Biblia

Comentario de Lucas 8:26 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 8:26 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Navegaron a la tierra de los gadarenos, que está frente a Galilea.

8:26 Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. 27 Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre (Mateo dice que hubo dos, pero Marcos y Lucas obviamente se refieren solamente al más feroz de los dos, o que los demonios hablaron solamente a través de él) de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo (probablemente años) ; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. — Después de calmar la tempestad, ahora se encuentra con algo más terrible que el rugiente mar, pero como había reprendido al viento y a las olas, también mandaba al espíritu inmundo que saliese del pobre hombre y como hubo bonanza después de la tempestad ahora había calma en el espíritu de este pobre hombre (FLC).

Los endemoniados eran personas muy dignas de conmiseración y compasión. No estaban simplemente enfermos, sino que demonios o espíritus inmundos tomaban posesión y control de sus cuerpos para atormentarlos. Les hizo miserables, mentalmente inestables, antisociables, sin dominio propio e incapaz de que otros lo controlaran, en fin, muy atormentados.

— no vestía ropa — Esto indica que por lo menos en algunos casos de la posesión demoníaca había propensión de no llevar ropa. Entonces, ¿están fuera de sí los que no visten ropa? Mar 5:15 dice que cuando Jesús echó fuera los demonios el hombre estaba “sentado, vestido, y en su juicio cabal”. ¿Están en su juicio cabal los que rehúsan vestirse?

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

Mat 8:28; Mar 5:1.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

La ciudad de los gadarenos (Mat 8:28) era probablemente una ciudad ubicada aproximadamente a ocho kilómetros al sureste del lago de Galilea. Pero sin importar su ubicación exacta, se encontraba en una región predominantemente gentil.

Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe

Vea las notas sobre Mat 8:28-34.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

8:26 Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. 27 Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre (Mateo dice que hubo dos, pero Marcos y Lucas obviamente se refieren solamente al más feroz de los dos, o que los demonios hablaron solamente a través de él) de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo (probablemente años) ; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. – Después de calmar la tempestad, ahora se encuentra con algo más terrible que el rugiente mar, pero como había reprendido al viento y a las olas, también mandaba al espíritu inmundo que saliese del pobre hombre y como hubo bonanza después de la tempestad ahora había calma en el espíritu de este pobre hombre (FLC).
Los endemoniados eran personas muy dignas de conmiseración y compasión. No estaban simplemente enfermos, sino que demonios o espíritus inmundos tomaban posesión y control de sus cuerpos para atormentarlos. Les hizo miserables, mentalmente inestables, antisociables, sin dominio propio e incapaz de que otros lo controlaran, en fin, muy atormentados.
— no vestía ropa – Esto indica que por lo menos en algunos casos de la posesión demoníaca había propensión de no llevar ropa. Entonces, ¿están fuera de sí los que no visten ropa? Mar 5:15 dice que cuando Jesús echó fuera los demonios el hombre estaba “sentado, vestido, y en su juicio cabal”. ¿Están en su juicio cabal los que rehúsan vestirse?

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA DERROTA DE LOS DEMONIOS

Lucas 8:26-39

Luego arribaron al distrito de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea. Y tan pronto como Jesús puso pie en tierra, le salió al encuentro un hombre del pueblo, que estaba dominado por el demonio desde hacía mucho tiempo; no iba vestido, ni vivía en una casa, sino entre las tumbas. Cuando vio a Jesús, dio un chillido tremendo y se arrojó a sus pies gritando:
-¿Qué tienes tú que ver conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Por favor, no me atormentes!
Eso lo decía porque Jesús le había ordenado al demonio que saliera del hombre al que había tenido dominado tanto tiempo; aunque sujetaran al hombre con cadenas y con cepos, el demonio hacía que los rompiera, y le impulsaba a huir al desierto.

-¿Cómo te llamas? -le preguntó Jesús.

-«Legión» -le contestó, porque estaba invadido por una multitud de demonios; y éstos se pusieron a suplicarle a Jesús que no los mandara al abismo.
Había por allí una gran piara de cerdos paciendo en el monte, y los demonios le pidieron a Jesús que los dejara entrar en los cerdos; y El se lo permitió. Entonces los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, que se precipitaron al lago por un despeñadero y se ahogaron.

Cuando vieron lo que sucedía los que estaban apacentando los cerdos, salieron huyendo e iban dando la noticia por pueblos y campos; y empezó a salir gente de todas partes a ver lo que había sucedido; y llegaron adonde estaba Jesús; y se encontraron con que el hombre que había estado endemoniado estaba sentado a los pies de Jesús, vestido y en sus cabales; y aquello les dio mucho miedo. Los que lo habían presenciado todo les contaron a los demás cómo había salvado Jesús al endemoniado; y toda la gente de aquellos alrededores cogió un miedo terrible, y le pidieron a Jesús que se marchara de su distrito.

Así es que Jesús se subió a la barca para marcharse; y el hombre que había quedado libre de los demonios le pedía a Jesús que le dejara irse con Él, pero Jesús se despidió de él y le dijo:
-Vuélvete a tu casa, y cuéntales a todos la maravilla que Dios ha hecho contigo.
Y eso fue lo que hizo el hombre: iba por todo el pueblo diciéndole a todo el mundo lo que Jesús había hecho por él.

Jamás empezaremos a entender este relato a menos que nos demos cuenta de que, pensemos nosotros lo que pensemos, los demonios eran algo muy real para aquella gente de Gadara, y para el mismo hombre. Ahora se diría que era un caso de demencia violenta. Era un peligro para la gente, así es que vivía entre las tumbas, que se creía que eran la morada de los demonios.
Fijémonos en el valor de Jesús al tratar con aquel hombre, que tenía una fuerza más que brutal para romper cadenas y reSantiago Sus vecinos le tenían tanto miedo que no se atrevían a hacer nada por él. Pero Jesús le recibió con tranquilidad y calma.

Cuando Jesús le preguntó cómo se llamaba, el hombre contestó que » Legión». La legión romana era un regimiento de 6.000 soldados. Aquel hombre habría visto marchar a una legión roma, y su pobre mente afligida sentía que no era un demonio, sino toda una legión de ellos lo que tenía dentro de sí. Es posible que su mal hubiera empezado al ver en su infancia a una legión romana cometer atrocidades.

La cuestión de los cerdos ha constituido una gran dificultad para muchos, que no comprenden cómo Jesús pudo hacerles aquello a unos cerdos inocentes. Se ha considerado que aquello había sido una acción inmoral y cruel, ¡como si los cerdos se criaran para que disfrutaran de una vida larga y tranquila!
Podemos suponer que lo que sucedió fue que los cerdos estaban pastando por allí cerca; Jesús estaba aplicando su poder para curar un caso realmente difícil. De pronto, los chillidos y gritos salvajes del hombre causaron la estampida de los cerdos, que se precipitaron al lago, ciegos de terror. » ¡Mira dónde han ido tus demonios!», diría Jesús al hombre. Fuera como fuera, ¿podemos comparar el valor de una manada de cerdos con el del alma inmortal de un hombre? ¿Nos vamos a quejar de que costara la vida de aquellos cerdos el salvar aquella alma? ¿No es una estupidez perversa el quejarnos de que murieran los cerdos para sanar a un hombre? Tenemos que mantener un sentido de la proporción. Si la única manera de convencer a ese hombre de la realidad de su cura era el que perecieran aquellos cerdos, parece señal de una necia ceguera el objetar nada.

Tenemos que considerar las reacciones de dos clases de personas.
(i) Tenemos a los gadarenos. Le pidieron a Jesús que se fuera.

(a) Les fastidiaba que les alteraran la rutina de la vida. Todo seguía su marcha en paz hasta que llegó ese revolucionario de Jesús, y le rechazaron. Hay más personas que rechazan a Jesús porque les altera la vida que por ninguna otra razón. Si le dice a uno: » Tienes que abandonar ese hábito, tienes que cambiar tu vida»; si le dice a un empresario: » No puedes ser cristiano y hacer que tus obreros trabajen en esas condiciones»; si le dice al dueño de una casa: » No puedes cobrar dinero por el alquiler de esa pocilga» -es probable que todos le digan: » ¡Vete a la porra, y déjame en paz!»

(b) Apreciaban a sus cerdos más que al alma de un hombre. El dar más valor a las cosas que a las personas es uno de los mayores peligros de la vida. Eso es lo que crea los suburbios y las explotaciones injustas. Y, entre nosotros: eso es lo que nos hace exigir egoístamente nuestra comodidad a costa del sacrificio y de la esclavitud de otros. No hay absolutamente nada en el mundo tan importante como una persona humana.

(c) Tenemos al hombre que fue curado. Era natural que quisiera irse con Jesús, pero Jesús le mandó a su casa. El testimonio cristiano, lo mismo que la caridad, empieza en casa. Nos sería mucho más fácil hablar de Jesús entre los que no nos conocen; pero es nuestro deber, allí donde Cristo nos pone, testificar de Él. Y si resulta que somos los únicos cristianos en la tienda, en la oficina, en la escuela, en la fábrica o en el círculo en el que trabajamos o vivimos, no tenemos por qué quejarnos. Es un desafío en el que Dios nos dice: «Ve a decirles a los que te encuentras todos los días lo que Yo he hecho por ti.»

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

— Gerasa: Ver segunda nota a Mar 5:1.

Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana

El endemoniado gadareno (ver Mat. 8:28-34; Mar. 5:1-20). Cuando llegaron al lado oriental del lago, Jesús fue enfrentado por un hombre que parecía estar poseído por demonios, dado que tenía una visión sobrenatural de quién era Jesús. En otro sentido, su condición era similar a lo que ahora se describiría como una psicosis maníaco-depresiva. El cuidado médico de aquel tiempo no conocía otro tratamiento que el de mantener a los enfermos mentales bajo las restricciones más estrictas, pero este hombre había superado todos los intentos de controlarlo. Sentía que era dominado por un conjunto de impulsos conflictivos y que estaba poseído por tantos demonios como soldados había en una legión romana, o sea unos 5.000.

Jesús tuvo simpatía por él y lo liberó de los demonios. El hombre pudo comprobar que se habían ido porque un hato de cerdos cercano de repente mostró las señales de haber sido poseído por aquéllos.

La gente que lo rodeaba se alarmó por lo ocurrido y urgió a Jesús para que se fuera. No podían reconocer que Dios en su gracia había actuado liberando al hombre de su carga. Seguramente fue por eso que Jesús instó a aquel hombre para que se quedara en su casa. Si la gente tenía miedo de Jesús, escucharía a una persona conocida que podía hablarles de la bondad que Dios había mostrado por medio de Jesús.

Los críticos han lamentado la destrucción de los cerdos, un gran hato del cual dependía aquella gente para su sustento, pero puede replicarse que una persona (sana) vale más que muchos cerdos. Otros han sugerido que la historia debe explicarse racionalmente: los cerdos estaban tan asustados por los gestos del endemoniado que salieron corriendo hacia el lago. Pero si se admite la posibilidad de la posesión demoníaca (ver sobre 4:33), no sería sabio descartar la explicación dada por los evangelistas.

Notas. 26 El nombre del lugar es incierto. En algunas versiones en Mar. se lee “Gerasa” que era una ciudad a unos 50 km. al sudeste del lago cuyo territorio difícilmente podría haberse extendido tan lejos. Es posible que una frase que significara “tierra de los extranjeros” (o sea gentil) haya sido tomada como nombre de un lugar. En algunos mss. dicen “Gadara” (la ciudad principal de la región a unos 10 km. del lago, como dice Mat.) o Gergesa (la moderna Khersa) sobre la orilla, que es probablemente el sitio exacto. Los sepulcros entre los cuales vivía el hombre eran cuevas. 31 El abismo era la morada o prisión de los demonios (Apoc. 9:1-11). 32 La cría de cerdos demuestra que el episodio ocurrió en territorio de gentiles.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

NOTAS

(1) “Gerasenos”, P75BDItVg; א: “gergesenos”; ASyp,s: “gadarenos”.

REFERENCIAS CRUZADAS

k 523 Mat 8:28; Mar 5:1

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

gadarenos. Véase coment. en Mt 8:28.

Fuente: La Biblia de las Américas

26 (1) Con respecto a los vs.26-39, véanse las notas de Mat_8:28-34 y de Mar_5:1-20 .

Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro

gadarenos. O, gerasenos, Vivían en la orilla E del lago de Galilea.

Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie

Estos incidentes que son bien conocidos han sido cuidadosamente referidos por los tres primeros evangelistas. Presentan una prueba evidente del dominio completo de nuestro Señor sobre el príncipe de este mundo. El gran enemigo de nuestras almas vencido completamente–el «fuerte » fue batido por uno más fuerte que él, y el león fue despojado de su presa.
Observemos, primeramente, en este pasaje, cuan miserable es situación de aquellos sobre quienes reina el demonio. El cuadro puesto ante nuestra vista es horroroso. Se nos dice que cuando nuestro Señor llegó al país de los gadarenos «le salió al encuentro de la ciudad un hombre que tenia demonios ya de mucho tiempo, y no llevaba vestido ni moraba en casa, sino en los sepulcros.» También se nos dice que aunque se le tenia atado con cadenas y grillos, rompía las prisiones é iba impelido del demonio por los despoblados. En resumen, tal caso parece haber sido uno de las más graves formas de posesión demoníaca. El infeliz paciente estaba bajo el dominio completo de Satanás, tanto en cuerpo como en alma. Mientras que continuaba en este estado debió haber servido de estorbo y molestia á todos los que estaban á su derredor. Sus facultades mentales estaban bajo el dominio de una «legión de demonios. Solo podía emplear su fuerza corporal en su propio daño. Difícil es concebir á un mortal en estado más lastimoso.
¡Casos como este son raros, á lo menos, en tiempos modernos! Empero no debemos, por este motivo, olvidar que el demonio está ejerciendo constantemente un poder inmenso sobre muchos corazones y muchas almas. El excita sin cesar á muchos á que se entreguen á prácticas deshonrosas y ruinosas; y gobierna todavía a muchos con cetro de hierro. Lanza á los hombres de vicio en vicio y de maldad en maldad; alejados de la buena sociedad, y del influjo de amigos respetables; sumérgelos en los mas profundos abismos de perversidad; tórnalos en suicidas; y los hace tan inútiles á sus familias, á la iglesia, y al mundo, como si estuviesen muertos, y no vivos. ¿Dónde está el ministro fiel que no podría señalar con el dedo muchos casos semejantes? ¿Á que otra causa puede atribuirse el modo de vivir de muchos jóvenes de ambos sexos?, sino á la de que están poseídos de demonios. Es inútil cerrar los ojos á los hechos. La posesión demoníaca del cuerpo puede ser comparativamente rara; pero muchos, desgraciadamente, son los casos en qua el demonio parece poseer completamente las almas de los hombres.
¡Causa espanto pensar sobre estas cosas! ¡Horroroso es ver á que estado de ruina de cuerpo y alma Satanás lanza con frecuencia a los jóvenes! ¡Horroroso es observar cuan á menudo los aparta de todo buen influjo, y los sumerge en el cieno de las malas compañías, y de pecados asquerosos! ¡Horroroso, sobre todo, es reflexionar que dentro de poco tiempo los esclavos de Satanás se perderán para siempre, y en el infierno! En tal caso queda una sola cosa para hacer por ellos: se puede orar á Cristo por ellos. Aquel que vino al país de los gadarenos, y allí sanó al mísero endemoniado, vive aún en el cielo, y se apiada de los pecadores. Aún el peor esclavo de Satanás no está irremediablemente perdido. Jesús puede aún compadecerse de él, y libertarlo.
Observemos, en segundo lugar, en estos versículos, cuan absoluto es el poder que nuestro Señor Jesucristo ejerce sobre Satanás. Se nos dice que «mandó al espíritu inmundo que saliese del hombre,» cuya miserable condición acabamos de ver descrita. Al instante el desgraciado paciente fue sanado. Los «muchos demonios» de quienes había estado poseído fueron obligados á dejarlo. Ni es esto todo. Echados fuera del corazón del hombre, estos espíritus malignos suplicaron á nuestro Señor que «no los mandase ir al abismo,» y por tanto confesaron la supremacía de Jesús sobre ellos. Aunque eran poderosos, conocieron claramente que estaban en la presencia de un Ser mas poderoso que ellos. Llenos de malignidad como estaban, ni aun á la piara de cerdos de los gadarenos podían hacer mal hasta que nuestro Señor no les concediera permiso.
El dominio que tiene nuestro Señor Jesucristo sobre el demonio debe ser para todos los verdaderos cristianos un pensamiento consolador. Sin él, á la verdad, podrían con razón desespera de conseguir la salvación. El conocimiento de que tenemos siempre junto á nosotros un enemigo espiritual é invisible, trabajando noche y día por lograr nuestra perdición, seria suficiente para quitarnos toda esperanza, si no supiéramos también que tenemos un Protector.
¡Bendito sea Dios, porque el Evangelio nos lo revela! El Señor es más fuerte que «el fuerte enemigo,» que está siempre en guerra contra nuestras almas.
Jesús puede librarnos del demonio. Muchas veces hizo patente el poder que tiene sobre él, cuando estuvo en la tierra; y sobre la cruz triunfó gloriosamente de él. Nunca lo dejará que arrebate de sus manos ninguna de sus ovejas. Algún día lo quebrantará debajo de nuestros pies, y lo atará con una gran cadena en la prisión del infierno. Rom 16:20; Rev 20:1, Rev 20:4 ¡Felices los que oyen la voz de Cristo y lo siguen! ¡Satanás puede tentarlos, pero no perder sus almas! Ellos serán «más que victoriosos» por medio de Aquel que los amó. Rom 8:37.
Notemos, finalmente, el cambio maravilloso que Cristo puede resultar en los esclavos de Satanás. Se nos dice que los gadarenos hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, vestido, y en su sano juicio, sentado á los pies de Jesús. ¡Este espectáculo debió de haber sido verdaderamente extraño y asombroso! La vida y condición anteriores del hombre eran, sin duda, bien conocidas. Había sido probablemente estorbo y espanto de todo el vecindario.
Pero ya, en un momento, un cambio completo se había efectuado en él. «Lo viejo se pasó ya: he aquí todo es hecho nuevo.» El poder por cuyo medio se obró tal curación, debe, en verdad haber sido infinito. Cuando Cristo es el médico, nada es imposible.
Una cosa, sin embargo, jamás se debe perder de vista. Sorprendente y milagrosa como fue esta cura, no es en verdad más maravillosa que la conversión de un pecador. Maravilloso como fue el cambio que se manifestó en el estado del endemoniado ya curado, no es un ápice más maravilloso que el cambio que sobreviene á cada uno que nace de nuevo, y torna á Dios del poder da Satanás. Jamás estará el hombre en su sano juicio, mientras no se convierta; jamás ocupará su debido lugar, mientras que no se arroje con fe á los pies de Jesús. ¿Nos hemos detenido alguna vez á considerar lo que es una conversión verdadera? No es otra cosa que la milagrosa redención de un cautivo, la restauración milagrosa de un hombre á su sano juicio, el milagroso rescate de un alma del poder del demonio.
¿Qué somos nosotros? Esta, es conclusión, es la gran pregunta que nos atañe. ¿Somos esclavos de Satanás, ó siervos de Dios? ¿Nos ha libertado Cristo, ó reina todavía el demonio en nuestros corazones? ¿Nos postramos diariamente á los pies de Jesús? ¿Estamos en nuestro sano juicio? ¡Plegué al Señor ayudarnos á dar recta respuesta á estas preguntas!

Fuente: Los Evangelios Explicados

gerasenos… M↓ gadarenos.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R639 Aquí se discute el significado de ἀντιπέρα. Es un genitivo puro: opuesta a; o un genitivo ablativo: al otro lado de (aparentemente significa: en el lado opuesto a -M82).

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Otros mss. dicen: guerasenos, o, guerguesenos, y así en el vers. 37

Fuente: La Biblia de las Américas

O gadarenos.

Fuente: La Biblia Textual III Edición