Biblia

Comentario de Mateo 11:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 11:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

“Pero, ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas y dan voces a sus compañeros,

11:16

— Mas ¿a qué compararé esta generación? — ¿Dónde buscar para ilustrarlo? Mar 4:30; Lam 2:13. Es semejante a los muchachos (caprichosos, inconstantes, volubles, inconsecuentes) que se sientan en las plazas, (“Aquí se reunían los ciudadanos, se sentaban los jueces, se arreglaban los negocios, y los mercados se establecían … y los muchachos se reunían para jugar”, JAB) y dan voces a sus compañeros, 17 diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos (9:23) , y no lamentasteis (p. ej., golpear el pecho, Luc 18:13). — Los niños imitan a los adultos en todo. Es algo común ver a los niños jugando a iglesia (predicando, dirigiendo himnos, etc.). Primero tocaban flautas como si fuera fiesta de bodas, pero esto no les agradó a sus compañeros desagradables y malhumorados, ni tampoco cuando jugaban a funeral. Nada les complacía.

Desde luego, Jesús no incluye en esta denuncia a todos de esa “generación”, porque en el texto paralelo (Luc 7:29-35) leemos, “29 Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de John 30 Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan”. Por eso, parece que esta denuncia se dirige principalmente a los líderes religiosos de los judíos (escribas, fariseos, saduceos).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

¿a qué compararé esta generación? Mat 12:34; Mat 23:36; Mat 24:34; Lam 2:13; Mar 4:30; Luc 13:18.

Es semejante a los muchachos. Luc 7:31-35.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Debido a su dureza de corazón, Israel no aceptó ni el ministerio de Juan ni el ministerio del Señor Jesucristo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

semejante a los muchachos. Vea la nota sobre Luc 7:32.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

11:16 — Mas ¿a qué compararé esta generación? — ¿Dónde buscar para ilustrarlo? Mar 4:30; Lam 2:13. Es semejante a los muchachos (caprichosos, inconstantes, volubles, inconsecuentes) que se sientan en las plazas, (“Aquí se reunían los ciudadanos, se sentaban los jueces, se arreglaban los negocios, y los mercados se establecían … y los muchachos se reunían para jugar”, JAB) y dan voces a sus compañeros, 17 diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos (9:23) , y no lamentasteis (p. ej., golpear el pecho, Luc 18:13). – Los niños imitan a los adultos en todo. Es algo común ver a los niños jugando a iglesia (predicando, dirigiendo himnos, etc.). Primero tocaban flautas como si fuera fiesta de bodas, pero esto no les agradó a sus compañeros desagradables y malhumorados, ni tampoco cuando jugaban a funeral. Nada les complacía.
Desde luego, Jesús no incluye en esta denuncia a todos de esa “generación”, porque en el texto paralelo (Luc 7:29-35) leemos, “29 Y todo el pueblo y los publicanos, cuando lo oyeron, justificaron a Dios, bautizándose con el bautismo de John 30 Mas los fariseos y los intérpretes de la ley desecharon los designios de Dios respecto de sí mismos, no siendo bautizados por Juan”. Por eso, parece que esta denuncia se dirige principalmente a los líderes religiosos de los judíos (escribas, fariseos, saduceos).

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL ACENTO DE DOLORIDA REPRENSIÓN

Mateo 11:16-19

¿Con qué podría Yo comparar esta generación? Es como los chiquillos que juegan en el mercado, y les dicen a sus amigos: «Os tocamos la flauta, y no quisisteis bailar; os endechamos, y no quisisteis jugar a duelos.» Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y decían: «¡Está loco!» Y viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: «¡Fijaos! ¡Es un glotón y un borrachín, amigo de publicanos y de pecadores!» Pero la sabiduría siempre se manifiesta en sus obras.

Jesús se entristecía ante la indudable perversidad de la naturaleza humana. Para Él las personas parecían ser como chiquillos jugando en la plaza del pueblo. Un grupo le decía al otro: «¡Venga, vamos a jugar a bodas!» y los otros respondían: «Hoy no queremos jugar a nada alegre.» Y otra vez el primer grupo decía: «Está bien; venga, vamos a jugar a entierros.» Y los otros contestaban: «Hoy no queremos jugar a nada triste.» Eran lo que llamamos el espíritu de la contradicción. Cualquier cosa que se sugiriera, no les gustaba; a todo le encontraban faltas.

Vino Juan, que vivía en el desierto, ayunaba y se pasaba sin muchas cosas, fuera de la sociedad urbana; y decían de él: «Este hombre está loco al separarse de la sociedad y de los placeres humanos de esa manera.» Vino Jesús, relacionándose con toda clase de personas, compartiendo sus tristezas y sus alegrías, participando de sus fiestas; y decían de Él: «Es un juerguista; no se pierde una fiesta; es amigo de marginados con los que no se relacionaría ninguna persona decente.» Llamaban al ascetismo de Juan locura; y al carácter sociable de Jesús, laxitud moral; en todo encontraban base para la crítica.
El hecho es que cuando la gente no quiere tomar en serio la verdad, les es muy fácil encontrar una disculpa para no hacerle caso. Ni siquiera procuran ser consecuentes en sus críticas; criticarán a la misma persona y a la misma institución desde puntos de vista opuestos. Si la gente está decidida a no reaccionar ante algo se mantendrán testarudamente insensibles cualquiera que sea la invitación que se les haga. Hombres y mujeres mayorcitos puede que se comporten como los chiquillos caprichosos que se niegan a jugar a todo lo que se les sugiera.
Y aquí llega la sentencia final de Jesús en esta sección: «La sabiduría siempre se manifiesta en sus obras.» El veredicto final no depende de los críticos vocingleros y perversos sino de los acontecimientos. Podría ser que los judíos criticaran a Juan por su soledad aislacionista, pero Juan había guiado los corazones de muchos a Dios de una manera que hacía siglos que no se experimentaba; podría ser que los judíos criticaran a Jesús por involucrarse demasiado en la vida y con gente ordinaria; pero algunos estaban encontrando en El una nueva vida y una nueva bondad y un nuevo poder para vivir como es debido y un nuevo acceso a Dios.
Estaría bien que dejáramos de juzgar a las personas y a las iglesias por nuestros propios prejuicios y perversidades; y si empezáramos a dar gracias por cualquier persona y cualquier iglesia que puede acercar a la gente a Dios,. aunque sus métodos no sean de nuestro gusto.

EL ACENTO DE UNA CONDENACIÓN
QUE ROMPE EL CORAZÓN

Mateo 11:20-24

Entonces Jesús empezó a reprocharles a las ciudades en las que había realizado muchas de Sus obras de poder divino el que no se hubieran arrepentido:
-¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si las obras de poder divino que se han hecho en vosotras hubieran tenido lugar en Tiro y en Sidón, se habrían arrepentido en saco y en ceniza hace mucho tiempo. ¡Pero os aseguro que lo tendrán más
fácil Tiro y Sidón en el Día del Juicio que vosotras! Y en cuanto a ti, Cafernaum, ¿no es verdad que has sido encumbrada hasta el Cielo? ¡Pues caerás hasta el infierno! Porque, si las obras de poder que han tenido lugar en ti hubieran sucedido en Sodoma y Gomorra, habrían sobrevivido hasta este día. Pero os aseguro que lo tendrán más fácil los antiguos habitantes de Sodoma en el Día del Juicio que vosotros.

Cuando Juan llegaba al final de su evangelio, escribió una frase en la que indicaba lo imposible que era escribir un relato completo de la vida de Jesús: «Hay también muchas otras cosas que hizo Jesús; las cuales, si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir» (Jn 21:25 ). Este pasaje de Mateo es una prueba de la verdad de ese dicho. Corazín era probablemente un pueblo que estaba a una hora de viaje al norte de Cafernaum; Betsaida era una aldea de pescadores en la orilla occidental del Jordán, precisamente en el punto en que el río entraba por el extremo norte del lago, y claro que en estos pueblos sucedieron las cosas más tremendas, y sin embargo no tenemos de ellas ni el más mínimo relato. No se dice nada en los evangelios de lo qué hizo Jesús ni de las maravillas que realizó en estos lugares, aunque deben de haber sido de las más notables. Un pasaje como éste nos muestra lo poco que sabemos de Jesús; nos muestra -y es algo que debemos tener siempre presente que en los evangelios no tenemos más que una mínima selección de las obras de Jesús. Las cosas que no sabemos acerca de Jesús son mucho más numerosas que las que sabemos.

Debemos poner cuidado para captar el acento de la voz de Jesús cuando dijo esto. La Reina-Valera traduce: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!» La palabra griega para ay de que hemos traducido por pobre de es uai, que expresa una piedad dolorida por lo menos tanto como una amenaza. Éste no es el acento de uno que esté furioso porque se ha ofendido su dignidad; no es el acento de uno que esté ardientemente enfadado porque le han insultado. Es el acento del dolor, del que ha ofrecido a unas personas la cosa más preciosa del mundo y se la han despreciado. La condenación que Jesús hace del pecado es ira santa; pero la indignación viene, no de una dignidad ofendida, sino de un corazón quebrantado.

¿Cuál fue entonces el pecado de Corazín, de Betsaida, de Cafarnaum, ese pecado que era peor que el de Tiro y Sidón, y Sodoma y Gomorra? Tiene que haber sido muy serio, porque Tiro y Sidón fueron denunciadas repetidas veces por su maldad (Isaías 23; Jer 25:22 ; Jer 47:4 ; Ez 26:3-7 ; Ez 28:12-22 ), y Sodoma y Gomorra eran y son el prototipo de la iniquidad.

(i) Fue el pecado de los que olvidan las responsabilidades del privilegio. A las ciudades de Galilea se les había concedido un privilegio que no habían tenido nunca Tiro y Sidón, o Sodoma y Gomorra; porque las ciudades de Galilea habían visto y oído a Jesús en persona. No podemos condenar a alguien que no ha tenido nunca la oportunidad de saber; pero si uno que ha tenido todas las oportunidades para conocer el bien obra el mal, merece la condenación. No condenamos a un niño por lo que condenaríamos a un adulto; no condenaríamos a un salvaje por una conducta que condenaríamos en una persona civilizada; no esperamos que el que se ha criado en la pobreza de un barrio de chabolas viva la vida de una persona que ha vivido siempre en un hogar bueno y cómodo. Cuanto mayores son nuestros privilegios, mayor es nuestra condenación si fallamos en asumir las responsabilidades y aceptar las obligaciones que conllevan estos privilegios.
(ii) Era el pecado de la indiferencia. Estas ciudades no atacaron a Jesucristo; no le echaron de su entorno; no trataron de crucificarle; simplemente no le prestaron atención. No hacer caso puede ser tan mortal como la persecución. Un autor escribe un libro; se lo manda a los críticos; algunos puede que lo alaben, otros puede que lo condenen; no importa, siempre que le presten atención; la única cosa que puede dejar a un libro tan muerto como una piedra es que no se le preste la menor atención para hacerle una crítica positiva o negativa.
Un pintor hizo un cuadro de Cristo en pie en uno de los famosos puentes de Londres. Le representó con las manos extendidas en actitud de llamada o invitación a la gente que pasaba a Su lado sin prestarle atención. Sólo una joven enfermera demostraba darse cuenta de Su presencia. Ahí tenemos la situación moderna de muchos países hoy en día. No hay hostilidad hacia el Cristianismo; ni deseo de destruirlo: sólo una total indiferencia. Se relega a Cristo al nivel de los que no importan. La indiferencia también es un pecado, y de los peores, porque la indiferencia mata. No quema viva una religión: la mata por congelación. No la decapita; le quita la vida despacito por asfixia.
(iii) Así que nos encontramos cara a cara con una gran verdad amenazadora: también es un pecado no hacer nada. Hay pecados de acción, que se cometen; pero también los hay de inacción, que se omiten. El pecado de Corazín, Betsaida y Cafarnaum fue el pecado de no hacer nada. La defensa de muchos es alegar: «¡Yo no he hecho nunca nada!» Esa puede que sea su condenación.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

REFERENCIAS CRUZADAS

u 503 Mat 12:41; Luc 7:31

v 504 Zac 8:5; Luc 7:32

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

esta generación. Jesús usa casi siempre esta expresión para referirse a los judíos que lo rechazaban.

Es semejante a los muchachos. Jesús usa este símil para describir la actitud de los judíos hacia el Evangelio. Presenta la escena que pudiera suceder en las plazas, donde los niños tratan de que otros niños se les unan en los juegos imitando a adultos. El primer juego es el de un banquete imaginario, pero a los niños invitados no les interesa. Entonces los niños idean hacer un funeral, lo que aparentemente tampoco fue del agrado de los niños invitados. Por analogía, la predicación y la vida ascética de Juan el Bautista corresponde al juego del funeral, mientras que el ministerio de Jesús corresponde al del banquete. Los fariseos rehúsan aceptar la verdad de ambos, decidiendo más bien oponerse y atacar a los dos.

Fuente: La Biblia de las Américas

16 (a) cfr. Sal_78:8 ; Sal_95:10-11

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Estas palabras de nuestro Señor fueron motivados por el estado en que se encontraba la nación judía cuando El vivió en la tierra. Mas no solo pueden aplicarse á los Judíos sino también a nosotros.
En la primera parte de estos versículos se nos demuestra cuan injustos son la mayor parte de los incrédulos en materias de religión.
Los judíos de aquel entonces no quedaron complacidos con ninguno de los maestros que Dios les envió. Primero vino Juan Bautista predicando el arrepentimiento. Austero en sus costumbres, se retiró de la sociedad y vivía como asceta. ¿Satisfizo esto á los judíos? ¡No! Se quejaron de él y dijeron: «Tiene demonio.» Luego vino Jesús el Hijo eterno de Dios, predicando el Evangelio y viviendo como los demás hombres, sin adoptar las prácticas austeras de Juan.
Y ¿satisfizo esto á los judíos? No por cierto. Se quejaron de El también y dijeron: » He aquí un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publícanos y pecadores.»En una palabra, eran tan perversos y descontentos como hijos rebeldes.
En la segunda parte de estos versículos se nos manifiesta lo excesivamente malo de la impenitencia voluntaria. Nuestro Señor dijo que el castigo seria más tolerable á Tiro, Sidón y Sodoma en el día del juicio que á esas ciudades, cuyos habitantes habían visto sus milagros y oído su predicación mas no se habían arrepentido.
Hay algo muy solemne en estas palabras. Examinémoslas con alguna detención. Reflexionemos por un momento en lo inmorales, idólatras, corrompidas y degradadas que Tiro y Sidón deben de haber sido, y traigamos á la memoria la maldad inaudita de Sodoma. Consideremos también que Corazin, Betsaida y Capernaúm talvez no eran peores que otras ciudades judaicas, y que de todos modos eran mejores que Tiro, Sidón y Sodoma. Y observemos luego que la gente de Corazin, Betsaida y Capernaúm van á ser castigadas con mayor severidad, porque oyeron el Evangelio mas no se arrepintieron; porque se les presentaron grandes oportunidades en materias religiosas, mas no las aprovecharon. ¡Cuan terribles no son estos pensamientos! Las palabras de Jesús debieran hacer retiñir los oídos de José que oyen el Evangelio con regularidad y permanecen sin convertirse. ¡Cuan grande es su culpabilidad ante Dios! ¡Cuan grande el peligro en que se encuentran cada día! Por moral y arreglada que sea su vida son más culpables que los habitantes de Tiro, Sidón ó Gomorra. Estos no poseyeron luz espiritual: á ellos se le ha dado, pero la menosprecian. Estos no oyeron predicar el Evangelio: ellos lo oyen, mas no lo obedecen. Los corazones de los últimos podrían haber sido conmovidos al oír tal predicación: los de los primeros permanecen endurecidos á pesar de ella.
Pensemos con frecuencia en Corazin, Betsaida y Capernaúm! Persuadámonos de que no basta que oigamos con placer el Evangelio: es preciso que vayamos más allá y que nos arrepintamos y convirtamos verdaderamente: es preciso que nos acojamos á Jesucristo y confiemos en él. de lo contrario estaremos siempre al bordo de un abismo.

Fuente: Los Evangelios Explicados

T86 El futuro deliberativo ὁμοιώσω significa: ¿he de comparar?

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Biblia Peshitta 2006 Notas:

[22] 11.16 Arameo, sharbeta, que puede traducirse raza, familia, naciu243?n, generaciu243?n. En esta obra se tradujo raza en virtud de que los hechos han venido a confirmar que es lo que tiene más sentido, ya que los judíos son una raza que ha permanecido hasta ahora como tal, y no son sólo una generación, que pudiera entenderse como un período determinado de años o ciclo de existencia de un grupo social.

Fuente: Peshitta en Español