Profecía: La palabra de Jehovah a Israel por medio de Malaquías.
palabra de Jehová. Isa 13:1; Hab 1:1; Zac 9:1; Zac 12:1.
por medio de Malaquías. Hag 1:1; Hag 2:1.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Malaquías se queja de Israel, Mal 1:1.
de su irreligiosidad y profanidad, Mal 1:2-14.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
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EL LIBRO DE MALAQUÍAS SE REFIERE AL ERROR DE OLVIDAR EL AMOR DE Dios. Cuando las personas olvidan el amor de Dios, esto afecta sus actitudes, su hogar y su adoración. Cuando se duda del amor y de la lealtad de Dios, los compromisos sagrados dejan de ser sagrados. Dios envió a Malaquías a despertar a la gente de su letargo espiritual, y a exhortarlos a volver al Dios vivo. Pero el libro de Malaquías revela un pueblo que cuestiona la realidad de su pecado y la fidelidad de Dios; un pueblo completamente endurecido. Por eso, el libro termina con una nota punzante, una confrontación entre un Dios desilusionado y un pueblo desilusionado.
En cierto sentido, el libro de Malaquías muestra que el AT. llega a un abismo, con las pendencieras voces del pueblo por un lado, y las severas advertencias de Dios por el otro. Sólo Dios mismo podía proveer un escape a este callejón sin salida. Malaquías espera con interés esta liberación, puesto que él habla acerca de aquel que preparará el camino para el Mesías. El Mesías prometido era el único que podría proveer un puente para ese ensanchado abismo entre el pueblo y su Dios.
Existe amplio acuerdo respecto a que el libro de Malaquías fue escrito durante la última mitad del siglo V a.C. Algunos incluso precisan que la fecha sería entre el 420 y el 414 a.C. Esto colocaría al libro de Malaquías unos cien años después de los ministerios de Hageo y de Zacarías. En el libro hay numerosos vínculos con las preocupaciones de Nehemías, quien fue gobernador de Judá alrededor del 440 a.C. Estas incluyen los matrimonios con mujeres extranjeras (Neh 13:23-27), no pagar los diezmos (Neh 13:10-14), descuidar el día de reposo (Neh 13:15-22), un sacerdocio corrupto (Neh 13:7-9) y la injusticia (Neh 5:1-13).
Después de la gran agitación de las guerras de los asirios, babilonios, medos y persas, vino un período de relativa paz a la parte del mundo antiguo que le correspondía a Israel. Los libros de los profetas previos al cautiverio fueron desarrollados en el crisol ardiente de las guerras internacionales y de las catástrofes. Bajo el dominio persa, sin embargo, al pueblo se le permitió volver a la tierra en paz. La amenaza constante de un conflicto internacional no se cernía sobre ellos. Los persas recaudaban impuestos pero, por otra parte, estaban complacidos de dejar en paz los judíos. Con todo, el déficit económico todavía era común durante este período.
La historia del pueblo judío es un relato con un patrón recurrente de cautividad, destierro y restauración, en el que también está Malaquías. Existen dos cautiverios en la historia del AT. y dos narraciones de un éxodo del pueblo judío de la cautividad. El primero y gran cautiverio corresponden a la experiencia de Israel en Egipto, al comienzo de la historia de Israel; el segundo, lo constituye la experiencia de Israel con Babilonia.
En la narración del primer cautiverio, Moisés y Aarón se dedican, en un grado significativo, al tema del culto apropiado al Dios vivo, concentrado en el tabernáculo. Una porción importante del libro de Éxodo, todo Levítico y partes de Números y de Deuteronomio proporcionan una guía para la adoración en el tabernáculo. La idea central del Éxodo era la conformación del pueblo de Dios en una comunidad de adoración (Éxo 5:1).
Del mismo modo, dos de los libros del segundo cautiverio, el regreso del pueblo de Dios desde Babilonia, se ocupan de la apropiada adoración a Dios. Estos dos libros, Hageo y Malaquías, se concentran en la adoración centrada en el Templo reconstruido. Hageo exhortó al pueblo a reconstruir el Templo en Jerusalén en el 520 a.C. De esta manera se constituye en un paralelo del libro de Éxodo, en el cual Dios dio instrucciones para la construcción del tabernáculo. En forma similar, Malaquías es un paralelo al libro de Levítico, en el sentido que ambos se refieren a la forma en que el pueblo y los sacerdotes deben actuar en el Templo. Sin embargo, existen diferencias notables. Levítico enfatiza lo que el pueblo debe hacer, qué ofrendas debe presentar, y qué calendario debe seguir para la adoración a Dios. El énfasis de Malaquías está en la actitud de quienes rinden culto a Dios. En Levítico, se indica cómo adorar a Dios; Malaquías se enfoca en el corazón de quienes adoran.
Los sacerdotes del tiempo de Malaquías eran indiferentes a las normas de adoración (Mal 1:6-14) y el pueblo mismo se había vuelto indiferente con respecto a las ofrendas a Dios (Mal 3:6-12). ¿De dónde proviene esta actitud negligente? En un versículo introductor fundamental, Dios le dice al pueblo: «Yo os he amado». La respuesta del pueblo fue: «¿En qué nos amaste? (Mal 1:2). La desconfianza del pueblo con respecto a los motivos de Dios hacia ellos, resultó en su indiferente respuesta a Él. Su apatía para con Dios también se reflejaba en sus relaciones con otras personas, especialmente con sus esposas. Se volvió común, en ese tiempo, que los hombres se divorciaran de sus mujeres. Esos hombres ignoraban el hecho de que el Señor era un testigo de sus matrimonios y, como resultado, Dios no tomó en cuenta sus ofrendas. La profecía de Malaquías es la respuesta de Dios a esta condición de «carencia de amor».
Nada se conoce del profeta Malaquías fuera de este libro. Ni siquiera estamos seguros que Malaquías fuera su nombre. La palabra significa: «Mi Mensajero», y es posible que el primer versículo debiera traducirse: «Profecía de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de mi mensajero». En todo caso, el nombre de Malaquías, le identifica como mensajero de Dios y destaca uno de los principales temas del libro. Malaquías profetiza que Dios enviaría un «mensajero», una profecía sobre Juan el Bautista, y un «ángel del pacto», una profecía sobre Jesús (Mal 3:1).
En Mal 2:7, se describe el rol de un sacerdote: «Mensajero es de Jehová de los ejércitos». Basado en esa descripción, un profeta y sacerdote en el Templo podría haber usado la designación «mi mensajero» para sí mismo. Debido a la aparente preocupación del escritor por el sacerdocio, se puede argumentar que el autor del libro era un sacerdote a quien Dios también le dio un mensaje profético.
Bosquejo
I. Una discusión sobre el amor de Dios Mal 1:1-5
II. Una discusión sobre el honor de Dios con los sacerdotes Mal 1:6-14; Mal 2:1-9
III. Una discusión sobre la infidelidad del pueblo Mal 2:10-16
IV. Una discusión sobre el juicio de Dios Mal 2:17; Mal 3:1-6
V. Una discusión sobre regresar a Dios Mal 3:7-12
VI. Una discusión sobre la rebeldía contra Dios Mal 3:13-18
VII. Advertencias sobre la venida del gran día de Jehová Mal 4:1-6
A. La certeza del día venidero Mal 4:1-3
B. La promesa de Elías en el día venidero Mal 4:4-6
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EL PERÍODO INTERTESTAMENTARIO
EL LECTOR DEL NUEVO TESTAMENTO SE DA CUENTA DE INMEDIATO QUE ha entrado en un mundo diferente al de Malaquías. Hay nuevos partidos religiosos y políticos. Una nueva potencia mundial está en control. Ha cambiado hasta la percepción judía popular sobre la Ley y el Mesías prometido.
No existen registros canónicos para el período de 400 años entre el regreso de Babilonia hasta el nacimiento de Jesús, pero es fundamental entender el desarrollo histórico y religioso de este período para entender el mundo del Nuevo Testamento. El ministerio de Jesús y el desarrollo de la iglesia primitiva ocurren dentro de este nuevo contexto y se forman, por lo menos en parte, por acontecimientos más recientes además del éxodo, reinado y cautiverio de Israel.
Un período—Seis divisiones
Si el libro de Malaquías se completó cerca del año 450 a.C el período que consideramos comienza en ese punto y continúa hasta el anuncio del ángel sobre el nacimiento de Juan el Bautista (Luc 1:11-17). Dentro de este período se pueden observar seis divisiones históricas: la era persa, cuya fecha es realmente el 536 a.C pero coincide con el período intertestamentario desde 450 a 336 a.C la era griega (336-323 a.C la era egipcia (323-198 a.C la era siria (196-165 a.C la era de los macabeos (165-63 a.C y la era romana (63-4 a.C En este estudio consideraremos las seis divisiones en forma cronológica, con la atención puesta en la situación histórica y en los desarrollos religiosos dentro de cada segmento.
La era persa (536–336 a.C.)
Situación histórica
Los persas eran la potencia dominante en el Medio Oriente ya para el año 536 a.C. Dios usó a los persas para liberar a Israel de la cautividad babilónica (Dan 5:30, Dan 5:31).
La actitud de Persia hacia el remanente judío en Palestina era de tolerancia, hasta que algunas rivalidades internas sobre el políticamente poderoso cargo de sumo sacerdote tuvo como resultado la destrucción parcial de Jerusalén por el gobernador persa. Aparte de esto los judíos no tuvieron molestias durante este período.
Desarrollo religioso
Dios usó el cautiverio babilónico para purgar la idolatría de su pueblo. Volvieron a Jerusalén con una nueva reverencia por las Escrituras, especialmente por la ley de Moisés. Además, tenían un firme dominio del concepto teológico del monoteísmo. Estas dos influencias se mantuvieron a lo largo del período intertestamentario.
A este período se puede atribuir la aparición de la sinagoga como centro local de culto. Los escribas adquirieron importancia por la interpretación de las Escrituras en los servicios de las sinagogas. Hacia la época del nacimiento de Jesús, la organización de la sinagoga estaba bien desarrollada y se habían difundido por las comunidades judías del mundo.
Otro desarrollo que afectó la difusión del evangelio en los tiempos del Nuevo Testamento tuvo su origen hacia el final del dominio persa. En Samaria se fundó un templo, estableciendo así una forma de culto que rivalizaba con el judaísmo. Este acontecimiento estimuló la separación final entre judíos y samaritanos.
La era griega (336–323 a.C
Situación histórica
Alejandro Magno fue el personaje central de este breve período. Conquistó Persia, Babilonia, Palestina, Siria, Egipto y la India occidental. Aunque murió a la edad de treinta y tres años, y reinó sobre Grecia sólo por trece años, su influencia fue evidente por largo tiempo.
Desarrollo religioso
El más preciado deseo de Alejandro era la formación de un imperio mundial unido por idioma, costumbres y civilización. Bajo su influencia el mundo comenzó a hablar y a estudiar el idioma griego. El proceso, llamado helenización, incluía la adopción de la cultura y religión griegas en todos los lugares del mundo. El helenismo se hizo tan popular que persistió y fue estimulado por los romanos aun en los tiempos del Nuevo Testamento.
Se desarrolló una larga y amarga lucha entre los judíos y la influencia del helenismo sobre su cultura y su religión. Aunque el idioma griego estaba bastante difundido hacia el año 270 a.C. como para producir la traducción del Antiguo Testamento al griego (la Septuaginta), los judíos fieles resistieron incondicionalmente el politeísmo pagano.
La era egipcia (323–198 a.C
Situación histórica
Con la muerte de Alejandro en el 323 a.C el imperio griego se dividió entre cuatro generales. Tolomeo, Lisímaco, Casandro y Seleno. Estos eran los «cuatro reinos» de Daniel que tomaron el lugar del «cuerno grande» (Dan 8:21, Dan 8:22).
Tolomeo Soter, primero de la dinastía tolomea, recibió Egipto y pronto dominó a la vecina Israel. Al principio trató severamente a los judíos, pero hacia el final de su reinado y en el reinado de su sucesor, Tolomeo Filadelfo, los judíos recibieron un trato favorable. Fue durante este tiempo que se autorizó la Septuaginta.
Los judíos prosperaron hasta casi el final de la dinastía tolomea, cuando aumentaron los problemas entre Egipto y Siria. Cuando los sirios derrotaron a Egipto en la batalla de Panión en el 198 a.C Judea fue anexada a Siria.
Desarrollo religioso
La política de tolerancia que siguieron los tolomeos, en la que el helenismo y el judaísmo coexistían pacíficamente, minó gravemente la fe judía. Esto trajo la infiltración gradual de la influencia griega y la asimilación casi inadvertida del estilo de vida griego.
El énfasis helenista en la belleza, la forma y el movimiento fueron un estímulo para que los judíos descuidaran sus ritos religiosos que tenían poco atractivo estético. En consecuencia, el culto se convirtió en algo externo en lugar de una experiencia interna, noción que tuvo un impacto duradero sobre el judaísmo.
Aparecieron dos partidos religiosos: el partido helenizante, que era pro-sirio, y el judío ortodoxo, en particular el asidismo o los «piadosos o píos» (antecesores de los fariseos). La lucha de estos dos grupos por el poder resultó en la polarización de los judíos a lo largo de líneas políticas, culturales y religiosas. Este mismo conflicto condujo al ataque de Antíoco Epífanes en el 168 a.C.
La era siria (198–165 a.C
Situación histórica
Bajo el reinado de Antíoco el Grande y su sucesor, Seleuco IV, aunque fueron tratados con dureza, a los judíos se les permitió tener un gobernador local bajo el sumo sacerdote. Todo estuvo bien hasta que el partido helenizante decidió que su favorito, Jasón, reemplazara a Onías III, el sumo sacerdote favorecido por los judíos ortodoxos. Para lograr esto sobornaron a Antíoco Epífanes, sucesor de Seleuco. Esto planteó un conflicto político que finalmente hizo que Antíoco fuera a Jerusalén en un ataque de ira.
En el 168 a.C. Antíoco se propuso destruir toda característica distintiva de la fe judía. Prohibió todo sacrificio, eliminó el rito de la circuncisión y canceló la observancia del día de reposo y de los días festivos. Hizo mutilar y destruir las Escrituras. Se obligó a los judíos a comer cerdo y ofrecer sacrificios a los ídolos. Su acto final de sacrilegio, y que culminó en su ruina final, fue la profanación del Lugar Santísimo al levantar un altar y ofrecer sacrificio al dios Zeus. Muchos judíos murieron en las persecuciones que siguieron a esto.
Quizás es necesario recordar en este punto la forma en que Dios trabaja con el hombre. Él crea o permite una situación desesperada y entonces llama a un siervo fiel y especial. Sin embargo, el hombre a veces insiste en rescatarse a sí mismo y parece que está por alcanzar el éxito cuando termina en peores condiciones que las originales. Esto estaba a punto de ocurrir en la vida del pueblo de Dios: los judíos. Dios simplemente estaba preparando el escenario para la venida del verdadero Libertador.
Desarrollo religioso
La religión judía se dividió gravemente por el problema del helenismo. Así se sentaron los cimientos para un partido ortodoxo, generalmente dirigido por escribas —más tarde llamados fariseos— y por lo que podríamos llamar una facción más pragmática de los judíos que estuvo más o menos asociada con el oficio de sumo sacerdote. El patrón de pensamiento de este grupo sirvió de antecedente para la aparición de los saduceos.
La era macabea (165–63 a.C
Situación histórica
Un anciano sacerdote llamado Matatías, de la casa de Hasmón, vivía con sus cinco hijos al noroeste de Jerusalén. Cuando un funcionario sirio trató de imponer el sacrificio pagano, Matatías se rebeló, mató a un judío renegado que ofreció el sacrificio, mató al oficial sirio y huyó a las montañas con su familia. Se le unieron centenares de judíos y la historia registra una de las más nobles demostraciones de santo celo por la honra de Dios.
Después de la muerte de Matatías, tres de sus hijos continuaron la rebelión en sucesión: Judas, llamado Macabeo (166-160 a.C Jonatán (160-142 a.C y Simón (143-134 a.C Estos hombres tuvieron un éxito tal que el 25 de diciembre del 165 a.C. habían vuelto a tomar a Jerusalén, purificaron el Templo y restauraron el culto. Este evento se conmemora hoy día con la Fiesta de Hanukah (Dedicación).
La lucha continuó en las afueras de Judea, con varios intentos vanos de Siria por derrotar a los macabeos. Finalmente, bajo el liderazgo de Simón, los judíos recibieron su independencia (142 a.C Disfrutaron unos 70 años de independencia bajo la dinastía de Hasmón, cuyos líderes más notables fueron Juan Hircano (134-104 a.C y Alejandro Janeo (102-76 a.C
Desarrollo religioso
El desarrollo religioso más significativo del período vino de una fuerte diferencia de opinión acerca del reinado y el sumo sacerdocio de Judea. Luego de centenares de años la posición del sumo sacerdote adquirió algunos matices políticos bastante obvios. El énfasis no estaba en el linaje de Aarón, sino en el poder político. Los judíos ortodoxos resintieron y resistieron estos cambios. Cuando Juan Hircano se convirtió en gobernador y sumo sacerdote de Israel, conquistó Transjordania e Idumea y destruyó el templo samaritano. Su poder y popularidad llevaron a que se refirieran a él como rey. Esto enfureció a los judíos ortodoxos, que ahora se llamaban fariseos. Ellos no reconocían un rey fuera de la línea de David, y los asmoneos no lo eran.
Los que se oponían a los fariseos y apoyaban a los asmoneos se llamaron saduceos. Estos nombres aparecieron por vez primera durante el reinado de Juan Hircano, que también era saduceo.
La era romana (63–4 a.C
Situación histórica
La independencia de los judíos terminó en el 63 a.C cuando Pompeyo de Roma invadió Siria y entró en Israel. Aristóbulo II, reclamando ser rey de Israel, impidió la entrada de Pompeyo a Jerusalén. El líder romano, lleno de ira, tomó la ciudad por la fuerza y redujo el tamaño de Judea. El intento de Israel por liberarse de la opresión resultó por un tiempo, pero ahora toda esperanza parecía perdida.
Julio Cesar designó a Antípatro, el idumeo, procurador de Judea en el año 47 a.C. Herodes, hijo Antípatro, finalmente se convirtió en el rey de los judíos hacia el año 40 a.C.
Aunque Herodes el Grande, como se le llamó, hizo los planos y dirigió la construcción del nuevo Templo en Jerusalén, era un devoto helenista y odiaba a la familia asmonea. Mató a todos los descendientes de esta familia y aun a su propia esposa Mariamne, nieta de Juan Hircano. Luego procedió a dar muerte a los dos hijos que tuvo de Mariamne, Aristóbulo y Alejandro. Este era el hombre que ocupaba el trono cuando nació Jesús en Belén.
Desarrollo religioso
Además de los fariseos y los saduceos, se agregaron otros dos partidos a la mezcla política de la época. Los zelotes eran menos tolerantes al cambio que los fariseos y agregaron un fuerte espíritu nacionalista a la devoción de los fariseos por la ley. Los herodianos dieron un paso más que los saduceos hacia una política pragmática, apoyaban abiertamente el gobierno de Herodes y se oponían a cualquier indicio de rebelión. Un quinto grupo, los esenios, respondía a los problemas culturales y políticos mediante la reclusión en una vida monástica.
A pesar de sus diferencias, todas estas personas tenían en común la preocupación por el futuro de los judíos. Cada grupo tenía sus expectativas sobre el Mesías prometido por tanto tiempo.
Conclusión
Más de cuatrocientos años después de Malaquías, terminó el período intertestamentario cuando Dios envió a Juan el Bautista para anunciar la venida de su Hijo, el Siervo fiel de Jehová, el Cristo: la máxima revelación de Dios al hombre.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Al igual que en el caso de Nahum (Nah 1:1), el mensaje profético de Malaquías era como una carga de la cual necesitaba librarse (Isa 13:1; Jer 23:33-38; Hab 1:1).
contra Israel: En el período posterior al cautiverio, el uso de la palabra Israel para el pueblo de Judá expresa la esperanza de que Jehová estaba en el proceso de reafirmar la plenitud de su promesa original a su pueblo. El nombre Malaquías significa: «Mi mensajero».
EN PROFUNDIDAD
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Sacrificios imperfectos
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¿Por qué habría de importarle a Dios la condición de un sacrificio? Si Él creó todas las cosas, los animales defectuosos y los sanos, ¿por qué no habría de aceptar ofrendas defectuosas? Y, ¿por qué razón esto era tan importante para Dios que envió a su mensajero, Malaquías, a hablar de ello con tal énfasis? Los sacrificios imperfectos de los sacerdotes y del pueblo, mostraban lo que había en su corazón. El pueblo no era sincero. Sacrificar un animal sano y perfecto les parecía un desperdicio y consideraban que el trabajo de preparar sus ofrendas apropiadamente era un desgaste absurdo de tiempo y energía.
Malaquías confrontó esta actitud hacia la ley de Dios, que claramente demandaba sacrificios sin defecto y corazones sinceros (Lev 1:3; Lev 3:1; Deu 17:1). Malaquías también confrontó al pueblo con el juicio de Dios sobre sus acciones. Dios estaba perfectamente consciente de lo que ellos hacían y de la condición de su corazón. Habría sido mejor no presentar ningún sacrificio que hacerlo con ofrendas de segunda clase y con falta de sinceridad. El pueblo no presentó «sacrificios» sino hizo lo que le convenía, apenas lo suficiente para aparentar obediencia a Dios. Todos se volvían y se felicitaban unos a otros por ser justos.
Sin embargo, a pesar de que el pueblo había roto el pacto con Él, Dios permaneció fiel a sus promesas (Isa 53:1-12). No se arrepintió de enviar a su Santo Hijo a una cruel muerte en la cruz. Jesús fue el verdadero sacrificio sin defectos, al cual apuntaban los sacrificios del AT. (Heb 7:26-28). Él era perfecto y libre de todo pecado. Por medio de la muerte expiatoria de Jesús, el Señor proveyó salvación de todos nuestros pecados. Al hacer esto, Dios mostró su sincero amor por nosotros porque sacrificó lo mejor que tenía para salvarnos (Jua 3:16).
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
MALAQUÍAS. Malaquías profetizó alrededor de cien años después que los primeros exiliados habían retornado de Babilonia a su tierra natal. Aunque al principio el pueblo había respondido a su restauración con celo por Dios, su consagración a Él disminuyó a medida que pasaron los años. Malaquías entró en el escenario alrededor de 430 a.C. para confrontar al pueblo con su falta de confianza en Dios, su adoración hipócrita y su negativa a obedecer la ley de Dios.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Introducción a Malaquías
Bosquejo
Introducción (Mal 1:1)
I. La profecía del Señor y las preguntas de Israel (Mal 1:2-14; Mal 2:1-17; Mal 3:1-18)
A. Primera profecía: Dios ha amado a Israel (Mal 1:2-5)
Pregunta de Israel: «¿En qué nos amaste?» (Mal 1:2)
B. Segunda profecía: Israel ha deshonrado al Señor (Mal 1:6-14; Mal 2:1-9)
Preguntas de Israel: «¿En qué hemos menospreciado tu nombre?» (Mal 1:6);
«¿En qué te hemos deshonrado?» (Mal 1:7)
C. Tercera profecía: Dios no acepta las ofrendas de Israel (Mal 2:10-16)
Pregunta de Israel: «¿Por qué?» (Mal 2:14)
D. Cuarta profecía: El Señor vendrá de repente (Mal 2:17; Mal 3:1-6)
Preguntas de Israel: «¿En qué le hemos cansado?»; «¿dónde está el Dios de justicia?» (Mal 2:17)
E. Quinta profecía: El volverse al Señor (Mal 3:7-12)
Preguntas de Israel: «¿En qué hemos de volvemos?» (Mal 3:7); «¿En qué te hemos robado?» (Mal 3:8)
F. Sexta profecía: Afirmaciones necias de Israel contra Dios (Mal 3:13-18)
Preguntas de Israel: «¿Qué hemos hablado contra ti?» (Mal 3:13); «¿Qué aprovecha que guardemos su ley?» (Mal 3:14)
II. El día de Jehová (Mal 4:1-6)
A. Será un día de juicio para el soberbio y el que hace maldad (Mal 4:1)
B. Será un día de triunfo para el justo (Mal 4:2-3)
C. Vendrá precedido de una restauración sobrenatural de las relaciones de padres e hijos entre el pueblo de Dios (Mal 4:4-6)
Autor : Malaquías
Tema : Acusaciones de Dios contra el judaísmo postexílico Fecha: ca. 430-420 a.C.
Trasfondo
El nombre Malaquías (heb. maVakiah) significa «el mensajero de Jehová». Es muy improbable la opinión de que «Malaquías» en Mal 1:1 es un título descriptivo en vez de un nombre. Aunque no se dice nada acerca del profeta en otra parte del AT, su personalidad es muy visible en este libro. Fue un judío devoto en Judá después del exilio, contemporáneo de Nehemías, y probablemente un profeta sacerdotal. Sus firmes convicciones en favor de la fidelidad al pacto (Mal 2:4-5; Mal 2:8; Mal 2:10) y contra el culto hipócrita y superficial (Mal 1:7-14; Mal 2:1-9), la idolatría (Mal 2:10-12), el divorcio (Mal 2:13-16), y el robo a Dios de los diezmos y ofrendas (Mal 3:8-10) indican que era un hombre de integridad estricta e intensa devoción a Dios.
El contenido del libro indica que:
(1) se había reconstruido el templo (516/515 a.C.) y se habían restaurado los sacrificios y las fiestas;
(2) Esdras había vuelto a introducir un conocimiento general de la ley (ca. 457-455 a.C.; véase Esd 7:10; Esd 7:14; Esd 7:25-26); y
(3) los sacerdotes y el pueblo habían vuelto a descarriarse después (ca. 433 a.C.). Además, el clima espiritual y el descuido que Malaquías trató se parecen mucho a la situación que halló Nehemías cuando regresó de una estadía en Persia (ca. 433-425 a.C.) para servir como gobernador una segunda vez en Jerusalén (cf. Neh 13:4-30). En esa ocasión:
(a) los sacerdotes se habían corrompidos (Mal 1:6-14; Mal 2:1-9; Neh 13:1-9),
(b) se descuidaban los diezmos y ofrendas (Mal 3:7-12; Neh 13:10-13), y
(c) el pacto del matrimonio se violaba, pues los hombres se divorciaban de sus esposas hebreas para casarse con mujeres paganas (probablemente más jóvenes y más bonitas) (Mal 2:10-16; Neh 13:23-28). Es probable, por eso, que Malaquías proclamara su mensaje en algún tiempo entre 430-420 a.C.
Propósito
Cuando escribió Malaquías, los judíos de después del exilio en Palestina otra vez sufrían adversidades y decadencia espiritual. El pueblo se había vuelto cínico: dudaba del amor y de las promesas de Dios, ponía su justicia en tela de juicio, y no creía que había ningún provecho en obedecer sus mandamientos. Como su fe se desvanecía, se volvieron superficiales e insensibles en su observancia del culto, e indiferentes a los requisitos de la ley; se hicieron culpables de toda clase de transgresiones contra el pacto. Malaquías confrontó a los sacerdotes y al pueblo con el llamado profetico
(1) a arrepentirse de sus pecados e hipocresía religiosa antes que Dios viniera de repente en juicio;
(2) a quitar los obstáculos de la desobediencia que impedían el flujo del favor y la bendición de Dios; y
(3) a regresar al Señor y su pacto con corazón sincero y obediente.
Visión panorámica
El libro consta de seis «profecía[s] de la palabra de Jehová contra Israel, por medio de Malaquías» (Mal 1:1), entrelazadas con una serie de diez preguntas sarcásticas y retóricas hechas por Israel y las respuestas de Dios por medio del profeta. Aunque el uso de preguntas y respuestas como en un debate no es singular de Malaquías entre los profetas del AT, su uso de este estilo es distintivo por cuanto es dominante en la estructura literaria del libro (véase Bosquejo).
Las profecías del Señor por medio de Malaquías son como sigue:
(1) En la primera Dios afirmó su amor del pacto por Israel (Mal 1:2-5).
(2) La segunda profecía acusaba a los sacerdotes de ser guardianes infieles de la relación de pacto entre Dios e Israel (Mal 1:6-14; Mal 2:1-9).
(3) La tercera reprendía al pueblo por quebrantar el pacto de sus padres (Mal 2:10-16).
(4) La cuarta recordaba a Israel la certeza del juicio de Dios por pecar contra el pacto (Mal 2:17; Mal 3:1-6).
(5) La quinta llamaba a toda la comunidad judía de después del exilio en Palestina a arrepentirse y volverse al Señor, para que Él los pudiera bendecir otra vez (Mal 3:7-12).
(6) La profecía final se refiere al «libro de memoria» de Dios para los que le temen y piensan en su nombre (Mal 3:13-18). Malaquías concluye con una advertencia profética y una promesa respecto al futuro «día de Jehová» (Mal 4:1-6).
Características especiales
Cinco aspectos o énfasis especiales caracterizan el libro de Malaquías:
(1) De manera sencilla, directa y enérgica, describe con claridad un encuentro entre Dios y su pueblo, empleando principalmente la primera persona.
(2) Usa un método de preguntas y respuestas para presentar la palabra profética, empleando no menos de veintitrés preguntas hechas entre Dios y el pueblo. Un erudito sugiere que el «método» de escritura de Malaquías puede haberse originado en las preguntas de los insultadores, cuando Malaquías dio por primera vez su mensaje profetico en las calles de Jerusalén o en los atrios del templo.
(3) Malaquías, el último de los profetas del AT, va seguido de cuatrocientos años sin una voz profética sobresaliente en Israel. La larga ausencia de un profeta destacado del Señor terminó, al fin, cuando apareció Juan el Bautista, a quien Malaquías previo y de quien profetizó que precedería al Mesías (Mal 3:1).
(4) La frase «Jehová de los ejércitos» ocurre veinticuatro veces en este breve libro.
(5) Cabe señalar que la última profecía (que concluye el mensaje profético del AT) predice que Dios algún día enviaría al espíritu de Elias a restaurar padres piadosos y fuertes en Sion, en oposición a las tendencias sociales prevalecientes hacia la desintegración de la familia (Mal 4:5-6).
Cumplimiento en el Nuevo Testamento
Tres pasajes de Malaquías se citan en el NT:
(1) Las frases «amé a Jacob» y «a Esaú aborrecí» (Mal 1:2-3) las cita Pablo en su discurso sobre la elección (Rom 9:13; véase el ARTÍCULO LA ELECCIÓN Y LA PREDESTINACIÓN, P. 1684. [Efe 1:4-5]).
(2) Jesús cita la profecía de Malaquías acerca del «mensajero» que «preparará el camino delante de mí (Mal 3:1; cf. Isa 40:3) con referencia a Juan el Bautista y su ministerio (Mat 11:7-15).
(3) Así mismo, Jesús dio a entender que la profecía de Malaquías de que Dios enviaría al «profeta Elías, antes que venga el día de Jehová» (Mal 4:5) se aplicaba a Juan el Bautista (Mat 11:14; Mat 17:10-13; Mar 9:11-13). El último libro de la Biblia añade que el espíritu de Elias aparecerá otra vez antes de la segunda venida de Cristo (Apo 11:3-6).
Además de estas tres referencias claras del NT a Malaquías, la condenación que hace el profeta del divorcio injusto (Mal 2:14-16) anticipa la enseñanza estricta del NT sobre ese tema (Mat 5:31-32; Mat 19:3-10; Mar 10:2-12; Rom 7:1-3; 1Co 7:10-16; 1Co 7:39). La profecía de Malaquías acerca de la futura aparición del Mesías (Mal 3:1-6; Mal 4:1-3) comprende tanto la primera venida de Cristo como la segunda.
Diagramas
LA SOBERANÍ A PERSA
(450-330 a.C.) Alrededor de un siglo después de la época de Nehemías, el pueblo judío siguió sometido a los persas. Los monarcas persas trataron a los judís con despectiva tolerancia, permitiéndoles practicar su propio culto y guardar su propia ley. Durante ese período hubo lucha constante entre Persia y Egipto. Judea se encontraba «entre el yunque y el martillo», y sufría mucho. |
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LA SUPREMACIA GRECOMACEDÓNICA
(333-323 a.C.) Alejandro Magno derrotó al ejército medopersa en 333 a.C., y pasó a convertirse en la mayor potencia mundial de su tiempo. Extendió su dominio hasta Egipto, Asia Menor, Babilonia, Persia y el norte de la India. Trató con tolerancia a los judíos. Promovió el florecimiento de la cultura y del idioma griegos. Murió a la edad de treinta y tres años en 323 a.C., y con él murió su imperio. |
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LA DOMINACIOacute;N EGIPCIA
(323-198 a.C.) Después de la muerte de Alejandro, su imperio quedó bajo el gobierno de cuatro de sus generales. Siria quedó bajo el poder de Seleuco, y Egipto quedó en manos de Ptolomeo. Alrededor del año 320 a.C., el pueblo judío quedó bajo el dominio de Ptolomeo I. Bajo los Ptolomeos los judíos vivían pacíficamente. El resultado más importante de la colonización de los judíos en Egipto fue la traducción del Antiguo Testamento al griego, llamada la Septuaginta. |
EL YUGO SIRIO (198-166 a.C.)
Después de haber sido tributaria de Egipto por casi cien años, la nación judía cayó bajo el dominio de los reyes de Siria el año 198 a.C. Al principio estos reyes favorecieron a los judíos, pero Antíoco IV Epífanes (175-164 a.C.) se propuso «helenizar» sus dominios, porque odiaba la religión judía. Destituyó al sumo sacerdote, prohibió el sacrificio diario en el templo, y sobre el altar erigió otro altar a Júpiter. En diciembre de 1 68 a.C., la profanación llegó al colmo cuando sacrificó una cerda sobre el altar. Vendió miles de familias judías como esclavas./p> |
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LIBERACIÓN LOGRADA POR LOS MACABEOS
(166-63 a.C.) En 167 a.C., Dios suscitó un libertador en la persona de Matatías. Era sacerdote, hombre santo y resuelto, padre de Judas, Jonatán, Simón y Eleazar. Con su ejemplo y vigorosas exhortaciones despertó en ellos y en el pueblo la defensa de la fe. Judas se destacó como un guerrero de gran genio militar, pues ganó muchas batallas contra fuerzas superiores. Reconquistó Jerusalén, y el templo fue purificado y reconsagrado al culto a Jehová. Se instituyó la fiesta de la dedicación para conmemorar esta liberación. Muertos los cinco hijos de Matatías, se destacó Juan Hircano, hijo de Simón, 135106 a.C. El país comenzó a disfrutar de su antigua prosperidad. |
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LA INTERVENCIÓN DEL IMPERIO ROMANO
(Desde 63 a.C. hasta los tiempos de Jesucristo) El general Pompeyo tomó Jerusalén y sometió a los judíos. Pompeyo instaló a Hircano II Antipáter en el poder. Hircano II fue sucedido por Herodes el Grande, su hijo. Después de la batalla de Accio, en 31 a.C., Herodes el Grande logró que César Augusto lo confirmara en la posesión de toda Palestina. Este Herodes presenta extraños contrastes de personalidad. Era idumeo y pagano de corazón, pero siempre trató de ganarse el afecto de los judíos. Fortificó y embelleció Jerusalén, reconstruyó el templo y dispensóayudas al pueblo. También era sumamente cruel. Ordenó matar a su padre, Hircano II, a su esposa Marianne, y a tres de sus hijos. Es este Herodes el que reinaba en Judea cuando nació Jesús. |
Tomado de Historia del pueblo judío entre el Antiguo Testamento y el nuevo por Ralph D. Williams, en la Biblia de Estudio Ampliada, Editorial Vida, 1983)
SECTAS JUDÍAS |
LOS FARISEOS
Formaban un partido religioso puritano, y eran sucesores de los jasidim («los piadosos») del
siglo II a.C.
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Su principal interés era la observancia de la ley.
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Daban el mismo valor y autoridad a sus tradiciones que a las Escrituras.
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Creían en la existencia de ángeles y demonios.
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Creían en la vida después de la muerte.
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Daban gran énfasis al aspecto práctico de sus enseñanzas, como la oración, el arrepentimiento y las obras de caridad.
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Aunque eran pocos en número, su influencia social era enorme.
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La mayoría de los escribas pertenecían a este grupo.
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Su rigidez y separatismo degeneró en el escueto legalismo y en la arrogancia y el menosprecio de los demás.
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Jesús no criticó la ortodoxia de sus enseñanzas, sino su orgullo y falta de amor.
LOS SADUCEOS
Eran en su mayoría sacerdotes y personas pudientes de la aristocracia. Es probable que surgieran durante el período macabeo.
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No creían que la tradición oral tuviera autoridad.
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Negaban la existencia de un mundo espiritual.
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No creían en la resurrección de los muertos ni en la vida futura.
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Creían que únicamente los libros de Moisés eran canónicos.
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Interpretaban la tora de manera bastante literalista.
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Aceptaban la cultura helenista.
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Contaban con poco apoyo popular.
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Eran enemigos enconados de los fariseos.
LOS ESENIOS
Eran una secta monástica ascética que vivía en el desierto de Judea, a orillas del mar Muerto.
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Eran prácticamente desconocidos hasta el descubrimiento de los rollos del mar Muerto en 1947.
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La secta de la Comunidad de Qumrán fue fundada por un «maestro de justicia», en el siglo II a.C.
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Se consideraban a sí mismos los «hijos de la luz».
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Vivían completamente apartados del judaísmo de Jerusalén, al que consideraban apóstata.
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Aguardaban el día de la batalla final cuando ellos obtendrían la victoria sobre los «hijos de las
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tinieblas».
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Esperaban la venida de dos mesías, uno sacerdotal y el otro real, o uno que combinara las dos funciones.
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Eran extremadamente dualistas en sus conceptos.
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Aunque su terminología es parecida a la del cristianismo, el contenido de sus enseñanzas es radicalmente distinto.
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Desaparecieron cerca del 73 d.C., cuando los romanos conquistaron la fortaleza de Masada.
LOS ZELOTES
Eran los revolucionarios del pueblo judío.
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Creían que la subordinación a Roma era una traición a Dios.
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Se les llamaba también cananistas.
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Al menos uno de los apóstoles, Simón, había sido zelote.
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Fueron quienes provocaron la rebelión que culminó en la destrucción de Jerusalén el 70 d.C.
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Eran el terror de los soldados romanos, ya que se ocultaban en la oscuridad de la noche para atacarlos.
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Al parecer, participaron en la rebelión bajo Barcoquebas en 132-135 d.C., la cual resultó en la huida de los judíos de Palestina.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
1. El Amor de Dios a Su Pueblo.
Oráculo contra Edom (1-5).
1 Oráculo. Palabra de Yahvé a Israel por medio de Malaquías: 2 Yo os he amado, dice Yahvé, 1 y vosotros decís: ¿En qué nos has amado? ¿Esaú no es hermano de Jacob? oráculo de Yahvé; sin embargo, he amado a Jacob 3y he detestado a Esaú, y he hecho de sus montañas campo de devastación,y de su heredad, pastizales de desierto. 4Y si Edom dijere: Hemos sido aplastados, pero reconstruiremos las ruinas, así dice Yahvé de los ejércitos: Ellos reconstruirán, pero yo destruiré. Y los llamarán “tierra de impiedad” y “pueblo contra el que se irritó para siempre Yahvé.” 5 Vuestros ojos lo verán y diréis: Grande es Yahvé más allá del territorio de Israel.
En el epígrafe inicial no se dice nada sobre la vida y marco histórico de Malaquías. Incluso su mismo nombre, que significa ángel de Yahvé, puede ser un seudónimo en consonancia con su calidad de mensajero de Dios a su pueblo1. Muchos comentaristas modernos suponen que el primer verso es obra de un redactor posterior, y el nombre de Malaquías provendría, según ellos, de lo que se dice en 3:1: “enviaré a mi ángel” (en hebreo Mal’akí). Los LXX traducen el v.1: “palabra del Señor a Israel por mano de su ángel. En todo caso, no se dice nada de su persona, y, por tanto, bien puede ser un nombre simbólico inventado por un redactor posterior que no conociera al autor de estos oráculos.
Antes de centrar su atención contra los sacerdotes indignos, el profeta quiere declarar solemnemente que Yahvé ha amado de un modo particular a Israel, y prueba de ello es que ha enviado la devastación y la ruina sobre su enemigo tradicional, Esaú o Edom. Con ocasión de la destrucción de Jerusalén en 586 a.C. por los caldeos, los habitantes de Edom se ensañaron con los judíos vencidos, uniéndose a los vencedores. Con ello, la tradicional enemistad de los dos pueblos llegó al paroxismo.
De ahí que ahora el profeta, que habla un siglo después de la gran catástrofe, presente como un signo de amor particular para con el pueblo elegido la devastación de Edom. El profeta Abdías se hace eco de una destrucción masiva del país edomita, llevada a cabo probablemente por las tribus árabes que en el siglo í invadieron su territorio, estableciéndose allí de modo permanente y creando el reino nabateo.
Según la Biblia, Esaú (Edom) y Jacob eran hermanos uterinos, que estuvieron siempre en lucha 2, preludio y símbolo de las hostilidades que los pueblos israelita y edomita habían de mantener a través de la historia. Yahvé tuvo predilección por el hermano menor, Jacob, mientras que detestó a Esaú, en. el sentido de que antepuso aquél a éste. El mismo territorio en que Esaú tuvo que establecerse parece estar bajo una maldición divina, porque sus montañas son el símbolo de la devastación aun en su contextura geográfica (v.3). Pero, además, en virtud de una invasión enemiga promovida por Yahvé, su heredad se ha convertido en pastizales del desierto.
Y es inútil que los edomitas quieran reconstruir sus ruinas, porque Yahvé se encargará de enviar de nuevo la devastación (v.4). En efecto, los edomitas fueron suplantados en su territorio por los nabateos, que crearon una brillante civilización al contacto con la cultura helénica. Los edomitas tuvieron que correrse hacia el occidente y penetrar en el territorio meridional de Judá para poder subsistir. En 125 a.C. fueron sometidos por Juan Hircano y obligados a circuncidarse 3. Edom, pues, no volverá a recuperar su poderío antiguo, y en ello deben ver los judíos la omnipotencia de Yahvé, que se extiende aun más allá de su territorio de Judá (v.5)4.
Reprensión de los sacerdotes (6-10).
6 El hijo honra a su padre y el siervo terne a su señor,Pues si yo soy padre, ¿dónde está mi honra Si yo soy Señor, ¿dónde está mi temor? dice Yahvé de los ejércitos a vosotros, sacerdotes, que despreciáis mi nombre. Decís: ¿En qué menospreciamos tu nombre? 7Ofrecéis en mi altar pan inmundo y decís: ¿En qué le hemos hecho inmundo?En decir: la mesa de Yahvé es despreciable. 8 Y ofrecer en sacrificio lo ciego, ¿no es malo? y ofrecer lo cojo o lo enfermo, ¿no es malo? Anda, haz presente de ello a tu gobernador, a ver si se complace en él y le será grato,dice Yahvé de los ejércitos. 9 Buscad, pues, el favor de Dios para que os sea propicio (por vuestra mano es hecho esto). ¿Os concederá benevolencia? dice Yahvé de los ejércitos. 10¡Oh si alguno de vosotros cerrara las puertas y no encendierais en vano el fuego de mi altar! No tengo en vosotros complacencia alguna, dice Yahvé de los ejércitos; no me son gratas las ofrendas de vuestras manos.
Si Yahvé ha mostrado su especial predilección por Israel, ¿por qué no se le da el honor debido como Señor y Padre de su pueblo ? En particular, los sacerdotes, por ser la porción selecta de Israel, están llamados a dar ejemplo y a dirigir al pueblo, y son los primeros prevaricadores de la Ley, ya que ofrecen a su Dios un pan inmundo o mancillado por las malas disposiciones interiores de los oferentes, y, por otra parte, ofrecen las víctimas defectuosas, reservándose para sí las mejores. Esto es un desprecio implícito a Dios 5. Irónicamente, el profeta les invita a presentar estas dádivas al gobernador o pejah persa (v.8). Esta indicación es preciosa para encuadrar históricamente el vaticinio en la época de la dominación persa.
Después el profeta recalca que con estas disposiciones de mezquindad de corazón respecto de su Señor y Dios es inútil aspirar a conseguir su benevolencia: Buscad el favor de Dios. (v.9). Ellos son responsables de sus malas acciones (por vuestra mano es hecho esto), y por eso no es fácil que consigan su gracia: ¿os concederá benevolencia? La respuesta implícita es negativa. Un culto en tales condiciones no puede agradar a Dios, y sería preferible que cerraran las puertas del templo y no encendieran en vano el fuego del altar (v.10).
Un culto sacrilego no puede agradar a Dios, sino más bien enojarle. Las ofrendas en estas condiciones no le son gratas. Tanto las oblaciones incruentas como los sacrificios cruentos llevaban el sello del desprecio hacia Dios, y, como tales, no son aceptables. Dios, por ello, establecerá un nuevo sacrificio puro y universal que no estará vinculado a los indignos descendientes de Leví.
El sacrificio de la nueva Ley (11-14).
11 Porque desde el fondo del sol hasta el ocaso es grande mi nombre entre las gentes, y en todo lugar ha de ofrecerse a mi nombre un sacrificio humeante y una oblación pura, pues grande es mi nombre entre las gentes, dice Yahvé de los ejércitos. 12 Pero vosotros lo profanáis, diciendo: La mesa dé Yahvé es inmunda, y despreciables sus alimentos. 13 Y aun decís: ¡Oh qué fastidio! y lo despreciáis, dice Yahvé de los ejércitos, y ofrecéis lo robado, lo tomo, lo enfermo; lo presentáis como ofrenda. ¿Voy a complacerme yo aceptándolo de vuestras manos? 14¡Maldito el fraudulento, que, teniendo en el rebaño machos y habiendo hecho un voto, sacrifica a Dios lo estropeado! Porque yo soy Rey grande, dice Yahvé de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las gentes.
En contraposición a los sacrificios mezquinas ofrecidos en el templo de Jerusalén, el profeta anuncia un nuevo sacrificio humeante y una oblación pura 6 en todo el orbe, desde el fondo del sol hasta el ocaso; y ese sacrificio es calificado de oblación pura, y, como tal, agradable a Dios. La perspectiva del profeta se ensancha desmesuradamente, y un vaticinio universalista es proclamado a todos los pueblos. Se ha discutido mucho el sentido preciso de las palabras cíe Malaquías. Los comentaristas han dado diversas opiniones.
Asi, se ha propuesto que el profeta pensaba en los prosélitos judíos, que estaban extendidos por todos los lugares donde había comunidades judaicas en la diáspora. De hecho sabemos que en la época persa los judíos de la colonia militar de Elefantina, en el Alto Egipcio, tenían su templo y sus sacrificios, a pesar de la prohibición de la multiplicidad de los lugares de culto. No han faltado quienes, siguiendo a Teodoro de Mopsuestia, hayan propuesto que Malaquías se refería con sus misteriosas palabras a los sacrificios que los paganos ofrecían en todo el ámbito del orbe a sus dioses, como símbolo de sumisión al Dios supremo, que no era otro que el Yahvé de los judíos; pero es difícil suponer que Malaquías, que rechazaba como impuros los sacrificios del templo de Jerusalén, aceptara como puros los ofrecidos por los paganos de su tiempo en los templos idolátricos.
La interpretación más obvia en el contexto es suponer que el profeta piensa en un nuevo estado de cosas en los tiempos mesiánicos, pues habla de cerrar las puertas del templo y de la sustitución del sacrificio tradicional de Jerusalén por una oblación pura. En este supuesto, el vaticinio de Malaquías encuadra bien en el universalismo de otras profecías en las que se habla de la entrada de los gentiles en la comunidad judía para participar de la Ley y culto de Yahvé 7. El anuncio, pues, de Malaquías es mesiánico, ya que proclama un nuevo estado de cosas desde el punto de vista cultual. La ley de la unicidad del culto será abrogada, y un nuevo culto (el profeta no especifica el modo) se extenderá por todo el universo.
La tradición cristiana ha visto el cumplimiento de esta profecía en el sacrificio de la Eucaristía y en la adoración en espíritu y en verdad” de todos los seguidores de Cristo 8.
Después de anunciar este sacrificio universalista y superior al actual del templo, el profeta vuelve a recriminar a los sacerdotes por sus mezquinos sacrificios y por la negligencia con que cumplen sus deberes rituales (aun decís: ¡Qué fastidio!).
1 Algunos autores antiguos de la época patrística citan el libro como “el del ángel” (cf. Tertuliano, Adi>. íud. 5; San Crisóstomo, Hom. 14 “n Ep. ad Heb.). – 2 Cf. Gen 25:225. – 3 Cf. Flavio Josefo , Ant. XIII 9:1. – 4 Sobre la doctrina del dominio de Yahvé sobre otros pueblos véase Am c.i-2; 9,?s. – 5 Sobre las cualidades de las ofrendas y víctimas del sacrificio véase Lev 22:225; Deu 15:21. – 6 Los LXX traducen: “en todo lugar se ofrece incienso a mi nombre y una oblación pura.” – 7 Cf. Miq 4:1; Sof 3:9; Age 2:7; Zac 8:20s. e-Jua 4:24.
Fuente: Biblia Comentada
El libro de Malaquías
TítuloEl título se deriva del autor de la profecía, Malaquías. Con esta última obra en los profetas menores, Dios cierra el canon del AT histórica y proféticamente.
Autor y fecha
Algunos han sugerido que el libro fue escrito de manera anónima, notando que el nombre, que quiere decir «mi mensajero» o «el mensajero de Jehová», podría ser un título en lugar de un nombre propio. Se señala que el nombre no ocurre en ningún otro lugar en el AT, ni se provee material de contexto alguno del autor. No obstante, debido a que todos los demás libros proféticos históricamente han identificado a su autor en el encabezamiento de introducción, esto sugiere que Malaquías fue de hecho el nombre del último profeta del AT que escribió en Israel. La tradición judía lo identifica como un miembro de la Gran Sinagoga que recolectó y preservó las Escrituras.
Mirando únicamente a la evidencia interna, la fecha de la profecía apunta a la última parte del siglo quinto a.C., con mucha probabilidad durante el regreso de Nehemías a Persia ca. 433-424 a.C. (cp. Neh 5:14; Neh 13:6). Los sacrificios estaban siendo ofrecidos en el segundo templo (Mal 1:7-10; Mal 3:8), el cual fue terminado en el 516 a.C. (cp. Esd 6:13-15). Muchos años habían pasado desde entonces conforme los sacerdotes se habían vuelto más y más corruptos y estaban satisfechos con su estado espiritual (Mal 1:6-14; Mal 2:1-9). La referencia de Malaquías a «príncipe» (Mal 1:8) habla del tiempo del dominio persa en Judá cuando Nehemías estaba visitando Persia de nuevo (Neh 13:6), mientras que su énfasis fue en la ley (Mal 4:4) coincide con un enfoque similar por parte de Esdras y Nehemías (cp. Esd 7:14; Esd 7:25-26; Neh 8:18). También compartieron otras preocupaciones, tales como matrimonios con mujeres extranjeras (Mal 2:11-15; cp. Esd 9:1-15; Esd 10:1-44; Neh 13:23-27), retener los diezmos (Mal 3:8-10; cp. Neh 13:10-14) e injusticia social (Mal 3:5; cp. Neh 5:1-13). Nehemías llegó a Jerusalén en el 445 a.C. para reconstruir el muro y regresó a Persia en el 433 a.C. Más tarde regresó a Israel (ca. 424 a.C.) para lidiar con los pecados que Malaquías describió (Neh 13:6). Entonces es probable que Malaquías fue escrito durante el período de la ausencia de Nehemías, casi un siglo después de que Hageo y Zacarías comenzaron a profetizar. Semejante a Apo 2:1-29; Apo 3:1-22 donde Cristo escribe lo que piensa de las condiciones de las iglesias, aquí Dios escribe a través de Malaquías para imprimir en Israel sus pensamientos de la nación.
Contexto histórico
Solo cincuenta mil exiliados habían regresado a Judá de Babilonia (538-536 a.C.). El templo había sido reconstruido bajo el liderazgo de Zorobabel (516 a.C.) y el sistema de sacrificios renovado. Esdras había regresado en el 458 a.C., seguido por Nehemías en el 445 a.C. Después de estar de regreso en la tierra de Palestina por solo un siglo, el ritual de la rutina religiosa de los judíos llevó a dureza de corazón hacia el gran amor de Dios por ellos y a una separación de su ley por parte tanto del pueblo como de los sacerdotes. Malaquías reprendió y condenó estos abusos, condenando fuertemente al pueblo y llamándolos al arrepentimiento. Cuando Nehemías regresó de Persia la segunda vez (ca. 424 a.C.), vigorosamente los reprendió por estos abusos en el templo y el sacerdocio, por la violación del reposo en el día de reposo, y por el divorcio ilegal de sus mujeres judías para que se pudieran casar con mujeres gentiles (cp. Neh 13:1-31).
Conforme más de dos milenios de historia del AT desde Abraham concluyeron, ninguna de las promesas gloriosas de los pactos abrahámico, davídico y del nuevo pacto habían sido cumplidas en su sentido definitivo. Aunque habían habido algunos pocos puntos cumbre en la historia de Israel, p. ej. Josué, David y Josías, los judíos al parecer habían perdido toda oportunidad por recibir el favor de Dios desde menos de cien años después de haber regresado de la cautividad, ya se habían hundido en una profundidad de pecado que excedía las iniquidades anteriores que trajeron las deportaciones Asiria y Babilonia. Más allá de esto, el Mesías que se había estado esperando por mucho tiempo no había llegado y no parecía estar a la vista.
Entonces, Malaquías escribió la profecía de cierre del AT en la cual él entregó el mensaje de Dios de juicio sobre Israel por su pecado continuo y la promesa de Dios de que un día en el futuro, cuando los judíos se arrepintieran, el Mesías sería revelado y las promesas de pacto de Dios serían cumplidas. Hubo más de cuatrocientos años de silencio divino, con solo las palabras de Malaquías resonando condenación a sus oídos, antes que otro profeta llegara con un mensaje de Dios. Este fue Juan el Bautista predicando: «Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado» (Mat 3:2). El Mesías había venido.
Temas históricos y teológicos
Repetidamente el Señor se refirió a su pacto con Israel (cp. Mal 2:4-5; Mal 2:8; Mal 2:10; Mal 2:14; Mal 3:1), recordándoles, desde sus palabras de apertura, de su infidelidad a su relación de amor / matrimonio con ellos (cp. Mal 1:2-5). El amor de Dios por su pueblo inunda el libro. Al parecer las promesas hechas por los profetas anteriores del Mesías venidero que traería la liberación final y las bendiciones que durarían toda una época y el aliento de las promesas recientes (ca. 500 a.C.) de Hageo y Zacarías, solo habían hecho al pueblo y a sus líderes que estuvieran más determinados en su satisfacción espiritual. Pensaban que esta relación de amor podía ser mantenida únicamente por medio del ritual externo, sin importar cómo vivieran. En una reprensión penetrante tanto de sacerdotes (Mal 1:6-14; Mal 2:1-9) como del pueblo (Mal 2:10-16), el profeta les recuerda que la venida del Señor que estaban buscando (Mal 3:1) sería en juicio para refinar, purificar y limpiar (Mal 3:2-3). El Señor no solo quería conformidad externa a la ley, sino también una aceptación interna (cp. Mat 23:23). El profeta ataca la corrupción, impiedad y la seguridad falsa al dirigir sus juicios hacia su hipocresía, infidelidad, compromiso, divorcio, adoración falsa y arrogancia.
Malaquías estableció su profecía en forma de una disputa, empleando el método de pregunta y respuesta. Las acusaciones del Señor en contra de su pueblo fueron frecuentemente encontradas por preguntas cínicas por parte del pueblo (Mal 1:2; Mal 1:6-7; Mal 2:17; Mal 3:7-8; Mal 3:13). En otros momentos, el profeta se presentó a sí mismo como el abogado de Dios en una demanda, presentando preguntas retóricas al pueblo basadas en su crítica desafiante (Mal 1:6; Mal 1:8-9; Mal 2:10; Mal 2:15; Mal 3:2).
Malaquías condenó a los sacerdotes y al pueblo por lo menos en seis áreas de pecado deliberado: 1) repudiar el amor de Dios (Mal 1:2-5); 2) negarse a darle a Dios el honor que se merece (Mal 1:6-14; Mal 2:1-9); 3) rechazar la fidelidad de Dios (Mal 2:10-16); 4) redefinir la justicia de Dios (Mal 2:17; Mal 3:1-6); 5) robar las riquezas de Dios (Mal 3:7-12); y 6) maldecir la gracia de Dios (Mal 3:13-15).
Hay tres interludios en los que Malaquías pronunció el juicio de Dios:
1) a los sacerdotes (Mal 2:1-9);
2) a la nación (Mal 3:1-6); y
3) al remanente (Mal 3:16-18; Mal 4:1-6).
Retos de interpretación
El significado de Elías siendo enviado «antes que venga el día de Jehová, grande y terrible» (Mal 4:5) ha sido debatido. ¿Fue esto cumplido en Juan el Bautista o es aún futuro? ¿Reencarnará Elías? Parece mejor ver la profecía de Malaquías como una referencia a Juan el Bautista y no a un Elías que literalmente regresa. No solo anunció el ángel que Juan el Bautista iría «delante de él con el espíritu y el poder de Elías» (Luc 1:17), sino que Juan el Bautista mismo dijo que él no era Elías (Jua 1:21). De esta manera Juan fue como Elías, internamente en «espíritu y poder», y externamente en áspera independencia e inconformidad. Si los judíos hubieran recibido al Mesías, entonces él sería el Elías de quien se habló (cp. Mat 11:14; Mat 17:9-13); si rechazaban al rey, entonces otro profeta como Elías sería enviado en el futuro, quizá como uno de los dos testigos (cp. Apo 11:1-19).
Bosquejo
I) La denuncia de los pecados de Israel (Mal 1:1-14; Mal 2:1-16)
A) Recordatorio del amor de Dios por Israel (Mal 1:1-5)
B) Reprensión de los sacerdotes (Mal 1:6-14; Mal 2:1-9)
1. Menosprecio del altar de Dios (Mal 1:6-14)
2. Menosprecio de la gloria de Dios (Mal 2:1-3)
3. Menosprecio de la ley de Dios (Mal 2:4-9)
C) Reprensión del pueblo (Mal 2:10-16)
II) La declaración del juicio de Israel y su bendición (Mal 2:17; Mal 3:1-18; Mal 4:1-6)
A) Venida de un mensajero (Mal 2:17; Mal 3:1-5)
B) Reto a arrepentirse (Mal 3:6-12)
C) Crítica por parte de Israel en contra del Señor (Mal 3:13-15)
D) Consolación al remanente fiel (Mal 3:16-18; Mal 4:1-6)
ANEXOS
Nombres de Dios en el Antiguo Testamento
Nombre | Referencia |
1. Elohim, «Dios», esto es, su poder y fuerza | Gén 1:1; Sal 19:1 |
2. El-elyon, «El Altísimo» | Gén 14:17-20; Isa 14:13-14 |
3. El-olam, «El Dios eterno» | Isa 40:28-31 |
4. El-roi, «El fuerte que ve» | Gén 16:13 |
5. El-shaddai, «Dios Todopoderoso» | Gén 17:1; Sal 91:1 |
6. Adonai, «Señor», esto es, el señorío de Dios | Mal 1:6 |
7. Jehová (Yahweh), «Jehová», esto es, la naturaleza eterna de Dios | Gén 2:4 |
8. Jehová-jireh, «Jehová proveerá» | Gén 22:13-14 |
9. Jehová-maccaddeshem, «Jehová tu santificador» | Éxo 31:13 |
10. Jehová-nissi, «Jehová nuestro estandarte» | Éxo 17:15 |
11. Jehová-rapha, «Jehová nuestro sanador» | Éxo 15:26 |
12. Jehová-rohi, «Jehová mi pastor» | Sal 23:1 |
13. Jehová-sabbaoth, «Jehová de los ejércitos» | Isa 6:1-3 |
14. Jehová-shalom, «Jehová es paz» | Jue 6:24 |
15. Jehová-shammah, «Jehová quien está presente» | Eze 48:35 |
16. Jehová-tsidkenu, «Jehová nuestra justicia» | Jer 23:6 |
Introducción al período intertestamentario
Más de cuatrocientos años separaron los acontecimientos finales (Neh 13:4-30) y la última profecía (Mal 1:1-14; Mal 2:1-17; Mal 3:1-18; Mal 4:1-6) que quedaron registrados en el Antiguo Testamento (ca. 424 a.C.), de las acciones iniciales (Luc 1:5-25) que se narran en el Nuevo Testamento (6 a.C.). Este período se llama con frecuencia «los cuatrocientos años de silencio». Sin embargo, la historia de estos años siguió el patrón pronosticado en Daniel (Dan 2:24; Dan 2:45; Dan 7:1-28; Dan 8:1-27; Dan 11:1-35) con precisión y exactitud. Aunque la voz de Dios permaneció en silencio, la mano de Dios dirigió de forma activa el transcurso de los sucesos que ocurrieron durante estos siglos.
Historia judía
Como lo había predicho Daniel, el control de la tierra de Israel pasó del imperio de Media y Persia a Grecia y luego al de Roma (Dan 2:39-40; Dan 7:5-7). Por cerca de doscientos años, el Imperio Persa sometió a los judíos (539 332 a.C.). Los persas permitieron que los judíos regresaran, reconstruyeran y adoraran en el templo en Jerusalén (2Cr 36:22-23; Esd 1:1-4). Durante unos cien años después de cerrarse el canon del Antiguo Testamento, Judea no dejó de ser un territorio persa sometido al gobernador de Siria, en el cual el sumo sacerdote ejercía cierto grado de autoridad civil. A los judíos se les permitió el ejercicio de su religión sin interferencia oficial del gobierno.
Entre el 334 a.C. y el 331 a.C., Alejandro Magno derrotó al rey persa Darío III en tres batallas decisivas que le dieron control de los territorios del Imperio Persa. La tierra de Israel quedó así bajo el dominio griego en el 332 a.C. (Dan 8:5-7; Dan 8:20-21; Dan 11:3). Alejandro permitió que los judíos observaran sus leyes en Judea y les concedió una exención de impuestos durante sus años sabáticos. Sin embargo, Alejandro procuró llevar la cultura griega o «helenismo» a los territorios que había conquistado. Su deseo era crear un mundo unido por el idioma y el pensamiento de los griegos. Esta política, llevada a cabo por los sucesores de Alejandro, fue tan peligrosa para la religión de Israel como lo había sido el culto de Baal, porque la forma de vida de los griegos era atractiva y sofisticada desde el punto de vista humano, pero opuesta por completo a Dios y a la piedad.
Tras la muerte de Alejandro en el 323 a.C., tuvo lugar una lucha entre sus generales con respecto a la división de su imperio (Dan 8:22; Dan 11:4). Ptolomeo I Soter, fundador de la dinastía ptolemaica en Egipto, tomó control de Israel aunque un acuerdo del 301 a.C. la había asignado a Seleuco I Nicator, fundador de la dinastía seleucida de Siria. Esto provocó un enfrentamiento continuo entre ambas dinastías (Dan 11:5). Los ptolomeos gobernaron a Judea desde el 301 a.C. hasta el 198 a.C. (Dan 11:6-12) y bajo su dominio los judíos tuvieron una libertad religiosa relativa en un contexto de opresión económica.
En 198 a.C., Antíoco III el Grande derrotó a Ptolomeo V Epífanes y le arrebató el control de Palestina (Dan 11:13-16). Judea quedó bajo dominio seleucida hasta 143 a.C. (Dan 11:17-35). La tolerancia inicial de los seleucidas hacia las prácticas religiosas de los judíos llegó a su fin en el reino de Antíoco IV Epífanes (175 164 a.C.). Antíoco profanó y saqueó el templo de Jerusalén en el 170 a.C. En el 167 a.C., Antíoco ordenó la helenización de Palestina y prohibió a los judíos guardar sus leyes, observar el día de reposo, mantener sus fiestas, ofrecer sacrificios y circuncidar a sus hijos. Se ordenó la destrucción de todos los ejemplares de la Torá y se instalaron altares para el culto idólatra. Además, Antíoco mandó a los judíos que ofrecieran sacrificios inmundos y que comieran carne de cerdo. Antíoco fue el primer monarca pagano que persiguió a los judíos por su fe (Dan 8:9-14; Dan 8:23-25; Dan 11:21-35).
Un sacerdote anciano llamado Matatías y sus cinco hijos lideraron la resistencia judía en contra de Antíoco y sus sucesores seleucidas. Esto llegó a conocerse como la revuelta de los Macabeos porque Judas Macabeo (lit., «martillo») fue el líder principal entre los cinco hermanos. Después de una guerra de veinticuatro años (166 142 a.C.), los judíos pudieron ganar su independencia de Siria gracias a la presión creciente de los romanos sobre los seleucidas. Los descendientes de Matatías fundaron la dinastía asmonea, nombre que se deriva de Hasmón, un ancestro de los Macabeos.
Los asmoneos se apoderaron del oficio del sumo sacerdote aunque no pertenecían al linaje de Sadoc (Núm 25:10-13; Eze 40:46; Eze 48:11). En poco tiempo, los asmoneos empezaron a seguir las costumbres helénicas y las prácticas que ellos mismos resistieron en un principio. La influencia griega continuó en Palestina desde el 142 a.C. hasta el 63 a.C. por medio de esta dinastía nativa.
La dinastía asmonea terminó en el 63 a.C. cuando Pompeyo, un general de Roma, intervino en un enfrentamiento entre dos opositores que aspiraban a ser el sumo sacerdote: Aristóbolo II e Hircano II. De este modo, la tierra quedó bajo control romano (Dan 2:40; Dan 7:7). Las insurrecciones continuas motivaron a los romanos a convertir a Herodes el Grande en rey de Judea. Este hombre había nacido en Idumea y fue un prosélito judío pero toda su ideología era grecorromana. Gobernó Palestina del 37 a.C. a 4 a.C. y fue el «rey de los judíos» cuando Jesús nació (Mat 2:1-2).
Desarrollos judíos
Diáspora. La dispersión de Israel empezó con dos exilios: Israel hacia Asiria (2Re 17:23) y Judá hacia Babilonia (2Re 25:21). La mayoría de los israelitas no regresaron a Judea después del exilio y dejaron de ser cautivos para convertirse en colonos dentro del Imperio Persa. El movimiento geográfico de israelitas continuó en los imperios griego y romano de tal modo que en el siglo I d.C. los judíos se encontraban a lo largo y ancho de la cuenca del Mediterráneo y en Mesopotamia. La mayoría de los israelitas vivían fuera de Palestina a finales del período intertestamentario.
Escribas y rabinos. Bajo la convicción de que el exilio había sucedido como resultado de una falta de conocimiento y obediencia a la Torá, los exiliados israelitas se dedicaron al estudio del Antiguo Testamento. Los escribas se volvieron expertos en ello y se consideraba que tenían la autoridad en asuntos de interpretación de las Escrituras durante el período intertestamentario. Los rabinos eran los maestros que transmitían el entendimiento que los escribas tenían de las Escrituras al pueblo de Israel.
Sinagoga. Con la destrucción del templo en el 586 a.C., la sinagoga se convirtió en el lugar de instrucción y culto para los judíos en el exilio. Puesto que la mayoría de los judíos no volvieron a Palestina después del primer exilio, las sinagogas continuaron su funcionamiento en la diáspora y también se establecieron en Palestina, incluso tras la reconstrucción del templo a cargo de Zorobabel en el 516 a.C.
Septuaginta. Debido a la preeminencia que tuvo el idioma griego desde ca. 330 a.C. en adelante, llegó a convertirse en el idioma principal de los judíos en la diáspora. Según una leyenda judía, alrededor del año 250 a.C. Ptolomeo Filadelfo reunió a setenta y dos eruditos que se encargaron de traducir el Antiguo Testamento al griego en setenta y dos días. Por esa razón, el término «septuaginta» que significa setenta en latín (LXX), fue el nombre que se asignó a esta obra. Es probable que la labor de traducción se haya realizado entre el 250 a.C. y el 125 a.C. en Alejandría, Egipto. La Septuaginta se convirtió en la traducción griega del Antiguo Testamento más importante y de mayor uso.
Fariseos. Es probable que este partido religioso haya empezado como el grupo de «los santos» que estuvieron asociados con los Macabeos en la campaña para librar la tierra de cualquier elemento helénico. Cuando los mismos Macabeos se volvieron helenistas, estos santos se «separaron» (origen posible de su nombre) del poder religioso oficial establecido en Judea. Los fariseos hacían una interpretación estricta de la ley de conformidad con la naciente tradición oral y procuraban que su propio entendimiento de la ley fuera de cumplimiento obligatorio para todos los judíos. Aunque no eran numerosos, los fariseos eran mirados con buenos ojos por la mayor parte del pueblo en Palestina.
Saduceos. Es probable que su nombre se derive de «Sadoc» para aludir al linaje del sumo sacerdote. Estos judíos helenistas y aristócratas se convirtieron en los guardianes de los reglamentos y las prácticas del templo. Los saduceos rechazaban el Antiguo Testamento como las Escrituras a excepción de la Torá, así como cualquier enseñanza que, según su propia creencia, no se encontraba en la Torá (los primeros cinco libros del AT), p. ej., la resurrección de los muertos (Hch 23:6-8).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
Profecía. En algunas versiones se traduce «carga», porque el término alude a una sentencia agobiante que el profeta tuvo que pronunciar. Vea las notas sobre Isa 13:1; Nah 1:1; Hab 1:1; Zac 9:11 ; Zac 12:1.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
(435-396 a.C.)
Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL RETORNO (Esdras, Ester, Nehemías, Hageo, Zacarías, Malaquías).
INTRODUCCIÓN
1. Malaquías significa «mi mensajero».
2. Nada sabemos acerca de Malaquías aparte de su nombre y del hecho de que fue el último de los profetas del Antiguo Testamento.
3. Podemos considerar a Malaquías como una especie de resumen en miniatura de todo el Antiguo Testamento, porque el profeta abarca brevemente aquellas cinco grandes verdades que encontramos en los demás libros, y son:
a. La elección de Israel por Dios (Mal 1:2; Mal 2:4-6, Mal 2:10).
b. La transgresión de Israel contra Dios (Mal 1:6; Mal 2:11-17)
c. La manifestación del Mesías (Mal 3:1; Mal 4:2).
d. La tribulación sobre las naciones (Mal 4:1).
e. La purificación de Israel al final (Mal 3:2-4, Mal 3:12, Mal 3:16-18; Mal 4:2-6).
4. Malaquías puede ser comparado con Moisés.
a. Moisés nos dio la primera profecía del Antiguo Testamento relacionada con el Mesías (Gén 3:15).
b. Malaquías escribe la última profecía del Antiguo Testamento concerniente al Mesías (Mal 4:2).
5. El libro de Malaquías puede ser considerado como un cumplimiento parcial de la profecía de Daniel en Dan 9:24-27. Esta gran predicción, conocida como las setenta semanas, (en realidad un período de 490 años) empezó en el 445 a.C., y estaba divida en tres grandes segmentos. El primero abarcaba un período de cuarenta y nueve años. Esto nos lo deja en el 396, o aproximadamente la fecha en que muchos creen que Malaquías completó su libro.
I. El amor de Dios es declarado (Mal 1:1-5).
A. En el segundo versículo de su libro Malaquías introduce la primera de siete preguntas petulantes que los israelitas camales le hacían a Dios. Cada una de las preguntas era la reacción a una clara declaración previa que Dios había hecho. Estas eran:
1. ¿En qué nos amaste? (Mal 1:2).
2. ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? (Mal 1:6).
3. ¿En qué te hemos deshonrado? (Mal 1:7).
4. ¿En qué te hemos cansado? (Mal 2:17).
5. ¿En qué hemos de volvemos? (Mal 3:7).
6. ¿En qué te hemos robado? (Mal 3:8).
7. ¿En qué hemos hablado contra ti? (Mal 3:13).
B. S. Franklin Logsdon escribe lo siguiente en relación con la primera pregunta: «La pregunta: “¿En qué nos amaste?” indica irritación de parte del pueblo que le lleva a acusar al Señor de no poder probar su amor. Tenían amargos recuerdos de las actitudes y acciones de los edomitas cuando Jerusalén fue saqueada por los filisteos y los árabes (2Cr 21:16-17). Estos descendientes de Esaú habían animado y ayudado al enemigo para derrotar a sus hermanos, y el Señor no los había frenado (Abd 1:11). Mostraron un placer sádico por el infortunio de Judá burlándose de su desgracia (Abd 1:12). Compartieron los despojos con el enemigo cuando la ciudad fue capturada (Abd 1:13). Ayudaron al enemigo bloqueando la retirada de los que huían (Abd 1:14), y le entregaron los que no pudieron escapar (Abd 1:14). Es decir, en la hora de la prueba de Judá, los edomitas se quedaron mirando, se burlaron, insultaron, robaron, atraparon y asesinaron debido al odio heredado contra Jacob (y su posteridad) por haber obtenido la bendición de manera fraudulenta.
El pueblo de Israel estaba dolido con Dios a causa de esto. Era una espina que llevaban clavada en su memoria. Recordaban cómo sus padres, en cautiverio, sentados a las orillas de los ríos de Babilonia, lloraban: “Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén, cuando decían: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos” (Sal 137:7). La pregunta en los días de Malaquías era en síntesis: “¿Por qué Dios lo permitió si nos amaba?”» (Malachi, or, Will a Man Rob God?, pp. 14, 15.)
C. Dios responde a esta primera pregunta señalando dos hechos.
1. Nunca va a permitir que Edom prospere porque maltrataron a Israel, la niña de sus ojos.
2. El ya había preferido a Israel sobre Esaú. Algunos han tenido mucha dificultad sobre la declaración de Dios de que amó a Jacob y aborreció a Esaú. Debemos observar aquí varios factores:
a. En el relato de Génesis que nos cuenta la vida de ambos jóvenes nunca aparece que Dios aborreciera real y personalmente a Esaú y amara a Jacob. (Véanse Gén 25:1-34, Gén 27:1-46.)
b. La declaración puede más bien referirse a las naciones que fundaron estos hombres.
Dios aborreció definitivamente las actitudes y acciones tan malvadas de los edomitas, como lo indica el profeta Abdías.
c. El nombre Jacob como aparece aquí es plural, lo que puede indicar que se refiere a toda la nación.
d. La palabra hebrea para odio es sane, y algunas veces se usa para indicar preferencia o prioridad en vez de aborrecimiento. Este es también el caso con el término griego para odio, que es misco. Consideremos el siguiente ejemplo:
(1) «Y vio Jehová que Lea era menospreciada [odiada], y le dio hijos; pero Raquel era estéril» (Gén 29:31). El texto no indica en absoluto que Jacob odiara a su primera esposa, sino simplemente que prefería a la segunda.
(2) «El pobre es odioso aun a su amigo, pero muchos son los que aman al rico» (Pro 14:20).
«Si alguno viene a mí, y no aborrece [odia] a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo» (Luc 14:26).
En este último caso está perfectamente claro que el Señor no estaba enseñando que la persona despreciara o aborreciera a su propia carne y sangre, sino simplemente que el creyente debe dar a Dios la prioridad en su vida.
e. El verdadero problema en el pasaje de Malaquías no es que Dios «aborreciera» a Esaú sino que amara a Jacob. Pero el hecho es que Dios amó en verdad a esta nación pecadora. Moisés les recuerda este amor durante su último discurso no menos de siete veces. (Véanse Deu 4:37; Deu 7:8; Deu 7:13; Deu 10:15; Deu 15:16; Deu 23:5; Deu 33:3. Otros pasajes que declaran este hecho son: Isa 43:4; Isa 48:14; Isa 63:9; Jer 31:3; Ose 3:1; Ose 11:1; Ose 11:4; Ose 14:4.)
II. El amor de Dios es despreciado.
A. Por los sacerdotes.
1. Que pretendían engañar al Señor por medio de sus ofrendas en mal estado (Mal 1:6-14; Mal 2:1-9).
a. Le habían ofrecido a Dios animales enfermos y defectuosos. Dios rechazaba estos sacrificios baratos y les retaba diciéndoles: «….Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto?…» (Mal 1:8). (Véase también el testimonio de David en 2Sa 24:24).
b. No le habían dado a Dios aquella honra y respeto apropiados que
(1) Un niño debe dar a su padre (Mal 1:6)
(2) Un siervo debe rendir a su señor (Mal 1:6)
(3) Un ciudadano debe pagarle a su rey (Mal 1:4).
2. Habían defraudado al pueblo con su mal ejemplo (Mal 2:7-9).
B. Por el pueblo.
1. Por medio de la desigualdad social (Mal 2:10).
2. Por medio de los matrimonios mixtos (Mal 2:11).
3. Por medio de la inmoralidad (Mal 2:14).
4. Por medio de su falta de sinceridad (Mal 2:17).
5. Por medio de su deuda en las ofrendas (Mal 3:8-10).
6. Por medio de sus acusaciones (Mal 3:13-15).
III. El amor de Dios es mostrado.
A. Recordando a sus propios santos (Mal 3:16-17). Debemos notar especialmente las últimas palabras del Mal 3:16 : «… y para los que piensan en su nombre.» Esto sin duda incluye los diferentes nombres que se le dan a Dios en el Antiguo Testamento, junto con sus significados. Una lista resumida de los nombres de Dios incluiría:
1. Elohim: usado 2.570 veces, habla de la fortaleza y el poder de Dios (Gén 1:1; Sal 19:1).
2. El: encontramos cuatro combinaciones de este nombre:
a) Elyon: Dios Altísimo (Gén 14:17-20; Isa 14:13-14).
b) Roí: El Dios que ve (Gén 16:13).
c) Shaddai: Todopoderoso, Omnipotente (usado cuarenta y ocho veces en el Antiguo Testamento; véanse Gén 17:1; Sal 91:1).
d) Olam: el Dios eterno (Isa 40:28).
3. Adonai: Maestro, Señor. Dios es dueño de su creación (Mal 1:6).
4. Jehová: el nombre más común de todos. Aparece 6.823 veces. Significa «el que siempre vive», el que tiene vida en sí mismo. Es el Dios del pacto (Gén 2:4).
Aparecen nueve composiciones de este nombre.
a. Jireh: Jehová proveerá (Gén 22:13-14).
b. Nisi: Jehová es mi estandarte (Éxo 17:15).
c. Shalom: Jehová es paz (Jue 6:24).
d. Sabbaoth: Jehová de los ejércitos (1Sa 1:3; Isa 6:1-3).
e. Maccaddeshoem: Jehová que santifica (Éxo 31:13).
f. Rohi (Raah): Jehová es mi pastor (Sal 23:1).
g. Tsidkenu: Jehová justicia nuestra (Jer 23:6).
h. Sama: Jehová allí, el Dios que está presente (Eze 48:35).
i. Rafe: Jehová tu sanador (Éxo 15:26).
B. Enviando a su propio Hijo.
1. En su primera venida fue presentado por Juan el Bautista (Mal 3:1). La Biblia Anotada de Scofield, nos dice:
«La primera parte del verso Mal 3:1 se cita con referencia a Juan el Bautista (Mat 11:10; Mar 1:2; Luc 7:27), pero la segunda parte, “el Señor a quien vosotros buscáis”, etc., no se cita en ningún lugar del N.T.» (p. 943). La razón para esta omisión es trágicamente evidente: Israel no esperó su primera venida ni le aceptó. (Véase Jua 1:11.)
J. Vernon McGee escribe:
«Malaquías anunció la llegada de Juan el Bautista como el mensajero. Juan fue el Malaquías del Nuevo Testamento y empezó donde el Malaquías del Antiguo Testamento había quedado. Malaquías fue el primer locutor de radio que dijo: “La siguiente voz que van a escuchar va a ser la del mensajero del Señor.”»
2. En su segunda venida será presentado por el profeta Elías (Mal 4:5-6). (Véase también Apo 11:3-14.)
Al profeta Elías se le concederá el privilegio de preparar a este viejo, corrompido, cruel y maldecido mundo para su momento más importante, trascendental y glorioso: la venida personal y visible del Rey de reyes y Señor de señores.
a. Aparecerá para castigar a los gentiles (Mal 4:1; Mal 4:3).
b. Vendrá para purificar a Israel (Mal 3:2-4).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
(435-396 a.C.)
Nota del editor; Esta sección pertenece LA ETAPA DEL RETORNO (Esdras, Ester, Nehemías, Hageo, Zacarías, Malaquías).
INTRODUCCIÓN
1. Malaquías significa «mi mensajero».
2. Nada sabemos acerca de Malaquías aparte de su nombre y del hecho de que fue el último de los profetas del Antiguo Testamento.
3. Podemos considerar a Malaquías como una especie de resumen en miniatura de todo el Antiguo Testamento, porque el profeta abarca brevemente aquellas cinco grandes verdades que encontramos en los demás libros, y son:
a. La elección de Israel por Dios (Mal 1:2; Mal 2:4-6, Mal 2:10).
b. La transgresión de Israel contra Dios (Mal 1:6; Mal 2:11-17)
c. La manifestación del Mesías (Mal 3:1; Mal 4:2).
d. La tribulación sobre las naciones (Mal 4:1).
e. La purificación de Israel al final (Mal 3:2-4, Mal 3:12, Mal 3:16-18; Mal 4:2-6).
4. Malaquías puede ser comparado con Moisés.
a. Moisés nos dio la primera profecía del Antiguo Testamento relacionada con el Mesías (Gén 3:15).
b. Malaquías escribe la última profecía del Antiguo Testamento concerniente al Mesías (Mal 4:2).
5. El libro de Malaquías puede ser considerado como un cumplimiento parcial de la profecía de Daniel en Dan 9:24-27. Esta gran predicción, conocida como las setenta semanas, (en realidad un período de 490 años) empezó en el 445 a.C., y estaba divida en tres grandes segmentos. El primero abarcaba un período de cuarenta y nueve años. Esto nos lo deja en el 396, o aproximadamente la fecha en que muchos creen que Malaquías completó su libro.
I. El amor de Dios es declarado (Mal 1:1-5).
A. En el segundo versículo de su libro Malaquías introduce la primera de siete preguntas petulantes que los israelitas camales le hacían a Dios. Cada una de las preguntas era la reacción a una clara declaración previa que Dios había hecho. Estas eran:
1. ¿En qué nos amaste? (Mal 1:2).
2. ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? (Mal 1:6).
3. ¿En qué te hemos deshonrado? (Mal 1:7).
4. ¿En qué te hemos cansado? (Mal 2:17).
5. ¿En qué hemos de volvemos? (Mal 3:7).
6. ¿En qué te hemos robado? (Mal 3:8).
7. ¿En qué hemos hablado contra ti? (Mal 3:13).
B. S. Franklin Logsdon escribe lo siguiente en relación con la primera pregunta: «La pregunta: “¿En qué nos amaste?” indica irritación de parte del pueblo que le lleva a acusar al Señor de no poder probar su amor. Tenían amargos recuerdos de las actitudes y acciones de los edomitas cuando Jerusalén fue saqueada por los filisteos y los árabes (2Cr 21:16-17). Estos descendientes de Esaú habían animado y ayudado al enemigo para derrotar a sus hermanos, y el Señor no los había frenado (Abd 1:11). Mostraron un placer sádico por el infortunio de Judá burlándose de su desgracia (Abd 1:12). Compartieron los despojos con el enemigo cuando la ciudad fue capturada (Abd 1:13). Ayudaron al enemigo bloqueando la retirada de los que huían (Abd 1:14), y le entregaron los que no pudieron escapar (Abd 1:14). Es decir, en la hora de la prueba de Judá, los edomitas se quedaron mirando, se burlaron, insultaron, robaron, atraparon y asesinaron debido al odio heredado contra Jacob (y su posteridad) por haber obtenido la bendición de manera fraudulenta.
El pueblo de Israel estaba dolido con Dios a causa de esto. Era una espina que llevaban clavada en su memoria. Recordaban cómo sus padres, en cautiverio, sentados a las orillas de los ríos de Babilonia, lloraban: “Oh Jehová, recuerda contra los hijos de Edom el día de Jerusalén, cuando decían: Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos” (Sal 137:7). La pregunta en los días de Malaquías era en síntesis: “¿Por qué Dios lo permitió si nos amaba?”» (Malachi, or, Will a Man Rob God?, pp. 14, 15.)
C. Dios responde a esta primera pregunta señalando dos hechos.
1. Nunca va a permitir que Edom prospere porque maltrataron a Israel, la niña de sus ojos.
2. El ya había preferido a Israel sobre Esaú. Algunos han tenido mucha dificultad sobre la declaración de Dios de que amó a Jacob y aborreció a Esaú. Debemos observar aquí varios factores:
a. En el relato de Génesis que nos cuenta la vida de ambos jóvenes nunca aparece que Dios aborreciera real y personalmente a Esaú y amara a Jacob. (Véanse Gén 25:1-34, Gén 27:1-46.)
b. La declaración puede más bien referirse a las naciones que fundaron estos hombres.
Dios aborreció definitivamente las actitudes y acciones tan malvadas de los edomitas, como lo indica el profeta Abdías.
c. El nombre Jacob como aparece aquí es plural, lo que puede indicar que se refiere a toda la nación.
d. La palabra hebrea para odio es sane, y algunas veces se usa para indicar preferencia o prioridad en vez de aborrecimiento. Este es también el caso con el término griego para odio, que es misco. Consideremos el siguiente ejemplo:
(1) «Y vio Jehová que Lea era menospreciada [odiada], y le dio hijos; pero Raquel era estéril» (Gén 29:31). El texto no indica en absoluto que Jacob odiara a su primera esposa, sino simplemente que prefería a la segunda.
(2) «El pobre es odioso aun a su amigo, pero muchos son los que aman al rico» (Pro 14:20).
«Si alguno viene a mí, y no aborrece [odia] a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo» (Luc 14:26).
En este último caso está perfectamente claro que el Señor no estaba enseñando que la persona despreciara o aborreciera a su propia carne y sangre, sino simplemente que el creyente debe dar a Dios la prioridad en su vida.
e. El verdadero problema en el pasaje de Malaquías no es que Dios «aborreciera» a Esaú sino que amara a Jacob. Pero el hecho es que Dios amó en verdad a esta nación pecadora. Moisés les recuerda este amor durante su último discurso no menos de siete veces. (Véanse Deu 4:37; Deu 7:8; Deu 7:13; Deu 10:15; Deu 15:16; Deu 23:5; Deu 33:3. Otros pasajes que declaran este hecho son: Isa 43:4; Isa 48:14; Isa 63:9; Jer 31:3; Ose 3:1; Ose 11:1; Ose 11:4; Ose 14:4.)
II. El amor de Dios es despreciado.
A. Por los sacerdotes.
1. Que pretendían engañar al Señor por medio de sus ofrendas en mal estado (Mal 1:6-14; Mal 2:1-9).
a. Le habían ofrecido a Dios animales enfermos y defectuosos. Dios rechazaba estos sacrificios baratos y les retaba diciéndoles: «….Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto?…» (Mal 1:8). (Véase también el testimonio de David en 2Sa 24:24).
b. No le habían dado a Dios aquella honra y respeto apropiados que
(1) Un niño debe dar a su padre (Mal 1:6)
(2) Un siervo debe rendir a su señor (Mal 1:6)
(3) Un ciudadano debe pagarle a su rey (Mal 1:4).
2. Habían defraudado al pueblo con su mal ejemplo (Mal 2:7-9).
B. Por el pueblo.
1. Por medio de la desigualdad social (Mal 2:10).
2. Por medio de los matrimonios mixtos (Mal 2:11).
3. Por medio de la inmoralidad (Mal 2:14).
4. Por medio de su falta de sinceridad (Mal 2:17).
5. Por medio de su deuda en las ofrendas (Mal 3:8-10).
6. Por medio de sus acusaciones (Mal 3:13-15).
III. El amor de Dios es mostrado.
A. Recordando a sus propios santos (Mal 3:16-17). Debemos notar especialmente las últimas palabras del Mal 3:16 : «… y para los que piensan en su nombre.» Esto sin duda incluye los diferentes nombres que se le dan a Dios en el Antiguo Testamento, junto con sus significados. Una lista resumida de los nombres de Dios incluiría:
1. Elohim: usado 2.570 veces, habla de la fortaleza y el poder de Dios (Gén 1:1; Sal 19:1).
2. El: encontramos cuatro combinaciones de este nombre:
a) Elyon: Dios Altísimo (Gén 14:17-20; Isa 14:13-14).
b) Roí: El Dios que ve (Gén 16:13).
c) Shaddai: Todopoderoso, Omnipotente (usado cuarenta y ocho veces en el Antiguo Testamento; véanse Gén 17:1; Sal 91:1).
d) Olam: el Dios eterno (Isa 40:28).
3. Adonai: Maestro, Señor. Dios es dueño de su creación (Mal 1:6).
4. Jehová: el nombre más común de todos. Aparece 6.823 veces. Significa «el que siempre vive», el que tiene vida en sí mismo. Es el Dios del pacto (Gén 2:4).
Aparecen nueve composiciones de este nombre.
a. Jireh: Jehová proveerá (Gén 22:13-14).
b. Nisi: Jehová es mi estandarte (Éxo 17:15).
c. Shalom: Jehová es paz (Jue 6:24).
d. Sabbaoth: Jehová de los ejércitos (1Sa 1:3; Isa 6:1-3).
e. Maccaddeshoem: Jehová que santifica (Éxo 31:13).
f. Rohi (Raah): Jehová es mi pastor (Sal 23:1).
g. Tsidkenu: Jehová justicia nuestra (Jer 23:6).
h. Sama: Jehová allí, el Dios que está presente (Eze 48:35).
i. Rafe: Jehová tu sanador (Éxo 15:26).
B. Enviando a su propio Hijo.
1. En su primera venida fue presentado por Juan el Bautista (Mal 3:1). La Biblia Anotada de Scofield, nos dice:
«La primera parte del verso Mal 3:1 se cita con referencia a Juan el Bautista (Mat 11:10; Mar 1:2; Luc 7:27), pero la segunda parte, “el Señor a quien vosotros buscáis”, etc., no se cita en ningún lugar del N.T.» (p. 943). La razón para esta omisión es trágicamente evidente: Israel no esperó su primera venida ni le aceptó. (Véase Jua 1:11.)
J. Vernon McGee escribe:
«Malaquías anunció la llegada de Juan el Bautista como el mensajero. Juan fue el Malaquías del Nuevo Testamento y empezó donde el Malaquías del Antiguo Testamento había quedado. Malaquías fue el primer locutor de radio que dijo: “La siguiente voz que van a escuchar va a ser la del mensajero del Señor.”»
2. En su segunda venida será presentado por el profeta Elías (Mal 4:5-6). (Véase también Apo 11:3-14.)
Al profeta Elías se le concederá el privilegio de preparar a este viejo, corrompido, cruel y maldecido mundo para su momento más importante, trascendental y glorioso: la venida personal y visible del Rey de reyes y Señor de señores.
a. Aparecerá para castigar a los gentiles (Mal 4:1; Mal 4:3).
b. Vendrá para purificar a Israel (Mal 3:2-4).
Fuente: Auxiliar Bíblico Portavoz
INTRODUCCIÓN
1. Trasfondo histórico-cultural
El análisis del libro muestra que, a la sazón, el Templo ya había sido reconstruido (Mal 1:10) y la actividad cúltica se desarrollaba con normalidad (Mal 1:7-9; Mal 1:12-13; Mal 2:3-9). Pero al mismo tiempo la atmósfera religiosa que se respiraba era pesimista; la indiferencia y apatía religiosas invadían a un pueblo que había perdido la confianza en las promesas divinas. Todo ello permite situar la época de esta profecía en el siglo V a. C. (el Templo se consagró en el año 515 a. C.), con anterioridad a las reformas de Nehemías y Esdras. Así se explica la influencia deuteronomista sobre el profeta, al tiempo que la ausencia de influjo del Código Sacerdotal. Los comentaristas apuntan, por tanto, al período 480-450 a. C. como datación más probable del texto.
2. Aspectos literarios
El término hebreo que se traduce como Malaquías significa mi mensajero y como tal se traduce en Mal 3:1. Por su parte, la versión griega de los LXX no interpretó el término como nombre propio, ni como tal es hallado en ningún otro lugar del AT. Todo esto justifica el probable carácter anónimo de este libro, que la tradición targúmica atribuyó a Esdras.
El libro reviste la forma de controversias entre el Señor — a través del profeta mensajero — y su pueblo escogido, que es denominado con el nombre teológico tradicional, Israel (Mal 1:1), aunque en esa época se reducía a los habitantes de Judá.
3. Contenido y dimensión religiosa
El contenido del libro es múltiple y variopinto: amor especial de Dios hacia Israel, crítica a un culto incorrecto, denuncia de los matrimonios con paganos y de la infidelidad matrimonial, anuncio del día del Señor que vendrá precedido de un mensajero especial, denuncia de fraudes cometidos en las ofrendas al Templo, triunfo final de la justicia divina. Son temas y planteamientos inspirados en el Deuteronomio y en los grandes profetas del siglo VIII a. C.
A pesar de su brevedad, es un libro muy citado en el NT sobre todo en relación con Juan el Bautista como mensajero precursor del reino de Dios (Mat 1:2; Mat 17:10-11; Mar 9:11-12; Luc 1:17; Luc 1:76; Luc 7:27). También lo cita Pablo en Rom 9:13.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— Malaquías: El término hebreo traducido tradicionalmente como nombre propio (Malaquías) significa mi mensajero, que es la acepción empleada en el otro lugar en que aparece (Mal 3:1).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Encabezado
Malaquías, al igual que otros profetas, hace hincapié sobre la autoritativa palabra de Jehovah. En este encabezado, a manera de resumen, Malaquías reconoce su propio papel como un intermediario y explícitamente identifica su obra como la palabra de Jehovah. De acuerdo con esta identificación, casi la mitad de los 54 versículos restantes de este libro conciso y profundo son enfatizados con expresiones como “dice Jehovah”, “dice Jehovah de los Ejércitos” etc.
Según algunas versiones 1:1, en forma similar a los encabezados dados en Zac. 9:1 y 12:1 (cf. Hab. 1:1), describe esta obra como “profecía”, “oráculo” o, aun mejor, “una carga”, implicando una responsabilidad urgente y aun de terror (cf. Jer. 23:33-40). Malaquías, al dirigir su mensaje al pequeño Estado “insignificante” de Judá después del exilio, osadamente confiere a esta población la antigua y comprensiva designación de Israel, identificándolos, de esta manera, con aquellos que darán cuenta por todas las obligaciones del pacto y herederos de todas las promesas del mismo pacto de Dios.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
MALAQUIAS sirvió como profeta en Judá aproximadamente en 430 a.C. Fue el último de los profetas del Antiguo Testamento.Ambiente de la época: La ciudad de Jerusalén y el templo ya habían sido reconstruidos desde hacía casi un siglo, pero el pueblo se había vuelto negligente en su adoración a Dios.Mensaje principal: La relación del pueblo con Dios estaba rota debido a su pecado y pronto sería castigado. Pero los pocos que se arrepintieron recibirían la bendición de Dios, ilustrada en su promesa de enviar l Mesías.Importancia del mensaje: La hipocresía, la negligencia hacia Dios y la vida despreocupada tienen consecuencias devastadoras. El servir y adorar a Dios debe ser el punto principal de nuestra vida, tanto ahora como en la eternidad.Profeta contemporáneo: Ninguno. 1.1 Un oráculo es un mensaje de Dios. Malaquías, el último profeta del Antiguo Testamento, predicó después de Hageo, Zacarías y Nehemías, aproximadamente en el año 430 a.C. El templo había sido reconstruido desde hacía casi un siglo, pero el pueblo estaba perdiendo su entusiasmo hacia la adoración. La apatía y la desilusión se habían establecido debido a que no se habían cumplido las profecías mesiánicas de Isaías, Jeremías y Miqueas. Muchos de los pecados que habían provocado la caída de Jerusalén en el año 586 a.C. se seguían practicando en Judá. Malaquías confrontó a los hipócritas con su pecado al representar, de manera gráfica, un diálogo entre el Dios justo y su pueblo insensible.1.2 El primer mensaje de Dios por medio de Malaquías fue: «Yo os he amado». Si bien este mensaje se aplicaba especialmente a Israel, es un mensaje de esperanza para todos los pueblos de todos los tiempos. Desafortunadamente, muchas personas ponen en tela de juicio el amor de Dios, y toman el progreso político y económico como medida del éxito. Debido a que el gobierno era corrupto y la economía era deficiente, los israelitas asumieron que Dios no los amaba. Están equivocados. Dios ama a todas las personas porque El las creó; sin embargo, sus recompensas eternas son solo para los que le son fieles.1.2-5 La frase «y a Esaú aborrecí» no se refiere al destino eterno de Esaú. Simplemente significa que Dios escogió a Jacob para ser el medio por el que surgiría la nación de Israel y el Mesías (veáse Rom 9:10-13). Dios permitió a Esaú ser padre de una nación, pero esta nación, Edom, más tarde se volvió uno de los principales enemigos de Israel. La historia de Esaú y Jacob se encuentra en Gen 25:19-34; Gen 27:30-43. Y porque Dios escogió a Jacob y a sus descendientes como la nación por medio de la cual el mundo sería bendecido, los protegía de una manera especial. Lo triste es que ellos rechazaron a Dios después de que El los escogió.1.6ss Dios acusó a los sacerdotes de no haberlo honrado y no haber dado buenos ejemplos espirituales al pueblo. El templo había sido reconstruido en el año 516 a.C., y la adoración se llevaba a cabo allí, pero los sacerdotes no adoraban a Dios de manera adecuada. Esdras, el sacerdote, había llevado a cabo un gran avivamiento, pero en los tiempos de Malaquías, muchos años después de la muerte de Esdras, el sacerdocio estaba en decadencia. La adoración a Dios había perdido su vitalidad y se había vuelto más un negocio para los sacerdotes que una adoración sincera.1.6-8 La Ley de Dios requería que se sacrificaran animales vivos y sin defectos (veáse Lev 1:3). Pero estos sacerdotes estaban ofreciendo animales ciegos, cojos y algunos ya muertos. Dios acusó a Israel de deshonrarlo al ofrecer sacrificios imperfectos. Nuestras vidas deben ser sacrificios vivos a Dios (Rom 12:1). Si damos a Dios solo el tiempo, el dinero y la energía que nos sobran, repetiremos el mismo pecado de estos adoradores que no querían entregar nada valioso a Dios. Lo que entregamos refleja nuestra verdadera actitud hacia El.1.7, 8 El pueblo ofrecía sacrificios impropios a Dios al: (1) pensar solo en lo que les convenía: ser lo más barato posible, (2) ser negligentes: no les importaba lo que ofrecían en sacrificio, y (3) desobedecer totalmente, ofreciendo sacrificios a su manera y no como Dios se los había ordenado. Estos métodos que utilizaban al ofrecer sacrificios mostraban su verdadera actitud hacia Dios.1.10 Como intermediarios entre Dios y el pueblo, los sacerdotes tenían la responsabilidad de reflejar las actitudes de Dios y su carácter. Al aceptar sacrificios impuros, estaba llevando al pueblo a creer que Dios aceptaba esos sacrificios también. Como cristianos, a menudo estamos en la misma posición de estos sacerdotes debido a que reflejamos a Dios en nuestras familias y con nuestros amigos. ¿Cómo refleja su carácter y actitud la imagen de Dios? Si usted acepta el pecado a la ligera, está siendo como estos sacerdotes de los tiempos de Malaquías.1.11 Un tema escuchado a lo largo del Antiguo Testamento se reafirma en este libro: «Porque grande es mi nombre entre las naciones». Dios tenía un pueblo escogido, los judíos, a través de los cuales había planeado salvar y bendecir al mundo entero. En la actualidad, Dios todavía quiere salvar y bendecir al mundo por medio de su pueblo, pero ahora su pueblo son todos los que creen en El: judíos y gentiles. Los cristianos son ahora su pueblo escogido, y nuestro sacrificio agradable al Señor es nuestra nueva vida en Cristo (véase 2Co 2:14-15). ¿Está a la disposición de Dios para ser utilizado para engrandecer su nombre ante las naciones? Esta misión comienza en su casa y en su comunidad.1.13 Muchas personas piensan que seguir a Dios debe hacer la vida más fácil o más cómoda. Están buscando a Dios por conveniencia. La verdad es que a menudo se requiere de un trabajo arduo para vivir de acuerdo con los duros requerimientos de Dios. Quizá nos llame a vivir en la pobreza o en el sufrimiento. Sin embargo, si el servir a Dios es más importante para nosotros que cualquier otra cosa, todas las cosas a las que renunciemos tienen poca importancia comparadas con lo que obtenemos: vida eterna con Dios.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Título Que significa: “Mi Mensajero (Ángel)”. Heb.: Mal·’a·kjí; gr.: Ma·la·kjí·as; lat.: Ma·lá·chi. Véase Mal 3:1, n: “Mensajero”.
(2) “Malaquías”, MTSyVg; LXX: “su mensajero (ángel)”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 0 2Pe 1:21
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Profecía. Esta palabra (lit., carga ) da un tono sombrío al libro. La palabra da el sentido de presentimiento al mensaje del profeta.
la palabra del S eñor . El mensaje de Malaquías tiene autoridad, ya que es revelación de Dios.
Fuente: La Biblia de las Américas
INTRODUCCIÓN AL LIBRO DE MALAQUÍAS
Autor: MalaquíasFecha: 450-400 a.C.
El profeta Malaquías significa «mi mensajero» y podría ser simplemente una designación para un escritor anónimo. Más probable, sin embargos, es que sea un nombre propio. No se menciona en ningún otro sitio del Antiguo Testamento.
Los tiempos Unos 100 años habían transcurrido desde el regreso de los judíos a la Palestina. La ciudad de Jerusalén y el segundo Templo habían sido reedificados, pero el entusiasmo inicial había desaparecido. Después del periodo de avivamiento bajo Nehemías (Neh 10:28-39), el pueblo y los sacerdotes se habían apartado del Señor y observaban la ley sólo mecánicamente. Si bien descuidados en su adoración (Mal 1:7) y transgresores de la ley del diezmo (Mal 3:8), no eran capaces de comprender por qué Dios no se complacía en ellos.
Propósito y tema Malaquías reprendió al pueblo por ser negligentes de la verdadera adoración a Jehová y les llamó al arrepentimiento (Mal 1:6; Mal 3:7).
Contenido Malaquías usó el método de preguntas y respuestas como demuestra el hecho de que hay no menos de 23 interrogaciones en el libro.
BOSQUEJO DE MALAQUÍAS
I) La compasión de Dios por Israel, Mal 1:1-5
A) Su compasión declarada, Mal 1:1-2 a
B) Su compasión dudada, Mal 1:2 b
C) Su compasión demostrada, Mal 1:3-5
II) La queja de Dios contra Israel, Mal 1:6 – Mal 3:15
A) Engaño, Mal 1:6-14
B) Infidelidad, Mal 2:1-9
C) Matrimonios espiritualmente mixtos, Mal 2:10-12
D) Divorcio, Mal 2:13-16
E) Impiedad e impertinencia, Mal 2:17
F) Paréntesis: La venida de Juan el Bautista, Mal 3:1-6
G) Robos, Mal 3:7-12
H) Arrogancia, Mal 3:13-15
III) La condenación de Dios hacia el hacia el pueblo, Mal 3:16 – Mal 4:6
A) El pueblo inicuo, Mal 3:16-18
B) La naturaleza del juicio de Dios, Mal 4:1-6
ENTRE LOS TESTAMENTOS *
* Adaptado de Comentario Bíblico Moody: Antiguo Testamento, «De Malaquías a Mateo,» por Charles F. Pfeiffer. © 1991 Editorial Portavoz.
DESARROLLOS POLÍTICOS
La expresión «años de silencio,» frecuentemente empleada para designar el período entre los escritos del Antiguo Testamento y los del Nuevo, resulta una expresión errónea. Aunque no surgió en Israel ningún profeta inspirado durante esos siglos, y el Antiguo Testamento estaba considerado como finalizado, sucedieron algunos hechos que confirieron al judaísmo posterior su ideología distintiva y prepararon providencialmente el camino para la venida de Cristo y la proclamación del Evangelio. 1
Supremacía persa
Durante aproximadamente un siglo después del tiempo de Nehemías, el imperio persa ejerció el control sobre Judea. Este período careció relativamente de hechos importantes, pues se les permitía a los judíos observar sus instituciones religiosas sin ser molestados. Judea estaba gobernada por sumos sacerdotes, quienes eran responsables al gobierno persa, hecho éste que aseguraba a los judíos una gran medida de autonomía, mientras el sacerdocio era degradado al nivel de un oficio político. Los celos, las intrigas, y hasta el asesinato jugaron su papel en las competiciones para alcanzar la distinción de ser sumo sacerdote. Se cuenta que Johanán, hijo de Joiada (Neh 12:22) dio muerte a su hermano Josué en el propio Templo.
Persia y Egipto estuvieron envueltos en constantes luchas durante este período, y Judea, situada entre las dos naciones, no pudo evitar el verse implicada en estos conflictos. Durante el reinado de Artajerjes III (Oco), muchos judíos tomaron parte en una revuelta contra Persia, siendo deportados a Babilonia y a las costas del Mar Caspio.
Alejandro Magno
Tras derrotar a los ejércitos persas en Asia Menor (333 a.C.), Alejandro marchó hacia Siria y Palestina. Después de una fuerte resistencia, fue tomada Tiro, y Alejandro se dirigió hacia el sur, en dirección a Egipto. Dice la leyenda que, al acercarse Alejandro a Jerusalén, se encontró con Jadúa, el sumo sacerdote judío, que le habló, de las profecías de Daniel acerca de que el ejército griego había de salir victorioso (Dan 8:1-27).
Los historiadores no toman en serio tal leyenda, pero lo cierto es que Alejandro se portó amablemente con los judíos. Les permitió observar sus leyes; les concedió exención de tributo durante los años sabáticos; y cuando fundó Alejandría en Egipto (331 a.C.), animó a los judíos a establecerse allí y les otorgó privilegios comparables a los de sus súbditos griegos.
Judea bajo los Ptolomeos
Después de la muerte de Alejandro (323 a.C.), Judea se vio sometida por algún tiempo a Antígono, uno de los generales de Alejandro que controlaba parte del Asia Menor. Cayó después bajo el dominio de otro general, Ptolomeo I (quien a la sazón era el amo de Egipto), de sobrenombre Soter, o Libertador, quien se apoderó de Jerusalén en un sábado el 320 a.C. Ptolomeo trató bien a los judíos. Muchos de ellos se establecieron en Alejandría, que siguió siendo un centro importante del pensamiento judío por muchos siglos. Bajo Ptolomeo II (Filadelfo), los judíos de Alejandría tradujeron al griego su Ley, esto es, el Pentateuco. Esta versión fue posteriormente conocida como la Septuaginta, con base en la leyenda de que sus setenta (más correctamente, setenta y dos; seis por cada una de las doce tribus) traductores fueron inspirados sobrenaturalmente para producir una versión infalible. Andando el tiempo, todo el Antiguo Testamento fue incluido en la Septuaginta.
Judea bajo los seléucidas
Después de aproximadamente un siglo, durante el cual los judíos estuvieron sometidos a los Ptolomeos, Antíoco III (el Grande) de Siria arrebató a Egipto el control de Siria y Palestina (198 a.C.). Los gobernantes sirios son conocidos con el nombre de seléucidas por el hecho de que su reino, erigido sobre las ruinas del imperio de Alejandro, había sido fundado por Seleuco I (Nicátor).
Durante los primeros años del gobierno sirio, los seléucidas permitieron al sumo sacerdote continuar gobernando a los judíos de acuerdo con su ley. Sin embargo, estalló la contienda entre el partido helenista y los judíos ortodoxos. Antíoco IV (Epífanes) se alió con el grupo helenizante y nombró sumo sacerdote a un tal Josué que había cambiado su nombre por el de Jasón y había incitado a prestar adoración al Hércules tirio. No obstante, Jasón fue desplazado, dos años después, por otro helenista, un rebelde llamado Menajem (gr., Menelao). Cuando los seguidores de Jasón contendieron con los de Menelao, Antíoco marchó sobre Jerusalén, saqueó el Templo y dio muerte a muchos judíos (170 a.C.). Fueron suspendidas las libertades civiles y religiosas, prohibidos los sacrificios diarios, y fue erigido a Júpiter un altar encima del antiguo altar de los holocaustos. Se quemaron ejemplares de las Escrituras, y se obligó a los judíos a comer carne de cerdo, en contra de lo que mandaba su ley. En el altar del holocausto fue sacrificada una cerda, en señal de desprecio a la conciencia religiosa de los judíos.
Los macabeos
Los oprimidos judíos no tardaron en hallar un campeón. Cuando los emisarios de Antíoco llegaron a la pequeña ciudad de Modín, a unos 23 kilómetros (15 millas) al oeste de Jerusalén, esperaban que el anciano sacerdote, Matatías, diese un buen ejemplo a su pueblo ofreciendo un sacrificio pagano. Pero él, no sólo rehusó, sino que, además, dio muerte, junto al altar pagano, a un judío apóstata, así como al oficial sirio que presidía la ceremonia. Matatías huyó a la región alta de Judea y, con sus hijos, entabló una guerra de guerrillas contra los sirios. Aunque el anciano sacerdote no llegó a vivir hasta ver a su pueblo libre del yugo sirio, comisionó a sus hijos para que llevasen a cabo esta tarea. Judas (de sobrenombre, «el Macabeo») asumió la jefatura a la muerte de su padre. Para el año 164 a.C., Judas se había posesionado de Jerusalén. Purificó el Templo y restableció las ofrendas diarias. Poco después de las victorias de Judas, murió Antíoco en Persia. Con todo, continuaron por unos veinte años las luchas entre los macabeos y los gobernantes seléucidas.
Aristóbulo I fue el primero de los gobernantes macabeos en tomar el título de «Rey de los judíos.» Después de un breve reinado, fue sucedido por el tirano Alejandro Janneo, quien, a su vez, dejó el reino en manos de su madre, Alejandra. El reinado de ésta fue relativamente tranquilo. A la muerte de Alejandra, un hijo menor, Aristóbulo II, desposeyó del trono a su hermano. A consecuencia de esto, el gobernador de Idumea, Antípater, secundó la causa de Hircano y cundió la amenaza de una guerra civil. Esto motivó que Pompeyo marchase a Judea con sus legiones romanas para poner las cosas en orden y promover las aspiraciones de Roma. Aristóbulo trató de defender Jerusalén contra Pompeyo, pero los romanos tomaron la ciudad y penetraron en el Lugar Santísimo del Templo. Sin embargo, Pompeyo no tocó los tesoros del Templo.
Roma
Marco Antonio apoyó la causa de Hircano. Tras del asesinato de Julio César, y de Antípater (padre de Herodes el Grande), quien por veinte años había sido el gobernador virtual de Judea, Antígono, hijo segundo cíe Aristóbulo, intentó apoderarse del trono. Por algún tiempo, fue él realmente quien gobernó en Jerusalén, pero Herodes, el hijo de Antípater, regresó de Roma y se constituyó en rey de los judíos con el apoyo de Roma. Su matrimonio con Mariamne, nieta de Hircano, proveyó un enlace con los gobernantes macabeos.
Herodes fue uno de los gobernantes más crueles de todos los tiempos. Asesinó al venerable Hircano (31 a.C.) y dio muerte a su esposa Mariamne y a los dos hijos habidos de ella. Desde su propio lecho de muerte, Herodes ordenó la ejecución de Antípater, un hijo tenido de otra mujer. En las Escrituras, Herodes es conocido como el rey que ordenó la matanza de los inocentes de Belén por temer como a un rival a Uno que había nacido para ser Rey de los judíos.
GRUPOS RELIGIOSOS JUDÍOS
Cuando, a consecuencia de las victorias de Alejandro Magno, el helenismo se convirtió en un reto al pensamiento del Cercano Oriente, algunos judíos se adhirieron, con mayor tenacidad que nunca, a la fe de sus mayores, mientras otros estaban dispuestos a adaptar su mentalidad a las nuevas ideas emanadas de Grecia. En último término, el choque entre el helenismo y el judaísmo dio origen a un cierto número de sectas judías.
Los fariseos
Los fariseos eran los descendientes espirituales de los judíos piadosos que habían luchado contra los helenizantes en los días de los primeros macabeos. El nombre fariseo («separatista» ) les fue puesto por sus enemigos, probablemente para indicar que eran nonconformistas. Con todo, es posible que fuese usado despectivamente a causa del rigor estricto que les separaba, tanto de sus compatriotas judíos como de los gentiles. La lealtad a la verdad produce a veces orgullo y aun hipocresía, y fue esta perversión del primitivo ideal farisaico la que Jesús denunció. Pablo se incluyó a sí mismo entre los miembros de este grupo ortodoxo dentro del judaísmo de su tiempo (Flp 3:5).
Los saduceos
El partido saduceo, probablemente así nombrado por Sadoc, el sumo sacerdote designado por Salomón (1Re 2:35), negaba la autoridad de la tradición y se mostraba suspicaz hacia toda revelación que fuese posterior a la promulgación de la ley mosaica. Negaban la doctrina de la resurrección y no creían en la existencia de ángeles ni espíritus (Hch 23:8). Eran, en general, gente rica y de alta posición, y cooperaban con grado con el helenismo de la época. En tiempo del Nuevo Testamento, ocupaban los cargos principales del sacerdocio y del ritual del Templo. La sinagoga, por otro lado, era el baluarte de los fariseos.
Los esenios
El esenismo fue una reacción ascética contra el externalismo de los fariseos y la mundanalidad de los saduceos. Los esenios se retiraban de la sociedad y llevaban una vida de asceticismo y celibato. Prestaban atención a la lectura y al estudio de las Escrituras, a la oración, y a las purificaciones ceremoniales. Tenían sus posesiones en común y eran conocidos por su laboriosidad y su piedad. Tanto la guerra como la esclavitud eran contrarias a sus principios.
El monasterio de Qumrán, cerca de las cuevas en las que fueron hallados los Rollos del Mar Muerto, es considerado por la mayoría de los eruditos como un antiguo centro esenio en el desierto de Judea. Los rollos indican que los miembros de la comunidad habían abandonado las corruptas influencias de las ciudades judeas para preparar, en el desierto, «el camino del Señor.» Tenían fe en el Mesías venidero y se consideraban a sí mismos como el verdadero Israel al que el Mesías había de venir.
Los escribas
Los escribas no eran, hablando con propiedad, una secta, sino más bien miembros de una profesión. Eran, en primer lugar, copistas de la Ley. Llegaron a ser considerados como autoridades en las Escrituras, de ahí que ejerciesen una función docente. Su manera de pensar era generalmente similar a la de los fariseos, con quienes se hallan frecuentemente asociados en el Nuevo Testamento.
Los herodianos
Los herodianos creían que los intereses más altos del judaísmo estribaban en la cooperación con los romanos. Debían su nombre a Herodes el Grande, quien trató de romanizar la Palestina de su tiempo. Los herodianos constituían un partido político más bien que una secta religiosa.
La opresión política romana, simbolizada por Herodes, y las reacciones religiosas expresadas en reacciones sectarias dentro del judaísmo precristiano, proporcionaron el marco histórico en el que apareció Jesús. Las frustraciones y los conflictos prepararon a Israel para el advenimiento del Mesías de Dios, quien apareció «cuando vino el cumplimiento del tiempo» (Gál 4:4).
DE MALAQUÍAS A MATEO
a.C.
300-30 Composición de los libros apócrifos
333 Alejandro el Magno conquista a los persas
323 Muerte de Alejandro el Magno
280-200 Traducción de la Septuaginta (traducción del Antiguo Testamento del hebreo al griego)
C. 200 Construcción de la gran muralla china
167 Antíoco Epífanes profana el Templo de Jerusalén al ofrecer carne de cerdo en el altar
165 El Templo es purificado y restaurado por Judas Macabeo
63 Pompeyo ocupa la ciudad de Jerusalén
63 Julio César es asesinado
37 Herodes el Grande es designado gobernador de Palestina
20 Herodes el Grande comienza la reconstrucción del Templo de Jerusalén
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Carga… También significa profecía; Malaquías… Significa mi ángel, mi mensajero.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
O, Carga
Lit., mano
O, mi mensajero
Fuente: La Biblia de las Américas
También significa profecía.
1.1 También significa mi ángel, mi mensajero.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
[7] Pan significa ofrenda sobre el altar.[10] Todos recibís vuestro estipendio, pues os mantenéis con las oblaciones, las víctimas, las primicias. Como sacrificio no valen nada.[11] El verdadero sacrificio de la nueva ley, sustituye los sacrificios de la antigua ley, pues el sacrificio exterior debe siempre ir acompañado del sacrificio interior del corazón