Comentario de Lucas 7:5 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
porque ama a nuestra nación y él mismo nos edificó la sinagoga.
7:6 Y Jesús fue con ellos. — Mat 8:7, “Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré”, aunque no era lícito que un judío entrara en la casa de un gentil (Hch 10:28; Jua 18:28). “Fue con ellos” aunque “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mat 15:24). ¿Pensaba entrar en la casa de un gentil? Si no, ¿para qué “ir” para sanarle? Durante Su ministerio personal Jesús comenzó a tumbar barreras. ¡Cuán accesible era Jesús a todos, tanto a los gentiles como a los judíos! Si Jesús hubiera sido motivado por sentimientos humanos (carnales), habría dicho, “¿qué tiene que ver eso de que les haya edificado una sinagoga? No iré porque los romanos son opresores del pueblo”.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
porque ama nuestra nación. 1Re 5:1; 2Cr 2:11, 2Cr 2:12; Gál 5:6; 1Jn 3:14; 1Jn 5:1-3.
y él nos edificó una sinagoga. 1Cr 29:3; Esd 7:27, Esd 7:28; 1Jn 3:18, 1Jn 3:19.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
nos edificó una sinagoga: El gobierno romano consideraba valiosas las sinagogas porque su énfasis en lo moral ayudaba a mantener el orden.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
7:6 Y Jesús fue con ellos. – Mat 8:7, “Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré”, aunque no era lícito que un judío entrara en la casa de un gentil (Hch 10:28; Jua 18:28). “Fue con ellos” aunque “No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mat 15:24). ¿Pensaba entrar en la casa de un gentil? Si no, ¿para qué “ir” para sanarle? Durante Su ministerio personal Jesús comenzó a tumbar barreras.
¡Cuán accesible era Jesús a todos, tanto a los gentiles como a los judíos! Si Jesús hubiera sido motivado por sentimientos humanos (carnales), habría dicho, “¿qué tiene que ver eso de que les haya edificado una sinagoga? No iré porque los romanos son opresores del pueblo”.
Compárese el caso de la mujer cananea (Mat 15:21-28). “Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré” (Mat 8:7-8). No dijo, “Yo iré y trataré de sanarle”. La venida de Jesús al mundo no era ninguna clase de “experimento”. No vino para ver si podía vivir sin pecar, y no vino para ver si podía sanar enfermos, etc. Tuvo misión específica de principio a fin y la llevó a cabo.
— Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; 7 por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; — ¡Qué palabras más extrañas de labios de un elevado militar romano! El comportamiento de los militares romanos de alto rango era con dignidad y orgullo. Esperaban ser honrados y estimados por el pueblo, pero este militar dice, “no soy digno”. Precisamente por causa de su humildad y fe él era digno de recibir la bendición de Cristo. El que se humillare, será exaltado. Luc 15:19, el hijo pródigo dijo lo mismo, “no soy digno”. También el publicano (Luc 18:13).
El v. 3 dice, “rogándole que viniese”, pero ahora envía a Cristo unos amigos para decirle que no entrara bajo su techo. Si Jesús estuviera aquí en la tierra, ¿nos sentiríamos dignos de que entrara bajo nuestro techo? ¿Diríamos “ni aun me tuve por digno de venir a ti”? Tomando en cuenta la hermosa invitación de Mat 11:28-30 la respuesta debe ser que “sí”, pero con toda reverencia.
Este centurión era muy excepcional. Imagínese un militar de alto rango pero a la vez tan humilde. Aunque él había edificado una sinagoga para los judíos, el no tuvo “más alto concepto de sí que el que debe tener” (Rom 12:3). Si hubiera edificado 100 sinagogas, podría haber dicho la misma cosa, “no soy digno”. Aquí está un personaje muy excepcional, pues a pesar de su posición exaltada en el servicio militar, no se sentía digno de que un judío, un carpintero llamado Jesús de Nazaret, entrara bajo su techo. Reconocía que Jesús era muy superior a él. Lamentablemente la mayoría de los hombres (mayormente los elevados de este mundo, los ricos, los que ocupan puestos elevados en el gobierno, etc.) no comparten la humildad del centurión. El reconocía lo que todos deben reconocer: que nadie es digno (en el sentido de “merecer”) de recibir las bendiciones que trajo Jesús. Todos deben imitar al publicano de Luc 18:13 (“Dios, sé propicio a mí, pecador”). Debemos recordar esto siempre que nos acerquemos a Dios.
Luc 18:14, “cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”; Mat 18:4, “cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos”. Este centurión fue bendecido porque se humilló delante de Jesús. Entre más grande nuestra fe en la grandeza de Cristo, más humildad producirá en nosotros.
— pero di la palabra, y mi siervo será sano. – Sal 148:5, “Alaben el nombre de Jehová; Porque él mandó, y fueron creados”. Gén 1:3, “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz” (y así a través de los días de creación). Los judíos, amigos del centurión, rogaron a Jesús que él “viniese”, pero el centurión dice que no tiene que venir, “pero di la palabra” solamente. El no sólo creía en la autoridad de Jesús, sino también que Jesús podía sanar aun de lejos. El oficial del rey que quería que Jesús sanara a su hijo, “vino a él y le rogó que descendiese” para sanar a su hijo (Jua 4:46-47), pero este centurión dijo que no era necesario que Jesús fuera a su casa. Dijo, “Señor, no te molestes”. Cuando él (el centurión) daba órdenes, no importaba de qué lugar las daba. Si estaba presente con los soldados o siervos, o si estaba lejos de ellos, sus órdenes habían de ser obedecidas. El reconocía la autoridad de Jesús. Sabía que El podía ejercerla de cerca o de lejos.
Este texto enfatiza la gran fe del centurión, pero hay otra lección importantísima que no debe descuidarse: el poder, la autoridad, la majestad divina, etc. de Cristo fueron reconocidos por un extranjero que no había gozado todos los beneficios de los judíos como pueblo escogido de Dios. Sin tocar y sin ver al siervo del centurión moribundo Jesús lo sanó con su palabra omnipotente.
Fuente: Notas Reeves-Partain
REFERENCIAS CRUZADAS
c 432 Hch 10:2
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
ama a nuestro pueblo…nos edificó la sinagoga. El centurión no era necesariamente temeroso de Dios (es decir, un gentil que adoraba al Dios de Israel); parece más bien que contribuyó como amigo a la edificación de la sinagoga. Sin embargo, su fe en que Jesús podía sanar a su siervo (vers. 3) indica que era una persona religiosa.
Fuente: La Biblia de las Américas
sinagoga. Un lugar judío de adoración, usado por primera vez, durante la cautividad de Babilonia, pero también después de la reedificación del templo, dondequiera que los judíos se establecían. Los cultos incluían ciertas lecturas, oración y un mensaje (Luc 4:20). Cualquier maestro competente podía ser invitado a hablar (Hch 13:15). Pueden verse todavía hoy en Capernaum ruinas de una sinagoga posterior.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
O, nuestra nación