Biblia

Comentario de Mateo 22:15 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Mateo 22:15 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo podrían enredarle en alguna palabra.

22:15 — Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra; — «consultaron» («deliberaron», LBLA); querían formular alguna estrategia eficaz como lo hacen los militares para derrotar a sus enemigos. Luc 20:19 agrega que «los principales sacerdotes y los escribas» estaban involucrados en esta maniobra; («sorprenderle», «PAGIDEUO, entrampar, poner lazos o trampas», WEV). Los fariseos no descansarían hasta que hubieran crucificado a Jesús. Quedaban bien asustados por la fama e influencia de Jesús después de la resurrección de Lázaro (Jua 11:48-53), y estaban resueltos a acabar con esa amenaza a su poder sobre el pueblo. Además estaban enfurecidos por las parábolas en las que Jesús pintaba una imagen tan clara de la conducta y condenación de ellos.

Algunos abogados tratan de enredar a los testigos para que éstos se contradigan y desacrediten su testimonio. No les hacen preguntas para obtener información, sino para proponerles dilemas de los cuales no pueden escapar. Tales interrogadores exigen que el testigo conteste sus preguntas con una sola palabra, que sí, o que no, cuando muchas veces no es posible responder así. Tales preguntas no se hacen con sinceridad, sino para poner trampas.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

se fueron los fariseos. Sal 2:2; Mar 12:13-17; Luc 20:20-26.

y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra. Sal 41:6; Sal 56:5-7; Sal 57:6; Sal 59:3; Isa 29:21; Jer 18:18; Jer 20:10; Luc 11:53, Luc 11:54; Heb 12:3.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

sorprenderle quiere decir «trampa», como un cazador atrapando su presa.

 PERSPECTIVA

Monedas romanas

Las monedas en circulación en Palestina incluían tanto la romana como las emisiones locales. La moneda romana típica tenía en un lado un retrato del emperador u otra persona importante (Mat 22:20). En el otro lado estaba un diseño simbólico, tal como un templo. La leyenda al rededor del retrato imperial recientemente había comenzado a incluir la leyenda «DIV», que significa «divino», Julio César fue la primera persona viva en aparecer sobre una moneda oficial.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

22:15 — Entonces se fueron los fariseos y consultaron cómo sorprenderle en alguna palabra; — «consultaron» («deliberaron», LBLA); querían formular alguna estrategia eficaz como lo hacen los militares para derrotar a sus enemigos. Luc 20:19 agrega que «los principales sacerdotes y los escribas» estaban involucrados en esta maniobra; («sorprenderle», «PAGIDEUO, entrampar, poner lazos o trampas», WEV). Los fariseos no descansarían hasta que hubieran crucificado a Jesús. Quedaban bien asustados por la fama e influencia de Jesús después de la resurrección de Lázaro (Jua 11:48-53), y estaban resueltos a acabar con esa amenaza a su poder sobre el pueblo. Además estaban enfurecidos por las parábolas en las que Jesús pintaba una imagen tan clara de la conducta y condenación de ellos.
Algunos abogados tratan de enredar a los testigos para que éstos se contradigan y desacrediten su testimonio. No les hacen preguntas para obtener información, sino para proponerles dilemas de los cuales no pueden escapar. Tales interrogadores exigen que el testigo conteste sus preguntas con una sola palabra, que sí, o que no, cuando muchas veces no es posible responder así. Tales preguntas no se hacen con sinceridad, sino para poner trampas.

Fuente: Notas Reeves-Partain

EL DERECHO HUMANO Y EL DIVINO

Mateo 22:15-22

A eso llegaron los fariseos, e intentaron hacerse un plan para enredar a Jesús en Sus propias palabras. Así es que Le enviaron a sus discípulos, de acuerdo con los herodianos, que Le dijeron:
Maestro, sabemos que eres sincero, y que enseñas el camino de Dios de verdad, sin hacer discriminaciones. Dinos entonces Tu opinión: ¿Es justo pagar tributo al César, o no?

Jesús Se dio perfecta cuenta de la malicia de ellos; así es que les contestó:
-¡Hipócritas! ¿Por qué tratáis de someterme a pruebas? Mostradme la moneda del tributo.
Ellos Le presentaron un denario. Entonces Jesús les preguntó:

-¿De quién son la imagen y la inscripción?
De César Le contestaron.

Pues entonces -les contestó Jesús-, dad al César lo que le pertenece al César, y a Dios lo que Le pertenece a Dios.
Cuando Le oyeron esta respuesta, se quedaron alucinados; y Le dejaron y se fueron.

Hasta este momento hemos visto a Jesús, como si dijéramos, a la ofensiva. Había dicho tres parábolas en las que había acusado directamente a los dirigentes ortodoxos judíos. En la parábola de los dos hijos (Mt 21:28-32 ), los líderes judíos aparecían bajo el disfraz del hijo hipócrita que no hizo la voluntad de su padre. En la parábola de los viñadores malvados (Mt 21:33-46 ), éstos eran ellos. En la parábola de la fiesta del rey (Mt 22:1-14 ), eran los invitados condenados.

Ahora vemos a los líderes judíos lanzando su contraataque; y lo hacen dirigiéndole a Jesús preguntas cuidadosamente formuladas. Le hacen esas preguntas en público, mientras la multitud observa y escucha, y su objetivo es hacer que Jesús Se desacredite con Sus propias palabras en presencia de la gente. Así es que aquí tenemos la pregunta de los fariseos, que estaba enmarcada sutilmente. Palestina era un país ocupado, y los judíos estaban sometidos al Imperio Romano. Y la pregunta era: «¿Es o no es legal pagar tributo a Roma?» Había, de hecho, tres impuestos regulares que cobraba el gobierno romano. Estaba el impuesto de la tierra, que tenían que pagarle los labradores al gobierno, y que era un décimo del grano y un quinto del vino y del aceite que produjeran; este impuesto se pagaba parcialmente en especie, y parcialmente en el dinero equivalente. Estaba el .impuesto sobre la renta, que era el 1 por, ciento de los ingresos de cada persona. Estaba el impuesto de capitación, este, lo tenían que pagar todos, los varones desde la edad de 14 años hasta la de 65 años, y todas las mujeres desde los 12 hasta los 65 años; era de 1 denarius -eso era lo que Jesús llamó la moneda del tributo, y era el equivalente de unas 15pesetas, cantidad que hay que evaluar recordando que 10 pesetas era: el jornal medio de un obrero. El impuesto que se menciona aquí era el de capitación.

La pregunta que los fariseos Le hicieron a Jesús era un verdadero dilema. Si contestaba que era ilegal el pago del impuesto, le acusarían inmediatamente a los oficiales del Imperio Romano como persona sediciosa, y Su arresto se produciría inmediatamente con toda seguridad. Si decía que era legal el pago del impuesto, Se desacreditaría a los ojos de la multitud. La gente, no solo resentía el impuesto como se resienten todos los impuestos; lo resentía aún más por razones religiosas. Para un judío; Dios era el único Rey; su nación era una teocracia; pagar impuestos a un rey terrenal era admitir la validez de su soberanía y, por tanto, insultar a Dios. Así que los más fanáticos .entre los judíos insistían en que cualquier impuesto. que se pagara a un rey extranjero era ilegal por necesidad. Contestara Jesús -como contestara -eso creían sus interrogadores- se metería en líos.
La seriedad de este. ataque se muestra en el hecho de que los fariseos y los herodianos se pusieron de acuerdo para presentarlo, porque normalmente estos dos partidos eran diametralmente opuestos. Los fariseos eran los supremamente ortodoxos, que resentían el pago del impuesto a un rey extranjero como una ofensa al derecho de Dios. Los herodianos eran el partido de Herodes, rey de Galilea, que les debía su poder a los Romanos, y que funcionaba mano a mano con ellos. Los fariseos y los herodianos eran unos cómplices de lo más extraños; olvidaron .sus diferencias movidos por un odio común a Jesús y el deseo común de eliminarle. Cualquiera que insista en su manera de ver las cosas, sea cual sea., odiará a Jesús.

Esta pregunta del pago del impuesto, no tenía un interés exclusivamente histórico: Mateo estaba escribiendo entre los años 80 y 90 d C. El templo había sido destruido el año 70 d C. Mientras estuvo en pie; todo judío había estado obligado a pagar el medio siclo del impuesto del templo. Después de la destrucción del templo, el gobierno romano demandó que ese impuesto se pagará al templo de Júpiter Capitolino en Roma. Está claro que esa disposición les revolvía el estómago á todos los judíos. El asunto de los impuestos era un problema real durante el ministerio de Jesús, y seguía siéndolo en los días de la Iglesia Primitiva.
Pero Jesús fue sabio. Pidió que le enseñaran un denarius, que estaba estampado con la efigie del emperador. El acuñar moneda era una señal de soberanía. Tan pronto como un rey subía al trono acuñaba su propia moneda. Hasta un pretendiente producía moneda para mostrar la realidad de su realeza; y esa moneda se consideraba propiedad del rey cuya imagen llevaba. Jesús preguntó de quién era la imagen de la moneda. La respuesta fue que de César. » Bien; pues entonces dijo Jesús-, devolvédsela a César; es suya. Dadle a César lo que le pertenece, y dadle a Dios lo que Le pertenece.»

En Su sabiduría incomparable, Jesús nunca estableció reglas ni normas; por eso Su enseñanza es atemporal, y nunca pierde su actualidad. Jesús siempre establecía principios. Aquí establece uno sumamente grande e importante.
Todo cristiano tiene una doble nacionalidad. Es ciudadano de un país, en el que está viviendo. A ese país le debe muchas cosas. Le debe la seguridad frente a personas sin ley que solamente puede proveer un gobierno organizado; le debe todos los servicios públicos. Para poner un ejemplo, pocas personas son lo suficientemente ricas como para tener su propio sistema de iluminación, o de limpieza, o de provisión de agua. Estos son servicios públicos. En el estado del bienestar, el ciudadano le debe al estado todavía más: enseñanza, servicios médicos, provisión en caso de desempleo y jubilación. Esto coloca al cristiano en una deuda de obligación. Porque el cristiano es una persona de honor, debe ser un ciudadano responsable. El fallar como ciudadana es también fallar como cristiano. Problemas indecibles pueden sobrevenirle aun país o a una industria cuando los cristianos se niegan a asumir su parte en la administración, y se la dejan a personas no cristianas, egoístas, interesadas, partidistas. El cristiana, tiene un deber para con el César en compensación por los privilegios que le aporta el gobierno del César.
El cristiano es también un ciudadano del Cielo. Hay asuntos de religión y dé principio en los que la responsabilidad del cristiano es para con Dios. Bien puede ser que las dos ciudadanías nunca entren en conflicto. No tienen por qué. Pero cuando el cristiano está convencido de que es la voluntad de Dios que haga algo, debe hacerlo; o si está convencido de que algo es contra la voluntad de Dios, debe oponerse a ello, y no participar en ello. ¿Dónde se encuentra la frontera entre los dos deberes? Jesús no lo dice. Eso es algo que tiene que discernir la propia conciencia de cada cual. Pero un auténtico cristiano y esta es una verdad permanente que Jesús establece aquí es al mismo tiempo un buen ciudadano de su país y un buen ciudadano del Reino del Cielo. No debe faltar a sus deberes para con Dios ni para con los hombres. Debe decirse, con Pedro: «Temed a Dios. Honrad al emperador» (1Pe 2:17 ).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Mat 16:1; Mar 3:6.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

La tributación romana (ver Mar. 12:13-17; Luc. 20:20-26). Las tres siguientes confrontaciones fueron iniciadas por los oponentes de Jesús, con el fin de enredarle en alguna palabra que pudiera ser usada en su contra. La primera trata el asunto de la tasación romana, que era algo fieramente resentido por cualquier judío patriótico ya que era un símbolo de su subyugación política. Unos 25 años antes una revuelta principal en contra de este impuesto fue iniciada por un líder galileo popular llamado Judas (Hech. 5:37), de donde se inspiró el grupo de los zelotes. Por lo tanto, era una pregunta capciosa: el apoyar el impuesto sería no patriótico, mientras que el oponerse al impuesto sería peligroso políticamente (en especial para un líder popular galileo).

Sin embargo, al pedirles que le mostraran un denario, los expuso como hipócritas, ya que ningún judío patriótico debiera estar llevando dicha moneda, porque llevaba la imagen “idolátrica” del emperador y la inscripción con el título de “Hijo de Dios”. Si estaban usando el dinero del César, ¡que le paguen su impuesto! De esta manera Jesús se distanció decisivamente de la posición de los zelotes, infiriendo que la lealtad a un gobierno pagano no era incompatible con su lealtad hacia Dios. Jesús no dijo lo que se debería hacer cuando las dos lealtades estuviesen en conflicto.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

r 1010 Mar 12:13; Luc 20:20

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

cómo atraparle. Los líderes judíos deseaban forzar a Jesús a que se declarara a favor de los zelotes y hacerle así vulnerable a las acusaciones romanas, o a favor de los romanos y hacerle así sospechoso ante los judíos.

Fuente: La Biblia de las Américas

15 (1) Véase la nota 7 (1) del cap.3.

15 (a) vs.15-22: Mar_12:13-17 ; Luc_20:20-26

15 (b) Mat_26:4 ; Mat_27:1

15 (c) Luc_11:54

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

En este pasaje se nos describe el primero de unos ataques artificiosos que en continuada serie se hicieron contra nuestro Señor durante los últimos días que estuvo en la tierra. Sus encarnizados adversarios, los fariseos, percibieron cuánto influjo estaba adquiriendo tanto por medio de sus milagros como por medio de su predicación, y se resolvieron á reducirlo al silencio ó á darle la muerte. Por eso «consultaron como le tomarían en alguna palabra,» y enviaron á sus discípulos, con los de Heródes, para que le hiciesen una pregunta complicada. Lo que querían era hacerlo decir algo que les sirviese de pretexto para acusarlo. Mas su treta no les salió bien, y tuvieron que alejarse en confusión.
Entre otras cosas merecen notarse las siguientes : 1. Las palabras de adulación que los fariseos dirigieron á nuestro Señor. ¡Qué bien podían hablar! ¡Qué palabras tan almibaradas las de que podían valerse! Se imaginaron, sin duda, que de ese modo podían desconcertar á nuestro Señor. De ellos habría podido decirse con verdad: «Ablandan más que manteca las
palabras de su boca, mas guerra hay en su corazón.» Psa 55:21.
Toca á los cristianos estar alerta para no dejarse seducir de la adulación. Es un error suponer que la persecución y los ultrajes son las únicas armas de que se vale Satanás. La Escritura nos presenta muchos ejemplos que pueden servirnos de escarmiento. ¿Qué perdió á Sansón? No los ejércitos de los filisteos, sino el mentido amor de una mujer filistea. ¿Qué motivó la reincidencia de Salomón? No el poder de sus enemigos políticos, sino los halagos de sus numerosas esposas. ¿Cuál fue la causa del gran desatino que cometió Exequias? No fue la espada de Senaquerib ni las amenazas de Rab-shakeh, sino la lisonja de los embajadores babilonios. Precavámonos del adulador. Jamás es Satanás tan temible como cuando se aparece en figura de ángel de luz, ni el mundo tan peligroso como cuando parece sonreírnos.
2. El maravilloso acierto con que nuestro Señor contestó á sus adversarios. Los fariseos y los herodianos le preguntaron si era lícito dar tributo al César, creyendo sin duda que no podría contestarles Sin caer en sus redes. Si él hubiera replicado simplemente que era justo dar el tributo, lo habrían acusado ante el pueblo de que había desacatado los privilegios de Israel, y había considerado á los hijos de Abrahán no ya como libres, sino como vasallos de un poder
extranjero. Si, por otra parte, hubiera contestado que no era lícito pagar el tributo, lo habrían acusado ante los romanos como sedicioso y rebelde contra César.
Pero nuestro Señor con su conducta desbarató sus planes completamente. Pidió que se le mostrase moneda del tributo; y les preguntó de quién era la figura que sobre ella había estampada. Le contestaron que del César, reconociendo así que César ejercía sobre ellos funciones gubernativas, puesto que el que acuñaba la moneda corriente regia doquiera que esa moneda circulaba como legal. La respuesta de nuestro Señor fue tan pronta como concluyente: «Pagad, pues, á César lo que es de César, y á Dios lo que es de Dios.» El principio que estas palabras entrañan es de grandísima importancia. El cristiano debe, por una parte, obediencia al gobierno civil bajo cuyo amparo vive, en todo lo temporal. Aunque no apruebe todos los actos de ese gobierno, tiene que someterse á sus leyes mientras estén vigentes. Pero, por otra parte, debe obediencia al Dios de la Biblia en todo lo que sea puramente espiritual. Ni la pérdida temporal, ni la privación de derechos civiles, ni la opresión de las autoridades dominantes, deben inducirlo á hacer lo que está claramente prohibido en la Biblia.
Esta cuestión es, sin duda, harto difícil y delicada. Aun los hombres rectos y sabios han diferido mucho entre sí al determinar en donde termina lo que es del César y empieza lo que es de Dios. Para juzgar con acierto acerca de esta clase de cuestiones, todo cristiano verdadero debe implorar constantemente el auxilio divino.

Fuente: Los Evangelios Explicados

alguna palabra… Lit. una palabra.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

B207 Ὅπως se usa para introducir una cláusula de complemento directo, y significa: que (comp. Mat 12:14).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit. en palabra.

Fuente: La Biblia Textual III Edición