Comentario de Mateo 5:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Reconcíliate pronto con tu adversario mientras estás con él en el camino; no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y seas echado en la cárcel.

con tu adversario. Gén 32:3-8, Gén 32:13-22; Gén 33:3-11; 1Sa 25:17-35; Pro 6:1-5; Pro 25:8; Luc 12:58, Luc 12:59; Luc 14:31, Luc 14:32.

entre tanto que estas con él en el camino. Job 22:21; Sal 32:6; Isa 55:6, Isa 55:7; Luc 13:24, Luc 13:25; 2Co 6:2; Heb 3:7, Heb 3:13; Heb 12:17.

y el juez. 1Re 22:26, 1Re 22:27.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Es sabio no tener enemigos. Se debe restablecer la paz lo antes posible porque los enemigos son capaces de hacer mucho daño.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

de acuerdo … pronto. Jesús nos llama a buscar de manera ávida y rápida la reconciliación; incluso si es necesario el autosacrificio. Es preferible ser la parte dañada que permitir que una disputa entre hermanos deshonre a Cristo (1Co 6:7). adversario. Se refiere al oponente en un caso legal. cárcel. La prisión de deudor, donde la persona podía trabajar para pagar lo que hubiera defraudado.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

HACER LAS PACES A TIEMPO

Mateo 5:25-26

Llega a un acuerdo con tu adversario sin pérdida de tiempo mientras vayas de camino con él, no sea que tu adversario te entregue al juez, y el juez te entregue a la policía, y acabes en la cárcel; porque entonces fíjate bien lo que te digo- ya no saldrás de allí hasta que pagues hasta la última peseta.

Aquí Jesús está dando un consejo de lo más práctico; nos dice que arreglemos las cosas a tiempo, antes que se amontonen y causen aún más problemas en el futuro.
Jesús describe la escena de dos oponentes que van de camino hacia el tribunal; y les dice que aclaren y arreglen las cosas antes de llegar al tribunal; porque, si no lo hacen, y la ley sigue su curso, habrá todavía peores consecuencias por lo menos para uno de ellos en días sucesivos.
La escena de los dos oponentes que van juntos de camino al tribunal nos parece muy extraña, y hasta más bien improbable. Pero en el mundo antiguo sucedía a menudo.
En la ley griega había un proceso de detención que se llamaba apagógué que quiere decir arresto sumarísimo. En él el demandante mismo arrestaba al ofensor.: Le cogía por el cuello de la ropa y se lo sujetaba de tal manera que, si se resistía, se podía estrangular a sí mismo. Ya se supone que los casos en que ese arresto era legal eran muy pocos y había que coger al malhechor con las manos en la masa.

Los crímenes por los que se podía arrestar sumariamente a una persona como se ha descrito eran el robo, el robo de ropa (los ladrones de ropa eran la maldición de los baños públicos en la antigua Grecia), robar carteras, asaltar casas y secuestrar (el secuestro de esclavos especialmente dotados y habilidosos era muy corriente). Además, se podía arrestar sumariamente a alguien cuando se le descubría ejerciendo los derechos de ciudadanía cuando se le había desposeído de ellos, o si volvía a su estado o ciudad de los que había sido exiliado. En vista de esta costumbre no era raro ver a un demandante y a un ofensor juntos de camino al tribunal en una ciudad grieGálatasGa.
Está claro que es mucho más probable que Jesús estuviera pensando en términos de la ley judía; pero esta situación no era ni mucho menos imposible bajo la ley judía. Este era obviamente un caso de deuda; porque, si no se hacían las paces, habría que pagar hasta la última peseta. Casos semejantes se saldaban en los tribunales locales de ancianos. Se les fijaba una fecha en que el demandante y el ofensor tenían que presentarse juntos; en cualquier pueblo y aldea sería probable que se encontraran de camino al tribunal. Cuando se declaraba culpable a una persona, se la entregaba al oficial de la corte. Mateo llama a éste el hyperétés; Lucas le llama, en su versión de este dicho, con el término más corriente praktór (Lc 12:58 s). El deber del oficial del tribunal era asegurarse de que la deuda se pagaba debidamente y, en caso contrario, tenía autoridad para meter en la cárcel al ofensor hasta que la pagara. Esta es la situación que Jesús estaba considerando. El consejo de Jesús puede querer decir una de dos cosas.

(i) Puede que sea una muestra del consejo más práctico. Una y otra vez confirma la experiencia de la vida que, si una pelea, o desavenencia, o disputa no se resuelve inmediatamente, puede seguir generando peores y peores dificultades con el tiempo. La amargura engendra amargura. Ha sucedido a menudo que una pelea entre dos personas se ha transmitido a sus familias, y la han heredado generaciones futuras, y ha acabado por dividir una iglesia o una sociedad en dos.
Si en el mismo comienzo una de las partes hubiera tenido la gracia de disculparse o admitir su falta, una situación lamentable no tendría por qué haberse producido. Si alguna vez estamos desavenidos con otro, debemos arreglar la situación sin pérdida de tiempo. Puede que esto suponga que se es lo suficientemente humilde para confesar que nos hemos equivocado y disculparnos; puede que quiera decir que, aun en el caso de que tengamos razón, tenemos que dar el primer paso para restablecer la relación. Cuando las relaciones personales se deterioran, en nueve casos de cada diez una acción inmediata las puede remediar; pero si esa acción inmediata no tiene lugar, seguirán deteriorándose, y se extenderá la amargura en círculos cada vez más amplios.
(ii) Puede que Jesús tuviera en mente algo más definitivo que esto. Puede que estuviera diciendo: «Arreglad las cosas con vuestros semejantes mientras dure vuestra vida; porque algún día -no sabéis cuando- la vida llegará a su fin, e iréis a presentaros ante Dios, el Juez final de todos.» El más grande de todos los días judíos era el Día de la Expiación. Sus sacrificios se creía que expiaban por los pecados conocidos y no conocidos; pero hasta este día tenía sus limitaciones. El Talmud establece claramente: » El Día de la Expiación expía las ofensas entre el hombre y Dios. El Día de la Expiación no expía las ofensas entre el hombre y su prójimo, a menos que el hombre haya arreglado las cosas con su prójimo.» Aquí tenemos otra vez un hecho fundamental: Uno no puede estar en paz con Dios si no lo está con sus semejantes. Una persona debe vivir de tal manera que el final la encuentre en paz con todo el mundo.

Bien puede ser que no tengamos que escoger sólo una de estas dos interpretaciones del dicho de Jesús. Bien puede ser que tuviera las dos en mente, y que lo que Jesús está diciendo es: » Si quieres la felicidad en el tiempo, y la felicidad en la eternidad, no dejes nunca una desavenencia sin zanjar entre ti y tu hermano. Actúa inmediatamente para quitar las barreras que la ira haya levantado.»

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

REFERENCIAS CRUZADAS

r 203 Luc 12:58; Luc 18:3

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

25 (1) Es decir, demandante.

25 (2) Ponerse a buenas cuanto antes, no sea que uno muera, o el adversario muera o el Señor regrese, de modo que uno quede sin oportunidad de reconciliarse con el otro.

25 (3) En el camino indica que todavía estamos viviendo.

25 (4) Esto sucederá en el tribunal de Cristo cuando El regrese ( 2Co_5:10 Rom_14:10). El juez será el Señor, el alguacil será el ángel, y la cárcel será el lugar de disciplina.

25 (a) Luc_12:58

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

B330 Ἕως ὅτου es en efecto una conjunción compuesta que tiene la misma fuerza de la conjunción simple ἓως (mientras -T110).

BD353(1) Parece que el participio εὐνοῶν es perifrástico, pero en realidad es adjetival (es perifrástico -MT249). [Editor. Parece que hay poco apoyo para separar el participio del verbo, al tomar al participio como adjetival, ya que el participio depende del verbo y juntos significan: hacerse amigos.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., estás

O, sirviente

Fuente: La Biblia de las Américas