Comentario de Malaquías 1:2 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Yo os he amado,” ha dicho Jehovah. “Pero vosotros decís: ‘¿En qué nos has amado?’ ¿Acaso Esaú no era hermano de Jacob?, dice Jehovah. Sin embargo, yo amé a Jacob

Yo os he amado. El profeta muestra en estos versículos (Mal 1:2-5) cuanto fueron favorecidos por Jehová, Jacob y los israelitas más que Esaú y los edomitas. En cada período de la historia de la prosperidad de Jacob, ellos no podían negar que Dios había actuado notablemente a su favor; pero había vuelto la herencia de los descendientes de Esaú, estéril y devastada para siempre por las guerras y varios otros medios. Deu 7:6-8; Deu 10:15; Deu 32:8-14; Isa 41:8, Isa 41:9; Isa 43:4; Jer 31:3; Rom 11:28, Rom 11:29.

¿en qué nos amaste? Mal 1:6, Mal 1:7; Mal 2:17; Mal 3:7, Mal 3:8, Mal 3:13, Mal 3:14; Jer 2:5, Jer 2:31; Luc 10:29.

Y amé a Jacob. Gén 25:23; Gén 27:27-30, Gén 27:33; Gén 28:3, Gén 28:4, Gén 28:13, Gén 28:14; Gén 32:28-30; Gén 48:4; Rom 9:10-13.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Una discusión con respecto al amor de Dios. Tristemente, el libro de Malaquías se ocupa de una serie de discusiones entre Dios y su pueblo. Esta sección constituye la primera de las seis disputas mencionadas.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Yo os he amado: Dios es como un padre amoroso que habla con afecto fraternal. Sin embargo, su pueblo escogido era como un hijo rebelde que desafía sus palabras de amor.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

YO OS HE AMADO. El pueblo estaba dudando de que Dios en realidad los amara. Al haber sufrido la aflicción, acusaban a Dios de ser infiel a sus promesas del pacto. El Señor insistió en que Él había cuidado de ellos a lo largo de los años de una manera especial; en realidad, era Israel la que había dejado de amar y honrar a Dios al desobedecer su ley (vv. Mal 1:6-8).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

Yo os he amado. El gran privilegio de Israel como el pueblo amado de Dios se presenta de manera enfática al establecerse una comparación entre la nación escogida y Edom. En respuesta a la afirmación del amor del Señor por ellos, el pueblo se había limitado a fijarse en su condición de debilidad y en todo lo que había perdido desde el cautiverio. No solo habían expresado incredulidad y dudas acerca del amor de Dios, sino que lo impugnaron con insolencia. A pesar de esto, Dios reafirmó su amor por ellos y les recordó que conforme a su pacto había preferido a Jacob por encima de Esaú, padre de los edomitas (cp. Gén 25:23). En este libro final del AT, el amor divino de elección hacia Israel, soberano, inmerecido y persistente (cp. Rom 9:13), es reiterado de forma audaz y explícita por el Señor mismo e ilustrado por su elección de Jacob y su descendencia. De manera incondicional e independiente por completo de cualquier consideración del mérito humano, Dios eligió a Jacob y sus descendientes para que se convirtieran en los herederos de su promesa (cp. Rom 9:6-29). Nadie debería concluir que Dios no ama a su pueblo porque lo ha afligido, sino más bien que lo ama porque lo ha elegido.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

En la primera de las dos secciones principales (cp. Mal 2:17; Mal 3:1-18; Mal 4:1-6), Malaquías comunicó el mensaje de Dios en el que denunciaba el pecado que imperaba en el pueblo de Israel.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

— Esaú… Jacob: Son respectivamente los ancestros de Edom e Israel, cuya enconada rivalidad a lo largo de la historia está preanunciada en la enemistad de aquellos (ver Gén 25:29-34; Gén 36:8; 1Re 10:14-16; Amó 1:11; Sal 137:7).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Los Buenos y Los Malos Arrogantes: El Amor de Dios Es Vindicado Por Juicio

Cuando los justos sufren y los malvados parecen prosperar somos capaces de cuestionar el amor de Dios. En esta primera disputa Malaquías expone y responde a las dudas de sus contemporáneos. Dada su destitución política, económica y especialmente la espiritual, habían llegado a cuestionar el amor de Dios. En un texto clásico, que el apóstol Pablo cita en Rom. 9:13, Malaquías responde apelando al amor electivo e incondicional de Dios hacia Jacob y su ira correspondiente contra Esaú. En esto el “amor” se usa para expresar elección, e “ira” el rechazo, más bien que animosidad personal (la que era explícitamente prohibida ante los edomitas, los descendientes de Esaú, en Deut. 23:7). Para usos similares véase Luc. 14:26; 16:13.

Jacob y Esaú son individuos de la historia patriarcal de Israel. Aunque eran hermanos, Jacob fue objeto del favor soberano de Dios, lo que le permitió disfrutar un papel de privilegio en la historia de redención como portador de la promesa mesiánica, mientras que Esaú experimentó el rechazo en términos del mismo papel. El interés de Malaquías, sin embargo, era primordialmente con las naciones de Israel y Edom, de las cuales Jacob y Esaú eran los representantes y patriarcas fundadores (cf. Gén. 25:21-23). Por consiguiente, no es más posible concluir que todo edomita era rechazado o conde nado, que concluir que todo israelita era salvo.

A los contemporáneos de Malaquías les debe haber parecido que el profeta había cometido una terrible equivocación al apelar a los destinos nacionales contrastantes de Israel y Edom como prueba de la condición favorecida de Israel. Si Dios había escogido a Jacob/Israel sobre Esaú/Edom, ¿por qué permitió que su pueblo sufriera la devastación de su país en 587 a. de J.C. por Nabucodonosor, seguido de 70 años de cautiverio en Babilonia, mientras que Edom quedó intacta y, aparentemente, parecía seguir prosperando por la pérdida de Israel? No só lo se jactaron los edomitas de la ruina ocurrida a sus hermanos israelitas, sino que ayudaron activamente a los invasores babilonios sirviendo de informantes y cerrando rutas de escape (Sal. 137:7; Eze. 25:12-14; 35:15; Abd. 8-16).

Malaquías afirma su declaración, sin embargo, citando Jer. 9:11. Jeremías, 200 años antes de Malaquías, había anunciado lo que en esa época sería el inminente juicio contra Judá: “Yo convertiré a Jerusalén en montones de piedras y en guarida de chacales. Convertiré las ciudades de Judá en una desolación, sin habitantes.” Al aplicar esta misma amenaza a Edom, Malaquías aclara que, al igual que Judá, Edom no escaparía del justo juicio de Dios. Parece probable que Edom pasó por este juicio en el que intervinieron árabes nabateos quienes gradualmente obligaron a los edomitas a dejar su patria durante el periodo entre 550 y 400 a. de J.C., obligándoles a asentarse en la parte sur de Palestina en el área llamada más tarde Idumea. Los nabateos, siendo seminómades, permitieron que las ciudades de Edom quedaran en la ruina ya que sus rebaños se comieron toda la vegetación, destruyendo así la tierra antes arable. Si bien Judá sería restaurada generosamente, reflejando el amor del Señor por su pueblo, el juicio sobre Edom sería permanente e irreversible. Edomitas individuales seguirían existiendo (como se sugiere en 1:4; cf. los idumeos que posteriormente llegaron a Jesucristo en Mar. 3:8), sin embargo, habían perdido su identidad nacional.

La primera disputa termina con una confesión de la soberanía universal del Señor. Esta perspectiva universal, que con frecuencia se malentiende como si implicara un universalismo donde las religiones de otras naciones se consideran aceptables a Dios, es un subtema de Malaquías, al que el profeta regresa en 1:11, 14 y 3:12.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

b 1 Deu 7:6; Deu 10:15; Isa 41:8; Rom 11:28

c 2 Isa 49:14

d 3 Gén 25:25

e 4 Rom 9:13

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Pero vosotros decís. La rebelión obstinada del pueblo está simbolizada en este desafío arrogante (cp. vers. 6; 2:14, 17; 3:7, 13). Al poner en duda la palabra de Dios, Israel mostraba la falta de confianza en la fidelidad de Dios a sus promesas.

Fuente: La Biblia de las Américas

Aquí se presenta al S eñor como el que ama y defiende a Israel. Esta verdad se demuestra en la preservación de Jacob y la destrucción de Esaú por Dios.

Fuente: La Biblia de las Américas

En qué. Aparece en Mal 1:6, Mal 1:7; Mal 2:17; Mal 3:7, Mal 3:8, Mal 3:13 como una expresión de «inocencia castigada» respecto al pueblo.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

amé a Jacob…y a Esaú aborrecí. Puesto que el amor es por elección, el odio es lo opuesto; i.e., rechazo de una posición de elección (Gén 25:23; Rom 9:10-13).

sus montes. La tierra de Edom, pues los edomitas eran descendientes de Esaú (véase la Introducción a Abdías). Nabucodonosor invadió a Edom en el año 586 a.C. (Jer 25:9; Jer 25:21) y posteriormente los nabateos arrojaron a los edomitas de su territorio.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie