Comentario de Mateo 27:27 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces los soldados del procurador llevaron a Jesús al Pretorio y reunieron a toda la compañía alrededor de él.
27:27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía; 28 y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata, 29 y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! — El verbo hacían indica acción continua, repetida. Jesús era escarnecido continuamente ante el concilio, Mat 26:67; ante Herodes, Luc 23:11; ante Pilato, Mat 27:27-31. Los soldados eran muy abusivos, haciendo todo esto como un juego, una diversión, pero en su ignorancia llevaron su juego a un nivel muy bajo de indecencia, violencia y crueldad. Los judíos le hacían burla como si fuera un profeta falso, y ahora los romanos le hacen burla como si fuera un rey falso. Se burlaban de El: ver 29, los soldados del gobernador; ver 39, «los que pasaban»; ver 41, «los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos» cumplieron al pie de la letra la profecía del Sal 22:8; ver 44, «Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él». Véanse Sal 109:25.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
al pretorio. Mar 15:16; Jua 18:28, Jua 18:33; Jua 19:8, Jua 19:9; Hch 23:35.
a toda la compañía. Jua 18:3; Hch 10:1; Hch 27:1.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El pretorio era la residencia oficial del gobernador cuando él estaba en Jerusalén. Este fue originalmente construido como un palacio para Herodes el Grande.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
pretorio. La residencia de Pilato en Jerusalén. Probablemente se localizaba en la Fortaleza Antonia, adyacente a la esquina NO del templo. «Los soldados del gobernador» formaban parte de la «compañía», alrededor de seiscientos soldados, asignados para servir al gobernador (Pilato) durante su estadía en Jerusalén.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
27:27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía; 28 y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata, 29 y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! – El verbo hacían indica acción continua, repetida. Jesús era escarnecido continuamente ante el concilio, Mat 26:67; ante Herodes, Luc 23:11; ante Pilato, Mat 27:27-31. Los soldados eran muy abusivos, haciendo todo esto como un juego, una diversión, pero en su ignorancia llevaron su juego a un nivel muy bajo de indecencia, violencia y crueldad. Los judíos le hacían burla como si fuera un profeta falso, y ahora los romanos le hacen burla como si fuera un rey falso.
Se burlaban de El: ver 29, los soldados del gobernador; ver 39, «los que pasaban»; ver 41, «los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos» cumplieron al pie de la letra la profecía del Sal 22:8; ver 44, «Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él». Véanse Sal 109:25.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LAS BURLAS DE LOS SOLDADOS
Mateo 27:27-31
Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús a su cuartel, y reunieron allí a todo el destacamento. Le quitaron a Jesús lo que llevaba puesto, y Le pusieron la túnica púrpura de un solado; luego trenzaron una corona de espinos, y Se la pusieron en la cabeza, y Le colocaron una caña en la mano derecha; y doblaban la rodilla delante de Él, y se burlaban de Él diciendo:
-¡Salve, Rey de los judíos! -Y Le escupían, y Le quitaban la caña y Le golpeaban con ella en la cabeza.
Cuando se hubieron divertido con Él, Le quitaron la túnica, y Le pusieron Su propia ropa, y Le condujeron al lugar de la ejecución.
La terrible rutina de la crucifixión había comenzado. La última sección acababa diciéndonos que Pilato mandó que azotaran a Jesús. Eso era una terrible tortura romana. Desnudaban a la víctima; le ataban las manos a la espalda, y le ataban a una columna con la espalda doblada y convenientemente expuesta al látigo. El látigo era una tira larga de cuero en la que se ponían incrustado a trozos huesos agudos y piezas de plomo. Tal tortura solía preceder a la crucifixión, y «reducía el cuerpo desnudo del reo a tiras de carne cruda, y a sangrantes y ardientes verdugones.» Muchos morían en la tortura, y otros perdían la razón, y pocos se mantenían conscientes hasta el fin.
Después de eso entregaron a Jesús a los soldados mientras se preparaban los últimos detalles de la crucifixión y la cruz. Los soldados Le llevaron a su cuartel en la sede del gobernador, y reunieron a todo el destacamento. El destacamento se llama una speira; una speira completa ero seiscientos hombres. No es probable que hubiera tantos en Jerusalén. Estos soldados eran la guardia personal de Pilato, que le habían acompañado desde Cesarea, donde estaba su cuartel general.
Puede que nos horroricemos ante lo que hicieron los soldados; pero, de todos los que intervinieron en la pasión de Jesús, fueron los menos culpables. No estaban fijos en Jerusalén; no tenían ni la menor idea de Quién era Jesús. Por supuesto que no eran judíos, porque los judíos eran los únicos que estaban exentos del servicio militar en el imperio romano; puede que procedieran de los límites del imperio. Hicieron una parodia de la realeza de Jesús; pero, al contrario que los judíos y el mismo Pilato, actuaban en ignorancia.
Puede que para Jesús, de todo lo que sufrió, esto fuera lo más soportable; porque, aunque se burlaron de Su realeza, no había odio en sus ojos. Para ellos no se trataba más que de un iluso galileo que iba a la cruz. No carece de significado el que Filón nos cuente que un gentío judío hizo algo muy parecido con un joven demente: «Tomaron una tira de tela, y se la colocaron en la cabeza como si fuera una diadema… y le dieron como cetro una caña del junco nativo del papiro que se encontraron tirado al borde del camino. Y, como estaba disfrazado de rey… algunos se dirigían a él como para saludarle, y otros como para presentarle alguna demanda.» Así se divertían con un chaval medio idiota; y eso fue lo que los soldados hicieron con Jesús.
Seguidamente se prepararon para conducirle al lugar de la crucifixión. Algunas veces se nos dice que no debemos detenernos morbosamente en el aspecto físico de la crucifixión; pero no podemos hacernos una idea muy clara de lo que Jesús hizo y padeció por nosotros. Klausner, el escritor judío, dice: » La crucifixión es la muerte más terrible y cruel que han diseñado los seres humanos para vengarse de sus semejantes.» Cicerón la llamaba » la tortura más cruel y más horrible.» Tácito la llamaba » una tortura apropiada solo para esclavos.»
La inventaron en Persia; y puede que su razón de ser fuera que la tierra se consideraba consagrada al dios Ormuz, así que el criminal se colocaba fuera del contacto con ella, para que no la contaminara; porque era la propiedad del Dios. De Persia pasó a Cartago en el Norte de África, y fue de los cartagineses de los que la aprendieron los Romanos, aunque estos no la aplicaban más que a los rebeldes, esclavos fugitivos y la clase más baja de criminales. Era una ejecución que no se podía aplicar legalmente a un ciudadano romano.
Klausner pasa a describir la crucifixión. Se ataba a la cruz al criminal, que ya era una masa sangrante después de los azotes. Allí colgaba hasta morir de hambre y sed y exposición a la intemperie, incapaz de defenderse ni siquiera de los tábanos, que acudían a su cuerpo desnudo y a sus heridas sangrantes. No es una escena agradable de contemplar, sino horrible la que Jesucristo sufrió -voluntariamente- por nosotros.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— palacio: Lit. pretorio. Es la mansión-fortaleza donde residía el gobernador romano en Jerusalén (ver nota a Mat 27:2). Puede tratarse del palacio de Herodes, situado en la parte occidental de la ciudad, o de la llamada Torre Antonia, fortaleza situada junto al Templo, y donde estaba acuartelada la guarnición romana.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La burla de los soldados romanos (ver Mar. 15:16-20). Aunque hubo brutalidad física aquí, el enfoque principal es sobre la burla. Los soldados gentiles tenían a su merced a un “rey” judío, e hicieron teatro con una coronación paródica, usando cualquier cosa que les viniere a la mano: el capote rojo de un soldado como ropaje imperial, una caña como cetro real y una corona hecha de espinas. De esta manera el “rey de los judíos”, ya maltratado por su propia gente (26:67, 68), fue deshonrado igualmente por los gentiles.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
d 1409 Mar 15:16
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
los soldados del gobernador. Estas tropas auxiliares eran reclutadas entre los palestinos no judíos.
Pretorio. El gobernador romano normalmente vivía en su residencia o palacio en Cesarea (del mar), pero durante los festivales o en emergencias militares vivía en esta residencia oficial en la parte occidental de Jerusalén.
Fuente: La Biblia de las Américas
Aquí se burlan de Jesús como Rey; en el juicio religioso se burlaron de El como profeta (26:67– 68).
Fuente: La Biblia de las Américas
27 (1) Es decir, la residencia oficial del gobernador.
27 (a) vs.27-31: Mar_15:16-20 ; Jua_19:2-3
27 (b) Jua_18:28 , Jua_18:33 ; Jua_19:9 ; Hch_23:35
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
pretorio. La residencia de Pilato en Jerusalén. Estaba situado probablemente en la torre Antonia, cerca del templo, aunque es posible que estuviese ubicado cerca del palacio de Herodes.
compañía. Lit., cohorte; es decir, la décima parte de una legión (entre 300 y 600 hombres).
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
La pasión de nuestro Señor es á la verdad asombrosa cuando se considera que el paciente era el Hijo eterno de Dios, y cuando se tiene en cuenta que nosotros por nuestra maldad fuimos la causa de ella.Observemos, en primer lugar, cuan intensos y reales fueron los padecimientos de nuestro Señor.La enumeración de los dolores corporales que él tuvo que sufrir es espantosa. Las tribus más salvajes, en su lujo de crueldad, no habrían podido concentrar torturas tan crueles en un enemigo como las que fueron concentradas en el cuerpo de nuestro amado Maestro. Y no hay que olvidar que él tenía un cuerpo análogo en todo á los nuestros, y que por consiguiente sentía el dolor tan agudamente como nosotros lo sentimos. Veamos qué fue lo que tuvo que padecer.Menester es recordar que había pasado una noche de insomnio y de grandes agonías mentales; que había sido conducido de Getsemaní al concilio judío, y del concilio al pretorio de Pilato; que había sido sometido á juicio dos veces, y dos veces había sido condenado; que ya había sido azotado y golpeado con varas; y que lo habían entregado en manos de los soldados romanos, quienes eran duchos en toda clase de crueldad y no sabían conducirse con decencia ó con compasión. Esos hombres insensibles procedieron al punto á satisfacer su antojo. Reunieron toda la cuadrilla; le quitaron la vestidura á nuestro Señor, y le pusieron, por befa, un manto de púrpura; tejieron una corona de espinas agudas, y con escarnio se la colocaron en la cabeza; se arrodillaron ante él burlándolo corno si fuera rey solo de pretensión; le escupieron; le dieron golpes en la cabeza; y finalmente, después de ponerle de nuevo su propia vestidura, lo condujeron fuera de la ciudad á un lugar llamado Gólgota y allí lo crucificaron entre dos ladrones.Y ¿en qué consistía la crucifixión? Detengámonos por un momento á pensar en ese suplicio. Se ponía á la víctima de espaldas sobre un madero vertical con un atravesaño, ó en el tronco de un árbol con ramas laterales, y clavada de pies y de manos, se le dejaba allí suspendido, hasta que expiraba de dolor y debilidad. No moría de repente, porque no se le hería ningún órgano vital, pero sufría las agonías más terribles sin poderse mover. Esa fue la muerte que Jesús sufrió por nosotros. Por seis largas horas estuvo allí colgado ante una muchedumbre curiosa, desnudo y echando sangre desde la cabeza hasta los pies: con la cabeza punzada de espinas, las espaldas heridas de azotes; las manos y los pies horadados con clavos; y befado é insultado por sus enemigos hasta los últimos momentos.Observemos, por último, que nuestro Señor experimentó todos esos sufrimientos por vía de subrogación. No padeció por sus pecados, sino por los nuestros. En toda su pasión obró como nuestro sustituto.Esta es una verdad importantísima. Si de ella se prescindiese, la historia de la pasión con todos sus pormenores parecería misteriosa á inexplicable. Afortunadamente en las Escrituras se la menciona con frecuencia y de una manera muy explícita. Se nos dice que Jesucristo «llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero;» que «padeció una vez por los pecados, el justo por los injustos;» que «fue hecho pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él ;» que «fue hecho por nosotros maldición ;» que «fue ofrecido una sola vez para cargar con los pecados de muchos;» que «fue herido por nuestras trasgresiones;» y que «Jehová traspuso en él el pecado de todos nosotros.» 1Pe 2:22 y 3:18; 2Co 5:21; Gal 3:13; Heb. 9: 28: Isa 53:5, Isa 53:8.Que Jesucristo sufrió como nuestro sustituto se percibe en todas las escenas de su pasión. Fue azotado, para que, según dice la Escritura, por sus cardenales fuéramos sanados ; fue condenado, aunque era inocente, para que nosotros fuéramos absueltos; se ciñó una corona de espinas para que nosotros nos ciñéramos una corona de gloria ; fue despojado de su vestidura para que nosotros fuéramos revestidos de justicia eterna ; fue befado é insultado para que nosotros fuéramos honrados y bendecidos; se le dijo que era incapaz de salvarse á sí mismo, para que pudiese salvar á los demás perpetuamente; murió, y eso de la manera más ignominiosa y dolorosa, para que nosotros pudiéramos vivir para siempre y ser elevados á la gloria más excelsa.
Fuente: Los Evangelios Explicados
pretorio… Cuartel general del ejército del procurador; la compañía… Unos 600 hombres.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
I.e., unidad militar romana compuesta de varias centurias
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit. pretorio, cuartel general del ejército del procurador.
27.27 O seiscientos hombres.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
‡ El cuartel militar.
Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento
Biblia Peshitta 2006 Notas:
[44] 27.27 Residencia oficial o palacio del gobernador de una provincia, en este caso de Poncio Pilato.
Fuente: Peshitta en Español