Comentario de Mateo 2:19 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Cuando había muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto,
2:19, 20 Pero después de muerto Herodes, — Con muchos detalles Josefo describe la muerte de Herodes como una experiencia horrible y repugnante, pero Mateo dice simplemente, «después de muerto Herodes». — he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel (Palestina) , porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. — Herodes y los que fueron empleados por él para llevar a cabo los asesinatos. Compárese Éxo 4:19, «Dijo también Jehová a Moisés en Madián: Vé y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte».Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
después de muerto Herodes. Sal 76:10; Isa 51:12; Dan 8:25; Dan 11:45.
un ángel del Señor. Mat 2:13; Mat 1:20; Sal 139:7; Jer 30:10; Eze 11:16.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
en sueños. Vea la nota sobre Mat 1:20.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
2:19, 20 Pero después de muerto Herodes, — Con muchos detalles Josefo describe la muerte de Herodes como una experiencia horrible y repugnante, pero Mateo dice simplemente, «después de muerto Herodes».
— he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel (Palestina) , porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. — Herodes y los que fueron empleados por él para llevar a cabo los asesinatos. Compárese Éxo 4:19, «Dijo también Jehová a Moisés en Madián: Vé y vuélvete a Egipto, porque han muerto todos los que procuraban tu muerte».
— porque han muerto los que procuraban la muerte del niño — «¡Cuán proféticas las palabras! Los enemigos de Cristo mueren, pero El sigue viviendo. ¡Cuán innumerable esta hueste de oponentes! Perseguidores, opresores, incrédulos, críticos, literaturas, organizaciones, principados y potestades, un vasto y surtido formación de fuerzas, han buscado la vida de Jesús, han hecho un gran ruido en el mundo, y han muerto en silencio… han surgido y han bajado, pero el Rey de Israel vive» (JWM)
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA VUELTA A NAZARET
Mateo 2:19-23
Cuando murió Herodes, fijaos: el ángel del Señor se le apareció en sueños a José en Egipto y le dijo:
-Levántate, toma al Niño y a Su Madre y vete al país de Israel; porque los que intentaban acabar con Su vida ya han muerto.
Así que se levantó y tomó al Niño y a Su Madre y volvió al país de Israel. Y cuando se enteró de que Arquelao había quedado como rey de Judasa después de la muerte de su padre Herodes, tuvo temor de ir allí. Así pues, después de recibir un mensaje del Señor en sueños, se retiró a la región de Galilea, y fue, y se instaló en un pueblo llamado Nazaret. Esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había dicho por medio de los profetas: «Se le llamará el Nazareno.»
A su debido tiempo Herodes murió, y entonces todo el reino que había regido se dividió. Los Romanos habían confiado en Herodes, y le habían permitido reinar sobre un territorio muy considerable; pero Herodes sabía muy bien que a ninguno de sus hijos se le permitiría detentar un poder semejante. así que hizo dividir su reino en tres, y en su testamento dejó una parte a cada uno de sus tres hijos: Judasa, a Arquelao; Galilea, a Herodes Antipas, y la región lejana al Nordeste y al otro lado del Jordán, a Felipe.
Pero la muerte de Herodes no resolvió el problema. Arquelao fue un mal rey, y no había de durar mucho en el trono. De hecho, había empezado su reinado tratando de ser más Herodes que Herodes, porque inició su gobierno con la matanza deliberada de tres mil de los más influyentes del país. Está claro que, aun cuando Herodes ya había muerto, todavía era inseguro volver a Judasa cuando estaba en el trono el salvaje y despiadado Arquelao. Así es que José fue guiado a ir a Galilea donde reinaba Herodes Antipas, mucho mejor rey.
Fue en Nazaret donde José se afincó, y fue allí también donde se crió Jesús. No se debe pensar que Nazaret fuera un lugarejo insignificante que no tuviera contacto con la vida y con los acontecimientos.
Nazaret estaba situado en una vaguada en medio de las colinas al sur de Galilea. Pero un chico no tenía más que escalar las colinas para tener a la vista medio mundo. Podía mirar hacia el Oeste, y sus ojos se encontrarían con las aguas del Mediterráneo, azul en la distancia; y vería los navíos que salían hacia los fines de la Tierra. Sólo tenía que mirar a la llanura que se deslizaba hacia la costa, y vería, serpeando alrededor del pie de la misma colina en la que se encontraba, la carretera de Damasco a Egipto, el puente terrestre con África. Era una de las rutas de caravanas más importantes del mundo.
Era la carretera por la que, siglos atrás había ido José a Egipto vendido como un esclavo. Era la carretera que había seguido Alejandro Magno con sus legiones trescientos años antes. Era la carretera por la que siglos después había de marchar Napoleón. Era la carretera que había de tomar Allenby en el siglo veinte. Algunas veces se la llamaba el Camino del Sur, y algunas veces la Carretera del Marcos En ella vería Jesús toda clase de viajeros de toda clase de naciones en toda clase de misiones, yendo y viniendo de los términos de la Tierra.
Pero había otra carretera. Se separaba de la costa en Acre o Tolemaida y se dirigía hacia el Este. Era la Carretera del Este. Conducía al extremo y a la frontera orientales del imperio romano. De nuevo la cabalgata de las caravanas con sus sedas y especias pasaría continuamente por allí; y también las legiones romanas en marcha hacia las fronteras.
Está claro que Nazaret no era ningún rincón. Jesús se crió en un pueblo al pie de cuyas colinas pasaban los términos de la Tierra. Desde los días de Su niñez debe de haber visto escenas que le hablaran de un mundo para Dios.
Ya hemos visto que Mateo enlaza todos los acontecimientos del principio de la vida de Jesús con un pasaje del Antiguo Testamento que considera que lo profetiza. Aquí cita Mateo una profecía: » Será llamado Nazareno;» y aquí nos plantea Mateo un problema insoluble, porque no hay tal texto en el Antiguo Testamento. De hecho, ni siquiera se menciona a Nazaret en el Antiguo Testamento. Nadie ha resuelto satisfactoriamente el problema de la parte del Antiguo Testamento que Mateo tenía en mente.
Los antiguos escritores eran muy aficionados a los retruécanos y juegos de palabras. Se ha sugerido que Mateo está jugando con las palabras de Isa 11:1 : «Saldrá una vara del tronco de Isaí; un vástago retoñará de sus raíces.» La palabra para vástago es nétser, la Rama prometida del tronco de Jesé, el Descendiente de David, el prometido Ungido Rey de Dios; y nétser se parece a nótsrí, Nazareno. No se puede asegurar nada. Seguirá siendo un misterio la profecía que Mateo tenía en mente.
Así que ahora ya está montada la escena; Mateo ha traído a Jesús a Nazaret, y en un sentido muy real Nazaret era la puerta del mundo entero.
LOS AÑOS DE ENTREMEDIAS
Antes de pasar al tercer capítulo del evangelio de Mateo hay algo que haremos bien en tener en cuenta. El capítulo segundo del evangelio cierra con Jesús como un chico; el tercer capítulo del evangelio se abre con Jesús como un hombre de treinta años (cp. Lc 3:23 ). Es decir, que entre los dos capítulos hay treinta años de silencio. ¿Por qué tenía que ser así? ¿Qué sucedió en esos años de silencio? Jesús vino al mundo para ser el Salvador del mundo, y pasó treinta años sin salir de los límites de Galilea excepto para ir a Jerusalén para la Pascua. Murió cuando tenía treinta y tres años, y de ellos pasó treinta, de los que no sabemos casi nada, en Nazaret. Para decirlo de otra manera, diez onceavas partes de la vida de Jesús transcurrieron en Nazaret. ¿Qué pasaba entonces?
(i) Jesús fue creciendo y haciéndose un joven, y luego un hombre, en un buen hogar; y no puede haber mejor principio que ese para una vida. J. S. Blackie, el famoso profesor de Edimburgo, dijo una vez en público: «Quiero dar gracias a Dios por la buena casta, por así decirlo, que heredé de mis padres para el negocio de la vida.» George Herbert dijo una vez: «Una buena madre vale como cien maestras.» Así pasaban los años para Jesús, silenciosamente modelándole en el círculo de un buen hogar.
(ii) Jesús estaba cumpliendo los deberes que corresponden al hijo mayor. Parece muy probable que José muriera antes de que toda la familia fuera mayor de edad. Puede que ya fuera mucho mayor que María cuando se casaron. En la historia de la fiesta de bodas de Caná de Galilea no se menciona a José, aunque María sí estaba allí; y es natural suponer que José habría muerto.
Así es que Jesús pasó a ser el artesano del pueblo de Nazaret para mantener a Su Madre y a Sus hermanos menores. Todo un mundo Le estaba esperando y llamando, y, sin embargo, antes de acudir, tuvo que cumplir con Su obligación para con Su familia y hogar. Cuando murió la madre de Sir James Barrie, este pudo escribir: «Puedo mirar atrás, y no puedo descubrir la menor cosa que dejara sin hacer.» Ahí se encuentra la felicidad. Es gracias a los que aceptan los deberes más sencillos con fidelidad y sin refunfuñar como se va edificando el mundo.
Uno de los grandes ejemplos de esto fue el gran médico Sir James Y. Simpson, el descubridor del cloroformo. Venía de un hogar pobre. Un día, su madre le puso en sus rodillas y empezó a zurcirle los calcetines. Cuando terminó, miró su minucioso trabajo, y le dijo: «Mi Jamie, acuérdate cuando tu madre se haya ido de que era una gran zurcidora.» Jamie (el diminutivo de James) era «el chaval listo», «la cajita de sesos», y su familia lo sabía. Tenían sus sueños para él. Su hermano Sandy decía: «Ya me figuraba yo que sería famoso algún día.» Y así, sin envidia y con generosidad, sus hermanos trabajaban en el taller a sus tareas para que el chaval pudiera ir a la universidad y tener una oportunidad. No habría habido un Sir James Simpson si no hubiera sido por gente humilde y generosa dispuesta a hacer cosas sencillas y negarse a sí mismos para que el chico listo tuviera una oportunidad.
Jesús es el gran ejemplo del Que aceptó los sencillos deberes de una familia.
(iii) Jesús estaba aprendiendo lo que es ser un obrero. Estaba aprendiendo lo que costaba ganarse la vida, ahorrar para comida y ropa, y puede que a veces algún extra; tratar con el cliente crítico y difícil de complacer, y con el moroso. Si Jesús había de ayudar a los hombres, tenía que empezar por saber cómo era la vida de la gente. No vino a una vida protegida y almohadillada, sino a la que cualquier hombre tenía que vivir. Tenía que hacerlo para llegar a comprender la vida de la gente normal y corriente.
Hay una historia famosa de María Antonieta, la reina de Francia, en los días cuando se estaba fraguando la Revolución Francesa por todo el país antes de estallar. La gente se moría de hambre; el gentío se amotinaba. La reina preguntó la causa de todo el jaleo, y se le dijo: «No tienen pan.» «¡Pues que coman bollos!» -contestó. La idea de una vida sin abundancia no le entraba en la cabeza.
Jesús trabajó en Nazaret todos esos años de silencio a fin de poder conocer por propia experiencia cómo es nuestra vida; y para, comprendiéndolo, poder ayudarnos.
(iv) Jesús estaba cumpliendo fielmente en el trabajo menos importante antes de que se Le confiara el más importante. El gran hecho es que, si Jesús hubiera fallado en los deberes menores, la tarea impresionante de ser el Salvador del mundo no se Le habría podido confiar a Él. Fue fiel en lo poco para encargarse de lo mucho. No debemos olvidar nunca que en los deberes cotidianos de la vida hacemos o deshacemos un destino, y ganamos o perdemos una corona.
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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
NOTAS
(1) Véase Ap. 1D.
REFERENCIAS CRUZADAS
r 71 Mat 1:20
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
19 (a) Mat_1:20