Biblia

Comentario de Mateo 12:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 12:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Pero él les dijo: —¿Qué hombre hay entre vosotros que tenga una oveja, que si ésta cae en un pozo en sábado, no le echará mano y la sacará?

12:11 — El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Luc 14:5 12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Jesús razona desde lo inferior (animal) a lo superior (hombre). Compárese Luc 15:4. Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. (Según Mar 3:4, Jesús agrega, “¿o hacer mal?” También Luc 6:9, “¿salvar la vida, o quitarla?” Según los fariseos era cuestión de hacerlo o no hacerlo, pero para Jesús era cuestión de hacer bien o de hacer mal y la implicación es que al no hacer bien se hace mal. Mar 3:4, “pero ellos callaban”; tuvieron miedo de decir que se puede hacer mal en el día de reposo. Sin embargo, estaban demasiado obstinados para aceptar que sería correcto sanar; por eso, callaban.

¿Es lícito sanar en el día de reposo? La verdadera controversia no fue ésta, sino la pregunta: ¿con qué autoridad resiste Jesús a los rabinos judíos y sus tradiciones? Es importante tener presente esta cuestión para entender los argumentos de Jesús. No había conflicto entre Cristo y la ley de Moisés. Cristo siempre apoyaba la ley de Moisés (Mat 5:17-20).

¿Es lícito? Obsérvese que no preguntaron «¿Es misericordioso hacerlo?» Eso no les interesaba.

Según Mar 3:3, antes de la pregunta de los judíos, Jesús había dicho al hombre afligido, «Levántate y ponte en medio». Este asunto no fue hecho en ningún rincón escondido, sino en la forma más pública en la presencia de sus detractores.

Jesús contesta su pregunta con otras preguntas: Mat 12:11, «¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?» Jesús no apela a la ley de Moisés porque ésta no estaba involucrada en la controversia. Más bien Jesús apela a la práctica común del pueblo mismo. Esta pregunta va directamente al corazón del problema: los escribas y fariseos sí tenían misericordia de los animales, pero no tenían misericordia de los hombres (Mat 23:23). Todos estuvieron de acuerdo de que era lícito aliviar el sufrimiento de un animal. Todos lo practicaban. Pero Jesús pregunta, «¿Cuánto más vale un hombre que una oveja?» Compárense Luc 13:15-17; Luc 14:5-6. Jesús creía que un hombre vale más que una oveja, pero los escribas y fariseos no estaban de acuerdo con El. Ellos no tenían misericordia de los afligidos. No amaban a los pobres y miserables (Mat 12:7; Mat 23:23). Aun los escribas y fariseos estaban dispuestos a sacar la oveja o el buey del hoyo en cualquier día de la semana, pero no tenían misericordia del hombre con la mano seca.

La religión de la persona que no tiene misericordia de otros es vana (Stg 1:27). El sábado no fue instituido para hacer al hombre menos compasivo hacia el prójimo. Mar 3:4; Luc 6:9, «¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?» Así es que la cuestión no era la de curar o no curar, sino la de hacer bien o de hacer mal en el día de reposo. Entonces, al curar Jesús en ese día ¿hizo bien o hizo mal? Dice Stg 4:17, «Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado». Hubiera sido absurdo decir, «Es lícito hacer mal o quitar la vida en los días de reposo», como bien sabían los judíos. Implica Jesús que en algunas circunstancias hay que escoger, y que el no hacer bien equivale a hacer mal.

No hay tiempo tan sagrado de que el afligido no pueda ser aliviado de su sufrimiento. Jesús hizo bien al sanar al hombre. Los escribas y fariseos hicieron mal al querer destruir a Jesús.

Es importante notar que los doctores de la ley enseñaban que era lícito aliviar el sufrimiento de alguna aflicción aguda (como en el caso de alguna emergencia), pero que no era lícito curar alguna enfermedad crónica (y, desde luego, el caso de este hombre con la mano seca no se consideraba una emergencia). La gente sincera que estuvo presente en la sinagoga en esa ocasión comprendió mejor acerca de lo que significa guardar santo el día de reposo. Aprendieron que no solamente la obra de los sacerdotes en el templo (Mat 12:5), sino también las obras de benevolencia eran lícitas en el día de reposo.

Hay un detalle adicional muy importante en Mar 3:1-35, “5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano”. Desde luego, el enojo de Jesús no era malicioso y no fue provocado por el egoísmo (como sucede en el caso de los carnales), sino que fue la expresión de una indignación santa. El enojo santo de Jesús procedió de su amor por el pobre hombre y fue provocado por la dureza de corazón de los judíos que no sentían compasión alguna por el afligido.

Desde luego, Jesús no pecó (Heb 4:15; 1Pe 2:22). Dice Pablo (Efe 4:26), «Airaos, pero no pequéis». Jesús se enojó y al mismo tiempo estuvo entristecido. Su reacción en esta ocasión fue similar a su reacción hacia los que vendían en el templo (Jua 2:13-17). «Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume». Debemos imitar a Jesús. El pecado, el error, la hipocresía, etc. deben provocarnos (enojarnos), pero debemos siempre ser espirituales y no carnales. Debemos tener el dominio propio para hablar y actuar como Jesús y no como gente mundana.

Este enojo sano fue provocado por la exagerada hipocresía de los judíos, como también por su devoción ciega a sus tradiciones. Ellos demostraron su indiferencia total hacia el hombre afligido y su fanatismo hacia sus tradiciones humanas. Es importante recordar que provocamos a Dios si rechazamos la verdad. Estamos repitiendo una verdad sencilla y obvia: los escribas y fariseos entendían perfectamente que Jesús hacía buenas obras, impartía buenas enseñanzas y que en todo sentido era bueno y verdadero, pero ellos se rebelaron obstinadamente contra esta verdad.

Los judíos se enojaron y pecaron, pero Jesús se enojó y no pecó. Su enojo no le hizo decir ni hacer nada fuera de orden. El dijo e hizo exactamente lo que debía decir y hacer. Jesús se enojó pero no odiaba a nadie. Es otro ejemplo de «la ira de Dios» contra el pecado y rebelión del hombre. Pero los judíos «se llenaron de furor» (Luc 6:11) y sí pecaron, porque su enojo era completamente carnal. Eran homicidas porque aborrecían a Jesús (1Jn 3:15), y también hicieron planes definitivos para destruirlo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Qué hombre habrá entre vosotros. Luc 13:15-17; Luc 14:5.

y si ésta cayere en un hoyo. Éxo 23:4, Éxo 23:5; Deu 22:4.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

12:11 — El les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Luc 14:5 12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Jesús razona desde lo inferior (animal) a lo superior (hombre). Compárese Luc 15:4. Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. (Según Mar 3:4, Jesús agrega, “¿o hacer mal?” También Luc 6:9, “¿salvar la vida, o quitarla?” Según los fariseos era cuestión de hacerlo o no hacerlo, pero para Jesús era cuestión de hacer bien o de hacer mal y la implicación es que al no hacer bien se hace mal. Mar 3:4, “pero ellos callaban”; tuvieron miedo de decir que se puede hacer mal en el día de reposo. Sin embargo, estaban demasiado obstinados para aceptar que sería correcto sanar; por eso, callaban.
¿Es lícito sanar en el día de reposo? La verdadera controversia no fue ésta, sino la pregunta: ¿con qué autoridad resiste Jesús a los rabinos judíos y sus tradiciones? Es importante tener presente esta cuestión para entender los argumentos de Jesús. No había conflicto entre Cristo y la ley de Moisés. Cristo siempre apoyaba la ley de Moisés (Mat 5:17-20).
¿Es lícito? Obsérvese que no preguntaron «¿Es misericordioso hacerlo?» Eso no les interesaba.
Según Mar 3:3, antes de la pregunta de los judíos, Jesús había dicho al hombre afligido, «Levántate y ponte en medio». Este asunto no fue hecho en ningún rincón escondido, sino en la forma más pública en la presencia de sus detractores.
Jesús contesta su pregunta con otras preguntas: Mat 12:11, «¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?» Jesús no apela a la ley de Moisés porque ésta no estaba involucrada en la controversia. Más bien Jesús apela a la práctica común del pueblo mismo. Esta pregunta va directamente al corazón del problema: los escribas y fariseos sí tenían misericordia de los animales, pero no tenían misericordia de los hombres (Mat 23:23). Todos estuvieron de acuerdo de que era lícito aliviar el sufrimiento de un animal. Todos lo practicaban. Pero Jesús pregunta, «¿Cuánto más vale un hombre que una oveja?» Compárense Luc 13:15-17; Luc 14:5-6. Jesús creía que un hombre vale más que una oveja, pero los escribas y fariseos no estaban de acuerdo con El. Ellos no tenían misericordia de los afligidos. No amaban a los pobres y miserables (Mat 12:7; Mat 23:23). Aun los escribas y fariseos estaban dispuestos a sacar la oveja o el buey del hoyo en cualquier día de la semana, pero no tenían misericordia del hombre con la mano seca.
La religión de la persona que no tiene misericordia de otros es vana (Stg 1:27). El sábado no fue instituido para hacer al hombre menos compasivo hacia el prójimo. Mar 3:4; Luc 6:9, «¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla?» Así es que la cuestión no era la de curar o no curar, sino la de hacer bien o de hacer mal en el día de reposo. Entonces, al curar Jesús en ese día ¿hizo bien o hizo mal? Dice Stg 4:17, «Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado». Hubiera sido absurdo decir, «Es lícito hacer mal o quitar la vida en los días de reposo», como bien sabían los judíos. Implica Jesús que en algunas circunstancias hay que escoger, y que el no hacer bien equivale a hacer mal.
No hay tiempo tan sagrado de que el afligido no pueda ser aliviado de su sufrimiento. Jesús hizo bien al sanar al hombre. Los escribas y fariseos hicieron mal al querer destruir a Jesús.
Es importante notar que los doctores de la ley enseñaban que era lícito aliviar el sufrimiento de alguna aflicción aguda (como en el caso de alguna emergencia), pero que no era lícito curar alguna enfermedad crónica (y, desde luego, el caso de este hombre con la mano seca no se consideraba una emergencia). La gente sincera que estuvo presente en la sinagoga en esa ocasión comprendió mejor acerca de lo que significa guardar santo el día de reposo. Aprendieron que no solamente la obra de los sacerdotes en el templo (Mat 12:5), sino también las obras de benevolencia eran lícitas en el día de reposo.
Hay un detalle adicional muy importante en Mar 3:1-35, “5 Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano”. Desde luego, el enojo de Jesús no era malicioso y no fue provocado por el egoísmo (como sucede en el caso de los carnales), sino que fue la expresión de una indignación santa. El enojo santo de Jesús procedió de su amor por el pobre hombre y fue provocado por la dureza de corazón de los judíos que no sentían compasión alguna por el afligido.
Desde luego, Jesús no pecó (Heb 4:15; 1Pe 2:22). Dice Pablo (Efe 4:26), «Airaos, pero no pequéis». Jesús se enojó y al mismo tiempo estuvo entristecido. Su reacción en esta ocasión fue similar a su reacción hacia los que vendían en el templo (Jua 2:13-17). «Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me consume». Debemos imitar a Jesús. El pecado, el error, la hipocresía, etc. deben provocarnos (enojarnos), pero debemos siempre ser espirituales y no carnales. Debemos tener el dominio propio para hablar y actuar como Jesús y no como gente mundana.
Este enojo sano fue provocado por la exagerada hipocresía de los judíos, como también por su devoción ciega a sus tradiciones. Ellos demostraron su indiferencia total hacia el hombre afligido y su fanatismo hacia sus tradiciones humanas. Es importante recordar que provocamos a Dios si rechazamos la verdad. Estamos repitiendo una verdad sencilla y obvia: los escribas y fariseos entendían perfectamente que Jesús hacía buenas obras, impartía buenas enseñanzas y que en todo sentido era bueno y verdadero, pero ellos se rebelaron obstinadamente contra esta verdad.
Los judíos se enojaron y pecaron, pero Jesús se enojó y no pecó. Su enojo no le hizo decir ni hacer nada fuera de orden. El dijo e hizo exactamente lo que debía decir y hacer. Jesús se enojó pero no odiaba a nadie. Es otro ejemplo de «la ira de Dios» contra el pecado y rebelión del hombre. Pero los judíos «se llenaron de furor» (Luc 6:11) y sí pecaron, porque su enojo era completamente carnal. Eran homicidas porque aborrecían a Jesús (1Jn 3:15), y también hicieron planes definitivos para destruirlo.

Fuente: Notas Reeves-Partain

REFERENCIAS CRUZADAS

q 546 Éxo 21:33

r 547 Éxo 23:4; Deu 22:4; Luc 14:5

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

11 (a) Deu_22:4 ; Luc_14:5

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

sábados…Luc 14:5.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

Lit. sábados.

12.11 g Luc 14:5.

Fuente: La Biblia Textual III Edición