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Comentario de Mateo 19:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 19:16 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

He aquí vino uno a él y le dijo: —Maestro, ¿qué cosa buena haré para tener la vida eterna?

vino uno y le dijo. Mar 10:17; Luc 18:18.

qué bien haré. Luc 10:25; Jua 6:27-29; Hch 16:30.

para obtener la vida eterna. Mat 25:46; Dan 12:2; Jua 3:15; Jua 4:14; Jua 5:39; Jua 6:47, Jua 6:68; Jua 10:28; Jua 12:25; Jua 17:2, Jua 17:3; Rom 2:7; Rom 5:21; Rom 6:22, Rom 6:23; 1Ti 1:16; 1Ti 6:12, 1Ti 6:19; Tit 1:2; Tit 3:7; 1Jn 1:2; 1Jn 2:25; 1Jn 5:11-13, 1Jn 5:20; Jud 1:21.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Maestro bueno. Este no es un reconocimiento necesariamente de la deidad de Cristo. El joven simplemente quiso decir que Jesús era recto y un maestro de Dios, que aparentemente tenía vida eterna y podía saber cómo alcanzarla.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

LA GRAN RENUNCIA

Mateo 19:16-22

Y, fijaos: Un hombre se Le acercó a Jesús y Le dijo: Maestro, ¿qué tengo yo que hacer que sea bueno para poseer la vida eterna?

-¿Por qué Me preguntas acerca de lo bueno? -le dijo Jesús-. No hay más que Uno que es bueno. Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.

El hombre Le dijo a Jesús:
-¿Qué clase de mandamientos?
Jesús le contestó:

-«No mates; no cometas adulterio; no robes; honra a tu padre y a tu madre.» Y «Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo.»

El joven Le dijo: -Todo eso ya lo he cumplido. ¿Qué más me falta? Jesús le contestó:

-Si quieres ser íntegro, anda, vende todas tus posesiones, y dales el producto a los pobres, y tendrás tesoro en el Cielo; ¡y entonces ven, y sígueme!
Cuando el joven oyó estas palabras, se marchó triste, porque tenía muchas posesiones.

Aquí tenemos una de las historias más conocidas y apreciadas del Evangelio. Una de las cosas más interesantes acerca de ella es la manera que la mayor parte de nosotros, inconscientemente, reunimos diferentes detalles tomados de los diferentes evangelios para tener el cuadro completo. Por lo general la llamamos la Historia del Joven Rico, o del Joven Gobernante.
Todos los evangelios nos dicen que este hombre era rico, porque ese es el detalle característico de la historia; pero solo Mateo dice que fuera joven (Mt 19:20; Mt 19:22 ); y sólo Lucas dice que fuera un gobernador (Lc 18:18 ). Es interesante comprobar que, inconscientemente, nos hemos hecho una escena compuesta con elementos tomados de los tres evangelios (Mt 19:16-22 ; Mr 10:17-22 ; Lc 18:18-23 ).

Hay otro detalle interesante en esta historia. Mateo altera la pregunta que el hombre Le hizo a Jesús. Tanto Marcos como Lucas dicen que la pregunta fue: » ¿Por qué Me llamas bueno? No hay nadie que sea bueno más que Dios» (Mr 10:18 ; Lc 18:19 ). Mateo dice: «¿Por qué Me preguntas acerca de lo bueno? -le dijo Jesús-. No hay más que Uno que es bueno» (Mt 19:17 ). (La versión Reina-Valera comete aquí un error, aunque en la edición del ’95 lo corrige en una nota, como otras versiones modernas). El de Mateo es el último de los tres primeros evangelios, y su respeto a Jesús es tal que no puede soportar presentar a Jesús haciendo la pregunta: «¿Por qué Me llamas bueno?» Eso casi le sonaba como si Jesús rechazara que se Le llamara bueno, así que lo cambió por: «¿Por qué Me preguntas acerca de lo bueno?» a fin de evitar la posible irreverencia.

Esta historia enseña una de las lecciones más profundas, porque contiene la base total de la diferencia entre la idea correcta y la equivocada de lo que es la religión.
El hombre que vino a Jesús estaba buscando lo que él llamaba la vida eterna. Estaba buscando la felicidad, la satisfacción, la paz con Dios. Pero la misma manera de hacer la pregunta le delató. Él preguntó: » ¿Qué debo yo hacer?» Estaba pensando en términos de obras. Era como los fariseos: pensaba en términos de reglas y normas. Estaba pensando en engrosar su balance de crédito con Dios cumpliendo las obras de la Ley. Está claro que no sabía nada de una religión de gracia, así que Jesús trató de conducirle al punto de vista correcto.

Jesús le contestó en sus propios términos. Le dijo que cumpliera los mandamientos. El hombre Le preguntó qué clase de mandamientos. A eso Jesús citó cinco de los diez mandamientos. Aquí hay dos cosas importantes acerca de los mandamientos que Jesús escogió citar.
La primera es que eran todos de la segunda tabla, los que tratan no de nuestro deber para con Dios, sino de nuestro deber para con los hombres. Son los mandamientos que gobiernan nuestras relaciones personales, y nuestra actitud para con nuestros semejantes. ,

La segunda es que Jesús cita un mandamiento, como si dijéramos, fuera de sitio. Cita el mandamiento de honrar a los padres el último, cuando de hecho debería ser el primero. Está claro que Jesús quería hacer hincapié especialmente en ese mandamiento. ¿Por qué? ¿No sería porque este joven se había hecho rico y había tenido éxito en su carrera, y luego se había olvidado de sus padres, que puede que fueran muy pobres? Puede que subiera en el mundo, y que se medio avergonzara de los de su propio hogar; y también puede que se justificara a sí mismo perfectamente mediante la ley del korbán que Jesús había condenado tan irremisiblemente (Mt 15:1-6 ; Mr 7:9-13 ). Estos pasajes muestran que él podía muy bien haber hecho eso, y todavía pretender que había obedecido los mandamientos. En el mismo mandamiento que cita, Jesús le está preguntando a este joven cuál era su actitud para con sus semejantes y para con sus padres; es decir, cómo eran sus relaciones personales.

La respuesta del joven fue que él había cumplido esos mandamientos; y sin embargo había todavía algo que él sabía que debía tener y no tenía. Así que Jesús le dijo que lo vendiera todo, que se lo diera a los pobres y que Le siguiera.
Sucede que tenemos otro relato de este incidente en el Evangelio según los Hebreos, que fue uno de los evangelios primitivos, que no logró entrar en el Nuevo Testamento. Su relato nos da una información adicional valiosa. Aquí está:

El segundo de los ricos Le dijo: «Maestro, ¿Qué buena cosa puedo yo hacer para vivir?» Él le dijo: «Oh hombre, cumple la Ley y los Profetas.» Él Le contestó: «Los he guardado.» El le dijo: «Ve, vende todo lo que posees, y distribúyeselo a los pobres, y ven, sígueme.» Pero el hombre rico empezó a rascarse la cabeza, y no le agradó. Y el Señor le dijo: «¿Cómo dices tú: «He guardado la Ley y los Profetas»? Porque está escrito en la Ley: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo»; y he aquí, muchos de tus hermanos, hijos de Abraham, se visten de harapos, se mueren de hambre, y tu casa está llena de muchas cosas buenas; pero ninguna de ellas sale hacia ellos. «

Aquí está la clave de todo el, pasaje. El Joven Rico pretendía haber cumplido la Ley. En un sentido legalista, aquello podría ser cierto; pero en el sentido espiritual, no lo era, porque su actitud hacia sus semejantes era errónea. En último análisis, su actitud era totalmente egoísta. Fue por eso por lo que Jesús le hizo enfrentarse con el desafío de vender todo y dárselo a los pobres. Este hombre era prisionero de sus posesiones de tal manera que nada que no fuera una incisión quirúrgica para separarle de ellas sería suficiente. Si una persona considera sus posesiones como algo que le ha sido dado exclusivamente para su propia comodidad y conveniencia, son una cadena que le hace falta romper; si viera sus posesiones como un medio para ayudar a otros, serían su corona.
La gran verdad de esta historia radica en la manera en que ilumina el sentido de la vida eterna. La vida eterna es la vida de Dios. La palabra eterno es aiómos, que no quiere decir lo que dura para siempre, sino algo que corresponde a Dios, o que pertenece a Dios, o que es una característica de Dios. La gran característica de Dios es que Él, de tal manera amó, que dio. Por tanto, la esencia de la vida eterna no es una observancia calculada cuidadosamente de los mandamientos y las reglas y las normas; la vida eterna se basa en una actitud de amor y generosidad sacrificial para con nuestros prójimos. Si quisiéramos encontrar la vida eterna, la felicidad, el gozo, la paz de la mente y la serenidad del corazón, no sería amontonando una balanza de crédito con Dios, guardando mandamientos y observando leyes y normas; sería reproduciendo la actitud del amor y del cuidado de Dios para con nuestros semejantes. Seguir a Cristo y en gracia y generosidad servir a las personas por las cuales Cristo murió son la misma cosa.

Por último, el Joven Rico volvió la espalda con gran tristeza. No aceptó el desafío, porque tenía muchas posesiones. Su tragedia era que amaba las cosas más que a las personas; y se amaba a sí mismo más de lo que amaba a otros. Cualquier persona que ponga las cosas por delante de las personas, y al yo antes que a los demás, debe volver la espalda a Jesucristo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Mat 19:23; Mat 25:46; Luc 10:25.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— un joven: El texto griego dice simplemente: uno; pero es claro que, según Mat 19:20; Mat 19:22, se trata de un joven.

— Maestro: Numerosos mss. dicen: Maestro bueno.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

Un joven rico (ver Mar. 10:17-27; Luc. 18:18-27). Este era otro choque para la escala de valores de los discípulos. El hombre era rico, era moral y ansiaba la vida eterna, el recluta ideal para ser discípulo en el grupo. Verle despachado por Jesús les asombraba. Si este joven no podía ser salvo, ¿quién podría serlo (25)?

La pregunta del varón asume que la vida eterna podría alcanzarse por medio de la realización de alguna cosa buena (¿un acto conspicuo de caridad?). Recalcando la bondad de Dios (17) Jesús pone en tela de duda la idea de la bondad de este hombre; esta se halla en relación con Dios, pero no por medio de “buenas obras” pensadas por nosotros. El obedecer los mandamientos de Dios es reflejar su bondad, y este joven lo había intentado. Pero él mismo era consciente de que algo le faltaba, y estaba buscando algo adicional para realizar. La respuesta de Jesús en el v. 21 era realmente algo que debía hacer, pero algo tan radical que socavaría todo su estilo de vida y dejaría todo a la disposición de Dios.

Sin embargo, Jesús no requería que todos sus seguidores fuesen derrotados. Sus demandas variaban para diferentes individuos y situaciones. Pero nosotros debemos tener cuidado de no usar esta verdad como una ruta conveniente de escape. “El hecho de que Jesús no pedía a todos sus seguidores que vendieran todas sus posesiones sólo da paz al tipo de persona a quien él haría tal petición” (R. H. Gundry).

Los vv. 23-26 empeoran la cosa. El cuadro lleno de humor de un camello procurando pasar por el ojo de una aguja, significa, como los discípulos bien lo entendieron, que no sólo es difícil sino imposible que una persona rica sea salva. La respuesta consiste en reconocer que lo imposible humanamente es posible para Dios. La salvación no se gana con riquezas o propiedades; el reino de Dios da vuelta a todas las evaluaciones y posibilidades humanas.

Notas. 16, 17 En Mar., el varón mencionado calificó a Jesús de “bueno”, y Jesús le contestó: “¿Por qué me llamas bueno?” Mateo, al eliminar esta parte del diálogo, se cuida de la deducción falsa de que Jesús no sea bueno y no sea Dios. 24 La idea romántica de que el ojo de una aguja era el nombre de un angosto portón en la muralla de la ciudad no tiene fundamento histórico alguno; el cuadro es deliberadamente grotesco.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

r 872 Mat 19:29; Mar 10:17; Luc 10:25; Luc 18:18

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Maestro. Véase coment. en 12:38.

¿qué bien haré…? El joven conocía la importancia de guardar los mandamientos del A.T. (Lv 18:5), y probablemente quería que Jesús confirmara que lo que él ya estaba haciendo era suficiente para obtener la vida eterna .

Fuente: La Biblia de las Américas

16 (1) Tener vida eterna no tiene el mismo significado en el Evangelio de Mateo que en Juan. El libro de Mateo tiene que ver con el reino, mientras que el libro de Juan habla de la vida. En Juan, tener vida eterna equivale a ser salvos por la vida increada de Dios para vivir por esa vida hoy y por la eternidad; pero en Mateo, tener vida eterna es participar de la realidad del reino de los cielos en esta era por la vida eterna de Dios y participar de la manifestación del reino en la era venidera, y así disfrutar más plenamente la vida eterna de Dios.

16 (a) vs.16-22: Mar_10:17-22 ; Luc_18:18-23 ; cfr. Luc_10:25-28

16 (b) Mat_25:46 ; Jua_3:15

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Los judíos de aquel tiempo creían que llevando a cabo algún acto singular, podían garantizar su salvación.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

En estos versículos se nos relata una conversación que tuvo lugar entre nuestro Señor y un joven que ocurrió á El para hacerle preguntas acerca de la vida eterna.
Ese episodio nos enseña primeramente, que puede suceder que una persona tenga deseos de obtener la salvación y sin embargo no la obtenga. El joven acudió de motu proprio á Cristo en un día en que abundaba la incredulidad, y esto no para que le curase de alguna enfermedad, ó para pedir socorro para algún hijo, sino para hacer indagaciones acerca de su propia alma. Dio principio á la entrevista con estas palabras: «Maestro bueno, ¿qué bien haré para obtener la vida eterna?» Y sin embargo, más tarde ese mismo joven se «fue triste;» y nada se nos dice que demuestra que se hubiera convertido Es menester tener presente que la gracia que salva no consiste solo en abrigar buenos sentimientos. Un hombre puede haber percibido la verdad mentalmente; puede haber experimentado remordimientos de conciencia; puede haber sentido dentro de su pecho emociones religiosas (como por ejemplo recelo acerca de su alma) en grado tal que hasta haya derramado lágrimas de dolor; y, á pesar de todo, puede acontecer que permanezca sin convertirse. La obra del Espíritu Santo abarca algo más que esto.
Aun más, las buenas emociones no solo no forman por sí solas la gracia que salva, sino son realmente funestas en sus resultados si, contentándonos con ellas, no obramos á la par que sentimos. El obispo Butler observó que las impresiones que pasivamente se reciben, pierden su fuerza gradualmente; en tanto que las acciones cambian el modo de ser del hombre.
También nos enseña el episodio cíe que nos ocupamos que las personas no convertidas son á menudo extremadamente ignorantes en cuanto á asuntos espirituales. Nuestro Señor llamó la atención de su interlocutor á la eterna ley que señale la distinción entre el bien y el mal, la ley moral. Habiéndolo oído preguntar con tanta osadía qué haría, lo sometió á prueba dándole un precepto que le serviría para acertar cuál era el verdadero estado de su corazón. «Si quieres entrar en la vida,» le dijo, » guarda los mandamientos,» y luego le repitió la segunda tabla de la ley. Al punto el joven replicó: «Todo esto he guardado desde mi mocedad: ¿qué más me falta?» Ignoraba tanto la espiritualidad de los estatutos de Dios, que jamás dudó de haberlos cumplido perfectamente. No parecía apercibirse de que los mandamientos tienen referencia á los pensamientos y palabras, así como á los hechos, y que si Dios hubiera entrado en juicio con él no » le habría podido responder á una cosa de mil.» Job 9:3.
De lo acontecido al mancebo que acudió á Jesús se infiere que un ídolo entronizado en el corazón puede perder para siempre al alma. Nuestro Señor, que sabia lo que pasa en el interior del hombre, mostró al fin á su interlocutor cuál era su pecado dominante. La misma voz que dijo á la mujer de Samaría que fuera á llamar á su marido, dijo al mancebo: «Anda, vende lo que tienes y dalo á los pobres.» Al punto se reveló en que consistía la debilidad de su carácter: resultó que á pesar de todos sus deseos de obtener la vida eterna había algo que amaba más que su alma, y ese algo era su dinero. No salió bien de la prueba. La historia termina con estas sombrías palabras: «Se fue triste, porque tenia muchas posesiones..
Examinémonos á nosotros mismos al terminar este pasaje. Veamos hasta dónde puede aplicarse á nuestras almas. ¿Somos sinceros en los deseos que manifestamos de ser verdaderos cristianos? ¿Hemos renunciado á todos nuestros ídolos? ¿No hay algún pecado secreto que asimos con tenacidad y rehusamos abandonarlo? ¿No hay cosa ó persona alguna que amamos en secreto más que á Cristo? Si muchos oyentes del Evangelio sufren dudas y zozobras es por causa de su idolatría espiritual. Con razón dijo San Juan: » Guardaos de los ídolos.» 1Jo 5:21.

Fuente: Los Evangelios Explicados

bueno… → §250; §322; tener… Lit. que tenga.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

M125 El numeral εἷς se usa con un sentido indefinido: uno.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

M i añaden bueno.

19.16 . yo.

19.16 Lit. para que tenga.

Fuente: La Biblia Textual III Edición