“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mat 6:25-34, NO OS AFANÉIS POR VUESTRA VIDA Introducción.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
por tanto os digo. Mat 5:22-28; Luc 12:4, Luc 12:5, Luc 12:8, Luc 12:9, Luc 12:22.
no os afanéis por vuestra vida. Mat 6:31, Mat 6:34; Mat 10:19; Mat 13:22; Sal 55:22; Mar 4:19; Mar 13:11; Luc 8:14; Luc 10:40, Luc 10:41; Luc 12:22, Luc 12:23, Luc 12:25, Luc 12:26, Luc 12:29; 1Co 7:32; Flp 4:6; 2Ti 2:4; Heb 13:5, Heb 13:6; 1Pe 5:7.
¿No es la vida más que el alimento? Luc 12:23; Rom 8:32.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Después de sembrar la duda sobre el peligro de las posesiones, Jesús ahora trata con la tendencia, igualmente peligrosa, de quienes no tienen posesiones: ¡la preocupación! No os afanéis (Gr. merimnao) significa: no estéis ansiosos. La ansiedad es una preocupación o pena excesiva o aprensiva que va más allá de nuestras necesidades inmediatas. Es lo contrario al cuidado, la previsión y la fe. Por lo tanto, ni aún los pobres tienen que preocuparse innecesariamente por lo que comerán, beberán o vestirán. La pregunta: ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? indica que la estabilidad mental interior debe venir del espíritu de un hombre y no de las provisiones físicas externas. Poner el corazón en las posesiones materiales o preocuparse por la falta de ellas es vivir en eterna inseguridad y privarse de las bendiciones espirituales de Dios.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
NO OS AFANÉIS. Jesús no quiere decir que sea malo suplir para las necesidades físicas del futuro (cf. 2Co 12:14; 1Ti 5:8). Lo que sí prohíbe es la ansiedad o la preocupación que demuestra falta de fe en el cuidado y el amor paternal de Dios (Eze 34:12; 1Pe 5:7; véase la nota que sigue).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Mat 6:25-34, NO OS AFANÉIS POR VUESTRA VIDA
Introducción.
A. «Afanarse, (MERIMNA) probablemente relacionada con MERIZO, atraer en diferentes direcciones, distraer, y por ello significa aquello que causa esto, un afán, especialmente ansioso, Mat 13:22; Mar 4:19; Luc 8:14; Luc 21:3; 2Co 11:28, ‘preocupación’; 1Pe 5:7, ‘ansiedad’. Nota: El adjetivo AMERIMNOS (a, negación) significa libre de cuidado, Mat 28:14, ‘os pondremos a salvo’, RVR, haremos que estéis sin cuidado'» (WEV). 1Co 7:32, «sin congoja».
B. La Biblia de las Américas dice (6:25), » no os preocupéis». Ideas afines son: angustiarse, acongojarse, ser agobiado, Luc 12:29, «estar en ansiosa inquietud», ser ansioso (tener ansiedad), tener cuidado.
C. La ilustración de Marta (Luc 10:41-42), «Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria (pero una sola cosa es necesaria, LBLA); y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada».
D. «Por tanto os digo: No os afanéis». Las palabras «por tanto» indican una conclusión de lo que había dicho en los vers 19-24, en los cuales nos da tres razones muy buenas por las cuales debemos poner plena confianza en Dios y no en cosas materiales (cosas de este mundo): (1) los tesoros de este mundo no son confiables porque son perecederos, no duran; (2) si el ojo es maligno (avariento), toda la vida está llena de oscuridad; y (3) es imposible servir tanto a Mamón (las riquezas) y al mismo tiempo servir a Dios (porque cada esclavo tiene solamente un amo).
E. En este hermoso texto Jesús nos dice por qué no debemos preocuparnos en cuanto a qué comer, qué beber o qué vestir.
I. La vida es más que el alimento, el cuerpo es más que el vestido.
A. «PSUCHE (vida), aliento de vida, la vida natural… Hablando en sentido general, PSUCHE es la vida individual, el ser vivo» (WEV). Esta «vida» es la que vivifica el cuerpo (saliendo esta vida el cuerpo queda muerto). La vida (es decir, uno mismo) es mucho más importante que el alimento que la sostiene, como también el cuerpo es mucho más importante que la ropa que lo cubre. El primer argumento de Jesús fija las prioridades.
B. Dios nos da la vida y el cuerpo en que vive. El sabe que no somos máquinas (ni tampoco ángeles), y que necesitamos de alimento y ropa. La vida es importantísima, una verdadera dádiva de Dios de sumo valor. Si Dios nos da una dádiva tan preciosa, ¿no la sostendrá? Si nos da cuerpo que es el templo del Espíritu Santo (1Co 6:19-20), ¿no le proveerá ropa?
C. El propósito de la vida no es simplemente comer y beber, ni es el propósito del cuerpo simplemente vestirse. Estas son cosas necesarias pero son cosas secundarias. La vida existe en el cuerpo para servir a Dios, para glorificarle, para avanzar los asuntos de su reino y su justicia (ver 33).
D. Son deseos secundarios. Es verdad que deseamos comer, beber y vestirnos, pero estos deseos, aunque sean básicos, no son los deseos más importantes de la vida. Satisfacemos estos deseos para poder satisfacer otros deseos mucho mas importantes. Aun los animales tienen el deseo de comer y beber, pero los hombres somos hechos a la imagen de Dios (Gén 1:26-27), y tenemos otros deseos superiores.
II. Mirad las aves del cielo.
A. Somos enseñados por las aves. El hombre tiene dominio sobre los animales y las aves (Gén 1:28; Sal 8:6-8), pero las aves nos enseñan. Debemos observarlas y aprender de ellas. No siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, ¡pero no están llenas de ansiedad! porque vuestro Padre celestial las alimenta.
B. Lo que Jesús no enseña:
1. No condena el trabajar. Muchos textos enseñan la necesidad de trabajar (Efe 4:28; 1Ts 4:11-12; 2Ts 3:10). El hombre trabajó en el huerto de Edén, antes de pecar (Gén 2:17). El trabajo no es un castigo sino una bendición. El hombre fue creado para trabajar, pero no para afanarse. Las aves trabajan. Dios «las alimenta». El provee la comida y las aves aprovechan esa provisión, trabajando para comer. Jesús no dice, «No trabajan las aves», porque sí trabajan, pero trabajan sin afán, aunque no recogen en graneros. No tienen nada almacenado para mañana. No se preocupan por el día de mañana. Cuánto más debemos evitar el afán, porque no solamente trabajamos, sino también recogemos en graneros (hacemos provisión para el futuro). Ecl 2:22-24; Ecl 3:12-13; Ecl 3:22. Es necesario trabajar, pero ¡qué lástima que para muchos el trabajar es pura molestia! «No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo». 1Ti 5:8, es necesario trabajar y proveer para la familia.
2. No condena el recoger en graneros. El hombre debe sembrar, segar y recoger en graneros, pero sin angustiarse. El problema es que aunque el hombre recoja en graneros, aun así sigue preocupado por cosas materiales. (El mal que hay en recoger en graneros es el egoísmo, Luc 12:15-21).
D. «¿No valéis vosotros mucho más que ellas?» Las aves fueron creadas para el beneficio del hombre. Vivirán solamente en este mundo, pero el hombre, hecho a la imagen de Dios, es superior a las aves, por lo cual Dios no dejará de alimentarnos.
III. ¿Y quién podrá, por mucho que se afane, añadir al curso de su vida?
A. «Estatura, HELIKIA, primariamente una edad, como un cierto lapso de vida, vino a significar (a) un tiempo particular de vida, como cuando se dice que una persona es é edad’, Jua 9:21; Jua 9:23, o más allá de un cierto estado de la vida, Heb 11:11; (b) denota sólo la estatura en otros pasajes, Mat 6:27; Luc 2:52; Luc 12:25; Luc 19:3; Efe 4:13” (WEV). La palabra puede ser traducida de las dos maneras.
1. La palabra «estatura» coincide mejor con el «codo». Además, la palabra HELIKIA se traduce «estatura» en Luc 19:3. Sin embargo, Sal 39:5 dice (literalmente) «tú has hecho mis días como palmos» (LBLA, margen). «El palmo equivale generalmente el ancho de la mano extendida, desde el pulgar hasta el meñique». Por eso, si la palabra HELIKIA se traduce «edad», la cual se mide por «codos», no será el único texto que mide la vida con una medida física.
2. «Edad», o «curso de vida», es también traducción correcta. La Biblia de las Américas dice, «curso de su vida». Dice La Versión Moderna, «lo largo de su vida». La Versión Hispanoamericana dice, «prolongar su vida». Como ya hemos visto, la Biblia misma mide nuestros años con una medida física (palmos). Y la palabra HELIKIA se traduce tanto «edad» como «estatura». El contexto tiene que decidir, y relativamente pocas personas se preocupan por su estatura, pero casi todos se preocupan por prolongar su vida.
B. ¿El afán ayuda a cambiar su estatura o a prolongar la vida?
1. Jesús enseña que debemos poner la confianza en Dios y no vivir preocupados. Pero si alguien insiste en vivir ansioso, que conteste la pregunta: ¿de veras ayuda el afán?
2. Por lo contrario, nos perjudica tanto física como espiritualmente. La «ansiosa inquietud» (Luc 12:29) puede causar dolor de cabeza (aun la migraña), úlceras en el estómago, alta presión de sangre y toda clase de mal nervioso. Recuérdese que la idea básica de la palabra «afanarse» es «distraerse»; por el afán uno queda distraído, por ejemplo, en el trabajo y en otras actividades importantes. Lo peor es que también se distrae espiritualmente y como todos saben no debemos distraernos si queremos correr la carrera hasta el fin y ganar el premio. Si el afán no ayuda, y por lo contrario, causa mucho daño, ¿por qué persistimos en afanarnos?
IV. Y por la ropa, ¿por qué os preocupáis? considerad los lirios.
A. No solamente nos enseñan las aves, sino también aun las flores. «Observad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan». Las aves, aunque trabajan, no viven con «ansiosa inquietud», pero las flores ni trabajan.
B. Aunque trabajemos (y aun recojamos en graneros), nos preocupamos por la ropa, pero Dios viste a lirios, que no trabajan, con vestimenta más gloriosa que la de Salomón. No tiene sentido, pues, que nos preocupemos.
V. La hierba del campo.
A. El quinto argumento es semejante al cuarto, pero hay otros factores: La brevedad de la existencia (la hierba existe por muy pocos días) y es de muy poco valor, pues se echa como leña a los hornos. Sin embargo, a pesar de todo esto, Dios la viste.
B. Jesús razona desde lo menor a lo mayor, es decir, habla de cosas de menos valor para ilustrar el cuidado de Dios de su pueblo. Si cuida de estas cosas, ¿no cuidará de nosotros? Compárese Rom 8:32, «El que no escatimó (eximió) ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?»
C. «¿No hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?» Jesús acusa a sus discípulos de ser «hombres de poca fe» en Mat 8:26 (por no confiar en El durante la tempestad); 14:31, acusa a Pedro de tener poca fe cuando andaba sobre las aguas, pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo y comenzó a hundirse; 16:8, a los discípulos cuando hablaron de no haber traído pan; y 17:17, a los discípulos de ser «generación incrédula», cuando no pudieron echar fuera el demonio.
VI. Los gentiles (Luc 12:30, las gentes del mundo) buscan todas estas cosas.
A. No conocen a Dios. Desde luego, los del mundo viven afanados por estas cosas porque no conocen a Dios, no confían en El y creen que todo depende de ellos mismos.
B. No seamos como ellos. Nosotros sí creemos en Dios. Creemos que El es el Creador, y que provee para todas sus criaturas, mayormente para sus hijos. No creemos que todo depende de nosotros mismos. Trabajamos, sí, pero Dios pone los medios. El hace que el sol salga día tras día, y manda las lluvias, y hace que la tierra sea fértil y que la simiente sembrada fructifique. No estamos solos. No somos mundanos. No somos paganos. No actuemos, pues, como los del mundo.
C. ¿ Qué significa la palabra «mundanalidad»? ¿Qué significa la palabra «mundanos»? ¿Somos mundanos? Los que se preocupan con ansiosa inquietud por las cosas materiales son mundanos. Así son porque no conocen a Dios. No seamos personas de «poca fe», sino personas de grande fe (Mat 8:10; Mat 15:28). Los argumentos de Jesús deben producir una fe fuerte en Dios.
Conclusiones.
A. Ver 31, » No os afanéis, pues». Jesús nos ha dado muy buenas razones. Sólo resta que le creamos y que seamos convencidos. El tiene razón. Son argumentos buenos.
B. Recordemos siempre (como dice el ver 32), «pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas». El nos hizo. El sabe que no somos ángeles, y que no somos máquinas. Necesitamos de comida y ropa.
C. El remedio: ver 33, » Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas». Pongamos primero lo que debe ser primero. Debemos estar conscientes de nuestras prioridades y nunca dar la atención primaria a las cosas segundarias. Debemos preocuparnos por las cosas del reino (1Co 12:26-27; 2Co 11:28; Flp 2:20, etc.). Debemos seguir el ejemplo de los macedonios (2Co 8:5), «a sí mismos se dieron primeramente al Señor».
D. Ver 34, «Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal» (sus propios problemas, aflicciones, dificultades, etc.). El día de ayer es como un «cheque cancelado»; mañana no existe. Solamente tenemos hoy, este momento; por eso, no conviene tratar de cruzar el puente antes de llegar al puente. Mar 16:3-4, las mujeres querían ungir el cuerpo de Jesús, pero estaban preocupadas: «¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande». Así sucede muchas veces en la vida, lo que nos preocupa ni siquiera será problema (excepto en la imaginación nuestra). Muchos viven afanosos por causa de dificultades que nunca ocurren. Esto es afanarse por el día de mañana, cosa que Jesús prohibe.
E. Recuérdese el ejemplo de María y Marta. Marta estaba «afanada y turbada» con muchas cosas, mientras que María estaba a los pies de Jesús escuchando su palabra. Dice Jesús, «María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada» (Luc 10:38-42).
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA ANSIEDAD PROHIBIDA
Mateo 6:25-34
Yo, por tanto, os digo: No os preocupéis por vuestra vida, de lo que vais a comer, o a beber; ni os preocupéis por vuestro cuerpo, de lo que os vais a poner. ¿Es que no consiste vuestra vida nada más que en comida, o vuestra persona en cómo vestís? Fijaos en los pajarillos del aire, que ni siembran, ni siegan, ni recogen en silos, y sin embargo vuestro Padre celestial los alimenta. ¿Es que no valéis vosotros más que ellos? ¿Es que le vais a sacar al preocuparos el prolongar vuestra vida una cuarta? ¿Y por qué os preocupáis tanto de cómo vais a vestir? Aprended la lección de los lirios del campo, y de cómo se arreglan. Ni se afanan, ni hilan; pero os aseguro que ni Salomón, con toda la gloria que tuvo, se vistió nunca como cualquiera de ellos. Si Dios viste asía la hierba del campo, que existe hoy y mañana la echan al horno, ¿no os vestirá a vosotros con mucha más razón, so «poca fes»?
Así que no os preocupéis por nada preguntándoos qué vais a comer, o a beber, o a vestir; porque es típico de los paganos el no afanarse más que por esas cosas. Pero vosotros, dad prioridad en vuestras vidas al Reino de Dios y a Su Justicia, y todo lo demás se os dará de propina.
Así que, no os preocupéis por el día de mañana, que ya se preocupará él de sí mismo. Bastantes problemas tiene ya uno con los de cada día.
Debemos empezar nuestro estudio de este pasaje asegurándonos de que entendemos lo que Jesús está prohibiendo y lo que está demandando. La Versión Autorizada inglesa lo traduce por algo así como: «No penséis en el mañana.» Parecerá extraño, pero esa fue la primera versión inglesa que lo tradujo de esa manera. De los traductores anteriores, Wyclif puso el equivalente de: «No os afanéis por vuestra vida,» que es lo que decía la Reina-Valera. 1960. Otros traductores ingleses anteriores, Tyndale, Cranmer y la Biblia de Ginebra ponían algo así como: » No tengáis cuidado por vuestra vida.» Usaban la expresión en el sentido literal de estar llenos de cuidados. Las versiones antiguas eran de hecho más acertadas. No es la previsión normal y prudente que es propia del ser humano lo que Jesús prohíbe aquí; es la preocupación. Jesús no aboga aquí por una actitud descuidada, imprevisora, pasota, de ir a salto de mata por la vida; lo que prohíbe es el cuidado timorato y paralizador que se quita toda la alegría de la vida.
La palabra que se usa aquí en el original es merimnán, que quiere decir preocuparse ansiosamente (cp. «No os congojéis,» antigua Reina-Valera; «No os angustiéis,» Reina-Valera 1995). El nombre correspondiente es mérimna, que quiere decir preocupación, ansiedad. En una carta escrita en un papiro, una mujer le escribe a su marido ausente: «No puedo dormir ni de noche ni de día, por la preocupación (mérimna) que tengo de si te encontrarás bien.» Una madre, al tener noticias de la buena salud y prosperidad de su hijo, le contesta a su carta: «Esa era toda mi oración y toda mi ansiedad (mérimna).» El poeta Anacreonte escribe: «Cuando bebo vino, se me adormecen las preocupaciones (mérimna).» Esta palabra es la normal en griego para la ansiedad, la preocupación y el cuidado.
Los mismos judíos estaban muy familiarizados con esta actitud ante la vida. Sus grandes rabinos enseñaban que un hombre debía enfrentarse con la vida con una combinación de prudencia y serenidad. Insistían, por ejemplo, que todos los padres debían enseñarles a sus hijos una profesión; porque, decían, el no enseñarles una profesión era enseñarles a robar. Es decir: creían en dar todos los pasos necesarios para llevar una vida prudente. Pero al mismo tiempo decían: «El que tiene un pan en la cesta, y dice: «¿qué comeré mañana?» es un hombre de poca fe.»
Jesús está aquí enseñando una lección que sus compatriotas ya sabían muy bien: la lección de la prudencia y de la previsión y de la serenidad y de la confianza combinadas.
LA PREOCUPACIÓN Y SU CURA
Mateo 6:25-34 (continuación)
En estos diez versículos Jesús establece siete distintos argumentos y defensas contra la preocupación.
(i) Empieza indicando (versículo 25) que Dios nos dio la vida; y, si Él nos dio la vida, no debemos dudar en confiar en Él para las cosas más pequeñas. Si Dios nos dio la vida, seguro que podemos confiar en que Él nos dará el alimento para sustentarla. Si Dios nos dio cuerpos, seguro que podemos confiar en que Él nos dará la ropa para vestirlos. Si alguien nos hiciera un regalo de precio incalculable, seguro que no se tratará de una persona tacaña, y mezquina, y descuidada, y olvidadiza acerca de regalos menos costosos. Así que, el primer argumento es que, si Dios nos ha dado la vida, podemos confiar en que El nos dará las cosas necesarias para mantenerla.
(ii) Jesús pasa a hablar de los pájaros (versículo 26). No viven con ansiedad, no intentan amontonar recursos para un futuro invisible e imprevisible; y sin embargo se mantienen vivos. Más de un rabino judío encontraba fascinante la manera de vivir de los animales. «En toda mi vida -decía rabí Simeón- no he visto nunca a un ciervo que se dedicara a secar higos, ni a un león que fuera mozo de cuerda, o a un zorro que fuera comerciante; y sin embargo todos vivían sin preocupación. Si ellos, que fueron creados para estar a mi servicio, se mantienen sin preocupación, ¡cuánto más debería yo, que he sido creado para servir a mi Hacedor, alimentarme sin preocupación! Pero he corrompido mis caminos, y así he echado a perder mi sostenimiento.» El detalle de lo que Jesús está diciendo no está en que los pájaros no trabajan; se ha dicho que nadie trabaja tanto como un gorrión medio para ganarse la vida; la lección que quiere enseñarnos es que los pájaros no se preocupan. No se puede encontrar en ellos el estrés de las personas acerca de un futuro que no pueden ver ni prever, tratando de encontrar su seguridad en las cosas que almacenan y acumulan para el futuro.
(iii) En el versículo 27, Jesús pasa a demostrar que la preocupación es inútil en cualquier caso. El versículo admite dos sentidos. Puede querer decir que ninguna persona, a base de preocuparse puede añadir un codo a su estatura; pero un codo son 45 centímetros, ¡y seguro que no hay nadie que quiera añadir 45 centímetros a su estatura! Puede querer decir que ninguna persona, a fuerza de preocuparse, puede alargar su vida un breve espacio; y este sentido es el más probable. Lo que Jesús dice es que la preocupación no tiene sentido en ningún caso.
(iv) Jesús pasa a hablar de las flores (versículos 28-30), y habla como Uno que las ama. Los lirios del campo eran las amapolas y las anémonas escarlatas. Eran flores de un día en las laderas de Palestina; y sin embargo, en su breve vida, se vestían con un belleza que superaba la de los mantos de los reyes. Cuando morían, las usaban para nada mejor que encender el fuego. El detalle es el siguiente. Los hornos de Palestina se hacían de arcilla. Eran como una caja de arcilla colocada sobre unos ladrillos encima del fuego. Cuando se quería subirle la temperatura rápidamente, se echaban unos manojos de hierba y de flores silvestres secas dentro del horno, y se les prendía fuego. Las flores no tenían más que un día de vida; y luego les prendían fuego para ayudar a una mujer a calentar el horno cuando estaba cociendo con prisa; y sin embargo Dios las viste con una belleza que está más allá de la capacidad humana el imitar. Si Dios le da tal belleza a una florecilla efímera, ¡cuánto más tendrá cuidado de una persona! No cabe duda que a la generosidad que es tan pródiga con la flor de un día no se le pasará por alto la persona humana, que es la corona de la creación.
(v) Jesús pasa a presentar un argumento fundamental contra la preocupación. La preocupación, dice, es característica de los paganos, y no de los que saben cómo es Dios (versículo 32). La preocupación es en esencia desconfiar de Dios. Tal desconfianza se puede entender en un pagano que cree en un dios celoso, caprichoso e impredictible; pero es incomprensible en una persona que ha aprendido a llamar a Dios con el nombre de Padre. El cristiano no se puede preocupar, porque cree en el amor de Dios.
(vi) Jesús pasa a presentar dos maneras en que se puede derrotar la preocupación. La primera es buscar primero, concentrarse, en el Reino de Dios. Ya hemos visto que estar en el Reino y hacer la voluntad de Dios son una y la misma cosa (Mt 6:10 ). El concentrarse en hacer, y en aceptar, la voluntad de Dios es la manera de derrotar la preocupación. Sabemos cómo, en nuestra propia vida, un gran amor puede desplazar cualquier otro interés. Una amor así puede inspirar la obra de una persona, intensificar su estudio, purificar su vida, dominar todo su ser. Jesús estaba seguro de que se destierra la preocupación cuando Dios llega a ser el poder dominante de nuestras vidas.
(vii) Por último, Jesús dice que podemos derrotar la preocupación cuando adquirimos el arte de vivir al día (versículo 34). Los judíos tenían un dicho: «No te preocupes por los males del mañana, porque no sabes lo que traerá el día de hoy. Tal vez mañana no estés vivo, y te habrás preocupado por un mundo que ya no será el tuyo.» Si viviéramos cada día como viene, si cumpliéramos cada tarea como se nos presenta, entonces la suma de todos los días no podría ser sino buena. Jesús nos aconseja que atendamos a las demandas de cada día según nos vayan llegando, sin preocuparnos acerca del futuro desconocido y de cosas que a lo mejor no suceden nunca.
LA LOCURA DE LA ANSIEDAD
Mateo 6:25-34 (conclusión)
Veamos ahora si podemos agrupar los argumentos de Jesús en contra de la preocupación.
(i) La preocupación es innecesaria, inútil y hasta positivamente perjudicial. La preocupación no puede afectar al pasado, porque el pasado ha pasado. `Umar Jayyám estaba lúgubremente en lo cierto:
El dedo ágil escribe, y habiendo escrito pasa; ni toda la piedad ni la sabiduría le podrán inducir a borrar media línea, ni del mundo las lágrimas a borrar una letra.
El pasado ha pasado. No es que uno pueda o deba disociarse de su pasado; pero debe usarlo como un acicate y una guía para actuar mejor en el futuro, y no como algo que sigue rumiando hasta sumirse en el estrés.
El preocuparse tampoco puede afectar al futuro. Alistair MacLean, en uno de sus sermones, cuenta una historia que había leído. El héroe era un médico de Londres. «Estaba paralizado y reducido a la cama, pero casi inconteniblemente alegre, y tenía una sonrisa tan valiente y radiante que hacía que nadie le tuviera lástima. Sus hijos le adoraban; y, cuando uno de sus chicos estaba a punto de dejar el nido para lanzarse a la aventura de la vida, el doctor Greatheart le dio un buen consejo: «Johnny -le dijo-, lo que hay que hacer, chico, es mantener la cabeza bien alta, como un caballero; y ten la bondad de acordarte de que los problemas más gordos que hay que arrostrar son los que nunca se presentan.»» El preocuparse por el futuro es trabajo perdido, y el futuro de la realidad rara vez es tan malo como nos lo presentan nuestros miedos.
Pero la preocupación es todavía peor que inútil; a menudo es activamente perjudicial. La dos enfermedades típicas de la vida moderna son la úlcera de estómago y la trombosis coronaria, y en muchos casos ambas son el resultado del estrés. Es un hecho en medicina que el que más ríe es el que tiene una vida más larGálatasGa. La preocupación que desgasta la mente desgasta también todo el cuerpo. La preocupación afecta el juicio de una persona, reduce sus poderes de decisión y le hace cada vez más incapaz de enfrentarse con la vida. Que cada uno se porte lo mejor posible en cada situación -no se le puede pedir más-, y que Le deje el resto a Dios.
(ii) La preocupación es cieGálatasGa. La preocupación se niega a aprender la lección de la naturaleza. Jesús nos invita a fijarnos en los pájaros, y ver la abundancia generosa que hay en la naturaleza, y a poner nuestra confianza en el amor que inspira esa generosidad. La preocupación se niega a aprender la lección de la Historia. Hubo un salmista que se animaba al recordar la Historia. » Dios mío, mi alma está abatida en mí -clamaba; y entonces prosigue-: Por tanto, me acordaré de Ti desde la tierra del Jordán y del Hermón, desde el monte Mizar» (Sal 42:6 ; cp. Dt 3:9 y Salmo 77). Cuando todo se ponía en contra suya, se animaba con el recuerdo de lo que Dios había hecho. La persona que alimenta su corazón con la historia de lo que Dios ha hecho en el pasado no se angustiará nunca por el futuro. La preocupación se niega a aprender la lección de la vida. Todavía estamos vivos y tenemos la cabeza fuera del agua; y todavía, si alguien nos hubiera dicho que teníamos que pasar todo lo que ya hemos pasado, le habríamos dicho que era imposible. La lección que nos da la vida es que, de alguna manera, se nos ha capacitado para soportar lo insoportable y hacer lo imposible y pasar la barrera del dolor sin desintegrarnos. La lección de la vida es que la preocupación es innecesaria.
(iii) La preocupación es esencialmente atea. No son las circunstancias externas las que causan la preocupación. En la misma circunstancia, una persona puede estar perfectamente serena, y otra se muere de ansiedad. Tanto la preocupación como la serenidad vienen, no de las circunstancias, sino del corazón. Alistair MacLean cita una historia del místico alemán Taulero. Cierto día, Taulero se encontró con un mendigo. «Que Dios te dé un buen día, amigo,» le dijo; y el mendigo le contestó: «Gracias a Dios, no he tenido nunca un mal día.» Entonces Taulero le dijo: «Que Dios te dé una vida feliz, amigo.» «Gracias a Dios -dijo el mendigo-, siempre soy feliz.» Taulero le dijo sorprendido: » ¿Qué quieres decir?» «Bueno -dijo el mendigo-, cuando hace bueno, doy gracias a Dios; cuando llueve, doy gracias a Dios; cuando tengo bastante, doy gracias a Dios; cuando tengo hambre, doy gracias a Dios; y puesto que la voluntad de Dios es mi voluntad, y lo que a El Le agrada me agrada a mí, ¿por qué iba yo a decir que no soy feliz cuando lo soy?» Taulero se le quedó mirando alucinado, y le preguntó: «¿Quién eres tú?» «Soy un rey,» le contestó el mendigo. Taulero le preguntó: «¿Y dónde está tu reino?» Y el mendigo le contestó tranquilamente: «En mi corazón.»
Ya lo dijo Isaías hace mucho tiempo: «Tu guardarás en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera, porque en Ti ha confiado» (Isa 26:3 ). Como decía la mujer del Norte: «Yo soy siempre feliz; y mi secreto es navegar siempre los mares, y mantener mi corazón en el puerto.»
Puede que haya pecados más graves que la preocupación, pero seguro que no hay ninguno que incapacite más. «No penséis angustiosamente en el mañana» -es el mandamiento de Jesús; y es el camino, no solo a la paz, sino también al poder.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Flp 4:6; 1Pe 5:7.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
NOTAS
(1) O: “su vida”. Lit.: “alma”. Gr.: psy·kjéi, sing. Véase Ap. 4A.
REFERENCIAS CRUZADAS
h 272 Luc 12:22; Flp 4:6
i 273 Sal 55:22; 1Ti 6:8; Heb 13:5; 1Pe 5:7
j 274 Luc 12:23
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
25 (1) Lit., alma. Se refiere a la vida del alma, donde reside el deseo o apetito por el alimento y el vestido ( Isa_29:8).
25 (2) Nuestra vida es más que el alimento, y nuestro cuerpo más que el vestido. Nuestra vida y nuestro cuerpo fueron creados por Dios, y no por nuestra ansiedad. Ya que Dios nos creó con vida y cuerpo, ciertamente El se encargará de las necesidades de ellos. El pueblo del reino no necesita inquietarse por esto.
25 (a) vs.25-33: Luc_12:22-31
25 (b) Mat_6:27-28 , Mat_6:31 , Mat_6:34 ; Mat_13:22 ; Flp_4:6 ; 1Pe_5:7
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Los versículos citados presentan un ejemplo notable de esa mezcla de sabiduría y compasión que se revela en las enseñanzas de nuestro Señor. El conoce el corazón del hombre, y sabe que estamos prontos á desechar toda admonición acerca del apego al mundo, diciendo que no se puede menos que sentir ansiedad acerca de las cosas de este mundo, diciendo que hay familias que sostener y necesidades corporales que satisfacer. Por lo tanto, se anticipó con una respuesta para los que abrigan tales pensamientos.
Prohíbenos el alimentar ansiedad acerca de las cosas de este mundo. Por cuatro veces dijo: «No os congojéis.» Con referencia á la vida, al alimento, al vestido, al día de mañana dijo: «No os congojéis.» Proveer, pues, prudentemente para el porvenir es lícito y laudable; mas esa ansiedad que gasta, corroe y atormenta es reprobable.
Nos hace presente que Dios cuida constantemente de todo lo que, ha creado. Si El nos ha dado la vida, es seguro que no dejará que nos falte lo necesario para sostenerla. Si nos ha dado el cuerpo no nos dejará morir por falta de vestido.
Llama la atención á lo inútil que es el excesivo afán. Nuestra vida está enteramente en manos de Dios. Por mucho que nos afanemos no podemos vivir un minuto más de lo que El ha dispuesto. Por otra parte, no moriremos hasta que no hayamos concluido nuestra misión acá en la tierra.
En prueba de esto alude á los pájaros del cielo que ni siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, mas viven de día en día de lo que pueden obtener por medio del instinto que Dios les ha concedido. También alude á las flores del campo. De año en año son adornadas de los más vivos colores sin que por su parte tengan que hacer el menor esfuerzo: «No trabajan, ni hilan.» Dios con su poder infinito las reviste, todos los años, de hermosura. Ahora bien, el mismo Dios es Padre de todos los creyentes. ¿Por qué, pues, han de dudar estos, que El puede proveerles de vestido, así como á los lirios del campo? El Ser que así cuida de las flores que perecen, no descuidará los cuerpos do residen almas inmortales.
El gentilísimo es la religión del presente. Dejad que los paganos se afanen por las cosas de este mundo, si quieren. Mas el cristiano, poseyendo como posee mayores luces y mayores conocimientos, debe manifestar más fe y más jubilo. Cuando la muerte nos arrebata á las personas que nos son queridas, no debemos entregarnos al pesar como los que no tienen esperanza en el más allá. Cuando nos sobrevinieren contratiempos no debemos afanarnos como si no tuviéramos á Dios de nuestra parte.
Jesucristo nos ha prometido que si buscamos ante todo un lugar en el reino de la gracia y de la gloria, se nos dará en este mundo todo lo que necesitemos, además de dársenos en el venidero una herencia celestial. «Todas las cosas obran juntamente para el bien de los que á Dios aman.» «No quitará el bien á los que andan en integridad.» Rom 8:28; Psa 84:11.
Y concluye el Señor su disertación sobre este tema con una de las máximas más sabias que jamás se pronunciaran. «El mañana,» dijo, «traerá su congoja: basta al día su aflicción.» No hemos de angustiarnos por lo que todavía no ha sucedido: lo que nos corresponde hacer es atender á los asuntos del día presente, posponiendo los cuidados de mañana hasta que ese día haya amanecido. Quizá no alcancemos á vivir hasta entonces: no sabemos lo que pueda suceder de un día á otro. De esto solo podemos estar seguros: que si el día de mañana nos acarreare penalidades, el Ser que nos las envía nos dará gracia para sobrellevarlas.
Este pasaje contiene una mina de preceptos de un valor inapreciable. Apliquémoslos en nuestra conducta diaria, pues de ello depende en gran parte nuestra felicidad. La mitad de nuestros sufrimientos provienen de que nos imaginamos desgracias que jamás nos acaecen. ¿De qué nos sirve la fe y la confianza en nuestro Salvador? Tengamos presente que las siguientes palabras de David son ciertas: » Mozo fue, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su simiente que busque pan.» Psa 37:25.
Fuente: Los Evangelios Explicados
comeréis… M↓ añaden o beberéis.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R539 Τῇ ψυχῇ se usa como un dativo de ventaja: por la vida de ustedes.
R853 La prohibición en presente μὴ μεριμνᾶτε implica que ellos ya estaban ansiosos.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Otros mss. añaden: o de beber.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
Biblia Peshitta 2006 Notas:
[14] 6.25 Ver nota a Luc 12:23
Fuente: Peshitta en Español