Biblia

Comentario de Marcos 15:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 15:30 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

¡sálvate a ti mismo y desciende de la cruz!

15:30

— sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz — Satanás por medio de sus siervos pone delante de Jesús una muy fuerte tentación, pues Jesús tiene el poder de bajarse de la cruz y así mostrarles que él es Dios y que ellos no son nada. Pero se restringe, porque va a hacer la voluntad del Padre al morir por los mismos pecadores que ahora blasfeman de él. Este desafío del orgullo de Jesús falla miserablemente. Si Jesús se hubiera salvado de la cruz, no habría salvado a los pecadores. El venció la tentación.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

15:30 — sálvate a ti mismo, y desciende de la cruz — Satanás por medio de sus siervos pone delante de Jesús una muy fuerte tentación, pues Jesús tiene el poder de bajarse de la cruz y así mostrarles que él es Dios y que ellos no son nada. Pero se restringe, porque va a hacer la voluntad del Padre al morir por los mismos pecadores que ahora blasfeman de él. Este desafío del orgullo de Jesús falla miserablemente. Si Jesús se hubiera salvado de la cruz, no habría salvado a los pecadores. El venció la tentación.

Fuente: Notas Reeves-Partain

Sálvate a ti mismo y desciende de la cruz: Aquí el griego exige traducir la palabra “descender”, un participio aoristo, en términos que transmitan la idea de un medio, de una manera, no de un imperativo. Los que pasan dicen que bajar de la cruz es la manera que Jesús debería usar para salvarse. De lo contrario, se podría pensar que los espectadores de la crucifixión desafían a Jesús a salvarse a sí mismo, primero, y a descender de la cruz después, algo que no tiene mucho sentido. Una mejor traducción es, entonces: «¡Sálvate a ti mismo descendiendo de la cruz!» (BA).

Reflexión bíblica y pastoral

Jesús muestra en la cruz su total falta de egoísmo y su amor hacia el ser humano. Él podría haberse salvado antes de ser arrestado; podría haber escapado, pero no lo hizo. Y ahora, en la cruz, acepta los insultos sin contestar. Su cuerpo ensangrentado es el símbolo de una vida entregada en favor del prójimo. Comparte el Gólgota con dos insurgentes, hombres violentos que pretendían forzar el reino de Dios por medio de las armas. Jesús, entre medio de ambos, es el ejemplo del que resiste la maldad sin violencia y, como consecuencia, paga el precio por su valiente oposición. Jesús no tiene una actitud de resignación pasiva ante el poder del mal, sino más bien una de resistencia y denuncia. Esto le va a acarrear tanto la simpatía del pueblo, como el odio y la envidia de las autoridades. Al final, hasta el pueblo lo abandona y lo único que le queda es la cruz.

Las burlas de los que observan la crucifixión están cargadas de ironía, ya que anuncian, sin saberlo, la verdad: Sálvate a ti mismo y desciende de la cruz. La comunidad que lee este Evangelio sabe que Jesús no permaneció en la cruz por mucho tiempo. Su destino era una tumba vacía y la gloria eterna. Jesús no se salvó a sí mismo. Dios, que nunca olvida a los que sufren por causa de su reino, le levantó de la tumba y le hizo Cristo y Señor. La comunidad que lee el relato sabe esto y recibe así las fuerzas necesarias para resistir las injusticias y las persecuciones por las que está atravesando. Los cristianos del siglo 21 no podemos menos que contemplar admirados el cuadro que ha pintado Marcos. En efecto, somos parte del templo hecho posible por la muerte y la resurrección de Jesús: la comunidad donde vive el Espíritu de Dios. La crucifixión es una crítica y una denuncia no sólo del poder imperial, que se establece por la fuerza de las armas, sino también del poder religioso, que se establece por la fuerza de la institución. Este “templo” vino a destruir Jesús con su muerte y resurrección. Su muerte fue una crítica feroz al prejuicio e intolerancia religiosos, al poder que se solidifica en el nombre de Dios, a la opresión que se encubre con un manto de espiritualidad. Jesús, en su cuerpo, puso fin a todo eso. La iglesia actual debe recordarlo para no repetir los errores de la religión institucionalizada del tiempo de Jesús. Desgraciadamente, en la historia de la iglesia estos errores se han repetido ya demasiadas veces. Quiera Dios que tengamos la claridad de mente para saber cuándo nuestros “templos” de religiosidad y tradición deben ser destruidos para dar lugar al nuevo templo de Dios —la comunidad del Espíritu—, hecho posible a través de la muerte y la resurrección de Jesús.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

REFERENCIAS CRUZADAS

k 825 Luc 23:35

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

30 super (1) Si se hubiera salvado a Sí mismo, no habría podido salvarnos a nosotros.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

R861 El participio de aoristo καταβάς se refiere a una acción simultánea con la del verbo principal σῶσον: sálvate a ti mismo descendiendo.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego