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Comentario de Marcos 16:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Marcos 16:8 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Ellas salieron y huyeron del sepulcro, porque temblaban y estaban presas de espanto. Y no dijeron nada a nadie, porque tenían miedo.

16:8 — Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo — Sus cuerpos tiemblan y sus mentes están fuera de lo normal (griego, ekstasis; en español, éxtasis). Dice Marcos que por eso huyen del sepulcro. Mateo (28:8) dice que corren a dar las nuevas a los discípulos. Lucas (24:9) agrega que dan las nuevas a los once y “a todos los demás”. Por el camino no hablan con nadie, al irse con toda prisa a cumplir con su misión.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

fueron huyendo del sepulcro. Mat 28:8; Luc 24:9-11, Luc 24:22-24.

les había tomado temblor. Mar 16:5, Mar 16:6; Luc 24:37.

ni decían nada a nadie. 2Re 4:29; Luc 10:4.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

Inicialmente, el temor de las mujeres las motivó a no decir nada a nadie. Ellas se recobraron luego, sin embargo, y llevaron palabra a los once discípulos, incluyendo a Pedro (Mar 16:10; Mat 28:8, Mat 28:9; Jua 20:2).

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

tenían miedo. Ellos estaban agobiados por la apariencia aterradora del ángel y el misterio imponente de la resurrección.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

16:8 — Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo — Sus cuerpos tiemblan y sus mentes están fuera de lo normal (griego, ekstasis; en español, éxtasis). Dice Marcos que por eso huyen del sepulcro. Mateo (28:8) dice que corren a dar las nuevas a los discípulos. Lucas (24:9) agrega que dan las nuevas a los once y “a todos los demás”. Por el camino no hablan con nadie, al irse con toda prisa a cumplir con su misión.

Fuente: Notas Reeves-Partain

«Pero no le dijeron nada a nadie en el camino» (TLA): Esto podría interpretarse como que las mujeres no dijeron nada a nadie en el camino, pero sí les contaron a los discípulos las buenas nuevas una vez que llegaron al lugar donde ellos estaban. Sin embargo, el texto no dice esto, y el traductor deberá elegir entre seguir la TLA o hacer lo que hacen el resto de las versiones consultadas, que traducen, literalmente: «No dijeron nada a nadie».

Les había entrado temblor y espanto: La palabra griega para temblor aparece solamente aquí en Marcos. La palabra para espanto se había utilizado antes, en Mar 5:42-43, donde se dice que la gente reaccionó a la resurrección (realmente, una “resucitación”) de la hija de Jairo con ekstasis —la misma palabra griega que en Mar 16:8—, es decir, “asombro”, “espanto”. En ambos pasajes se habla de alguien que ha sido levantado de la muerte, la niña y Jesús, y en ambos casos el verbo es el mismo, egeirō, “levantar”. Obviamente, ante sucesos que contradicen la experiencia humana, como el de revertirse la realidad de la muerte, la reacción de las mujeres no es inusual.

En cierto sentido, con este versículo, estamos en presencia del último versículo del Evangelio. El tema de la continuación del mismo se ampliará en la sección siguiente, titulada: “El final largo del Evangelio de Marcos”.

Reflexión bíblica y pastoral

¿Quiénes son los verdaderos discípulos de Jesús en el Evangelio de Marcos? Myers sugiere que son las mujeres, no sólo porque a través del Evangelio encarnan las virtudes del discípulo (servicio, fe, valentía, compromiso), sino también porque aquí, al final de la historia, estas tres mujeres son las únicas que permanecen fieles a Jesús. De esta manera, ellas se nos presentan como una alternativa al círculo íntimo integrado por Pedro, Jacobo y Juan, quienes abandonaron a Jesús, precisamente, con todos los demás discípulos varones (Myers, 396). Las mujeres son las que reciben las buenas nuevas de la resurrección. No obstante, Marcos nos dice que estas discípulas son víctimas del miedo y no dicen nada a nadie. El lector se pregunta, entonces, ¿quién es el verdadero discípulo de Jesús? Y la respuesta es: el que se anime a seguirlo a Galilea, venciendo el temor y la incredulidad.

El simbolismo de toda esta sección es riquísimo. Si el joven que huyó desnudo en Getsemaní representaba la vergüenza de la comunidad por abandonar a Jesús, el joven que aparece en la tumba, vestido con las vestiduras de los mártires, representa un nuevo comienzo para la comunidad (Myers, 401). Ahora el seguimiento de Jesús implicará el martirio, pero el resucitado garantiza la viabilidad de la misión, la cual deberá comenzar nuevamente en Galilea. La comunidad recibe una segunda oportunidad para ser fiel al llamado de Dios, y sabemos que esta vez sabrá aprovecharla. La iglesia primitiva surgirá de entre las filas dispersas de estos discípulos y discípulas y llevará adelante la tarea de anunciar lo que el joven les dijo a las mujeres: Ha resucitado.

Nosotros, lectores y lectoras contemporáneos, nos unimos a la comunidad pospascual que trasciende los límites de la narración y se extiende indefinidamente hasta que se establezca el reino de Dios. Al igual que a las mujeres, se nos dice que el Señor resucitado nos espera en las Galileas de nuestro mundo, donde hay necesidad, pobreza y opresión, y donde la gente tiene sed de escuchar el mensaje de las buenas nuevas, como los oprimidos de Galilea en tiempos de Jesús. Aquella Galilea fue un lugar de mestizaje, de encuentro de culturas, un lugar de fermento de revoluciones violentas y oposición armada al poder del Imperio Romano. ¿No suena esta descripción bastante parecida a la que podríamos hacer de nuestros países latinoamericanos? Precisamente aquí nos encuentra el Señor resucitado para que encarnemos su mensaje de liberación, de resistencia pacífica, pero tenaz, al reino de la muerte, de amor al prójimo, de compromiso con la justicia, y de inclusión y aceptación de los que son diferentes que nosotros. Al seguir a Jesús, cada uno de nosotros le escribe el final a este Evangelio truncado, un final que es realmente un principio, el principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, puesto que el evangelio comienza con la tumba vacía.

El final largo del Evangelio de Marcos

Los versículos Mar 16:9 al Mar 16:20 están ausentes en los manuscritos más antiguos. Sin embargo, este final largo aparece en casi todas las versiones latinas antiguas que contienen los Evangelios, así como también en las versiones coptas y sirias. Eusebio y Jerónimo creían, en el siglo Mar 16:4, que el Evangelio terminaba con el versículo Mar 16:8, pues todos los manuscritos griegos que ellos conocían carecían de los versículos Mar 16:9-20. Sin embargo, Ireneo, en un escrito del año 180 d.C, asume que estos versículos fueron escritos por el evangelista Marcos. Por otra parte, Taciano, un discípulo de Justino Mártir, incluye el final largo en su armonía de los Evangelios, el Diatessaron(circa 140 d.C.), lo cual demuestra que esta sección fue agregada bien temprano. La solución más común que se ha propuesto para resolver este problema es que los versículos Mar 16:9-20 presuponen la existencia de los otros Evangelios y fueron agregados al comienzo del siglo Mar 16:2. Obviamente, los autores-editores de los versículos Mar 16:9-20 sintieron que el abrupto final de Marcos no era una conclusión apropiada para la historia de Jesús. Por eso, propusieron un nuevo final que armonizara teológicamente con los otros Evangelios.

Algunos de los problemas relacionados con estos versículos tienen que ver con su vocabulario y estilo. El final largo de Marcos utiliza un vocabulario diferente al del resto del Evangelio. Hay, por ejemplo, dieciséis palabras que no se encuentran en Mar 1:1-45; Mar 2:1-28; Mar 3:1-35; Mar 4:1-41; Mar 5:1-43; Mar 6:1-56; Mar 7:1-37; Mar 8:1-38; Mar 9:1-50; Mar 10:1-52; Mar 11:1-33; Mar 12:1-44; Mar 13:1-37; Mar 14:1-72; Mar 15:1-47; Mar 16:1-8, y algunas de las palabras que sí aparecen antes se utilizan aquí con un sentido único. En cuanto al estilo de esta sección, notamos que el versículo Mar 16:9 sucede abruptamente al Mar 16:8, introduciendo a María Magdalena como si fuera un nuevo personaje en la narración, sin reconocer que ella ya había sido mencionada en los versículos previos.

La opinión generalizada de los eruditos bíblicos es que el final largo de Marcos es una colección de pasajes tomados de Mateo, Lucas, Juan y Hechos:

Mar 16:9-11 Jua 20:11-18; Luc 8:2

Mar 16:12-13 Luc 24:13-35

Mar 16:14 Luc 24:36-43; Jua 20:26

Mar 16:15-17 Mat 28:18-20; Luc 24:47-48; Hch 2:4, Hch 2:43; Hch 5:12; Hch 8:6; Hch 10:46; Hch 19:6

Mar 16:18 Hch 28:3-6

Mar 16:19 Luc 24:50-51; Hch 1:9-11

Mar 16:20 Hch 14:3

En nuestra opinión, este final contradice el propósito narrativo del autor del Evangelio, por lo cual nuestro tratamiento será breve. Sin embargo, queremos dejar claro que esta sección es también una producción comunitaria, escrita en el contexto de una comunidad más tardía, que estaba atravesando por una realidad diferente de la que le tocó vivir a la comunidad del Evangelio original.

Fuente: Comentario para Exégesis y Traducción

NOTAS

(1) El manuscrito L 019 (Codex Regius del siglo VIII) contiene tanto la conclusión larga como la corta después de Mar 16:8; pone primero la conclusión corta y antepone a cada conclusión una nota que dice que estos pasajes son corrientes en algunos círculos, aunque aparentemente no reconoce como autoritativa a ninguna de las dos conclusiones.

REFERENCIAS CRUZADAS

m 861 Mat 28:8; Luc 24:9

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

† Muchos de los primeros manuscritos del libro de Marcos terminan aquí. Como podemos ver, otros continuaron.

Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento