Comentario de Lucas 3:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
En el año quince del gobierno de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de las regiones de Iturea y de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia;
3:1 En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, — Lucas explica exactamente cuándo Juan empezó su ministerio. Cuando se reporta algún evento importante es necesario fijar la fecha, el lugar y otros detalles relevantes. El profeta Daniel dijo (2:44) que el reino del Mesías (Cristo) sería establecido durante el tiempo del cuarto reino mundial (el romano). “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre”. — siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea (dos gobernantes que tendrían mucho que ver con Jesús y su obra) , y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, 2 y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, — Nadie puede dudar en cuanto al tiempo del ministerio de Jesús porque de una manera muy precisa y exacta Lucas lo establece en este texto. Nombra tanto los líderes del judaísmo como también los líderes políticos. Estos detalles confirman lo correcto (lo histórico) del relato de Lucas. Si hubiera sido falso (impostor), no habría dado tantos detalles específicos que fácilmente podrían ser investigados. Es como si Lucas hubiera mencionado todos estos oficiales y fechas para animar a Teófilo o a cualquier otro a investigar el asunto por sí mismo.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Año 26 d.C.
Tiberio Cesar. Luc 2:1.
Poncio Pilato. Luc 23:1-4, Luc 23:24; Gén 49:10; Hch 4:27; Hch 23:26; Hch 24:27; Hch 26:30.
Herodes tetrarca de Galilea. Luc 3:19; Luc 9:7; Luc 23:6-11.
y su hermano Felipe. Mat 14:3; Mar 6:17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La predicación y el bautismo de Juan, Luc 3:1-14;
su testimonio de Cristo, Luc 3:15-18;
Herodes encarcela a Juan, Luc 3:19, Luc 3:20;
Jesús, en su bautismo recibe el testimonio desde el cielo, Luc 3:21, Luc 3:22.
La edad y genealogía de Jesús, desde José hacia atrás, Luc 3:23-38.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Tiberio César comenzó a reinar después que su padrastro Augusto muriera en el año 14 d.C Judea era una provincia senatorial regida por un gobernador o procurador.
Poncio Pilato mantuvo este cargo y era responsable de administrar la región y de recolectar los impuestos para Roma.
Herodes era Herodes Antipas, que gobernó en Galilea y Perea desde el año 4 a.C. hasta 39 d.C Arquelao, el hermano de Herodes, tuvo el control de Judea y de Samaria hasta el año 6 d.C cuando fue desterrado. El otro hermano de Herodes, Felipe, gobernó en el área norte al este del río Jordán.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
Capítulo 3 .
Ministerio del Bautista, 3:1-17 (Mat 3:1-6; Mar 1:1-6). Cf. comentario a Mat 3:1-6.
1 El año quintodécimo del imperio de Tiberio Cesar, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, tetrarca de Galilea Heredes, y Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de la Traconítíde, y Lisania tetrarca de Abilene, 2 bajo el pontificado de Anas y Caifas, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto, 3 y vino por toda la región del Jordán predicando el bautismo de penitencia en remisión de los pecados, 4 según está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
“Voz que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. 5 Todo barranco será rellenado; y todo monte y collado, allanado; y los caminos tortuosos, rectificados; y los ásperos, igualados. 6 Y toda carne verá la salud de Dios. 7 Decía, pues, a las muchedumbres que venían para ser bautizadas por él: Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que llega? 8 Haced, pues, dignos frutos de penitencia y no andéis diciéndoos: Tenemos por padre a Abraham. Porque yo os digo que puede Dios sacar de estas piedras hijos de Abraham. 9 Ya el hacha está puesta a la raíz del árbol; todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
10 Las muchedumbres le preguntaban: Pues ¿qué hemos de hacer? 11 El respondía: El que tiene dos túnicas, dé una al que no la tiene, y el que tiene alimentos, haga lo mismo. 12 Vinieron también publícanos a bautizarse y le decían: Maestro, ¿qué hemos de hacer? 13 Y les contestaba: No exigir nada fuera de lo que está tasado. 14 Le preguntaban también los soldados: Y nosotros, ¿qué hemos de hacer? Y les respondía: No hagáis extorsión a nadie, ni denunciéis falsamente, y contentaos con vuestra soldada.
15 Hallándose el pueblo en ansiosa expectación y pensando todos entre sí si sería Juan el Mesías, 16 Juan respondió a todos diciendo: Yo os bautizo en agua, pero llegando está otro más fuerte que yo, a quien no soy digno de soltarle la correa de las sandalias: él os bautizará en Espíritu Santo y en fuego. 1? En su mano tiene el bieldo para bieldar la era y almacenar el trigo en su granero, mientras quemará la paja con fuego inextinguible.
Lc, al estilo de los historiadores griegos, quiere situar la obra del Precursor en un enmarque geográfico-cronológico que sea orientador del mismo para sus lectores étnico-cristianos. Conforme al estilo de los profetas, “fue dirigida la palabra de Dios a Juan” para que comenzase su obra. Esto sucedió en el año 5 de Tiberio. Este corresponde al 781 de Roma, computándose a partir del 19 de agosto. Algunos pensaron si este cómputo se haría desde que Tiberio fue asociado al Imperio por Augusto (Collega Imperii), lo cual fue entre el 764-765 de Roma. Pero esta asociación no constituía a Tiberio verdadero soberano; sólo quedaba como tal Augusto. Las monedas prueban que Tiberio sólo tomó el título de emperador a la muerte de Augusto; y desde este año comenzaba su cómputo imperial. El año 15 de Tiberio va desde el 19 de agosto de 781 a 19 de agosto de 782 de Roma 1.
Es “gobernador” (ηγεμονεύοντος ) de Judea, en nombre de Roma, Poncio Pilato, que gobernó desde el 26 al 36 de Cristo. También correspondía a su jurisdicción Samaría e Idumea. Tenía su capital en Cesárea del Mar.
Herodes Antipas era tetrarca de Galilea. La palabra “tetrarca,” en el uso vulgar, no significaba exactamente una cuarta parte de territorio, conforme a la etimología, sino era una forma de denominar a una autoridad menor 2. Era hijo de Herodes el Grande y Malthace. Y era tetrarca de Galilea y Perca. Gobernó desde el 750 de Roma, en que murió su padre. Su gobierno dura desde el 4 a.C. al 34 d.C.
Filipo, medio hermano de Antipas, hijo de Herodes el Grande y de su mujer Cleopatra, era tetrarca de Iturea y de la Traconítide. Pero su tetrarquía comprendía más regiones de menor importancia 3. Gobernó desde el 4 a.C. hasta el 34 d.C.
Lisania era tetrarca de Abilene, en el Antilíbano. Su existencia historie, que había sido puesta en duda, se ha confirmado por dos inscripciones encontradas en esta región, y que hablan del “tetrarca Lisania” reinando Tiberio 4. No se conocen las fechas exactas de su gobierno, excepto el dato general que proporciona la inscripción de su reinado bajo Tiberio.
Bajo el pontificado de Anas y Caifas. Anas fue sumo sacerdote del año 6 al 15 d.C., en que fue depuesto por Valerio Grato. Su yerno Caifas fue sumo sacerdote del 18 al 36 d.C., en que fue depuesto por Vitelio. Pero entre ambos hubo otros tres sumos sacerdotes. Si nombra a estos dos solos sumos sacerdotes es debido a que Caifas lo era en el tiempo en que se presentó el Bautista, y Anas, que ya no era pontífice en la hora de la aparición del Bautista, sin embargo, gozaba de un prestigio excepcional en Israel, hasta ser el mentor de la política judía. A los que habían sido sumos pontífices se los nombraba también con el título de “pontífices” o “sumos sacerdotes.”
Situado en este marco geográfico-cronológico, Lc relata que fue el momento de la aparición del Bautista. Juan aparece en el desierto, pero era un predicador “volante.” Lc, escribiendo para étnico-cristianos, omite la evocación judía que traen Mt-Mc sobre su vestido y alimento. Sólo destaca lo que era más característico de su apostolado: el bautismo de penitencia (μετανοίας ) en remisión de los pecados. En la literatura griega clásica μετάνοια es el arrepentimiento después de cometida una mala acción. En los LXX casi siempre traduce a niham = entristecerse, conmoción interior por tristeza o piedad (Jer 18:8; Amo 7:3.6). Los traductores griegos posteriores del A.T. (Aquilas, Símaco), y la literatura helenística emplearon μετάνοια para traducir el hebreo shub = volverse, convertirse (Isa 31:6; Isa 53:7; Jer 18:8; Eze 33:12; Eco 48:15; C. Stuhlmueller, Ev.s.S.Luc [1972] p.326). Como los otros sinópticos, cita el pasaje de Isaías, más completo, pero también adaptado. Juan es la voz que clama “en el desierto.” Se presenta al modo de los antiguos profetas, que insisten en la “conversión” (shub). Probablemente el dar la cita completa es para acentuar el final “universalista” de la misma con la venida del Mesías: “Toda carne verá la salvación de Dios.”
Los discursos del Bautista, de valoración ética e intemporal, explicitando el fondo histórico de la predicación del mismo, son efecto de los “destinatarios” del evangelio de Lc y de su tendencia a “desescatologizar.”
La primera parte de la narración de Lc (v.7-9) es paralela a Mt. Pero Lc tiene propias tres consultas que le hacen al Bautista los que vienen a su bautismo. El tono de un judaísmo impersonalizado acusa bien los lectores de Lc. Estas consultas las hacen tres grupos.
Las “muchedumbres,” expresión redonda con la que indica grupos especialmente impresionados, dispuestos a una renovación verdadera, le preguntan qué han de hacer “en concreto” para prepararse al reino. La respuesta es la religiosidad verdadera: las obras que acusen un yahvismo verdadero. Era la predicación de los profetas: repartir vestido y alimento: las obras de misericordia. La frase evoca bien un pasaje de Isaías (Eco 58:7; cf. Hec 2:42ss).
También vienen a su bautismo grupos de “publícanos.” Estos eran especialmente odiados, sobre todo si eran judíos, como coautores de la opresión romana del pueblo teocrático. Tenían que cobrar los impuestos exigidos por la autoridad intrusa. Pero frecuentemente pagaban una cantidad alzada de antemano y luego ellos se resarcían en abundancia. Por eso les condena el abuso de estas extorsiones, engañando incluso a los más simples, con unas tarifas no siempre bien precisadas (cf. Luc 19:8-10).
Hubo también grupos de “soldados.” Los dependientes del procurador eran judíos. Estos estaban exentos allí del servicio militar. Podrían ser tropas de Antipas. Pero, por la censura que les hace, se pensaría (Lagrange, Plummer, I. de la Potterie) en soldados, incluso reclutados entre los judíos, como un cierto cuerpo policial, para prestar ayuda a estos “publícanos.” De ahí el pedirles que no hagan “extorsión” a nadie, en complicidad con “publícanos.” Como éstos podían denunciar las infracciones, y en complicidad con estos soldados, que no calumnien, ya que siempre tendrían un especial crédito oficial. Pero, además, que se contenten con “vuestra paga.” No eran infrecuentes las exigencias de las gentes de armas mercenarias exigiendo alzas de soldadas. Que se contenten con lo justo y que no apelen al abuso de su fuerza. La elaboración de estas “exhortaciones” es perceptible. Dentro del “cambio de mente,” de ser de la μετάνοια , interesaba destacar, a la hora de la composición de los evangelios, y ya antes en el kérigma, algunos abusos. Y éstos pueden ser eco de temas tratados por el Bautista o también, alguno, prestado por necesidad moral de la catequesis.
La figura del Bautista causó una fortísima conmoción en Israel. Hasta Joséfo se hace eco de ella, diciendo que Antipas “temió la grande autoridad de aquel hombre.” 5 Hubo un momento en que las gentes pensaron, ante aquella figura ascética y profética que anunciaba la llegada inminente del Reino, si él mismo no sería el Mesías (Luc 3:5ss; Jua 1:19ss). Es Lc, de los sinópticos, el único que da la razón de esta confesión de humildad del Bautista ante lo que era Cristo. El mismo Sanedrín de Jerusalén le envió una representación para que dijese si era él el Mesías (Jua 1:19-28). Y éste es el momento, tanto en los sinópticos como en Jn, en que el Bautista declara que él sólo es un “esclavo,” pues él no es digno de ejercer con El el oficio de los esclavos: “descalzarle.” Además, su bautismo es en “agua,” pero el del Mesías es “en fuego.” Probablemente la forma primitiva es ésta, en contraposición al bautismo externo de Juan. Por el “fuego,” purificador profundo, se decía en la ley, se ejercían las grandes purificaciones “rituales.” La forma “Espíritu Santo,” en oposición a “fuego,” puede ser ya original de Lc, pero posiblemente no lo fue en las primeras fuentes, sino sólo en “fuego.”
Como Mt, pone la alegoría de la “era,” con lo que declara la grandeza de Cristo en la obra de su Reino, como juez de los hombres, que da destinos eternos. Esta función de juez de los hombres en el Antiguo Testamento estaba reservada a Dios. Lc presenta, a la hora de la composición de su evangelio, a Cristo como Dios (Luc 3:6) 5.
Prisión del Bautista,Luc 3:18-20 (Mat 14:3; Mar 1:14; Mar 6:17). Cf. comentario a Mat 14:1-12.
18 Muchas veces, haciendo otras exhortaciones, evangelizaba al pueblo. 19 Pero el tetrarca Herodes, reprendido por él a causa de Herodías, la mujer de su hermano, y por todas las maldades que cometía, 20 añadió ésta a todas las otras, encarcelando a Juan.
La prisión del Bautista por Antipas en Maqueronte tiene lugar mucho más adelante, cuando ya Cristo llevaba bastante tiempo de su público ministerio (Jua 3:22ss). Su prisión por Antipas fue debida a la censura del Bautista contra el adulterio del mismo (Mt-Mc), pero Lc añade que también le “reprendía por todas las maldades que cometía.” La predicación del Bautista, si tenía por tema central la preparación para la venida del Mesías, esto exigía una predicación, en muchos casos, concreta. Su acento y su poder, como los antiguos profetas, debió de llegar a Tiberias, en el palacio de Antipas, con la censura clara de su vida de disolución. Por todo ello “encarceló a Juan.” Lc ya no volverá a tocar este tema del Bautista, como lo hacen Mt-Mc y Jn. Sólo es citado, incidentalmente, una vez a otro propósito (Luc 9:7). Conforme a su método de “eliminación,” y para dejar “cerrado” este tema del Bautista, adelanta esta escena, para dejarla en este contexto lógico, al hablar del Precursor.
Bautismo de Cristo,Luc 3:21-22 (Mat 3:13-17; Mar 1:8-11). Cf. comentario a Mat 3:13-17.
21 Aconteció, pues, cuando todo el pueblo se bautizaba, que, bautizado Jesús y orando, se abrió el cielo 22 y descendió el Espíritu Santo en forma corporal, como paloma, sobre El, y se dejó oír del cielo una voz: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.”
Lc, como los otros sinópticos, relata el bautismo de Cristo muy brevemente. Destaca que éste tiene lugar “cuando todo el pueblo se bautizaba.” Pero la frase sólo tiene un sentido genérico: sucedió en esos momentos. Lc resalta que, cuando después de bautizado Cristo, estaba “orando,” tiene lugar la teofanía. Es tema característico de Lc. Suele destacar este aspecto de Cristo antes de tomar graves decisiones (cf. Luc 6:12; Luc 9:18; Luc 11:1; Luc 22:41; Luc 23:46). La proclamación de la voz del Padre, en esta perspectiva de Lc, tiene el sentido de la filiación divina 6. En algunos códices se añade el v.7b del salmo 2. Críticamente es interpolación. La exposición se hace en Mat 3:13-17, donde se expone la problemática actual sobre este tema.
Genealogía de Cristo,Mat 3:23-38 (Mat 1:1-17).
23 Jesús, al empezar, tenía unos treinta años, y era, según se creía, hijo de José, hijo de Helí, 24 hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Melquí, hijo de Yanai, hijo de José, 25 hijo de Matatías, hijo de Amos, hijo de Nahúm, hijo de Eslí, hijo de Nagai, 26 hijo de Maat, hijo de Matatías, hijo de Semein, hijo de Josec, hijo de Jodá, 27 hijo de Yoanán, hijo de Resa, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri, 28 hijo de Melquí, hijo de Addí, hijo de Cossam, hijo de Elmadam, hijo de Er, 29 hijo de Jesús, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat, hijo de Leví, 30 hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonam, hijo de Eliaquim, 31 hijo de Melca, hijo de Menna, hijo de Mattata, hijo de Natán, hijo de David, 32 hijo de Jesé, hijo de Jobed, hijo de Booz, hijo de Sala, hijo de Naasón, 33 hijo de Aminadab, hijo de Admín, hijo de Arní, hijo de Esrom, hijo de Pares, hijo de Judá, 34 hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor, 35 hijo de Seruc, hijo de Ragau, hijo de Falec, hijo de Eber, hijo de Sala, 36 hijo de Cainán, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec, 37 hijo de Matusalá, hijo de Enoc, hijo de Jaret, hijo de Maleleel, hijo de Cainán, 38 hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adam, hijo de Dios.
La “genealogía” de Cristo es transmitida por Lc y Mt. Pero en ellos hay una gran divergencia. La de Mt comienza en Abraham, y la de Lc en José, para terminar con la creación de Adán. El primero es un orden descendente, y el segundo, ascendente. Pero la divergencia fundamental está en el encadenamiento de las personas que citan. De David a Abraham coincide con Mt. Pero entre los dos nombres de Aminadab y Esrom (Mt), Lc pone un nombre nuevo: Arní. Es notable que la lista de Mt está conforme a Paralipómenos (Mat 2:9-10). De Abraham hasta Adán es propio de Lc. Sin embargo, toma esta lista del Génesis (Mat 11:12-15), aunque introduce el nombre de Cainán, que no figura en el texto masorético de Génesis, aunque sí en los LXX. Pero en el resto de las listas sólo hay dos nombres comunes: Salatiel y Zorobabel. Esto ha planteado el problema, no tanto de la historicidad, con su valor especial, cuanto de la armonización de estas dos listas genealógicas. Y no deja de extrañar la omisión en Lc de personajes tan importantes como Salomón.
No solamente el intento del evangelista es histórico, sino que parte de las secciones de la genealogía están tomadas de las listas mismas bíblicas. Ni está el problema en las omisiones, que tanto Mt como Lc hacen de nombres, ya que las palabras “engendrar” y “fue” (hijo de, engendró a; Lc) pueden tener el valor de una ascendencia lejana, sino que el problema está en ver cómo se pueden armonizar dos genealogías de Cristo tan distintas.
Se ha propuesto que la genealogía de Mt es la de José, y la de Lc la de la Virgen. Sin embargo, las razones alegadas no son convincentes, y se dan interpretaciones violentas. Y, sobre todo, que está contra el ambiente, en el cual, tanto en la antigüedad judía como grecorromana, lo que se busca con las genealogías no es probar la filiación natural, sino la legal La antigüedad cristiana es firme en sostener en ambas genealogías la de José. Ni sería explicable que, siendo la genealogía de Lc la de María, no se la cite a ella en la misma.
Siguiendo a Julio Africano (c.400) 7, se ha propuesto que ambas genealogías se refieren a José. Y que la de Mt es la “natural,” y la de Lc es la de José, pero por razón de la ley del “levirato” (Deu 25:5ss). Según ésta, cuando una mujer se quedaba viuda y sin hijos, su cuñado debía tomaría por esposa para obtener descendencia. Así Helí (Mt) y Jacob (Lc) eran “hermanos de madre.” Como Helí muriese sin descendencia, Jacob tomó a su cuñada por esposa, y de este matrimonio nació José. Así Mt transmite la genealogía “natural” de José por Jacob, y Lc la “legal,” por efecto del levirato, de Helí. Han seguido esta opinión antes muchos. Pero tiene dos serios inconvenientes, aparte de ser una hipótesis. La ley del “levirato” afectaba los hijos de un mismo padre 8, y en esta hipótesis serían sólo de madre. Y habría que suponer lo mismo para otros varios casos de la genealogía. Lo cual parece forzado.
Otro tipo de solución, reconociendo que ambas genealogías son de José, es la hipótesis de la “adopción.” Así, Lc habla de la genealogía de José en cuanto le provenía por la adopción de Helí. Pero es muy problemática su existencia. Como caso particular de ésta se propone una forma especial de adopción: el yerno entra a formar parte de la familia del suegro, como hijo, si éste no tiene descendencia. Así, el padre de José sería Jacob (Mt); pero, al tomar José a María por esposa, siendo hija de Helí, José vino a ser considerado hijo de Helí. Así, Mt da la genealogía “natural” de José, y Lc la de José también, pero considerado como hijo “legal” de Helí, lo que, en realidad, era dar la genealogía de Helí.
Otra posición sostiene que las dos genealogías dan la ascendencia natural de José, pero vista con portada distinta. Mt, citando nombres célebres, seleccionados para que no rebasen el número de su cifra davídica, con objeto de probar su genealogía davídica, mesiánica. Lc, en cambio, citaría otros familiares, directos o colaterales, para llegar a una línea de universalidad.
Esto se confirmaría si la lista estuviese confeccionada con 72 nombres, símbolo de la universalidad. Del texto griego se pueden suprimir algunos nombres: dos en el versículo 24 y uno en el versículo 23, ya que Matat y Leví se repiten (v.24.29). Posiblemente se introdujeron por error de algún copista, pues faltan en varios autores antiguos; v.gr., códice C, Julio Africano, Eusebio, San Ambrosio. De los 74 nombres que restan, se pueden suprimir, por ser principio y término, los de Dios y Jesús. Así quedarían setenta y dos generaciones, que, según el Génesis, son el número total de pueblos – simbólicamente sería universal – a que da lugar la descendencia de Noé (Gen c.10). Sin embargo, no es evidente, pues en el Génesis hay oscilación con relación a esto, y unas veces se citan setenta (Deu 32:8; cf. Gen 46:27), y otras setenta y cinco, en el texto masorético (Hec 7:14)9.
Naturalmente el problema no está aún resuelto. Acaso por faltar en algunas “listas genealógicas,” o por haberse suprimido algunos nombres. Parece que no interesaba tanto la sucesión numérica exacta, cuanto nombres orientadores – como piedras miliarias – de la “genealogía” de Cristo. Y hasta en parte “pueden ser un recurso literario (de relleno) para siglos de los que nada se sabía (cf. Gen c.5) o para “prestigiar la propia ascendencia, v.gr. la ascendencia de los patriarcas” (Stuhlmueller). La palabra του = Lc, o el εγέννησεν = Mt, no exigen una ascendencia inmediata. Y hasta “dados estos procedimientos semitas y el querer destacar la ascendencia davídica de Cristo, no habría inconveniente en que se hubiesen seleccionado o entremezclado, por razones diversas, genealogías de parentescos naturales, legales o adoptivos (W. J. Harrington). En esta “genealogía” de Cristo a Adán algunos autores (Lagrange, Hauck, Grundmann) creen percibir, no sólo la universalidad de la Salud, sino la influencia paulina de Cristo como el nuevo Adán (cf. Rom 5:14; 1Co 15:22.45-49).
1 Holzmeister, Chronologia Vitae Christi (1933) P.55-85. 2 Plut., Ant. 36; Tácito, Ann. XV 25. 3 Schürer, Geschichte. I P.427; Holzmeister, Hist. Aetatis ν. Τ. (1938) P.77-80. 4 Savignac, Texte Complet De Vinscription D’abila A Lysanias: Rev. Bibl (1912) 530-540. 5 Josefo, Antiq. XVIII 5:2 . 5 H. Conzelman, Die Mitte Der Zeit. Studien Zur Theologie Des Lukas (1959); Sobre Una Posible Interpretación Distinta Del Bautismo En Agua, Fuego Y E. S., A. Salas, El Mensaje Del Bautista: Estbibl (1970) P.55-72 . 6 Nestlé, N.T. Graece (1945) H.L; G. O. Williams, The Baptism In Luke’s Cospel Journal Of Theol. Studies (1944) 31-38; L. Legault, Lc Bapteme De Jesús (Spec. Luc 3:22; Jua 1:34, Etc.), Et La Doctrine Du Serviteur Souffrant: Sciences Eccl (Montreal 1961) 147-166 . 6 Vogt,Der Stammbaum Christi Bei Der Hl. Evangelisten Mattheus Undlukas (1907); Pous, Líber Generationis I. Ch.: Verb. Dom. (1925) 41-48. 7 Eusebio De C., Hist. Eccl.: Mg 20:89.100. 8 Strack-B., Kommentar. I P.886. 9 Hóphl-Gut, Intr. Spec. In N.T. (1938) P. 136-144; Prat, Genealogie, En Dict. Bibl. Iii 166-171; Holzmeister, Genealogía S. Lucae: Verb. Dom. (1943) 9-18; G. Ogg, The Age Of Jesús When He Taught (Luc 3:23a; Jua 2:20; Jua 8:57): New Test. Stud. (1958) 291-298).
Fuente: Biblia Comentada
el año decimoquinto del imperio de Tiberio. Debido a la forma en la que Tiberio llegó al poder, es difícil fijar esta fecha con precisión. Cuando el senado romano declaró emperador a Augusto (vea la nota sobre Luc 2:1), lo hicieron con la condición de que su poderío llegaría a su fin con su muerte en lugar de ser transmitido a sus herederos. La idea era que el senado, en lugar del emperador mismo, tuviera la prerrogativa de elegir a un heredero al trono. Sin embargo, Augusto superó esa dificultad con el nombramiento de un corregidor a quien planificaba conferir de forma gradual los poderes imperiales. Como vivió más tiempo que su primer candidato a sucesor, Augusto seleccionó en seguida a su yerno Tiberio, a quien adoptó y convirtió en su heredero en el año 4 d.C. Aunque a Augusto no le gustaba Tiberio, su objetivo real era transmitir el poder a sus nietos a través de él. Tiberio se convirtió en corregidor el año 11 d.C. y así se convirtió de forma automática en único gobernante al morir Augusto el 19 de agosto de 14 d.C. Si la cronología de Lucas toma como punto de partida el nombramiento de Tiberio como corregidor, el año decimoquinto sería 25 d.C. o 26 d.C. Si Lucas calcula el tiempo a partir de la muerte de Augusto, esta fecha caería entre el 19 de agosto de 28 d.C. y el 18 de agosto de 29 d.C. Otro hecho adicional complica la determinación de una fecha precisa: los judíos contaban el mandato de un gobernante a partir del año nuevo judío que venía después de su ascenso, de modo que si Lucas empleó el sistema judío las fechas tendrían que adelantarse un poco. Poncio Pilato … Herodes … Felipe. Vea la nota sobre Mat 2:22. Lisanias. Gobernador del área al NO de Damasco. No contamos con muchos registros históricos sobre este tetrarca.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
3:1 En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, — Lucas explica exactamente cuándo Juan empezó su ministerio. Cuando se reporta algún evento importante es necesario fijar la fecha, el lugar y otros detalles relevantes. El profeta Daniel dijo (2:44) que el reino del Mesías (Cristo) sería establecido durante el tiempo del cuarto reino mundial (el romano). “Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre”.
— siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea (dos gobernantes que tendrían mucho que ver con Jesús y su obra) , y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, 2 y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás, — Nadie puede dudar en cuanto al tiempo del ministerio de Jesús porque de una manera muy precisa y exacta Lucas lo establece en este texto. Nombra tanto los líderes del judaísmo como también los líderes políticos. Estos detalles confirman lo correcto (lo histórico) del relato de Lucas. Si hubiera sido falso (impostor), no habría dado tantos detalles específicos que fácilmente podrían ser investigados. Es como si Lucas hubiera mencionado todos estos oficiales y fechas para animar a Teófilo o a cualquier otro a investigar el asunto por sí mismo.
Anás y Caifás tuvieron mucho que ver con la conspiración contra Jesús (Mat 26:3; Jua 11:49; Jua 18:13; Hch 4:6).
— vino palabra de Dios a Juan, – Este es lenguaje común en los libros proféticos (por ej., Jer 1:2), porque Juan era profeta. “Mas ¿qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta” (Luc 7:26). Jesús preguntó a los líderes de los judíos acerca del bautismo de Juan. “El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?” (Mat 21:25). Lucas (7:29, 30) explica que el bautismo de Juan era según los designios de Dios.
Según Mat 3:1, Juan era “el bautista”; Mar 1:4 dice, “el que bautizaba”.
— hijo de Zacarías (como explicado en el capítulo 1) , en el desierto (1:80; Mat 3:1, “desierto de Judea”; Mar 1:4) . Su mensaje fue, “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mat 3:2). El ministerio de Juan era sumamente importante, pues él introducía el reino de Dios a los judíos.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL CORREO DEL REY
Lucas 3:1-6
Año decimoquinto del mandato imperial de Tiberio César. Gobernador de Judasa: Poncio Pilato. Tetrarca de Galilea: Herodes. Tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite: Felipe, hermano del anterior. Tetrarca de Abilinia: Lisanias. Sumos sacerdotes: Anás y Caifás. Fue entonces cuando Dios envió su palabra a Juan hijo de Zacarías, que se encontraba en el desierto, y él fue por todo el valle del Jordán proclamando un bautismo que era señal del arrepentimiento que conduce al perdón de los pecados. Todo aquello sucedía como lo habían anunciado las Sagradas Escrituras en el libro de los mensajes del profeta Isaías:
«Oíd la voz de uno que proclama en el desierto: -¡Preparad un camino para que venga el Señor, trazad sendas derechas por las que Él viaje!
¡Que se rellenen todos los barrancos, y que se nivelen todos los montes y collados; que las sendas tortuosas se hagan caminos rectos, y que se allanen los senderos pedregosos, y toda la humanidad verá el poder salvador de Dios!»
Para Lucas, el surgimiento de Juan el Bautista fue una de las bisagras que hicieron girar a la Historia. Hasta tal punto lo considera un acontecimiento importante que lo fecha con no menos de seis datos diferentes.
(i) Tiberio fue el sucesor de Augusto, y por tanto el segundo emperador romano: No después del año 116 12 d C., Augusto le hizo su colega en el gobierno del imperio, pero no llegó a ser único emperador hasta el año 14 d C. Por tanto, el año decimoquinto de su mandato imperial sería 28-29 d C. Lucas empieza a fechar el surgimiento de Juan el Bautista en relación con la historia universal, es decir, con el Imperio Romano.
(ii) Los tres datos siguientes que nos da Lucas se refieren a la organización política de Palestina. El título de tetrarca quiere decir literalmente gobernador de la cuarta parte. En provincias como Tesalia o Galacia, que estaban divididas en cuatro zonas o áreas, se llamaba tetrarca al gobernador de cada una de ellas; pero más tarde el término se hizo más general, y quería decir el gobernador de una parte cualquiera. Herodes el Grande murió el año 4 a C. después de un reinado de alrededor de 40 años. Dividió el reino entre tres de sus hijos, y los Romanos dieron su aprobación en principio.
(a) A Herodes Antipas le correspondieron Galilea y Perea. Este reinó del 4 a C. al 39 d C., y por tanto Jesús vivió durante su reinado, y gran parte de su vida transcurrió en sus dominios de Galilea.
(b) A Herodes Felipe le correspondieron Iturea y Traconítida. Este reinó del 4 a C. al 33 d C. Edificó Cesarea de Filipo, a la que le dio su nombre.
(c) A Arquelao le correspondieron Judasa, Samaria y Edom. Fue un rey rematadamente malo. Los judíos acabaron por pedir a Roma que lo quitara; y Roma, que estaba impaciente con los continuos problemas de Judasa, accedió e instaló a un procurador o gobernador. Así fue como los Romanos llegaron a gobernar dírectamente Judasa. En este tiempo Pilato era el gobernador romano (25-37 d C.). Así es que Lucas nos da en una frase, a vista de pájaro, la división del reino que había pertenecido a Herodes el Grande.
(iii) De Lisanias no sabemos prácticamente nada.
(iv) Después de la situación internacional y de la situación en Palestina, Lucas se refiere a la situación religiosa y fecha el surgimiento de Juan el Bautista en el sumo sacerdocio de Anás y Caifás. Nunca hubo dos sumos sacerdotes al mismo tiempo; así es que, ¿qué nos quiere decir Lucas al darnos los dos nombres? El sumo sacerdote era al mismo tiempo el cabeza religioso y civil de la comunidad. En la antigüedad, el puesto de sumo sacerdote había sido hereditario y de por vida; pero con la venida de los Romanos había estado sujeto a toda clase de intrigas. El resultado fue que entre los años 37 a C. y 26 d C. hubo no menos de veintiocho sumos sacerdotes diferentes. Anás fue sumo sacerdote del 7 al 14 d C., y por tanto no ocupaba el puesto en este tiempo; pero le sucedieron no menos de cuatro de sus hijos, y Caifás era su yerno. Por tanto, aunque Caifás era oficialmente el sumo sacerdote, Anás era el que mandaba por detrás. Fue por eso por lo que Jesús fue llevado a Anás en primer lugar después de su detención (Jn 18:13 ), aunque entonces no era el sumo sacerdote. Lucas asocia su nombre con el de Caifás porque, aunque éste era entonces el sumo sacerdote, Anás era la figura sacerdotal más influyente en el país.
Los versículos 4-6 son una cita de Isa 40:3-5 . En Oriente, cuando un rey se proponía visitar parte de sus dominios, enviaba un mensajero por delante para decirle a la gente que preparara los caminos. Juan el Bautista es ese mensajero del Rey; pero la preparación en la que insistía era la de los corazones y las vidas.
-¡Viene el Rey! -decía-. ¡Arreglad, no las carreteras, sino vuestras vidas!
Todos tenemos el deber de hacer que nuestras vidas estén en regla para que las vea el Rey.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 03
III. PREPARACIÓN A LA ACTIVIDAD PUBLICA DE JESÚS (3,1-4,13)
Una vez más se ven contrapuestos Juan y Jesús. Juan lleva a cabo su misión (3,1-20); se muestra la preparación de Jesús para su obra (3,21-4,13); Jesús es hijo de Dios, nuevo Adán, que opta decididamente por la voluntad de Dios.
Aquí, como en la historia de la infancia, se muestra que Jesús sobrepuja a Juan, pero ahora se añade algo nuevo. Juan lleva a cabo la última preparación para el tiempo de la salud, que está en puertas, pero él no pertenece todavía a este tiempo. Jesús está equipado para realizar el tiempo de la salud. Juan concluye su obra, Jesús comienza la suya. La actividad de Juan se cierra según la exposición de Lucas antes del relato del bautismo de Jesús, con el que comienza la actividad pública de Jesús. Lucas preferirá volver una vez más sobre lo narrado, antes que ligar la actividad de Jesús y la de su precursor. Con Juan termina el tiempo del preanuncio y de la promesa, y con Jesús comienza el tiempo del cumplimiento.
1. EL BAUTlSTA (3,1-20).
a) El comienzo (Lc/03/01-06).
En una hora bien determinada de la historia del mundo, en una situación que reclama liberación, en una zona del gran imperio romano (3,1-2), comienza la preparación para el tiempo de la salud por Juan (3,3-6).
1 En el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y de la Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, 2a durante el sumo sacerdocio de Anás y de Caifás…
La historia de la salvación transcurre dentro del ámbito y del acontecer de este mundo, pero sin identificarse con lo que nosotros llamamos historia del mundo o historia universal. La aparición y actuación de Juan es el preludio inmediato del acontecimiento salvífico que se inicia con la venida del Mesías. Las indicaciones cronológicas se hacen en el estilo de la Biblia. Ahora comienza historia sagrada. Análogamente indica Oseas el tiempo en que recibió la palabra del Señor: «Palabra de Yahveh dirigida a Oseas, hijo de Beri, en tiempos de Ozías…» (Ose 1:1).
El tiempo de la salvación comienza el año 15 del reinado del emperador romano Tiberio (14-37 d.C.), es decir, el año 28/29 de nuestra era. Entonces era Poncio Pilato procurador de Judea (26-36); Herodes Antipas, tetrarca de Galilea (4 a.C. 39 d.C.); su hermano Elipo, tetrarca de Iturea y de la Traconítide, que están situadas al norte y al este del lago de Genesaret (4 a.C. 34 d.C.). Lisanias era tetrarca de Abilene al noroeste de Damasco, en el Antilíbano (Lisanias murió entre el 28 y el 37 d.C.). Las indicaciones de Lucas se han visto confirmadas por inscripciones y por historiadores antiguos. Además de las autoridades civiles se indican también las religiosas: el sumo sacerdote en funciones José Caifás (18-36 d.C.), junto al que gozaba de gran prestigio su suegro Anás, que le había precedido en el cargo.
Si Lucas hubiese querido únicamente fijar el tiempo, un dato hubiera sido más que suficiente. El primero, que es el más claro y más determinado. ¿Por qué, pues, añade los otros? Con ellos se trata de presentar las condiciones políticas y religiosas, el ambiente espiritual en que se cumplen las promesas de Dios. Palestina está bajo dominio extranjero. El soberano del país es el emperador Tiberio, del que los historiadores romanos trazaron -con razón o sin ella- el retrato de un soberano desconfiado, cruel, amigo del placer (Cf. TÁCITO, Anales Vl, 51). La parte meridional del país, Judea y Samaria, es desde el año 6 a.C. provincia romana. El gobierno del procurador Poncio Pilato era, según el parecer de los judíos, inflexible y sin consideraciones; se le achaca venalidad, violencia, rapiña, malos tratos, vejaciones, continuadas ejecuciones sin sentencia judicial y una crueldad sin limites e intolerable (FLAVIO JOSEFO, Bellum Iudaicum II, 169-177; FILON, Leg. ad Gaium 299-305). Los soberanos de la casa de Herodes eran idumeos, soberanos por la gracia de Roma. Los dos sumos sacerdotes se dieron maña para conservar largos años su posición mediante ardides diplomáticos. Se comprende que se suspire por el rey de la casa de David. También Zacarías aguardaba la liberación de las manos de todos los que nos odian (1,71).
El ámbito geográfico que delimita Lucas con sus indicaciones es el campo de acción de Jesús. En éste se desarrolla la historia sagrada: en Galilea y en Judea, al norte del lago de Genesaret. El imperio romano se había anexionado más o menos rigurosamente estas regiones. Por su parte, Jesús no traspasará sino muy raras veces los límites de Palestina, pero su mensaje conquistará toda la gran extensión sujeta a la soberanía del emperador romano Tiberio. Los Hechos de los apóstoles describen la carrera victoriosa de la palabra de Dios que había comenzado en Palestina.
2b…la palabra de Dios fue dirigida a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. 3 Y él fue por toda la región del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados.
La palabra de Dios fue dirigida a Juan, como sucedía a los profetas del Antiguo Testamento. El Bautista reanuda la acción de los grandes enviados de Dios del tiempo anterior y enlaza con la tradición profética, no con la literatura apocalíptica soñadora y fantástica, con la sabiduría humanística, con los rigorismos legalistas farisaicos, con tradiciones teológicas rabínicas ni con esperanzas de reinados propias de ambientes zelotas. La palabra de Dios lo llama, le confiere su ministerio y es la fuerza que domina su vida. «Llegóme la palabra de Yahveh, que decía: Antes que te formara en las entrañas maternas te conocía… irás a donde yo te envíe y dirás lo que yo te mande… Mira que pongo en tu boca mis palabras. Hoy te doy sobre pueblos y reinos poder de destruir, arrancar, arruinar y asolar; de levantar, edificar y plantar» (Jer 1:4-10).
El campo de acción del Bautista es toda la zona del Jordán, la región de la depresión meridional del Jordán. En esta región es predicador itinerante. Su campo de acción es reducido; Jesús, en cambio, actuará en toda la región de Palestina. Los apóstoles llevarán más allá de este espacio, al mundo entero, la palabra de Dios. El ámbito de la palabra crece; ésta tiende a llenarlo todo…
Juan es pregonero; va por delante de su Señor y anuncia lo que va a suceder. El mensaje que él anuncia es el bautismo de conversión y perdón de los pecados. La conversión es el prerrequisito; con ella se vuelve el hombre hacia Dios, reconoce su realidad y su voluntad, se aparta de sus pecados y los reprueba; en esto consiste esencialmente la conversión y el arrepentimiento.
El bautismo, la inmersión en el Jordán, acompañada de una confesión de los pecados (Mar 1:5), sellará esta voluntad de conversión y al mismo tiempo otorgará el perdón de los pecados por Dios. Al que se convierte le da la certeza de que su conversión es valedera y es reconocida por Dios y consiguientemente tiene capacidad para salvar del juicio venidero. El que ha recibido el bautismo se halla pertrechado y preparado para formar parte del nuevo pueblo de Dios de los últimos tiempos. Desde luego, una cosa se requiere: que la conversión sea sincera y vaya acompañada de un cambio de vida. Lo que así anuncia Juan es algo nuevo y grande. Va a iniciarse lo que tanto se había esperado: Dios cumple sus promesas.
4 Como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, haced rectas sus sendas. 5 Todo barranco será rellenado, y todo montículo y colina serán rebajados; los caminos tortuosos se enderezarán y los escabrosos se nivelarán. 6 Porque toda carne ha de ver la salvación de Dios.
El profeta Isaías ve en una visión una espléndida procesión a través del desierto. Dios, el Señor, va en cabeza de su pueblo, que retorna en caravana de Babilonia a la patria. Una voz se levanta en el desierto por el que avanza la comitiva e invita a preparar un camino real. Esta palabra dirigida a los que regresan a la patria se entiende ahora en forma nueva. La voz del que clama en el desierto es Juan. El Señor -el Mesías- viene, y con él su pueblo. La preparación del camino se entiende en sentido religioso-moral; se llama a penitencia, conversión y retorno a Dios, bautismo de penitencia para el perdón de los pecados. Obra verdaderamente gigantesca: trazar un camino por el desierto; transformar los corazones. Toda carne ha de ver la salvación de Dios. El tiempo de la salvación está alboreando. Dios lo prepara para «toda carne», para todos los hombres. Va a cumplirse el anuncio profético de Simeón: Una «luz para iluminar las naciones» (Mar 2:32). El predicador de penitencia y conversión, el precursor Juan tiene una misión para todos los tiempos. Hay que preparar con penitencia un camino a la salvación del Señor.
b) Predicación del Bautista (Lc/03/07-17)
Juan predica. Como predicador de penitencia exhorta a la conversión (Mar 3:7-9): como predicador moral invita apremiantemente a la renovación de la vida (Mar 3:10-14), y como profeta anuncia al que va a venir (Mar 3:15-17). Su mensaje echa mano de los temas de los profetas: la conversión, la amenaza con la cólera de Dios, la urgencia de hacer obras y de llevar frutos de penitencia, la exhortación al comportamiento social, la destrucción de la seguridad de la salvación de Israel como pueblo y como nación, el anuncio del Mesías.
Predicación de penitencia (3,7-9).
7 Decía, pues, a las muchedumbres que acudían para que las bautizara: Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir del inminente castigo? 8a A ver si dais frutos propios de conversión.
Al hombre se le hace difícil cambiar verdaderamente de vida. Para poder evitarlo recurre a ritos y ceremonias sagradas, se pone bajo la protección de una comunidad que pasa por santa, difiriendo la conversión para más tarde. A todas estas posibilidades cierra Juan la puerta. ¿Qué quedará, pues?
El recurso a ritos sagrados. Las gentes se dirigen en masa al desierto, quieren bautizarse, se dejan sumergir en las aguas, pero la cosa no pasa de ahí. Nada de pensar en cambiar de vida. Juan los increpa: ¡Raza de víboras, engendro del demonio! Su vida pone al descubierto que hacen las obras del demonio, el pecado; como le imitan, son sus hijos, su engendro.
Cosa buena es el bautismo, pero debe inducir a reformar la vida. Juan formula normas conocidas, fáciles de entender, pero difíciles de reducir a la práctica: «No puede pasar por justo el que encubre la obstinación de su vida y, siendo hijo de las tinieblas, (sólo) mira hacia el camino de la luz», como se dice en Qumrán (1QS III, 3). «La conversión y las buenas obras son como un escudo que protege de los castigos», dicen los rabinos (Aboth IV, 11).
Nadie puede escapar a la sentencia de condenación. «Es como quien huyendo del león diera con el oso; como quien al refugiarse en casa y poner su mano sobre la pared fuera mordido por la serpiente» (Amo 5:19). Lo único que salva es la reforma de la vida, la nueva vida con nuevas obras.
8b No comencéis a decir en vuestro interior: Tenemos por pudre a Abraham. Os aseguro que poderoso es Dios para sacar de estas piedras hijos de Abraham.
Refugiarse en la seguridad nacional de la salvación, «en la santa comunidad de los elegidos»… El judío rehuye la reforma personal de la vida, fiándose de su descendencia de Abraham. Dice: «Un circunciso no va al infierno.» Aunque sea pecador, incrédulo y rebelde contra los mandamientos de Dios, se le dará el reino eterno, porque tiene por padre a Abraham. Al fin y al cabo, Dios no puede dejar de cumplir sus promesas a Abraham y a su descendencia… Cierto que Dios es fiel a sus promesas, pero ahora surge una nueva filiación de Abraham, que no depende de la comunidad de sangre, sino que es suscitada y creada por Dios. Dios puede sacar de las piedras del desierto hijos de Abraham. Estos tendrán los sentimientos que se esperan de los hijos de Abraham, éstos harán las obras que quiere Dios.
9 Ya está aplicada el hacha a la raíz de los árboles. Y todo árbol que no da fruto bueno será cortado y arrojado al fuego.
¡La conversión para más tarde! El tiempo apremia. La conversión no sufre dilación. El hacha ya está aplicada a la raíz del árbol, que va a ser cortado. De un momento a otro se levanta en el aire, se deja caer de golpe y… el árbol se derrumba. Juan anuncia que ya son inminentes la venida del Señor y el juicio.
El juicio es tiempo de recolección. En la recolección se recogen los frutos. El tiempo de recolección es tiempo de decisión. El árbol que no da frutos buenos se corta y se echa al fuego. El próximo juicio de Dios recogerá los frutos de la vida. El que no pueda aportar nada, incurrirá en sentencia de condenación, caerá en el fuego del infierno.
Predicación a las diferentes clases sociales (3,10-14).
10 Entonces la gente le preguntaba: Pues ¿qué tenemos que hacer? 11 él les respondía: El que tenga dos túnicas dé una al que no la tiene; y el que tenga alimentos, haga otro tanto.
La verdadera conversión mueve siempre a hacer esta pregunta: Pues ¿qué tenemos que hacer? La predicación de san Pedro tocó los corazones de los oyentes, que decían: «¿Qué tenemos que hacer, hermanos?» (Hec 2:37). La pregunta por las obras es la que pone el sello al valor de la conversión.
Las obras en que se manifiesta la reforma de vida y la verdad de la conversión son las obras de sincero amor al prójimo, la partición con los demás de lo que se tiene. «El que tiene dos túnicas dé una al que no la tiene…» Juan no exige que se dé la única que se tiene. No exige a las multitudes que realicen sublimes actos de heroísmo, sino misericordia y amor al prójimo con obras, sentimientos sociales.
12 Llegaron también unos publicanos para bautizarse y le preguntaron: Maestro, ¿qué tenemos que hacer? 13 él les contestó: No exijáis más de lo que tenéis señalado.
Los publicanos (*) encarnan codicia y avidez de poseer, falta de honradez, traición al propio pueblo, estando como estaban con frecuencia al servicio de un régimen extranjero. Tampoco ellos están excluidos del camino de la salvación, no están borrados. Toman en serio la invitación a la penitencia y están dispuestos a cambiar de vida. Con esto se ha logrado lo principal.
Juan no les exige que renuncien a la profesión de publicanos. Deben renunciar a enriquecerse fraudulentamente. El derecho les permite exigir un determinado suplemento sobre el tipo de impuestos prescrito por el Estado. Por eso les dice Juan: «No exijáis más de lo que tenéis señalado.» Jesús procederá más tarde de manera análoga con el publicano Zaqueo. A pesar de las murmuraciones de los judíos entró en casa de éste rico jefe de publicanos. Zaqueo mismo quiere restituir lo que ha adquirido con fraude y quiere repartir sus bienes con los pobres. Jesús le dice: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa; pues también éste es hijo de Abraham» (Hec 19:1-10).
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* Los publicanos o cobradores de tributos, pero no eran funcionarios del Estado, sino simples particulares a quienes se cedía en arrendamiento este servicio o empleados de éstos. Nota del traductor.
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14 También unos soldados le preguntaron: Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer? Y les respondió: No hagáis extorsión a nadie ni lo denunciéis falsamente; sino contentaos con vuestra paga.
Los soldados son probablemente mercenarios del ejército de Herodes Antipas. A los judíos les estaba prohibido el servicio militar. Por eso estos mercenarios serían gentiles. La eficacia de la predicación del Precursor va más allá de los límites del judaísmo… La pregunta de los soldados presupone extrañeza. Y nosotros ¿qué…? Pero toda estrechez se ha superado. «Toda carne ha de ver la salvación de Dios.»
Los pecados propios de la profesión de los soldados son robo con violencia, extorsión con falsas denuncias, abuso de la fuerza. La raíz de tal proceder está en la codicia. Hay que dar de mano a los excesos. En lugar del ansia de enriquecerse hay que contentarse con la paga.
A pesar de la inminencia del severo juicio, no se exige nada extraordinario. No hay que cambiar la profesión: ni siquiera la profesión de soldado o de publicano. También Pablo proclama a pesar de la proximidad del tiempo final: «Por lo demás, que cada uno viva según la condición que el Señor le asignó, cada cual como era cuando Dios le llamó. Esto es lo que prescribo en todas las Iglesias» (1Co 7:17). Tampoco se exigen especiales prácticas ascéticas: no se exige entrar en la secta de Qumrán, ni formar parte de la comunidad de los fariseos, ni adoptar la rigurosa ascética del Bautista (Mar 1:6). Juan sigue la predicación profética: «¿Con qué me presentaré yo ante Yahveh y me postraré ante el Dios de lo alto? ¿Vendré a él con holocaustos, con becerros primales? ¿Se agradará Yahveh de los miles de carneros y de las miríadas de arroyos de aceite? ¿Daré mis primogénitos por mis prevaricaciones, y el fruto de mis entrañas por los pecados de mi alma? ¡Oh hombre! Bien te ha sido declarado lo que es bueno y lo que de ti pide Yahveh: hacer justicia, amar el bien, humillarte en la presencia de tu Dios» (Miq 6:6-8).
Proclamación mesiánica (Miq 3:15-17).
15 Como el pueblo estaba en expectación, porque todos pensaban en su corazón acerca de Juan si no sería el Mesías…
La predicación del Bautista hace crecer en el pueblo la expectación de la próxima venida del Mesías. Se va extendiendo la idea de si Juan será el Mesías. En ciertos ambientes se presentaba al Bautista como el salvador enviado por Dios (Cf. Jua 1:6-8.15.19 ss). La historia de la infancia ha puesto ya deliberadamente a Juan y a Jesús en la debida relación querida por Dios. Juan es grande, pero Jesús es el mayor, Juan es profeta y preparador del camino, pero Jesús es el Hijo de Dios y el que reina en el trono de David para siempre.
16 Juan declaró ante todos: Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatarle la correa de las sandalias; él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
Jesús es el más fuerte. Juan se reconoce indigno de prestar a Jesús el más humilde servicio de esclavos. Los esclavos debían soltar al amo las correas de las sandalias; una persona libre tenía esto por indigno de su condición. ¿Quién es Juan al lado de Jesús? El gran Bautista reconoce la grandeza de Jesús.
La fuerza de Jesús se manifiesta en su obra. Juan bautiza sólo con agua; Jesús, en cambio, con Espíritu Santo y fuego. El Mesías da el Espíritu Santo prometido para los últimos tiempos, y lo da con la mayor profusión a los que están prontos a convertirse; en cambio, a los que no quieren convertirse les aporta el fuego, el fuego del juicio. Jesús ejecuta la sentencia de salvación o de condenación.
Juan bautiza solamente con agua. Su obra es preparación para los acontecimientos escatológicos; ella misma no es acontecimiento escatológico.
17 Tiene el bieldo en la mano para limpiar su era y para recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará en fuego que no se apaga.
Jesús es el juez del fin de los tiempos. El labrador de Palestina lanza con una pala contra el viento el trigo que después de trillado está mezclado con la paja en la era. El grano, que pesa más, cae al suelo, mientras que la paja es llevada por el viento. Así limpia la era, separando el trigo de la paja para recogerlo después en el granero. La paja se quema. El Mesías viene a juzgar, separa a los buenos y a los malos, lleva los buenos al reino de Dios y entrega los malos al fuego inextinguible de la condenación. Tiene ya el bieldo en la mano. Este «ahora» del tiempo final hace que el anuncio de Juan descuelle por encima de todos los anuncios de los profetas.
c) Fin del Bautista (Lc/03/18-20)
18 Con estas y otras exhortaciones anunciaba el Evangelio al pueblo.
El relato de la actividad de Juan contiene sólo una parte de ésta. Las exhortaciones de Juan son buena nueva, Evangelio. Juan es mensajero de gozo, que anuncia la suspirada salvación de los últimos tiempos. Por esto es su mensaje de gozo. Lo que Jesús anuncia y trae no es perdición, sino salvación. También la predicación de penitencia de Juan está al servicio de la salvación, y por esto es Evangelio, buena nueva. La historia de Juan es comienzo del Evangelio (Cf. Mar 1:1; Hec 10:36 s).
19 Pero Herodes, el tetrarca, a quien Juan reprendía por lo de Herodías, la mujer de su hermano, y por todas las maldades que había cometido, 20 a todas ellas añadió también ésta: que encerró a Juan en la cárcel.
Juan no silenció la palabra de juicio de Dios ni siquiera ante el poderoso señor de la región. Herodes Antigas no observa las leyes del matrimonio, comete crímenes y es asesino de profetas (cf. Mar 6:17 s).
El Bautista recapitula en su obra y en su suerte lo que hicieron y sufrieron los profetas, y lo sobrepasa. Está situado en la inmediata proximidad del gran día del juicio y de la salvación.
Con su cautiverio queda suspendida la acción del Bautista. La voz que clama en el desierto enmudece en la fortaleza de Maqueronte. La época de las predicciones y de las promesas llega a su fin, y comienza la época de la realización. Entre el Bautista y Jesús hay una profunda fisura en la historia de la salvación: «La ley y los profetas llegan hasta Juan; desde entonces se anuncia el Evangelio del reino de Dios» (Mar 16:16). «Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo» (Hec 1:5; Hec 11:16). En la Iglesia no debe enmudecer la voz de Juan, puesto que prepara la venida de Jesús, que todavía ha de manifestarse al fin de los tiempos.
2. PREPARACIÓN DE JESÚS PARA SU MISIÓN (,13).
a) Bautismo de Jesús (Lc/03/21-22)
21 Mientras se bautizaba todo el pueblo y Jesús, ya bautizado, estaba en oración, se abrió el cielo, 22 y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo: Tú eres mi hijo; hoy te he engendrado (*).
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* En Lc es doble la tradición del texto de la voz del cielo; 1) como en Mc y Mt: «Tú eres mi Hijo amado; en ti me he complacido»; o bien: «Este es mi Hijo amado, en quien me he complacido» (Mat 3:17; cf. Isa 42:1); 2) v. supra, conforme a Sal 2:7. Parece ser que se ha acomodado el texto de Lc a Mt-Mc.
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El bautismo de Jesús sólo se menciona de paso; se halla en segundo término. La proclamación divina que glorifica a Jesús ocupa el primer plano del relato. Dios se manifiesta después del bautismo, pero este hecho va precedido de una triple humillación. Jesús es uno del pueblo, uno de tantos que acude a bautizarse; se ha convertido en uno cualquiera. Jesús recibe el bautismo de conversión y penitencia para el perdón de los pecados como uno de tantos pecadores. Ora como oran los hombres que tienen necesidad de ayuda. El bautismo de penitencia y la plegaria preparan para la recepción del Espíritu. Pedro dice: «Convertíos, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hec 2:38). El padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan (Luc 11:13). El Espíritu Santo es enviado y opera mientras se ora.
La triple humillación va seguida de una triple exaltación. El cielo se abre sobre Jesús. Se espera que en el tiempo final se abra el cielo que hasta ahora estaba cerrado: «¡Oh si rasgaras los cielos y bajaras, haciendo estremecer las montañas!» (Isa 64:1). Jesús es, el Mesías. En él viene Dios. él mismo es el lugar de la manifestación de Dios en la tierra, el Betel neotestamentario (cf. Jua 50:51), donde se abrió la puerta del cielo y Dios se hizo presente a Jacob (Gen 28:17).
El Espíritu Santo descendió sobre Jesús. Vino en forma corporal, en forma de paloma. Según Lucas, el acontecimiento del Jordán es un hecho que se puede observar. La paloma desempeña gran papel en el pensamiento religioso. El Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas cuando comenzó la obra de la creación. La imagen de esta representación la ofrecía la paloma que se posa sobre sus crías. La voz de Dios se comparaba con el arrullo de la paloma. Si se buscaba un símbolo del alma, elemento vivificante del hombre, se recurría a la imagen de la paloma, considerada también como símbolo de la sabiduría. De ahora en adelante, el Espíritu de Dios hace en Jesús la obra mesiánica, que causa nueva creación, revelación, vida y sabiduría.
Jesús, como engendrado por el Espíritu, posee el Espíritu (1,35). Lo recibirá del Padre cuando sea elevado a la diestra de Dios (Hec 2:33), y ahora lo recibe también. El Espíritu no se da a Jesús gradualmente, pero las diferentes etapas de su vida desarrollan cada vez más la posesión del Espíritu. Dios es quien determina este desarrollo.
La voz de Dios declara a Jesús, Hijo de Dios. Como es engendrado por Dios, por eso es ya su Hijo (Hec 1:32.35). Después de su resurrección se le proclama solemnemente como tal: «Dios ha resucitado a Jesús, como ya estaba escrito en el salmo segundo: Hijo mío eres tú; hoy te he engendrado» (Hec 13:33). La voz del cielo clama aplicando a Jesús este mismo salmo que canta al Mesías como rey y sacerdote. En el «hoy» de la hora de la salvación lo da Dios a la humanidad como rey y sacerdote mesiánico. A esta hora miraban los tiempos pasados, a ella volvemos nosotros los ojos.
b) El nuevo Adán (Lc/03/23-28)
23 Tenía Jesús, al comenzar, como unos treinta años y era, según se creía, hijo de José…
Jesús estaba equipado mesiánicamente desde lo alto, pero también desde abajo estaba pertrechado con todo lo que humanamente lo capacitaba para su misión. Al comienzo de su actividad pública tenía unos treinta años. A los treinta años estaba el sacerdote capacitado para el ministerio (Num 4:3); a esa edad fue elegido José en Egipto para su alta misión (Gen 41:46); David fue elevado al trono (2Sa 5:4), Ezequiel recibió la vocación profética (Eze 1:1). Cuando comenzó Jesús su ministerio, que abarca la realeza, el sacerdocio y el profetismo, había alcanzado la plenitud de la edad requerida. Había pasado ya el tiempo del crecimiento y del fortalecimiento.
Para el alto ministerio que asume Jesús se requiere un origen legítimo y un auténtico árbol genealógico. Esto lo recibe de José, su padre legal. José no es el padre natural, sino que como tal era tenido por la opinión pública. El misterio de la concepción virginal permanecía oculto. Dios da a Jesús todo lo que necesita para que los hombres no puedan hallar en él motivo justificado de escándalo.
24 …hijo de Elí, hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de Melquí, hijo de Janay, hijo de José, 25 hijo de Matatías, hijo de Amós, hijo de Naúm, hijo de Eslí, hijo de Nagay, 26 hijo de Maat, hijo de Matatías, hijo de Seméin, hijo de Josec, hijo de Yodá. 27 hijo de Joanán, hijo de Resá, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Nerí, 28 hijo de Melquí, hijo de Adí, hijo de Cosam, hijo de Elmadam, hijo de Er, hijo de Jesús, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Matat, hijo de Leví, 30 hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonam, hijo de Eliaquím, 31 hijo de Meltá, hijo de Mená, hijo de Matatá, hijo de Natam, hijo de David, 32 hijo de Jesé, hijo de Jobed, hijo de Booz, hijo de Sala, hijo de Naasón, 33 hijo de Aminabad, hijo de Admín, hijo de Arní, hijo de Esrom, hijo de Farés, hijo de Judá, 34 hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor, 35 hijo de Seruc, hijo de Ragáu, hijo de Falek, hijo de éber, hijo de Sala, 36 hijo de Cainam, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lam 100:37 hijo de Matusalém, hijo de Henoc, hijo de Jéret, hijo de Maleleel, hijo de Cainam, 38 hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.
Lucas no dio la clave para la mejor inteligencia de la tabla genealógica, como lo había hecho Mateo con su observación de las tres series de catorce generaciones cada una (1,16), pero él también la utiliza para formular aserciones soteriológicas sobre Cristo. El árbol genealógico de Lucas no se remonta sólo hasta Abraham, como en Mateo, sino que continúa hasta Adán y su creaci6n por Dios. Jesús es el Mesías de los judíos, pero también el Salvador del mundo. Está en relación, no sólo con David y Abraham, sino también con Adán. Por él se cumplen las promesas hechas a Abraham y a David; en él son bendecidos todos los pueblos. él es el rey Mesías, cuyo reino no tiene fin, pero también el padre y patriarca de la nueva humanidad (Cf. Rom 5:14-21; 1Co 15:22.45-49).
El árbol genealógico de Lucas es incompleto, como lo es también el de Mateo. Ahora bien, ¿por qué se hizo precisamente esta selección que se registra en el árbol genealógico? La tabla genealógica de Lucas contiene once veces siete miembros: tres veces siete van de Jesús a Zorobabel; tres veces siete, de Salatiel a David; dos veces siete, de David a Isaac, y tres veces siete, de Abraham hasta Adán. Los períodos están separados por etapas importantes de la historia de la salvación: la cautividad de Babilonia, la monarquía, la elección, la creación. Jesús es cumplimiento y meta de la historia de nuestra salud.
Los jefes de los once grupos son: Dios, Henoc, Sala, Abraham, Admin, David, José, Jesús, Salatiel, Matatías, José. Según el esquema del apocalipsis de las «doce semanas» (*), el tiempo final comienza con la duodécima semana del mundo. Jesús comienza el tiempo final. Aunque estas explicaciones puedan parecernos a nosotros un juego ocioso, los antiguos veían expresadas en ellas verdades profundas. A nosotros nos importa el enunciado de la verdad no el camino por el que se llegó a él.
……………
* Desde el siglo II a.C. se comenzó en algunos ambientes a calcular el «fin», es decir, la fecha del comienzo de la época mesiánica. A este objeto algunos dividieron en períodos el curso de la historia. 4Esd (que fue escrito después de la destrucción de Jerusalén el año 70): «EI mundo ha perdido ciertamente su juventud; los tiempos se aproximan a la vejez. La historia del mundo esta ciertamente dividida en doce partes; ha llegado hasta la décima y hasta la mitad de esta décima. Quedan todavía dos después de la mitad de esta décima parte».
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
— Tiberio: Sucedió a Augusto como emperador de Roma y reinó del año 14 al 37 d. C. Por tanto, los datos cronológicos facilitados por Lc nos sitúan en torno al año 28 d. C.
— Poncio Pilato: Ver nota a Mat 27:2.
— Herodes: Se trata de Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande. Fue tetrarca (es decir, gobernador de una de las cuatro partes en que Herodes el Grande había distribuido su herencia) de Galilea y Perea desde el año 4 a. C. al 39 d. C.
— Filipo… Iturea… Traconítida: Este Filipo era también hijo de Herodes el Grande y de Cleopatra, la última de sus esposas. Gobernó las regiones de Iturea y Traconítida, situadas al nordeste del lago de Genesaret, durante los años 4 a. C. al 34 d. C.
— Lisanias… Abilene: Lisanias es un personaje del que se tienen muy pocas noticias; únicamente se menciona en dos inscripciones antiguas. En cuanto a Abilene, era un pequeño territorio situado al norte del lago de Genesaret, en el Antilíbano.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
ón de Juan (ver Mat. 3:1-12; Mar. 1:1-8)
Como los primeros predicadores cristianos, Lucas consideró que el verdadero comienzo de los hechos que formaban la base del evangelio estuvo en la aparición de Juan el Bautista (Hech. 10:37). Su testimonio sobre Jesús marcó el fin de la antigua era de la ley y la promesa, y el comienzo de una nueva era de cumplimiento (cf. 16:16). Por lo tanto, este importante hecho es lo que él coloca dentro del contexto de la historia mundial y con exactitud establece la fecha dando una breve descripción de la situación política de su tiempo. Tiberio fue emperador romano entre los años 14 y 37 y su año quince era el 27-28 o el 28-29 (los diferentes modos de cálculo de fechas aun en tiempos romanos provocan una ligera incertidumbre). Pilato era gobernador de Judea entre 26 a 36 d. de J.C.; una inscripción en Cesarea le da el título oficial de “prefecto” (más bien que procurador). Los gobernantes de las otras regiones del que fuera el reinado de Herodes son mencionados, incluyendo Abilinia en el extremo nordeste. Aunque sólo un sumo pontífice ejercía el cargo en un momento dado, se nombra a dos: Caifás (que lo fue del 18 al 37) y su suegro Anás (que lo había sido entre el 6 y el 15 y continuaba ejerciendo influencia).
Juan era tanto el que cumplía la profecía como el último de los profetas antes de Cristo. Por lo tanto, se lo describe de la misma manera que a un profeta del AT (cf. vv. 1, 2 y Jer. 1:1, 2). Su venida se cumplió (Isa. 40:3-5) y su misión especial era la de proclamar una ceremonia religiosa de lavamiento que prometía el perdón de los pecados.
La proclamación de Juan abarca tres breves secciones. En la primera (7-9) advirtió al pueblo que no había valor en ser bautizado sin un verdadero propósito de dejar atrás el pecado, expresándo se en acciones. El arrepentimiento era necesario aun para los judíos; el hecho de que descendieran de Abraham no era una defensa ante el inminente juicio. No eran mejores que víboras, o sea malos y destructivos en su carácter. ¿Les había dicho alguien que podrían escapar del juicio por el simple hecho de ser bautizados (o sea sin arrepentimiento)? De hecho, el hacha ya estaba levantada, lista para derribar los árboles infructíferos, pero aún había una oportunidad de arrepentirse antes que fuera demasiado tarde.
Un segundo párrafo (10-14), exclusivo de Lucas, indica específicamente cómo debían vivir grupos determinados. Las multitudes de personas comunes (por supuesto la gente pobre está en mente) debían mostrar generosidad hacia los demás en sus necesidades, algo así como una “obra de amor” que fuera más allá de los requisitos mínimos de la ley. Los publicanos y los soldados (que vigilaban el país) debían actuar honesta y justamente. Juan no abogaba por un levantamiento social radical, pero insistía en los principios morales que llevarían a la transformación de la sociedad desde dentro más bien que por medio de una revolución violenta.
Un tercer párrafo (15-17; cf. Juan 1:19-34) lleva al punto vital. Durante la vida de Juan y aun después, mucha gente preguntaba si él era el Mesías. Sea lo que fuere que pensaban sus seguidores, Juan estaba seguro de su propia posición. El que es más poderoso vendría después de él. No es probable que se refiera a Dios mismo, ya que es la forma de Juan para referirse más o menos crípticamente al Mesías. Juan sólo podía limpiar a la gente con la señal del bautismo en agua, pero el que vendría purificaría al pueblo con fuego. Esto podría ser un símbolo del juicio final (cf. v. 17) o del Espíritu Santo (Hech. 1:5). Juan podría querer decir que la ve nida del Mesías sería experimentada como un juicio o como purificación y poder. El Mesías produciría una aguda separación entre el pueblo como quien cosecha y preserva el trigo pero destruye la pa ja. Por lo tanto, el arrepentimiento era una urgente necesidad.
Este mensaje es resumido positivamente como buenas nuevas (18). Está estrechamente ligado con la venida de Jesús, que era aquel más poderoso. Pe ro antes que apareciera en escena, la historia de Juan es redondeada con su arresto debido a su valiente predicación (cf. Mar. 6:17-29), un indicio deliberado de lo que le podría ocurrir a Jesús.
Notas. 8 Piedras e hijos puede haber sido un juego de palabras en arameo. 11 Una persona podría usar dos túnicas para mantener el calor en un viaje o al aire libre en la noche. O la referencia puede ser simplemente a la posesión de dos prendas.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
3.1 Tiberio, emperador romano, gobernó del 14 al 37 d.C. Pilato fue el gobernador romano de la provincia de Judea. Herodes Antipas y Felipe eran medio hermanos e hijos del cruel Herodes el Grande, que ya llevaba más de veinte años de fallecido. Antipas, Felipe, Pilato y Lisanias al parecer tenían el mismo poder en el gobierno de sus territorios. Todos estaban sujetos a Roma y tenían la responsabilidad de mantener la paz en sus respectivas regiones.3.2 Bajo la Ley judía había un solo sumo sacerdote. Dios lo eligió de la descendencia de Aarón y retuvo su posición para siempre. En este tiempo, sin embargo, el sistema religioso estaba corrompido y los gobernantes romanos eligieron sus propios líderes religiosos manteniendo así un gran control sobre los judíos. Al parecer, las autoridades romanas depusieron a Anás, judío elegido, y lo reemplazaron con su hijo político, Caifás. Está demás decir que Anás retuvo su título (véase Act 4:6) y quizás también asumió mucho del poder. Esto porque los judíos creían que la posición del sumo sacerdote era para toda la vida. Por lo tanto, seguirían llamando a Anás su sumo sacerdote.3.2 Este es Juan el Bautista, cuya historia de nacimiento se relata en el capítulo 1.3.2 Pilato, Herodes y Caifás fueron los líderes más poderosos en Palestina, pero los desafió un profeta solitario de la Judea rural. Dios decidió hablar a través de Juan el Bautista, que entraba en la historia como el más grande en comparación con los que gobernaron en su día. ¡Con cuánta frecuencia juzgamos a la gente por nuestras reglas culturales: poder, riqueza, belleza, y pasamos por alto a los que en realidad son importantes y mediante los cuales Dios obra! La grandeza no se mide por lo que se tiene, sino por lo que se hace para Dios. Como Juan, debe darse por entero a Dios para que su poder obre a través de usted.3.3 El arrepentimiento tiene dos lados: alejarse del pecado y acercarse a Dios. Para recibir perdón, se necesita de ambas actitudes. No podemos simplemente decir que creemos y vivir como mejor nos parezca (véase 3.7, 8), ni siquiera tener una buena conducta moral sin relación con Dios, porque ella por sí sola no puede ofrecernos el perdón de pecados. Decida librarse de todo pecado que Dios ha señalado y ponga su confianza solo en El, para que lo guíe.3.4, 5 En los tiempos de Juan, antes de que un rey emprendiera un viaje los mensajeros se encargaban de planear la visita y preparar el camino. Asimismo, Juan indicó a sus oyentes que alistaran sus vidas para la venida del Señor. Al prepararnos para recibir al Señor, debemos centralizarnos en El, escuchar sus palabras y responder obedientes sus mandatos.3.6 Este libro se escribió para una audiencia gentil. Lucas se refiere a Isaías para mostrar que la salvación es para todas las personas, no solo para los judíos (Isa 40:3-5; Isa 52:10). Juan el Bautista hizo un llamado a todas las personas a que se prepararan para su encuentro con Jesús. Lo incluye a usted, sin importar la relación que tenga con organizaciones religiosas ni con autoridades. No deje que sus sentimientos lo mantengan fuera de la causa. Nadie que quiera seguir a Jesús es un forastero en el Reino de Dios.3.7 ¿Qué motiva su fe: temor al futuro o el deseo de ser mejor en un mundo superior? Algunas personas querían que Juan las bautizara a fin de escapar del castigo eterno, pero no buscaban a Dios para salvación. Juan tuvo palabras duras para dichas personas. Sabía que Dios valora más el cambio que el rito. ¿Está su vida enraizada en el deseo de una vida nueva y transformada o es el simple deseo de recibir una vacuna o una póliza de seguro en contra de un posible desastre?3.8 Muchos de los oyentes se estremecieron cuando Juan dijo que ser descendientes de Abraham no era suficiente para Dios. Para estar ante Dios, los líderes religiosos dependían más de su genealogía que de su fe. Para ellos, la religión era una herencia. Pero una relación con Dios no es posible trasmitirse de padres a hijos. Cada uno la debe hallar solo. No confíe en nadie más para su salvación. Ponga su fe en Jesús y luego ejercítela al ponerla en acción cada día.3.8, 9 Confesión de pecados y cambio de vida son inseparables. La fe sin obras es muerta (Jam 2:14-26). Las duras palabras de Jesús las dirigió a los respetables líderes religiosos que se cerraron a un verdadero cambio. Buscaban reconocimiento como autoridades religiosas, pero no deseaban cambiar sus corazones ni sus mentes. De ahí la improductividad de sus vidas. El arrepentimiento es falso si no está ligado a la acción. Seguir a Jesús significa más que expresar buenas palabras. Significa hacer lo que El manda.3.11-14 El mensaje de Juan demandaba al menos dos respuestas específicas: (1) comparta con los que están en necesidad, (2) cualquiera que sea su trabajo, hágalo bien y con imparcialidad, y (3) conténtese con su salario. Juan no tenía tiempo para dirigir un mensaje de consuelo a los que vivían con indiferencia o egoísmo, hizo un llamamiento para que la gente viviera con justicia. ¿Qué cambios puede lograr al compartir lo que tiene, cumplir con su trabajo honestamente y contentarse con lo que posee?3.12 Los cobradores de impuestos eran muy conocidos por su deshonestidad. Los romanos reunían dinero para su gobierno explotando los privilegios de la recaudación. Los cobradores de impuestos obtenían su sustento agregando una considerable suma al total, todo lo que pudieran quitar, y se quedaban con ella. A menos que la gente se rebelara y se arriesgara a la represalia romana, tenían que pagar lo pedido. Es obvio que odiaban a los cobradores de impuestos, que eran deshonestos, avaros y dispuestos a traicionar a sus compatriotas por dinero. Aun así, dice Juan, Dios puede aceptar a estos hombres si se arrepienten y cambian en verdad sus caminos.3.12-14 El mensaje de Juan echó raíz donde menos se esperaba: los pobres, los criminales, aun el odiado ejército de ocupación. Eran personas terriblemente conscientes de su necesidad. A menudo confundimos respetabilidad con buena manera de vivir. No es igual. La respetabilidad puede aun impedir la buena forma de vivir si nos frena en ver la necesidad de Dios. Si tuviera que escoger, ¿protegería su carácter aunque arruine su reputación?3.14 Estos soldados eran parte de las tropas romanas enviadas a esta distante provincia para mantener la paz. Oprimían a los pobres y usaban su poder para sacar ventaja de todas las personas. Juan los llamó al arrepentimiento y a cambiar sus caminos.3.15 Hacía más de cuatrocientos años que no había profeta en Israel. Existía la creencia general que cuando el Mesías viniera, la profecía reaparecería (Joe 2:28-29; Mal 3:1; Mal 4:5). Cuando Juan irrumpió en escena, la gente se emocionó. Obviamente era un gran profeta y estaban seguros de que llegó el año tan esperado del Mesías. Es más, algunos pensaban que Juan sería el Mesías. Juan hablaba como los profetas de antaño al decir que el pueblo debía volverse de sus pecados a Dios para experimentar su misericordia y aprobación. Este es un mensaje para todos los tiempos y lugares, pero Juan lo presentó con una urgencia particular, preparaba a la gente para la venida del Mesías.3.16 El bautismo de Juan con agua simbolizaba el lavamiento de los pecados. Su bautismo se ajustaba a su mensaje de arrepentimiento y cambio. El bautismo de Jesús con fuego incluye el poder necesario para hacer la voluntad de Dios. Empezó en el día de Pentecostés (Hechos 2), cuando el Espíritu Santo vino a los creyentes en forma de lenguas de fuego, dándoles poder para proclamar en muchos idiomas la resurrección de Jesús. El bautismo por fuego también simboliza la obra del Espíritu Santo que trae el juicio de Dios sobre quienes rechazan el arrepentimiento.3.17 Juan advierte del juicio venidero comparando a los que rechazan vivir para Dios con la paja, lo inservible del grano. En contraste, compara a los que se arrepienten y arreglan sus vidas con el grano que se nutre a sí mismo. El aventador era un instrumento de madera en forma de tenedor usado para limpiar el grano en la trilla. Quienes se nieguen a que Dios los use, serán desechados porque son inútiles al desarrollo de la obra de Dios. Los que se arrepienten y creen, sin embargo, poseen un gran valor ante los ojos de Dios porque comienzan una nueva vida de servicio productivo para El.3.19, 20 En estos dos versículos Lucas salta al futuro para continuar su explicación acerca de Juan el Bautista. Para el orden cronológico de los acontecimientos, véase la armonía de los Evangelios.3.19, 20 Este es Herodes Antipas (véase Marcos 6 para su perfil). Herodías era su sobrina y también la esposa de su hermano. Planeó la traición de la muerte de Juan el Bautista (Mat 14:1-12). Los Herodes fueron incestuosos, criminales y de familia fraudulenta. Contradecir a un oficial romano, tirano, que tenía la autoridad para poner a alguien en prisión y ejecutarlo, era en extremo peligroso y eso fue lo que precisamente hizo Juan. Al parecer, Herodes tuvo la última palabra, pero la historia no ha terminado aún. En el juicio final, Herodes, no Juan, será uno de los que estarán en peligro.3.21 Lucas enfatiza el lado humano de Jesús. Vino de padres humildes, lo anunciaron a pastores y extranjeros. El bautismo fue la primera declaración pública de su ministerio. En lugar de ir a Jerusalén e identificarse con los líderes religiosos establecidos, Jesús fue al río y se identificó con los que se arrepentían del pecado. A los doce años de edad, visitó el templo, entendió su misión (2.49). Dieciocho años más tarde, en su bautismo, empezó a llevarla a cabo. A través de la oración Dios le habló y le confirmó su decisión de actuar. Dios se abrió paso en la historia humana a través de Jesucristo.3.21, 22 Si el bautismo era una señal de arrepentimiento de pecados, ¿por qué Jesús pidió el bautismo? A menudo, se brindan varias explicaciones: (1) la misión de Jesús sobre la tierra fue identificarse con nuestra humanidad y pecado; (2) El también nos dio ejemplo a seguir por el acto del bautismo; (3) el bautismo de Jesús fue el comienzo de su ministerio público; y (4) se bautizó por los pecados de la nación. La venida del Espíritu Santo en forma de paloma mostró que Dios aprobó lo que Jesús hacía. Era un hombre perfecto que no necesitaba el bautismo por el pecado, pero de todas maneras lo hizo en favor nuestro.3.21, 22 Este es uno de los muchos lugares en las Escrituras donde se mencionan todos los miembros de la Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. En las palabras tradicionales de la Iglesia, el único Dios que existe en tres personas, pero con una sola sustancia, coeterna y coigual. No hay una explicación adecuada que describa el poder y lo intrincado de esta relación única. No hay analogías perfectas en la naturaleza porque no existe otra relación como la Trinidad.3.23 ¡Imagine al Salvador del mundo trabajando en una carpintería de un pueblo pequeño hasta los treinta años de edad! Parece increíble que Jesús haya estado contento al permanecer en Nazaret todo ese lapso, sin embargo, con paciencia dependió del tiempo del Padre para su vida y ministerio. Treinta años era la edad prescrita por los sacerdotes para empezar su ministerio (Num 4:3). José tenía treinta años cuando comenzó a servir al rey de Egipto (Gen 41:46) y David tenía esa edad cuando empezó a reinar sobre Judá (2Sa 5:4). Los treinta años era entonces una buena edad para empezar una importante misión en la cultura judía. Como Jesús, necesitamos trabajar en el tiempo de Dios y resistir la tentación de saltar hacia adelante antes de recibir la dirección del Espíritu. ¿Espera y se pregunta cuál será su próximo paso? No salte etapas, confíe en el tiempo de Dios.3.23 Quizás Elí era el suegro de José. De esta manera la genealogía viene a ser de María, la que Lucas recibió personalmente de ella. Es pertinente que Lucas muestre la genealogía de María por la importancia que le otorga a la mujer en su Evangelio.3.23-38 La genealogía de Mateo retrocede hasta Abraham y muestra que Jesús estaba emparentado con todos los judíos. La genealogía de Lucas retrocede hasta Adán mostrando su relación con todos los seres humanos. Esto es lógico con la descripción de Lucas de que Jesús es el Salvador de todo el mundo.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) O: “el emperador”. Gr.: Kái·sa·ros; lat.: Caé·sa·ris.
(2) Es decir, Herodes Antipas, hijo de Herodes el Grande.
(3) “Gobernante de distrito.” Lit.: “tetrarca”; un príncipe territorial representante del emperador romano. Lat.: te·trár·cha.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 173 Mat 14:1; Luc 23:7
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
el año decimoquinto. Calculando desde la muerte de Tiberio, antecesor de Augusto, en el año 14 d.C., este año sería el 28 de nuestra era.
Tiberio César. Después de la muerte de Julio César, todos los emperadores añadían el nombre César al de ellos (cp. coment. en Mt 22:17, 21).
Poncio Pilato. Véase coment. en Mt 27:2.
Judea. Véase coment. en 2:1.
Herodes tetrarca. Véase coment. en Mt 14:1.
Felipe. Hijo de Herodes el Grande, gobernó las regiones de Traconite e Iturea (situadas al nordeste de Palestina) del 4 a.C al 34 d.C. (cp. Mt 14:3).
Lisanias. Muy poco se sabe de este gobernador, aunque el historiador judío Josefo se refiere a él.
Abilinia. Territorio al norte de Damasco.
Fuente: La Biblia de las Américas
Tiberio César era el hijo adoptivo de Augusto César (Luc 2:1) y reinó del 14 al 37 d.C.
Pilato. Véase nota en Mar 15:1.
Herodes. Antipas, el hijo de Herodes el Grande (Mat 2:1), gobernó en Galilea (como tetrarca = jefe de la cuarta parte de un determinado territorio).
Felipe. Otro hijo de Herodes el Grande, que gobernó en Iturea, al NE de Galilea y al E del monte Hermón.
Abilinia. Un pequeño reino en la ladera E de las montañas del Líbano, al NE de Damasco.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
38 (A) La predicación de Juan Bautista (3,1-20). Esta sección se divide en cuatro partes. Lc 3,1-6 describe la llamada de Juan a preparar el camino del Señor. En 3,7-14, presenta cómo la gente sencilla y los marginados se preparan para el advenimiento del Señor. Lc 3,15-18 subraya la diferencia entre aquel que prepara el camino del Señor y el Mesías. En 3,19-20, concluye su presentación de Juan.
39 No podemos desarrollar detalladamente la investigación sobre el Juan histórico. Los elementos fundamentales que habría que tener en cuenta serían el testimonio independiente de Josefo (Ant. 18.5.2 §116-19), que comenta la gran influencia que Juan tuvo sobre la gente, y la hipótesis de J. A. Fitzmyer (FEL, II, 298-304), sobre la relación de Juan con los esenios de Qumrán, quienes también se aplicaron a sí mismos la cita de Is 40,3, vivían en el desierto y realizaban ritos lústrales. Nuestro objetivo consiste en analizar cómo Lucas adaptó las tradiciones sobre Juan a su proclamación de la buena nueva de Jesucristo. Cf. VV. Wink, John the Baptist in the Gospel Tradition (SNTSMS 7, Cambridge 1968) xii.
40 La adaptación lucana de las tradiciones sobre Juan está controlada por su cristología y contiene los siguientes elementos. El ministerio de Juan, como el de Jesús, se ubica en la matriz de la historia mundial y religiosa, con todos sus aspectos positivos y negativos (3,1-2). Juan es el profeta de Dios (3,2), pero no pertenece al período de la promesa, sino que inaugura el período del cumplimiento (Hch 1, 22; 10,37), cuya figura central es Jesús. Juan termina su preparación (1,80) y se convierte en un predicador itinerante que prepara el camino de Jesús, cumpliendo así la profecía anunciada por Dios: la de Gabriel (1,15-17), la de su padre Zacarías (1,76-79) y la de Isaías (3,4-6). En esta perspectiva, Dios es quien dirige el ministerio de Juan (como también el de Jesús). Como en el caso de Jesús, también el ministerio de Juan se dirige a todos (3,7-14). Juan no es Jesús, no es el Mesías (3,15-17). Su bautismo, que prepara para el camino de Jesús, debe completarse, lógicamente, con el camino de Jesús (Hch 18,25-26), la fe en él y el don del Espíritu (Hch 19,3-5). Juan sufrirá una muerte violenta (3,19-20; 9,7-9) por causa de su predicación; una suerte similar aguarda a aquel cuyos senderos prepara.
41 Lucas presenta a Juan como un modelo para sus Iglesias. Al igual que él, también ellas preparan a la gente para recibir a Jesús, pero no son el Mesías. También ellas son pioneras al llevar a otros hasta las fronteras de la fe en Jesús. Dondequiera que se anuncie la historia de Juan como parte de la buena nueva, se suscitará el arrepentimiento para que también la gente se prepare para el advenimiento del Señor Jesús. Cf. Wink, John the Baptist (→ 39 supra) 113-15.
42 1-2. Estos versículos, construidos como una larga oración periódica en griego, constituyen un elegante comienzo del relato lucano sobre la influencia de Juan en la historia mundial. Pero justo por debajo de la superficie de esta exquisitez literaria hallamos la trágica realidad de la respuesta negativa a la palabra de Dios y a sus mensajeros. Tiberio César. El año quince de Tiberio César puede corresponder a los meses de agosto y septiembre de los años 28 ó 29 d.C. (cf. FEL, II, 306). Pondo Pilato: Bajo Poncio Pilato (prefecto de Judea desde el 26 al 36 d.C. [→ Historia, 75:168]), la autoridad romana llevará a efecto la crucifixión de Jesús. Lucas presta una atención suplementaria a Pilato en 13,1; 23,1-6.11-13.20-24.52; Hch 3,13; 4,27; 13,28, recalcando su relación con la muerte de Jesús, el mensajero de Dios. A continuación, Lucas menciona a dos hijos de Herodes el Grande. Tras su muerte se deshizo todo el enorme poder que había tenido. Los romanos dividieron su reino y lo repartieron entre sus hijos (→Historia, 75:163-66). Herodes tetrarca: Se trata de Herodes Antipas (4 a.C.-39 d.C.). Lucas tendrá mucho que decir sobre él, pero nada bueno: 3,19; 9,7.9; 13,31; 23,7-15; Hch 4,27. Ni Juan ni Jesús escaparon bien de las manos de Herodes. Filipo (4 a.C.-34 d.C.) y Lisanias, cuya fecha e identidad son totalmente oscuras (cf. FEL, II, 309-10), completan la lista de estos insignificantes gobernantes. Anás: Entre los gobernantes religiosos, Anás fue sumo sacerdote desde el 6 al 15 d.C.; Caifás, su yerno, lo fue del 18 al 37 d.C. Al igual que los anteriores gobernantes, estos dirigentes tenían cierta autoridad porque Roma lo consentía. Mediante una completa analepsis o «flashback» en 20,5, Lucas nos cuenta que los sumos sacerdotes rechazaron el bautismo de Juan. Su oposición a Jesús fue mucho más hostil: 9,22; 19,47; 20,1.19; 22,2.4.52.66; 23,4.10.13; 24,20. Igual de hostil fue su reacción a la predicación de sus seguidores: Hch 4,1.6.23; 5,17.21.24.27; 7,1; 9,1.14.21; 22,5.30; 23,2.4.5.14; 24,1; 25,2.15; 26,10.12. A este desolador escenario de reacciones de la humanidad a los mensajeros de Dios, Dios envía a Juan, hijo de Zacarías (cf. 1,5-25.57-80), para inaugurar el nuevo tiempo de gracia del evangelio. La palabra misericordiosa de Dios no permitirá que la perversión humana sea la última palabra en la historia de la salvación. En términos que recuerdan la vocación de Jeremías (Jr 1,1), describe Lucas la vocación de Juan, en el desierto: Aunque Lucas no explote el rico simbolismo del «desierto» como éxodo de la esclavitud hacia la vida nueva, relaciona frecuentemente el desierto con Juan (cf. 1,80; 3,4; 7,24). Si los esenios de Qumrán habitaban en el desierto aguardando la salvación de Dios, el hecho de que Juan ejerciera su ministerio también en el desierto podría ser otro dato a favor de la influencia que tuvo Qumrán en el Juan histórico. Véase el comentario sobre 3,4.
43 3-6. En este pasaje, el evangelista ha vestido a Juan con su ropaje teológico, que en parte es original y en parte ya se encontraba en Marcos. 3. toda la región: A diferencia del Bautista marcano, pero muy parecido al Jesús, Pablo y Bernabé lucanos, el Juan de este evangelio es un predicador itinerante. Jordán: Aunque se necesitara agua para el bautismo, no por ello se justifica obligatoriamente la elección del río Jordán. ¿Encontramos, tal vez, en este dato una tradición histórica de que el bautismo de Juan estaba relacionado con la idea de una renovación de la alianza antes de que el pueblo cruzase el Jordán para entrar en la «tierra prometida»? arrepentimiento: Es decir, apartarse del pecado y cambiar de conducta moral, perdón de los pecados: La imagen procede de la cancelación de las deudas económicas y de la liberación de la esclavitud o de la cárcel. Cf. 5,31-32. Aunque Lucas mantiene el lenguaje «tradicional» sobre Juan en su función como bautista, pone su propio sello en el contenido de su predicación. Lucas intensifica la relación de Juan con el bautismo: es llamado «el bautista» en 7,20.33; 9,19; la misión que recibe de Dios se sintetiza como «bautismo de Juan» en 7,29; 20,4; Hch 1,22; 10,37; 18,25, y «bautismo de arrepentimiento» en Hch 13,24; 19,4. Pero el contenido de la predicación del Bautista en el v. 3, aun cuando tiene las mismas expresiones que hallamos en Mc 1,4, delata la presencia de la teología lucana. De hecho, las expresiones «arrepentimiento» y «perdón de los pecados» se encuentran entre las más apreciadas por Lucas para especificar lo que Jesucristo había conseguido para la humanidad (cf., p.ej., 24,47). Aunque Lucas separa claramente el bautismo de Juan del bautismo cristiano en 3,16 y Hch 18,25-19,5, los vincula estrechamente «porque lo que predica Juan inaugura el tiempo de Jesús» (FEL, II, 313). 4. está escrito: Juan está cumpliendo la promesa de Dios de un nuevo éxodo, un nuevo exilio de la muerte y del pecado, que será consumado por Jesús, cuyo camino prepara. Tengamos en cuenta que los esenios de Qumrán también se aplicaban el texto de Is 40,3: preparaban el camino para el Señor viviendo en el desierto, estudiando la ley y separándose de los indeseables (cf. 1QS 8,13-14). En cambio, aunque también se encontrara en el desierto, Juan no se dedicaba al estudio de la ley, y, por otra parte, aceptaba a todos al bautismo. Mientras que en Is 40,3 (LXX) leemos «preparad el camino de nuestro Dios», en Lucas encontramos «preparad su camino», una clara referencia a la preparación del Bautista del camino de Jesús, un cambio que comparte con Mc 1,3.
44 5. enderezad sus sendas: Tanto esta expresión como las otras similares del v. 5 son metafóricas; deben interpretarse en el sentido de un cambio radical en el estilo de vida personal. Cf. Marshall, Gospel 136-37. Este versículo de Is 40,4 no se encuentra en Mc 1,3. 6. En esta cita de Is 40,5 resuena el tema lucano de la universalidad; no se encuentra en el paralelo marcano 1,3. Sobre este tema, cf. 2,31-32. salvación: cf. comentario sobre 2,10.
45 7-9. Estos versículos constituyen una fuerte prueba de la existencia de Q, puesto que 60 de las 64 palabras de Lc son idénticas a las 63 palabras de Mt 3,7-10. Este ejemplo de la predicación escatológica de Juan muestra que él no entendía el arrepentimiento como adopción de su modo de vida: vida en el desierto (1,80; 3,2.4; 7,24), renuncia a las bebidas alcohólicas (1,15; 7,33), oración y ayuno (5,33; 11,1). 7. muchedumbre: Donde Mt 3,7 dice «fariseos y saduceos», Lucas dice «muchedumbre». Dos breves observaciones. En Lucas son intercambiables «muchedumbre» (ochloi) y «pueblo» (laos). Cf. 3,15; 7,29; Conzelmann, TL 231-32; n. 54; P. S. Minear, NovT 16 (1974) 86. Mediante la técnica literaria de la analepsis o «flashback», Lucas nos dirá en 7,30 y 20,5 que los fariseos y los sumos sacerdotes, respectivamente, rechazaron el bautismo de Juan. En este punto de su relato, Lucas quiere centrarse en los que aceptaron el bautismo de Juan, ira: Juicio divino que hará frente al mal del mundo. 8. Los vv. 10-14 ofrecerán ejemplos de comportamiento propios del arrepentimiento. Abrahán: cf. comentario sobre 1,54-55. El reconocimiento de las relaciones de Dios con la humanidad no florece sobre el suelo de la arrogancia. Dios cumplirá sus promesas a Abrahán de forma inesperada. 9. hacha: Otra enérgica imagen de la situación contemporánea escatológica sobre la que predica Juan.
46 10-14. Estos versículos son propios de Lucas. Manifiestan claramente su teología y Sitz im Leben. Los que buscan el arrepentimiento no son los dirigentes religiosos (cf. 7,30; 20,5), sino judíos sencillos y, sobre todo, aquellos que se encontraban en los márgenes de la sociedad: publícanos y soldados. Se trata del mismo tipo de gente que responde positivamente a la predicación de Jesús. Con esta catequesis bautismal, Lucas recuerda a sus iglesias que, al igual que Juan y Jesús, deben estar abiertas para encontrar lo mejor fuera de los modos de vida normalmente aceptados. Cf. P. VV. Walaskay, «And so we carne to Rome» (SNTSMS 49, Cambridge 1983) 28-32. 10. ¿qué tenemos que hacer?: Esta pregunta vuelve a repetirse en los vv. 12 y 14. La encontramos dos veces más en el evangelio: 10,25 y 18,18, cuando un maestro de la ley y un gobernante, respectivamente, piden a Jesús una respuesta seria sobre lo que deben hacer para heredar la vida eterna, y reciben respuestas diferentes. En Hechos encontramos tres veces la misma pregunta; y en los tres casos, el bautismo cristiano forma parte de la respuesta: 2,37 (el pueblo judío tras la predicación de Pedro en Pentecostés); 16,30 (el carcelero gentil de Filipos); 22,10 (el fariseo y perseguidor Pablo, a quien el Señor Jesús para en su camino a Damasco).
11. Juan no exige sacrificios ni la realización de prácticas ascéticas como el ayuno. Sus exigencias son mucho más radicales: la solicitud desinteresada por los propios hermanos y hermanas que sufren cualquier perjuicio. De nuevo, Lucas vuelve a pulsar la cuerda del justo uso de las posesiones materiales, anticipando en la predicación de Juan lo que Jesús posteriormente también predicará. Quienes comparten la mitad de su ropa son como Zaqueo, que da la mitad de sus bienes a los pobres (19,8). 12. publícanos: Resulta sorprendente que los publícanos se acerquen al bautismo de Juan, esp. por la poca seriedad ética que suscitaban; eran despreciados tanto por judíos como por gentiles. Una vez más, en Lucas, las expectativas normales y los prejuicios hondamente establecidos sufren un serio revés. También los publícanos responderán con ilusión a la predicación de Jesús: 5,27.29-30; 15,1; 19,2; cf. la parábola del fariseo y del publicano (18,9-14). 13. no exijáis más: El sistema de impuestos romano se aplicaba con grandes abusos, que Augusto intentó eliminar. Los altos ideales de la época de Augusto se reflejan en el consejo que da Juan a estos judíos que se dedicaban al cobro de los impuestos indirectos (aduanas, peajes, aranceles y otros impuestos) para los romanos. Cf. Walaskay, «.And so we carne to Rome» 29-30. 14. soldados: Es probable que estos soldados fuesen judíos al servicio de Herodes Antipas. Dado que ayudaban a imponer la voluntad de Roma en un país sometido, también eran despreciados. El hecho de presentarse al bautismo hace de ellos una encarnación de los temas lucanos de la inversión de expectativas y del amor de Dios hacia los despreciados. En el desarrollo de su relato evangélico, Lucas presentará otros dos soldados, centuriones por cierto, que responden de forma favorable a Jesús (7,1-10; 23,47). En Hechos, el primer gentil convertido es el centurión Cornelio (Hch 10-11). Estos pasajes dejan patente la visión positiva que Lucas tenía de la autoridad militar romana; pero, no obstante, cf. 20,25. Los consejos que da Juan a los soldados reflejan el ideal imperial de Augusto sobre cómo tenían que comportarse los militares. No parecen entrar dentro de la visión de Lucas la promoción explícita de reformas del sistema injusto de impuestos ni la objeción de conciencia. Sus diferentes respuestas a la pregunta ¿qué tengo que hacer? pueden indicar que «incluso la respuesta más clara nunca libera a nadie de la responsabilidad de preguntar siempre de nuevo y luchar por conseguir una respuesta. La simple obediencia a las instrucciones de Lc 3,13-14, por ejemplo, estaría garantizada dentro de un sistema de impuestos bien administrado y de un ejército disciplinado. Esto no debe despreciarse; es, con toda probabilidad, un fruto evangélico más de lo que pudiéramos sospechar. Pero no se identifica con el Evangelio. Sólo los corazones que han sido profundamente afectados por el Evangelio están abiertos a lo que Dios espera como posterior exigencia concreta tras las anteriores» (Schweizer, Good News 75-76).
47 15. el Mesías: Podría haber en este versículo un núcleo genuinamente histórico: «El comentario de Lucas implica que había judíos palestinenses que esperaban la llegada de un mesías, es decir, un “agente” ungido de Yahvé, enviado para llevar a cabo la restauración de Israel y manifestar el triunfo del poder y de la soberanía de Dios…» (FEL, II, 333). todos: Aquí y en el v. 16, esta expresión manifiesta el tema lucano del universalismo. 16. bautizo con agua: Juan es inferior a Jesús. Juan utiliza el agua como agente purificador; Jesús utilizará medios superiores para la purificación y la catarsis: el Espíritu Santo y el fuego. En Hch 2, Lucas mostrará cómo el fuego del Espíritu Santo realiza su obra en los seres humanos. uno más poderoso: Aunque la frase se refiere claramente a Jesús, su sentido preciso es elusivo. En el marco del relato lucano puede referirse a la temática de 11,20-22: Jesús es más poderoso que Juan en su oposición a los poderes del mal. Juan no es ni siquiera digno de realizar para Jesús la tarea de un esclavo: desatar la correa de sus sandalias (cf. Hch 13,25). 17. La imagen del bieldo que separa el trigo de la paja es del mismo tipo que la de 3,7 (ira) y 3,9 (hacha). Estas tres imágenes reflejan la visión del Juan histórico, y explican por qué en 7,18-23 pone Juan en cuestión el ministerio de Jesús y su forma menos radical de luchar contra el mal mediante curaciones, exorcismos, reconciliación y predicación a los pobres. 18. anunciaba la buena nueva: En la perspectiva de Lucas hay tantas semejanzas entre Juan y Jesús que para él Juan anunciaba también la buena nueva, inaugurando, así, el nuevo tiempo de la salvación.
48 19-20. Estos versículos forman una inclusio con 3,1. Herodes Antipas rechaza el anuncio de la buena nueva y encarcela a su predicador. La predicación del reino de Dios por Jesús encontrará la misma suerte, y a las iglesias de Lucas se les recuerdan las posibles consecuencias de la preparación del camino del Señor.
49 (B) El bautismo de Jesús (3,21-22). 21. todo el pueblo: Admiten su necesidad de responder al plan de Dios tal y como Juan expone en su predicación (cf. 7,29-30). Jesús también se bautizó y mientras oraba: Jesús se somete al bautismo para manifestar su solidaridad con la proclamación que hacía Juan del plan salvífico de Dios. El hecho de su bautismo, probablemente realizado por el mismo Juan, se expresa con una oración gr. en gen. absoluto. El dato de que Lucas haya quitado a Juan de la escena para encarcelarlo (3,19) antes de contar el bautismo de Jesús, confirmaría la visión tripartita lucana de la historia de la salvación (cf. Conzelmann, TL 42-49). Pero lo más correcto es explicar este dato de forma simplemente literaria. En sintonía con su estilo literario de eliminar a un personaje del escenario antes de la descripción de otra nueva escena (cf. 1,56), Lucas lo aplica a Juan. En la escena dejada vacante por Juan aparece Jesús, sobre quien desciende el don escatológico del Espíritu Santo. Es importante advertir que a Juan, el precursor de Jesús, se le encarcela por su ministerio. Lo mismo ocurrirá a aquel a quien Juan no es digno de desatar sus sandalias. Aunque muchas de las características del relato lucano del bautismo de Jesús son míticas y, por consiguiente, no dan la impresión de que Lucas presente en este caso a Jesús como modelo para el bautismo posterior de los cristianos, hay, sin embargo, una que sí es susceptible de esta interpretación: Jesús estaba en oración. En el evangelio, el ministerio de Jesús comienza con oración y termina con oración (24,46). Jesús ora en relación con las curaciones (5,16), antes de elegir a los Doce (6,12), antes de su predicción de la pasión (9,18), antes de su transfiguración (9,28-29) y antes de enseñar a sus discípulos cómo orar (11,1-2). Ora por Pedro (22,32). Ora una vez a su Padre en el monte de los Olivos (22,39-46), y dos veces desde la cruz (23,34.46). Como deja claro 11,13, la respuesta a su oración será el Espíritu Santo. Pero el Jesús orante no es sólo modelo para los cristianos, sino también el mediador de la salvación. La figura de Jesús orante es todo un símbolo de que su poder salvífico procede de Dios. En esta ocasión, este poder le viene a través del don divino del Espíritu. Además, la oración de Jesús como preparación para lanzarse a su misión en el Espíritu está en paralelo con la descripción del inicio misionero de la Iglesia en Hch 1,14; 2,1-13. Cf. L. Feldkámper, Der betende Jesús ais Heilsmittler nach Lukas (Veróffentlichungen des Missionspriesterseminar S. Augustin bei Bonn 29, St. Augustin 1978). el cielo se abrió: Este símbolo profético y escatológico indica que se trata de una revelación divina (cf. Ez 1,1; Is 64,1). Mientras que la audición de 3,22 es recibida solamente por Jesús, parece que la apertura del cielo (3,21) y el descenso de la paloma en forma corpórea (3,22) constituyen una teofanía visible para todos cuantos tuvieran los ojos de la fe. 22. Espíritu Santo: Según Jl 3,1-5, la venida escatológica de Dios a su pueblo se caracterizaría por una efusión del Espíritu creador y profético. Este Espíritu se coloca ahora sobre Jesús. En Hch 2,1-41, Lucas contará esta misma donación del Espíritu en Pentecostés, interpretándola mediante el discurso de Pedro, en el que utiliza la cita de Jl 3,1-5. Como muestran Hch 10,37-38 y Lc 4,16-21, el Espíritu sobre Jesús responde al cumplimiento de la voluntad de Dios: liberar a los esclavizados por Satán y anunciar la buena nueva a los pobres. Este relato de una nueva donación del Espíritu se relaciona con 1,35: Jesús no recibe ahora el Espíritu Santo porque no poseyera el don con anterioridad, sino porque Lucas está describiendo un nuevo estadio en el ministerio de Jesús. Cf. J. D. G. Dunn, Baptism in the Holy Spirit (Filadelfia 1970). forma corpórea: Esta proposición se encuentra solamente en Lucas y significa «realmente». como una paloma: Se ha demostrado que Lucas, al dirigirse a unos destinatarios helenistas, cambió la imagen judía marcana «descendiendo como una paloma» por la expresión «forma parecida a la de una paloma» (cf. L. E. Keck, NTS 17 [1970] 41-67; esp. 63). Aunque las posibles alusiones judías a Gn 1,2; 8,8 y Dt 32,11 no parecen ser convincentes como trasfondo interpretativo, da bastante que pensar el análisis de E. R. Goodenough sobre la naturaleza polivalente que poseía en la antigüedad: su docilidad, sus gorjeos parecidos a los dolores de parto, su alto vuelo (Jewish Symbols [Nueva York 1958] 8.27-46). La paloma simbolizaba los anhelos de amor, vida y unión con Dios de hombres y mujeres. Estas esperanzas se realizan ahora en Jesús, quien, por la acción del Espíritu, rompe las barreras que separaban a la gente de la vida y, resucitado de la muerte para estar a la derecha de Dios, enviará la vida del Espíritu prometido a quienes invoquen su nombre, tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco: Esta audición, una combinación del Sal 2,7 y probablemente Is 42,1, invita a Jesús, en cuanto Hijo y Siervo, a asumir el poder que era suyo desde su concepción (1,32.35). De este modo, en este punto del relato, cuando Jesús se dispone a viajar por Galilea para anunciar el reino de Dios con palabras y hechos, Lucas recuerda a sus lectores la identidad de Jesús. Más adelante, en la revelación de la filiación de Jesús en 9,35, Lucas volverá a recordar a sus lectores que Jesús, al comenzar su viaje de muerte y resurrección hacia Jerusalén, es el Hijo de Dios. En 3,22 y 9,35, Jesús no se convierte en alguien que no fuera anteriormente, pero los lectores reciben una información adicional sobre Jesús, el Hijo de Dios, y sobre el plan de Dios que ya conocían con anterioridad.
50 (C) Jesús, culminación del plan de Dios en la creación y en la historia de la salvación (3,23-38). Entre las genealogías de Lucas y Mateo (1,1-16) hay más diferencias que semejanzas. Las principales semejanzas son las siguientes: el linaje de Jesús se traza a través de José; aparecen los mismos nombres en el linaje entre David y Aminadab (3,31-33; Mt 1,3-5), así como también aparecen los mismos nombres en el linaje entre Esrom y Abrahán (3,33-34; Mt 1,2-3). Las diferencias principales son las siguientes: Lucas no hace una referencia explícita a las mujeres; remonta la ascendencia de Jesús hasta «Adán, hijo de Dios», mientras que Mateo la remonta hasta «Abrahán»; emplea un «orden ascendente» que comienza con Jesús y termina con Adán; Mateo, en cambio, utiliza un «orden descendente» que comienza con Abrahán y termina en Jesús; Lucas coloca la genealogía después de su relato del bautismo de Jesús, mientras que Mateo comienza su evangelio con ella. Podemos explicar estas diferencias desde dos perspectivas. (1) Lucas ha hecho uso de una fuente del linaje davídico diferente de la Mateo. Esta fuente, que contiene 36 nombres exclusivos, completamente desconocidos para Mateo y el AT, utilizaba en su teología el sagrado número bíblico siete. Desde José hasta Dios hallamos siete grupos de once nombres. Jesús es la culminación de todo cuanto Dios ha realizado en la creación y en el pueblo elegido, puesto que se encuentra en el duodécimo lugar del último grupo de siete (cf. 4 Esd 14,11, como ejemplo de este tipo de especulación escatológica). En esta perspectiva, Dios disfruta del número 77, doblemente perfecto, y David del número 42 (seis veces siete). (2) Las genealogías fueron compuestas para diferentes finalidades: probar la identidad dentro de una tribu y el linaje de un rey o un sacerdote, certificando sus derechos; estructurar la historia en épocas diferentes; mostrar el carácter del descendiente recurriendo al carácter del antepasado. La genealogía lucana prueba claramente la identidad de Jesús como descendiente davídico y muestra que él estaba en sintonía con el plan de Dios, remontándose hasta la creación divina de la humanidad. Estas dos perspectivas clarifican la naturaleza de la genealogía lucana: no tiene la intención de presentar datos de archivo o recuerdos de familia, sino de anunciar quién es Jesús y su significado para la salvación de todos los hombres y mujeres.
51 23. al comenzar: Es una proposición importante pero difícil. Algunas referencias a arché y términos afines aparecen en 1,2; 23,5; Hch 1,1.22; 10,37. El significado del «comienzo» de Jesús no es simplemente cronológico (tras su bautismo) ni geográfico (en Galilea), sino específicamente teológico. Cf. E. Samain, «La notion de APXH dans l’ouvre lucanienne», L’Evangile de Luc (Fest. L. Cerfaux, ed. F. Neirynck, BETL 32, Gembloux 1973) 299-328. Jesús es el comienzo de la nueva humanidad escatológica de Dios, unos treinta años: Treinta es un número redondo, y parece indicar la edad en el que una persona se lanza a una fase importante de su vida (cf. Gn 41,46: José; 2 Sm 5,4: David), según se creía: Esta proposición vincula la genealogía con 1,26-38 y su contenido: Jesús nace de una virgen y, por lo tanto, de Dios. Esta sutil referencia muestra, una vez más, que Dios modifica el tradicional punto de vista patriarcal sobre las relaciones de Dios con la humanidad. José: En 1,27 se destacaba la ascendencia davídica de José. 31. Natán, hijo de David: En la genealogía de Mateo (1,6), solamente se cita a Salomón como el único descendiente de David; Lucas, en cambio, menciona al tercer hijo de David, Natán (cf. 2 Sm 5,14). Al igual que David, Natán no es el primogénito, pero es elegido para manifestar la libre elección y la gracia de Dios. El papel que tuvo David en el plan de Dios para la humanidad se mencionó previamente (1,32.69; 2,11). 34. Abrahán: cf. 1,54-55.72-73, donde se anuncia que lo que Dios estaba haciendo en Jesús era el cumplimiento de las promesas hechas a Abrahán. 38. hijo de Adán, hijo de Dios: Se pone de relieve el significado universal de Jesús para todos: hombres y mujeres, ricos y pobres, esclavos y libres. Mirando hacia atrás en la genealogía lucana, advertimos que el linaje que comenzó con Adán y se desarrolló a través de la historia de fidelidad e infidelidad de Israel ha llegado a su cumplimiento definitivo con Jesús. Como comienzo escatológico de Dios, Jesús es el primero de todos los que pertenecen a Dios, no por parentesco consanguíneo, sino por haber recibido el Espíritu Santo (cf. 3,21-22). Cf. BBM 64-69; W. S. Kurz, «Luke 3,23-38 and Greco-Roman and Biblical Genealogies», Luke-Acts (ed. C. H. Talbert, Nueva York 1984) 169-87.
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
Estos versículos describen de qué manera empezó el Evangelio de Cristo: empezó con la predicación de Juan el Bautista. Los judíos nunca pudieron decir, que cuando vino el Mesías, vino repentina ó inesperadamente, puesto que en su misericordia envió ante sí un precursor, cuyo ministerio despertó la atención de toda nación.
Notemos, primeramente, en este pasaje, la corrupción de la época el Evangelio de Cristo fue proclamado en el mundo. Los dos primeros versículos del capítulo mencionan los nombres de algunos que eran príncipes y gobernadores de la tierra cuando comenzó el ministerio de Juan el Bautista. Es una lista ignominiosa, más al mismo tiempo llena de instrucción. Apenas hay en ella un nombre que no sea de funesta celebridad. Tiberio, Poncio Pilatos, Herodes y su hermano, Anás y Caifás, fueron hombres de quienes sabemos poco ó nada que no sea malo. La tierra parecía estar entregada en manos de los impíos. Job 9:24.
Cuando tales eran los gobernantes ¿cómo seria el pueblo? Tal era el estado de las cosas cuando el precursor de Cristo fue comisionado para dar principio a su predicación. Tales fueron los tiempos en que se colocaron en la tierra las primeras bases de la iglesia de Cristo. Podemos decir en verdad, que los caminos de Dios no son nuestros caminos.
Aprendamos á no desesperar jamás de la causa de Dios, por oscuro y amenazante que parezca su horizonte. Cuando todo parece perdido, Dios puede estar disponiendo una poderosa redención. Precisamente cuando el reino de Satanás parece estar triunfante, la «piedrecita cortada no con manos,» puede estar á punto de desmenuzarlo. La hora más tenebrosa de la noche es exactamente la precede al día.
Guardémonos de desmayar á causa de la corrupción de la época atravesemos, ó del número y el poder de nuestros adversarios. «El que al viento mira nunca sembrará, y el que mira á las nubes nunca segará.» Ecles. 11:4. Sigamos trabajando seguros de que obtendremos auxilio de arriba cuando más lo necesitemos.
A tiempo que un emperador romano, y unos sacerdotes ignorantes, parecían tener todo bajo sus plantas, el Cordero de Dios estaba para salir de Nazaret, y para asentar las bases de su reino. Lo que El ha hecho una vez, puede bien repetirlo. En un instante puede convertir la medía noche de Su iglesia en el resplandor del día. Notemos, en segundo lugar, en este pasaje, la relación que hace S Lucas de la manera como Juan el Bautista fue llamada al ministerio. Se nos dice que «la palabra de Dios fue á Juan, hijo de Zacarías.» Recibió, pues, un llamamiento especial de Dios para que principiara á predicar y bautizar. Del cielo descendió á su corazón el mandato divino, y en virtud de ese mandato emprendió su obra maravillosa.
Hay algo muy importante en esta relación en referencia á la carrera del ministro del Evangelio. Es esta una carrera que nadie debe adoptar, á menos que reciba llamamiento interno de Dios, así como también llamamiento externo del hombre. Bien que no tenemos derecho para esperar apariciones ó revelaciones particulares del cielo; ni debemos dar lugar á pretensiones fanáticas tocante á los dones especiales del Espíritu: más menester es tener vocación para empezar la carrera sagrada. Menester es que la palabra de Dios «venga á nosotros,» tan real y verdaderamente como á Juan el Bautista, para que pensemos en predicar la palabra. Menester es, en resumen, que podamos declarar de buena fe que interiormente sentimos que el Espíritu Santo nos señala esa carrera. El que no puede decir esto cuando se acerca á recibir las órdenes, comete un pecado grave haciéndose mensajero sin ser enviado.
Que sea parte de nuestras súplicas diarias, que nuestras iglesias no tengan otros ministros sino los que son llamados por Dios. Un ministro que no ha sido convertido perjudica y sirve de rémora á la iglesia. ¿Cómo puede hablar de verdades que nunca ha discernido claramente? ¿Cómo puede dar testimonio de un Salvador á quién nunca ha visto con los ojos de la fe, y de quien jamás se ha asido con firmeza para bien de su propia alma? El pastor que obtiene la aprobación de Dios, es aquel á quien ha sido comunicada la palabra divina. Adopta la carrera con confianza, porque tiene buenas nuevas que anunciar; habla osadamente, porque ha sido enviado.
Finalmente, notemos, en este pasaje, la estrecha relación que existe entre el arrepentimiento verdadero y el perdón. Se nos dice que Juan el Bautista vino, «predicando el bautismo de arrepentimiento para remisión de pecados.» El significado de esta expresión es claramente el siguiente: que Juan predicaba la necesidad del bautismo, en señal de arrepentimiento, y que decía á sus oyentes que si no se arrepentían de sus pecados, no se les perdonarían.
Tengamos presente que ningún arrepentimiento puede expiar el pecado, solo la sangre de Cristo, y no ninguna otra cosa, puede desaparecer el pecado del alma. Ningún grado de arrepentimiento puede jamás justificarnos á los ojos de Dios. «Somos por justos delante de Dios, solamente por amor de nuestro Jesucristo, por la fe, y no por nuestras propias obras, ó por nuestros méritos.»Es de suma importancia comprender esto claramente. La ruina que los hombres atraen á sus propias almas, mala inteligencia de este punto, es mayor de lo que puede irse.
Mas á la vez que decimos todo esto, es preciso también recordar que sin arrepentimiento ninguna alma se ha salvado todavía. Tenemos que confesar nuestros pecados; tenemos que lamentarlos, abandonarlos, y aborrecerlos, ó de lo contrario jamás entraremos en el reino de los cielos. No hay nada meritorio en esto.
No forma parte alguna del precio de nuestra redención. Nuestra salvación es toda de gracia, desde el principio hasta el fin. Más queda en pié siempre el gran hecho de que las almas regeneradas son siempre almas penitentes, y de que la fe salvadora de Cristo y el verdadero arrepentimiento nunca se hallan separados.
Esta es una verdad importante, que jamás debe olvidarse.
¿Nos arrepentimos? Esta, en conclusión, es la cuestión de cerca nos concierne: ¿Hemos sido convencidos de pecado por el Espíritu Santo? ¿Hemos acudido á Jesús para librarnos de la ira que ha de venir? ¿Hemos experimentado conde corazón y odio hacia el pecado? ¿Podemos decir, «Nos arrepentimos,» así como también, «Creemos»? Si no, no nos engañaremos con la idea de que nuestros pecados están ya perdonados. Escrito está, «Si no os arrepintiereis, todos pereceréis así.»
Fuente: Los Evangelios Explicados
Envía el Señor al Bautista para que predique e instruya a los hebreos. El santo Precursor da testimonio de que él no es el Mesías, y declara la excelencia de este y de su bautismo. Bautiza a Jesucristo, y el Padre y el Espíritu Santo dan un testimonio muy claro del Hijo. Genealogía de Cristo, según la carne, desde José hasta Adán.
1 a. El evangelista San Lucas, para quitar toda ocasión de dudar, señala aquí toda suerte de épocas, y los nombres tanto del emperador que reinaba entonces, como de los que gobernaban bajo de su imperio diferentes provincias de Judea; fijando así el tiempo de la misión del Bautista, que debía preceder inmediatamente a la predicación de Jesucristo, y preparar los corazones de todos, para recibir al Mesías después de tan largo tiempo.
b. Hijo de Herodes, el Grande. Los romanos redujeron en provincia Judea, que quitaron al otro hijo, llamado Arquelao.
c. Tetrarca significa el que manda una cuarta parte de un reino.
2 d. Según la institución de Dios, no debía haber más que un soberano pontífice; pero por la confusión de los tiempos, y ambición de los hombres, había entonces dos, suegro y yerno. Caifás era el principal de aquel año; y aun algunos pretenden que Anás conservaba sólo el título, sin ejercicio ni autoridad (Hch 4,6).
3 e. El Bautismo de Juan preparaba a los hombres para recibir el Bautismo de Jesucristo, y esto causaba la gracia del Salvador y la remisión de los pecados.
5 f. Es una frase hebrea, en que se pone el futuro por el imperativo, como si dijera: Todo valle se allane, etc. Metáfora tomada de aquello que suele hacerse, cuando un príncipe viaja o entra en alguna ciudad, que se componen y allanan los caminos, se adornan las calles, etc. Con esto quiso dar a entender el Bautista a los judíos que quitasen todos los estorbos, la soberbia, las injusticias, la ambición, etc., que pudiesen impedir la entrada al Salvador en sus corazones.
6 g. Al Salvador enviado de Dios: esto es, al Verbo encarnado por la salud de los hombres. Está aquí puesto este texto de Isaías, conforme se halla en la versión de los LXX, como de ordinario sucede en los demás que citan los escritores del Nuevo Testamento.
8 h. Véase Mt 3,7; 23,33. Y hacer que estos entren al goce de la herencia, excluyéndoos a vosotros, que vomitaréis vuestro veneno contra vuestro mismo Salvador, y Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
9 i. El castigo de Dios está ya para venir sobre vosotros.
11 j. Los exhorta a ejercitarse en obras de caridad con su prójimo, encargando estrechamente el precepto de la limosna.
13 k. MS. No fágades al fuera lo que uos es mandado. Amonesta a los publicanos, que no cobren del pueblo mas de aquello que estaba tasado por el príncipe: de donde se ve, que el ejercicio de publicanos o recaudadores de las rentas públicas no era ilícito en sí mismo, porque eran unos oficiales puestos por el príncipe para este fin; lo que lo hacía ilícito, eran las injusticias que cometían frecuentemente los que lo ejercían. La Vulgata antigua dice: nihil amplius exigatis. La nueva, nihit amplius faciatis; esto es, hagáis pagar; cuya palabra sobrentienden los Padres San Agustín, San Ambrosio y demás escritores antiguos, de modo que explican un mismo sentido.
14 l. MS. Nil fágades calonna, é contenent uos de uestras soldadas. Ordena a los soldados, que contentándose con su sueldo, se abstengan de la avaricia y de cometer violencias y fraudes, que son los vicios en que caen más frecuentemente. De este lugar infiere San Agustín, que no está prohibida la guerra, cuando hay justas causas para ella; y que la profesión de soldado no es en sí mala, sino que la hacen mala los vicios que ordinariamente la acompañan.
15 m. Los judíos, aun en aquel tiempo, esperaban por momentos la venida del Mesías. Y por esto admirando la santidad de Juan, entraron en sospecha de si podría ser el Cristo que esperaban.
16 n. El Griego: érjetai, viene. Era propio empleo de los esclavos, quitar y poner el calzado a sus señores. Y así lo que aquí explica el Bautista, es, que no era digno de desatar la correa de los zapatos al Señor, ni aun como esclavo.
o. Esta semejanza explica la virtud y eficacia del Espíritu Santo, que limpia y consume todas las inmundicias, a la manera que el fuego lo purifica todo.
20 p. Mt 14,4; Mc 6,17. Esta es una prolepsis, o anticipación. Se cuenta aquí la prisión del Bautista antes del Bautismo del Señor, habiendo sucedido después de haber comenzado el Señor su ministerio (Mt 4,12).
23 q. Muchos creen que Helí es el mismo que Heliaquin, o Joaquín, padre de la santísima Virgen y que la palabra qui fuit Helí, quiere decir, que José fue yerno de Helí. Y, según esta opinión, aquí se describe la genealogía de Jesús por los ascendientes de María su madre, y en San Mateo por los ascendientes de San José.
27 r. Consta de 1Cro 3,17-19, que Zorobabel fue hijo de Fadaia, y este de Salatiel. Las razones de la omisión del nombre de Fadaia en esta genealogía, pueden verse en los intérpretes, y en lo que se ha dicho en la genealogía del Señor (Mt 1).
36 s. Se debe tener presente esta regla, que señala San Jerónimo, in Quaest. Hebraeor, supr. Genes. Hoc generaliter observandum, quod ubicumque sancti Apostoli, aut apostolici viri loquantur ad populum, bis plerumque testimoniis abutuntur, quae jam fuerant in gentibus divulgata. Esto es, por medio de la traslación de los LXX, y esto aun en aquellos lugares que no son conformes al Hebreo. Y así aquí se dice que Cainam fue hijo de Sala, y Arfaxad de Cainam; y en el Génesis (11,12) se lee que Arfaxad engendró no a Cainam, sino a Sala. De donde se ve que San Lucas siguió en esto a los LXX, que interponen a este joven Cainam. Otros se persuaden que San Lucas, autor theopnusto, añadió a Cainam por inspiración, conforme a los LXX, y dan varias causas de su omisión en el texto Griego del Génesis.
38 t. San Mateo (cap. 1) y San Lucas en el presente lugar, nos dan la genealogía de José para hacernos ver como descendía de Abraham y de David, y muestran que era oriundo de este último por dos ramas diferentes. Una de estas que es la de San Mateo, comienza por Salomón, sigue por todos los reyes de Judá, y viene a rematar en José por Jacob, su padre: la otra, que es la de San Lucas, toma a Natán, hijo asimismo de David, y concluye en Helí, que igualmente nos es representado como el padre de José. De esta diferencia nace una dificultad, a la que hasta ahora no se ha dado solución que enteramente satisfaga. La opinión más antigua y más comúnmente recibida entre los santos Padres es la que Julio Africano, que vivía al principio del tercer siglo, testifica haber sabido por tradición de algunos parientes de Jesucristo, Euseb. lib. I, cap. 7. Esta dice que José era hijo de Jacob por naturaleza, y de Helí, según la ley: que Jacob y Helí eran hermanos uterinos: que habiendo muerto Helí sin hijos, Jacob, conforme a la ley, había tomado la viuda de su hermano para darle hijos; y que José había nacido de este matrimonio. Los sabios de estos últimos siglos han seguido otros caminos, para desembarazarse de esta dificultad. Véase lo que dejamos notado en San Mateo (1,16); San Ambrosio, in Luc. cap. III; San Agustín, Retract. lib. II, cap. VII; San Jerónimo, in Matth. n. I; Calmet y Vaillet; Tillem. t. I, p. 502, Synops. Critic.; Lamy y otros.
Fuente: Notas Bíblicas
[7] Esto no niega la verdad de las dos casas. Más bien lo que se está proclamando es que el origen étinico no conlleva a un pase gratuito a la salvación. Uno tiene que nacer de nuevo.
[1] Israel.
[2] La genalogía de José, no de María como es comúnmente enseñado. Para profundizar, estudie las notas al pie de página del capítulo 1 de Mateo.
[3] Toda las referencias al linaje antes de este versículo procedían de Natan, el hijo de David, a través de Elí, el padre de José. Este José hijo de Elí, es un José diferente que José el hijo de Jacob en Mat 1:16. Para profundizar, estudie las notas al pie de página del capítulo 1 de Mateo.
[4] Peshitta.
[4] Is 40, 3.
* Literalmente, “tetrarca.” También aplica para las demás instancias donde se usa “gobernaba” en este versículo.
Biblia Peshitta 2006 Notas:
[5] 3.1 Título con el cual se designaba desde el siglo I d.C. al emperador romano en turno. Aquí se refiere a Tiberio (14-37 d.C.).
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat
Fuente: Versión Biblia Libre del NuevoTestamento
Fuente: Peshitta en Español