Comentario de Mateo 5:38 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Habéis oído que fue dicho a los antiguos: Ojo por ojo y diente por diente.

Mat 5:38-39, Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.

NO RESISTIR AL QUE ES MALO

Introducción.

A. Los judíos se aprovechaban de la ley que decía «ojo por ojo» para tomar venganza personal. En este texto Jesús no condena la práctica de la justicia (defender los derechos del inocente y castigar al culpable), sino la venganza personal. Debemos sufrir agravios con buena voluntad.

B. Muchos de los judíos eran querellosos, pendencieros, y litigiosos.

C. Todos los hombres, sean judíos o gentiles, deben cambiar (arrepentirse, Mat 4:17); deben transformarse conforme a la imagen de Cristo (Rom 12:2; Rom 8:29; 2Co 3:18). Todos deben nacer otra vez, Jua 3:5 (el nuevo nacimiento requiere el bautismo, pero requiere mucho más que el bautismo).

I. «Oísteis que fue dicho: ojo por ojo y diente por diente».

A. Habían oído estas enseñanzas porque la ley de Moisés se leía cada sábado en las sinagogas, Hch 15:21. Véanse Éxo 21:23-25; Lev 24:19-20; Deu 19:21.

B. Algunos hacen burla de esta ley, diciendo que era «ley salvaje y sangrienta». Creen que «el Dios del Antiguo Testamento» era duro y cruel. Pero, por el contrario, esta ley era justa porque puso límite a la venganza. Requería que el castigo solamente correspondiera al crimen; es decir, al vengador no se le permitió destruir al que le hubiera herido. Los que critican esta ley son aquellos que no conocen a Dios y se oponen al castigo de los criminales. Los tales atacan y critican a los que son víctimas del crimen, como si éstos hubieran causado o contribuido al crimen, mientras que defienden los derechos de los criminales.

C. Bajo la ley de Moisés no todo el mundo sino solamente los jueces habían de ejecutar con seriedad esta ley para practicar la justicia, para defender los derechos de los inocentes, y para castigar a los que pisoteaban la ley de Dios. Es verdad que el pueblo mismo había de apedrear a ciertos culpables (Núm 15:35; Deu 21:21), pero en ese caso el pueblo ejecutaba la justicia bajo la autoridad y dirección de los jueces. No practicaba la venganza personal.

D. Pero los judíos que vivían en el tiempo de Jesús se aprovechaban de esta ley para justificar la venganza personal, cosa no autorizada, Lev 19:18; Pro 24:29; Pro 25:21. Esta ley nunca fue dada para autorizar la venganza personal.

II. «Pero yo os digo: no resistáis al que es malo».

A. ¿En qué sentido deben ser resistidos los malos? (1). Los jueces y magistrados habían de «resistir» (castigar) a los malos. (2). Bajo el Nuevo Testamento el gobierno es el «vengador». El gobierno civil, de cualquier país, debe «resistir» al que es malo. Rom 13:1-4, «… es servidor de Dios para tu bien… no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo». La espada no es para limpiar uñas, sino para ejecutar (dar pena de muerte) a los criminales 1Pe 2:13-17, «someteos… a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien». (3). Cristo resistió a los malos, Mat 21:12-13; Mat 23:1-39; Jua 2:13-17, pero no con odio ni con espíritu vengativo. (4). Resistimos a los malos, cuando resistimos el error y reprendemos el pecado con el evangelio, 2Ti 4:2-4, y con mansedumbre (2Ti 2:24). (5). Resistimos a los malos cuando practicamos disciplina en la iglesia, Mat 18:17; Rom 16:17; 1Co 5:1-13; 2Ts 3:6; 2Ts 3:14.

B. ¿En qué sentido, pues, no deben ser resistidos los malos? ¿Está Dios al lado de los malos? ¿Los quiere a ellos más que a sus propios hijos? Dios sí ama a los malos, pero aborrece su maldad. ¿Qué significa esta prohibición? Al decir «No resistáis a los malos», Jesús explica en qué sentido los malos no deben ser resistidos. Agrega, «antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”.

III. ¿No debemos resistir al ladrón y al asaltante?

A. No parece que Jesús se refiera en este texto a los tales. El dice (Mat 24:43) «que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa». Jesús no toma el lado de los malos en contra de los justos, sino que busca el bienestar espiritual de todos. No nos ayudan espiritualmente los golpes, a menos que los suframos con paciencia, evitando los corajes y resentimientos que destruyen el carácter de cristiano. Recuérdese siempre que es mejor estar golpeado físicamente que estar golpeado espiritualmente. El alma necesita más defensa y protección que el cuerpo.

C. El cristiano debe evitar no solamente el maldecir y el retornar golpes, sino que debe darle la otra mejilla con buena voluntad y con buen humor. Esto es para evitar los resentimientos. El discípulo de Jesús debe aprender a soportar con buena voluntad tal trato insultante.

D. Debemos evitar el espíritu vengativo. Otra vez preguntamos, ¿favorece Dios a los malos? No, Dios no favorece a los malos; El favorece a sus hijos, pero Dios sabe que si el diablo produce en nosotros espíritu vengativo, nos destruye. Ya no seremos ciudadanos del reino de los cielos; más bien seremos ciudadanos del reino de las tinieblas. Por eso, para nuestro propio bienespiritual, dice, «No resistáis…» Los que resisten a los malos (volviendo mal por mal) lo hacen enojados y con espíritu de venganza. Por eso, «No resistáis…»

E. Luc 9:51-55, cuando los samaritanos no recibieron a Jacobo y Juan, estos dijeron, «Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?» Jesús les contestó, «Vosotros no sabéis de qué espíritu sois». Obviamente tenían espíritu vengativo. Querían hacerles «pagar» por lo que hicieron.

F. Rom 12:18-21, «Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos…» ¿Por qué? Porque el espíritu vengativo no es cualidad del buen carácter necesario para ser ciudadanos del reino de los cielos. Los que buscan venganza personal van al infierno. «Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno» (Mat 5:29; Mat 18:8). Dios se encarga de tomar venganza. «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor». Nos corresponde a nosotros volver bien por mal: «si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber». ¿Para el beneficio del enemigo? Sí, y también para el beneficio espiritual de nosotros mismos.

G. Hay varios ejemplos buenos para nosotros con respecto a este tema. (1). Sobre todo, el ejemplo de Jesús. El mejor comentario sobre este texto es el ejemplo de Jesús mismo. Léanse Mat 26:67; Jua 18:22-23; Jua 19:3; 1Pe 2:20-24; Luc 23:34, «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». (2). El ejemplo de Esteban, Hch 7:60, «Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y… durmió'». (3). El ejemplo de Pablo, 2Ti 4:16, «En mi primera defensa ninguna estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta».

IV. Dos grandes beneficios. Si practicamos esta enseñanza habrá dos resultados muy beneficiosos.

A. Nuestra salvación. Se prepara el alma para que podamos ser ciudadanos del reino de los cielos y vivir con Dios para siempre.

B. Trae beneficios para el ofensor. ¿Cuál es el único medio de ganarle? Si el discípulo vuelve mal por mal, insulto por insulto, y reproche por reproche, entonces los dos pierden, pero si el discípulo obedece este texto, no solamente se salva él mismo, sino que también habrá esperanza de que se salve a aquel que le maltrata. Rom 2:4, «¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?» La benignidad, paciencia y longanimidad de Dios nos guía al arrepentimiento. De la misma manera, la benignidad, paciencia y longanimidad de nosotros también guía al pecador al arrepentimiento. Rom 12:20, «pues haciendo esto («dale de comer, dale de beber») ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza»; es decir, si respondemos con bondad y bendiciones, el enemigo se sentirá afligido en su corazón. Tal bondad produce el remordimiento. Tal conducta puede producir corazón contrito (Sal 51:17). Las «ascuas» («carbones encendidos», LBLA) son las llamas de vergüenza que producen los actos y palabras de benevolencia. De esta manera (al volver bien por mal), es muy posible que el enemigo se convierta en amigo (y tal vez cristiano). Esta conducta es parte del plan de salvación.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Ojo por ojo. Éxo 21:22-27; Lev 24:19, Lev 24:20; Deu 19:19.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Esta ley es conocida como la ley del talión (lex talionis, la ley de la represalia) y era importante en el AT. (Éxo 21:24; Lev 24:20; Deu 19:21). Estaba diseñada para el castigo, pero también restringía o limitaba la retribución y así reducía la revancha. Una persona no podía demandar más de un ojo o de un diente.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Ojo por ojo. La ley establecía esta paralelo como principio para limitar el castigo a lo que fuera justo (Éxo 21:24; Lev 24:20; Deu 19:21). Su intención era asegurar que el castigo en los casos civiles fuera el adecuado según el crimen. Nunca se tuvo en mente justificar actos de venganza personal. Nuevamente (vea las notas sobre los vv. Mat 5:17-18) Jesús no hace ninguna alteración al verdadero significado de la ley. Él estaba simplemente explicando y afirmando el verdadero significado de la ley.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Mat 5:38-39, Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.
NO RESISTIR AL QUE ES MALO
Introducción.
A. Los judíos se aprovechaban de la ley que decía «ojo por ojo» para tomar venganza personal. En este texto Jesús no condena la práctica de la justicia (defender los derechos del inocente y castigar al culpable), sino la venganza personal. Debemos sufrir agravios con buena voluntad.
B. Muchos de los judíos eran querellosos, pendencieros, y litigiosos.
C. Todos los hombres, sean judíos o gentiles, deben cambiar (arrepentirse, Mat 4:17); deben transformarse conforme a la imagen de Cristo (Rom 12:2; Rom 8:29; 2Co 3:18). Todos deben nacer otra vez, Jua 3:5 (el nuevo nacimiento requiere el bautismo, pero requiere mucho más que el bautismo).
I. «Oísteis que fue dicho: ojo por ojo y diente por diente».
A. Habían oído estas enseñanzas porque la ley de Moisés se leía cada sábado en las sinagogas, Hch 15:21. Véanse Éxo 21:23-25; Lev 24:19-20; Deu 19:21.
B. Algunos hacen burla de esta ley, diciendo que era «ley salvaje y sangrienta». Creen que «el Dios del Antiguo Testamento» era duro y cruel. Pero, por el contrario, esta ley era justa porque puso límite a la venganza. Requería que el castigo solamente correspondiera al crimen; es decir, al vengador no se le permitió destruir al que le hubiera herido. Los que critican esta ley son aquellos que no conocen a Dios y se oponen al castigo de los criminales. Los tales atacan y critican a los que son víctimas del crimen, como si éstos hubieran causado o contribuido al crimen, mientras que defienden los derechos de los criminales.
C. Bajo la ley de Moisés no todo el mundo sino solamente los jueces habían de ejecutar con seriedad esta ley para practicar la justicia, para defender los derechos de los inocentes, y para castigar a los que pisoteaban la ley de Dios. Es verdad que el pueblo mismo había de apedrear a ciertos culpables (Núm 15:35; Deu 21:21), pero en ese caso el pueblo ejecutaba la justicia bajo la autoridad y dirección de los jueces. No practicaba la venganza personal.
D. Pero los judíos que vivían en el tiempo de Jesús se aprovechaban de esta ley para justificar la venganza personal, cosa no autorizada, Lev 19:18; Pro 24:29; Pro 25:21. Esta ley nunca fue dada para autorizar la venganza personal.
II. «Pero yo os digo: no resistáis al que es malo».
A. ¿En qué sentido deben ser resistidos los malos? (1). Los jueces y magistrados habían de «resistir» (castigar) a los malos. (2). Bajo el Nuevo Testamento el gobierno es el «vengador». El gobierno civil, de cualquier país, debe «resistir» al que es malo. Rom 13:1-4, «… es servidor de Dios para tu bien… no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo». La espada no es para limpiar uñas, sino para ejecutar (dar pena de muerte) a los criminales 1Pe 2:13-17, «someteos… a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien». (3). Cristo resistió a los malos, Mat 21:12-13; Mat 23:1-39; Jua 2:13-17, pero no con odio ni con espíritu vengativo. (4). Resistimos a los malos, cuando resistimos el error y reprendemos el pecado con el evangelio, 2Ti 4:2-4, y con mansedumbre (2Ti 2:24). (5). Resistimos a los malos cuando practicamos disciplina en la iglesia, Mat 18:17; Rom 16:17; 1Co 5:1-13; 2Ts 3:6; 2Ts 3:14.
B. ¿En qué sentido, pues, no deben ser resistidos los malos? ¿Está Dios al lado de los malos? ¿Los quiere a ellos más que a sus propios hijos? Dios sí ama a los malos, pero aborrece su maldad. ¿Qué significa esta prohibición? Al decir «No resistáis a los malos», Jesús explica en qué sentido los malos no deben ser resistidos. Agrega, «antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra”.
III. ¿No debemos resistir al ladrón y al asaltante?
A. No parece que Jesús se refiera en este texto a los tales. El dice (Mat 24:43) «que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa». Jesús no toma el lado de los malos en contra de los justos, sino que busca el bienestar espiritual de todos. No nos ayudan espiritualmente los golpes, a menos que los suframos con paciencia, evitando los corajes y resentimientos que destruyen el carácter de cristiano. Recuérdese siempre que es mejor estar golpeado físicamente que estar golpeado espiritualmente. El alma necesita más defensa y protección que el cuerpo.
C. El cristiano debe evitar no solamente el maldecir y el retornar golpes, sino que debe darle la otra mejilla con buena voluntad y con buen humor. Esto es para evitar los resentimientos. El discípulo de Jesús debe aprender a soportar con buena voluntad tal trato insultante.
D. Debemos evitar el espíritu vengativo. Otra vez preguntamos, ¿favorece Dios a los malos? No, Dios no favorece a los malos; El favorece a sus hijos, pero Dios sabe que si el diablo produce en nosotros espíritu vengativo, nos destruye. Ya no seremos ciudadanos del reino de los cielos; más bien seremos ciudadanos del reino de las tinieblas. Por eso, para nuestro propio bienespiritual, dice, «No resistáis…» Los que resisten a los malos (volviendo mal por mal) lo hacen enojados y con espíritu de venganza. Por eso, «No resistáis…»
E. Luc 9:51-55, cuando los samaritanos no recibieron a Jacobo y Juan, estos dijeron, «Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?» Jesús les contestó, «Vosotros no sabéis de qué espíritu sois». Obviamente tenían espíritu vengativo. Querían hacerles «pagar» por lo que hicieron.
F. Rom 12:18-21, «Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos…» ¿Por qué? Porque el espíritu vengativo no es cualidad del buen carácter necesario para ser ciudadanos del reino de los cielos. Los que buscan venganza personal van al infierno. «Mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno» (Mat 5:29; Mat 18:8). Dios se encarga de tomar venganza. «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor». Nos corresponde a nosotros volver bien por mal: «si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber». ¿Para el beneficio del enemigo? Sí, y también para el beneficio espiritual de nosotros mismos.
G. Hay varios ejemplos buenos para nosotros con respecto a este tema. (1). Sobre todo, el ejemplo de Jesús. El mejor comentario sobre este texto es el ejemplo de Jesús mismo. Léanse Mat 26:67; Jua 18:22-23; Jua 19:3; 1Pe 2:20-24; Luc 23:34, «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». (2). El ejemplo de Esteban, Hch 7:60, «Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y… durmió'». (3). El ejemplo de Pablo, 2Ti 4:16, «En mi primera defensa ninguna estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta».
IV. Dos grandes beneficios. Si practicamos esta enseñanza habrá dos resultados muy beneficiosos.
A. Nuestra salvación. Se prepara el alma para que podamos ser ciudadanos del reino de los cielos y vivir con Dios para siempre.
B. Trae beneficios para el ofensor. ¿Cuál es el único medio de ganarle? Si el discípulo vuelve mal por mal, insulto por insulto, y reproche por reproche, entonces los dos pierden, pero si el discípulo obedece este texto, no solamente se salva él mismo, sino que también habrá esperanza de que se salve a aquel que le maltrata. Rom 2:4, «¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?» La benignidad, paciencia y longanimidad de Dios nos guía al arrepentimiento. De la misma manera, la benignidad, paciencia y longanimidad de nosotros también guía al pecador al arrepentimiento. Rom 12:20, «pues haciendo esto («dale de comer, dale de beber») ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza»; es decir, si respondemos con bondad y bendiciones, el enemigo se sentirá afligido en su corazón. Tal bondad produce el remordimiento. Tal conducta puede producir corazón contrito (Sal 51:17). Las «ascuas» («carbones encendidos», LBLA) son las llamas de vergüenza que producen los actos y palabras de benevolencia. De esta manera (al volver bien por mal), es muy posible que el enemigo se convierta en amigo (y tal vez cristiano). Esta conducta es parte del plan de salvación.

Fuente: Notas Reeves-Partain

— ojo por ojo y diente por diente: Es la célebre “ley del talión” (ver Éxo 21:23-25; Lev 24:19-20; Deu 19:21) según la cual el castigo debía ser proporcional a la ofensa. En la antigüedad sirvió para evitar venganzas desproporcionadas.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

n 225 Éxo 21:24; Lev 24:20; Deu 19:21

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Ojo por ojo. En el A.T. el castigo se mide conforme a la infracción , pero se prohíbe la venganza. Esta expresión se refería sólo a un principio de restitución según la ley del A.T.

Fuente: La Biblia de las Américas

38 (a) Éxo_21:24 ; Lev_24:20 ; Deu_19:21

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Cp. Éxo 21:24. La lex talionis (ley de las represalias) proveyó la manera de terminar con las «vendettas», pero Cristo mostró otro camino para hacer lo mismo (Mat 5:39-42). Véase nota en Lev 24:20.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

He aquí las reglas ordenadas por nuestro Señor Jesucristo para nuestra conducta los unos para con los otros. El que quisiera saber como debe sentir y obrar para con sus semejantes, debiera estudiar frecuentemente estos versículos. Merecen estar escritos en letras de oro. Han evocado alabanzas aun de los enemigos del Cristianismo. Notemos bien lo que contienen.
El Señor Jesús prohíbe todo lo que sea semejante á un espíritu implacable y vengativo. El ser prontos á vengar injurias–el ser ligeros á ofenderse–un genio rabioso y contencioso–el ser demasiado agudos en demandar nuestros derechos–todo, todo esto es opuesto á la voluntad de Cristo. Pueda ser que el mundo no vea ningún mal en estos hábitos de la mente. Pero no corresponden al carácter del cristiano. Nuestro Maestro dice, » no resistáis al mal..
El Señor Jesús nos manda cultivar un espíritu de amor y caridad universal. Debemos echar á un lado toda malicia. Es preciso que devolvamos el bien por el mal, y bendición por la maldición. Tenemos que «amar aun á nuestros enemigos.» Además, debemos amar no tan solo en palabra, sino también en obra.
Tenemos que hacer sacrificios personales y empeños molestosos para que seamos bondadosos y afables. Si alguno «te forzare á ir una milla, ve con él dos.
«Preciso es tener mucha paciencia y soportar mucho, antes bien que el maltratar los unos á los otros, ó dar ofensa. En todas las relaciones de la vida tenemos que ser libres del egoísmo. Nuestra pregunta nunca debe ser, «De qué modo se portan otros conmigo,» sino,»¿qué es lo que Cristo quisiera que yo haga Un modelo de conducta como este pueda parecer, á primera vista, de una altura extravagante.Sin embargo nunca debemos contentarnos con el esfuerzo de alcanzar algo más inferior. Consideremos los dos argumentos poderosos con que nuestro Señor establece esta parte de su enseñanza. Merecen la atención más seria.
El uno es, que si no nos empeñamos en alcanzar el espíritu y genio aquí recomendados, no somos todavía hijos de Dios. Nuestro «Padre que está en los cielos,» es bondadoso para con todos. Envía la lluvia sobre los malos como también los buenos. Hace brillar «su sol» para todos sin distinción. Un hijo debe asemejarse en algo á su padre. Mas ¿en qué nos asemejamos á nuestro Padre en los cielos, si es que no podamos mostrar misericordia y bondad á todos? Si carecemos de la caridad, ¿dónde está la prueba de que somos criaturas nuevas? Falta absolutamente. Tenemos que «ser nacidos otra vez.» Juan 3.7.
El otro argumento es, que si no buscamos el espíritu y el genio aquí recomendados, es claro que somos, todavía, del mundo. Aun aquellos que no tienen religión son capaces de «amar á los que les aman.» Pueden hacer bien á otros y manifestarles bondad, cuando se hallan impulsados por el interés ó el afecto.
Pero el cristiano debe estar impulsado por principios más altos que estos. ¿Tenemos miedo de la prueba? ¿Lo hallamos imposible hacer bien á nuestros enemigos? En tal caso podemos estar seguros de que todavía no hemos sido convertidos. Todavía no hemos «recibido el Espíritu de Dios.» 1Co 2:12.
En todo esto se halla mucho que nos llama fuertemente á la reflexión más solemne. Pocos pasajes de las Santas Escrituras hay tan apropósito para despertar en nosotros pensamientos humildes. Tenemos aquí un retrato hermoso del cristiano como debe ser. No lo podemos mirar sin sentimientos do dolor. Todos deben estar de acuerdo que el retrato dista mucho del cristiano como es. Saquemos de esto dos lecciones generales.
En el primer lugar, si los verdaderos creyentes se acordasen más continuamente del espíritu de estos diez versículos, harían más que ahora para recomendar el Cristianismo al mundo. No debemos permitirnos á suponer que las palabras más pequeñas de este pasaje sean triviales y de poca importancia. No son así.
Nuestra religión se hace hermosa por la debida atención al espíritu de este pasaje. Por el descuido de lo contenido aquí, nuestra religión se desfigura. Algunos de los más preciosos adornos del carácter de los hijos de Dios son la cortesía constante, la bondad, la ternura y la consideración por otros. El mundo puede entender estas cosas, aunque no sea capaz de comprender la doctrina. No hay religión en la rudeza, descortesía, bruteza y falta de urbanidad. La perfección del Cristianismo práctico consiste en atender á los pequeños deberes de la santidad como también á los grandes.
En el segundo lugar, si el espíritu de estos diez versículos tuviera más dominio y poder en el mundo, cuanto más feliz seria el mundo de lo que es ahora. ¿Quién no reconoce el hecho de que las riñas, las luchas, el egoísmo y la falta de bondad son la causa de la mitad de la miserias que afligen la humanidad? ¿Quién puede ignorar el hecho de que nada serviría tanto para aumentar la felicidad como la difusión del amor cristiano, tal como aquí se recomienda por nuestro Señor? Los que suponen que la verdadera religión tiene la tendencia de hacer infelices los hombres se equivocan mucho. Es la ausencia de ella que lo hace, no su presencia. La verdadera religión tiene el efecto directamente opuesto. Tiende á promover la paz, la caridad, la bondad y la buena voluntad entre los hombres. Cuanto más los hombres se pongan debajo de la enseñanza del Espíritu Santo, tanto más amarán unos á otros y tanto más felices serán.

Fuente: Los Evangelios Explicados

Ojo…Éxo 21:24; Lev 24:20; Deu 19:21.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R573 En ὀφθαλμὸν ἀντὶ ὀφθαλμοῦ hay una equivalencia exacta (ojo por ojo).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

g Éxo_21:24; Lev 24:20; Deu 19:21.

Fuente: La Biblia Textual III Edición