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Comentario de Mateo 9:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 9:9 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Pasando de allí más adelante, Jesús vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el lugar de los tributos públicos, y le dijo: “¡Sígueme!” Y él se levantó y le siguió.

9:9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo (Leví, Mar 2:14) que estaba sentado al banco de los tributos públicos, — Los que cobraban los tributos se llamaban publicanos. Tenían la reputación de ser avaros, fraudulentos y no patrióticos (pues trabajaban por los romanos). Luc 3:12, “Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? 13 El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado”. Socialmente los publicanos fueron rechazados y no podían participar en la sinagoga. Sin embargo, este publicano en particular dejó este puesto que rendía tanto dinero para seguir a Jesús. A través de su ministerio Cristo invitó a los que fueron rechazados por los judíos a seguirle. Zaqueo, otro publicano, dijo lo siguiente a Jesús: “He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (Luc 19:8).

— y le dijo: Sígueme (4:18-22; Luc 9:59; Jua 1:43; Mat 19:21). Los hombres escogidos por Jesús para ser sus apóstoles eran hombres calificados, pero siendo ellos pescadores, publicanos, hombres sin letras, etc. la gloria de su ministerio sería para Dios. 1Co 1:26, “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que Ezra, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia”.

— Y dejándolo todo, (Luc 5:28; Mat 19:27) se levantó y le siguió. Es obvio que Mateo ya era discípulo de Jesús. Ahora Jesús le llama para formar parte del grupo de apóstoles que le acompañarán en la predicación del evangelio (10:5). Desde luego, al dejar su puesto, tuvo que hacerlo de una manera responsable.

Aquí está otro ejemplo de lo que Juan afirma de Jesús (2:24, 25). El conocía al hombre. Como El conocía, aun de lejos, a Natanael (Jua 1:47-48), El veía algo en el publicano Mateo que ningún otro judío hubiera visto. Jesús sabía que este hombre, tan rechazado y despreciado por los judíos, estaba calificado para ser uno de sus testigos y embajadores. Los publicanos eran ricos, pero Jesús sabía que para este hombre el dinero no era lo más importante. Jesús sabía que este hombre no podía ser juzgado por su ambiente y las circunstancias del momento. Reconocía que este hombre estaba dispuesto a calcular gastos y seguirle a pesar de lo que le costara.

Así, pues, la vida de este hombre llamado Mateo o Leví sería transformado. Ahora su vida sería caracterizada por el amor por los perdidos, y el servicio y sacrificio necesarios para rescatarlos de la perdición.

Recuérdese que este libro que estamos estudiando fue escrito por este mismo Mateo quien había sido publicano.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

vio a un hombre. Mat 21:31, Mat 21:32; Mar 2:14; Luc 5:27, Luc 5:28.

llamado Mateo. Luc 15:1, Luc 15:2; Luc 19:2-10.

Sígueme. Mat 4:18-22; 1Re 19:19-21; Gál 1:16.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Mateo es llamado Leví en Mar 2:14 y Luc 5:27. El banco de los tributos era como una cabina de peaje puesta en el camino principal para recaudar los impuestos sobre las mercaderías que se transportaban por ese camino. Mateo probablemente trabajaba para Herodes Antipas, tetrarca de Galilea. Los que recolectaban impuestos eran considerados traidores por los judíos. Eran despreciados porque generalmente cobraban más de lo necesario y se guardaban en el bolsillo la diferencia, haciéndose muy ricos.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

sentado al banco de los tributos públicos. La propia humildad de Mateo aparece aquí. Él no ocultó su pasado o elaboró alguna excusa para justificarlo. Tomando en cuenta que en Mar 2:14 y en Luc 5:27 se menciona su antiguo nombre, Leví, Mateo mismo utiliza el nombre por el cual fue conocido después de transformarse en discípulo (cp. Mar 3:18; Luc 6:15). Los recolectores de impuestos estaban entre las personas más despreciables de la sociedad. El dinero que ellos recolectaban era frecuentemente dividido en dos partes, una como ganancial personal (cp. Luc 19:8) y otra para Roma, lo cual no solo los hacía ladrones, sino también traidores a la nación judía (vea las notas sobre Mat 5:46 ; Mar 2:15).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

9:9 Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo (Leví, Mar 2:14) que estaba sentado al banco de los tributos públicos, — Los que cobraban los tributos se llamaban publicanos. Tenían la reputación de ser avaros, fraudulentos y no patrióticos (pues trabajaban por los romanos). Luc 3:12, “Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? 13 El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado”. Socialmente los publicanos fueron rechazados y no podían participar en la sinagoga. Sin embargo, este publicano en particular dejó este puesto que rendía tanto dinero para seguir a Jesús. A través de su ministerio Cristo invitó a los que fueron rechazados por los judíos a seguirle. Zaqueo, otro publicano, dijo lo siguiente a Jesús: “He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (Luc 19:8).
— y le dijo: Sígueme (4:18-22; Luc 9:59; Jua 1:43; Mat 19:21). Los hombres escogidos por Jesús para ser sus apóstoles eran hombres calificados, pero siendo ellos pescadores, publicanos, hombres sin letras, etc. la gloria de su ministerio sería para Dios. 1Co 1:26, “Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que Ezra, 29 a fin de que nadie se jacte en su presencia”.
— Y dejándolo todo, (Luc 5:28; Mat 19:27) se levantó y le siguió. Es obvio que Mateo ya era discípulo de Jesús. Ahora Jesús le llama para formar parte del grupo de apóstoles que le acompañarán en la predicación del evangelio (10:5). Desde luego, al dejar su puesto, tuvo que hacerlo de una manera responsable.
Aquí está otro ejemplo de lo que Juan afirma de Jesús (2:24, 25). El conocía al hombre. Como El conocía, aun de lejos, a Natanael (Jua 1:47-48), El veía algo en el publicano Mateo que ningún otro judío hubiera visto. Jesús sabía que este hombre, tan rechazado y despreciado por los judíos, estaba calificado para ser uno de sus testigos y embajadores. Los publicanos eran ricos, pero Jesús sabía que para este hombre el dinero no era lo más importante. Jesús sabía que este hombre no podía ser juzgado por su ambiente y las circunstancias del momento. Reconocía que este hombre estaba dispuesto a calcular gastos y seguirle a pesar de lo que le costara.
Así, pues, la vida de este hombre llamado Mateo o Leví sería transformado. Ahora su vida sería caracterizada por el amor por los perdidos, y el servicio y sacrificio necesarios para rescatarlos de la perdición.
Recuérdese que este libro que estamos estudiando fue escrito por este mismo Mateo quien había sido publicano.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL HOMBRE QUE TODOS ODIABAN

Mateo 9:9

Cuando Jesús se marchó de allí, vio a un hombre que se llamaba Mateo, que estaba sentado a la mesa dé cobro de los impuestos. Y Jesús le dijo:
-¡Sígueme!
Y él se levantó, y empezó a seguir a Jesús.

No se puede pensar en nadie que fuera menos «apostolable» que Mateo. Era lo que se llama tradicionalmente un publicano; los publican¡ eran los cobradores de impuestos, y se los llamaba así porque manejaban dinero y fondos públicos.

El imperio romano tenía el problema de diseñar un sistema de cobro de impuestos lo más barato y eficaz posible. Lo consiguió subastando el derecho a cobrar impuestos en cada zona. El que .compraba ese derecho se comprometía a entregarle al gobierno romano una cierta cantidad; todo lo que cobrara de más era su comisión.

Está claro que este sistema se prestaba a graves abusos. La gente no sabía realmente cuánto tenía que pagar en aquel tiempo en que no había periódicos ni radio ni televisión, ni tenía derecho a. apelar en contra del publicano. El resultado era que muchos publicanos se enriquecían abusando ilegalmente de sus derechos. El sistema había dado lugar a tantos abusos que ya se había cambiado en Palestina antes del tiempo de Jesús; pero había que seguir pagando impuestos, y seguían los abusos.

Había tres impuestos: legales. Estaba el impuesto sobre la tierra, que obligaba al pago de una décima parte de los cereales y un quinto de las frutas y vino al gobernador, en dinero o en especie. Estaba el impuesto sobre la renta, que era del uno por ciento de los ingresos. Estaba el impuesto personal, que tenía que pagar todo varón desde los 14 hasta los 65 años de edad, y las hembras desde 12 hasta 65. Esos eran impuestos estatutarios que no podían usar fácilmente los publicanos para hacerse ricos.
Pero además de estos había un montón de impuestos diversos. Estaba el impuesto del dos y medio al doce y medio por ciento sobre todas las mercancías que se importaran o exportaran. Había que pagar un impuesto para usar las carreteras principales, cruzar los puentes, y entrar en los mercados, pueblos o puertos. Había que pagar un impuesto por los animales de carga, y por las ruedas y los ejes de los carros. Había impuestos por la compra y por la venta de mercancías. Había algunos productos que eran monopolio del gobierno; por ejemplo, en Egipto, el comercio del nitrato, la cerveza y el papiro estaba totalmente bajo el control del gobierno.
Aunque se había dejado el antiguo método de subastar los impuestos, se necesitaba un montón de gente para cobrarlos. Los funcionarios encargados de ello se contrataban entre los provinciales. A menudo eran voluntarios. Lo corriente era que en cada distrito hubiera una persona responsable de cada impuesto, y -no le era difícil a esa persona forrarse los bolsillos además de cobrar lo legalmente estipulado.
A estos. publicanos se -les tenía un odio feroz. Se habían puesto al servicio de los conquistadores de su nación, y amasaban sus fortunas a expensas de las desgracias de sus compatriotas. Eran notoriamente deshonestos. No sólo despellejaban a sus propios compatriotas, sino que hacían todo lo posible por defraudar al gobierno, y tenían unos impuestos florecientes aceptando sobornos de los ricos que querían ahorrarse los impuestos que tenían que pagar.

En todos los países se odia a los cobradores de impuestos,: pero el odio de los judíos era doblemente violento. Los judíos eran nacionalistas furibundos; pero lo que más los excitaba era su convicción religiosa de que Dios era su único Rey, y que el pagarle impuestos -a ningún gobernador humano era una infracción de los derechos de Dios y un insulto a Su Majestad. La ley judía excomulgaba de la sinagoga a los publicanos, los incluía entre las cosas y los animales inmundos, y les aplicaba Lv 20:5 ; se les impedía ser testigos en los juicios, y se metía en el mismo saco a los » ladrones, asesinos y publicanos.»

Cuando Jesús llamó a Mateo, llamó a un hombre que todos odiaban. Aquí tenemos uno de los grandes ejemplos que hay en el Nuevo Testamento del poder de Jesús para ver en una persona, no sólo lo que era, sino lo que podría llegar a ser. No ha habido nunca nadie que tuviera tanta fe en las posibilidades de la naturaleza humana como Jesús.

DESAFÍO LANZADO Y ACEPTADO

Mateo 9:9 (conclusión)

Cafarnaum estaba en el territorio de Herodes Antipas, y la más probable es que Mateo no estuviera al servicio de los Romanos sino de Herodes. Cafarnaum era el punto de unión de muchas carreteras. En especial la gran carretera de Egipto a Damasco, la carretera de la costa, pasaba por Cafarnaum. Era allí donde entraba en los dominios de Herodes con fines comerciales; y sin duda Mateo era uno de los empleados de aduana que cobraba los impuestos de todas las mercancías y productos que entraban y salían por aquel territorio.

No tenemos por qué pensar que Mateo no había visto nunca antes a Jesús. Sin duda habría oído del joven galileo Que traía un mensaje que cortaba la respiración de puro nuevo, Que hablaba con una autoridad que no se había conocido nunca, y Que contaba entre Sus amigos a hombres y mujeres que habrían evitado con asco las buenas personas ortodoxas de entonces. Probablemente Mateo Le habría oído desde las afueras de la multitud, y habría sentido que le vibraba el corazón en el pecho. Tal vez Mateo se había planteado anhelantemente si todavía estaría a tiempo de hacerse a la vela hacia un nuevo mundo dejando su vieja vida y su vieja vergüenza para empezar de nuevo. Y un día se encontró con Jesús allí delante de él, y Le oyó larzarle el desafío, y Mateo aceptó aquel desafío, y se levantó, y lo dejó todo, y siguió a Jesús.
Debemos fijarnos en lo que perdió Mateo, y en lo que encontró. Perdió un cómodo trabajo, y encontró un destino. Perdió unos buenos ingresos, y encontró la dignidad. Perdió una cómoda seguridad, y encontró una aventura como no soñara nunca. Puede que si aceptamos el desafío de Cristo nos encontremos más pobres de cosas materiales. Puede que tengamos que renunciar a las ambiciones del mundo. Pero sin duda encontraremos una paz y un gozo y un interés en la vida que nunca habíamos conocido. En Jesucristo se encuentran riquezas que superan con creces todo lo que se pueda abandonar por Él.

Debemos fijarnos en lo que dejó Mateo, y en lo que tomó. Dejó el puesto de los impuestos, pero se llevó una cosa: su pluma. Aquí tenemos un ejemplo luminoso de cómo puede usar Jesús cualesquiera dones que uno pueda llevarle. No es probable que ningún otro de los Doce tuviera soltura con la pluma. Los pescadores galileos no es de esperar que tuvieran una habilidad especial en eso de colocar debidamente las palabras; pero Mateo, sí. Y este hombre, cuyo trabajo le había entrenado en el uso de la pluma, usó esa habilidad para componer el primer manual de las enseñanzas de Jesús, que figura entre los libros más importantes que se hayan escrito en el mundo.

Cuando Mateo dejó el puesto de los impuestos aquel día renunció a mucho en sentido material, pero espiritualmente recibió en herencia una fortuna incalculable.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

(ver Mat 12:7); Ose 6:6.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— Mateo: Mc y Lc dan a este mismo personaje, en los respectivos lugares paralelos (Mar 2:14 y Luc 5:27), el nombre de Leví. Parece clara la identificación de ambos personajes, aunque algunos la han puesto en duda; en cualquier caso, ignoramos la razón precisa del doble nombre. En todas las listas apostólicas (Mat 10:3; Mar 3:18; Luc 6:15 y Hch 1:13) únicamente aparece el nombre de Mateo. En cuanto a que este Mateo pudiera ser el autor del evangelio que lleva su nombre, ver Introducción a este primer evangelio.

— recaudación de impuestos: Ver segunda nota a Mar 2:14.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Quebrando el molde (ver Mar. 2:14-22; Luc. 5:27-38). El v. 3 fue la primera vez que se registra una oposición contra Jesús por parte de los maestros de la ley judía. Aquí vemos bases adicio nales para la hostilidad en aumento de las autoridades religiosas (en este caso los fariseos). Tanto por las compañías dudosas con las que andaba (9-13) y en la aparente relajada actitud ante el deber tradicional de ayunar (14-17), Jesús les ofendía el sentido de lo que era correcto. Pero en esto él deliberadamente retaba y sobrepasaba la comprensión anticuada que ellos tenían de la voluntad de Dios.

Los publicanos no sólo eran notorios por su explotación, pero eran condenados al ostracismo religioso y político como colaboradores con el gobierno pagano romano. El que un judío pío comiera con ellos era, por lo tanto, inconcebible. La respuesta de Jesús en los vv. 12 y 13 expresa la perspectiva contraria: un sanador debe “ensuciarse las manos”, y una misión de salvación no se consigue frecuentando solamente compañía respetable. Su cita de Ose. 6:6 (usada otra vez en 12:7) indica que la prioridad de Dios es un amor costoso en vez de un ritual cuidadoso.

La respuesta a la pregunta acerca del ayuno (que Jesús no desaprobó en sí mismo; 6:16-18) hace resaltar el mismo cambio de perspectiva. Los reglamentos formales de la antigua religión tenían que ceder al regocijo de lo nuevo. El parche y el vino nuevo son figuras de una nueva relación poderosa y efervescente con Dios que revienta los confines secos de una religión formal.

Notas. 9 Mateo es la misma persona que Leví en Mar. y Luc. Sería algo así como un oficial de aduana en la población fronteriza de Capernaúm. 15 Esta es una temprana indirecta a la muerte venidera de Jesús.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

l 373 Mar 2:14

m 374 Luc 5:27; Luc 5:28

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Mateo…en la oficina de los tributos. El oficio de Mateo como recaudador de impuestos lo hacía una persona despreciable ante los demás judíos (v. coment. en 5:46; cp. Lc 19:1– 10). Capernaúm se encontraba entre los territorios gobernados por Herodes Antipas y Felipe el tetrarca, por tanto tenía una de las oficinas de impuestos más grandes de Galilea.

Fuente: La Biblia de las Américas

9 (1) Mateo también era llamado Leví ( Mar_2:14 ; Luc_5:27). Era recaudador de impuestos (10:3) y después de ser salvo, fue hecho apóstol por la gracia de Dios (10:2-3; Hch_1:13). Fue él quien escribió este evangelio.

9 (2) Seguir al Señor incluye creer en El. Nadie lo seguiría si no creyera en El. Creer en el Señor significa ser salvo ( Hch_16:31), y seguirlo es entrar por la puerta estrecha y andar por el camino angosto para participar del reino de los cielos (7:13-14).

9 (3) Según lo escrito en esté versículo, parece que ésta fue la primera vez que el Señor se encontró con Mateo. Debe de haber existido algún poder atrayente en la palabra o en la apariencia del Señor que motivó a Mateo a seguirlo.

9 (a) vs.9-13: Mar_2:14-17 ; Luc_5:27-32

9 (b) Mat_10:3

9 (c) Mat_4:19

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro