Biblia

Comentario de Mateo 13:45 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 13:45 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Además, el reino de los cielos es semejante a un comerciante que buscaba perlas finas.

es semejante a un mercader. Mat 16:26; Mat 22:5; Pro 3:13-18; Pro 8:10, Pro 8:11, Pro 8:18-20.

que busca buenas perlas. Job 28:18; Sal 4:6, Sal 4:7; Sal 39:6, Sal 39:7; Ecl 2:2-12; Ecl 12:8, Ecl 12:13.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas: Esta segunda parábola sobre los valores del Reino evidentemente era para destacar el optimismo de Jesús ante los discípulos desanimados. El doble estímulo indica la gran necesidad que ellos tenían en ese momento. Esta parábola tiene un ligero y diferente énfasis al del v. Mat 13:44. Aun cuando el individuo en el v. Mat 13:44 encuentra su tesoro por accidente, aquí la persona lo encuentra por una diligente búsqueda. No importa cómo la persona es guiada al Reino de Cristo, sus valores y deleites están más allá de toda estimación. Cristo formuló este principio básico para los discípulos (Mat 6:19-21; Mat 16:24-27). Cabe notar dos tendencias erróneas a espiritualizar estas parábolas. Una es la tendencia de Orígenes que insiste en alegorizar a Cristo como el tesoro escondido o la perla sin precio que el pecador debería tratar de comprar. La otra tendencia invierte los papeles y hace de Cristo el descubridor y comprador de la Iglesia, en una frondosa alegoría. Ambas, sin embargo, son teológicamente malas (Cristo no está a la venta, ni Él vendió a Israel para comprar la Iglesia), y ambas tratan problemas ajenos al contexto. Es mejor reconocer el dilema de los discípulos en ese momento y la preocupación de Cristo por imbuirlos con un elevado sentido del llamado a su nuevo programa del Reino.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

LA PERLA DE VALOR INCALCULABLE

Mateo 13:45-46

El Reino del Cielo se parece también a un comerciante que anda buscando buenas perlas. Cuando encuentra una de gran valor va y vende todo lo que tiene y la compra.

En el mundo antiguo las perlas eran algo especialmente valioso. Muchas personas anhelaban poseer una perla preciosa, no tanto por su valor en dinero como por su belleza. Hallaban un gran placer simplemente tocándola y contemplándola. Encontraban un placer estético en poseer y mirar una perla. Las principales fuentes de perlas eran entonces las orillas del Mar Rojo y de las lejanas Islas Británicas; pero un comerciante se peinaría los mercados del mundo para encontrar una perla que tuviera una belleza extraordinaria.

Hay algunas verdades de lo más sugestivas ocultas en esta parábola.
(i) Es sugestivo descubrir que el Reino del Cielo se compara con una perla. En el mundo antiguo, como hemos visto, una perla era la posesión más maravillosa; eso quiere decir que el Reino del Cielo es lo más maravilloso del mundo. Recordemos lo que es el Reino: estar en el Reino es aceptar y hacer la voluntad de Dios. Es decir: hacer la voluntad de Dios no es algo hosco, gris y agónico, sino la cosa más maravillosa. Más allá de la disciplina, el sacrificio, la autonegación, la cruz… se encuentra la suprema hermosura que excede -a todas las hermosuras y que no se encuentra en ningún otro lugar. No hay más que una manera de traer paz al corazón, gozo a la mente, belleza a la vida, y es aceptar y hacer la voluntad de Dios.
(ii) Es sugestivo descubrir que hay otras perlas, pero sólo una de valor incalculable. Es decir: hay muchas cosas preciosas en este mundo, y muchas en las que se puede encontrar belleza. Se puede encontrar en el conocimiento y en los horizontes de la mente humana, en el arte y en la música y en la literatura y en todos los logros del espíritu humano; se puede encontrar en el servicio de nuestros semejantes, aun cuando ese servicio surja de motivos puramente humanitarios y no puramente cristianos; se puede encontrar en las relaciones humanas. Todas estas cosas son preciosas, pero tienen un valor inferior. La suprema belleza se halla en la aceptación de la voluntad de Dios. Esto no es minimizar las otras cosas; son también perlas; pero la perla suprema es la obediencia voluntaria que nos hace amigos de Dios.
(iii) Encontramos en esta parábola la misma enseñanza que en la anterior, pero con una diferencia. El hombre que estaba labrando el campo no estaba buscando ningún tesoro; se lo encontró casualmente. Pero este hombre estaba buscando buenas perlas: ese era su negocio.
Pero no es tan importante el que el descubrimiento sea cosa de un momento de suerte o el resultado de la búsqueda de toda una vida; la reacción es la misma: hay que sacrificarlo todo para obtener en posesión lo que tiene un valor incalculable. Una vez más nos encontramos con la misma verdad: que, ya sea . que uno descubre la voluntad de Dios para su vida en el destello instantáneo de un relámpago iluminador, o después de una búsqueda prolongada y concienzuda, vale la pena aceptarla sin dudar a cualquier coste.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— el reino de los cielos: Ver nota a Mat 3:2.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

45 (1) El comerciante también es Cristo, quien buscaba la iglesia para Su reino. Después de encontrarla en 16:18 y 18:17, fue a la cruz y vendió todo lo que tenía y la compró para el reino.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

mercader… Lit. un hombre comerciante.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

T195 Ἀνθρώπῳ se usa como un sustantivo en vez de para τινί; se refiere a una persona indefinida (comp. el v. 28 y H433).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit. un hombre comerciante.

Fuente: La Biblia Textual III Edición