Les presentó otra parábola diciendo: “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo.
13:24 — Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero. La explicación:Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
les refirió otra parábola. Mat 21:33; Jue 14:12, Jue 14:13; Isa 28:10, Isa 28:13; Eze 17:2.
El reino de los cielos. Mat 13:33, Mat 13:44, Mat 13:45, Mat 13:47; Mat 3:2; Mat 20:1; Mat 22:2; Mat 25:1; Mar 4:30; Luc 13:18, Luc 13:20.
buena semilla. Mat 13:19, Mat 13:37; Mat 4:23; Col 1:5; 1Pe 1:23.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
el reino de los cielos es semejante esta frase introduce una nueva verdad en cuanto a la venida del Reino. La fórmula introductora no quiere decir que el Reino es exactamente identificado con un hombre, o una semilla de mostaza (v. Mat 13:31), o la levadura (v. Mat 13:33). Esta simplemente quiere decir que en la historia se encuentra alguna verdad en cuanto al Reino. Una parábola era primeramente entregada para enseñar un punto, no para ser tomada aparte y encontrar lo que quieren decir todos sus detalles.
PERSPECTIVA
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La lluvia y la cosecha
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Las parábolas de Jesús enseñaban verdades espirituales a través de ilustraciones prácticas, como la siembra de la semilla. En la antigua Israel el surco no era profundo, y se podía hacer antes o después de esparcir la semilla. La lluvia era irregular y a menudo inadecuada. El éxito del crecimiento en un terreno particular no podía ser pronosticado, y por esa razón una buena cosecha era muy apreciada (Mat 13:8).
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
BUENA SEMILLA… CIZAÑA. La parábola de la cizaña hace hincapié en que Satanás sembrará junto a los que siembran la Palabra de Dios. El «campo» representa el mundo, y la «buena semilla», a los fieles del reino (v. Mat 13:38).
(1) El evangelio y los verdaderos creyentes serán plantados por todo el mundo (v. Mat 13:38). Satanás también plantará a sus seguidores, «los hijos del malo» (v. Mat 13:38), entre el pueblo de Dios para oponerse a la verdad de Dios (vv. Mat 13:25; Mat 13:38-39).
(2) La tarea principal de los emisarios de Satanás dentro del reino visible del cielo será socavar la autoridad de la Palabra de Dios (véase Gén 3:4) y promover la injusticia y la falsa doctrina (cf. Hch 20:29-30; 2Ts 2:7; 2Ts 2:12). Más tarde Cristo predijo un gran engaño entre su pueblo debido a esos supuestos creyentes que en realidad son falsos maestros (véanse Mat 24:11, nota, y el ARTÍCULO LA GRAN TRIBULACIÓN, P. 1328. [Mat 24:21]).
(3) La coexistencia del pueblo de Satanás con el de Dios terminará cuando finalmente Dios destruya a todos los malvados al fin del mundo (vv. Mat 13:38-43). En cuanto a las otras parábolas que ponen énfasis en la mezcla de los creyentes con los incrédulos, véanse Mat 22:11-14; Mat 25:1-30; Luc 18:10-14; y el ARTÍCULO EL MENSAJE DE CRISTO A LAS SIETE IGLESIAS, P. 1858. [Apo 1:19-20]).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
13:24 — Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. 26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27 Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? 28 El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29 El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo 30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
La explicación:
13:36 — Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37 Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. 38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39 El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40 De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. 41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.. 43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oir, oiga.
¿Cuál es la lección principal de esta parábola ? Enseña que habrá separación completa de los buenos y los malos solamente en el fin del mundo. Trata de la coexistencia del bien y del mal en este mundo. Los judíos esperaban la venida de un Mesías revolucionario que de una vez acabaría con los enemigos de ellos. Esta parábola refuta esa idea errónea.
No trata de la disciplina en la iglesia. Este texto se ha empleado mal para refutar la práctica de disciplina en la iglesia. Tal explicación contradice varios textos claros sobre la necesidad de la disciplina en la iglesia. Este texto no tiene nada que ver con ese tema. «El reino de los cielos es semejante»; es decir, esta parábola ilustra un aspecto del reino, el aspecto del juicio de Dios sobre los malos.
La parábola y su explicación (Jesús mismo la explica). (1) El sembrador es el Hijo del Hombre (v 37). (2) La buena semilla en esta parábola no es la palabra de Dios como en la parábola anterior (véase Mar 4:14; Luc 8:11), sino «son los hijos del reino» (v 38). (3) El campo es el mundo (v 38). Obsérvese que el campo no es la iglesia, sino el mundo. Es necesario dejar que Jesús mismo explique esta parábola. (4) La cizaña son los hijos del malo (maligno) (v 38). (5) Los siervos, v 27, no son los hijos del reino. No son los ancianos de la iglesia. En esta parábola los siervos son los que pudieran hacer — si fuera la voluntad de Dios — lo que harán los ángeles en el fin del mundo, a saber, separar los malos de los buenos. (6) El enemigo que siembra la cizaña es el diablo. Según la Biblia el diablo (Satanás) existe. Es una realidad. Es el verdadero enemigo de Dios y de toda justicia. Es el padre de la mentira. Su propósito es destruir el alma del hombre. Al hablar del diablo mucha gente habla en broma, pero Jesús habló de él con toda seriedad. (7) La siega es el fin del siglo (mundo), v 39. La siega — la separación de los malos y los buenos — no se puede llevar a cabo ahora. ¿Quién sería adecuado para esta gran tarea? Los hombres juzgan por apariencias (1Sa 16:6-7). (8) Los segadores son los ángeles. Los hombres no son capaces de hacerlo, ni ahora ni en el día final.
El «reino» (en esta parábola) equivale al «mundo». No se refiere a la iglesia, sino como Jesús dice claramente, se refiere al mundo.
En un sentido la iglesia sí es el reino. En muchos textos las palabras «iglesia» y «reino» se usan intercambiablemente, como, por ejemplo, en Mat 16:18-19. (1) Tienen la misma cabeza. El Rey del reino (Apo 19:16) es la Cabeza de la iglesia (Efe 1:22-23). (2) Los requisitos de entrada iguales. Jua 3:5 nos dice cómo entrar en el reino. El agua de este texto es el bautismo 1Co 12:13 dice que somos bautizados en el cuerpo que es la iglesia. (3) La cena del Señor está en la iglesia (1Co 11:23-27) y esta misma mesa (1 Corintios 10:21) está en el reino (Luc 22:30).
La casa de Dios, profetizada en 2Sa 7:13-14; Isaías 2:2-4, etc. es el reino de Cristo (la iglesia de Cristo) (1 Timoteo 3:15). Dios no tiene dos casas espirituales.
Pero su reino en sentido absoluto es mundial. Por lo tanto, en esta parábola la palabra «reino» no se refiere a la iglesia, sino al reino mundial de Dios, su reinado sobre el universo entero. Debemos orar por los gobiernos (1Ti 2:1-4) porque Dios tiene todo poder sobre todos los reinos del mundo. Su «reino» o reinado en este texto se ilustra en Lucas 19:14,27; Mat 28:18; Efe 1:20-23, etc.
— ¿Dejad crecer malos y buenos en la iglesia? De ninguna manera. Esta parábola no habla de la disciplina de la iglesia porque el tema de esta parábola no es lo que pasa en la iglesia sino en el mundo. Si esta parábola enseñara el no practicar la disciplina en la iglesia habría contradicción entre este texto y los siguientes textos: Mat 18:15-17; Rom 16:17; 1Co 5:1-13; 2Ts 3:6; 2Ts 3:14; y Tit 3:10. Jesús no habla del mal en la iglesia, sino del mal en el mundo entero. Habrá malos y maldad hasta el fin. La lección central de esta parábola es la siguiente: hasta el fin del mundo habrá malos hombres y toda clase de maldad. La venida del Mesías no cambió eso. Los judíos creían que su Mesías traería perfecta paz a los judíos y una completa victoria sobre sus enemigos. Su ilusión era sentarse cada uno de ellos bajo su propia higuera y ser servido por los gentiles. Esperaban un verdadero paraíso aquí en la tierra. Pero muy al contrario, los seguidores de Jesús (el verdadero Mesías) siempre han sido perseguidos (Mat 5:10-12). Siempre ha habido falsos maestros (Mat 7:15-20). Desde que Jesús vino ha habido engaño, violencia, hipocresía y toda clase de maldad en el mundo. Cristo tiene toda potestad, y el evangelio es el poder de Dios para salvación, pero Jesús nunca dijo que su evangelio y su reino espiritual (su iglesia) acabaría con la maldad en este mundo.
Jesús no trajo revolución en sentido político. No vino con armas carnales (2Co 10:3-5). Su evangelio y su reino han tenido mucho impacto sobre el mundo, pero obra como luz, como sal, y como buena levadura.
Los «testigos» del Atalaya tienen más o menos el mismo sueño ahora que los judíos tenían. Creen que la tierra será un paraíso para ellos después del «Armagedón». Todos los milenarios (los que creen en un reino de mil años aquí en la tierra) comparten este sueño. Hay variaciones de esta teoría, pero básicamente la esperanza de todos los milenarios es la misma, a saber, otro huerto de Edén aquí en la tierra (el paraíso restaurado). La teoría queda refutada por la parábola de la cizaña. Jesús dice claramente que hasta el fin del mundo habrá malos entre buenos aquí en el mundo. Nunca habrá aquí en la tierra ninguna especie de paraíso.
Debemos apreciar y nunca olvidar que esta parábola demuestra la gran bondad de Dios. Recordemos tales textos como Rom 2:4; 1Ti 2:4; 2Pe 3:9 que hablan de su bondad y su paciencia en darnos múltiples oportunidades para arrepentirnos y prepararnos para el juicio final. Especialmente 2Pe 3:15, «Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación»; es decir, su paciencia en no acabar con el mundo (v 9-12) es para darnos más tiempo para arrepentirse y prepararnos para nuestro encuentro con Dios en el día final. Si los malos deberían sacarse del mundo, ¿cuántos de nosotros estaríamos todavía aquí?
Recogerán de su reino — (es decir, de la completa familia humana sobre la cual Cristo tiene toda potestad, Mat 28:18) «a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad». Es importante observar que el campo en el cual la semilla fue sembrada equivale al reino del cual los malos son sacados. El sembrador no puede sembrar en un lugar y luego recoger en otro lugar. El campo (que es el mundo) equivale al reino en esta parábola. Compárese Luc 19:12; Luc 19:14; Luc 19:27. En esta parábola vemos que los súbditos del Señor no son únicamente los que le sirvieron voluntariamente, sino los otros que no querían que él reinara sobre ellos; es decir, el reino de éste consistió tanto de malos como de buenos.
El castigo de los malos se describe así: «y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes» (véanse 2 Tesalonicenses 1:7-10; Apo 20:11-15; Apo 21:8).
La bendición de los justos se describe así: «Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre». ¿Somos «hijos del reino» o «hijos del maligno»? En aquél día final ¿seremos castigados en el horno de fuego o resplandeceremos como el sol en el reino del Padre?
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA OBRA DEL ENEMIGO
Mateo 13:24-30, 36-43
Jesús les contó otra parábola:
-El Reino del Cielo es como un hombre que sembró su campo de buena semilla; pero mientras dormían sus hombres llegó un enemigo suyo y sembró cizaña entre el trigo y se marchó.
»Cuando el trigo empezó a granar, salió también la cizaña. Los siervos fueron al amo de la finca y le dijeron:
-Señor, ¿es que no sembramos tu campo de buena semilla? ¿Pues de dónde ha salido la cizaña?
-Esto es obra de un enemigo -les contestó.
-¿Quieres que nos pongamos a recoger la cizaña? -le preguntaron. Y él les contestó:
No; porque si recogéis la cizaña hay peligro de que también arranquéis el trigo al mismo tiempo. Dejad que crezcan juntos hasta el tiempo de la siega; y entonces ya les diré yo a los segadores: «Recoged primero no cizaña, y atadla en manojos para quemarla. Pero el trigo lo lleváis a mi granero. «»
Después de despedir a la gente, Jesús se retiró a la casa; y los discípulos se Le acercaron y Le pidieron:
-Explícanos la parábola de la cizaña del campo.
-El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre -les contestó Jesús-. EL campo es el mundo; la buena semilla representa a los hijos del Reino, y la cizaña son los hijos del maligno. El enemigo que los siembra es el diablo. La cosecha es el fin de esta era, y los segadores son los ángeles. De la manera que se recoge la cizaña para prenderle fuego, así sucederá al fin de esta era: El Hijo del Hombre mandará a Sus ángeles a recoger todos los que causan tropiezo y los que obran injustamente, los sacarán del Reino y los echarán al horno de fuego. Entonces vendrá el lloro y el crujir de dientes. Pero los íntegros resplandecerán como el Sol en el Reino de su Padre. El que tenga entendederas, que se entere.
Los detalles de esta parábola le resultarían claros y familiares a la audiencia de Palestina. La cizaña es una de las plagas que el campesino tiene que estar combatiendo constantemente en este clima. «Se cría espontáneamente en los sembrados y la harina de su semilla es venenosa» (D R.A E.). Al principio se parece tanto al trigo que es imposible distinguirlos. Cuando echan espiga se los distingue perfectamente, pero para entonces ya se han enredado las raíces de forma que no se puede arrancar la una sin dañar el otro.
Thomson, en La Tierra y el Libro, nos cuenta que vio la cizaña en el Wady Haman: «El grano está en el momento ideal de su desarrollo para ilustrar la parábola. Cuando el trigo o la cebada ya están granados, la cizaña también, y cualquier niño notaría la diferencia; pero antes, hasta cuando se observan con cuidado se puede uno confundir. Yo no podría distinguirlos con absoluta seguridad. Hasta los campesinos, que escardan los campos regularmente en esta tierra, no intentan separarlos al principio. No solo es que los confundirían; sino que, como las raíces están entremezcladas, sería imposible separarlos sin dañar lo bueno con lo malo. Hay que dejarlos crecer al mismo tiempo hasta el tiempo de la siega.»
La cizaña se parece tanto al trigo que los judíos la llaman trigo bastardo. Se llama en hebreo zúnim, que viene, como cizaña en español, del griego zizánion, plural zizánia. Se dice que zúnim viene de la raíz zaná, que quiere decir fornicar; y cuenta la leyenda que la cizaña se originó en el tiempo de maldad que precedió al Diluvio, porque entonces toda la creación, seres humanos, animales y plantas, se descarriaron y cometieron fornicación y produjeron descendientes contra la naturaleza. En sus primeras etapas, el trigo y la cizaña se parecen tanto que la idea popular era que la cizaña era trigo que se había corrompido.
El trigo y la cizaña no se pueden separar fácilmente cuando están creciendo; pero al final hay que separarlos, porque el grano de la cizaña es ligeramente venenoso. Causa mareos y náuseas, y tiene efectos narcóticos, y hasta en pequeñas cantidades tiene un sabor amargo y desagradable. Por último hay que separarlos a mano. Levison describe el proceso: «Se suelen emplear mujeres para quitar los granos de cizaña del trigo que se va a moler… Por lo general, la separación se hace después de la trilla. Se extiende el grano en grandes bandejas que se ponen delante de las mujeres para que puedan separar la cizaña, que tiene un tamaño y una forma semejante al trigo, pero se distingue por su color pizarra.»
Así que en sus primeras etapas de crecimiento la cizaña no se puede distinguir del trigo, y al final tiene que separarse so pena de graves consecuencias.
La escena de un hombre sembrando cizaña aposta en el campo de otro no es solo figurada. Sucedía a veces. Hasta el día de hoy, una de las amenazas más horrendas que se pueden dirigir a un enemigo en la India es: «¡Te voy a sembrar mala semilla en tu campo!» Y en el derecho romano codificado se prohíbe este crimen y se establece su castigo.
Todas las escenas de esta parábola les eran familiares a las gentes de Galilea que la oyeron por primera vez.
LA HORA DEL JUICIO
Mateo 13:24-30, 36-43 (conclusión)
Bien se puede decir que, por su enseñanza, esta es una de las parábolas más prácticas que contó Jesús.
(i) Nos enseña que hay siempre un poder hostil en el mundo, buscando y esperando destruir la buena semilla. Sabemos por experiencia que ambas influencias actúan en nuestra vida: la influencia que ayuda a florecer y producir la semilla de la Palabra, y la influencia que trata de destruir la buena semilla antes que pueda llegar a producir fruto. La lección es que debemos estar siempre en guardia.
(ii) Nos enseña lo difícil que es distinguir entre los que están en el Reino y los que no. Una persona puede parecer buena y ser de hecho mala; y otra, parecer mala, y sin embargo ser buena. Nos damos demasiada prisa a clasificar a las personas y ponerles la etiqueta de buena o mala sin conocer todos los Hechos.
(iii) Nos enseña a no precipitarnos en nuestros juicios. Si hubiera sido por los segadores, habrían tratado de arrancar la cizaña arrancando también el trigo. El juicio tenía que esperar a que llegara la siega. Cada persona será juzgada, no por una sola acción o etapa de su vida, sino por toda su vida. El juicio no se puede hacer hasta el final. Puede que una persona cometa una equivocación terrible, y luego se redima a sí misma y, por la gracia de Dios, expiarla viviendo dignamente el resto de su vida. Y una persona puede que viva honorablemente, y al final lo arruine todo con un colapso repentino en el pecado. Nadie que vea sólo una parte de una cosa puede juzgarla en su conjunto; ni nadie que no conozca a una persona nada más que en parte puede juzgarla en su totalidad.
(iv) Nos enseña que el juicio llega al final. No es precipitado, pero llega irremisiblemente. Puede que, humanamente hablando, el pecador parezca escapar las consecuencias en esta vida, pero hay otra vida por venir. Puede que, humanamente hablando, la bondad no parezca recibir nunca su recompensa, pero hay un mundo nuevo en el que se ajustarán los ejercicios del viejo.
(v) Nos enseña que el único que tiene derecho a juzgar es Dios. Dios es el único que puede discernir entre el mal y el bien, el único que ve la totalidad de la persona y su vida. Dios es el único que puede juzgar.
Así que, esta parábola contiene dos advertencias: una es que no debemos juzgar a nadie, y la otra es que, al final, vendrá el juicio de Dios.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— el reino de los cielos: Ver nota a Mat 3:2.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La parábola de la cizaña (y la explicación). Con frecuencia es difícil discernir la división entre verdaderos discípulos y otros, como ya lo ha aclarado 7:15-27. Esta parábola nos advierte que la prueba final no son las apariencias presentes, sino en el juicio final. Hasta esa fecha, los discípulos deben tener paciencia y no esperar colocar a todos en nítidos compartimientos. La iglesia aquí siempre será una comunidad mezclada.
En la explicación de los vv. 36-43 el enfoque está particularmente en aquella división del juicio final y en los destinos de los inicuos, contrastados con los justos. Sean cuales fueren las ambigüedades en esta vida, al fin del mundo no habrá incertidumbre.
Notas. 25 La cizaña tiene un aspecto muy similar al trigo en sus primeras etapas de crecimiento; después están tan estrechamente mezclados que no puede separarse sin dañar al trigo. 41 Al referirse al reino del Hijo del Hombre, Jesús, por inferencia, estaba reclamando algo extraordinario acerca de su propia autoridad (cf. 16:28; 19:28; 25:31-46).
31-35 Más parábolas de crecimiento (ver Mar. 4:30-34; Luc. 13:18-21). Ambas parábolas, la del grano de mostaza y la de la levadura, son de pequeños comienzos. El grano de mostaza, proverbialmente, era algo diminuto (cf. 17:20), sin embargo, la planta madura podría alcanzar hasta 3 m. Un puñado de levadura podía leudar una gran cantidad de harina (lit. “tres medidas”, ¡suficiente para hacer pan para 100 personas!). Así que la obra de Dios, el reino de los cielos, puede parecer poco impresionante al principio, pero las apariencias pueden engañar, y al fin de todo nadie podrá ignorarla. Entretanto los discípulos deben ser pacientes. Las valorizaciones humanas yerran el blanco; lo pequeño se hace grande cuando Dios hace la obra.
El v. 34 refuerza la enseñanza de los vv. 10-17 acerca del uso que Jesús hacía de las parábolas, y en el v. 35 Mateo ofrece otra fórmula-cita, esta vez sacada de un Salmo (78:2), para mostrar cómo con este método de enseñanza Jesús también estaba cumpliendo un modelo dado en el AT.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
b 627 Mar 4:26
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
24 (1) En esta segunda parábola, el Señor comenzó diciendo: «El reino de los cielos es (o, ha venido a ser) semejante a… » porque el reino de los cielos comenzó a establecerse cuando esta parábola comenzó a cumplirse, esto es, en el día de Pentecostés, cuando la iglesia fue edificada (16:18-19). Desde aquel momento, después de que la iglesia fue fundada, la cizaña, o sea los creyentes falsos, fue sembrada entre el trigo, los creyentes verdaderos, formando así la apariencia del reino de los cielos.
24 (a) Mat_13:31 , Mat_13:33 , Mat_13:44 , Mat_13:45 , Mat_13:47 ; Mat_3:2
24 (b) Mat_13:37
24 (c) Mat_13:38
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
La parábola del trigo y de la cizaña (De propósito se ha diferido para otra parte de esta obra la consideración de las otras parábolas que el pasaje contiene.) tiene señalada importancia en nuestros días, por cuanto tiende á rectificar las extravagantes esperanzas que se forman muchos cristianos con referencia al éxito de las misiones en el exterior y de la predicación del Evangelio en el interior.
He aquí lo que en ella se nos enseña.
1. Que el bien y el mal se encontrarán siempre juntos en la iglesia visible hasta el fin del mundo.
La iglesia visible es un cuerpo mixto; es una vasta campiña en la cual el trigo y la cizaña crecen á la vez. En toda congregación cristiana hay creyentes é incrédulos, convertidos é impenitentes, «hijos del reino» é hijos del maligno.
La predicación más pura y evangélica no puede impedir que esto suceda. En todos los siglos de la iglesia ha sido lo mismo. Así fue en tiempo de los reformadores; y así es en la época que atravesamos. Jamás ha existido una iglesia visible que se haya compuesto exclusivamente de trigo. El maligno, ese grande enemigo de las almas, no ha dejado nunca de sembrar cizaña.
Tampoco es posible prevenirlo por la disciplina más estricta y prudente. Por mucho que se haga por purificar la iglesia, jamás habrá congregaciones perfectas en cuanto á su religiosidad. La cizaña crece siempre en medio del trigo; muchos hipócritas é impostores se mezclan en las filas de los verdaderos cristianos. Y lo peor es que, si al hacer esfuerzos por purificar la iglesia se emplea demasiada rigidez, se puede causar más perjuicio que provecho; pues hay riesgo de favorecer á muchos Judas Iscariotes y desanimar á muchos cristianos tímidos. En el empeño de arrancar la cizaña se corre el peligro de desarraigar también el trigo. Además, como muy bien dijo Agustín, «Los que hoy son cizaña mañana pueden ser trigo.
Si los escépticos nos atacan con el argumento sarcástico de que el Cristianismo no puede ser la religión verdadera, porque hay muchos cristianos falsos, recordemos esta parábola y no nos alteremos. Digámosles que el hecho del cual ellos hacen irrisión no nos sorprende, pues ya habíamos sido prevenidos por nuestro Maestro respecto de él ochocientos años ha.
2. Que al fin del mundo tendrá lugar la separación de los miembros verdaderos de la iglesia visible de les falsos.
La presente amalgama no va á durar para siempre. El trigo y la cizaña serán al fin apartados. Nuestro Señor Jesucristo enviará sus ángeles el día de su segundo advenimiento, y la muchedumbre de los que hubieren profesado el Cristianismo será dividida en dos grandes cuerpos. Esos esplendentes segadores no cometerán yerro alguno, mas juzgarán con infalible acierto quiénes son los justos y quiénes los réprobos, y darán á cada uno el puesto que le corresponde: los fieles siervos de Cristo recibirán honor, gloria y vida eterna. Los malos, los mundanos y los no convertidos serán arrojados en el fuego y recibirán una condenación eterna.
Que los malos tiemblen al leer esta parábola: En ella encontrarán su propia é indefectible sentencia, á menos que se arrepientan. Que reflexionen que si siguen separados de Dios están labrando su propia desgracia, y serán al fin recogidos como los manojos de cizaña y arrojados al fuego. Importa no tener ideas erradas de la longanimidad de Dios.
Que el verdadero creyente se consuele al leer esta parábola. Ese grande y terrible día del Señor será para él un día de felicidad. La voz del arcángel y el sonido de la trompeta no lo llenarán de espanto. Lo llamarán á que se afilie en lo que por mucho tiempo ha deseado ver: una iglesia perfecta, una perfecta comunión de los santos. ¡Cuan majestuoso no se presentará el cuerpo de los creyentes una vez que hayan sido separados de los malos! ¡Cuan bello no se verá el trigo en el granero de Dios, cuando haya sido separado de la cizaña! ¡Con cuánta brillantez no resplandecerá la gracia cuando ya no la empañe el contacto con los irreligiosos! «Cuando se manifestare Cristo, que es vuestra vida, entonces vosotros también seréis manifestados con él en siglo. Col 3:4.
Fuente: Los Evangelios Explicados
T179 La frase prepositiva ἐν τῷ ἀγρῷ tiene artículo porque se refiere a un campo definido.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., fue comparado con