Comentario de Mateo 26:36 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a los discípulos: —Sentaos aquí, hasta que yo vaya allá y ore.

26:36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. — Jesús oraba cuando fue bautizado, cuando escogió a los doce apóstoles, en el monte de transfiguración — oraba sin cesar. Jua 18:1, «Habiendo dicho estas cosas» (Jua 14:1-31; Jua 15:1-27; Jua 16:1-33) llegó con sus apóstoles a un lugar llamado Getsemaní, palabra que significa «prensa de aceite». Es el nombre del huerto (Jua 18:1) en el monte de Olivos. «Muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos» (Jua 18:2). Ahora Jesús entra en este huerto no para escapar de la muerte, sino para prepararse para la muerte. El diablo nos tienta cuando estamos débiles y angustiados, pero Jesús había dicho (Jua 14:30), «viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí».

El huerto de Getsemaní era para Jesús un lugar de suplicación. Aquí dirigía vehementes súplicas al Padre.

«Adelantándose un poco», Luc 22:41, «a distancia como de un tiro de piedra»; aunque estuvieran los once apóstoles en el huerto con Jesús (y tres de ellos aun más cerca de El), El quería estar a solas con el Padre, como había hecho tantas veces durante su vida. Así fue que el huerto de Getsemaní era para Jesús un lugar de soledad. Primero, se arrodilló (Luc 22:41, «y puesto de rodillas oró»); luego «cayó sobre su rostro», indicando la intensidad de su suplicación al Padre. No solamente oró, sino que oró «intensamente» (Luc 22:44, «con mucho fervor», LBLA). No dijo «Padre nuestro», sino «Padre mío»; la relación entre Cristo el Padre es distinta a la relación que sostenemos con el Padre. Mar 14:36, «Abba es una palabra aramea… es la palabra formada por los labios de los niños de pecho, e implica una confianza total; ‘padre’ expresa un entendimiento inteligente de la relación. Las dos palabras juntas expresan el amor y la confianza inteligente del hijo» (WEV).

Jesús no acude al Padre en oración para pedir doce legiones de ángeles para destruir sus enemigos (Mat 26:53; Jua 19:11).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

la aldea. Mar 14:32-35; Luc 22:39; Jua 18:1.

hasta que vaya allí y ore. Mat 26:39, Mat 26:42; Sal 22:1, Sal 22:2; Sal 69:1-3, Sal 69:13-15; Heb 5:7.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Judas ya se había ido (Jua 13:21-30); el Señor dejó a ocho de sus discípulos en este punto.

Getsemaní (que significa: «prensa de aceite»), estaba al este de Jerusalén en el Monte de los Olivos. En el lugar se trituraban y exprimían las aceitunas.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Getsemaní. Lit. «lagar de aceite». Este era un lugar frecuente de reunión para Jesús y sus discípulos (Jua 18:2), justo en el torrente de Cedrón desde Jerusalén (Jua 18:1). En la actualidad existe allí un jardín de olivos antiguos. La familiaridad de Judas con respecto a los hábitos de Jesús le permitió encontrarlo fácilmente, aun cuando Jesús no había anunciado previamente sus intenciones de estar allí.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

26:36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. – Jesús oraba cuando fue bautizado, cuando escogió a los doce apóstoles, en el monte de transfiguración – oraba sin cesar. Jua 18:1, «Habiendo dicho estas cosas» (Jua 14:1-31; Jua 15:1-27; Jua 16:1-33) llegó con sus apóstoles a un lugar llamado Getsemaní, palabra que significa «prensa de aceite». Es el nombre del huerto (Jua 18:1) en el monte de Olivos. «Muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos» (Jua 18:2). Ahora Jesús entra en este huerto no para escapar de la muerte, sino para prepararse para la muerte. El diablo nos tienta cuando estamos débiles y angustiados, pero Jesús había dicho (Jua 14:30), «viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí».
El huerto de Getsemaní era para Jesús un lugar de suplicación. Aquí dirigía vehementes súplicas al Padre.
«Adelantándose un poco», Luc 22:41, «a distancia como de un tiro de piedra»; aunque estuvieran los once apóstoles en el huerto con Jesús (y tres de ellos aun más cerca de El), El quería estar a solas con el Padre, como había hecho tantas veces durante su vida. Así fue que el huerto de Getsemaní era para Jesús un lugar de soledad. Primero, se arrodilló (Luc 22:41, «y puesto de rodillas oró»); luego «cayó sobre su rostro», indicando la intensidad de su suplicación al Padre. No solamente oró, sino que oró «intensamente» (Luc 22:44, «con mucho fervor», LBLA). No dijo «Padre nuestro», sino «Padre mío»; la relación entre Cristo el Padre es distinta a la relación que sostenemos con el Padre. Mar 14:36, «Abba es una palabra aramea… es la palabra formada por los labios de los niños de pecho, e implica una confianza total; ‘padre’ expresa un entendimiento inteligente de la relación. Las dos palabras juntas expresan el amor y la confianza inteligente del hijo» (WEV).
Jesús no acude al Padre en oración para pedir doce legiones de ángeles para destruir sus enemigos (Mat 26:53; Jua 19:11).

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA BATALLA DEL ALMA EN EL HUERTO

Mateo 26:36-46

Entonces Se dirigió Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y les dijo a Sus discípulos:
-Quedaos aquí, mientras Yo me retiro -a orar más adelante.
Entonces Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y empezó a abatirse y angustiarse en gran manera. Entonces les dijo:
Mi alma está muy abatida, hasta la muerte. Quedaos aquí y velad conmigo.
Jesús Se retiró un poco más adelante, y Se postró rostro a tierra en oración diciendo:
Padre, si es posible, haz que pase de Mí esta copa; pero no se haga lo que Yo quiero, sino lo que quieres Tú.
Seguidamente volvió adonde estaban ellos, y Se los encontró durmiendo, y le dijo a Pedro:
-¿Es que no habéis podido estar despiertos conmigo ni siquiera una hora? Velad y orad, pura que no se os someta a prueba. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
Jesús volvió a retirarse por segunda vez a orar; y decir:
Padre, si no es posible que esto pase de Mí sin que Yo -lo beba, hágase Tu voluntad.
Y volvió otra vez, y se los encontró dormidos, porque tenían los ojos cargados de sueño. Entonces los dejó, y Se retiró otra vez, y oro por tercera vez repitiendo las mismas palabras. Luego volvió a Sus discípulos, y les dijo:
Ahora ya podéis seguir durmiendo y descansar. Fijaos: la hora se acerca en que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de pecadores. Levantaos, vámonos. Fijaos: el que Me entrega está cerca.

Este es un pasaje al que debemos acercarnos de rodillas. Aquí, del estudio se debe pasar a la adoración.
En la misma Jerusalén no hay jardines de tamaño considerable; porque en una ciudad situada en la cima de una montaña no hay sitio para los espacios abiertos; todos los metros cuadrados son valiosos para la construcción. Así que los ciudadanos pudientes tenían sus jardines privados en las laderas del monte de los Olivos. La palabra Getsemaní quiere decir probablemente almazara, o molino de aceite; y sin duda era un huerto de olivos al que Jesús tenía derecho a entrar. Es curioso, y conmovedor, el pensar en los amigos anónimos que tuvo Jesús en Sus últimos días. Estaba el que Le prestó el asnillo para hacer la Entrada Triunfal en Jerusalén; estaba el que Le prestó el aposento alto en el que celebró la última Cena; y ahora se supone que otro amigo le prestó su huerto del monte de los Olivos para que Se retirara a orar. En un desierto de odio, todavía había oasis de amor.

Llevó consigo al huerto a los tres discípulos que habían estado con Él en el monte de la Transfiguración, y allí oró; más aún: Se debatió en oración. Al contemplar con santa reverencia la batalla de Su alma en el huerto, vemos algunas cosas.
(i) Vemos la agonía de Jesús. Ahora estaba seguro de que la muerte Le esperaba. Sentía su fétido aliento en Su rostro. Nadie quiere morir a los treinta y tres años, y menos en la agonía de una cruz. Era su lucha suprema, y el resultado estaba en la balanza. La salvación del mundo estaba en peligro en el huerto de Getsemaní, porque aun entonces, Jesús podría haberse vuelto atrás, y el propósito de Dios se habría frustrado.

En este momento, lo único que sabía Jesús era que tenía que seguir adelante, y delante Le esperaba una cruz. Con toda reverencia podemos decir que aquí vemos a Jesús aprendiendo la lección que todos los seres humanos debemos aprender algún día: Aceptar lo que no podemos comprender. Lo único que sabía era que la voluntad de Dios Le llamaba imperiosamente a seguir adelante. A cada uno de nosotros nos suceden cosas en este mundo que no podemos entender; es entonces cuando la fe se pone a prueba hasta su último límite; y en tales momentos es dulzura para el alma recordar que Jesús también lo pasó en Getsemaní. Tertuliano (De Bapt. 20) nos conserva un dicho de Jesús que no está en los evangelios: «El que no haya sido tentado no puede entrar en el Reino del Cielo.» Es decir: Cada persona tiene su propio Getsemaní, y cada persona tiene que aprender a decir: «Hágase Tu voluntad.»

(ii) Vemos la soledad de Jesús. Tomó consigo a Sus tres discípulos selectos; pero ellos estaban tan agotados con el drama de los últimos días y horas, que no pudieron mantenerse despiertos. Y Jesús tuvo que pelear Su batalla a solas. Eso también es verdad de todas las personas. Hay algunas cosas que una persona tiene que arrostrar, y algunas decisiones que una persona tiene que hacer, en una soledad terrible de su alma; hay momentos en que fallan los que podrían ayudar, y los consuelos se disipan; pero en esa soledad está con nosotros Aquel Que en Getsemaní la experimentó y superó.

(iii) Aquí vemos la confianza de Jesús. Aún la vemos mejor en el relato de Marcos, en el que Jesús empieza Su oración diciendo: «Abba, Padre» (Mr 14:36 ). Hay todo in mundo encantador en esta palabra Abba, que estará oculto a nuestros oídos occidentales a menos que conozcamos su contenido. Joaccim Jeremias, en su libro Las palabras de Jesús, escribe: «El uso que hace Jesús de la palabra Abba dirigiéndose a Dios no tiene paralelo en toda la literatura judía. La explicación de este hecho ha de encontrarse en la afirmación de los padres Crisóstomo, Teodoro y Teodoreto, de que Abba (como yaba se usa todavía en árabe) era la palabra que usaba un niño para dirigirse a su padre, cuya traducción en castellano sería Papá; era una palabra familiar, cotidiana, que nadie se había atrevido a usar para. dirigirse a Dios. Jesús sí. Él hablaba con Su Padre celestial de la manera infantil, confiada e íntima de un hijo pequeño con su padre.» Sabemos cómo nos hablan nuestros hijos, y cómo nos llaman a sus padres. Así era como hablaba Jesús con Dios. Aun cuando no Le entendiera totalmente; aun cuando Su única convicción era que Dios Le empujaba hacia la Cruz; Le llamaba Abba, como un hijo pequeño. Aquí tenemos confianza, una confianza que nosotros debemos tener en ese Dios al Que Jesús nos, ha enseñado a conocer como nuestro Padre.

(iv) Vemos el coraje de Jesús. » Levantaos dijo Jesús-, vámonos. El que Me traiciona se acerca.» Celso, el filósofo pagano que atacó el Cristianismo, usó esa frase para demostrar que Jesús intentó huir. Es precisamente lo contrario. «Levantaos -dijo-, la hora de la oración y la hora del huerto ha pasado. Ahora es la hora de la acción. Enfrentémonos con la vida y con los hombres en su aspecto más terrible.» Jesús Se levantó de la posición arrodillada para emprender la batalla de la vida. Para eso está la oración. En la oración, una persona se arrodilla delante de Dios para poder estar erguido ante los hombres y las circunstancias de la vida: En la oración una persona entra en el Cielo para poder arrostrar las batallas de la Tierra.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Mat 14:23; Luc 6:12; Luc 9:28; Heb 5:7.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

— Getsemaní: Etimológicamente, la palabra significa “lugar de aceite”. Parece, pues, tratarse de un paraje en la falda del monte de los Olivos donde, además de olivos, podía existir un molino o almazara para la elaboración del aceite.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El huerto del Getsemaní (ver Mar. 14:32-42; cf. Luc. 22:39-46). Esto es tierra santa. Aquí tenemos una visión momentánea y privilegiada de la relación íntima de Jesús con su Padre y un vislumbre sobrio del precio de su misión.

El huerto de los Olivos llamado Getsemaní, apenas afuera de los límites de la ciudad, era el “campamento” regular del grupo durante esta semana en Jerusalén. (La mayoría de los peregrinos que venían a celebrar la Pascua tenía que dormir afuera, ya que la ciudad estaba extremadamente apiñada durante el festival.) Si hubiesen cambiado de lugar esa noche podrían haber malogrado el plan de Judas, pero nuevamente Jesús eligió no evadir la suerte que él había predicho. Este pasaje indica que él había aceptado todo esto, no como una necesidad penosa, sino como la voluntad de su Padre.

Sin embargo, esta no fue una resignación tranquila y libre de perturbación. La perspectiva de su sufrimiento venidero (ver sobre 20:22 para el significado de la copa) lo repelía, y él rogaba por otra alternativa, si el propósito de Dios lo podía permitir. Es algo tierno notar que en su aflicción él ansiaba el compañerismo humano (38), aunque aun eso se le negó por el sueño que sentían los discípulos. Todo el pasaje es un testimonio poderoso de la realidad de la naturaleza humana de Jesús (como lo aclara Heb. 5:7-9). Esto deja una impresión aun mayor de que, a la postre, no había ninguna duda de que la voluntad del Padre tenía que ser prioritaria, sin importar el precio.

El fracaso de sus discípulos en no apoyar a Jesús no fue causado por la cobardía (aunque esto seguirá), sino que fue por cansancio físico (41). Pronto tendrían que verse cara a cara con la tentación más seria de negar a Jesús, cosa que él ya les había advertido; y el fracaso de ellos en compartir ahora en la preparación de Jesús para la pasión venidera los dejaría sin defensa al llegar la prueba.

Notas. 37 Pedro y los dos hijos de Zebedeo habían sido los compañeros de Jesús sobre el monte (17:1), y los tres se habían declarado listos para sufrir con él (20:22; 26:35); pero cayeron ante la primera valla. 46 El verbo que se traduce vamos no sugiere retroceso, sino avance para encontrarse con el “enemigo” que se avecinaba.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

x 1309 Luc 22:39; Jua 18:1

y 1310 Mar 14:32; Luc 22:40

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Getsemaní. Jesús y los discípulos frecuentemente iban a este huerto (cp. Lc 22:39– 40; Jn 18:2). La palabra significa prensa de aceite , a causa de los olivares que allí crecían. El Getsemaní era un huerto enclavado sobre la parte baja de la ladera occidental del monte de los Olivos, a 1 km del muro oriental de Jerusalén.

Fuente: La Biblia de las Américas

36 (1) Getsemaní significa prensa de aceite. En Getsemaní el Señor sufrió gran presión para que el aceite, el Espíritu Santo, pudiera fluir.

36 (a) vs.36-46: Mar_14:32-42 ; Luc_22:40-46

36 (b) Jua_18:2

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Getsemani. El nombre significa «lagar, o prensa, de aceite». Era un huerto que, sin duda, contenía olivos, en la ladera del monte de los Olivos.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

En los versículos arriba trascritos se describe el episodio que comúnmente se denomina «la agonía de Jesús en Getsemaní» Pasaje es este que debemos leer llenos de reverencia y admiración, porque contiene muchas cosas que no alcanzamos á comprender.
¿Por qué se entristeció y se angustió en gran manera el Salvador? ¿Qué quiso decir con estas palabras: «Mi alma está muy triste hasta la muerte «? ¿Por qué se apartó de sus discípulos y. postrándose sobre su rostro, repitió á su Padre por tres veces una férvida plegaria? ¿Por qué fue que el Hijo todopoderoso de Dios, que había obrado tantos milagros, estaba tan apesarado y agitado? ¿Por qué fue que Jesús que había venido al mundo para morir, parecía pronto á desmayarse al ver que se aproximaba su muerte? A estas preguntas puede tan solo darse una respuesta. Lo que así le oprimía el alma á nuestro Señor, no era el temor de la muerte ni de los dolores que la precediesen. Millares de hombres ha habido que sufriendo las agonías más terribles, han muerto sin lanzar un gemido, y nuestro Señor, sin duda, podía haber hecho otro tanto. Pero lo que realmente acongojaba á Jesús era el pecado del mundo que en aquellos momentos parecía gravitar sobre su alma con un peso inmenso. Cuan inmenso era nosotros no alcanzamos á concebirlo. Solo Dios sabe.
Más, por misterioso que nos parezca el pasaje de que tratamos, no por eso debemos dejar desapercibidas las verdades prácticas y preciosísimas que contiene.
Veamos cuáles son.
1. Que la oración es el mejor bálsamo en la desgracia. Jesús oró cuando se vio angustiado. Todos los cristianos deben hacer lo mismo.
En este mundo de pecado todos tenemos que libar el cáliz del pesar. «Como las centellas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción.» Job 5:7. Mas ¿qué es lo primero que hemos de hacer en la hora de la aflicción? Como Job, debemos postrarnos en tierra y adorar. Job 1:20. El primer ser á quien debemos acudir por socorro es Dios. Es un distintivo del creyente el no procurar ocultar nada de su mejor Amigo. Si así lo hiciéramos, podemos estar seguros de que nuestra plegaria será contestada. Si lo que pidiéremos fuere posible y redundare en gloria de Dios, nos será concedido. O bien, se nos librará del pesar ó se nos dará gracia para sobrellevarlo, como sucedió con San Pablo. 2Co 12:9.
2. Que una de, nuestras más ardientes aspiraciones en la vida ha de ser la de someter nuestra voluntad á la de Dios. Las palabras de nuestro Señor relativamente á este asunto manifiestan un espíritu que debemos esforzarnos en imitar. Dijo El: «No como yo quiero, mas como tú.» Y después: «Hágase tu voluntad..
Una voluntad sin freno y sin el influjo de la gracia divina es en la vida del hombre una fuente de malestar. La voluntariedad se nota aun en los infantes. Es que nace con el hombre. A todos nos gusta seguir nuestro antojo. Queremos y ansiamos muchas cosas, y no nos detenemos á pensar que no sabemos lo que es para nuestro bien y no podemos escoger lo que nos conviene. Feliz el que se ha acostumbrado á no tener antojos, y á estar, en todo caso, contento con lo que posee.
Es esa una lección que se aprende muy despacio, y que no debe estudiarse en la escuela del hombre sino en la de Jesucristo. Phi 4:11.
3. Que aun los verdaderos discípulos de Jesucristo adolecen de mucha flaqueza, y que por lo tanto tienen que velar y orar para no descarriarse. Cuéntasenos en este pasaje que Pedro, Santiago y Juan dormían en tanto que debían estar velando y orando, y que nuestro Señor les dirigió estas solemnes palabras: » Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto mas la carne enferma..
Todos los creyentes tienen en su naturaleza dos elementos heterogéneos. Aunque se han convertido y han sido renovados por el Espíritu, aún les queda mucha maldad, mucho pecado. San Pablo aludía á este hecho cuando dijo: » Así que, en queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal habita conmigo. Porque según el hombre interior me deleito en la ley de Dios; mas veo otra ley en mis miembros rebelándose contra la ley del espíritu, y llevándome cautivo á la ley del pecado que está en mis miembros.» Rom 7:21-23. Y la experiencia de los cristianos en todos los siglos confirma esas palabras. En su interior encuentran dos principios opuestos que luchan entre sí. Á esos dos principios fue que se refirió nuestro Señor cuando se dirigió á sus soñolientos discípulos. Al uno lo denominó carne, y al otro espíritu.
Más ¿disculpó Jesús la flaqueza de sus discípulos? De ninguna manera. Los que tal concepto emiten no comprenden cuál fue su propósito. Lo que él quiso decir fue que la existencia de esa misma debilidad era una razón por la cual debían velar y orar.

Fuente: Los Evangelios Explicados

Getsemaní… Esto es, prensa del olivar; oro… Lit. oraré.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R976 Ἕως significa: mientras; comp. Mat 14:22 (significa: hasta que, con el aoristo de subjuntivo: siéntense aquí mientras oro, o hasta que haya orado; mientras oro es levemente perifrástico -B325). [Editor. En verdad, hasta que haya orado tiene una idea resultante que es similar a mientras oro.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Esto es, prensa del olivar.

26.36 Lit. oraré.

Fuente: La Biblia Textual III Edición