Comentario de Mateo 14:28 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces le respondió Pedro y dijo: —Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas.

14:28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. (Así era el carácter impulsivo de Pedro) . 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. — (Pedro literalmente andaba sobre las aguas y si hubiera puesto los ojos solamente en Jesús, habría llegado a El). 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, (lo mismo pasa con nosotros cuando somos distraídos por los peligros o los afanes del mundo. Por lo tanto, la Biblia nos dice, Heb 12:1-29, “1 corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús”. La tremenda fuerza de la tormenta hizo que Pedro dudara y comenzó a hundirse) dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (dudó porque “tuvo miedo”; por eso, nos urge vencer todos los temores) 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. — Mar 6:1-56, “52 Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones”. ¿Qué tiene que ver “lo de los panes” con la tormenta? “Lo de los panes” les debiera haber convencido plenamente que Cristo es Dios el Creador, y si El es el Creador de los panes, también es el Creador de los vientos y las olas del mar. Dice Marcos que “estaban endurecidos sus corazones” porque habiendo visto el milagro de alimentar a los cinco mil no deberían sorprenderse al ver otro milagro. Lamentablemente muchos judíos no fueron convencidos por los milagros (Mat 11:21-23).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Mat 19:27; Mat 26:33-35; Mar 14:31; Luc 22:31-34, Luc 22:49, Luc 22:50; Jua 6:68; Jua 13:36-38; Rom 12:3.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

le respondió Pedro, con su manera impulsiva característica.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Solamente el Evangelio de Mateo registra el milagro de Pedro que camina sobre el agua. Esta era una lección que los discípulos debían aprender. Con el poder de Cristo podían hacer lo que es humanamente imposible.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

14:28 Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. (Así era el carácter impulsivo de Pedro) . 29 Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. – (Pedro literalmente andaba sobre las aguas y si hubiera puesto los ojos solamente en Jesús, habría llegado a El). 30 Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, (lo mismo pasa con nosotros cuando somos distraídos por los peligros o los afanes del mundo. Por lo tanto, la Biblia nos dice, Heb 12:1-29, “1 corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús”. La tremenda fuerza de la tormenta hizo que Pedro dudara y comenzó a hundirse) dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 31 Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (dudó porque “tuvo miedo”; por eso, nos urge vencer todos los temores) 32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. — Mar 6:1-56, “52 Porque aún no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones”. ¿Qué tiene que ver “lo de los panes” con la tormenta? “Lo de los panes” les debiera haber convencido plenamente que Cristo es Dios el Creador, y si El es el Creador de los panes, también es el Creador de los vientos y las olas del mar. Dice Marcos que “estaban endurecidos sus corazones” porque habiendo visto el milagro de alimentar a los cinco mil no deberían sorprenderse al ver otro milagro. Lamentablemente muchos judíos no fueron convencidos por los milagros (Mat 11:21-23).

Fuente: Notas Reeves-Partain

COLAPSO Y RECUPERACIÓN

Mateo 14:28-33

Entonces Pedro se dirigió a Jesús diciéndole:

-¡Señor, si eres Tú de veras, mándame que vaya hacia Ti sobre las aguas!
-¡Ven! -le contestó Jesús.

Pedro se bajó de la barca e iba andando por el agua hacia Jesús. Pero cuando vio el viento, le dio miedo; y, cuando empezó a hundirse bajo el agua, gritó:

-¡Señor, sálvame!
Jesús le tendió la mano y le sujetó mientras decía:
-¡Hombre de poca fe! ¿Por qué te pusiste a dudar?

Y, cuando los dos se subieron a la barca, amainó el viento; y los que iban en la barca se arrodillaron reverentes ante Jesús, diciendo:

-¡No cabe duda que Tú eres el Hijo de Dios!

No hay ningún otro pasaje del Nuevo Testamento en el que se nos revele el carácter de Pedro mejor que en este. Nos dice tres cosas acerca de él.
(i) Pedro era propenso a actuar por impulso sin pensar lo que hacía. Era su debilidad el actuar una y otra vez sin darse cuenta de la situación ni calcular el coste. Había de hacer exactamente lo mismo cuando hizo protestas de lealtad a Jesús a toda prueba y hasta la muerte (Mt 26:33-35 ), negando al poco tiempo que Le conocía. Y sin embargo, hay pecados peores que ese, porque todo el problema de Pedro era que en él mandaba el corazón; y, aunque fallara a veces, siempre tenía el corazón en su sitio, y el instinto de su corazón era amar siempre.

(ii) Como Pedro actuaba por impulso, fallaba a menudo y luego se angustiaba. Jesús siempre insistía en que una persona tiene que considerar todos los contras en cada situación antes de actuar (Lc 9:57 s; Mt 16:24 s). Jesús era siempre completamente honesto con las personas: siempre las hacía comprender, antes de que iniciaran la andadura cristiana, lo difícil que era seguirle. Un montón de fracasos cristianos se deben a actuar en un momento de emoción sin contar el precio.

(iii) Pero Pedro nunca falló para no recuperarse, porque siempre, en el peor momento, se aferraba a Cristo. Lo maravilloso es que, cada vez que cayó, se levantó otra vez; y que tiene que haber sido verdad que hasta sus fracasos le acercaron más y más a Jesucristo. Como se ha dicho muy bien, un santo no es uno que no falla nunca, sino uno que se levanta y sigue adelante cada vez que cae. Los fracasos de Pedro sólo le hicieron amar más a Jesucristo.
Estos versículos terminan con otra gran verdad de carácter permanente. Cuando Jesús se subió a la barca, amainó el viento. La gran verdad es que, dondequiera que Jesús está, la tormenta más salvaje se convierte en calma. Olive Wyon, en su libro Considérale a Él, cita algo de las cartas de Francisco de Sales. Este se había fijado en una costumbre popular del, distrito en que vivía. Había visto a menudo a una criada de una. granja sacar agua del pozo, y que, antes de sacar el cubo. rebosando, siempre le echaba un trozo de madera. Una vez se. dirigió a una chica y le preguntó por qué hacía eso. Ella le miró sorprendida y le contestó, como si fuera algo de cajón: » ¿Que por qué? ¡Para que no se me derrame el agua… para hacer que se esté quieta!» Escribiéndole más tarde a un amigo, el obispo.. le contó esta historia y añadió: «Así que cuando tienes el corazón inquieto y agitado, ¡ponle la Cruz en medio para que se mantenga firme!» En tiempos de tormenta y tensión, la presencia de Jesús y el amor que fluye de la Cruz traen paz, serenidad y calma.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

T27 Τὰ ὕδατα es un plural idiomático que simplemente significa: el agua.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego