Comentario de Mateo 27:57 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea llamado José, quien también había sido discípulo de Jesús.
vino un hombre rico. Mar 15:42, Mar 15:43; Luc 23:50, Luc 23:51; Jua 19:38-42.
de Arimatea. 1Sa 1:1; 1Sa 7:17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Arimatea estaba a treinta y dos km al noroeste de Jerusalén. Mar 15:43 describe a José como un «miembro noble del concilio, que también esperaba el reino de Dios». Luc 23:50 lo describe como «miembro del concilio, varón bueno y justo». Pero Mateo lo describe como rico, cumplimiento de Isa 53:9.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Arimatea. Un pueblo a aproximadamente 24 a 32 km al NO de Jerusalén. José. Mar 15:43 y Luc 23:50-51 nos dice que era un miembro del sanedrín (vea la nota sobre Mat 26:59), y Lucas dice que este «no había consentido en el acuerdo ni en los hechos de ellos» para condenar a Jesús. José y Nicodemo (Jua 19:39), siendo prominentes líderes judíos, sepultaron a Jesús en la «tumba nueva» de José (v. Mat 27:60) cumpliendo así exactamente la profecía de Isa 53:9.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
EL REGALO DE UNA TUMBA
Mateo 27:57-61
Más adelante aquel mismo día vino un hombre rico de Arimatea que se llamaba José, que era un discípulo de Jesús. Se dirigió a Pilato, y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se le diera; así es que José tomó el cuerpo, y lo envolvió en lino limpio, y lo puso en una tumba nueva que había abierto en la roca. Y rodó una piedra muy grande para cerrar la entrada de la tumba, y se marchó. Y María de Magdalena estaba allí, y la otra María, sentadas enfrente de la tumba.
Según la ley judía, ni siquiera el cuerpo de un criminal debía dejarse expuesto toda la noche, sino que tenía que, enterrarse el -mismo día. «Su cuerpo no permanecerá toda la noche sobre el madero, sino que lo enterraréis el mismo día» (Dt 21:22 s). Esto era doblemente obligatorio cuando, tomo en el caso de Jesús, el día siguiente era sábado. Según la ley romana, los parientes de un criminal podían solicitar su cuerpo para enterrarlo; y si no lo solicitaba nadie se dejaba a merced de los perros y de los animales carroñeros..
Ahora bien, ninguno de los parientes de Jesús estaba en posición de reclamar Su cuerpo, porque eran todos galileos, y ninguno tenía una tumba en Jerusalén. Así que el pudiente José de Arimatea intervino. Se dirigió a Pilato y solicitó que le permitiera hacerse cargo del cuerpo de Jesús. Se le concedió, y lo puso en una tumba en la roca en la que no se había enterrado a nadie. José será siempre recordado como el hombre que Le dio una tumba a Jesús.
Han surgido muchas leyendas en torno a la figura de José de Arimatea, algunas de las cuales tienen un interés especial para los ingleses. La más conocida dice que en el año 61 d C., Felipe envió a José, desde la Galia, a predicar el Evangelio en Inglaterra. José fue, llevando consigo el cáliz que se usó en la Última Cena, y que entonces contenía la sangre que Jesús derramó en la Cruz. Ese cáliz llegaría a ser conocido como el Santo Grial, famoso en las historias de los caballeros del rey Arturo. Cuando José y su grupo de misioneros escalaron la colina Weary-all y llegaron al otro lado, se encontraron en Glastonbury; allí José pinchó su bordón en la tierra, -y de él creció el famoso espino de Glastonbury. Es absolutamente cierto que Glastonbury fue mucho tiempo el lugar más sagrado de Inglaterra, y todavía es un centro de peregrinación. La leyenda dice que el espinó original lo taló un puritano, pero que el espino que crece allí hasta el día de hoy brotó de la misma raíz antigua; y hasta el día de hoy se mandan esquejes de él por todo el mundo. Así que la leyenda conecta a José de Arimatea con Glastonbury e Inglaterra.
Pero hay una leyenda menos conocida, recordada en uno de los himnos y poemas más famosos de la literatura inglesa. Es una leyenda todavía muy viva en Somerset. José, dice la leyenda, era mercader de estaño, y vino mucho antes dé que le enviara Felipe en visitas frecuentes a las minas de estaño de Cornwall. El pueblo de Marazion en Cornwall tiene otro nombre: algunas veces se le llama Market Jew, «el judío del mercado», y se dice que fue el centro de una colonia de judíos que eran mercaderes de estaño. La leyenda llega más lejos: José de Arimatea, nos dice, era tío de María la Madre de Jesús. (¿Podría ser que José hiciera uso del derecho que le concedía la ley romana de reclamar el cuerpo de Jesús porque era pariente Suyo?). Y se dice que trajo al niño Jesús consigo en uno de sus viajes a Cornwall. Es una preciosa leyenda que nos gustaría que fuera verdad -sobre todo a los ingleses- porque sería emocionante pensar que los pies del niño Jesús tocaron en tiempos la tierra inglesa.
Se dice muchas veces que José le dio una tumba a Jesús cuando murió, pero no le acercó durante Su vida. José era miembro del sanedrín (Lc 23:50 ); y Lucas nos dice que no había dado su conformidad al plan y a la acción (del tribunal) (Lc 23:51 . Es posible que la reunión del sanedrín que se convocó en la casa de Caifás durante la noche fuera selectiva. No parece probable que todo el sanedrín estuviera allí. Bien puede ser que Caifás citara solamente a los que quería que estuvieran presentes, los que estaba seguro de que le apoyarían, y que José no tuviera oportunidad de estar allí.
No cabe duda de que al final José desplegó el mayor valor. Se manifestó como simpatizante de un criminal crucificado; arrostró el resentimiento posible de Pilato; y también el previsible odio de los judíos. Bien puede ser que José de Arimatea hiciera todo lo que le fue posible hacer.
Todavía queda una incógnita. La mujer que se llama la otra María se identifica como María la madre de José en Mr 15:47 . Ya hemos visto que estas mujeres estuvieron presentes en Gólgota; su amor les hizo seguir a Jesús en la vida y en la muerte.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
— Arimatea: Localidad situada a unos 35 km al noroeste de Jerusalén.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Jesús muerto y sepultado (ver Mar. 15:42-47; Luc. 23:50-55). Normalmente, a los cuerpos de los crucificados se les daba un entierro deshonroso en un sepulcro público. Pero al sepultar a Jesús en su sepulcro nuevo, José demostró su devoción como discípulo. Muchos sepulcros familiares de aquella época todavía se pueden ver en los alrededores de Jerusalén, labrados en piedra, con una pequeña entrada (cubierta con una gran piedra) y espacios para varios cuerpos (nuevo en este caso, por lo tanto, probablemente indica que no habían colocado otros cuerpos allí todavía). Sólo un hombre rico podía costearse un sepulcro así, tan cerca de la capital.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
s 1452 Mar 15:43
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
de Arimatea, llamado José. Aparentemente él residía en Jerusalén, pero era originalmente de Arimatea, una aldea situada a unos 30 km al noroeste de Jerusalén (Lc 23:50, 51). Era un hombre rico, miembro prominente del Concilio (el Sanedrín). Esperaba el reino de Dios, y se había convertido en discípulo secreto de Jesús por miedo a los judíos (Jn 19:38). José se había opuesto a las maquinaciones del Concilio para condenar a Jesús (Lc 23:50, 51). Después de la crucifixión se arriesgó a solicitar de Pilato el cuerpo de Jesús para que pudiera ser enterrado antes que el día de reposo comenzara al caer la tarde de ese día viernes (vers. 58; Jn 19:38, 42). En Dt 21:22– 23 se prohibía que un cadáver pasara la noche sin ser enterrado. Cuando Pilato comprobó por medio del centurión que Jesús estaba muerto, concedió a José su petición (vers. 45) aun cuando Jesús había muerto como un criminal y no era pariente suyo. Probablemente el hecho de pertenecer al concilio y su elevada posición económica en la comunidad influyeron en la decisión del gobernador de entregarle el cuerpo para su sepultura.
Fuente: La Biblia de las Américas
57 (1) Véase la nota 38 (1) de Jn 19.
57 (a) vs.57-61: Mar_15:42-47 ; Luc_23:50-56 ; Jua_19:38-42
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Arimatea. Una ciudad al N de Lida y al E de Jope.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Solo faltaba una cosa para asegurar á la humanidad de que el Redentor había cumplido la grande obra de la redención que había emprendido. Ese cuerpo santo sobre el cual gravitaron nuestros pecados, había de ser enterrado y de resucitar de nuevo. La resurrección había de ser el sello de toda la obra, la techumbre del gran edificio.Dios en su infinita sabiduría previo todas las objeciones que harían los escépticos, y dispuso los acontecimientos de manera que pudiesen ser fácilmente desvanecidas. ¿Murió realmente el Hijo de Dios? ¿Resucitó verdaderamente? ¿No seria su muerte una ilusión? ¿No habría algún engaño ó fraude en cuanto á la realidad de la resurrección? Estas y otras muchas objeciones se habrían hecho si hubiera habido oportunidad para ello. Más Aquel que ve el fin desde el principio previno toda objeción de esa clase. La muerte é inhumación de Jesús es un suceso que no puede revocarse á duda. Pilato da su beneplácito; un adicto discípulo envuelve el cuerpo en lino y lo coloca en una tumba cortada en una roca; los mismos príncipes de los sacerdotes ponen una guardia en el lugar donde el cuerpo ha sido depositado. Los Judíos y los gentiles, amigos y enemigos, todos á una testifican que Cristo murió realmente y fue enterrado. Ese es, pues, un hecho que no puede ser negado.De estos versículos se colige que nuestro Señor Jesucristo tiene discípulos de los cuales se sabe muy poco.El ejemplo que de esta verdad presenta el pasaje es muy notable. Un hombre llamado José, de Arimatea, se presentó, después que nuestro Señor había finado, y pidió permiso para enterrarlo. Ni antes ni después se nos hace mención de este hombre. Lo único que acerca de él sabemos es que era un discípulo que amaba y honraba á Jesús. En un momento en que los apóstoles habían abandonado á nuestro Señor, en un momento en que era peligroso tributarle gloria, en un momento en que no podría lograrse ningún provecho terreno de reconocerlo como Maestro, José se presenta y pide su cuerpo y lo coloca en su propio sepulcro.Este hecho es muy consolador. Nos está probando que en el mundo hay algunos hombres que viven en el sosiego y el retiro, que conocen al Señor y son reconocidos por El como discípulos, aunque la iglesia sabe muy poco acerca de ellos. También nos está probando que el pueblo cristiano posee distintos dones; que hay algunos que glorifican á Jesucristo de una manera pasiva y otros de una manera activa.En estos versículos se nos enseña por otra parte, que Dios tiene él poder de hacer que los designios de los malos redunden en su propia gloria.Las sospechas de los sacerdotes y los fariseos no calmaban aunque ya el cuerpo de Jesús estaba en el sepulcro. Se acordaron de que él había dicho algo acerca de resucitar, y se resolvieron á impedir su resurrección. Con ese fin ocurrieron á Pilato, y le pidieron una guardia de soldados romanos. Luego pusieron un centinela en la puerta. En una palabra, hicieron todo lo que estaba á su alcance para » asegurar » el sepulcro.No meditaron ellos lo que hacían; no se imaginaron que, inadvertidamente, estaban suministrando la prueba más completa de la resurrección de nuestro Señor, y que estaban impidiendo el que después se arguyese con algún asomo de razón que había habido engaño ó fraude. El sello, la guardia y todas las precauciones que tomaron serian bien luego otras tantas pruebas de la resurrección. Impedir que Jesús se levantase de la tumba era como impedir que saliese el sol ó que se elevasen las olas del mar. Cayeron en sus propios lazos. Sus ardides vinieron á ser otros tantos medios de manifestar la gloria de Dios.La historia de la iglesia de Cristo está llena de ejemplos de una especie análoga. Aquello que ha parecido más desfavorable para el pueblo de Dios ha resultado ser para su bien. ¿Qué perjuicio, por ejemplo, causó á la iglesia la persecución que empezó con el martirio de Esteban? Los que fueron diseminados fueron por todas partes predicando la palabra. Actos 7:4. ¿Qué males causó á San Pablo su encarcelamiento? Le dio oportunidad de escribir esas epístolas que se leen por todo el mundo. ¿Qué daños resultó á la causa de la reformación inglesa de la persecución de María la Sangrienta? La sangre de los mártires fue la semilla de la iglesia. ¿Qué sucede en nuestros días cuando sepersigue á los creyentes? Que se les acerca más hacia Cristo, y se les hace acogerse con más entusiasmo á la Biblia y al trono de la gracia.
Fuente: Los Evangelios Explicados
T53 Ἐμαθητεύθη tiene un sentido causal: había sido hecho un discípulo.
BD160 Τοὔνομα significa: de nombre (con respecto al nombre).