Biblia

Comentario de Mateo 5:4 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

Mat 5:4, Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

LOS QUE LLORAN

Introducción.

A. Jesús habla de «llorar» como se llora la muerte de un ser querido. Significa llorar intensamente. No se refiere al «llorar» por ambiciones fallidas, ni por haber perdido riquezas, ni por haber sido avergonzado, ni por haber sido castigado por alguna maldad. No hay bendiciones para los que lloran por estas causas, a menos que se arrepientan. Tampoco promete bendición para aquellas almas pesimistas que viven lloriqueando por su mala suerte, diciendo que todo el mundo está en contra suya.

C. Esta bendición se pronuncia sobre los que lloran (1) por los pecados propios, (2) por los pecados de otros, y (3) por el sufrimiento y la tristeza que hay en el mundo.

I. «¡Ay de vosotros, los que ahora reís!» Luc 6:25.

A. Jesús no enseña que es pecado reír. Ecles 3:1,4 dice, «todo tiene su tiempo… tiempo de llorar, y tiempo de reír». Sin embargo, para muchos el «mayor bien» de la vida es la risa. Para los tales la vida no tiene nada de seriedad, sino que es una gran comedia; para ellos el mundo está lleno de payasos. El buscar placeres es su fin y propósito (Heb 11:25; Luc 8:14). Stg 5:5 bien describe la gente mundana: «habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza».

B. Dios se reirá de ellos, Sal 2:4; Sal 37:13, «porque ve que viene su día». Luc 6:25, «¡ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis». Tal vez Jesús se refiere a la destrucción de Jerusalén (Luc 19:41-44).

II. «La tristeza del mundo produce muerte».

A. Es importante distinguir entre «la tristeza que es según Dios» que produce arrepentimiento para salvación, y «la tristeza del mundo» que produce muerte (2Co 7:9-10). Los criminales lloran porque se descubren y se castigan. El borracho llora porque su hígado está arruinado, y el fumador llora por el cáncer de los pulmones. Muchos lloran porque se dan cuenta de que en su matrimonio están cometiendo adulterio, aunque estén «casados» legalmente. Pero el llorar de estos no produce la dicha a menos que se arrepientan.

B. Núm 14:40-45, el pueblo rebelde se enlutó, pero no fue bendecido 1Sa 15:24-28, el rey rebelde se puso triste, pero ¿por qué? Porque fue rechazado por Dios por causa de su desobediencia. Mat 27:3-5, Judas estaba muy triste, aun desesperado, pero su tristeza era «la tristeza del mundo». En su desesperación cometió suicidio 1Pe 4:15, «ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno». El pecado produce sufrimiento.

C 1Ti 4:2, «teniendo cauterizada la conciencia», muchos no lloran por sus pecados. Véase también Efe 4:19. Muchos mundanos tratan de suprimir la miseria y tristeza de su vida con alcohol y otras drogas. Jesús no promete consolación para los que «lloran» por «la tristeza del mundo», porque esta tristeza no produce arrepentimiento.

III. «La tristeza que es según Dios» es la que nos trae muchas bendiciones.

A. «La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación». De esta tristeza Jesús habla (Mat 5:4). El llorar no es en sí una bendición, pero si produce arrepentimiento y obediencia, trae bendición. (1). Esta es la tristeza que sentía David, Sal 51:17; véanse Sal 34:18; Sal 38:18. (2). Es la tristeza demostrada por la mujer pecadora que «estando detrás de él (Jesús) a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume», Luc 7:38. Nosotros debemos imitar a esta mujer. Los pecados de nosotros no son mejores o más respetables que los de ella. No hay pecados «veniales y mortales» según la Biblia. Cada vez que pequemos debemos tener la misma actitud que ella demostró. Debemos sentir verdadera tristeza por el pecado, arrepentirnos inmediatamente y pedir perdón al ofendido y a Dios. (3). La tristeza de Pedro, Mat 26:75. Después de negar a Jesús tres veces, «saliendo fuera, lloró amargamente» y volvió al Señor (Luc 22:32). (4) La tristeza de Joe 2:12-13, «convertíos a mí… con lloro».

B. Es imposible arrepentirse si no hay tristeza por los pecados. Es necesario sentir tristeza por haber ofendido a Dios.

IV. Los que lloran se preocupan por otros.

A. Los profetas se preocupaban por el pueblo de Israel, Isa 22:4; Jer 9:1; Jer 13:17; Jer 14:17; Lamentaciones. Se preocupaban por sus pecados, y por el castigo que iban a sufrir (matanza, cautiverio, esclavitud).

B. Jesús lloró sobre Jerusalén, Luc 19:41-44. Véanse Mat 9:36; Mat 23:37.

C. Debemos preocuparnos por la condición lamentable del mundo religioso, por los ciegos que siguen a otros ciegos (Mat 15:14). Debemos preocuparnos por los pecados de la iglesia (mundanalidad, indiferencia, liberalismo, apostasía), y por el castigo que espera a los infieles 1Co 5:2; 2Co 2:4; Gál 4:19; Flp 3:18; 1Pe 4:17-18. Rom 12:15, «gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran».1Co 12:25-26, «que los miembros todos se preocupen los unos por los otros… si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él». Debemos estar preocupados por el sufrimiento que hay en el mundo. Los cristianos no pueden ser indiferentes hacia los demás.

V. Cristo consuela a los que lloran de esta manera.

A. ¡Qué felices, pues, los que lloran por sus pecados, y quieren el perdón de Dios! Serán consolados. Dios nos reprende por el pecado, luego nos sana si nos arrepentimos 2Co 1:3; 2Ts 2:16 «nos dio consolación». Sal 30:5, «porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida».

B. Cristo se llama «la consolación de Israel», Luc 2:25. Mat 11:28-30, «venid a mí… yo os haré descansar». Isa 61:1-3, «a ordenar que a los afligidos… se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, alegría… espíritu angustiado». Luc 4:16-21, «enviado a sanar a los quebrantados de corazón». 1Pe 2:6, creyentes no serán avergonzados, no decepcionados.

C. Hch 2:37, los «compungidos» obedecieron al Señor, siendo bautizados para el perdón de sus pecados (vers 38,41), recibieron el perdón y el don del Espíritu Santo. Isa 35:10, «y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido» (esta hermosa profecía se cumple en los que obedecen al evangelio y reciben toda bendición espiritual en Cristo, Efe 1:3). 1Ti 1:12-13, Pablo siempre estaba afligido por causa de su pecado. Obedeció al Señor y recibió misericordia (Hch 22:16; Hch 26:19). Entonces habló mucho de «gozo» y «regocijo» (véase carta a los filipenses).

D. Sal 126:5-6, «los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas». Apo 7:17; Apo 21:4, «Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos».

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Sal 6:1-9; Sal 13:1-5; Sal 30:7-11; Sal 32:3-7; Sal 40:1-3; Sal 69:29-30; Sal 116:3-7; Sal 126:5, Sal 126:6; Isa 12:1; Isa 25:8; Isa 30:19; Isa 35:10; Isa 38:14-19; Isa 51:11, Isa 51:12; Isa 57:18; Isa 61:2, Isa 61:3; Isa 66:10; Jer 31:9-12, Jer 31:16, Jer 31:17; Eze 7:16; Eze 9:4; Zac 12:10-14; Zac 13:1; Luc 6:21, Luc 6:25; Luc 7:38, Luc 7:50; Luc 16:25; Jua 16:20-22; 2Co 1:4-7; 2Co 7:9, 2Co 7:10; Stg 1:12; Apo 7:14-17; Apo 21:4.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

LOS QUE LLORAN. Aquí «los que lloran» se lamentan por la debilidad humana con relación al patrón de justicia de Dios y del poder del reino (v. Mat 5:6; Mat 6:33). También «lloran» por las cosas que afligen a Dios, tienen los sentimientos en armonía con los de Dios y se afligen en el espíritu por el pecado, la inmoralidad y la crueldad que hay en el mundo (véanse Luc 19:41, nota; Hch 20:19; 2Pe 2:8, nota). Los que lloran son consolados al recibir del Padre «justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo» (Rom 14:17).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

los que lloran. Esto se refiere al lamento por el pecado, a la tristeza piadosa que produce el arrepentimiento que lleva a la salvación sin pesar alguno (2Co 7:10). La «consolación» es la consolación del perdón y la salvación (cp. Isa 40:1-2).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Mat 5:4, Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.

LOS QUE LLORAN
Introducción.
A. Jesús habla de «llorar» como se llora la muerte de un ser querido. Significa llorar intensamente. No se refiere al «llorar» por ambiciones fallidas, ni por haber perdido riquezas, ni por haber sido avergonzado, ni por haber sido castigado por alguna maldad. No hay bendiciones para los que lloran por estas causas, a menos que se arrepientan. Tampoco promete bendición para aquellas almas pesimistas que viven lloriqueando por su mala suerte, diciendo que todo el mundo está en contra suya.
C. Esta bendición se pronuncia sobre los que lloran (1) por los pecados propios, (2) por los pecados de otros, y (3) por el sufrimiento y la tristeza que hay en el mundo.
I. «¡Ay de vosotros, los que ahora reís!» Luc 6:25.
A. Jesús no enseña que es pecado reír. Ecles 3:1,4 dice, «todo tiene su tiempo… tiempo de llorar, y tiempo de reír». Sin embargo, para muchos el «mayor bien» de la vida es la risa. Para los tales la vida no tiene nada de seriedad, sino que es una gran comedia; para ellos el mundo está lleno de payasos. El buscar placeres es su fin y propósito (Heb 11:25; Luc 8:14). Stg 5:5 bien describe la gente mundana: «habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza».
B. Dios se reirá de ellos, Sal 2:4; Sal 37:13, «porque ve que viene su día». Luc 6:25, «¡ay de vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis». Tal vez Jesús se refiere a la destrucción de Jerusalén (Luc 19:41-44).
II. «La tristeza del mundo produce muerte».
A. Es importante distinguir entre «la tristeza que es según Dios» que produce arrepentimiento para salvación, y «la tristeza del mundo» que produce muerte (2Co 7:9-10). Los criminales lloran porque se descubren y se castigan. El borracho llora porque su hígado está arruinado, y el fumador llora por el cáncer de los pulmones. Muchos lloran porque se dan cuenta de que en su matrimonio están cometiendo adulterio, aunque estén «casados» legalmente. Pero el llorar de estos no produce la dicha a menos que se arrepientan.
B. Núm 14:40-45, el pueblo rebelde se enlutó, pero no fue bendecido 1Sa 15:24-28, el rey rebelde se puso triste, pero ¿por qué? Porque fue rechazado por Dios por causa de su desobediencia. Mat 27:3-5, Judas estaba muy triste, aun desesperado, pero su tristeza era «la tristeza del mundo». En su desesperación cometió suicidio 1Pe 4:15, «ninguno de vosotros padezca como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno». El pecado produce sufrimiento.
C 1Ti 4:2, «teniendo cauterizada la conciencia», muchos no lloran por sus pecados. Véase también Efe 4:19. Muchos mundanos tratan de suprimir la miseria y tristeza de su vida con alcohol y otras drogas. Jesús no promete consolación para los que «lloran» por «la tristeza del mundo», porque esta tristeza no produce arrepentimiento.
III. «La tristeza que es según Dios» es la que nos trae muchas bendiciones.
A. «La tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación». De esta tristeza Jesús habla (Mat 5:4). El llorar no es en sí una bendición, pero si produce arrepentimiento y obediencia, trae bendición. (1). Esta es la tristeza que sentía David, Sal 51:17; véanse Sal 34:18; Sal 38:18. (2). Es la tristeza demostrada por la mujer pecadora que «estando detrás de él (Jesús) a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus pies, y los ungía con el perfume», Luc 7:38. Nosotros debemos imitar a esta mujer. Los pecados de nosotros no son mejores o más respetables que los de ella. No hay pecados «veniales y mortales» según la Biblia. Cada vez que pequemos debemos tener la misma actitud que ella demostró. Debemos sentir verdadera tristeza por el pecado, arrepentirnos inmediatamente y pedir perdón al ofendido y a Dios. (3). La tristeza de Pedro, Mat 26:75. Después de negar a Jesús tres veces, «saliendo fuera, lloró amargamente» y volvió al Señor (Luc 22:32). (4) La tristeza de Joe 2:12-13, «convertíos a mí… con lloro».
B. Es imposible arrepentirse si no hay tristeza por los pecados. Es necesario sentir tristeza por haber ofendido a Dios.
IV. Los que lloran se preocupan por otros.
A. Los profetas se preocupaban por el pueblo de Israel, Isa 22:4; Jer 9:1; Jer 13:17; Jer 14:17; Lamentaciones. Se preocupaban por sus pecados, y por el castigo que iban a sufrir (matanza, cautiverio, esclavitud).
B. Jesús lloró sobre Jerusalén, Luc 19:41-44. Véanse Mat 9:36; Mat 23:37.
C. Debemos preocuparnos por la condición lamentable del mundo religioso, por los ciegos que siguen a otros ciegos (Mat 15:14). Debemos preocuparnos por los pecados de la iglesia (mundanalidad, indiferencia, liberalismo, apostasía), y por el castigo que espera a los infieles 1Co 5:2; 2Co 2:4; Gál 4:19; Flp 3:18; 1Pe 4:17-18. Rom 12:15, «gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran».1Co 12:25-26, «que los miembros todos se preocupen los unos por los otros… si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él». Debemos estar preocupados por el sufrimiento que hay en el mundo. Los cristianos no pueden ser indiferentes hacia los demás.
V. Cristo consuela a los que lloran de esta manera.
A. ¡Qué felices, pues, los que lloran por sus pecados, y quieren el perdón de Dios! Serán consolados. Dios nos reprende por el pecado, luego nos sana si nos arrepentimos 2Co 1:3; 2Ts 2:16 «nos dio consolación». Sal 30:5, «porque un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida».
B. Cristo se llama «la consolación de Israel», Luc 2:25. Mat 11:28-30, «venid a mí… yo os haré descansar». Isa 61:1-3, «a ordenar que a los afligidos… se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, alegría… espíritu angustiado». Luc 4:16-21, «enviado a sanar a los quebrantados de corazón». 1Pe 2:6, creyentes no serán avergonzados, no decepcionados.
C. Hch 2:37, los «compungidos» obedecieron al Señor, siendo bautizados para el perdón de sus pecados (vers 38,41), recibieron el perdón y el don del Espíritu Santo. Isa 35:10, «y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido» (esta hermosa profecía se cumple en los que obedecen al evangelio y reciben toda bendición espiritual en Cristo, Efe 1:3). 1Ti 1:12-13, Pablo siempre estaba afligido por causa de su pecado. Obedeció al Señor y recibió misericordia (Hch 22:16; Hch 26:19). Entonces habló mucho de «gozo» y «regocijo» (véase carta a los filipenses).
D. Sal 126:5-6, «los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas». Apo 7:17; Apo 21:4, «Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos».

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA BIENAVENTURANZA
DEL CORAZÓN QUEBRANTADO

Mateo 5:4

Bienaventurados los que lloran, porque recibirán consolación.

Tenemos que notar desde el principio al estudiar esta bienaventuranza que la palabra para llorar que se usa aquí es la más fuerte que existe en griego. Es la que se usa para hacer duelo por los difuntos, para expresar el apasionado lamento por la muerte de alguien que se ha amado entrañablemente. En la Septuaginta, la versión griega del Antiguo Testamento, se usa del llanto de Jacob cuando dio por muerto a su hijo José (Ge 37:34 ). Se define como la clase de pesar que se apodera de una persona y que no se puede ocultar. No es sólo un dolor que produce dolor de corazón, sino que hace incontenibles las lágrimas. Aquí tenemos una alucinante clase de bienaventuranza:

¡Bendito el que está de duelo como aquel al que se le ha muerto un ser querido!

Hay tres maneras de tomar esta bienaventuranza.
(i) Se puede tomar literalmente: ¡Bendita la persona que ha soportado el dolor más amargo que puede producir la vida! Los árabes tienen un proverbio: » La luz del sol produce un desierto.» La tierra sobre la que siempre brilla el sol acabará por convertirse en un lugar árido en el que no pueda crecer la vida. Hay ciertas cosas que sólo la lluvia puede producir; y ciertas experiencias que sólo puede germinar el dolor.
La aflicción puede hacer dos cosas por nosotros. Puede mostrarnos, mejor que ninguna otra cosa, la esencial amabilidad de nuestros semejantes; y puede mostrarnos, mejor que ninguna otra cosa, el consuelo y la compasión de Dios. Muchas y muchas personas a la hora del dolor han descubierto a sus semejantes y a Dios como nunca antes. Cuando todo nos va bien es posible vivir años en la superficie de las cosas; pero cuando llega la aflicción le hace a uno profundizar en las cosas de la vida y, si se acepta debidamente, produce una nueva fuerza y belleza en el alma.

Anduve con el Placer, y no hizo más que charlar, pero no me hizo más sabio lo que me llegó a contar.
Anduve con el dolor y no pronunció palabra; ¡y hay que ver lo que aprendí en una breve jornada!

(ii) Algunos han considerado que lo que quiere decir esta bienaventuranza es:

¡Benditas los que están desesperadamente apenados por el dolor y el sufrimiento que hay en el mundo!

Cuando estábamos pensando en la primera bienaventuranza veíamos que siempre está bien desligarse de las cosas, pero no desligarse de las personas. Este mundo habría sido un lugar mucho más pobre si no hubiera habido en él personas que se interesaban intensamente por las angustias y los sufrimientos de los demás. El Lord Shaftesbury hizo probablemente más por los hombres y mujeres trabajadores y por los niños de lo que haya hecho nunca ningún otro reformador social. Todo ello empezó muy sencillamente. Cuando era un muchacho estudiando en Harrow, iba por una calle un día cuando se encontró con el entierro de un pobre. El ataúd era una caja fea y mal hecha. Lo llevaban en un carro de mano del que iban tirando cuatro hombres que estaban borrachos; mientras tiraban y empujaban iban cantando canciones indecentes y gesticulando y bromeando entre ellos. Cuando iban subiendo una cuesta con el carro, la caja que era el ataúd se cayó del carro, y se reventó. Algunas personas habrían pensado que todo el asunto era de risa; algunos se habrían vuelto, asqueados; algunos habrían movido los hombros y se habrían dicho que aquello no iba con ellos, aunque fuera una pena el que sucedieran esas cosas. El joven Shaftesbury lo vio y se dijo a sí mismo: «Cuando sea mayor voy a dedicar mi vida a que no sucedan cosas así.» Así que dedicó su vida a cuidarse de los demás.

El Cristianismo es cuidarse de los demás. Lo que quiere decir esta bienaventuranza es: ¡Bendito el que se interesa intensamente por los sufrimientos, las angustias y las necesidades de otros!

(iii) Sin duda las dos ideas están en esta bienaventuranza, pero su principal pensamiento es: Bendita la persona que está desesperadamente dolorida por su propio pecado e indignidad.
Como ya hemos visto, el primer mensaje de Jesús fue: «¡Arrepentíos!» Arrepentirse quiere decir tener pesar por los pecados. Lo que realmente cambia a una persona es el encontrarse de pronto cara a cara con algo que le abre los ojos a lo que es y puede hacer el pecado. Un chico o una chica pueden vivir a su aire sin pensar en los efectos o las consecuencias; pero cuando algún día sucede algo y el chico o la chica ven la tristeza dolorida en los ojos de su padre o su madre, entonces, de pronto, descubren lo que es el pecado.

Ese es el efecto que produce la Cruz en todos nosotros. Cuando miramos a la Cruz, no tenemos más remedio que decir: «Eso es lo que el pecado puede hacer. El pecado puede apoderarse de la vida más encantadora del mundo y aplastarla en una Cruz.» Uno de los grandes efectos de la Cruz es abrirles los ojos a hombres y mujeres al horror del pecado. Y cuando una persona ve el pecado en todo su horror, no puede por menos de experimentar intenso pesar por su pecado.
El Cristianismo empieza por un sentimiento de pecado. Bendita la persona que está intensamente apesadumbrada por su pecado, cuyo corazón se quebranta al pensar en lo que Le ha hecho a Dios y a Jesucristo, la persona que ve la Cruz y se siente oprimida por el estrago que ha causado el pecado.
La persona que ha tenido esta experiencia será, sin duda, consolada; porque esa experiencia es lo que llamamos penitencia -del latín poenitere, dolerse, condolerse-, y al corazón contrito y humillado Dios no despreciará jamás (Sal 51:17 ). El camino que conduce al gozo del perdón pasa por el dolor desesperado del corazón quebrantado.

El verdadero sentido de la segunda bienaventuranza es:

¡AH, LA BIENAVENTURANZA DE LA PERSONA QUE TIENE EL CORAZÓN DESTROZADO ANTE EL SUFRIMIENTO DEL MUNDOS Y POR SU PROPIO PECADOS PORQUE EN SU DOLOR ENCONTRARÁ EL GOZO DEL SEÑOR

LA BIENAVENTURANZA

DE LA VIDA BAJO EL CONTROL DE DIOS

Mateo 5:5

Bienaventurados los mansos, porque recibirán la tierra por heredad.

En el español actual la palabra manso no es una de las palabras honorables de la vida. Ahora conlleva la idea de servilismo, bajeza de carácter, consentimiento al mal e incapacidad o falta de voluntad para resistirse a una afrenta vergonzosa. Nos presenta el retrato de una criatura sumisa e ineficaz. Pero resulta que la palabra manso -en griego praüsera una de las grandes palabras éticas.

Aristóteles tenía mucho que decir de la cualidad de la mansedumbre (praotés). Aristóteles seguía un método para definir cualquier virtud que consistía en encontrar el término medio entre dos extremos. Por una parte estaba el extremo por exceso; y por la otra, por defecto; y entre ambos estaba la virtud misma, el término medio feliz. Para dar un ejemplo: En un extremo se encontraría el pródigo, y en el otro, el tacaño; y entre ambos, la persona generosa.

Aristóteles define la mansedumbre (praotés), como el término medio entre orguilotés, que quiere decir ira excesiva, y aorguésía, que quiere decir pasotismo. Praotés, mansedumbre, como veía aristóteles, es el feliz término medio entre la excesiva, y la falta de, ira. Así es que la primera traducción posible de esta bienaventuranza sería:

¡Bendito el que se indigna a su debido tiempo y por la debida causa, y no al contrario!

Si nos preguntamos cuál es el debido tiempo y cuál el contrario diríamos que, por regla general, en la vida no se debe uno enfurecer por un insulto o una injuria que se le hace a 61 personalmente; eso es algo que un cristiano no debe nunca tener en cuenta; pero se debe uno indignar por las injurias que se les hacen a otras personas. La ira egoísta es siempre un pecado; la ira limpia de egoísmo puede ser una de las grandes dinámicas del mundo.
Pero la palabra praüs tiene un segundo uso general en griego. Es la que se usa con referencia a un animal que ha sido domesticado, que está acostumbrado a obedecer la palabra de mando, que ha aprendido a obedecer las riendas. Es la palabra que se usa de un animal que ha aprendido a aceptar el control. Así que la segunda posible traducción de esta bienaventuranza seria:

¡Bendita la persona que tiene bajo control todos sus instintos, impulsos y pasiones! ¡Bendito el que se mantiene total y constantemente bajo su propio control!

Pero en el momento en que decimos esto nos damos cuenta de que necesita un cambio. No se trata tanto de la bendición de la persona que se controla a sí misma, porque eso está fuera de la capacidad humana; sino más bien de la persona que está totalmente bajo el control de Dios, porque sólo en Su servicio encontramos la perfecta libertad, y en hacer Su voluntad, la paz.

Pero hay todavía un tercer enfoque de esta bienaventuranza. Los griegos contrastaban siempre la cualidad que llamaban praotés, y que la Reina-Valera traduce por mansedumbre, con la cualidad que llamaban hysélokardía, que quiere decir altivez de corazón. En praotés se encuentra la verdadera humildad que destierra todo orgullo.

Sin humildad no se puede aprender, porque el primer paso en el aprendizaje es ser conscientes de nuestra propia ignorancia. Quintiliano, el gran maestro de oratoria hispanorromano, decía de algunos de sus alumnos: » No me cabe duda de que serían excelentes alumnos si no estuvieran convencidos de que ya lo saben todo.» No se le puede enseñar nada a una persona que cree que ya lo sabe todo. Sin humildad no puede haber tal cosa como amor, porque el verdadero principio del amor es el sentimiento de indignidad. Sin humildad no puede haber verdadera religión, porque toda verdadera religión empieza por un darse cuenta de la propia debilidad y necesidad de Dios. Una persona sólo alcanza su verdadera humanidad cuando es siempre consciente de que es una criatura y Dios es el Creador; y que sin Dios no puede hacer nada.

Praotés describe la humildad, la aceptación de la necesidad de aprender y de la necesidad de ser perdonados. Describe la única actitud adecuada del hombre para con Dios. Así que la tercera posible traducción de esta bienaventuranza sería:

¡Bendito el que tiene la humildad de reconocer su propia ignorancia, debilidad y necesidad!

Es esta mansedumbre, dice Jesús, la que heredará la Tierra. Es un hecho de la Historia que siempre han sido las personas que tenían este don de autocontrol, que teman sus pasiones, instintos e impulsos bajo disciplina, las que han sido verdaderamente grandes. Números dice de Moisés, el más grande líder y legislador que ha conocido el mundo: » Moisés era un hombre muy manso, más que todos los hombres que había sobre la Tierra» (Nm 12:3 ). Moisés no tenía un carácter aguado; no era una ameba que no pudiera erguirse y mantenerse firme; podía ponerse al rojo de ira; pero siempre era un hombre que tenía la ira en la tralla, soltándola sólo en el momento debido. El autor de Proverbios dice: » El que domina su espíritu es mejor que el que conquista una ciudad» (Pr 16:32 ).

Fue la falta de esa misma cualidad lo que fue la ruina de Alejandro Magno que, en un ataque de genio incontrolado, en medio de una orgía, le arrojó una lanza a su mejor amigo y le mató. Uno no puede guiar a otros a menos que sea dueño de sí mismo; ni puede servir a otros hasta que se haya sometido a sí mismo; ni estar en control de otros si no ha aprendido a controlarse a sí mismo. Pero la persona que se ha sometido al perfecto control de Dios obtendrá esta mansedumbre que de veras de permitirá heredar la Tierra.

Está claro que esta palabra praüs quiere decir mucho más y otra cosa que lo que quiere decir ahora la palabra española manso; está claro, de hecho, que no hay ninguna palabra española que la traduzca perfectamente, aunque tal vez la palabra apacible sea la que más se le aproxime. La traducción completa de esta tercera bienaventuranza debería ser:

jAH, LA BIENAVENTURANZA DEL QUE SE INDIGNA SIEMPRE A SU DEBIDO TIEMPO Y POR LA CAUSA DEBIDA, Y NO AL CONTRARIOS Y QUE TIENE BAJO CONTROLA PORQUE ÉL MISMO ESTÁ BAJÓ EL CONTROL DE DIOSA TODO INSTINTOS IMPULSO Y PASIÓN Y QUE TIENE LA HUMILDAD DE RECONOCER SU PROPIA IGNORANCIA Y DEBILIDAD: PORQUE TAL PERSONA ES SOBERANA ENTRE LOS SERES HUMANOS

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

REFERENCIAS CRUZADAS

c 160 Isa 12:1; Isa 61:3; Mat 11:28

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

lloran. Jesús se refiere al pesar producido por la condición pecaminosa personal o nacional. Lloran por sus propios pecados y los de otros, que es el primer paso para el arrepentimiento.

serán consolados. Es decir, Jesús pagará por sus pecados, y ellos recibirán el perdón de Dios

Fuente: La Biblia de las Américas

4 (1) Toda la situación del mundo está en contra de la economía de Dios. Satanás, el pecado, el yo, las tinieblas y la mundanalidad predominan entre toda la gente de la tierra. La gloria de Dios es afrentada; Cristo es rechazado; el Espíritu Santo es estorbado; la iglesia está desolada; el yo es corrupto, y el mundo entero es maligno. Dios quiere que nos aflijamos por tal situación.

4 (2) Si lloramos conforme a Dios y Su economía, seremos consolados con la recompensa del reino de los cielos. Veremos el gobierno celestial de Dios rigiendo toda la situación negativa.

4 (a) Isa_61:2-3 ; Luc_6:21 ; Jua_16:20

4 (b) 2Co_1:7

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

consolados…Isa 61:1-3.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

g Isa 61:2.

Fuente: La Biblia Textual III Edición