ayudar a consolidar el poder del rey, reclama a éste que deje ir a sus siervos. Su proyecto de liberación se opone a los intereses del faraón, para quien el Dios de Israel era un ser desconocido que, en el mejor de los casos, podía ser considerado como una deidad débil, como correspondía, en su pensamiento religioso, al Dios de los esclavos.
A los efectos del marco general de la traducción, es importante tener presente que el sentido de Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-36 es narrar los esfuerzos de Moisés por lograr una salida pacífica de Egipto. La libertad de los esclavos y la búsqueda de una vida digna en su tierra son cosas justas, que corresponden a la voluntad de Dios. Por tanto, se apela en primera instancia a la comprensión del faraón. Sólo la terquedad e incapacidad de éste para entender el valor de la vida de sus siervos conduce a las plagas y al uso de la fuerza y de la violencia contra él y su pueblo. Para el faraón, la vida de los esclavos tiene un valor que se traduce en dinero y en producción para su gobierno y para el bienestar del reducido grupo de su corte. No ve en esos hombres y mujeres la imagen de Dios, sino simples y baratos trabajadores a su servicio. En Moisés no ve a un hombre de Dios, sino a un rebelde que quiere socavar su poder. Él piensa que si los esclavos se van con este ingrato hebreo sus arcas perderán dinero y su prestigio personal se verá mancillado.
De acuerdo con nuestro bosquejo, distinguimos en esta unidad dos partes con sus correspondientes subdivisiones.
1. Moisés y Aarón ante el faraón (Éxo 5:1-23; Éxo 6:1-30; Éxo 7:1-7)
Esta primera parte narra el diálogo de Moisés y Aarón con el faraón a fin de que éste deje salir a Israel de Egipto, y cuáles son los primeros efectos de esa actitud. Se hacen más duros los trabajos y se presiona sobre los capataces para que opriman a los trabajadores. El faraón muestra su dureza y provoca que los mismos israelitas sientan que la acción de Moisés, más que aliviar sus penas, las acrecienta. Le reclaman por eso, y entonces el mismo Moisés se dirige a Dios expresando su confusión y dudas. ¿Para qué me enviaste?, llegará a decirle (Éxo 5:22).
TÍTULO: La extensión de esta unidad es variable. RV95 la hace llegar hasta Éxo 5:21 y la titula: Moisés y Aarón ante el faraón. TLA prefiere una sección más breve y la extiende sólo hasta Éxo 5:12, bajo el título: «Moisés y Aarón hablan con el rey de Egipto». Esta última es preferible por su claridad respecto a lo narrado.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
2. Plagas contra Egipto y primera Pascua (Éxo 7:8-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29; Éxo 11:1-10; Éxo 12:1-36)
Análisis de discurso
En esta unidad se narran las plagas contra Egipto, la institución de la Pascua y el anuncio definitivo de la salida de Egipto. Es un texto compuesto y de estructura compleja, pero en su redacción actual posee una coherencia significativa. Por un lado, se presenta las plagas como prodigios de Dios, como manifestaciones del poder divino que buscan convencer al faraón de que libere a Israel, el pueblo de Dios. Se manifiesta entonces una puja de poderes, una competencia entre los poderes divinos y los poderes de los magos y adivinos del faraón. Entrelazada con este relato, se coloca la institución de la celebración pascual, que vendrá a ser la fiesta central del calendario israelita, que incluso tendrá consecuencias para los hechos centrales de la vida de Cristo en el Nuevo Testamento. Si, como se suele convenir, la fiesta de la Pascua tuvo un origen independiente de la narración de la salida de Egipto, su ubicación en este lugar le otorga un valor superior, en tanto se la vincula con el acto de justicia de Dios más relevante de todo el Antiguo Testamento, al punto que se tornará en paradigma para toda la literatura posterior. Dicho paradigma será evocado por los profetas, sabios y poetas de Israel por el resto de su historia.
a. Nueve plagas (Éxo 7:8-25; Éxo 8:1-32; Éxo 9:1-35; Éxo 10:1-29)
Se las conoce tradicionalmente como “plagas”, pero el texto hebreo las llama “prodigios”. Sólo la décima puede ser llamada “plaga”, quizás por su carácter extremadamente trágico y definitivo. Nótese que los prodigios están vinculados a calamidades naturales reversibles ―en efecto, los mosquitos, los tábanos, las tinieblas, etc., son fenómenos pasajeros que asustan y asombran, pero luego el equilibrio ecológico se reinstala, relativamente, en poco tiempo―, mientras que la décima plaga va a afectar la vida de los primogénitos y no será reversible.
Esta extensa unidad comienza con una primera presentación (Éxo 7:8-13) ante el faraón y una demostración de poder que consiste en transformar los bastones en bestias que representan las fuerzas del mal. Aquí ya se establece la competencia entre Dios y los magos del faraón. Luego sucederán los nueve prodigios, cuyo fin es poner en evidencia la fuerza del Dios de Israel y lograr de manera pacífica que el rey permita a los israelitas salir a la libertad. Debido a que este objetivo no se logra, sucede la décima plaga.
Aspectos históricos y literarios
Las plagas de Egipto
La narración de las plagas de Egipto es una de las más populares del Antiguo Testamento, por su narrativa grandilocuente y porque con ella se comienza a percibir la voluntad concreta de Dios de llevar a cabo la gesta de liberación de la esclavitud. Sin embargo, esa popularidad no siempre nos ha conducido a estudiarla de manera más detallada y a entender su dinámica. Vamos a señalar algunos elementos que ayudarán a una mejor comprensión de este pasaje.
Desde el comienzo debemos advertir al lector respecto a hacer una lectura muy directa y literal de los hechos. En muchos textos del Antiguo Testamento se nos muestra cómo Dios utiliza las fuerzas de la naturaleza en provecho propio, con el fin de manifestar su poder y su voluntad. En 1Re 19:11-14, Dios utiliza huracanes, terremotos y rayos para comunicarse con Elías. Ya antes la sequía y la lluvia habían sido instrumentos de Dios (1Re 17:1-18– 1Re 18:1-24). No hay razón para pensar que no estamos aquí ante una más de esas ocasiones. Es probable que varias de estas plagas hayan sido fenómenos naturales potenciados y, a la vez, percibidos por sus víctimas ―los egipcios― como fenómenos de una magnitud superior a la habitual. El narrador bíblico también pudo tener la sensación de que dichos fenómenos fueron más extensos y efectivos de lo normal. Es para destacar que las narraciones de estas plagas, evocadas en los salmos Sal 78:43-51 y Sal 105:27-36, presentan un orden y una cantidad distintos en cada caso, tanto entre ambos relatos como respecto del texto de Éxodo. Esto pone en evidencia que hubo más de una versión de los hechos y que éstos fueron aceptados y narrados en diversos períodos de la historia. De todos modos, para el narrador de Éxodo es claro que Dios es quien conduce los fenómenos y que toda fuerza natural está sometida a su soberanía.
Hay una estructura común o regular sobre la cual cada relato de plaga establece sus variantes particulares. El esquema básico consta de seis partes y es el siguiente (Osborn-Hatton, p. 162):
1. Dios informa a Moisés del fenómeno natural que se avecina.
2. Moisés advierte al faraón.
3. Se narra el fenómeno.
4. El faraón pide a Moisés que lo libre de la tragedia.
5. El fenómeno desaparece por mediación de Moisés.
6. El faraón vuelve a endurecer su posición hacia los israelitas.
El traductor debe tener en cuenta esta estructura básica, pero también debe recordar que la misma no está presente en forma completa en todas las narraciones. El texto no es repetitivo ni mecánico. Por el contrario, posee una fuerte dinámica que empuja al lector hacia el final de la historia, que derivará en la décima plaga. Esta última plaga está al margen del esquema de seis puntos y tiene características que la distinguen del resto.
También hay una estructura en la sucesión de las diez plagas. Se trata de tres grupos de tres plagas, y la décima tiene su propia estructura y dimensión. A la vez, entre las nueve primeras hay diferencias de extensión y de contenido. Las primeras de cada grupo (Éxo 8:1, Éxo 8:4 y Éxo 8:7) son advertidas con suficiente tiempo, ya que suceden de mañana. Las segundas (Éxo 8:2, Éxo 8:5 y Éxo 8:8) indican que Moisés debe ir ante el faraón, es decir, suceden probablemente en el palacio. Las terceras (Éxo 8:3, Éxo 8:6 y Éxo 8:9), cuya narrativa es más breve, suceden sin advertencia previa al faraón. Es notable también que en la primera serie (Éxo 8:1-3) el ejecutor de la plaga es Aarón, mientras que en la serie final (Éxo 8:7-9) ese papel lo asume Moisés. Podemos mostrarlo en el siguiente esquema:
1. Sangre de mañana Aarón
2. Ranas ante el faraón Aarón
3. Mosquitos breve, sorpresiva Aarón
4. Tábanos de mañana
5. Ganado ante el faraón
6. Llagas breve, sorpresiva
7. Granizo de mañana Moisés
8. Langostas ante el faraón Moisés
9. Tinieblas breve, sorpresiva Moisés
10. Primogénitos (no es fenómeno natural)
De este modo, la dinámica del texto conduce ―por repetición de las series― hacia el final, en el que la décima plaga es definitiva y mortal. Al papel protagónico de Aarón en la primera serie le suceden tres plagas intermedias sin un liderazgo determinado. Luego, en la tercera serie, se afirma la conducción de Moisés. Se opera así un traslado de protagonismo de Aarón a Moisés, lo cual es comprensible, dada la intención del narrador de exaltar la figura de este último. Sucedidas las nueve plagas, y debido al fracaso de éstas respecto a su objetivo de modificar la decisión del faraón, sobreviene la décima y última, en la cual no intervienen ni Moisés ni Aarón de manera directa (extendiendo su brazo o utilizando una vara). En este caso, ambos actuarán instruyendo al pueblo sobre lo que se debe hacer para no ser presa de la calamidad que se acerca. Esta es la única plaga en la que los israelitas deben tomar precauciones para no ser también ellos víctimas del flagelo.
Si bien en el texto estas estructuras son más o menos explícitas, el traductor debe tenerlas en cuenta en el momento de organizar las unidades, elegir los títulos, destacar ciertos elementos y discernir el tema central de cada plaga.
i. Moisés y Aarón hablan con el faraón (Éxo 7:8-13)
TÍTULO: De los títulos que ofrecen RV95 y TLA, el de esta última es el más logrado. Destaca la acción de enfrentar al faraón en lugar del objeto (vara) que servirá de prueba del poder de Dios ante los magos. Algunas Biblias colocan aquí un título general para indicar el comienzo del ciclo de las plagas. Así proceden BJ, «Las plagas de Egipto», y TLA, «Los diez castigos», aunque en este caso se lo coloca en Éxo 7:14 (ver nuestro comentario en ese lugar).
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
vi. Quinta plaga (Éxo 9:1-7)
Análisis de discurso
Esta plaga (Éxo 9:1-7) tiene una estructura similar a la tercera (Éxo 8:16-19), la de los mosquitos. Es breve y se concentra en la acción misma de Dios y en la reacción posterior del faraón.
TÍTULO: Los títulos de nuestras dos versiones base son claros y explícitos.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
El Dios de los hebreos: Es una expresión que refuerza la identidad de Dios delante del faraón. Si el traductor considera que esta mención no es necesaria, puede omitirla (así procede TLA).
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
La muerte del ganado. El hecho característico de esta sección es la distinción que fue trazada entre israelitas y egipcios. La plaga que vino sobre el ganado trajo muerte sólo a los animales egipcios: de los hijos de Israel no había muerto ni un solo animal (7).
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
9.1 Esta fue la quinta vez que Dios mandó a Moisés al Faraón con la demanda: «¡Deja salir a mi pueblo!» Quizá en esos momentos Moisés estaba cansado y desanimado, pero continuó obedeciendo. ¿Existe un conflicto difícil que usted debe enfrentar una y otra vez? No se rinda cuando sepa qué es lo correcto que debe hacer. Como Moisés lo descubrió, la persistencia será recompensada.9.12 Dios le dio a Faraón muchas oportunidades para escuchar las advertencias de Moisés. Pero finalmente parece que Dios dijo: «Está bien, Faraón, que sea a tu manera», y el corazón de Faraón se endureció permanentemente. ¿Acaso endureció Dios el corazón de Faraón adrede y anuló su libre albedrío? No, sólo confirmó que Faraón eligió libremente una vida de rechazo a Dios. De la misma manera, después de una vida resistiendo a Dios, puede que le sea imposible volverse a El. No espere hasta el momento oportuno para hacerlo. Hágalo ahora mientras tiene oportunidad. Si siempre pasa por alto la voz de Dios, a la larga no podrá escucharla nunca.9.20, 21 El ganado había muerto en todo Egipto por una plaga anterior (9.6), ¿cómo pudieron los esclavos de Faraón guardar su ganado en casa? La posible respuesta es que la plaga anterior mató a los animales del campo (9.3), pero no a los que estaban bajo refugio.9.27-34 Después de prometer que dejaría salir a los hebreos, Faraón rompió su promesa de inmediato y originó aun mayores problemas al país. Sus acciones revelaron que su arrepentimiento no era genuino. Cuando pretendemos cambiar y no lo hacemos, nos dañamos a nosotros mismos y a los demás.LAS PLAGASQué ocurrió y con que ResultadoSangre 7.14-24Los peces mueren, el río hiede, la gente no tiene aguaLos magos de Faraón imitan el milagro con «artes secretas» y Faraón no se inmutaRanas 8.1-15Salen ranas del agua y cubren completamente la tierraUna vez más los magos de Faraón imitan el milagro con hechicería y Faraón permanece inmutablePiojos 8.16-19Todo el polvo de Egipto se convierte en un pulular de piojosLos magos no pueden imitar esto, dicen que es el «dedo de Dios». Pero el corazón de Faraón permanece duroMoscas 8.20-32Toda clase de moscas cubren la tierraFaraón promete dejar salir a los hebreos, pero luego endurece su corazón y se niegaGanado 9.1-7Muere todo el ganado egipcio, pero el de los israelitas ni siquiera se enfermaFaraón sigue negándose a dejar salir al puebloUlceras 9.8-12Terribles sarpullidos brotan en cada uno de los egipciosLos magos no pueden responder pues también tienen sarpullido. Faraón se niega a escucharGranizo 9.13-35Tormentas de granizo matan a todos los esclavos y a los animales que no están protegidos y rasga y destruye casi todas las plantasFaraón reconoce su pecado, pero cambia de parecer y se niega a dejar salir a IsraelLangosta 10.1-20Las langostas cubren Egipto y se comen todo lo que queda después del granizoTodo el mundo le aconseja a Faraón que deje salir a los hebreos, pero Dios endurece el corazón de Faraón y él se niegaTinieblas 10.21-29Una completa oscuridad cubre a Egipto durante tres días de tal forma que nadie puede ni siquiera moverse, excepto los hebreos que tienen la luz como siempreFaraón promete una vez más que dejará salir a los israelitas pero otra vez cambia de parecerMuerte de los primogénitos 11.1-12.33Muere el primogénito de todo el pueblo y del ganado egipcio, pero Israel es preservadoFaraón y los egipcios apresuran a Israel para que salga rápidamente, pero Faraón cambia otra vez de parecer y los persigue
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
REFERENCIAS CRUZADAS
a 355 Éxo 5:1; Éxo 8:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
[3] El texto hebreo sólo habla de las bestias que se hallaban en el campo.[16] Rom 9, 17.[23] Sab 16, 16; 19, 19.[24] Sab 16, 16; Sal 79 (78), 48; 105 (104), 32.