Biblia

Comentario de Marcos 15:33 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 15:33 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Cuando llegó la hora sexta, descendió oscuridad sobre toda la tierra, hasta la hora novena.

15:33 — Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena — Las horas indicadas por la manera judía de expresarlo son las doce del mediodía hasta las tres de la tarde. Hubo tinieblas porque “el sol se oscureció”, Luc 23:45, “fallando el sol”, ASV; “faltando la luz del sol”, VHA. (No fue asunto de eclipse, porque la luna llena estaría en posición contraria al sol).

Estas tinieblas de tres hora duración afectaron “toda la tierra”. La mitad del mundo expuesto al sol aquel día normalmente sería afectada, pero éste es un acto especial de Dios y el efecto pudo haber sido solamente con respecto a toda Judea y los lugares cercanos.

Este acto, de fallar el sol en dar su luz, procedió de Dios como señal de juicio contra el mundo pecador. Tal es la lección de este lenguaje en otros pasajes. Véase 13:24, comentarios.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

cuando vino la hora sexta. Mar 15:25; Mat 27:45; Luc 23:44, Luc 23:45.

hubo tinieblas sobre toda la tierra. Sal 105:28; Isa 50:3, Isa 50:4; Amó 8:9, Amó 8:10.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Estas tinieblas eran una oscuridad sobrenatural del cielo.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

la hora sexta. El mediodía, según la medición judía del tiempo, en la mitad del período de seis horas de Jesús en la cruz (vea la nota sobre el v.Mar 15:25). tinieblas. Un signo del juicio divino (cp. Isa 5:30; Isa 13:10-11; Joe 2:1-2; Amó 5:20; Sof 1:14-15; Mat 8:12; Mat 22:13; Mat 25:30). La extensión geográfica de las tinieblas es desconocida, aunque los escritos de los padres de la iglesia dicen que se extendió más allá de Palestina. la hora novena. Es decir, las tres de la tarde.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

15:33 — Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena — Las horas indicadas por la manera judía de expresarlo son las doce del mediodía hasta las tres de la tarde. Hubo tinieblas porque “el sol se oscureció”, Luc 23:45, “fallando el sol”, ASV; “faltando la luz del sol”, VHA. (No fue asunto de eclipse, porque la luna llena estaría en posición contraria al sol).
Estas tinieblas de tres hora duración afectaron “toda la tierra”. La mitad del mundo expuesto al sol aquel día normalmente sería afectada, pero éste es un acto especial de Dios y el efecto pudo haber sido solamente con respecto a toda Judea y los lugares cercanos.
Este acto, de fallar el sol en dar su luz, procedió de Dios como señal de juicio contra el mundo pecador. Tal es la lección de este lenguaje en otros pasajes. Véase 13:24, comentarios.

Fuente: Notas Reeves-Partain

TRAGEDIA Y TRIUNFO

Marcos 15:33-41

Cuando eran las 12 del mediodía, cubrió la oscuridad toda la tierra, y duró hasta las 3 de la tarde. A las 3 de la tarde Jesús clamó a gran voz:

-¡Eloi, Eloi! ¿Lama sabafhani? -que quiere decir: «¡Dios Mío, Dios Mío! ¿Por qué Me has abandonado?»
Cuando algunos de los presentes oyeron aquello dijeron:

-¡Fijaos! ¡Está llamando a Elías!

Uno corrió, y mojó una esponja en vinagre, y Le dio un trago.

-¡Sea! -dijo- ¡Veamos si viene Elías a bajarle!

Jesús dio otro grito, y murió. Y el velo del Templo se rasgó por la mitad de arriba abajo. Cuando el centurión que estaba al frente vio cómo había muerto dijo:
No cabe duda de que este Hombre era el Hijo de Dios.
Había algunas mujeres mirando desde cierta distancia, entre las cuales estaban María de Magdala, y María la madre de Santiago el menor y José, y Salomé. Habían formado parte del grupo de Jesús en Galilea, y Le habían ayudado en Sus necesidades. Y había muchas otras que habían venido con Él a Jerusalén.

Aquí llegamos a la última escena, una escena tan terrible que el mismo cielo se oscureció inexplicablemente y parecía que hasta la naturaleza no podía soportar el ver lo que estaba sucediendo. Fijémonos en algunos de los personajes que aparecen en esta escena.

(i) Estaba Jesús. Jesús habló dos veces.

(a) Profirió el terrible grito: «¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué Me has abandonado?» Hay un misterio en ese grito que no podemos sondear. Puede que fuera que Jesús había tomado sobre Sí esta vida nuestra; había realizado nuestro trabajo, y arrostrado nuestras tentaciones, y soportado nuestras luchas; había sufrido todo lo que la vida puede imponer; había conocido el fallo de Sus amigos, el odio de Sus enemigos, la malicia de Sus adversarios; había experimentado el dolor más agudo que la vida pueda ofrecer. Hasta este momento Jesús había pasado por todas las experiencias de la vida excepto una: no había conocido las consecuencias del pecado. Ahora bien, si hay algo que haga el pecado es separarnos de Dios. Pone entre nosotros y Dios una barrera realmente infranqueable. Esa era la única experiencia humana por la que Jesús no había pasado nunca, porque Él fue sin pecado.

Puede ser que en este momento Le sobreviniera esa experiencia -no porque hubiera pecado, sino porque, a fin de identificarse totalmente con nuestra humanidad, tenía que pasarla. En este momento inflexible e inexorable Jesús Se identificó real y totalmente con el pecado humano. Aquí tenemos la paradoja divina: Jesús supo lo que era ser un pecador, y esta experiencia debe de haber sido incalculablemente agonizante para Jesús, porque Él nunca había conocido lo que era estar separado de Dios por esta barrera.
Por eso Él puede comprender tan bien nuestra situación. Por eso no tenemos por qué tener nunca miedo de acudir a Él cuando el pecado nos deja incomunicados con Dios. Porque Él lo ha pasado, puede ayudar a los que lo estén pasando. No hay sima de experiencia humana que Cristo no haya sondeado.

(b) Hubo un gran grito. Tanto Mateo (27:50) como Lucas (23:46) se refieren a él. Juan no lo menciona, pero nos dice que Jesús murió después de decir: «¡Consumado es!» (19:30). En el original eso sería una sola palabra; y esa única palabra fue el gran grito: «¡Consumado!» Jesús murió con el grito de triunfo en Sus labios, Su tarea cumplida, Su misión realizada, Su victoria ganada. Después de la terrible oscuridad se hizo de nuevo la luz, y Jesús volvió a Dios como el Héroe Vencedor.

(ii) Estaba el espectador que quería ver si vendría Elías. Tenía una especie de curiosidad morbosa ante la Cruz. Toda aquella escena terrible no le movió al temor o a la reverencia ni a la piedad. Quería experimentar mientras Jesús moría.

(iii) Estaba el centurión. El endurecido soldado romano sería el equivalente de un comandante moderno. Habría pelea

do en muchas campañas y habría visto morir a muchos hombres; pero nunca había visto morir a nadie así, y estaba seguro
de que Jesús era el Hijo de Dios. Si Jesús hubiera seguido vivo en este mundo, y enseñado y sanado, habría atraído a muchos a Sí; pero es en la Cruz donde habla directamente a los corazones humanos.

(iv) Estaban las mujeres a cierta distancia. Estaban alucinadas, quebrantadas, inundadas de dolor pero estaban allí. Le amaban tanto que no podían dejarle. El amor se aferra a Cristo aun cuando la inteligencia no puede comprender. El amor es lo único que nos puede mantener unidos a Cristo de tal manera que hasta las experiencias más demoledoras no nos puedan arrancar de Él.

Hay todavía otra cosa que advertir: » El velo del Templo se rasgó por la mitad de arriba abajo.» Este era el velo que aislaba el Lugar Santísimo, al que no se podía entrar. Simbólicamente esto nos dice dos cosas.

(a) El acceso a Dios se abrió definitivamente. Al Lugar Santísimo solamente podía entrar el sumo sacerdote, y solamente una vez al año, el Día de la Expiación. Pero ahora, porque Jesús ha muerto por nosotros, el velo se ha rasgado, y el acceso a Dios está abierto para todos.

(b) Dentro del Lugar Santísimo moraba la misma esencia de Dios. Ahora, con la muerte de Jesús, el velo que ocultaba a Dios se ha rasgado, y Le podemos ver cara a cara. Dios ya no está escondido. Ya no hay que andar a tientas y suponer. Ahora podemos mirar a Jesús y decir: «Así es Dios. Así me ama Dios.»

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

La muerte de Jesús (Mar 15:33-39)

Análisis de discurso

Esta sección describe la muerte de Jesús. Comienza con una referencia temporal a la hora sexta, las doce del mediodía, y un evento meteorológico que dura tres horas, hasta la hora novena, es decir, las tres de la tarde. Evidentemente, la mención de este hecho tiene un alto valor simbólico: la muerte de Jesús es un momento de oscuridad para el mundo. Dado que las tinieblas, la oscuridad y la noche son símbolos del mal en el Nuevo Testamento, suponemos que esto es lo que el autor está queriendo expresar aquí, sobre todo cuando oímos a Jesús clamar desde la cruz que Dios le ha desamparado. Según Cook y Foulkes (387-388), los versículos 33-37 forman el siguiente quiasmo:

A. Primer juicio divino: tinieblas por tres horas (v. Mar 15:33)

B. Primer grito fuerte (v. Mar 15:34; cf. Sal 22:1)

C. Espectadores: «¡Miren! Está llamando al profeta Elías» (v. Mar 15:35)

C’. Hombre que ofrece el vino agrio: «Veamos si Elías viene» (v. Mar 15:36)

B’. Segundo grito fuerte: Jesús muere (v. Mar 15:37)

A’. Segundo juicio divino: se rasga el velo del santuario (v. Mar 15:38)

Por último, tenemos el testimonio del centurión, quien, al ver que Jesús había muerto de esa manera, reconoce que Jesús era Hijo de Dios. Veremos las implicaciones de esta afirmación en la próxima Reflexión teológico-pastoral.

TÍTULO: No hay otro título mejor y más simple que “La muerte de Jesús” o «Jesús muere» (TLA).

Análisis textual y morfosintáctico

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

Hora sexta se refiere a las doce del mediodía, y hora novena, a las tres de la tarde. Tinieblas corresponde a la palabra griega skotos, y todas las versiones consultadas la traducen como “oscuridad”. Tinieblas viene de la Vulgata, que, precisamente, traduce skotos como tenebrae.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

— mediodía… tres de la tarde: Ver nota a Mat 27:45.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

NOTAS

(1) “Hora sexta”, es decir, aproximadamente las 12 de la mañana.

(2) “Hora nona”, es decir, aproximadamente las 3 de la tarde.

REFERENCIAS CRUZADAS

ñ 829 Mat 27:45; Luc 23:44

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

hubo oscuridad. Véase coment. en Mt 27:45.

Fuente: La Biblia de las Américas

33 super (1) Es decir, al mediodía.

33 super (2) Es decir, a las tres de la tarde. Así también en el versículo siguiente.

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

Tenemos en, estos versículos descrita la muerte de Jesucristo, nuestro Señor. Toda muerte es un acontecimiento solemne; nada en toda la carrera de un hombre es tan importante como su fin; pero nunca hubo una muerte de tanto momento y tan solemne como la que ahora contemplamos. En el instante en que nuestro Señor exhaló su último suspiro, se consumó la obra de la expiación por los pecados de todo un mundo; quedó pagado finalmente el rescate de los pecadores, y el reino del cielo abierto á todos los creyentes. Todas las esperanzas que los mortales abrigan respecto á sus almas, tienen su origen en esa agonía en la cruz.
Observemos, en estos versículos, los signos visibles y las maravillas que acompañan la muerte de nuestro Señor. S. Marcos menciona dos en particular, que deben fijar nuestra atención. Una es el haberse oscurecido el sol durante tres horas, y otro haberse rasgado el velo que separaba el santo de los santos del resto del templo; ambos fueron unos acontecimientos milagrosos, ambos tienen, no hay duda, una profunda significación y tuvieron por objeto atraer la atención de la vasta muchedumbre que estaba reunida en Jerusalén. Las tinieblas debieron admirar aun á los Gentiles aturdidos y ligeros como Pilato y á los soldados romanos; el hecho de rasgarse el velo asombraría aun á Annas y á Caifás y á sus incrédulos compañeros. En pocas casas no se dijo en Jerusalén aquella noche, «hemos visto y oído hoy cosas muy extrañas..
¿Qué enseñó aquella oscuridad milagrosa? la maldad suma de la nación judaica. Estaban realmente crucificando á su Mesías, y matando á su Rey: El sol ocultó el rostro ante aquel espectáculo. Enseñó la gravedad profunda del pecado á los ojos de Dios. El mismo Hijo de Dios tuvo que quedarse sin la luz brillante del día, cuando se hizo pecado por nosotros y cargó con nuestras transgresiones.
¿Que significación tuvo rasgarse el velo? Proclamaba la abolición y terminación de toda la ley judaica de ceremonias. Proclamó que la entrada al santo de los santos estaba por la muerte de Cristo abierto á todo el género humano. Heb 9:8. Proclamaba que los Gentiles así como los judíos podrían ahora acercarse á Dios con confianza, por medio de Jesús, el único Sumo Pontífice y que quedaban destruidas todas las barreras entre el hombre y Dios.
¡No olvidemos nunca la lección práctica que recibimos al rasgarse el velo! Ese olvido cubriría nuestras almas con las densas tinieblas que están reservadas para los incrédulos obstinados. Jud 1:13. Las tinieblas que rodearon á nuestro Fiador bendito cuando estaba en la cruz duraron tan solo tres horas. La densa oscuridad, que como cadena atará á todos los que rechazan su expiación y mueren en el pecado, será eterna.
Observemos, en segundo lugar, en estos versículos, cuan real y verdaderamente fue nuestro Señor Jesucristo hecho maldición por nosotros, y se cargó con nuestros pecados. Lo vemos comprobado evidentemente en esas palabras maravillosas que pronunció en la hora nona, «Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?.
Seria inútil pretender sondear el significado profundo que encierran estas palabras; implican un cúmulo de sufrimientos mentales que nos es imposible concebir. Las agonías de algunos da los siervos de Dios más privilegiados han sido algunos veces excesivas, bajo la impresión en que se encontraban de que Dios les había retirado su favor. Supongamos cual fue la agonía del santo Hijo de Dios, cuando todos los pecados del mundo fueron acumulados sobre su cabeza, cuando comprendió que era considerado criminal, aunque sin pecado, cuando sintió que el Padre apartaba de El su rostro. La agonía de aquel instante debió haber sido algo de incomprensible para nosotros; es algo de encumbrado, que no podemos alcanzar á comprender. Solo podemos creerlo; pero no explicarlo ni descubrirlo de una manera perfecta.
Una cosa es, sin embargo, muy clara; la imposibilidad de encontrar ninguna explicación á esas palabras, si no aceptamos la doctrina de la expiación de Cristo y de su sustitución por los pecados. Suponer, como muchos se han atrevido á hacerlo, suponer que Jesús no era más que un hombre, ó que su muerte fue tan solo un gran ejemplo de abnegación, hace completamente ininteligible esa exclamación suya al morir. Lo hace aparecer menos sufrido y tranquilo en su hora suprema que muchos mártires, y aun algunos filósofos paganos. Nuestra explicación es la única satisfactoria, la que acepta la gran doctrina bíblica del sacrificio vicario de Cristo y su sustitución por nosotros en la cruz. Lanzó ese grito en sus últimos momentos, agobiado con el peso de los pecados del mundo que sobre El gravitaban, y que á El se imputaban.
Observemos, por último, en estos versículos, que es posible verse abandonado por Dios durante algún tiempo, y ser, no obstante, amado por él. No hay por qué dudarlo, cuando leemos las palabras que Jesús moribundo pronunció en la cruz. Le oímos decir á su Padre, » ¿Por qué me has abandonado?» y sin embargo lo invoca diciéndole, «Dios mío.» Sabemos también que nuestro Señor fue abandonado tan solo por corto tiempo, y que aun en esa condición era el Hijo amado en quien el Padre «se complacía,» tanto cuando sufría como cuando obraba, Hay en estos hechos una profunda instrucción experimental que merece ser tomada en cuenta por todos los cristianos verdaderos. No hay duda que bajo un punto de vista el sentimiento que experimentó nuestro Señor de encontrarse «abandonado» le era muy peculiar, puesto que El sufría por nuestros pecados y no por los suyos; pero aun haciendo esta concesión, aún queda en pié el gran hecho que Jesús por cierto espacio de tiempo se vio «abandonado del Padre» y a pesar de todo eso era el «Hijo amado » del Padre. Como le aconteció á la Gran Cabeza de la iglesia, así con ciertas modificaciones puede acontecer á los que son miembros de El. Ellos también, aunque escogidos y amados por el Padre, pueden algunas veces sentir que su rostro se ha desviado de ellos. Ellos, también, ya á consecuencia de enfermedades corporales, ó por angustias especiales, ó por su indiferencia y descuido en su conducta, ó porque es la voluntad de Dios atraérselos de esa manera, podrán verse obligados á exclamar, » Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?.
Deber es de los creyentes que sienten que están «abandonados » aprender del ejemplo de nuestro Señor á no ceder á la desesperación. Cierto es que no deben estar contentos en la condición en que se encuentran y que obligación suya es examinar sus córatenos y tratar de descubrir si no hay algo escondido en ellos que hace que sus consuelos sean mezquinos, Job 15:11; pero que no se decidan en su amargura contra ellos mismos, y concluyan precipitadamente que están alejados para siempre, ó que se engañan á si mismos, y que están destituidos de toda gracia. Continúen esperando en el Señor, y digan con Job, «Aunque me mate, confiaré, no obstante, en él.» Job 13:15. Recuerden las palabras de Isaías y de David, » ¿Quién hay entre vosotros que teme al Señor, que camina entre sombras, y no tiene luz? Que confié en el nombre del Señor, y se apoye en su Dios.» Isa 1:10. «¿Porqué estás abatida, ó alma mía, y porqué estás inquieta dentro de mí ? Espera en Dios, pues yo lo alabaré. Psa 42:11.

Fuente: Los Evangelios Explicados

hora sexta… novena… Esto es, doce del mediodía y tres de la tarde respectivamente.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

I.e., las doce del día

I.e., las tres de la tarde

Fuente: La Biblia de las Américas

Las doce del mediodía.

15.33 Las tres de la tarde.

Fuente: La Biblia Textual III Edición

Biblia Peshitta 2006 Notas:

[14] 15.33 Literalmente, hora sexta.

[15] 15.33 Literalmente, hora novena.

Fuente: Peshitta en Español