Biblia

Comentario de Marcos 5:18 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 5:18 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Y mientras él entraba en la barca, el que había sido poseído por el demonio le rogaba que le dejase estar con él.

5:18 — Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él — Ahora Jesús respeta los deseos de la gente y entra en la barca para volver a lado occidental del lago. Nótese el contraste de actitudes: la gente no quiere nada de Jesús; el endemoniado sanado ruega que Jesús le permita seguir en su presencia. Los primeros ruegan que Jesús les deje; el sanado ruega que pueda acompañar a Jesús. Los dos ruegan, pero por cosas contrarias. El sanado fue movido de gratitud. Quiere estar con su libertador.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

le rogaba que le dejase estar con él. Mar 5:7, Mar 5:17; Sal 116:12; Luc 8:38, Luc 8:39; Luc 17:15-17; Luc 23:42, Luc 23:43; Flp 1:23, Flp 1:24.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

5:18 — Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él — Ahora Jesús respeta los deseos de la gente y entra en la barca para volver a lado occidental del lago. Nótese el contraste de actitudes: la gente no quiere nada de Jesús; el endemoniado sanado ruega que Jesús le permita seguir en su presencia. Los primeros ruegan que Jesús les deje; el sanado ruega que pueda acompañar a Jesús. Los dos ruegan, pero por cosas contrarias. El sanado fue movido de gratitud. Quiere estar con su libertador.

Fuente: Notas Reeves-Partain

UN TESTIGO DE CRISTO

Marcos 5:18-20

Cuando Jesús se estaba subiendo a la barca, el hombre que había estado poseído por el demonio Le pidió insistentemente que le dejara estar con Él. Jesús no se lo permitió, sino le dijo:

-Vuelve a tu pueblo y a los tuyos, y diles todo lo que el Señor ha hecho por ti.
Y él se marchó, y empezó a proclamar por toda Decápolis la historia de todo lo que Jesús había hecho por él.

Es sumamente interesante que este acontecimiento tuvo lugar en la Decápolis. Decápolis quiere decir Las Diez Ciudades. Cerca del Jordán y hacia el Este, había diez ciudades que tenían un carácter bastante especial. Eran esencialmente griegas. Se llamaban Escitópolis, que era la única al Oeste del Jordán, Pela, Dión, Gerasa, Filadelfia, Gadara, Rafana, Canata Hipos y Damasco. Con las conquistas de Alejandro Magno había habido una penetración griega en Palestina y Siria.

Las ciudades griegas que se fundaron allí y entonces tenían una curiosa posición. Estaban dentro de Siria, pero eran considerablemente independientes. Tenían sus propios consejos, y acuñaban su propia moneda; tenían el derecho de la administración local, no sólo de sí mismas, sino del área a su alrededor. Tenían el derecho de asociarse entre sí para la defensa mutua y para fines comerciales. Se mantuvieron en una especie de semi-independencia hasta el tiempo de los Macabeos, a mediados del siglo 11 a C., cuando los conquistadores judíos sometieron la mayor parte de estas ciudades al gobierno judío.
Fueron liberadas del control judío por el emperador romano Pompeyo hacia el año 63 a C. Todavía estaban en una posición curiosa. Eran independientes hasta cierto punto, pero estaban sujetas a los impuestos y al servicio militar Romanos. No tenían una guarnición, pero eran con frecuencia el cuartel general de las legiones romanas en las campañas orientales. Ahora bien, Roma gobernaba casi toda esta parte del mundo por un sistema de reyes tributarios. El resultado era que Roma podía ofrecerles a estas ciudades muy poca protección; así es que se asociaban entre sí en una especie de confederación para defenderse de la presión de los judíos y de los árabes. Eran ciudades hermosas. Eran tozudamente griegas: tenían sus dioses griegos y sus templos griegos y sus anfiteatros griegos; estaban consagradas a la manera griega de vivir.
Así es que aquí tenemos algo muy interesante. Si Jesús estuvo en la Decápolis, este es uno de los primeros indicios de cosas por venir. Habría judíos allí, pero era fundamentalmente un área griega. Aquí tenemos las primicias de un mundo para Cristo. Aquí tenemos la primera señal del Cristianismo rompiendo los límites del judaísmo y saliendo a todo el mundo. Cómo eran estas ciudades y la importancia que tenían se puede ver por el hecho de que de Gadara solo procedían Filodemo, el gran filósofo epicúreo, que era contemporáneo de Cicerón; Meleagro, el maestro del epigrama griego; Menipo -cuyo supuesto retrato pintó Velázquez-, el famoso satírico, y el retórico Teodoro, que fue nada menos que el tutor del emperador reinante Tiberio. Algo sucedió aquel día que Jesús puso Su pie en Decápolis.
Había una buena razón para que Jesús mandara al hombre que había sido un poseso de vuelta a su tierra.
(i) Había de ser un testigo del Evangelio. Había de ser una demostración viva, andante, visible e incontestable de lo que Cristo puede hacer por una persona. Nuestra gloria debe consistir siempre, no en lo que nosotros podemos hacer por Cristo, sino en lo que Cristo puede hacer y ha hecho por nosotros. La prueba incontestable del Cristianismo es un hombre nacido de nuevo.
(ii) Había de ser la primera semilla de lo que a su tiempo llegaría a ser una cosecha poderosa. El primer contacto con la civilización griega se hizo en la Decápolis. Todo tiene que empezar en algún sitio; y la gloria de todo el Cristianismo que un día florecería en la mente y el genio helénico empezó con un hombre que había estado poseído por demonios y a quien Cristo sanó. Cristo siempre tiene que empezar por alguien. En nuestro propio círculo y sociedad, ¿por qué no ha de empezar Él por nosotros?

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Que lo dejara quedarse con él: El hombre no quiere simplemente estar con Jesús, desea seguirle y ser su discípulo (ver Mar 3:14, donde figura la misma expresión griega). «Que le permitiera acompañarlo», como sugiere NVI, capta bien la idea.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

REFERENCIAS CRUZADAS

o 202 Luc 8:38

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

La conducta que han observado después de su cura los que nuestro Señor Jesucristo sanó cuando estuvo en la tierra, no se menciona con frecuencia en los Evangelios. La historia se ocupa de describir la cura milagrosa, y prescindiendo de la persona, para a otras cosas.
Pero hay algunos casos muy interesantes en que se ocupa de la conducta posterior de las personas curadas; y una de ellas es el hombre de quien fue lanzado el diablo en el país de los Gaderenos. Los versículos que comentamos nos narran esa historia; aunque no son numerosos, están llenos de una preciosa enseñanza.
Aprendemos en estos versículos que el Señor Jesucristo sabe mejor que los miembros de su pueblo cual es la posición en que deben estar. Se nos dice que estando el Señor a punto de dejar el país de los Gaderenos, el hombre «que había estado poseído por el diablo le suplicó que lo dejara permanecer con El».
Bien podemos explicarnos esa petición; agradecido por el cambio feliz que había tenido lugar en él, sentía un amor intenso hacia su Libertador, y creyó que no podría hacer cosa mejor que seguir a nuestro Señor y ser su compañero y discípulo. Estaba determinado a abandonar patria y hogar para seguir a Cristo, y, sin embargo, se le negó la petición, lo que parece extraño a primera vista. «Jesús no se lo permitió». Nuestro Señor le señaló otro trabajo, porque veía mejor que él de su manera podía glorificar más a Dios. «Vete a tu casa con tus amigos», le dice «cuéntales que grandes cosas ha hecho el Señor por ti, y como ha tenido compasión de ti.
En estas palabras hay tesoros de profunda sabiduría. Hay lugares en que los cristianos desean estar, y que no son los más apropiados para su alma. La situación que algunas veces preferirían, si pudieran realizar sus deseos, no es siempre la que Jesús quiere que ocupen.
Nadie necesita más esta lección que los recién convertidos, porque son regularmente jueces muy malos de lo que les conviene. Llenos de las nuevas ideas que han recibido graciosamente, excitados por la novedad de su condición actual, contemplan todo lo que los rodea bajo una nueva luz, conociendo aun muy poco las astucia de Satanás y la debilidad de sus corazones; pues solo saben que no ha mucho estaban ciegos, y ahora por misericordia ven, están en gran peligro de errar. Con las mejores intenciones están expuestos a incurrir en mil errores respecto al plan de vida que deben adoptar, sus preferencias, los pasos que dan y las profesiones que hace. Olvidan que lo que más nos gusta, no es siempre lo mejor para nuestras almas; y que la semilla de la gracia requiere para madurarse y convertirse en Gloria, inviernos y veranos, calores y fríos.
Supliquemos a Dios que nos guíe en todos nuestros pasos después de habernos convertido, y que no nos permita errar en nuestras preferencias, ni tomar decisiones precipitadas. Aquel lugar y aquella posición son más convenientes para nosotros en que nos mantenemos más humildes, en que mejor comprendemos nuestra pecabilidad, en que podemos acercarnos más a la Biblia y a la plegaria y en que somos arrastrados a vivir más por la fe que por la vista. Quizás no nos agrade mucho; pero si Cristo nos ha colocado en ese puesto providencialmente, no nos apresuremos a abandonarlo. Fijémonos en él con Dios. Lo importante para nosotros es no hace nuestra voluntad, y estar donde Jesús lo ordena.
Aprendemos, además, en estos versículos, que el hogar, que la familia del creyente tiene los principales títulos para fijar su atención antes que todo. Se nos muestra en las notables palabras que nuestro Señor dirige al hombre que había estado poseído por el diablo. «Vete a casa, donde están tus amigos», le dice, «y cuéntales que grandes cosas ha hecho el Señor por ti». Sus amigos probablemente no lo habían visto por muchos años sino bajo la influencia de Satanás.
Habría sido para ellos como muerto, o peor que muerto, fuente constante de disgustos, ansiedades y pesares. Este era, pues, el camino de su deber; esta la manera de glorificar mejor a Dios. Que se dirija a su casa y diga a sus amigos lo que Jesús ha hecho por el; que sea ante sus ojos testimonio vivo de la compasión de Cristo. Niéguese el placer de estar en la presencia corporal de Cristo, para hacer la obra más importante de ser útil a los demás.
¡Cuánto no encierran estas sencillas palabras de nuestro Señor! ¡Qué sentimientos no suscitan en el corazón de todos los verdaderos cristianos! «Ve a tu casa y cuéntaselo a tus amigos» Su hogar es donde primero debe procurar hacer el bien el Hijo de Dios; es el lugar donde se le ve de continuo, y en que la realidad de su gracia debe verdaderamente revelarse. En su hogar deben concentrarse todos sus afectos más puros; allí debe todos los días rendir testimonio a Cristo. Ese es el lugar en que diariamente hace mal con su ejemplo, mientras sirva al mundo, y en donde está obligado a ser epístola viva de Cristo, tan pronto como por misericordia ha aprendido a servir a Dios. Recordemos esto constantemente. Que nunca se diga de nosotros que somos santos fuera de casa pero malévolos en su interior, que hablemos mucho de religión cuando estamos entre gente extraña, pero que somos mundanos e impíos en casa.
Pero, después de todo, ¿tenemos algo que decir a los demás? ¿Podemos asegurar que la gracia ha producido sus efectos en nuestros corazones? ¿Estamos seguros de habernos librado del poder del mundo, de la carne y del diablo? ¿Hemos gustado alguna vez la gracia de Cristo? Estas son cuestiones muy graves.
Si no hemos nacido de nuevo, si no somos nuevas criaturas, nada tenemos que «contar.
Si tenemos algo que contar de Cristo, hagamos la resolución de decirlo; no permanezcamos en silencio, si hemos encontrado paz y descanso en el Evangelio. Hablemos a nuestros parientes y amigos, a nuestras familias y santos vecinos, y contémosles lo que el Señor ha hecho por nuestras almas. No están todos llamados a ser ministros, ni son aptos para predicar; pero todos puedes seguir las huellas del hombre cuya historia hemos leído, así como la de Andrés, Felipe y la Samaritana. Juan 1.41-45; 4.29. Bienaventurado el que no se avergüenza de decir a los demás, «Ven y oye lo que el Señor ha hecho por mi alma» Salmo 66.16

Fuente: Los Evangelios Explicados

B200 Ἵνα se usa para introducir una cláusula de complemento directo después de παρεκάλει, con el significado: le rogaba que le permitiera estar con El.

T322 Marcos ha debido hacer que la construcción con el genitivo absoluto, ἐμβαίνοντος αὐτοῦ concordara con el acusativo αὐτόν (comp. BD423[2]). [Editor. Esto no es absolutamente necesario, ya que el genitivo absoluto es un segmento de la oración que carece de conexión gramatical con el resto de la oración. Aparentemente se deseaba una simple expresión temporal. Habiendo escrito la expresión temporal en genitivo, Marcos tuvo entonces que cambiar y colocar a αὐτόν como el complemento directo del verbo παρεκάλει: mientras El entraba en la barca, el hombre que había estado poseído por el demonio le rogaba.]

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Lit., para que estuviera con El

Fuente: La Biblia de las Américas