Comentario de Marcos 13:24 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces en aquellos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor.
13:24 — Pero en aquellos días (de la destrucción del templo en Jerusalén y de la caída de los líderes políticos) , después de aquella tribulación (que precedió durante el sitio y antes de la referida destrucción y caída) , el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor — Aquí Jesús emplea el lenguaje figurado del Antiguo Testamento, como hallado en Isa 13:10 con referencia a la caída de Babilonia. (Nótese el lenguaje parecido en 24:23). Compárese también Eze 32:7, con referencia a la caída de Egipto. La luz y la gloria y belleza de Jerusalén serán apagadas porque ella llegará a su fin. Ella tiene que caer. Lenguaje semejante se halla en Joe 2:28 y sig.; Hch 2:16-21, con referencia al establecimiento de la iglesia en Jerusalén, y en Apo 6:12-13, una descripción simbólica de la destrucción final del imperio romano pagano.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Isa 13:10; Isa 24:20-23; Jer 4:23-25, Jer 4:28; Eze 32:7; Dan 7:10; Dan 12:1; Joe 2:30, Joe 2:31; Amó 5:20; Sof 1:14-18; Mat 24:29; Luc 21:25-27; Hch 2:19, Hch 2:20; 2Pe 3:10, 2Pe 3:12; Apo 6:12-14; Apo 20:11.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Pero (Gr. alla) apunta a una marcada distinción entre los falsos profetas del versículo Mar 13:22 y la verdadera venida de Cristo en el versículo Mar 13:26.
después de aquella tribulación nos dice cuándo Jesús regresará a establecer su Reino milenario. Grandes disturbios astrológicos acompañarán el regreso glorioso de Cristo. Uno de los cuatro fines para el sol, la luna y las estrellas, mencionadas en el tiempo de su creación es para dar señales (Gén 1:14). Esas señales serán cumplidas en ese tiempo. Tan sólo imagine los fuegos artificiales universales que Dios usará para establecer el escenario a la venida de su majestuoso Hijo para reinar.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
EL SOL SE OSCURECERÁ. Véase Mat 24:29, nota.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
en aquellos días, después de aquella tribulación. «Aquellos días» describe los sucesos de los vv. Mar 13:6-23 y, por lo tanto, «aquella tribulación» se refiere a la gran tribulación de la que Jesús habló. Esto también significa que lo que estaba a punto de describir (vv. Mar 13:24-27) ocurriría inmediatamente después del futuro período de la tribulación (cp. Mat 24:29). el sol se oscurecerá. El sol se volverá negro a medida que el universo comience a desintegrarse antes del regreso de Cristo (vea las notas sobre Mat 24:29; Hch 2:20; Apo 6:12).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
13:24 — Pero en aquellos días (de la destrucción del templo en Jerusalén y de la caída de los líderes políticos) , después de aquella tribulación (que precedió durante el sitio y antes de la referida destrucción y caída) , el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor — Aquí Jesús emplea el lenguaje figurado del Antiguo Testamento, como hallado en Isa 13:10 con referencia a la caída de Babilonia. (Nótese el lenguaje parecido en 24:23). Compárese también Eze 32:7, con referencia a la caída de Egipto. La luz y la gloria y belleza de Jerusalén serán apagadas porque ella llegará a su fin. Ella tiene que caer.
Lenguaje semejante se halla en Joe 2:28 y sig.; Hch 2:16-21, con referencia al establecimiento de la iglesia en Jerusalén, y en Apo 6:12-13, una descripción simbólica de la destrucción final del imperio romano pagano.
Fuente: Notas Reeves-Partain
La venida del hijo del hombre (Mar 13:24-37)
Análisis de discurso
Esta sección se compone de tres partes. La primera, que abarca los versículos Mar 13:24-27, describe la venida del Hijo del hombre. Tradicionalmente, esto se ha interpretado como una descripción de la parusía, es decir, de la segunda venida de Cristo, debido a que, en el Evangelio de Marcos, la expresión “Hijo del hombre” es una referencia velada a Jesús. Esta venida tiene repercusiones cósmicas y se realiza en medio de un gran despliegue de poder y gloria. Ángeles se suman a la venida del Hijo del hombre, enviados para recoger a los escogidos, presumiblemente a las personas que se han mantenido fieles a Dios (ver Mar 13:13, Mar 13:20), de los cuatro rincones de la tierra. Esta descripción había sido ya anunciada en Mar 8:38 y se funda en pasajes tales como Zac 2:6, Zac 14:5 y Dan 7:10.
La segunda parte, formada por los versículos Mar 13:28-31, ofrece una parábola que, mediante la metáfora de la higuera, sirve para ilustrar la proximidad del tiempo del fin. La higuera que echa brotes representa a Israel y las señales del fin. El lector entiende el resto de la metáfora: el verano es el tiempo de la cosecha, así como el fin escatológico es el tiempo en que Dios viene a buscar los frutos. Aquí está implícita la idea de juicio (ver nuevamente Mc Mar 8:38 y Mar 11:12-14).
La tercera parte, formada por los versículos Mar 13:32-37, asegura y advierte, a través de otra parábola, de la imposibilidad de saber cuándo será el tiempo del fin (¡y esto a pesar de las muchas señales!) y, por tanto, de la necesidad de mantener una actitud de constante espera y vigilia, ocupados en el trabajo que Dios ha encomendado a sus siervos. El versículo Mar 13:34 expresa la misma idea que el versículo Mar 13:10 : el pueblo de Dios espera el reino mientras realiza el trabajo que el dueño de la casa —Dios o el Hijo del hombre—le ha mandado, esto es, proclamar el evangelio a las naciones.
En términos de la retórica de esta sección, notamos varios elementos parecidos entre los versículos Mar 13:24-27 y Mar 13:32-37. Ambos pasajes comienzan con una referencia temporal: aquellos días y de aquel día y de la hora. Además, el Hijo del hombre que viene y envía a sus ángeles a recoger a los escogidos se relaciona, temáticamente, con el dueño de casa que regresa de manera sorpresiva. El mensaje combinado de estos dos pasajes es el siguiente: “El fin será inesperado; por tanto, estén atentos y no descuiden sus tareas”.
Los versículos Mar 13:28-31 ocupan el centro de lo que sería una estructura ABA’. En cuanto a su tenor principal, se relaciona mejor con los versículos Mar 13:5-23, referidos a las señales del fin, que con los versículos Mar 13:24-27 y Mar 13:32-37, referidos al fin propiamente dicho. Cuando veáis que suceden estas cosas(v. Mar 13:29) alude, obviamente, a las señales descriptas en Mar 13:5-23, no a la venida del Hijo del hombre de los versículos Mar 13:24-27, ya que este suceso no es parte de las señales, sino del fin mismo. No pasará esta generación sin que todo esto acontezca (v. Mar 13:30) tiene que referirse también a las señales del fin, las cuales tendrían lugar en el terreno de la historia, en tanto serían presenciadas por esta generación. En cambio, la venida del Hijo del hombre tendría lugar después de la historia. En efecto, con la parusía entraríamos en otra dimensión, ya no histórica, sino metahistórica: el reino de Dios. A esto hace alusión el versículo Mar 13:31 : el cielo y la tierra pasarán. Punto final. Se termina la historia. Sin embargo, las promesas de Jesús permanecen, porque se ha entrado en aquella realidad a la que apuntó su ministerio: el reinado universal de Dios.
Una manera de interpretar la posición retórica de estos materiales (ABA’) es afirmar que, desde la perspectiva de Marcos, el período de las señales que anunciaban el fin (B) era más relevante que el fin propiamente dicho (A y A’), ya que durante ese tiempo la comunidad debía estar atenta y trabajar en la extensión de la misión. Cuando llegara la parusía, ya no se podría hacer nada. Por eso, no debían preocuparse por el fin ni mucho menos escuchar a los que anunciaban su inminencia, ya que nadie sabía el día ni la hora. La preocupación de la comunidad debía ser misional, no escatológica. Sus energías debían dirigirse hacia la proclamación, no hacia la espera pasiva del fin (una situación semejante se daba en 1Ts 5:14 y en 2Ti 3:6-15).
TÍTULO: Acordamos con la mayoría de las versiones consultadas: La venida del Hijo del hombre.
Análisis textual y morfosintáctico
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
El sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor se funda en Isa 13:10 y Joe 2:10, Joe 3:15. «Dejará de brillar» (TLA) o «no brillará más la luna» (NVI) son construcciones más directas, pero RV95 sigue más cercanamente el texto griego.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
Isa 13:10; Isa 34:4; Eze 32:7-8; Joe 2:10; Joe 2:31; Joe 3:15; Apo 6:12-14; Apo 8:12.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
aquellos días. Esta frase, que se encuentra con frecuencia en los libros proféticos (Jer 3:16, 18; 31:29; 33:15, 16; Jl 3:1; Zac 8:23), señala el tiempo cuando la atención cambiará de la tribulación en la tierra (vers. 8– 23 y coment. en Mt 24:21) a las dramáticas señales celestiales (vers. 24, 25).
Fuente: La Biblia de las Américas
Está enteramente por cumplirse aún esta parte de la profecía de nuestro Señor en el monte de los Olivos. Los eventos que en ella se describen aún tienen que acontecer; posible es que en nuestra época sucedan. Debemos leer este pasaje, por tanto, con especial interés.
Observemos, en primer lugar, que solemne majestad rodeará á nuestro Señor en su segunda venida á este mundo. El lenguaje que usa en referencia al sol á la luna y á las estrellas despierta la idea de una convulsión general del universo al fin de la presente dispensación. Nos recuerda las palabras del apóstol Pedro, «los cielos desaparecerán con grande estruendo, y los elementos ardiendo quedarán deshechos.» 2 Ped. 3.10. En esos momentos, en medio de un terror y de una confusión que excederá todo lo que hasta ahora han producido los terremotos ó los huracanes, los hombres » verán al Hijo del hombre descendiendo sobre nubes con gran poder y gloria..
La segunda venida de Cristo no será en nada semejante á la primera. Vino la primera vez lleno de debilidad, como niño tierno nacido de una pobre mujer en el pesebre de Belén, sin honores v apenas conocido. Vendrá la segunda vez revestido de dignidad real, rodeado de los ejércitos celestiales, para ser reconocido, aceptado, y temido por todas las tribus de la tierra. Vino la primera vez á sufrir, á cargarse con nuestros pecados, á ser juzgado maldito, á ser despreciado, rechazado, condenado injustamente y ejecutado. Vendrá la segunda vez á reinar, á poner á todos sus enemigos bajo sus plantas, á entrar en el goce de su reino, á juzgar á todos los hombres, y á vivir eternamente.
¡Que diferencia tan inmensa! ¡Que contraste tan marcado! ¡Cuanto no debe admirar la comparación entre la segunda venida y la primera¡ ¡Cuan solemnes pensamientos no deben evocar en nuestras almas estas meditaciones! ¡Cuanto no deben consolar á los amigos de Cristo! Su Rey vendrá á la tierra; cosecharán lo que han sembrado; recibirán ricas mercedes por todo lo que han sufrido por causa de Cristo, y trocarán su cruz por una corona. ¡Que confundidos no quedarán los enemigos de Cristo! Ese mismo Jesús de Nazaret, á quien por tanto tiempo despreciaron y rechazaron, tendrá al fin la preeminencia. Ese mismo Cristo, en cuyo Evangelio se han negado á creer, aparecerá como su Juez, e inermes, sin esperanzas, y sin palabras, tendrán que presentarse ante la barra de su tribunal. Atesoremos estas cosas en nuestro corazón y aprendamos á ser sabios.
Observemos, además, que lo primero que acontecerá después de la segunda venida de nuestro Señor, será la reunión de sus escogidos. «Enviará á sus ángeles, y juntará á sus escogidos de los cuatro vientos..
Cuando la tierra sea juzgada, se cuidará de la seguridad de pueblo del Señor. Nada hará hasta que no los coloque donde no puedan recibir daño ninguno. El diluvio no comenzó hasta que Noe no estuvo seguro en el arca; no llovió fuego sobre Sodoma hasta que Lot no estuvo abrigado dentro de las murallas de Zoar. Dios no desatará su furor contra los incrédulos hasta que los creyentes no estén escondidos y seguros.
Los verdaderos cristianos pueden esperar sin temor la segunda venida de Cristo. Por terribles que sean las cosas que acontezcan en la tierra, su Maestro cuidará de que ningún daño les acontezca. Bien pueden sobrellevar pacientes las despedidas y las separaciones de tiempo presente; que ya llegará la época en que regocijados se reúnan con todos sus hermanos en la fe de todas las edades, de todos los idiomas y países. Los que se reúnan ese día, no se volverán á separar. Esa gran reunión está aún por verificarse. 2 Tesal. 2.1.
Observemos en seguida cuan importante es observar las señales de nuestros tiempos. Nuestro Señor encarga á sus discípulos «que aprendan de la higuera una parábola.» Así como los renuevos anuncian que el verano se aproxima, del mismo modo los acontecimientos que tienen lugar en el mundo deberían enseñarnos cuando la venida del Señor «está cercana, á nuestras puertas..
Es deber de los cristianos verdaderos observar cuidadosamente los eventos públicos de su época; y siendo un deber hacerlo, es un pecado descuidarlo. Nuestro Señor reconviene á los judíos porque «no disciernen los signos de los tiempos.» Mat. 16.3. No veían que el cetro había salido de las manos de Judá, y que estaban acabando de transcurrir las semanas de Daniel. Cuidémonos de no incurrir en el mismo error; abramos bien los ojos, y contemplemos el mundo que nos rodea. Veamos como el poder de los turcos va expirando, y como se aumentan las misiones y se extinguen. Veamos como el Papismo revive, y como aparecen herejías nuevas y mas sutiles. Notemos cuan rápidamente se extiende el espíritu de rebelión y de desprecio á la autoridad legítima ¿No son estos hechos como los renuevos de la higuera? Nos muestran que el mundo se va gastando, y necesita una nueva dinastía que sea mejor que la actual; necesita tener á su legítimo soberano, á Jesús.
Observemos, finalmente, en estos versículos, cuan cuidadosamente nuestro Señor afirma que sus predicciones se realizarán. Habla como si previese la incredulidad y el escepticismo de estos tiempos. Nos apercibe de una manera muy enfática que nos guardemos de incurrir en ellos: » El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
No nos permitamos nunca suponer que una profecía es improbable ó de difícil cumplimiento tan solo porque esté en contradicción con la experiencia del pasado. No digamos ¿en donde está la posibilidad de que Cristo vuelva á venir? ¿Que probabilidad hay de que el mundo sea quemado? «En tales particulares nada significan para nosotros » lo probable ó lo improbable.»La única cuestión es esta, «¿Qué está escrito en la Palabra de Dios?» No deberían olvidarse nunca las palabras de S. Pedro: «Vendrán en los últimos días burladores, arrastrados por sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿En donde está la promesa de su advenimiento?» 2 Ped. 3.3-4.
Haríamos bien en preguntarnos que hubiéramos pensado si hubiéramos vivido hace dos mil años. ¿Hubiéramos creído más probable que el Hijo de Dios se hubiera presentado en la tierra como un pobre, y hubiera muerto, ó que hubiera venido como un Rey, y hubiera reinado? ¿No hubiéramos asegurado inmediatamente, que si venia, vendría para reinar y no para morir? Sin embargo, sabemos que vino como «varón de dolores » y que murió en la cruz. No dudemos, pues, que vendrá por segunda vez en gloria y majestad, y que como Rey eternamente reinará.
Concluyamos este pasaje con la profunda convicción de la verdad de todos los detalles de las predicciones que encierra. Creamos que todas sus palabras quedarán definitivamente cumplidas. Esforcémonos, sobre todo, en vivir como convencidos íntimamente de su verdad, como siervos buenos siempre dispuestos á recibir á su Señor; y entonces estaremos seguros, sea cual fuere el tiempo ó la manera de su cumplimiento.
Fuente: Los Evangelios Explicados
su resplandor… Lit. su claridad nocturna.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
MT150 El tiempo futuro (vv. 24-27) es futurista (no volitivo).
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit. claridad nocturna.