Comentario de Marcos 14:26 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Y después de cantar un himno, salieron al monte de los Olivos.
14:26 — Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos — Terminadas ya la celebración de la Pascua, y la institución de la Cena del Señor, el acto final en el aposento alto es el cantar el himno. La costumbre del tiempo fue el cantar los Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29 al final de la Pascua. Ya es noche (13:30). Dejan el aposento alto y comienzan su viaje corto de Jerusalén al monte de los Olivos.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
cuando hubieron cantado el himno. Sal 47:6, Sal 47:7; Hch 16:25; 1Co 14:15; Efe 5:18-20; Col 3:16; Stg 5:13; Apo 5:9; Sal 113:1-9; Sal 114:1-8; Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29,
salieron al monte de los Olivos. Mat 26:30; Luc 22:39; Jue 18:1-4.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
El himno que ellos cantaban no cabe duda que era de los Salmos. Los Sal 113:1-9 al Sal 118:1-29 se usaban frecuentemente en conexión con la Pascua, incluyendo «No moriré, sino que viviré, / Y contaré las obras de JAH» y «La piedra que desecharon los edificadores / Ha venido a ser cabeza del ángulo» (Sal 118:17, Sal 118:22). Dejando el aposento alto, ellos cruzaron el Valle de Kidrón para ir al monte de los Olivos. Getsemaní (v. Mar 14:32) está directamente cruzando la Puerta Este (algunas veces llamada la Puerta Dorada) de Jerusalén.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
cantado el himno. Probablemente el Sal 118:1-29, el último salmo del tradicional canto del Hallel en la Pascua (vea la nota sobre Mat 26:30). monte de los Olivos. Vea la nota sobre Mar 11:1.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
14:26 — Cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos – Terminadas ya la celebración de la Pascua, y la institución de la Cena del Señor, el acto final en el aposento alto es el cantar el himno. La costumbre del tiempo fue el cantar los Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29 al final de la Pascua.
Ya es noche (13:30). Dejan el aposento alto y comienzan su viaje corto de Jerusalén al monte de los Olivos.
Fuente: Notas Reeves-Partain
El himno: Posiblemente, esto se refiere a los Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29, los cuales se cantaban durante la Pascua judía. Por eso, NVI traduce «los salmos» en lugar de himno, y BJ y BL traducen «los himnos».
Reflexión bíblica y pastoral
En el medio de la celebración de la cena de Pascua, cuyo sentido era recordar la liberación de la esclavitud en Egipto, Jesús propuso una nueva manera de leer el éxodo y para ello utilizó dos de los elementos característicos de esa cena: el pan y el vino. Tomó el pan, bendijo a Dios, lo partió y lo dio a sus discípulos, y les dijo que ese era su cuerpo. El cuerpo partido, es decir, torturado, de Jesús alimentaría simbólicamente a la comunidad, así como los panes en el milagro de la multiplicación habían alimentado realmente a la multitud. Luego, Jesús tomó una copa, dio gracias a Dios e invitó a beber a los discípulos diciendo que esa era su sangre, derramada por muchos, la cual establecía una alianza con Dios. Si no pensamos en la tradición de la eucaristía de la iglesia primitiva y nos concentramos únicamente en lo que Marcos ha preservado aquí, es posible que Jesús estuviera diciendo que su sacrificio beneficiaría a sus seguidores, pero también sería un acto ejemplar para ellos. El moriría, pagando el precio por su osadía de confrontar los poderes que controlaban el mundo, pero esa muerte le abriría a la comunidad las puertas de la esperanza, en la medida en que ella participara también en el proyecto liberador iniciado por Jesús y estuviese dispuesta a sufrir por el evangelio. La cruz sería entonces ineludible, y por lo tanto necesaria, no sólo para Jesús, sino también para la comunidad de discípulos, ya que al participar del pan se estarían comprometiendo a compartir los sufrimientos del crucificado. Sin cruz no habría futuro, porque tampoco habría una tumba vacía. La cruz es el camino de Dios y hacia Dios.
Debemos respetar el texto que tenemos delante y no poner en la boca del Jesús de Marcos palabras que pertenecen al Jesús de Lucas o al Jesús recordado por Pablo. En este sentido, debemos decir que aquí Jesús reinterpreta la tradición del éxodo en función de los acontecimientos que se avecinan. En esta última oportunidad de estar con sus discípulos, les va a dar una lección objetiva sobre el propósito de su sacrificio: se trata de un sacrificio por la comunidad, por muchos (pollōn). Como un nuevo Moisés, Jesús posibilita a través de su muerte una alianza entre Dios y el pueblo. La muerte era necesaria para que hubiese resurrección y se instalase en el corazón del pueblo la esperanza del reino. Jesús muere por otros en un gesto de supremo sacrificio y solidaridad. No muere en vano. Muere para infundir vida a través de su ejemplo de solidaridad. En este sentido, posibilita un nuevo éxodo, ya no referido a la esclavitud en Egipto sino a la esclavitud a los poderes egoístas que controlan al ser humano, los cuales son derrotados por él en la cruz. Jesús nos salva del egoísmo institucionalizado e interiorizado y nos hace personas dispuestas a sacrificarse por el prójimo.
Sin embargo, Jesús también nos enseña que Dios está presente aun en los momentos de mayor pesimismo, cuando se aproxima lo inevitable y somos defraudados incluso por aquellos en quienes habíamos confiado. Esta presencia de Dios cambia lo negativo por la perspectiva de una fiesta futura. Nótese cómo Jesús permanece en contacto con esa realidad supratemporal que es Dios: lo recuerda en la celebración de la Pascua como el liberador del pasado; lo invoca y bendice en el presente, al repartir el pan y la copa; y lo vislumbra como el arquitecto del reino futuro. En efecto, Dios es todo para Jesús. Su presencia convierte la noche en día, la muerte en vida, el presente en futuro.
Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción
— el himno: Ver nota a Mat 26:30.
— monte de los Olivos: Ver nota a Mat 21:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
NOTAS
(1) O: “himnos; salmos”. Con toda probabilidad los Salmos de Hallel. Véase Sal 114:1, n.
REFERENCIAS CRUZADAS
m 723 Salmos 113:1-118:29
n 724 Mat 26:30; Luc 22:39; Jua 18:1
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
el himno. Sería una porción de Sal 115:1-18; Sal 116:1-19; Sal 117:1-2; Sal 118:1-29, que se cantaba tradicionalmente en esta ocasión.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
Vemos en estos versículos que bien previó nuestro Señor la debilidad y flaqueza de sus discípulos. Les dice muy claro lo que iban á hacer. «Todos vosotros os escandalizaréis esta noche por causa de mí.» Le anuncia á Pedro en particular el pecado enorme que estaba á punto de cometer: » Esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces..
Sin embargo, esta previsión de nuestro Señor no le impidió escoger á estos doce discípulos para que fuesen sus apóstoles. Les permitió ser sus íntimos amigos y compañeros, sabiendo muy bien lo que un día harían. Les dio el privilegio extraordinario de estar de continuo con El, y de oír su voz, con la convicción anticipada que tenia de su miserable debilidad y de la falta de fe de que darían prueba al fin de Su ministerio terrenal. Esta es una circunstancia muy notable que debemos siempre recordar: Consolémonos con la idea que el Señor Jesús no lanza lejos de sí á su pueblo creyente por sus caídas é imperfecciones. Sabe lo que son. Los acepta, como el marido escoge una esposa, con todos sus defectos y debilidades, y, una vez que se unen á El por la fe, nunca los arrojará de sí. Es un Sumo Pontífice misericordioso y compasivo. Se gloría en perdonar las transgresiones de su pueblo, y cubrir sus muchos pecados. Sabía lo que eran antes de su conversión, impíos, criminales, impuros; y sin embargo los amaba. Sabe lo que serán después de su conversión, débiles, frágiles, hombres errados; y sin embargo los ama.
Se ha propuesto salvarlos á pesar de sus deficiencias, y realizará su propósito.
Aprendamos á juzgar caritativamente de los que profesan ser creyentes. No rebajemos su carácter y digamos que no tienen gracia, porque descubramos en ellos mucha debilidad y corrupción. Recordemos que nuestro Maestro celestial sobrellevó sus flaquezas, y que nosotros debemos hacer lo mismo. La iglesia de Cristo es punto menos que un gran lazareto. Nosotros mismos somos todos más ó menos débiles, y todos necesitamos diariamente de la hábil asistencia del Médico celeste. No habrá curas completas hasta el día de la resurrección.
Vemos, en segundo lugar, en estos versículos, de cuanto consuelo se privan los que profesan ser cristianos por su descuido y falta de atención. Nuestro Señor habló muy claro de su resurrección: «Después que resucite, iré delante de vosotros á Galilea.» Sin embargo, tal parece que sus palabras fueron inútiles y que en vano las dijo. Ninguno de sus discípulos paró la atención en ellas, ni las atesoró en su corazón. Cuando fue entregado, lo abandonaron. Cuando fue crucificado, se entregaron casi á la desesperación; y cuando resucitó al tercer día, no querían creer que fuese verdad. Se lo habían oído decir con frecuencia, pero no había hecho ninguna impresión en ellos.
¡Que pintura tan exacta es esta de la naturaleza humanal! ¡Con cuanta frecuencia no vemos hoy repetirse las mismas escenas entre los que se llaman cristianos! ¡Cuantas verdades no leemos todos los años en la Biblia, y, sin embargo, son para nosotros como si no las hubiéramos leído! ¡Cuantos preceptos sabios no oímos desatentos é indiferentes en los sermones, y vivimos como si nunca los hubiéramos leído! Vienen sobre nosotros tiempos de aflicción y de tinieblas, y entonces nos encontramos que estamos desprevenidos y desarmados. En el lecho del dolor, en el duelo, descubrimos una significación en algunos textos y pasajes que antes oímos leer sin que nos afectaran ni interesaran. Nos asaltan algunas ideas en épocas tales, que nos avergonzamos de no haberlas tenido antes. Recordamos entonces haberlas leído, ó haberlas oído, pero que no nos habían causado ninguna impresión. Como el pozo de Agar en el desierto, estaban á nuestro alcance, pero como Agar, no las veíamos. Gen. 21.19.
Oremos á Dios para que nos conceda una percepción pronta de lo que oímos ó leemos de su Palabra. Escudriñémosla en todas sus partes, y no desperdiciemos por nuestra incuria las verdades preciosas que encierra. Al obrar así, estableceremos buenos cimientos para el porvenir, y nos encontraremos armados contra el dolor y la enfermedad.
Veamos que poca razón tienen los ministros de sorprenderse, que lo que predican en sus sermones pase desapercibido. Beber del mismo cáliz que su Maestro. Aun El dijo muchas cosas de que nadie se ocupó cuando por primera vez las dijo; y, sin embargo, Sabemos que » ningún hombre habló como ese hombre.» «El discípulo no es más grande que su Maestro, ni el siervo que su Señor.» Tengamos paciencia; que verdades de que al parecer nadie se cuida al principio, producen fruto tras luengos días. «Vemos, finalmente, en estos versículos, cuanta confianza en ellos mismos suele neciamente abrigarse en el corazón de los que se llaman cristianos. El apóstol no creía posible que llegase á negar alguna vez á su Señor. «Aunque tuviera que morir contigo,» dice, «no te negaría de ninguna manera.» No era él solo quien tan confiado se mostraba; los otros discípulos tenían la misma opinión. «También todos decían lo mismo..
Sin embargo, ¿en que vino á parar toda esa jactanciosa confianza? Doce horas no transcurrieron sin que todos los discípulos huyesen abandonando á nuestro Señor. Todas sus ruidosas protestas quedaron olvidadas. Apenas apareció el peligro que todas sus promesas de fidelidad se desvanecieron. ¡Que poco sabemos como obraremos en una situación dada, hasta no encontrarnos en ella! ¡Cuanto no alteran las circunstancias nuestras opiniones y nuestros sentimientos 1 Aprendamos á pedir á Dios humildad. «El orgullo va al encuentro de la destrucción, y un espíritu altanero provoca la caída.» Prov. 16.19. Hay más maldad en nuestro corazón de la que creemos. No podemos nunca decir hasta que abismos descenderemos, si nos vemos tentados. No hay pecado que el santo más grande no sea capaz de cometer, si Dios no lo sostiene con Su gracia, y si él no vela y ora. Ocultas yacen en nuestros corazones las simientes de todas las maldades; y tan solo requieren una estación favorable para brotar y adquirir una vitalidad dañina. «Que el que piensa estar firme, mire no caiga.» 1 Cor. 10.12. «El que confía en su corazón es un necio.» Prov. 28.26. Que nuestra plegaria diaria sea esta: «Sostenme y estaré seguro..
Fuente: Los Evangelios Explicados
cantar… En tal ocasión, era costumbre cantar los Sal 116:1-19; Sal 117:1-2 y Sal 118:1-29.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
En tal ocasión, era costumbre cantar los salmos 116, 117 y 118.