Comentario de Mateo 19:23 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: —De cierto os digo, que difícilmente entrará el rico en el reino de los cielos.
19:23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. — Mar 10:23-27; Luc 18:24-27. Otra vez la enseñanza de Jesús contradecía el concepto popular, pues los judíos creían que la riqueza era indicación o prueba del favor de Dios. El caso del rico y Lázaro era, sin lugar a dudas, muy sorprendente también porque no fue el rico sino el pobre Lázaro quien fue llevado al seno de Abraham. Mar 10:1-52, “24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!” La expresión, “los que confían en las riquezas” no se encuentra en los manuscritos más primitivos y mejores; por eso, es omitida por Francisco Lacueva en el Nuevo Testamento Interlineal, como también por La Biblia de Las Américas y otras versiones. Varios comentadores concuerdan que esta frase fue agregada por algún escribano. Aparte de la falta de evidencia textual, la expresión no tiene sentido, porque para “los que confían en las riquezas” no es simplemente difícil entrar en el reino, sino totalmente imposible, porque la confianza en las riquezas equivale al amor al dinero 1Ti 6:1-21, “9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
que un rico dificilmente. Mat 13:22; Deu 6:10-12; Deu 8:10-18; Job 31:24, Job 31:25; Sal 49:6, Sal 49:7, Sal 49:16-19; Pro 11:28; Pro 30:8, Pro 30:9; Mar 10:23; Luc 12:15-21; Luc 16:13, Luc 16:14, Luc 16:19-28; Luc 18:24; 1Co 1:26; 1Ti 6:9, 1Ti 6:10; Stg 1:9-11; Stg 2:6; Stg 5:1-4.
entrará en el reino de los cielos. Mat 5:20; Mat 18:3; Mat 21:31; Jua 3:3, Jua 3:5; Hch 14:22.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El comentario de que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos conmocionó a los apóstoles (¿quién, pues, podrá ser salvo?), para quienes aceptaban el concepto común de que el rico era bendecido por Dios y por lo tanto era salvo. Para corregir esa mala interpretación, Jesús explicó la dificultad humana para que el rico se convirtiera.
difícilmente (Gr. duskolos) implica con extrema dificultad, aunque no sin esperanza. La ilustración de un camello que pasa por el ojo de una aguja ha sido interpretada de formas diferentes, tal como el hilo, el pelo de un camello pasa a través del ojo de una aguja, o como un camello apretado en una pequeña puerta, «el ojo de una aguja», cercano a la puerta principal en Jerusalén. Esto también ha sido interpretado como la absoluta imposibilidad de que un camello literal (el animal más grande de Palestina) trate de pasar a través de un pequeño ojo de aguja. El último es más probable, siguiendo un similar proverbio del Talmud sobre un elefante. Note que ellos no estaban en Jerusalén en ese tiempo. El punto es que la salvación de los ricos es humanamente imposible. En efecto, toda la naturaleza humana es incapaz de salvarse a sí misma y debe confiar en la eficacia de la gracia de Dios para que lo que es humanamente imposible, para Dios todo es posible. La salvación de un rico pecador es tan milagrosa como la salvación de un pecador pobre.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
El comentario de Jesús sobre la salvación de un hombre rico debe haber sido difícil de aceptar para algunas personas judías de ese período porque ellos guardaban una clase de «prosperidad teológica». Si la gente prosperaba era evidencia de la bendición de Dios sobre ellos. Mientras que el v. Mat 19:23 dice difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos, el v. Mat 19:24 implica que es tan imposible como pasar un camello por el ojo de una aguja (Mar 10:25; Luc 18:25).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
UN RICO EN EL REINO. Véase el ARTÍCULO LAS RIQUEZAS Y LA POBREZA, P. 1428. [Luc 18:24-25].
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
19:23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. – Mar 10:23-27; Luc 18:24-27. Otra vez la enseñanza de Jesús contradecía el concepto popular, pues los judíos creían que la riqueza era indicación o prueba del favor de Dios. El caso del rico y Lázaro era, sin lugar a dudas, muy sorprendente también porque no fue el rico sino el pobre Lázaro quien fue llevado al seno de Abraham.
Mar 10:1-52, “24 Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!” La expresión, “los que confían en las riquezas” no se encuentra en los manuscritos más primitivos y mejores; por eso, es omitida por Francisco Lacueva en el Nuevo Testamento Interlineal, como también por La Biblia de Las Américas y otras versiones. Varios comentadores concuerdan que esta frase fue agregada por algún escribano. Aparte de la falta de evidencia textual, la expresión no tiene sentido, porque para “los que confían en las riquezas” no es simplemente difícil entrar en el reino, sino totalmente imposible, porque la confianza en las riquezas equivale al amor al dinero 1Ti 6:1-21, “9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”.
Es difícil que un rico entre en el reino porque tiene que humillarse como niño. También es difícil que entren en el reino los que tengan mucha educación (como también para los que se gloríen en su falta de educación), los que estén establecidos en su profesión (profesores, médicos, abogados), los políticos, los que estén comprometidos al calvinismo o al catolicismo u otro error religioso, y en fin todos. Es muy difícil que los que estén mal en su matrimonio (viviendo en adulterio) entren en el reino. Mar 10:24 dice enfáticamente (omitiendo la frase espuria “los que confían en las riquezas”), “Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios!” ¿Por qué? La respuesta se encuentra en tales textos como Mat 7:13-14; Mat 16:24; Mat 19:9; Luc 13:24; Luc 14:26-33, etc.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL PELIGRO DE LA RIQUEZA
Mateo 19:23-26
Jesús les dijo a sus discípulos:
-Esto que os. digo es la pura verdad: ¡Qué difícil le es a un rico entrar en el Reino del Cielo! Y otra vez os lo repito: Es más fácil que pase un. camello por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reinó del Cielo.
Cuando los discípulos oyeron esto, se quedaron alucinados.
Entonces, ¿qué rico conseguirá salvarse? -dijeron. Y Jesús Se los quedó mirando, y les dijo:
-Para los hombres, es imposible; pero a Dios todas las cosas Le son posibles.
El caso del Joven Rico arrojaba una luz clara y trágica sobre el peligro de la riqueza; ahí estaba un hombre que había hecho la gran repulsa porque tenía muchas posesiones. Jesús ahora pasa a hacer hincapié en este peligro. «Es difícil les dijo para un rico entrar en el Reino del Cielo.»
Para ilustrar lo difícil que era, puso una metáfora gráfica. Dijo que le era tan difícil a un rico entrar en el Reino del Cielo como le sería a un camello pasar por el ojo de una aguja. Se han propuesto diversas explicaciones ala imagen que Jesús trazó.
El camello era el animal más grande que conocían los judíos. Se dice que algunas veces había dos puertas en las ciudades amuralladas. Una era la gran puerta principal por la que entraba y salía todo el tráfico y el comercio. Al lado había a veces una portezuela baja y estrecha. Cuando la principal estaba cerrada y guardada por la noche, la única manera de entrar en la ciudad era por la puerta pequeña, por la que hasta una persona casi no podía pasar erguida. Se dice que a veces llamaban a la portezuela «el ojo de la aguja.» Así que se sugiere que Jesús estaba diciendo que le era tan difícil a un rico entrar en el Reino del Cielo como a un corpulento camello pasar por la portezuela por la que casi no podía entrar una persona.
Hay otra sugerencia muy atractiva. La palabra griega para camello es kamélos; y la palabra griega para una guindaleza de barco es kamilos. Fue característico del griego helenístico que los sonidos vocálicos tendieron a perder sus diferencias claras, y a parecerse más entre sí. En ese griego casi no habría ninguna diferencia notoria entre los sonidos de la é y de la i. Los dos se pronunciarían como la i en castellano. Así que lo que Jesús puede que dijera es que le era tan difícil a un rico entrar en el Reino del Cielo como sería enhebrar una aguja de coser con una guindaleza. Esa también sería una metáfora clara.
Pero lo más probable es que Jesús utilizara la metáfora literalmente, y que de hecho dijera que le era tan difícil a un rico entrar en el Reino del Cielo como a un camello pasar por el ojo de una aguja. ¿Por qué esa extrema dificultad? Las riquezas tienen tres efectos principales en la actitud de una persona.
(i) La riqueza produce una falsa independencia. Si uno tiene una buena provisión de bienes de este mundo, puede que se crea capaz de resolver cualquier situación que se le pueda presentar.
Hay un ejemplo claro de esto en la carta a la Iglesia de Laodicea en Apocalipsis. Laodicea era la ciudad más rica de Asia Menor. Fue destruida por un terremoto en el año 90 a C. El gobierno romano ofreció ayuda y una gran suma de dinero para reconstruir los edificios afectados. Laodicea rehusó, diciendo que ella era muy suficiente para resolver la situación por sí misma. «Laodicea -dijo el historiador romano Tácito se levantó de sus ruinas totalmente con sus propios recursos y sin ninguna ayuda nuestra» El Cristo Resucitado oyó decir a Laodicea: «Yo soy rica, he prosperado, y no me hace falta nada» (Ap 3:17 ). El dramaturgo inglés Walpole acuñó el cínico epigrama de que todo hombre tiene su precio. Si un hombre es rico, se figura que todo tiene un precio, y si quiere algo, no tiene más que comprarlo; y que si se le presenta una situación difícil, puede encontrar la salida. Puede llegar a pensar que puede comprar el derecho a la felicidad y la exclusión de la aflicción. Así es que llega a pensar que Dios no le hace ninguna falta, y que es perfectamente capaz de resolverse la vida por sí mismo. Llega un punto cuando descubre que eso es una ilusión, que hay cosas que no se pueden comprar con dinero, y cosas de las que el dinero no nos puede salvar. Pero siempre existe el peligro de que las muchas posesiones produzcan la falsa independencia que considera -hasta que se entera de lo contrario- que ha eliminado la necesidad de Dios.
(ii) La riqueza encadena al hombre a este mundo. » Donde esté vuestro tesoro -dijo Jesús-, allí estará también vuestro corazón» (Mt 6:21 ). Si todo lo que una persona desea se encuentra en este mundo, si todos sus intereses están aquí, no piensa nunca en el otro mundo ni en el más allá. Si una persona tiene un interés demasiado grande en la Tierra, puede llegar a olvidarse de que hay un Cielo. Después de una visita a un cierto castillo y estado rico y lujoso, el doctor Johnson observó sobriamente: «Estas son las cosas que le hacen a uno difícil morir.» Es perfectamente posible que un hombre esté tan interesado en cosas terrenales que olvide las celestiales, que esté tan involucrado en las cosas que se ven que olvide las cosas que no se ven -y ahí está la tragedia, porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
(iii) La riqueza tiende a hacer a la persona egoísta. Por mucho que tenga una persona, es humano desear tener todavía más; porque, como se ha dicho epigramáticamente: «Suficiente es siempre un poco más de lo que se tiene.» Además, una vez que uno ha disfrutado de comodidad y lujo, siempre tiende a temer el día en que los pueda perder. La vida se convierte en una pelea preocupada y tensa para retener lo que se tiene. El resultado es que, cuando uno se hace rico, en vez de tener el impulso de dar, a menudo tiene el de retener. Su instinto es amasar más y más cosas, porque cree que le darán la seguridad. El peligro de la riqueza es que tiende a hacer que uno se olvide de que pierde lo que guarda, y gana lo que da.
Pero Jesús no dijo que era imposible que un rico entrara en el Reino del Cielo. Zaqueo era uno de los hombres más ricos de Jericó, e inesperadamente encontró la entrada (Lc 19:9 ). José de Arimatea era rico (Mt 27:57 ); Nicodemo debe de haber sido muy rico, porque compró especias para ungir el cuerpo muerto de Jesús que costaban el rescate de un rey Jn 19:39 ). No son los que tienen riqueza los que quedan excluidos. No es que la riqueza sea un pecado -pero están en peligro. La base de todo el Cristianismo es un sentimiento imperioso de necesidad; cuando una persona tiene muchas cosas en la Tierra, corre peligro de creer que no necesita a Dios; cuando una persona tiene pocas cosas en la Tierra, a menudo se arroja en los brazos de Dios porque no tiene otro al que acudir.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— reino de los cielos. Ver nota a Mat 3:2.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Mat 5:20.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
e 885 Mar 10:23; Luc 18:24; 1Ti 6:10
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
difícil que un rico entre. El incidente con el joven rico ilustra esta expresión de Cristo. Es difícil, aunque no imposible, que un rico confíe en Cristo y no en sus riquezas (v. 13:22; cp. 1 Ti 6:9– 10, 17, 18). Las riquezas dan un sentido de seguridad en esta vida e impiden que el que las posee vea la necesidad de creer en Cristo y así obtener la vida eterna (cp Lc 12:13– 21).
Fuente: La Biblia de las Américas
23 (a) vs.23-30: Mar_10:23-31 ; Luc_18:24-30
23 (b) Mat_13:22 .
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
La primera idea que en este pasaje se nos sugiere es, que Las riquezas suelen ser peligrosas para las almas de los que las poseen.
Sí, las riquezas que todos desean adquirir son á menudo en extremo perjudiciales al hombre, ocasionándole fuertes tentaciones y absorbiéndole todos sus pensamientos y afectos. Cierto es que puede hacerse buen uso de ellas, mas por cada uno que las emplea bien hay mil que las emplean mal y que perjudican con ellas tanto á los demás como á sí mismos. Que el hombre del mundo convierta al dinero en ídolo, y crea que el que lo tuviere en mayor cantidad es más feliz; empero, el cristiano que dice que tiene tesoros en el cielo, debe abstenerse firmemente de tomar parte con los incrédulos en el culto que le rindan. El mejor hombre á los ojos de Dios no es el que tiene más oro, sino el que posee mayor suma de la gracia divina.
El segundo pensamiento que en este pasaje se nos sugiere es, que la gracia de Dios obra en el alma humana con un poder sin límites. Los discípulos se asombraron cuando oyeron lo que nuestro Señor dijo acerca de los ricos. Sus palabras eran tan diametralmente opuestas á las ideas que ellos tenían de las ventajas de las riquezas, que no pudieron menos que exclamar con sorpresa: «¿Quién pues podrá ser salvo?» Nuestro Señor les contestó: » Acerca de (ó para) los hombres imposible es esto; mas acerca de (ó para) Dios todo es posible..
El Espíritu Santo tiene el poder de inclinar aun al más rico á que busque tesoros en el cielo; y de persuadir aun á los reyes de la tierra á que depongan sus coronas ante las plantas del Crucificado. De esto la Biblia presenta numerosos ejemplos. Abrahán era muy rico, y sin embargo fue padre de los fieles. Moisés pudo haber sido en Egipto príncipe ó rey, mas abandonó su brillante porvenir por amor del Rey invisible. Job era el hombre más acaudalado del Oriente, y sin embargo fue el siervo escogido de Dios. David, Josafat, Josías y Ezequías fueron todos monarcas ricos, mas tuvieron en mayor estima el favor de Dios que toda su grandeza terrenal.
Lo último que en este pasaje se nos enseña es, que el Evangelio ofrece grandes estímulos á los que lo abandonan todo por amor de Jesucristo. Pedro preguntó á nuestro Señor qué recompensa se le daría á él y sus compañeros, puesto que lo habían abandonado todo por amor suyo. En respuesta nuestro Señor le dijo que los que renunciasen á todo por El recibirían ciento por uno y heredarían la vida eterna.
Podemos tener seguridad de que ningún hombre perderá nada por seguir á Cristo. El creyente tiene que sufrir cuando empieza decididamente la vida del cristiano; y muchas veces, acaso, siente sumergirse en hondo abatimiento cuando le sobrevienen azares por causa de su religión. Mas, menester es que sepa que, á la larga, saldrá ganando. Jesucristo puede darnos amigos que nos compensen por los que perdamos, y repararnos albergue en corazones más fervorosos y hogares más hospitalarios que los que al principio nos rechacen. Aun más, El puede concedernos paz de conciencia, gozo interno, esperanzas halagüeñas y plácidas, que excedan grandemente en valor á toda dicha terrena que hayamos depuesto para hacernos sus discípulos.