Biblia

Comentario de Marcos 3:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 3:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y mirándolos en derredor con enojo, dolorido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: —Extiende tu mano. Y la extendió, y su mano le fue restaurada.

3:5 — Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana — Antes de sanar al enfermo, Jesús mira alrededor, fijando la vista en los fariseos y los escribas, y lo hace con enojo. Esta clase de enojo la llamamos “indignación justa”. Estos líderes le provocaron a ira o enojo. (Compárense Jer 44:3; Deu 32:16; etc.)

El enojo de Jesús no fue precipitado por la pregunta (registrada en Mat 12:10) de ellos, sino por su oposición a la verdad. Se oponían a la verdad porque tenían el corazón endurecido. Véase Heb 3:13. Esto contristó al Señor. De veras es triste ver a uno destruirse a sí mismo.

Toda la atención de la sinagoga está fijada en Jesús en este momento. Ordena al enfermo que extienda su mano y obedeciendo él, recibe restauración de salud completa en la mano. No hubo necesidad de contacto físico con Jesús; Jesús le sanó con la palabra. Ni los fariseos podrían reclamar que hablar es trabajar en día sábado.

Los fariseos y los escribas provocaron a enojo, o ira, a Jesús, y ellos mismos fueron llenos de furor (Luc 6:11).

El simple hecho de poder hacer este milagro probaba que Dios estaba con Jesús (Jua 3:2).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

mirándolos alrededor con enojo. Luc 6:10; Luc 13:15; Efe 4:26; Apo 6:16.

entristecido. Gén 6:6; Jue 10:16; Neh 13:8; Sal 95:10; Isa 63:9, Isa 63:10; Luc 19:40-44; Efe 4:30; Heb 3:10, Heb 3:17.

dureza de sus corazones. Isa 6:9, Isa 6:10; Isa 42:18-20; Isa 44:18-20; Mat 13:14, Mat 13:15; Rom 11:7-10, Rom 11:25; 2Co 3:14; Efe 4:18.

Extiende tu mano. 1Re 13:6; Mat 12:13; Luc 6:10; Luc 17:14; Jua 5:8, Jua 5:9; Jua 9:7; Heb 5:9.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Es posible, como Pablo exhorta, estar airado y no pecar (Efe 4:26). Jesús mostró este enojo justo. Estaba acosado por el pecado pero no pecó buscando venganza ni perdió el control de sus emociones.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

MIRÁNDOLOS… CON ENOJO. El enojo de Jesús demuestra cómo odia y desaprueba toda maldad e injusticia (véase Heb 1:9, nota). Aunque el creyente debe resistir el enojo injustificable (Gál 5:20; Col 3:8), el enojo ante la injusticia se justifica por el ejemplo mismo de Cristo (Éxo 32:19; 1Sa 11:6; 2Sa 12:5; Neh 5:6). La indignación ante los pecados de su generación es evidencia de que el creyente está de parte de Dios contra el mal (Éxo 32:19; 1Sa 11:6; Sal 94:16; Jer 6:11; Hch 17:16).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

enojo. Un disgusto definido hacia el pecado humano revela una naturaleza moral saludable. La reacción de Jesús fue consecuente con su naturaleza divina y probó que Él era el justo Hijo de Dios. Este tipo de indignación santa hacia actitudes y prácticas pecaminosas fue más obvia cuando Jesús limpió el templo (cp. Mar 11:15-18; Mat 21:12-13; Luc 19:45-48). la dureza de sus corazones. Esta frase se refiere a la incapacidad de entender como consecuencia de una actitud de rebeldía (Sal 95:8; Heb 3:8; Heb 3:15). El corazón de cada uno de los fariseos se había vuelto más y más obstinado e insensible a la verdad (cp. Mar 16:14; Rom 9:18).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

3:5 — Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana — Antes de sanar al enfermo, Jesús mira alrededor, fijando la vista en los fariseos y los escribas, y lo hace con enojo. Esta clase de enojo la llamamos “indignación justa”. Estos líderes le provocaron a ira o enojo. (Compárense Jer 44:3; Deu 32:16; etc.)
El enojo de Jesús no fue precipitado por la pregunta (registrada en Mat 12:10) de ellos, sino por su oposición a la verdad. Se oponían a la verdad porque tenían el corazón endurecido. Véase Heb 3:13. Esto contristó al Señor. De veras es triste ver a uno destruirse a sí mismo.
Toda la atención de la sinagoga está fijada en Jesús en este momento. Ordena al enfermo que extienda su mano y obedeciendo él, recibe restauración de salud completa en la mano. No hubo necesidad de contacto físico con Jesús; Jesús le sanó con la palabra. Ni los fariseos podrían reclamar que hablar es trabajar en día sábado.
Los fariseos y los escribas provocaron a enojo, o ira, a Jesús, y ellos mismos fueron llenos de furor (Luc 6:11).
El simple hecho de poder hacer este milagro probaba que Dios estaba con Jesús (Jua 3:2).

Fuente: Notas Reeves-Partain

Enojo: Esta palabra, orge, aparece únicamente aquí en Marcos, y aunque se la utiliza unas pocas veces en el Nuevo Testamento para referirse al enojo humano, la mayoría de las veces expresa la idea de la ira de Dios ante la injusticia o la desobediencia humana.

Entristecido por la dureza de sus corazones: Una traducción más contemporánea de esta expresión semítica es la que ofrece BL, «apenado por su ceguera», o TLA, «al ver que eran muy tercos y no tenían amor». La idea que está detrás de esta expresión es que el endurecimiento del corazón —sitio donde, según la creencia, residía el intelecto y las emociones—significa una falta de sentimientos. También se podría traducir “entristecido por su falta de humanidad”.

Extiende tu mano: Jesús hace aquí algo muy inteligente: le pide al hombre que extienda su mano. De modo que Jesús no lo toca y así evita que se le acuse de trabajar en día sábado. Cuando el enfermo hizo lo que Jesús le pidió, su mano le fue restaurada sana. El verbo que corresponde a “restaurar” está en pasivo, lo que se conoce técnicamente como pasivo divino, es decir, que apunta a Dios como el que realiza la sanidad.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— tan obcecados: Lit. tan duros de corazón (ver Mar 6:52; Mar 8:17; Mar 10:5; Mar 16:14; Rom 2:5; Efe 4:8; Heb 3:8).

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

d 102 Jua 12:40; Rom 11:25

e 103 Mat 12:13; Luc 6:10

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones. La expresión de enojo de Cristo (Jn 2:13– 17), y su dolor (cp. Jn 2:13– 17; Ef 4:26) muestran las características emocionales que Jesús experimentó y expresó sin caer en pecado (cp. Ef 4:26; He 4:15; 1 P 2:22; 1 Jn 3:5).

Y él la extendió. Al extender la mano, expresó su fe en el Señor y en su poder (cp. 5:34).

Fuente: La Biblia de las Américas

5 super (1) Frente a los opositores, el Salvador ejerció Su ira, y la dureza del corazón de ellos le contristó mucho; pero frente a los enfermos, El mostró compasión y restauró el miembro seco. Su enojo y Su tristeza pueden considerarse expresiones déla autenticidad de Su humanidad, mientras que Su compasión y Su poder sanador eran una combinación de Su virtud humana y Su poder divino, los cuales se manifestaron a los hombres simultáneamente. De esta manera, Su deidad en Su humanidad volvió a expresarse delante de los hombres. Véase la nota 14 super (1) del cap.10.

5 super (2) Véase la nota 31 super (1) del cap.1. La restauración de la mano seca demostró el poder de la deidad del Salvador-Esclavo.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

con ira… → §238.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R813 Περιβλέπομαι es siempre una forma de la voz media en el N.T., que acentúa el movimiento de los ojos o la preocupación expresada en la mirada.

H325 Es difícil determinar el significado de συλλυπέομαι en este versículo, ya que la palabra en su registro primitivo implica simpatía, lo cual es algo forzado aquí. ¿Pudiera ser perfectiva y significar: absolutamente entristecido? [Editor. La preposición σύν fortalece al verbo simple, lo cual da como resultando el significado: profundamente entristecido por la dureza del coraz ón de ellos.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., restaurada

Fuente: La Biblia de las Américas

Lit. corazón.

Fuente: La Biblia Textual III Edición