Biblia

Comentario de Marcos 3:27 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 3:27 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Al contrario, nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes a menos que primero ate al hombre fuerte. Y entonces saqueará su casa.

3:27 — Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa — Ahora Jesús presenta otra parábola con otra dirección de pensamiento. Habiendo probado que él no podía haber sido agente de Satanás al echar fuera demonios, ahora prueba que al hacerlo muestra que es más fuerte que Satanás. Satanás tiene su “casa” y sus “tesoros” (sus obras poderosas que incluyen el poder endemoniar a personas). Pero Cristo le “ata” y ‘saquea” su casa. Véanse Luc 11:21-22; Heb 2:14-15; 1Jn 3:8; Apo 12:7-12.

Jesús emplea la misma figura usada en Isa 49:24-25. Considérese Jua 12:31.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Gén 3:15; Isa 27:1; Isa 49:24-26; Isa 53:12; Isa 61:1; Mat 12:29; Luc 10:17-20; Luc 11:21-23; Jua 12:31; Rom 16:20; Efe 6:10-13; Col 2:15; Heb 2:14; 1Jn 3:8; 1Jn 4:4; Apo 12:7-9; Apo 20:1-3.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Quien quiera derrotar a Satanás debe ser más fuerte que él. Jesús da a entender que Él mismo ha venido a entrar en la casa del hombre fuerte, Satanás, para deshacer sus obras (1Jn 3:8).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

HOMBRE FUERTE… SI ANTES NO LE ATA. Véase el ARTÍCULO PODER SOBRE SATANÁS Y LOS DEMONIOS, P. 1354. [Mar 3:27]).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

ARTÍCULO

Poder sobre Satanás y los demonios

Mar 3:27 Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa.

Uno de los énfasis principales del Evangelio según San Marcos es el interés dominante de Jesucristo en derrotar a Satanás y sus poderes demoniacos. En Mar 3:27 se expresa como atar al «hombre fuerte» (i.e., Satanás) y «saquear su casa» (i.e., libertar a los esclavos de Satanás). Ese poder sobre Satanás es evidente sobre todo en la expulsión de demonios (gr. daimonioh) o espíritus inmundos.

LOS DEMONIOS.

(1) El NT se refiere con frecuencia a los que sufren por la opresión y la influencia de Satanás debido a la posesión de un espíritu inmundo, y al conflicto de Jesús con los demonios. En el Evangelio según San Marcos, por ejemplo, se describen numerosos encuentros como esos: Mar 1:23-28; Mar 1:32-34; Mar 1:39; Mar 3:10-12; Mar 3:14-15; Mar 5:1-20; Mar 6:7; Mar 6:13; Mar 7:24-30; Mar 9:14-29; Mar 16:17.

(2) Los demonios son seres espirituales que tienen personalidad e inteligencia. Como súbditos del reino de Satanás y enemigos de Dios y del hombre (Mat 12:43-45), son malos y maliciosos y están bajo la autoridad de Satanás (véase Mat 4:10, nota).

(3) Los demonios son los poderes que respaldan a los dioses falsos, de modo que la adoración de ídolos y dioses falsos es en sí adoración de los demonios (véanse 1Co 10:20 y el ARTÍCULO LA ESENCIA DE LA IDOLATRÍA, P. 372. [1Sa 12:20-21])

(4) El NT presenta al mundo separado de Dios y tomado por Satanás (véanse Jua 12:31, nota; 2Co 4:4; Efe 6:10-12; y el ARTÍCULO LA RELACIÓN DEL CREYENTE CON EL MUNDO, P. 1830. [1Jn 2:15-16]). Los demonios forman parte de la jerarquía de los gobernadores de las tinieblas de este siglo; los creyentes deben estar en continua lucha con ellos (véase Efe 6:12, nota).

(5) Los demonios pueden vivir, y con frecuencia viven, en el cuerpo de los incrédulos (véanse Mar 5:15; Luc 4:41; Luc 8:27-28; Hch 16:18) y pueden hablar con la voz de ellos. Esclavizan a tales personas y las inclinan al mal, a la inmoralidad y a la destrucción.

(6) Los demonios pueden causar enfermedades físicas en el cuerpo humano (Mat 9:32-33; Mat 12:22; Mat 17:14-18; Mar 9:20-22; Luc 13:11; Luc 13:16), aunque no todas las enfermedades y dolencias son resultado de los espíritus inmundos (Mat 4:24; Luc 5:12-13).

(7) Los que participan del espiritismo y de la magia (i.e., la hechicería) tratan con los espíritus inmundos, y eso puede conducir fácilmente a la esclavitud demoniaca (cf. Hch 13:8-10; Hch 19:19; Gál 5:20; Apo 9:20).

(8) Los espíritus malos estarán muy activos en los últimos días de esta época, promoviendo el ocultismo, la inmoralidad, la violencia y la crueldad; atacarán la Palabra de Dios y la sana doctrina (Mat 24:24; 2Co 11:14-15; 1Ti 4:1). El derramamiento máximo de actividad demoniaca se verá en el anticristo y en sus seguidores (2Ts 2:9; Apo 13:2-8; Apo 16:13-14).

JESÚS Y LOS DEMONIOS.

(1) En sus milagros, Jesús con frecuencia ataca el poder de Satanás y los demonios (e.g., Mar 1:26; Mar 1:34; Mar 1:39; Mar 3:10-11; Mar 5:1-20; Mar 9:17-29; cf. Luc 13:16). Uno de los propósitos claros de Cristo al venir a la tierra fue atar a Satanás y librar a los que él tiene esclavizados (Mat 12:29; Mar 1:27; Luc 4:18).

(2) Jesús ató a Satanás, en parte mediante la expulsión de demonios y de modo más completo en su muerte y resurrección (Jua 12:31), y así quebrantó el poder del dominio de Satanás y restauró el poder del reino de Dios (véase el ARTÍCULO EL REINO DE DIOS, P. 1302. [Mat 12:28]).

(3) El infierno (gr. gehenna), el lugar de tormento, lo preparó el Señor para el diablo y sus ángeles (Mat 8:29; Mat 25:41).

LOS CREYENTES Y LOS DEMONIOS.

(1) Las Escrituras enseñan que, a ningún creyente verdadero, en quien mora el Espíritu Santo, lo pueden poseer los demonios. El Espíritu Santo y los demonios no pueden habitar nunca en el mismo cuerpo (véase 2Co 6:15-16, nota). Sin embargo, los demonios pueden influir en los pensamientos, las emociones y las acciones de los creyentes que no siguen la dirección del Espíritu (Mat 16:23; 2Co 11:3; 2Co 11:14).

(2) Cristo les prometió a los verdaderos creyentes autoridad sobre el poder de Satanás y sus secuaces. Al confrontarlos, se debe quebrantar el poder que quieren ejercer sobre las personas, librando una intensa batalla espiritual mediante el poder del Espíritu Santo (véase Luc 4:14-19). De esa manera se puede ser libre de los poderes de las tinieblas.

(3) Según Mar 3:27, el conflicto espiritual contra Satanás tiene tres aspectos:

(a) declarar la guerra contra Satanás conforme al propósito de Dios (véase Luc 4:14-19);

(b) entrar en la casa de Satanás (cualquier lugar donde tenga su fortaleza), atacarlo y vencerlo mediante la oración y la proclamación de la Palabra, y destruir sus armas de tentación y engaño demoniacos (cf. Luc 11:20-22);

(c) arrebatarle sus posesiones, es decir, librar a los que ha tenido esclavizados y entregarlos a Dios para que reciban perdón y santificación por la fe en Cristo (Luc 11:22; Hch 26:18).

(4) Estos son los pasos personales que hay que dar:

(a) reconocer que no es una lucha contra sangre y carne, sino contra huestes espirituales de maldad (Efe 6:12);

(b) vivir delante de Dios, entregados con fervor a su verdad y a su justicia (Rom 12:1-2; Efe 6:14);

(c) tener fe en que el poder de Satanás se puede quebrantar en cualquier parte de su dominio (Hch 26:18; Efe 6:16; 1Ts 5:8), y comprender que el creyente tiene armas espirituales poderosas que le ha dado Dios para la destrucción de las fortalezas de Satanás (2Co 10:4-5);

(d) proclamar el evangelio del reino en la plenitud del Espíritu Santo (Mat 4:23; Luc 1:15-17; Hch 1:8; Hch 2:4; Hch 8:12; Rom 1:16; Efe 6:15);

(e) confrontar a Satanás y su poder directamente al creer en el nombre de Jesucristo (Hch 16:16-18), usar la Palabra de Dios (Efe 6:17), orar en el Espíritu (Hch 6:4; Efe 6:18), ayunar (véase Mat 6:16, nota) y echar fuera demonios (véanse Mat 10:1, nota; Mat 12:28; Mat 17:17-21; Mar 16:17; Luc 10:17; Hch 5:16; Hch 8:7; Hch 16:18; Hch 19:12; y el ARTÍCULO SEÑALES DE LOS CREYENTES, P. 1380. [Mar 16:17-18]);

(í) pedir a Dios sobre todo que el Espíritu Santo convenza de culpa a los perdidos en cuanto a pecado, justicia y el juicio venidero (Jua 16:7-11);

(g) pedirle a Dios que se manifieste el Espíritu mediante los dones de sanidad, lenguas, milagros, señales y prodigios, y anhelar esa manifestación (Hch 4:29-33; Hch 10:38; 1Co 12:7-11).

Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena

entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes. Se debe ser más fuerte que Satanás para entrar en sus dominios («la casa de un hombre fuerte»), atarlo (contrarrestar su acción) y liberar («saquear») personas («sus bienes») de su control. Solamente Jesús tiene esa clase de poder sobre Satanás. Cp. Rom 16:20; Heb 2:14-15.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

3:27 — Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata, y entonces podrá saquear su casa — Ahora Jesús presenta otra parábola con otra dirección de pensamiento. Habiendo probado que él no podía haber sido agente de Satanás al echar fuera demonios, ahora prueba que al hacerlo muestra que es más fuerte que Satanás. Satanás tiene su “casa” y sus “tesoros” (sus obras poderosas que incluyen el poder endemoniar a personas). Pero Cristo le “ata” y ‘saquea” su casa. Véanse Luc 11:21-22; Heb 2:14-15; 1Jn 3:8; Apo 12:7-12.
Jesús emplea la misma figura usada en Isa 49:24-25. Considérese Jua 12:31.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Nadie: El término griego oudeis es masculino. Literalmente, se debería traducir “ningún hombre”. Esto coincide con los roles bien definidos de la época, ya que solamente un varón podría haber protagonizado ese papel de entrar en una casa para saquearla. Todas las versiones consultadas traducen este término en forma general, sin distinción de sexo, pero puede darse el caso que en algunas regiones todavía sea mejor preservar el masculino.

Saquear sus bienes significa “todo lo que tiene”, “sus posesiones”. El verbo transmite la idea de violencia: «arrebatarle» (NVI), «quitarle» (BL), «robarle» (DHH), y aparece solamente aquí en Marcos (Bratcher y Nida, 121).

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Isa 49:24-25.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

REFERENCIAS CRUZADAS

a 126 Isa 49:24

b 127 Mat 12:29

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

si primero no lo ata. Esta parábola representa el poder de Cristo para rescatar a su pueblo del dominio de Satanás y sus demonios. (Ap 19:15– 20:10 cp. Lc 4:5, 6; Ro 16:20; v. coment. en Mt 12:29).

Fuente: La Biblia de las Américas

27 (1) Los pecadores retenidos en la casa de Satanás para su reino. El Salvador-Esclavo ató a Satanás, el hombre fuerte, y entró en su casa para llevarse a los pecadores a fin de que, por la regeneración, pudieran ser introducidos en la casa de Dios ( Efe_2:19) para el reino de Dios ( Jua_3:5).

27 (2) Esto indica que mientras el Salvador-Esclavo hacía el servicio evangélico, ataba al hombre fuerte, a Satanás. El servicio evangélico es una guerra cuyo fin es destruir a Satanás y su reino de tinieblas.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Lit., no ata al fuerte

Fuente: La Biblia de las Américas