Biblia

Comentario de Marcos 10:35 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 10:35 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a él y le dijeron: —Maestro, queremos que nos concedas lo que pidamos.

10:35 — Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos — Porque no “comprendieron de estas cosas”(Luc 18:34), y compartiendo la expectación de muchos judíos de aquel tiempo del principio del reinado mesiánico, estos dos apóstoles, juntamente con la participación de su madre (Mat 20:20-21), se acercan a Jesús para hacerle una petición especial. Jesús hacía poco había dicho a los doce que “en la regeneración “ ellos se sentarían en doce tronos (Mat 19:28), y ellos todavía están pensando en un reinado igual al dominio de los caudillos gentiles. No han entendido que el reino de los cielos no es de este mundo, sino espiritual (Jua 18:36; Luc 17:20-21). Su pensar equivocado continúa todavía hasta aun lo de Hch 1:6.

No hacía mucho que Jesús había reprendido a los doce por ese concepto erróneo sobre la grandeza (9:33-37).

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Jacobo y Juan. Mar 1:19, Mar 1:20; Mar 5:37; Mar 9:2; Mar 14:33.

se acercaron a él. Mat 20:20.

querríamos que nos hagas lo que pidiéremos. 2Sa 14:4-11; 1Re 2:16, 1Re 2:20.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Mat 20:20 dice que la madre de los hijos de Zebedeo buscó a Jesús, pero probablemente sus propios hijos la animaron a hacerlo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo. Vea la nota sobre Mar 1:19. Mateo revela que su madre los acompañaba y habló primero (Mat 20:20-21), confirmando luego su petición Jacobo y Juan. Si ella era tía de Jesús, los tres indudablemente pensaban en sacar provecho de los lazos familiares.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

Este incidente revela nuevamente el fracaso de los discípulos en entender la enseñanza de Jesús sobre la humildad (vea las notas sobre Mar 9:34; Mat 20:21). Ignorando la instrucción repetida de Jesús de que se dirigía a Jerusalén para morir (vea las notas sobre los vv.Mar 10:32-34), los discípulos mantenían la idea de que el reino se manifestaría de manera física prontamente y se ocupaban en determinar quién ocuparía qué lugar en él (cp. Mat 18:1).

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

10:35 –Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron, diciendo: Maestro, querríamos que nos hagas lo que pidiéremos — Porque no “comprendieron de estas cosas”(Luc 18:34), y compartiendo la expectación de muchos judíos de aquel tiempo del principio del reinado mesiánico, estos dos apóstoles, juntamente con la participación de su madre (Mat 20:20-21), se acercan a Jesús para hacerle una petición especial. Jesús hacía poco había dicho a los doce que “en la regeneración “ ellos se sentarían en doce tronos (Mat 19:28), y ellos todavía están pensando en un reinado igual al dominio de los caudillos gentiles. No han entendido que el reino de los cielos no es de este mundo, sino espiritual (Jua 18:36; Luc 17:20-21). Su pensar equivocado continúa todavía hasta aun lo de Hch 1:6.
No hacía mucho que Jesús había reprendido a los doce por ese concepto erróneo sobre la grandeza (9:33-37).

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA PETICIÓN DE LA AMBICIÓN

Marcos 10:35-40

Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y Le dijeron: Maestro, queremos que nos concedas lo que Te pidamos. -¿Qué queréis que os conceda? -les preguntó Jesús. Y ellos Le dijeron: -Concédenos que, en Tu gloria, nos sentemos uno a Tu derecha y otro a Tu izquierda. No sabéis lo que estáis pidiendo -les dijo Jesús-. ¿Podéis beber el cáliz que Yo estoy bebiendo? O ¿podéis pasar la experiencia que Yo estoy pasando? Podemos Le dijeron. Y Jesús les dijo: -Beberéis el cáliz que Yo estoy bebiendo, y pasaréis por la experiencia por la que Yo estoy pasando; pero el que os sentéis a Mi derecha y a Mi izquierda no Me corresponde a Mí concedéroslo. Ese puesto pertenece a aquellos para los que ha sido preparado.

Esta es una historia muy reveladora.
(i) Nos dice algo acerca de Marcos. Mateo relata esta historia (Mt 20:20-23 ), pero en su versión la petición de los primeros puestos no la hacen Santiago y Juan sino su madre, Salomé. Mateo tiene que haber presentido que tal solicitud era indigna de los apóstoles; y para mantener a salvo la reputación de Santiago y Juan la atribuyó a la ambición natural de su madre. Esta historia nos muestra la honradez de Marcos. Se cuenta que un pintor de la corte hizo el retrato de Oliver Cromwell. Cromwell tenía unas verrugas en la cara que le afeaban bastante. Con la intención de agradarle, el pintor omitió las verrugas en el cuadro. Pero cuando Cromwell lo vio, dijo: » ¡Llévatelo! ¡Y píntame con verrugas y todo!» El propósito de Marcos era presentarnos a los discípulos con verrugas y todo. Y Marcos tenía razón, porque los Doce no eran una compañía de ángeles. Eran hombres normales y corrientes. Fue con personas como nosotros como Jesús emprendió la empresa de cambiar el mundo -¡y lo hizo!

(ii) Nos dice algo acerca de Santiago y Juan.

(a) Nos dice que eran ambiciosos. Cuando se obtuviera la victoria y el triunfo fuera completo, pretendían ser los primeros ministros de estado de Jesús. Puede que su ambición se incentivara por el hecho de que Jesús los había escogido como parte de Su círculo íntimo, los tres escogidos. Puede ser que fueran de un poco mejor posición que los otros. Su padre tenía una posición suficientemente desahogada como para tener jornaleros (Mr 1:20 ), y puede ser que tuvieran la presunción de creer que su superioridad social les daba derecho a los primeros puestos. Y, por supuesto, creerían que tenían más derecho que nadie por ser parientes de Jesús. En cualquier caso aparecen como hombres en cuyos corazones anidaba la ambición por los primeros puestos en un reino terrenal.

(b) Nos dice que no habían conseguido comprender a Jesús. Lo sorprendente no es el que este incidente tuviera lugar, sino el momento en que sucedió. Es todo lo contrario del anuncio más definido y detallado que hizo Jesús de Su muerte, y esta petición es alucinante. Muestra mejor que ningún otro detalle lo poco que habían comprendido de lo que Jesús les estaba diciendo. Sus palabras no habían conseguido desembarazarlos de la idea de un Mesías de poder y gloria terrenales. Solamente la Cruz lo conseguiría.

(c) Pero, una vez que hemos dicho todo lo que se puede decir en contra de Santiago y Juan, esta historia nos revela algo luminoso acerca de ellos -desconcertados y todo como estaban, todavía creían en Jesús. Es alucinante que todavía pudieran conectar la gloria con un Carpintero galileo Que había incurrido en la enemistad y la oposición declarada de los líderes religiosos ortodoxos, y Que iba de camino a la Cruz. Hay aquí una confianza alucinante y una alucinante lealtad. Puede que Santiago y Juan estuvieran confundidos, pero tenían el corazón en su sitio. Nunca pusieron en duda el triunfo final de Jesús.

(iü) Nos dice algo acerca del baremo de grandeza de Jesús. La versión Reina-Valera nos da la traducción literal exacta de lo que dijo Jesús: » ¿Podéis beber del vaso que Yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que Yo soy bautizado?» Jesús usa aquí dos metáforas hebreas.
Era costumbre en los banquetes reales que el rey pasara la copa a sus huéspedes. La copa por tanto llegó a ser una metáfora de la vida y la experiencia que Dios comunica a los hombres. » Mi copa está rebosando» decía el salmista (Sal 23:5 ), cuando hablaba de la vida y experiencia y felicidad que Dios le había dado. » En la mano del Señor hay una copa,» decía el salmista (Sal 75:8 ) cuando estaba pensando en la suerte que les está reservada a los malvados y desobedientes. Isaías, pensando en las desventuras que habían sobrevenido al pueblo de Israel, las describe como haber bebido » de la mano del Señor la copa de Su ira» (Isa 51:17 ). La copa, o el vaso, o el cáliz, habla de la experiencia que Dios asigna a cada persona.

La otra frase que usa Jesús puede llevar a confusión en una traducción literal, motivo por el cual la hemos traducido más libremente para dar el sentido. Habla del bautismo con el que Él fue bautizado. El verbo griego baptizein significa sumergir. Su participio pasado (bebaptismenos) quiere decir sumergido, y se usa corrientemente de ser sumergido en alguna experiencia, lo mismo que en español inmerso. Por ejemplo, un manirroto se dice que está sumergido, inmerso en deudas. Un borracho se dice que está sumergido en bebida. Una persona afligida se dice que está sumergida, inmersa en aflicción. Un muchacho ante el profesor que le va a examinar se dice que está sumergido, inmerso en preguntas. La palabra se usa corrientemente de un barco que ha sufrido un naufragio y se sumerge bajo las olas. La metáfora está muy íntimamente emparentada con la que usa corrientemente el salmista. En Sal 42:7 leemos: «Todas Tus ondas y Tus olas han pasado sobre mí.» En Sal 124:4 leemos: » Entonces nos habrían anegado las aguas; sobre nuestra alma habría pasado la avenida.» La expresión, como Jesús la usa aquí, no tiene nada que ver con el Bautismo. Lo que está diciendo es: «¿Podéis soportar pasar la terrible experiencia que Yo tengo que pasar? ¿Podéis sumergiros en odio y dolor y muerte como Yo?» Estaba diciéndoles a estos dos discípulos que sin Cruz no puede haber corona. El baremo de grandeza en el Reino es el baremo de la Cruz. Fue cierto que en días entonces por venir ellos pasaron la experiencia de su Maestro, porque Santiago fue decapitado por Herodes Agripa Hch 12:2 ), y, aunque Juan probablemente no murió mártir, sí tuvo que sufrir mucho por Cristo. Ellos aceptaron el desafío de su Maestro -aunque fuera a ciegas.

(iv) Jesús les dijo que la decisión final pertenecía a Dios. La asignación final del destino era Su prerrogativa. Jesús nunca usurpó el lugar de Dios. Toda Su propia vida fue un largo acto de sumisión a la voluntad de Dios, y El sabía que esa voluntad era suprema hasta el fin.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

El privilegio del discípulo es el servicio (Mar 10:35-45)

Análisis de discurso

Esta sección consta de dos partes: una (vv. Mar 10:35-40) describe la petición de Jacobo y Juan, y la correspondiente respuesta de Jesús; la otra (vv. Mar 10:41-45) describe la reacción de los otros discípulos y la enseñanza de Jesús sobre la verdadera importancia y privilegio del discipulado.

Sin embargo, también se puede analizar este pasaje teniendo en cuenta los versículos Mar 10:33-34, cuando Jesús anuncia, por tercera vez, su pasión, muerte y resurrección; luego, en Mar 10:45, Jesús explica el significado de su muerte. Entre estas dos afirmaciones, en las que Jesús habla de sí mismo como el Hijo del hombre, tenemos la conversación con Jacobo y Juan y la explicación dirigida a todo el grupo de discípulos sobre el verdadero valor del liderazgo.

TÍTULO: Aunque la mayoría de las versiones consultadas se deciden por el título «La petición de Santiago [o Jacobo] y de Juan» (RV95, TLA, BA, etc.), proponemos algo diferente. En efecto, la verdadera razón que está detrás de esta petición es conseguir un lugar de privilegio e importancia en el reino futuro, por lo cual sugerimos títulos que podrían relacionarse mejor con esta actitud: “Jesús enseña sobre la verdadera importancia del discipulado”, o “El privilegio del discípulo es el servicio”.

Análisis textual y morfosintáctico

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Una solicitud mezquina (ver Mat. 20:20-28). Si no hubiese quedado impreso no podríamos haber creído que, después de todo lo dicho, Jacobo y Juan se atrevieran a acercarse con una solicitud tan ambiciosa y mezquina. Pero demasiado bien sabemos, sin embargo, cómo somos, y por lo tanto, podemos comprender. Si se hubieran dado cuenta del verdadero costo de tener un lugar elevado en el reino de Dios, no se hubieran atrevido a pedir, a pesar de sus palabras valerosas. Copa y bautismo (o “inundación”) son cuadros de juicio y sufrimiento en el AT. Jesús les advirtió que el sufrimiento en verdad llegaría para todos, pero eso no necesariamente conduciría a un lugar elevado en el reino de Dios. El lugar elevado sólo lo da Dios.

Los otros diez discípulos se portaron igualmente mal como Jacobo y Juan al enojarse por la solicitud que aquellos hicieron. Sin lugar a duda éstos querían esos lugares para sí mismos. Así que Jesús pacientemente volvió a explicarles las normas totalmente diferentes del reino de Dios, donde la verdadera grandeza es el servicio humilde. Jesús mismo es el gran ejemplo de esto. El vino para ser el siervo sufriente de Dios profetizado en Isa. 53 y para dar su vida en rescate por muchos (45). El uso de la palabra muchos no significa que Jesús murió por ciertas personas solamente, de ninguna manera; recalca más bien el gran número de los redimidos por su muerte. Este es uno de los pocos lugares en Mar. donde se explica la manera en que la muerte de Jesús nos salva. Mar. tiene mucho más interés en la sencilla realidad de la salvación, y no en cómo sucede. Rescate es uno de los muchos cuadros por medio de los cuales se explica la salvación en el NT. Significa pagar un precio para ser libres de la esclavitud, o la prisión, o la muerte pagando un precio. En nuestro día estamos bien familiarizados con las demandas de aquellos que secuestran o asaltan. En este caso el precio sería la muerte de Jesús.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

m 497 Mat 10:2

n 498 Mat 20:20

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

Jacobo y Juan, los dos hijos de Zebedeo. Véase coment. en 3:17.

que hagas…lo que te pidamos. La petición es arrogante y atrevida. Según Mt 20:20, 21 es la madre de estos discípulos la que hace la petición, pero en Mt 20:22, 23 se ve que también los hijos están involucrados en dicha petición.

Fuente: La Biblia de las Américas

35 (1) Con respecto a los vs.35-45, véanse las notas de Mat_20:20-28 .

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Marquemos en este pasaje la ignorancia de los discípulos de nuestro Señor. Vemos á Santiago y á Juan pretendiendo los primeros puestos en el reino de la gloria, y al mismo tiempo declarar muy confiados que se encuentran capaces de beber del cáliz de su Maestro y de ser bautizados con el bautismo de su Maestro. A pesar de todas las amonestaciones tan claras de nuestro Señor se apegan obstinadamente á la creencia de que el reino de Cristo sobre la tierra iba á aparecer inmediatamente. A pesar de sus tropiezos en el servicio de Cristo, no tienen la menor duda de que podrán sufrir todo lo que sobre ellos caiga. Con toda su fe y su gracia, con todo su amor á Jesús, ni conocen sus corazones, ni la aspereza del camino en que marchan. Aun sueñan con coronas temporales y con recompensas terrestres, y no saben que clase de hombres son.
Pocos son los verdaderos cristianos que no se parecen á Santiago y á Juan, cuando empiezan á servir á Cristo. Tenemos demasiada propensión á esperar de nuestra religión más goces inmediatos de los que el Evangelio nos autoriza á aguardar. Estamos muy dispuestos á olvidar la cruz y las tribulaciones y á pensar solo en coronas. Nos formamos una idea falsa de nuestra paciencia y de nuestro sufrimiento, y no sabemos juzgar con exactitud la fuerza real que tenemos para resistir tentaciones y pruebas. Y el resultado es que con frecuencia compramos muy caro la sabiduría, con amarga experiencia, con muchos desengaños, y con no pocas caídas.
Que el caso que meditamos nos enseñe lo importante que es juzgar de nuestra religión con calma y una razón sólida. Derecho tenemos, como Santiago y Juan, de desear los dones más excelentes, y comunicar á Cristo todos nuestros deseos. Con justicia debernos creer como ellos que Jesús es Rey de reyes, y que reinará Un día sobre la tierra; pero no olvidemos, como ellos, que todo cristiano debe cargar con su cruz, y «que tenemos que entrar en el reino de Dios al través de muchas tribulaciones.» Hechos 14.22. No confiemos demasiado, como ellos, en nuestras fuerzas, ni nos jactemos de poder hacer todo lo que Cristo nos exija. Guardémonos de esa jactancia al entrar en la senda de la vida cristiana, que, esta conducta nos salvará de muchos tropiezos humillantes.
Marquemos, en segundo lugar, en este pasaje, la alabanza quo nuestro Señor hace de la humildad, y de la consagración al bien del prójimo. Parece que los diez se disgustaron mucho con Santiago y Juan con motivo de la petición que hicieron á su Maestro. Su ambición y deseo de preeminencia se volvieron á exaltar con la idea de que alguno pudiera colocarse por encima de ellos. Nuestro Señor comprendió bien cuales eran sus sentimientos, y, como médico hábil, procedió inmediatamente á propinarles una medicina apropiada. Les dice que basaban sus ideas de grandeza en un cimiento falso; les repite con énfasis renovado la lección que ya les había dado en el capítulo precedente : «Cualquiera de vosotros que sea más grande, será el servidor de todos.» Y apoya toda su demostración en el argumento concluyente de su propio ejemplo. «Aun el Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir..
Que todo el que desee agradar á Cristo, esté en, guardia contra ese sentimiento de apreciación exagerada de si mismo, y pida á Dios en sus oraciones que lo cure de él; es un sentimiento que está arraigado profundamente en nuestros corazones. Muchos abandonaron el mundo, cargaron á cuestas con su cruz, profesaron prescindir de su propia justicia, y creer en Cristo, y se irritan y se afligen, cuando un hermano es más honrado que ellos. Esto no debe ser.
Meditemos siempre en estas palabras de S. Pablo: «Nada hagáis por contienda ni por vanagloria; antes con humildad de espíritu, estimándoos inferiores los unos á los otros.» Filip. 2.3. iBienaventurado el hombre que puede sinceramente regocijarse cuando otros son exaltados, aunque él mismo se vea olvidado y postergado! Sobre todo, que los que desean seguir las huellas de Cristo, se empeñen en ser útiles á los demás. Propónganse hacer bien en sus días y en su generación.
Vasto es el campo siempre para la beneficencia; lo que se necesita es voluntad é inclinación. No olvidemos nunca que la verdadera, grandeza no consiste en ser almirante, general, hombre de estado, ó artista. Estriba en sacrificarnos, en consagrar cuerpo y alma y espíritu á la obra bendita de hacer á nuestros prójimos más y más felices. Los que se ejercitan, usando los medios que la Escritura nos suministra, en aliviar los pesares y aumentar los goces de los que los rodean, los Howards, los Wilberforces, los Martyns, los Judsons de las naciones, esos son los verdaderamente grandes á los ojos de Dios. Mientras viven son objetos de burlas, de desprecios, del ridículo y muchas veces de las persecuciones. Pero en el cielo está el recuerdo de sus hechos, allí está escrito su nombre, y su alabanza es eterna. Recordemos esto, y mientras tengamos tiempo, hagamos bien á los hombres, y seamos siervos de todos por amor de Cristo.
Esforcémonos por dejar el mundo mejor, más santo y más feliz que cuando nacimos. Una vida consumida de esa manera es verdaderamente imitar á Cristo, y lleva en sí su recompensa.
Notemos, por último, en este pasaje, el lenguaje que usa nuestro Señor al hablar de su propia muerte. Dice, «El Hijo del hombre vino á dar su vida en rescate por muchos..
Esta es una de esas expresiones que debían guardar como un tesoro en sus almas todos los verdaderos cristianos. Es uno de los textos que prueban de una manera incontrovertible el carácter expiatorio de la muerte de Cristo. Su muerte no fue una muerte común, como la de un mártir, ú otros santos. Fue el pago público que hizo un Representante. Omnipotente de lo que debía el hombre pecador al Dios santo. Era el rescate que un Fiador divino ofrecía para procurar la libertad de pecadores, atados y ligados por la cadena de sus pecados. Con esa muerte Jesús dio satisfacción plena y completa por las transgresiones sin cuento del hombre. En la cruz cargó nuestros pecados sobre su cuerpo. El Señor se cubrió con todas nuestras iniquidades, y cuando murió, murió por todos. Cuando sufrió, sufrió en nuestro lugar; cuando colgaba de la cruz, colgaba de ella como Sustituto nuestro, y su sangre que allí corrió, fue el precio de nuestras almas.
Que todos los que en Cristo confían se consuelen al pensar que se apoyan en sólido cimiento. Verdad es que somos pecadores, pero Cristo cargó sobre si nuestros pecados. Verdad es que somos deudores pobres y desvalidos, pero Cristo ha pagado nuestras deudas. Verdad es que merecemos vernos encerrados para siempre en la prisión del infierno; pero, gracias á Dios, Cristo ha pagado por completo nuestro rescate. La puerta está abierta de par en par, y los prisioneros pueden salir libres. Que todos por los. sentimientos de nuestro corazón tengamos la convicción de poseer ese privilegio, y marchemos en la bendita libertad de los hijos de Dios.

Fuente: Los Evangelios Explicados

MT160 Hay una distinción entre el verbo en voz activa αἰτέω (v. 35) y el verbo en voz media αἰτέομαι (en el v. 38; comp. Mar 6:22).

MT179 En este versículo, parece que ἵνα se une con θέλομεν, en vez de usarse con sentido imperativo: queremos que.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

O, Santiago

Fuente: La Biblia de las Américas