Entonces respondiendo Juan dijo: —Maestro, vimos a cierto hombre echando fuera demonios en tu nombre, y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros.
9:49 Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. 50 Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. — Mar 9:38-40 es texto paralelo. La siguiente cita es del comentario de Bill H. Reeves: “Parece que Juan relata este suceso en vista de lo que Jesús acabó de enseñar sobre el recibir a otros.. En lugar de recibir a esa persona, los doce apóstoles le prohibían (estorbaban), porque no era de su compañía particular. “Esta persona no sencillamente reclamaba echar fuera demonios, sino en realidad lo hacía, como lo indica el versículo siguiente. Jesús había comisionado a otros a salir a obrar milagros (Luc 10:1; Luc 10:9) que no eran de los doce apóstoles. La persona referida en este caso seguramente había sido investida de poder (compárese Luc 24:49) para echar fuera demonios. (Nadie podía hacer tal cosa de por sí). Los doce sentían celos a ver a uno que no era de su grupo haciendo lo que podían hacer ellos solamente por haber sido delegado poder sobrenatural.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
y se lo prohibimos. Núm 11:27-29; Mar 9:38-40; Mar 10:13, Mar 10:14; Hch 4:18, Hch 4:19; Hch 5:28; 1Ts 2:16; 3Jn 1:9, 3Jn 1:10.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
echaba fuera demonios en tu nombre: El tema en cuestión es que los discípulos vieron compartiendo sus dones y pensaron que eso estaba mal. Todavía seguían aprendiendo. Los pastores de la actualidad deben darse cuenta que su ministerio se está cumpliendo bien no sólo cuando hacen todo mientras la gente los mira, sino cuando enseñan y capacitan a las personas para que usen los dones que les ha dado Dios. No es función de los líderes ser los sustitutos de la gente, sino capacitarlos para hacer la obra del ministerio.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
porque no sigue con nosotros. Es irónico que Juan, quien llegó a ser conocido como «el apóstol del amor», presentara esta clase de objeción (vea la nota sobre el v.Luc 9:54). Juan entendió después que las únicas evidencias legítimas del ministerio de otra persona vienen como resultado de pasar la prueba de la doctrina (1Jn 4:1-3; 2Jn 1:7-11) y la prueba del fruto (1Jn 2:4-6; 1Jn 2:29; 1Jn 3:4-12; 1Jn 4:5; 1Jn 4:20; cp. Mat 7:16). Es posible que este hombre haya pasado ambas pruebas, pero Juan se sintió inclinado a rechazarlo a causa de su afiliación a un grupo diferente. En esto consiste el error del sectarismo.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
9:49 Entonces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos visto a uno que echaba fuera demonios en tu nombre; y se lo prohibimos, porque no sigue con nosotros. 50 Jesús le dijo: No se lo prohibáis; porque el que no es contra nosotros, por nosotros es. – Mar 9:38-40 es texto paralelo. La siguiente cita es del comentario de Bill H. Reeves: “Parece que Juan relata este suceso en vista de lo que Jesús acabó de enseñar sobre el recibir a otros.. En lugar de recibir a esa persona, los doce apóstoles le prohibían (estorbaban), porque no era de su compañía particular.
“Esta persona no sencillamente reclamaba echar fuera demonios, sino en realidad lo hacía, como lo indica el versículo siguiente. Jesús había comisionado a otros a salir a obrar milagros (Luc 10:1; Luc 10:9) que no eran de los doce apóstoles. La persona referida en este caso seguramente había sido investida de poder (compárese Luc 24:49) para echar fuera demonios. (Nadie podía hacer tal cosa de por sí). Los doce sentían celos a ver a uno que no era de su grupo haciendo lo que podían hacer ellos solamente por haber sido delegado poder sobrenatural.
“Este pasaje ha sido abusado por sectarios para afirmar que hay cristianos en diversas iglesias denominacionales y que en lugar de prohibir algunos a otros, más bien debe cada cual dejar que los demás vayan al cielo ‘por su propio camino’. ¡Pero este pasaje no justifica el denominacionalismo! No se trata de cosas no autorizadas por Cristo, sino de lo que Cristo ha autorizado para los suyos, no importando en dado caso cierta compañía o círculo de discípulos involucrado.
“9:39 – Los discípulos hicieron mal en ‘prohibir’ a aquel siervo de Cristo, investido para echar fuera demonios. Jesús da la razón de por qué no prohibir a los tales; es que hacen milagros por la autoridad de Jesús (‘en mi nombre’) y por eso no deben ser prohibidos como si anduvieran hablando mal del Señor. No son enemigos de Cristo.
“Es una cosa hacer una señal, un prodigio, una maravilla (Hch 2:22), por autorización de Jesús, y es otra cosa reclamar hacer cosas en el nombre de Jesús (Mat 7:22-23). Estos últimos son ‘hacedores de maldad’, frase que según el texto griego significa más bien, ‘hacedores de lo que carece de legalidad’. Hacen sin ley divina; es decir, hacen por su propia autoridad y voluntad (‘en culto voluntario’, Col 2:23).
“Este pasaje no ilustra la popular filosofía de tolerancia para toda cosa religiosa, y tuercen las Escrituras (2Pe 3:16) quienes lo apliquen así. Cristo quiere que sus seguidores ‘todos sean uno’, como él y el Padre son uno (Jua 17:21), y que hablemos ‘todos una misma cosa’ (1Co 1:10). ¡El denominacionalismo no sirve a nuestro Señor!
“9:40 – Estas palabras del Señor dan la razón de por qué no prohibir a obradores de Cristo de la categoría descrita en el versículo anterior.
“Estas palabras de Jesús no justifican nada la neutralidad o la indiferencia en asuntos espirituales. No justifican la tibieza (Apo 3:16). Tratan solamente de quienes activamente obran según la autoridad de Jesús; los tales no obran en contra de Jesús que otros discípulos deban prohibirles.
“Por contraste, véase Luc 11:23, o Mat 12:30”.
Fuente: Notas Reeves-Partain
DOS LECCIONES DE TOLERANCIA
Lucas 9:49-56
-Maestro -le dijo Juan a Jesús-, hemos visto a uno echar demonios en tu nombre. Se lo prohibirnos, porque no es seguidor tuyo como nosotros.
No teníais por qué prohibírselo; porque el que no está en contra de nosotros está a favor de nosotros.
Cuando se le iba acercando a Jesús el momento de volver al Cielo, hizo la decisión irrevocable de ponerse en camino hacia Jerusalén. Envió a unos mensajeros por delante para que fueran a prepararle alojamiento en una aldea samaritana; pero la gente de allí se negaron a darles hospitalidad, porque tenían aspecto de dirigirse a Jerusalén. Cuando lo supieron los apóstoles Santiago y Juan, le dijeron a Jesús:
-¡Señor! ¿Nos dejas que mandemos bajar fuego del cielo que los consuma, como hizo el profeta Elías?
Pero Jesús se volvió hacia ellos, y los regañó:
-¡Todavía no os habéis enterado de qué espíritu sois! El Hijo del Hombre no ha venido a perder a las personas, sino a salvarlas.
Así es que siguieron andando hasta otra aldea.
Aquí tenemos dos lecciones en materia de tolerancia.
En Palestina había muchos exorcistas, y todos pretendían ser capaces de echar demonios; parece que Juan veía un rival en ese hombre, y quería eliminarlo; pero Jesús no estaba de acuerdo.
El camino más directo de Galilea a Jerusalén pasaba por Samaria; pero la mayor parte de los judíos lo evitaban. Había una enemistad de siglos entre los judíos y los samaritanos (Jn 4:9 ). De hecho, los samaritanos hacían todo lo posible para molestar, y hasta hacer daño a los grupos de peregrinos que intentaban pasar por su territorio. Para Jesús no era corriente ir a Jerusalén por ese camino, y menos aún el buscar alojamiento en una aldea samaritana. Al hacerlo, estaba ofreciendo una mano amiga a un pueblo enemigo. En este caso no se trataba sólo de negar la hospitalidad, sino también de rechazar la amistad. A Santiago y a Juan les parecía que estaban haciendo algo digno de alabanza cuando se ofrecieron a pedir la ayuda del Cielo para erradicar aquella aldea. Pero Jesús no se lo permitió.
No hay pasaje en el que Jesús nos enseñe más directamente el deber de la tolerancia. En muchos casos la tolerancia es una virtud perdida y, cuando existe, es por razones injustificadas. De todos los grandes líderes cristianos ninguno ha superado a John Wesley como dechado de la tolerancia: » No tengo -decía- más derecho a objetar a un hombre por tener una opinión distinta de la mía, que por usar una peluca mientras yo tengo mi propio pelo; pero si se quita la peluca y me sacude el polvo en la cara, consideraré un derecho el desmarcarme de él lo más pronto posible… Lo que más trato de evitar es la estrechez de espíritu, el partidismo, el estar aprisionado en las propias entrañas… en fin, ese fanatismo miserable que hace que muchos no estén dispuestos a creer que hay obra de Dios nada más que entre ellos… Pensamos y dejamos pensar.» Cuando su sobrino Samuel, hijo de Charles, se hizo católico, John le escribió: » No me importa en qué iglesia estés. Puedes salvarte o condenarte en cualquiera de las dos; pero me temo que no has nacido de nuevo.» La invitación a participar de la Santa Cena que se hace en las iglesias metodistas es sencillamente: » Acercaos todos los que amáis al Señor.»
La convicción de que los únicos métodos y creencias correctos son los nuestros ha traído más angustia y desgracia a la iglesia cristiana que ninguna otra cosa. Oliverio Cromwell escribió una vez a los escoceses intransigentes: » Os ruego por las entrañas de Cristo que consideréis que es posible que estéis equivocados.» T. R. Glover cita en alguna parte un dicho: «Recuerda que, sea lo que sea lo que tengas entre manos, alguien lo verá de manera diferente.»
Todos los caminos conducen a Dios, y Él tiene su propia escalera secreta para llegar a cada corazón. Dios se revela de muchas maneras, y ninguna persona ni iglesia tiene el monopolio de su verdad.
Pero -y esto es tremendamente importante- nuestra tolerancia debe basarse, no en la indiferencia, sino en el amor. Debemos ser tolerantes, no porque nos importa un pito, sino porque miramos a la otra persona con ojos de amor. A Abraham Lincoln le criticaban por ser demasiado cortés con sus enemigos, y le recordaban que nuestro deber es acabar con ellos. » ¿Y no acabo yo con mis enemigos -dijo- cuando los hago mis amigos?» Aunque alguien esté completamente equivocado, no debemos considerarle un enemigo al que tenemos que destruir, sino como un amigo extraviado al que tenemos que recuperar con amor.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Hch 16:18; Hch 19:13.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
NOTAS
(1) O: “va”.
REFERENCIAS CRUZADAS
i 630 Luc 10:17
j 631 Núm 11:28
k 632 Mar 9:38
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
tratamos de impedírselo. Véase coment. en Mr 9:38
Fuente: La Biblia de las Américas
49 super (1) Véase la nota 38 super (1) de Mr 9.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
TGr41 El tiempo imperfecto se usa aquí para referirse a una acción intentada (repetidamente), pero no cumplida (comp. R884): nosotros intentamos desanimarlo. En respuesta a esto, Jesús contesta con un presente de imperativo: Dejen de desanimarlo. Esta no era una prohibición general para que nunca desanimaran al hombre, porque para eso se hubiera usado el aoristo. Los discípulos tenían que cambiar de inmediato su manera de actuar. En su voz hay un acento que dice: Cambien su actitud. Vayan de una vez a este hombre. Estréchenle la mano.
BD193(1) Ἀκολουθεῖ μεθʼ ἡμῶν no significa: sígueme, sino: sigue (tú) conjuntamente con nosotros.