Comentario de Mateo 5:6 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Mat 5:6

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA

Introducción.

A. ¿Por qué dice Jesús que la puerta es estrecha y que el camino es angosto (Mat 7:13-14)? (1) Porque hay pocos que son pobres en espíritu (dispuestos a admitir faltas y buscar perdón), (2) porque hay pocos que lloran por sus pecados y por los de otros, (3) porque hay pocos mansos, y (4) porque hay pocos que tienen hambre y sed de justicia.

B. Esta bienaventuranza concuerda perfectamente con las que la preceden y con las que la siguen. Jesús describe una sola persona, un discípulo verdadero de El. Describe cierta clase de gente, el pueblo de Dios. El cuerpo necesita alimentación, y el alma también necesita alimentarse.

I. ¿Qué significa tener hambre y sed de justicia?

A. Pregúntese primero, ¿qué significa tener hambre y sed? Son dos de los apetitos más fuertes. ¿Cuántos de nosotros hemos tenido verdadera hambre y sed? ¿Cuántos han estado en peligro de morir si no encontraran muy pronto la comida y agua? ¿Habrá entre los oyentes o lectores alguna persona que lo haya experimentado? Desde luego, hay muchas personas en la actualidad que sufren verdadera hambre y sed. No quieren un vaso de agua sino toda la jarra; no quieren dos o tres tortillas, sino todo el paquete. Muchos están muriendo de hambre.

B. Figuradamente tener hambre y sed significa tener deseo ferviente, desear intensamente, anhelar, añorar, o apetecer.Tener hambre y sed de justicia significa desear intensamente hacer toda la voluntad de Dios. Debemos tener hambre y sed de obtener el perdón de Dios, de ser transformados en la imagen de Cristo, de ser edificados en la fe santísima, de poder ganar muchas almas por Cristo. Mat 3:15, aunque Jesús no tenía pecado, quería ser bautizado: «Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia». Conviene obedecer los mandamientos de Dios. Véase Sal 119:172.

C. Mat 6:24-34, «No os afanéis por vuestra vida… Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». Debemos «buscar» intensamente las cosas del reino de Dios. Debemos desear saber y hacer la voluntad (palabra) de Dios: más que el oro, Sal 119:72; Sal 119:127, «Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que el oro muy puro»; más que la miel, Sal 119:103, «¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca»; más que la comida, Job 23:12, «Guardé las palabras de su boca más que mi comida (porción señalada)».

D. Mat 13:44-46, al descubrir el evangelio, debemos «vender todo» para «comprarlo» (poseerlo). «Compra la verdad, y no la vendas», Pro 23:23.

E. Estudiemos los Salmos para entender mejor lo que significa anhelar: Sal 42:1-2 » Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía»; Sal 63:1, «De madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida»; Sal 84:2, «Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová». Léase todo el Salmo 84; Sal 119:20, «Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo». El Salmo 119, el capítulo más largo en la Biblia, alaba la Palabra de Dios 1Pe 2:1-2, «Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación».

II. ¿De qué cosas tenía hambre y sed la mayoría de los judíos?

A. Cosas materiales. Luc 8:14, «las riquezas y los placeres de la vida». 1Ti 6:9, «los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición». Ecles 2:3-11, «Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría… engrandecí mis obras… me hice huertos y jardines… me amontoné también plata y oro… me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, etc.»

B. Poder político. Jua 6:15, «iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey», porque tenían «hambre y sed» de ser liberados de los romanos.

C. Panes y peces. Jua 6:26, «me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis».

D. La mayoría de la gente hoy en día tiene hambre y sed de las mismas cosas: toda clase de cosas materiales, placeres, y poder (político, comercial, y religioso, etcétera).

III. Algunos ejemplos de aquellos que tuvieron hambre y sed de justicia.

A. La mujer cananea. Mat 15:27, «Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Jesús alaba la fe «grande» de esta mujer cananea.

B. La mujer pecadora. Luc 7:38, «estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies».

C. Los casos de conversión en Hechos de los Apóstoles: (1). El día de Pentecostés tres mil personas obedecieron al evangelio el mismo día en que oyeron, Hch 2:37-41. Tenían hambre y sed de justicia. (2) Los samaritanos obedecieron «cuando creyeron», Hch 8:12. (3). Cuando el eunuco oyó el evangelio, dijo, «Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?» e inmediatamente obedeció, Hch 8:35-39. Este hombre es un ejemplo muy bueno de tener hambre y sed de justicia. «Había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías». (4). El carcelero y su casa fueron bautizados a media noche, y «se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios», Hch 16:25; Hch 16:33-34. Estos y otros demostraron mucha hambre y sed de justicia, oyendo el evangelio, arrepintiéndose de sus pecados, confesando a Cristo, y siendo bautizados sin demorar.

D. El apóstol Pablo siempre demostraba que tenía mucha hambre y sed de justicia. Léase Flp 3:7-8. Lo demostró a través de su vida entera y sus escritos.

IV. «Porque ellos serán saciados», Mat 7:7-11; Sal 53:5-6.

A. Sinónimos de la palabra «saciar» son llenar, hartar, hastiar, cumplir. De esto habla Jesús en Jua 4:13-14. Dijo que «Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás». Véanse Jua 7:37-38; Apo 22:17. Jua 6:27, «Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece».

B. Flp 4:6-7, No estar afanosos, hacer peticiones a Dios, con acción de gracias, «y la paz de Dios… guardará vuestros corazones». Flp 4:11-13, «he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación… Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».

Conclusión:

A. Luc 6:21, «Bienaventurados los que ahora tenéis hambre». Aquí se agrega la palabra ahora. En el ver 25 se agrega otra vez: «¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! Porque tendréis hambre».

B. Pero si nuestra justicia es como la de los escribas y fariseos, no seremos «saciados». Si tenemos hambre y sed de justicia, buscaremos primeramente el reino de Dios y su justicia, Mat 6:33.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

los que tienen hambre y sed de justicia. Sal 42:1, Sal 42:2; Sal 63:1, Sal 63:2; Sal 84:2; Sal 107:9; Amó 8:11-13; Luc 1:53; Luc 6:21, Luc 6:25; Jua 6:27.

porque ellos serán saciados. Sal 4:6, Sal 4:7; Sal 17:15; Sal 63:5; Sal 65:4; Sal 145:19; Cnt 5:1; Isa 25:6; Isa 41:17; Isa 44:3; Isa 49:9, Isa 49:10; Isa 55:1-3; Isa 65:13; Isa 66:11; Jua 4:14; Jua 6:48-58; Jua 7:37; Apo 7:16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Estos futuros poseedores de la tierra son hoy día sus legítimos herederos, e incluso ahora ellos tienen hambre y sed de justicia. Sienten un profundo deseo de justicia personal, la cual es, en sí misma, una prueba de su nacimiento espiritual. Aquellos que son pobres y están vacíos, en medio de su propia pobreza espiritual reconocen la profundidad de su necesidad y el hambre y sed de aquello que sólo Dios puede darles. «Tener hambre» significa tener necesidad. Se asocia con «tener sed» (pasión interior); el hombre que ha nacido de nuevo tiene hambre y sed de justicia, las cuales han sido dadas por Dios. Esta hambre y sed continúan a través de toda la vida del creyente. Continúa teniendo hambre y siendo saciado; y teniendo hambre y siendo saciado. Dios suple todas sus necesidades espirituales diariamente. Este hecho de experimentar hambre y sed de justicia es un subproducto de una vida regenerada.

ellos serán saciados (Gr.  chortazo) se refiere a una satisfacción y llenura completa. El salmista proclamó: «Porque sacia al alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta» (Sal 107:9). Esta llenura viene de Dios, quien es la fuente total de satisfacción de su pueblo. Viene ahora y continuará por la eternidad a aquellos que tienen hambre y sed de ella.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA. Este es uno de los versículos más importantes del sermón del monte.

(1) El requisito fundamental para todos los que viven piadosamente es tener «hambre y sed de justicia» (cf. Mat 6:33). Moisés (Éxo 33:13; Éxo 33:18), el salmista (Sal 42:2; Sal 42:6, notas; Sal 63:1-11, nota) y el apóstol Pablo (Flp 3:10) tuvieron tal hambre. La condición espiritual del creyente durante toda su vida dependerá de su hambre y su sed de

(a) la presencia de Dios (Deu 4:29),

(b) la Palabra de Dios (Sal 119:1-176),

(c) la comunión con Cristo (Flp 3:8-10),

(d) la comunión del Espíritu (Jua 7:37-39; 2Co 13:14),

(e) la justicia (Mat 5:6),

(f) el poder del reino (Mat 6:33) y

(g) el retomo del Señor (2Ti 4:8).

(2) El hambre del creyente por las cosas de Dios desaparece cuando hay afán de este siglo, engaño de las riquezas (Mat 13:22), deseo desmedido de tener «las otras cosas» (Mar 4:19) y «los placeres de esta vida» (Luc 8:14), y cuando deja de permanecer en Cristo (véase Jua 15:4, nota). Cuando se le acaba el hambre por Dios y su justicia, muere espiritualmente. Por esa razón es necesario que sea sensible a la obra convincente del Espíritu Santo en su vida (véanse Jua 16:8-13; Rom 8:5-16). Los que no cesan de tener hambre y sed de justicia «serán saciados».

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

hambre y sed de justicia. Lo opuesto a la autojustificación de los fariseos. Se refiere a todos aquellos que buscan la justicia de Dios por encima del establecimiento de una justicia propia (Rom 10:3; Flp 3:9). Lo que ellos buscan los llenará, es decir, su hambre y sed de una relación correcta con Dios será satisfecha.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Mat 5:6
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
LOS QUE TIENEN HAMBRE Y SED DE JUSTICIA
Introducción.
A. ¿Por qué dice Jesús que la puerta es estrecha y que el camino es angosto (Mat 7:13-14)? (1) Porque hay pocos que son pobres en espíritu (dispuestos a admitir faltas y buscar perdón), (2) porque hay pocos que lloran por sus pecados y por los de otros, (3) porque hay pocos mansos, y (4) porque hay pocos que tienen hambre y sed de justicia.
B. Esta bienaventuranza concuerda perfectamente con las que la preceden y con las que la siguen. Jesús describe una sola persona, un discípulo verdadero de El. Describe cierta clase de gente, el pueblo de Dios. El cuerpo necesita alimentación, y el alma también necesita alimentarse.
I. ¿Qué significa tener hambre y sed de justicia?
A. Pregúntese primero, ¿qué significa tener hambre y sed? Son dos de los apetitos más fuertes. ¿Cuántos de nosotros hemos tenido verdadera hambre y sed? ¿Cuántos han estado en peligro de morir si no encontraran muy pronto la comida y agua? ¿Habrá entre los oyentes o lectores alguna persona que lo haya experimentado? Desde luego, hay muchas personas en la actualidad que sufren verdadera hambre y sed. No quieren un vaso de agua sino toda la jarra; no quieren dos o tres tortillas, sino todo el paquete. Muchos están muriendo de hambre.
B. Figuradamente tener hambre y sed significa tener deseo ferviente, desear intensamente, anhelar, añorar, o apetecer.Tener hambre y sed de justicia significa desear intensamente hacer toda la voluntad de Dios. Debemos tener hambre y sed de obtener el perdón de Dios, de ser transformados en la imagen de Cristo, de ser edificados en la fe santísima, de poder ganar muchas almas por Cristo. Mat 3:15, aunque Jesús no tenía pecado, quería ser bautizado: «Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia». Conviene obedecer los mandamientos de Dios. Véase Sal 119:172.
C. Mat 6:24-34, «No os afanéis por vuestra vida… Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». Debemos «buscar» intensamente las cosas del reino de Dios. Debemos desear saber y hacer la voluntad (palabra) de Dios: más que el oro, Sal 119:72; Sal 119:127, «Por eso he amado tus mandamientos más que el oro, y más que el oro muy puro»; más que la miel, Sal 119:103, «¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca»; más que la comida, Job 23:12, «Guardé las palabras de su boca más que mi comida (porción señalada)».
D. Mat 13:44-46, al descubrir el evangelio, debemos «vender todo» para «comprarlo» (poseerlo). «Compra la verdad, y no la vendas», Pro 23:23.
E. Estudiemos los Salmos para entender mejor lo que significa anhelar: Sal 42:1-2 » Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía»; Sal 63:1, «De madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida»; Sal 84:2, «Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová». Léase todo el Salmo 84; Sal 119:20, «Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo». El Salmo 119, el capítulo más largo en la Biblia, alaba la Palabra de Dios 1Pe 2:1-2, «Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación».
II. ¿De qué cosas tenía hambre y sed la mayoría de los judíos?
A. Cosas materiales. Luc 8:14, «las riquezas y los placeres de la vida». 1Ti 6:9, «los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición». Ecles 2:3-11, «Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría… engrandecí mis obras… me hice huertos y jardines… me amontoné también plata y oro… me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, etc.»
B. Poder político. Jua 6:15, «iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey», porque tenían «hambre y sed» de ser liberados de los romanos.
C. Panes y peces. Jua 6:26, «me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis».
D. La mayoría de la gente hoy en día tiene hambre y sed de las mismas cosas: toda clase de cosas materiales, placeres, y poder (político, comercial, y religioso, etcétera).
III. Algunos ejemplos de aquellos que tuvieron hambre y sed de justicia.
A. La mujer cananea. Mat 15:27, «Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos». Jesús alaba la fe «grande» de esta mujer cananea.
B. La mujer pecadora. Luc 7:38, «estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con lágrimas sus pies».
C. Los casos de conversión en Hechos de los Apóstoles: (1). El día de Pentecostés tres mil personas obedecieron al evangelio el mismo día en que oyeron, Hch 2:37-41. Tenían hambre y sed de justicia. (2) Los samaritanos obedecieron «cuando creyeron», Hch 8:12. (3). Cuando el eunuco oyó el evangelio, dijo, «Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?» e inmediatamente obedeció, Hch 8:35-39. Este hombre es un ejemplo muy bueno de tener hambre y sed de justicia. «Había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías». (4). El carcelero y su casa fueron bautizados a media noche, y «se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios», Hch 16:25; Hch 16:33-34. Estos y otros demostraron mucha hambre y sed de justicia, oyendo el evangelio, arrepintiéndose de sus pecados, confesando a Cristo, y siendo bautizados sin demorar.
D. El apóstol Pablo siempre demostraba que tenía mucha hambre y sed de justicia. Léase Flp 3:7-8. Lo demostró a través de su vida entera y sus escritos.
IV. «Porque ellos serán saciados», Mat 7:7-11; Sal 53:5-6.
A. Sinónimos de la palabra «saciar» son llenar, hartar, hastiar, cumplir. De esto habla Jesús en Jua 4:13-14. Dijo que «Cualquiera que bebiere de esta agua volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás». Véanse Jua 7:37-38; Apo 22:17. Jua 6:27, «Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece».
B. Flp 4:6-7, No estar afanosos, hacer peticiones a Dios, con acción de gracias, «y la paz de Dios… guardará vuestros corazones». Flp 4:11-13, «he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación… Todo lo puedo en Cristo que me fortalece».
Conclusión:
A. Luc 6:21, «Bienaventurados los que ahora tenéis hambre». Aquí se agrega la palabra ahora. En el ver 25 se agrega otra vez: «¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados! Porque tendréis hambre».
B. Pero si nuestra justicia es como la de los escribas y fariseos, no seremos «saciados». Si tenemos hambre y sed de justicia, buscaremos primeramente el reino de Dios y su justicia, Mat 6:33.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA BIENAVENTURANZA
DEL ESPÍRITU HAMBRIENTO

Mateo 5:6

Bienaventurados- los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

Las palabras no tienen una existencia aislada; existen sobre el trasfondo de la experiencia y del pensamiento; y el significado de cualquier palabra está condicionado por el trasfondo de la persona que la pronuncia. Eso es particularmente cierto de esta bienaventuranza. Les haría a los que la oyeron por primera vez una impresión totalmente diferente de la que nos hace a nosotros.
El hecho es que muy .pocos de nosotros en las condiciones modernas de vida sabemos realmente lo que es tener hambre o sed. En el mundo antiguo era muy diferente. El salario diario de un obrero sería el equivalente a 10 pesetas; y, aun teniendo en cuenta la diferencia del valor adquisitivo del dinero, uno no se ponía gordo con tal sueldo. En Palestina, un obrero comía carne sólo una vez por semana; y en Palestina un trabajador o un jornalero nunca estaban muy lejos de la línea que marca la verdadera hambre y la muerte por inanición.
Y esto era todavía más real en el caso de la sed. A la inmensa mayoría de la gente no le era posible abrir un grifo y recibir agua clara y fresca en su casa. Uno podía estar de viaje, y sorprenderle el viento cálido que traía tormentas de arena. No podía hacer nada más que taparse la cabeza con el blusón y ponerse de espaldas al viento y esperar mientras los remolinos de arena se le metían por la nariz hasta la garganta a punto de sofocarle y hasta que se apergaminaba todo de una sed imperiosa. En las condiciones de la vida moderna de Occidente no hay nada parecido a eso.
Así pues, el hambre que describe esta bienaventuranza no es el agradable apetito que se satisface con un bocadillo de media mañana; la sed de la que habla no se podía mitigar con una taza de café o bebida fresca. Era el hambre de la persona a punto de morir de inanición, o la sed del que se morirá si no bebe.
En ese caso, esta bienaventuranza contiene realmente una pregunta y un desafío. En efecto demanda: «¿Hasta qué punto quieres la bondad? ¿La quieres tanto como quiere un hambriento la comida, o el agua el que se está muriendo de sed?» ¿Hasta qué punto es intenso nuestro deseo de bondad?
La mayoría de la gente tiene un deseo instintivo de bondad; pero ese deseo es imaginario y nebuloso más bien que agudo e intenso; y cuando llega el momento de la decisión no están preparados a hacer el esfuerzo y el sacrificio que demanda la bondad real. La mayor parte de la gente sufre de lo que llamaba Roben Louis Stevenson » la enfermedad, tan española, de la desgana.» Sin duda implicaría una gran diferencia en el mundo el que deseáramos la bondad más que ninguna otra cosa.

En primer lugar, hacemos constar que hemos traducido aquí la palabra original dikaiosyné por bondad o integridad en vez de por justicia, porque esta última sugeriría más bien, o exclusivamente, la idea de la justicia que debe reinar en la sociedad, y aun que se nos debe como oprimidos. Naturalmente que es algo que debemos desear apasionadamente; pero en esta bienaventuranza creemos que se trata de una cualidad que uno desea poseer personalmente; no del deseo natural de que se nos haga justicia o de que haya justicia en el mundo, sino de que la justicia, la bondad de Cristo reine en nuestra vida. En la biblia inglesa se usa en esta bienaventuranza y en otros muchos lugares con este sentido la palabra righteousness, no justice.

Cuando enfocamos esta bienaventuranza desde este punto de vista es la más exigente, y hasta la más aterradora, de todas. Pero no sólo es la bienaventuranza más exigente; a su propia manera es también la más consoladora. Por detrás de ella está el sentido de que la persona que es bienaventurada no lo es necesariamente porque alcance esta bondad, sino porque la anhela con todo su ser. Si la bendición viniera solamente a la persona que alcanza su objetivo, entonces nadie sería bendito; pero la bendición alcanza a la persona que, a pesar de fallos y fracasos, todavía aspira con un apasionado amor a lo más alto.
H. G. Wells dijo en algún sitio: «Uno puede ser un mal músico, pero estar apasionadamente enamorado de la música.» Robert Louis Stevenson hablaba de los que han llegado hasta a hundirse en las simas más profundas y «llevan todavía adheridos restos de virtud en el burdel o en el cadalso.» Sir Norman Birkett, el famoso abogado y juez, una vez, hablando de los criminales con los que había estado en contacto en su trabajo, hablaba de eso inextinguible de cada persona. La bondad, «el implacable cazador,» está siempre a nuestros talones. La peor de las personas está «condenada a alguna especie de nobleza.»
Lo más maravilloso del hombre no es que es pecador, sino que aun en su pecado le acecha la bondad de tal manera que, hasta en el cieno, nunca puede olvidar del todo las estrellas. David siempre había querido construir el templo de Dios; nunca logró su ambición; se le negó y prohibió; Dios le dijo: «Bien has hecho en tener tal deseo» (1R 8:18 ). En Su misericordia, Dios nos juzga, no solamente por nuestros logros, sino .también por nuestros sueños. Aunque un hombre nunca alcance la bondad, si toda su vida tiene esta hambre y sed de ella, no está excluido de la bendición.

Hay todavía otro detalle en esta bienaventuranza que aparece claramente en el original. Es una regla de gramática griega (y en esto coincide con la española) que los verbos que indican tener hambre o sed se construyen con el genitivo, que es el caso que se suele expresar en español con la preposición de; del hombre es el genitivo de el hombre. El genitivo que sigue a los verbos de hambre y sed se llama en gramática griega genitivo partitiva, porque indica que se tiene hambre o sed de una parte de aquello. Cuando se dice en griego, como es español: «Tengo hambre de pan», o: «Tengo sed de agua», ya se supone que no quiere todo el pan o el agua que exista, sino solo una parte.

Pero en esta bienaventuranza, lo más corriente es que justicia se ponga en acusativo directo y no en genitivo. Ahora bien: cuando un verbo de hambre o sed se pone en griego en acusativo en vez de en genitivo se hambrea toda aquella cosa. En el caso del pan quema decir todo el pan, y en el del agua, todo el cacharro que la contiene. Por tanto aquí, la traducción correcta sería:

¡Benditos los que tienen hambre y sed de verdadera y total integridad!

Esto es de hecho lo que pocas veces se quiere. Nos contentamos con parte de la integridad. Un hombre, por ejemplo, puede que sea bueno en el sentido de que, por mucho que se le buscara, no se le podría encontrar ninguna falta moral. Su honradez y respetabilidad están fuera de duda; pero tal vez sería la clase de persona a la que uno no acudiría para desahogarse contándole algo muy íntimo; se congelaría si lo intentara. Hay una clase de integridad que suele ir acompañada de dureza, intolerancia o falta de simpatía. Esa integridad no es más que parcial.
Esta bienaventuranza nos dice que no hay que conformarse con una bondad parcial. Bendita la persona que tiene hambre desesperada y sed ardiente de la bondad que es total. Ni una gélida impecabilidad ni una sensiblera amabilidad bastan.
Así es que la traducción de la cuarta bienaventuranza podría ser algo así:

AH, LA BIENAVENTURANZA DEL QUE ANHELA UNA INTEGRIDAD TOTAL COMO ANSÍA EL QUE ESTÁ MURIENDO DE HAMBRE EL ALIMENTO Y EL AGUA EL QUE ESTÁ PERECIENDO DE SEDA PORQUE TAL PERSONA ALCANZARÁ UNA COMPLETA SATISFACCIÓN

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— los que desean de todo corazón que se cumpla la voluntad de Dios: Lit. los que tienen hambre y sed de justicia. Para el término dikaiosine, utilizado varias veces por Mt en este pasaje y que ha solido traducirse por “justicia”, ver nota a Mat 3:15 y VOCABULARIO BÍBLICO en vocablo “justicia”.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

f 163 Isa 55:1; Luc 6:21

g 164 Jua 6:35; Rev 7:16

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

6 (1) Aquí la justicia se refiere al hecho de ser justos en nuestra conducta. Para poder entrar en el reino de los cielos necesitamos tener hambre y sed de tal justicia y buscarla (vs.10, 20).

6 (2) Si tenemos hambre y sed de justicia, Dios nos concederá la misma justicia que buscamos, para que seamos saciados.

6 (a) Sal_42:1-2 ; Isa_55:1 ; Jua_7:37

6 (b) Mat_5:10 , Mat_5:20 ; 1Ti_6:11 ; 2Ti_2:22

6 (c) Sal_22:26 ; Sal_36:8

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

sed…Isa 55:1-2.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

g Isa 55:1-2.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

† Literalmente, “aquellos que están hambrientos y sedientos.”

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento