Comentario de Mateo 13:31 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Les presentó otra parábola diciendo: “El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza que un hombre tomó y sembró en su campo.
otr parábola les refirió. Mat 13:24; Luc 19:11; Luc 20:9.
El reino de los cielos. Mar 4:30-32; Luc 13:18, Luc 13:19.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza: La parábola del trigo y la cizaña (vv. Mat 13:24-30) revela que el Reino de los cielos será precedido por un tiempo en el cual coexisten el bien y el mal. La parábola de la semilla de mostaza afirma que durante ese período de tiempo, el número de personas que heredará el Reino será muy pequeño al principio. Pero aun cuando comienza como la más pequeña de las semillas, el núcleo crecerá completamente fuera de proporción respecto de su tamaño inicial.
las aves del cielo no representan la maldad como en la parábola del sembrador (vv. Mat 13:4, Mat 13:19). En el AT. un árbol suficientemente grande para soportar los nidos de las aves era considerado próspero y saludable (Sal 104:12; Eze 17:23; Eze 31:6; Dan 4:12, Dan 4:21). El Reino, aun cuando tenga sólo un pequeño número de personas en el comienzo, con el tiempo será más grande y próspero.
PERSPECTIVA
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Cincuenta libras de harina
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Cuando Jesús contó la parábola de la levadura (Mat 13:33), hilaridad pudo haber hecho presa de la multitud de mujeres que estaban escuchando. «Se ve que nada sabe sobre cocina», se pudieron haber reído, o tal vez Jesús estaba bromeando.
Las mujeres judías no usaban levadura fresca cada día para leudar su masa de cebada o de trigo; usaban un pequeño trozo de masa leudada del día anterior. De cualquier modo, tres medidas de harina era una enorme cantidad cercana a cincuenta libras (unos 22 kg). ¿Cómo podría esa tremenda cantidad de harina ser leudada por la cantidad usual de levadura?
La parábola de Jesús y su lección debe de haberse recordado cada vez que las mujeres amasaban el pan. Cincuenta libras de harina leudada por una pequeña cantidad de levadura, el Reino de Dios llevado adelante por un pequeño número de fieles.
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Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
GRANO DE MOSTAZA. Véase Luc 13:19, nota.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
EL COMIENZO MODESTO
Mateo 13:31-32
Jesús les propuso otra parábola:
-EL Reino del Cielo es como un granito de mostaza, que va uno y lo siembra en su campo. Es verdad que es la más pequeña de las semillas; pero cuando se desarrolla es la mayor de las hortalizas, hasta tal punto de que se hace un árbol, y los pájaros vienen a anidar en sus ramas.
La planta de la mostaza que se da en Palestina es muy diferente de la de otros países, pero igual que la de la Península Ibérica. Estrictamente hablando, no es la más pequeña de las semillas, porque aún es más pequeña la del ciprés, por ejemplo; pero era proverbial por su pequeñez en el Oriente, como sucede con el comino en español. Por ejemplo: los judíos hablaban de una gota de sangre tan pequeña como un granito de mostaza; o, refiriéndose a un punto minúsculo de la ley ceremonial dirían que era una trasgresión tan pequeña como un grano de mostaza; y el mismo Jesús usó esta expresión refiriéndose a la más mínima expresión de la fe (Mt 17:20 ).
En Palestina, la planta de la mostaza llegaba a ser casi como un árbol. Thomson dice en La Tierra y el Libro: «He visto esta planta tan alta como un caballo con su jinete en la fértil llanura de Akkar.» Y también: «Con la ayuda de mi guía arranqué una planta de mostaza auténtica que tenía más de tres metros de altura.» No se exagera en esta parábola.
Además, era corriente ver una grey de pájaros revoloteando en torno a un arbusto de mostaza, porque les encantan los granitos negros que produce, y se posan en sus ramas para comerlos.
Jesús dijo que Su Reino era como un granito de mostaza, que se hace como un árbol cuando crece. La lección estaba más clara que el agua. El Reino del Cielo parte del comienzo más humilde, pero nadie sabe dónde terminará. En el lenguaje oriental, y también en el del Antiguo Testamento, una de las figuras más corrientes de un gran imperio es la de un árbol frondoso, y las naciones vasallas se representan como los pajarillos que encuentran cobijo y descanso entre sus ramas Ez 31:6 ). Esta parábola nos enseña que el Reino del Cielo empieza muy pequeñito, pero llegará el momento cuando reúna en su seno muchas naciones.
La Historia nos confronta con el hecho de que las cosas más grandes siempre tienen que empezar por los principios más humildes.
(ii) Una idea que puede cambiar una civilización empieza en una persona. En el Imperio Británico fue William Wilberforce el que inició el proceso de la liberación de los esclavos. Le vino la idea leyendo una exposición del comercio de esclavos de Thomas Clarkson. Era amigo de Pitt, que era entonces primer ministro; y un día estaba charlando con él y con George Grenville en el jardín de Pitt en Holwood. Tenían una vista muy hermosa, con el valle de Keston enfrente; pero los pensamientos de Wilberforce discurrían por un paisaje muy desagradable. De pronto Pitt se volvió hacia él y le dijo: » Wilberforce, ¿por qué no haces una propuesta sobre el tráfico de esclavos?» Se sembró una idea en la mente de un hombre, y esa idea cambió la vida de centenares de miles de personas. Una idea tiene que encontrar una persona dispuesta a dejarse poseer por ella; y, cuando la encuentra, empieza a avanzar una marea incontenible.
(ii) Un testimonio tiene que empezar por una persona. Cecil Northcott cuenta en uno de sus libros que hubo una reunión de jóvenes de muchos países paró estudiar cómo se podía extender el Evangelio. Hablaron de propaganda, de literatura… en fin: de todos los medios al uso en el siglo XX. Entonces habló una chica de África: «Cuando queremos llevar la fe cristiana a una de nuestras aldeas, no les mandamos libros. Escogemos una familia cristiana, y la enviamos allí, y hacen que sea una aldea cristiana viviendo en ella.» En un grupo, o en una sociedad, o escuela, o fábrica, o tienda, u oficina, una y otra vez es el testimonio de una persona lo que lleva el Cristianismo. Es esa persona que brilla con el fuego de Cristo la que inflama a todas las demás.
(iii) Una reforma empieza por una persona. Una de las grandes historias de la Iglesia Cristiana es la de Telémaco. Era un ermitaño en el desierto, pero algo le dijo -la llamada de Dios- que tenía que ir a Roma. Y fue. Roma ya era nominalmente cristiana; pero hasta en la cristiana Roma seguía habiendo luchas de gladiadores a muerte, y multitudes que rugían de sed de sangre. Telémaco se dirigió a los juegos: ochenta mil personas los estaban contemplando. Se horrorizó. ¿No eran hijos de Dios esos que se mataban? Saltó de su asiento a la arena, y se colocó entre los gladiadores. Le apartaron de un empellón. Volvió. La multitud se enfureció: se pusieron a apedrearle. Él siguió luchando por colocarse entre los gladiadores. El prefecto dio la orden. Una espada resplandeció al sol. Telémaco cayó muerto. Inmediatamente la multitud dejó de gritar. Se dio cuenta de pronto de lo que había sucedido: un hombre santo yacía muerto. Algo sucedió aquel día en Roma, porque ya no volvió a haber peleas de gladiadores. Con su muerte, un solo hombre había puesto en movimiento algo que iba a limpiar el Imperio Romano de una de sus lacras. » El monje Telémaco, que se interpone en la arena del circo entre los combatientes y consigue con su sacrificio la proscripción de los juegos de los gladiadores; el eclesiástico que da asilo en el templo al perseguido por la venganza, o a la presunta víctima de error judicial; Francisco de Asís con sus frailes menores, prontos a todo servicio humanitario, sin miras a la recompensa; Bartolomé de las Casas, procurando librar a sus indios de la opresión y la crueldad; Concepción Arenal y Juan Howard, mitigando la suerte de los presos; Josefina Butler, abogando la causa de las mujeres desgraciadas; Lincoln, libertando a los esclavos; el padre Damián, consagrando su vida a los leprosos, todos estos, y muchos más, han buscado el Reino de Dios y aquella pura justicia que le es propia, y han ensanchado los dominios donde la voluntad divina se cumple, si no como en el Cielo, mejor que se cumplía antes. Si no nos está reservado hacer obra tan grande como la de estos héroes, no faltarán a nuestra alrededor cositas pequeñas en las cuales nuestro esfuerzo pueda introducir algo del espíritu y atmósfera del Reino de Dios» (Adolfo Araujo, Cristianidad, pág. 105)
1 Escuchad, Jesús nos dice: – ¿Quiénes van a trabajar? Campos blancos hoy aguardan – que los vayan a segar. Él nos llama cariñoso, – nos constriñe con Su amor.
¿Quién responde a Su llamada: -Heme aquí, yo iré, Señor?
2 Si por tierras y por mares – no pudieres transitar, tu vecino está a tu puerta – a quien puedes auxiliar. Si careces de riquezas, – de lo que tuvieres da: si por el Señor lo dieres, – Él te recompensará.
3 Si cual inspirado apóstol – no te es dado predicar, bien decir a todos puedes – cuánto supo Cristo aMarcos Si el peligro no lograres – que comprenda el pecador, puedes conducirle niños – al divino Salvador.
(Daniel March – traductor: Thomas M. Westrup).
Una reforma tiene que empezar en algún sitio. Puede que no sea en una nación, sino en un hogar o en un trabajo; pero una vez que empiece nadie podrá saber hasta dónde llegará.
(iv) Esta fue una de las parábolas más personales de todas las de Jesús. Algunas veces Sus discípulos tienen que haber estado desanimados. Su compañía era tan reducida, y el mundo tan extenso. ¿Cómo podrían llegar a ganarlo y cambiarlo? Sin embargo, una fuerza invencible había entrado en el mundo con Jesús. Hugh Martin cita lo -que dijo H. G. Wells: » La Suya es con mucho la Figura dominante de la Historia… Cualquier historiador sin anteojeras teológicas tiene que darse cuenta de que no puede representar el progreso de la humanidad sin darle el lugar supremo que Le corresponde a un Maestro sin blanca de Nazaret.» Jesús les estaba diciendo a Sus discípulos, y les está diciendo a Sus seguidores de hoy, que no debe haber desaliento, que deben servir y testificar cada uno en su sitio, que cada uno debe ser el humilde principio desde el que el Reino crezca hasta que todos los reinos del mundo lleguen a ser de nuestro Señor y de Su Cristo (Ap 11:15 ).
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— el reino de los cielos: Ver nota a Mat 3:2.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Mat 17:20; Luc 17:6.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— mostaza: Planta que en Galilea podía alcanzar dos metros de altura. En contraste, la semilla es casi insignificante. Ver Mat 17:20; Luc 17:6.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
h 633 Mar 4:30
i 634 Mat 17:20; Luc 13:19
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Estas dos parábolas tratan del crecimiento seguro del reino por medio de la proclamación del evangelio.
Fuente: La Biblia de las Américas
31 (1) El fruto del trigo en las primeras dos parábolas y el fruto del grano de mostaza aquí en la tercera parábola son comestibles. Esto indica que las personas del reino, los constituyentes del reino y de la iglesia, deben ser como un sembrado que produce alimento para la satisfacción de Dios y del hombre.
31 (a) vs.31-32: Mar_4:30-32 ; Luc_13:18-19
31 (b) Mat_17:20 ; Luc_17:6
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Véase nota en Luc 13:19.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
R836 La expresión redundante λαβὼν … ἔσπειρεν significa: tomó y sembró. (la presencia del participio se justifica porque éste tiene un leve sentido temporal -T154).