Comentario de Mateo 22:11 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Pero cuando entró el rey para ver a los convidados y vio allí a un hombre que no llevaba ropa de bodas,
22:11 — Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda, — Todos los convidados tuvieron que llevar «vestido de boda». Algunos suponen que estos fueron suplidos por el rey, pero esto no se ha comprobado. Todos son invitados pero también todos tienen que vestirse de manera apropiada para la ocasión. Esta es una advertencia contra la hipocresía. El “hombre que no estaba vestido de boda” vino de «las salidas de los caminos» y entró con su ropa ordinaria. Este hombre representa a los que quieren ser salvos a su propia manera, sin aceptar las condiciones nombradas por el Rey. El rey abre la puerta a todos, manifestando una bondad maravillosa, pero esto no quiere decir que la gente pueda abusar de la bondad del rey. Los que aceptan la invitación del rey para asistir a la fiesta y participar del gozo de la ocasión deben ser respetuosos, responsables y sumisos a la voluntad del rey. En cuanto a la invitación del Rey Jesús, los que aceptan la invitación deben arrepentirse y bautizarse con toda sinceridad (Mat 4:17; Hch 2:38; Rom 6:3-4), porque «todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos» (Gál 3:27). La persona que participa de la fiesta del rey debe tener el carácter y conducta apropiados. Los que aceptan la invitación del evangelio pero rehúsan vestirse del nuevo hombre (Efe 4:22-32) serán condenados. El respeto demanda que se lleve el vestido apropiado. Dios castigará a los que hacen una profesión hueca de querer participar de la fiesta del Rey. Los que asisten al banquete del rey llevando vestidos sucios serán castigados severamente, porque éstos insultan al Rey. (Conviene mencionar que el vestido apropiado no esFuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
entró el rey para ver los convidados. Mat 3:12; Mat 13:30; Mat 25:31, Mat 25:32; Sof 1:12; 1Co 4:5; Heb 4:12, Heb 4:13; Apo 2:23.
un hombre que no estaba vestido de boda. 2Re 10:22; Sal 45:13, Sal 45:14; Isa 52:1; Isa 61:3-10; Isa 64:6; Zac 3:3, Zac 3:4; Lam 5:22; Rom 3:22; Rom 13:14; Gál 3:27; 2Co 5:3; Efe 4:24; Col 3:10, Col 3:11; Apo 3:4, Apo 3:5, Apo 3:18; Apo 16:15; Apo 19:8.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
vio allí…que no estaba vestido de boda: Este visitante había sido invitado a la boda, pero él no se había preparado (Apo 3:18). En Apocalipsis las vestiduras de lino fino son usadas por la novia del cordero, es decir los santos (Apo 19:8). El hombre había ignorado una obligación básica establecida sobre él cuando aceptó la invitación del reino a la fiesta; él suponía que tenía que usar ropa limpia. Venir al banquete de bodas sin prepararse, o con ropa sucia, habría sido insultante. En esta parábola la vestidura podría referirse a la rectitud de Cristo provista para nosotros por gracia a través de su muerte. Rechazar esto quiere decir rechazar el sacrificio de Cristo o ser arrogante al creer que la «vestidura» no era algo necesario. Si nosotros deseamos entrar en el banquete de Cristo, debemos «vestirnos» de la justicia que Él nos da (Efe 4:24; Col 3:10). Debido a que este hombre no estaba preparado, el rey lo declaró indigno. Su rechazo dio como resultado que el hombre fuera echado fuera del banquete.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
VESTIDO DE BODA. Muchos de entre los supuestos participantes del reino de los cielos en la tierra no estarán vestidos de boda (v. Mat 22:11) y por eso no son de los escogidos (v. Mat 22:14). Estar «vestido de boda » simboliza un estado de preparación, una posesión presente de la genuina fe en Cristo y la continua obediencia hechas posibles mediante la gracia de Cristo (cf. Mat 24:44; Mat 25:21). Cristo se refiere al hombre que no estaba vestido de boda a fin de que todos se examinen a sí mismos y se pregunten: » ¿Acaso seré yo, Señor?»
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
vestido de boda. Todos, sin excepción, fueron invitados al banquete, por lo que este hombre no debe ser visto como un colado cualquiera. De hecho, todos los invitados fueron recolectados apresuradamente de «los caminos» por lo que no se podía esperar que estuvieran ataviados apropiadamente. De aquí se deduce que los vestidos de boda fueron proveídos por el mismo rey. La falta de un atuendo apropiado en este hombre indica que rechazó intencionalmente la provisión generosa del rey. Su acción resultó ser más ofensiva al rey que el rechazo a asistir a la boda, porque cometió su impertinencia en presencia misma del rey. Este personaje parece representar a quienes se identifican externamente con el reino, profesan ser cristianos, pertenecen a la Iglesia de manera visible, pero desprecian el vestido de rectitud que Cristo ofrece (cp. Isa 61:10) buscando una rectitud que venga de sí mismos (cp. Rom 10:3; Flp 3:8-9). Se avergüenzan de admitir su propia pobreza espiritual (vea la nota sobre Mat 5:3) rehúsan recibir el vestido generosamente ofrecido por el Rey, el cual es mejor, y por esto son culpables de pecar terriblemente en contra de su bondad.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
22:11 — Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda, — Todos los convidados tuvieron que llevar «vestido de boda». Algunos suponen que estos fueron suplidos por el rey, pero esto no se ha comprobado. Todos son invitados pero también todos tienen que vestirse de manera apropiada para la ocasión. Esta es una advertencia contra la hipocresía. El “hombre que no estaba vestido de boda” vino de «las salidas de los caminos» y entró con su ropa ordinaria. Este hombre representa a los que quieren ser salvos a su propia manera, sin aceptar las condiciones nombradas por el Rey.
El rey abre la puerta a todos, manifestando una bondad maravillosa, pero esto no quiere decir que la gente pueda abusar de la bondad del rey. Los que aceptan la invitación del rey para asistir a la fiesta y participar del gozo de la ocasión deben ser respetuosos, responsables y sumisos a la voluntad del rey. En cuanto a la invitación del Rey Jesús, los que aceptan la invitación deben arrepentirse y bautizarse con toda sinceridad (Mat 4:17; Hch 2:38; Rom 6:3-4), porque «todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos» (Gál 3:27). La persona que participa de la fiesta del rey debe tener el carácter y conducta apropiados. Los que aceptan la invitación del evangelio pero rehúsan vestirse del nuevo hombre (Efe 4:22-32) serán condenados. El respeto demanda que se lleve el vestido apropiado. Dios castigará a los que hacen una profesión hueca de querer participar de la fiesta del Rey. Los que asisten al banquete del rey llevando vestidos sucios serán castigados severamente, porque éstos insultan al Rey. (Conviene mencionar que el vestido apropiado no es — como algunos evangélicos suponen — la justicia personal de Jesucristo contada al creyente verdadero. Tal enseñanza calvinista no se encuentra en el Nuevo Testamento).
Así será en el fin del mundo. El rey examinará el «vestido» (la vida, el carácter) de cada uno de los que aceptaron su invitación.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL ESCRUTINIO DEL REY
Mateo 22:11-14
Jesús continuó diciendo:
-El rey entró a ver a los que estaban sentados a la mesa, y vio allí a uno que no llevaba ropa de boda. «Amigo -le dijo-, ¿cómo viniste aquí sin vestirte de boda?» El hombre se quedó mudo de miedo. Entonces el rey dio orden a sus sirvientes: «¡Atadle de pies y manos, y tiradle a la oscuridad de fuera! ¡Que llore y rechine los dientes allí!» Porque muchos son invitados, pero pocos son seleccionados.
Esta es otra parábola distinta, pero es también una continuación y una ampliación de la anterior. Es la historia de un invitado que se presentó en la fiesta de bodas sin ir adecuadamente vestido.
Uno de los grandes intereses de esta parábola consiste en que vemos en ella a Jesús haciendo uso de una historia que ya les era familiar a Sus oyentes para Su propio fin. Los rabinos tenían dos historias acerca de reyes y ropa. La primera era acerca de un rey que invitó a sus cortesanos a una fiesta, sin decirles exactamente la fecha ni la hora; pero les dijo que debían lavarse, ungirse y vestirse para estar preparados para cuando se les avisara. Los que fueron prudentes se prepararon en seguida, y se pusieron a esperar a la puerta del palacio, porque creían que en el palacio se podía preparar una fiesta tan deprisa que no habría tiempo que esperar. Los insensatos creyeron que llevaría mucho tiempo el hacer los preparativos necesarios, y que tendrían tiempo de sobra. Así que se fueron, el albañil a su pasta, el alfarero a su arcilla, el herrero a su fragua, el lavandero a su lavandería, y prosiguieron con su trabajo. Pero, de pronto, la llamada a la fiesta les vino sin más aviso. Los prudentes estaban listos para sentarse, y al rey le cayeron muy bien, y comieron y bebieron; pero los que no se habían preparado ni puesto sus ropas de boda tuvieron que quedarse fuera tristes y hambrientos, contemplando la gran gozada que se habían perdido. Esa parábola rabínica habla de la obligación de estar preparados para la llamada de Dios, y la ropa de boda representa la preparación que debemos hacer.
La segunda parábola rabínica hablaba de un rey que les confió a sus siervos ropas reales. Los que fueron prudentes, tomaron las ropas y las guardaron cuidadosamente manteniéndolas en perfecto estado y en toda su prístina magnificencia. Los que fueron insensatos se pusieron las ropas para ir a su trabajo, y las arrugaron y ensuciaron. Llegó el día cuando el rey reclamó sus ropas. Los prudentes se las devolvieron limpias y preparadas; así que el rey las colocó en sus armarios y les dijo que se fueran en paz. Los insensatos se las devolvieron arrugadas y sucias. El rey mandó que se mandaran las ropas al lavandero, y que a esos siervos insensatos los metieran en la cárcel. Esta parábola enseña que uno debe devolverle su alma a Dios en toda su pureza original, y que la persona que devuelva un alma sucia quedará condenada.
Es probable que Jesús tuviera estas dos parábolas en mente cuando contó la Suya propia. Entonces, ¿qué estaba tratando de enseñar? Esta parábola contiene también tanto una lección local como otra universal.
(i) La lección local es esta. Jesús acaba de decir que el rey, para llenar de invitados su fiesta, envió a sus mensajeros por los caminos y los senderos para recoger gente. Esa era la parábola de la puerta abierta. Predecía que los gentiles y los pecadores serían recibidos en el Reino. Esta parábola presenta el equilibrio necesario. Es verdad que la puerta está abierta para todos, pero cuando vengan, deben traer una vida que trate de ajustarse al amor que se les ha ofrecido. La gracia no es solo un regalo que se nos da; es también una grave responsabilidad que contraemos. Uno no puede seguir viviendo como vivía antes de encontrarse con Jesucristo. Debe vestirse de una nueva pureza y santidad y bondad. La puerta está abierta para el pecador que quiera ser santo.
(ii) Esta es una lección permanente. La manera como venga una persona a algo demostrará el espíritu en que venga. Si vamos de visita a casa de un amigo, no vamos con el mono que usamos en la obra o en la huerta. Sabemos muy bien que no es la ropa lo que le importa al amigo. Es una cuestión de respeto el presentarnos en casa de nuestro amigo tan decentes como podamos. El hecho de prepararnos para ir allí es una manera de mostrarle externamente a nuestro amigo nuestro afecto y nuestra estima. Así debe ser en la casa de Dios. Esta parábola no tiene nada que ver con lo que nos ponemos para ir a la iglesia; sí con el espíritu en que vamos a la casa de Dios. Hay una manera de disponer la mente y el corazón y el alma: la ropa de la expectación, del sincero arrepentimiento, de la fe, del respeto; y esa es la ropa sin la que no deberíamos venir a la presencia de Dios. Demasiado a menudo vamos a la casa de Dios sin la menor preparación; si todos los hombres y las mujeres de la congregación fueran a la iglesia preparados para dar culto a Dios, después de una breve oración, de un breve pensamiento, de un breve examen de conciencia, entonces el culto sería un culto de verdad; el culto en que suceden cosas en las almas de las personas y en la vida de la iglesia y en los asuntos del mundo.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— Cuando el rey entró a ver a los invitados: Es bastante probable que en su origen los vv. Mat 22:11-14 constituyeran una parábola distinta de la anterior, que habría sido pronunciada por Jesús en otro contexto. De hecho, no tiene correspondencia en el pasaje paralelo de Luc 14:15-24.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
ñ 1006 Rev 19:8
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
no…con traje de boda. Parece ser que cuando un rey invitaba a un banquete, proveía de vestidura a los invitados. Este convidado no aceptó la vestidura que se le ofrecía, y representa a aquellos que tratan de ganar su salvación en lugar de aceptarla como un don de Dios.
Fuente: La Biblia de las Américas
11 (1) Véase la nota 10 (1) .
11 (2) Este traje de boda es tipificado por los vestidos bordados que se mencionan en Sal_45:14 y es representado por el lino fino que se menciona en Rev_19:8 (véase la nota 2). Esta es la justicia sobresaliente de los creyentes vencedores, la cual se menciona en 5:20 (véase la nota 1). Sabemos que el hombre que no tenía traje de boda es salvo, porque vino a la fiesta de bodas. El recibió a Cristo como su justicia para ser justificado delante de Dios ( 1Co_1:30 ; Rom_3:26), pero no vivió a Cristo como su justicia subjetiva ( Flp_3:9) para poder participar del disfrute del reino de los cielos. El fue llamado a la salvación, pero no fue escogido para el disfrute del reino de los cielos, el cual es sólo para los creyentes vencedores.
11 (a) Rev_19:8
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
invitados… Lit. reclinados a la mesa.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R485 El acusativo ἔνδυμα con el participio pasivo se parece a un dativo con la voz activa: no estaba vestido de boda.
R1138 En el v. 11 aparece οὐκ con el participio ἐνδεδυμένον, y en el v. 12 se usa μή con el participio ἔχων. En el primer caso se destaca la situación real de la descripción, mientras que el segundo es el argumento hipotético sobre éste (οὐ con el participio es clásico -BD430[1]; la primera es la negación de un simple hecho, la segunda es una aplicación de ésta -MT232). [Editor. Οὐκ se usa con el participio para hacer hincapié en que lo que había visto el rey fue perceptivamente afirmado (es decir, definidamente el hombre no estaba vestido de boda). Pero μή con el participio no tiene que explicarse en el N.T. A través del N.T. se usa este negativo con un participio para negar simples hechos, como también para negar muchas otras clases de ideas. Parece que el autor tenía en mente la misma negación objetiva que antes había hecho (pero con menos hincapié, posiblemente menos impacto).]
T161 El participio ἐνδεδυμένον se usa con el verbo εἶδεν con el siguiente significado resultante: vio a un hombre que no estaba vestido (el participio que se refiere al complemento directo es similar a una cláusula relativa; comp. BD416[1]).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit. reclinados a la mesa.