Comentario de Lucas 12:1 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
En esto, habiéndose juntado una multitud de miles y miles, tanto que se pisoteaban unos a otros, él comenzó a decir primeramente a sus discípulos: “Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
12:1 En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban (para acercarse a Jesús) , comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: — Las enseñanzas y reprensiones registradas en el capítulo 11 se dirigieron a los fariseos. Ahora Jesús se dirige a sus discípulos (vv. 4, 22) y habla de los fariseos. — Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. — Mat 16:6, “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos”, hablando de su doctrina (v. 12). La levadura mala de los fariseos leudaba toda la masa del judaísmo (compárese 1Co 5:7). Penetraba y se difundía para empapar la sociedad judaica, como la levadura de tradiciones, leyes humanas, supersticiones y opiniones de los líderes religiosos ha saturado el mundo religioso moderno. Aun la iglesia de Cristo no ha escapado de su nefanda influencia, pues hay predicadores de renombre que, por no recibir el amor de la verdad, quedan enamorados del error.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
juntándose muchas gentes. Luc 5:1, Luc 5:15; Luc 6:17; 2Re 7:17; Hch 21:20.
comenzó a decir … primeramente. 1Co 15:3; Stg 3:17.
Guardaos de la levadura de los fariseos. Mat 16:6-12; Mar 8:15; 1Co 5:7, 1Co 5:8.
que es la hipocresía. Luc 12:56; Luc 11:44; Job 20:5; Job 27:8; Job 36:13; Isa 33:14; Stg 3:17; 1Pe 2:1.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Jesús enseña a sus apóstoles a evitar la hipocresía, y el temor a confesar su doctrina, Luc 12:1-12;
advierte a las personas a tener cuidado con la avaricia, por la parábola del hombre rico que edificó graneros más grandes, Luc 12:13-21.
Advertencia a no preocuparse de las cosas terrenales, Luc 12:22-30,
sino a buscar el reino de Dios, Luc 12:31, Luc 12:32;
dar lismosnas, Luc 12:33, Luc 12:34;
estar preparado para abrir la puerta al Señor cuando él regrese, Luc 12:35-40.
a esperar al Señor trabajando en su obra, Luc 12:41-48.
y anticipando persecución, Luc 12:49-53.
Las personas deben aprovechar este tiempo de gracia, Luc 12:54-56;
porque es algo horrible morir sin reconciliación, Luc 12:57-59.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La levadura representa la presencia de la corrupción. Es por eso que los judíos comen pan sin levadura en la Pascua (Éxo 12:14-20). La corrupción que aquí se señala es la hipocresía. La práctica de la hipocresía no tiene sentido porque, a final de cuentas, todas nuestras obras, tanto las buenas como las malas, serán descubiertas.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
LA HIPOCRESÍA. Jesús condena la hipocresía de los fariseos, advirtiéndoles a sus discípulos que tengan cuidado de que ese pecado no entre en su propia vida y ministerio.
(1) La hipocresía significa actuar como si uno fuera lo que no es; por ejemplo, actuar públicamente como creyente fiel y piadoso, cuando en realidad guarda pecados ocultos, inmoralidad, avaricia, lujuria u otras obras de la naturaleza pecaminosa. El hipócrita es un engañador en materia de justicia (véase el ARTÍCULO FALSOS MAESTROS, P. 1374. [Mar 13:22]).
(2) Como la hipocresía implica vivir una mentira, lo hace a uno colaborador y aliado de Satanás, el padre de la mentira (Jua 8:44).
(3) Jesús les advierte a sus discípulos que toda hipocresía y pecado oculto será descubierto, si no en esta vida, indudablemente el día del juicio (véanse Rom 2:16; 1Co 3:13; 1Co 4:5; Apo 20:12). Lo que se hace secretamente a puerta cerrada en algún momento será revelado abiertamente (vv. Luc 12:2-3).
(4) La hipocresía es una señal de que uno no teme a Dios (v. Luc 12:5) y no posee el Espíritu Santo con su gracia regeneradora (véanse Rom 8:5-14; 1Co 6:9-10; Gál 5:19-21; Efe 5:5). Mientras uno permanece en esa condición, no puede escapar «de la condenación del infierno» (Mat 23:33).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Capitulo 12.
Advertencias a los Discípulos, 12:1-12 (Mat 10:26ss). Cf. comentario a Mat 10:26ss.
1 Entre tanto, se fue juntando la muchedumbre por millares, hasta el punto de pisarse unos a otros, y comenzó El a decir a sus discípulos: Ante todo guardaos del fermento de los fariseos, que es la hipocresía, 2 pues nada hay oculto que no haya de descubrirse, y nada escondido que no llegue a saberse. 3 Por esto, todo lo que decís en las tinieblas será oído en la luz, y lo que habláis al oido en vuestros aposentos será pregonado desde los terrados. 4 A Vosotros, mis amigos, os digo: No temáis a los que matan el cuerpo y después de esto no tienen ya más que hacer. s Yo os mostrare a quién habéis de temer; temed al que, después de haber dado la muerte, tiene poder para echar en la gehenna. Sí, yo os digo que temáis a ése. 6 ¿No se venden cinco pájaros por dos ases? Y sin embargo, ni uno de ellos está en olvido ante Dios. 7 Aun hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados todos. No temáis; vosotros valéis más que muchos pájaros. 8 Yo os digo: A quien me confesare delante de los hombres, el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios. 9 El que me negare delante de los hombres, será negado ante los ángeles de Dios. 10 A quien dijere una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado. 11 Cuando os lleven a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o qué habéis de responder o decir, 12 porque el Espíritu Santo os enseñará en aquella hora lo que habéis de decir.
Este relato de Lc está compuesto con una serie de sentencias de Cristo pronunciadas en otras ocasiones y presentadas aquí bajo el tema de “advertencias a los discípulos.” Es un caso de simple contexto lógico. El auditorio, aunque hay muchedumbres, son los discípulos. Esto hace ver, por un nuevo motivo, que Lc quiere destacar el fervor creciente del pueblo por El, como se ve en los “millares” de gentes que pone y el “apretujarse” para oírle. Pero las advertencias son dadas a los discípulos. Aunque con ello continúa el tema – también eclesial – del “discípulo.”
En realidad son dos temas:
1) v.l-3. Han de guardarse del “fermento de los fariseos, que es la hipocresía.” Era la apariencia de santidad y el estar vacíos de virtud y llenos de maldad. Que no sean así sus discípulos, pues todo se sabrá. Y han de mostrarse por fuera como son por dentro. Que sea “buen olor de Cristo.” El v.3 es interpretado por los autores distintamente: como continuación de lo anterior, que es lo que parece aquí lo más probable por su redacción, o de la predicación. La predicación desde “las terrazas” hace ver, por contraposición, la publicidad que tendrán. Como la voz de los almuédanos en las mezquitas, desde los minaretes, anunciando la oración. Sin embargo, en otro contexto de Mt (Mat 10:26-27) y Mc (Mat 4:22) tiene el sentido de la predicación. En Lc, por lo que sigue, parecería obtener este sentido. Pero es tema discutible.
2) v.4-12. Los versículos 2-9 tienen el mismo orden que en Mat 10:26-33. Si el v.3 se interpreta de la predicación, el tránsito a este tema es lógico. La predicación les acarreará persecuciones. Para ello les anima llamándoles “mis amigos.” Pero no hay que temer a los hombres, que sólo matan el cuerpo; al que hay que temer es a Dios, que puede dar en justicia la muerte eterna en la gehenna (infierno; Mat 10:28).
Pero, además, les exhorta a la confianza en la Providencia. La persecución, lo mismo que la tentación, no siempre serán impedidas por Dios, pues son parte de la economía divina. Pero la confianza en la Providencia traerá la evitación o la fortaleza. Con el grafismo oriental se hace ver esta providencia sobre los pájaros; cinco pájaros que se venden por dos “ases” (el as era la décima parte del denario) l. ¡Y hasta los cabellos están sometidos a la providencia de Dios! (Mat 10:30).
Pero esa fortaleza les llevará a confesarlo delante de los honores por Mesías e Hijo de Dios, y entonces el Hijo del hombre les condensará por dignos discípulos suyos ante los ángeles de Dios; lo mismo que negará al que le niegue (Mat 10:32-33).
Esta actuación de Cristo parecería solamente fiscal. Sin Embargo, hecha “ante los ángeles de Dios,” que es su corte, o de su Padre (Mt), y puesta en función de otros pasajes, parece que, más que fiscal, es judicial, y los ángeles, si son la corte de Dios, aparecen como prontos a cumplir las órdenes del fallo de Cristo (Mat 25:31ss; Mat 13:41). Parece, pues, que hay un transfondo trascendente en este relato. Su “confesión” es su fallo judicial. Hay modificación de la frase con relación a Mt.
Esto evoca el perdón del pecado contra el Hijo del hombre, excepto en el caso de “blasfemia contra el Espíritu Santo,” que, por otros contextos, es cerrar los ojos a la evidencia de la obra de Dios. No que no se pueda perdonar, sino que el ser humano se empeña en no ser perdonado (Mat 12:21-33; cf. v.22ss; (Mar 3:28-30) 2.1 En Mc el v.10 tiene otro contexto.
Esta providencia de Dios, evocada también por la cita del Espíritu Santo – tipo de concatenación semita – , les asegura que no se preocupen cuando les llevan perseguidos, como discípulos de Cristo, a las “sinagogas” – persecuciones judías – o ante los “magistrados” (άρχα i) y las “autoridades” (εξουσ (αι ) – este vocabulario refleja el de Pablo – , persecuciones paganas, sobre lo que han de responder, porque esa providencia hará que el Espíritu Santo les ilumine en aquella hora (Mat 10:20) 3.
La avaricia,Mat 12:13-21.
13 Díjole uno de la muchedumbre: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. u El le respondió: Pero, hombre, ¿quién me ha constituido juez o partidor entre vosotros? 15Les dijo: Mirad de guardaros de toda avaricia, porque, aunque se tenga mucho, no está la vida en la hacienda. 16 Y les dijo una parábola: Había un hombre rico, cuyas tierras le dieron gran cosecha. 17 Comenzó él a pensar dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, pues no tengo donde encerrar mi cosecha? 18 Y dijo: Ya sé lo que voy a hacer: demoleré mis graneros y los haré más grandes, y almacenaré en ellos todo mi grano y mis bienes, 19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes almacenados para muchos años; descansa, come, regálate. 20 Pero Dios le dijo: Insensato, esta misma noche te pedirán el alma, y lo que has acumulado, ¿para quién será? 21 Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios.
Lc pone una introducción histórica, que le da motivo para insertar luego la parábola sobre la avaricia. Es el único evangelista que la trae.
Una persona le pide un día, basado en el prestigio que tenía, más que como un simple rabí, que intervenga en un asunto familiar. En la Ley se decía que el hermano mayor, cuando eran dos, llevaría dos partes de la hacienda, y el menor una (Deu 21:17). Pero, cuando eran más hermanos, los rabinos resolvían la cuestión de maneras distintas 3. En la Mishna hay una sección para las herencias, y que era orientadora para las consultas que les hacían a los rabinos. Nada se dice aquí si el mayor retenía injustamente la parte del menor o si, siendo varios, a éste no le satisfacía la solución aceptada según el criterio rabínico. En todo caso, siempre era un asunto enojoso la intromisión en partición de herencias, y, sobre todo, Cristo le hace ver que su misión es otra, no la de arreglar cuestiones materiales. “No quiere aparentar que aprueba una actitud de absorción por los bienes de este mundo” (Harrington).
Y Lc relata la parábola de Cristo contra la avaricia. Lo que sugiere en el hermano antes citado una retención injusta de la hacienda (v.15).
Cristo hace la pintura colorista de un rico que sólo se dedica a atesorar riquezas, pensando disfrutar largos años de buena vida con ellas. Pero la muerte le sobrevino: la avaricia le hizo no poder disfrutarlas 4. La palabra “alma” (ψυχή ) está por vida. Se le llama “insensato” (φρων ) que en A.T. (Sal 14) se aplica al que, en la práctica, niega a Dios; aquí absorbido por las riquezas de la vida. Y termina con esta sentencia: “Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios.”
Acaso en su situación en el kérigma de la Iglesia se la valore en función “escatológica.”
Este versículo añade un elemento nuevo a la parábola. Esta hace ver la inutilidad del atesorar para prolongar la existencia, pero aquí se añade un pensamiento nuevo: la riqueza en función de la vida eterna. Por eso algunos la tienen por un elemento “adventicio” a la parábola, aunque tomado de otra sentencia del Señor 5.
Abandono a la Providencia, 12-22-34 (Mat 6:25-33). Cf. comentario a Mat 6:25-33.
22 Dijo a sus discípulos: Por esto os digo: No os preocupéis de vuestra vida, por lo que comeréis; ni de vuestro cuerpo, por lo que vestiréis, 23 porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido.24 Mirad a los cuervos, que ni hacen sementera ni cosecha, que no tienen ni despensa ni granero, y Dios los alimenta: ¡cuánto más valéis vosotros que un ave! 25 ¿Quién de vosotros, a fuerza de cavilar, puede añadir un codo a su estatura? 26 Si, pues, no podéis ni lo menos, ¿por qué preocuparos de lo más? 27 Mirad los lirios cómo crecen; ni trabajan ni hilan, y yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. 28Si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es arrojada al horno, así la viste Dios, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? 29 No andéis buscando qué comeréis y qué beberéis, y no andéis ansiosos, 30 porque todas estas cosas las buscan las gentes del mundo, pero vuestro Padre sabe que tenéis de ellas necesidad. 31 Vosotros buscad su Reino, y todo eso se os dará por añadidura. 32 No temas, rebañito mío, porque vuestro Padre se ha complacido en daros el Reino. » Vended vuestros bienes y dadlos en limosna; haceos bolsas que no se gastan, un tesoro inagotable en los cielos, adonde ni el ladrón llega ni la polilla roe; 34 porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
Lc coincide con Mt en este pasaje, tan rico de doctrina como bello de expresión. Lc añade un tema complementario que es como el término de una “inclusión semita” al tema de la “avaricia” que parabólicamente acaba de describir. Se dirige a sus “discípulos” – y en Lc a los “discípulos” eclesiales – En lugar de preocuparse por la sola riqueza material, afanados con una solicitud excesiva, esta solicitud ha de ser dejada al abandonarse en manos de la Providencia. ¡Dios mira por los hombres! Ellos que busquen el Reino, y todo eso se dará por “añadidura.” No se excluye, naturalmente, la labor por lo necesario; pero que se haga sin asfixiante afán, y cada cosa en su sitio. Que nada faltará, ¡pues hay Providencia!
Si ellos son pocos – “rebañito mío” – y como despreciados ante tantos otros afanes y poderes y con dificultades por alcanzar esta meta que les propone, que no se desalienten, que sepan que son la porción elegida, pues “vuestro Padre se ha complacido en daros el Reino.” 6
Este no viene por exigencia, sino por don gratuito. Ha de recibírselo “haciéndose como niños,” que, en el ambiente, eran casi un ser sin valor. Así lo recibirán como puro don gratuito de Dios ese “rebañito mío” de gentes sencillas y despreciadas, sin orgullos ni prejuicios doctrinales contra el Mesías (cf. Luc 10:21).
Lc añade un tema que es contrapartida al afán por la avaricia, antes desarrollado. Acaso procedan de otro contexto en su exposición por Cristo. Pero la oportunidad lógica de su inserción aquí es clara. Que no atesoren con afán; que se confíen a la Providencia. Y como prueba de todo ello, les dice en forma hiperbólica que “vendan sus bienes y los den en limosnas,” la gran obra de misericordia entre los judíos, para tener un tesoro en los cielos.
Naturalmente, no es esto una obligación. Es una sentencia “sapiencial” que ha de ser valorada en función de otros elementos. El mismo Colegio apostólico tenía sus bienes, de los que sacaba parte de su sostenimiento (Jua 13:29; Act 4:34-5:1-4).
A la frase final de la avaricia: “Así será el que atesora para sí y no es rico para Dios” (v. 21), se le contrapone por el contexto esta otra: “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.”
v.24. Mt pone “aves”; Lc, “cuervos.” Acaso se pongan éstos porque se consideraban animales “impuros” (Lev 11:15; Deu 14:14). En la literatura rabínica se dice que los padres les abandonan. Es reflejo del A.T. (Job 38:41). Con la alusión a ese desamparo se acusaría mejor la providencia de Dios en ellos. Podría ser citación ”quoad sensum” o efecto de “fuentes.”
v.25. La palabra ηλικια se traduce por “estatura” o “edad.” Los autores se dividen en la precisión de este matiz.
v.30. Lc pone “gentes del mundo”; Mt, “gentiles.” La modificación se explica bien, dados los lectores de cada uno de estos evangelistas.
Exhortación a la vigilancia,Job 12:35-48 (Mat 24:42-51; Mar 13:33-35).
Tened ceñidos vuestros lomos y encendidas las lámparas, 36 y sed como hombres que esperan a su amo de vuelta de las bodas, para que, al llegar él y llamar, al instante le abran. 37 Dichosos los siervos aquellos a quienes el amo hallare en vela; en verdad os digo que se ceñirá, y los sentará a la mesa, y se prestará a servirles. 38 Ya llegue a la segunda vigilia, ya a la tercera, si los encontrare así, dichosos ellos. 39 Vosotros sabéis bien que, si el amo de casa conociera a qué hora habría de venir el ladrón, velaría y no dejaría horadar su casa. 40 Estad, pues, prontos, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre. 41 Dijo Pedro: Señor, ¿es a nosotros a quienes dices esta parábola o a todos? 42 El Señor contestó: ¿Quién es, pues, el administrador fiel, prudente, a quien pondrá el amo sobre su servidumbre para distribuirle la ración de trigo a su tiempo? 43 Dichoso ese siervo a quien el amo, al llegar, le hallare haciendo así. 44 En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. 45 Pero si ese siervo dijese en su corazón: Mi amo tarda en venir, y comenzase a golpear a siervos y siervas, a comer, y beber, y embriagarse, 46 llegará el amo de ese siervo el día que menos lo espere y a la hora que no sabe, y le mandará azotar y le pondrá entre los infieles. 47 Ese siervo que, conociendo la voluntad de su amo, no se preparó ni hizo conforme a ella, recibirá muchos azotes. 48 El que, no conociéndola, hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos. A quien mucho se le da, mucho se le reclamará, y a quien mucho se le ha entregado, mucho se le pedirá.
La exhortación a la vigilancia la traen los tres sinópticos. Pero Mt y Mc la traen al final del “discurso escatológico.” Lc le da una situación distinta. Pero ambos están orientados a la parusía. La de Mc es propia (Mar 13:33-35). La de Lc es triple, la primera de las cuales es omitida por Mt. Pero las otras dos son más ampliamente desarrolladas por Lc. Esta desconexión en que las pone Lucas podría hacer pensar que les daba un acentuado sentido “moral” personal, no primitivo, “desescatologizado” ante la experiencia de la parusía lejana.
1) La primera está tomada de la vigilancia de criados que esperan a su amo que viene de las “bodas.” El estar “ceñidos los lomos” indica tener levantados y ajustados los vestidos para servir. Las “lámparas escendidas” aluden al cortejo nupcial que llega de noche, como era la costumbre. Pero en Lc el “cursus” de la narración cambia. A los siervos que así le esperen vigilantes, el “esposo” se “ceñirá” como un siervo, los “sentará a la mesa,” que es su mesa, y “se pondrá a servirles.” La parábola se alegoriza. Cristo es el “Esposo,” que, como él dijo, estaba entre ellos como un “servidor” (Luc 22:27). Su “mesa” es un banquete, la imagen ordinaria con que se expresaba el reino mesiánico celeste. El será en ese banquete mesiánico final el servidor y el manjar (Rev 3:20): el privilegio de su premio. La espera ha de ser tensa. Han de esperar a la segunda o tercera vigilia. Los judíos dividían la noche en tres vigilias; los romanos, en cuatro (Mar 13:35). No podría fijarse con exactitud el cómputo usado 7.
2) La segunda parábola es la conocida del ladrón, que llega inesperadamente, a la noche, para entrar, “horadando su casa” de adobe. Si el dueño supiese a qué hora iba a venir, estaría alerta. Así se ha de estar alerta para la parusía ? u otra previa venida del Señor. Pues Lc acentúa la “desescatologización.” Acaso la “moralice.”
3) La tercera es introducida en Lc, pero no en Mt, por una pregunta de Pedro, para saber si la parábola la dice a ellos o a todos. Pero se responde con otra. Es un “administrador,” que ha de ser “fiel y prudente,” a quien un señor le dejó, en su ausencia, encargado de atender a su servidumbre. El fin de la parábola es el mismo que los anteriores: la vigilancia, presentada aquí bajo la imagen de la fidelidad, que es el modo de estar esperando dignamente a su señor. Si a su retorno lo encuentra con esta vigilancia fiel, le “pondrá sobre todos sus bienes.” Como José fue puesto en Egipto por el Faraón. Pero si, ante su tardanza, se ensoberbeciese y tratase a los súbditos con el despotismo de un oriental con esclavos, a la llegada del señor, éste le mandará castigar. La parábola tiene algunos rasgos irreales, para mejor contrastar el pensamiento. Algún elemento se alegoriza. Su venida es la parusía, – o acaso “moralizada” aquí otra venida de Cristo – , y el ponerle “sobre todos sus bienes” es el premio del cielo. El castigo en Lc es con los “infieles,” es decir, con los impíos, profanos; en Mt se pone con los “hipócritas.” Este término es usual en Mt para expresar los ”fariseos.” Sin embargo, con este término vierten los LXX el hebreo hanéf, que significa profano. Acaso pudieran en Mt y Lc resultar términos sinónimos 8. Este contexto es artificioso (Mat 24:45ss).
Los v.47-48, exclusivos de Lc, dan un matiz especial al pensamiento. El castigo está proporcionado al conocimiento que se tenga para esta vigilancia, bajo la forma de fidelidad. Acaso pudiera aludirse más específicamente con ello a la última actitud de los fariseos frente al pueblo sencillo e ignorante. Puede todo esto tener una oportunidad especial en la Iglesia primitiva, referente a los dirigentes, si no responden solícitamente a su función (cf. Ose 4:4-11).
Exigencias de la doctrina de Cristo,Ose 12:49-53 (Mat 10:34-36).
49 Yo he venido a echar fuego en la tierra, ¿y qué he de querer sino que se encienda? 50 Tengo que recibir un bautismo, ¡y cómo me siento constreñido hasta que se cumpla! 51 ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Os digo que no, sino la disensión. 52 Porque en adelante estarán en una casa cinco divididos, tres contra dos y dos contra tres; 53 se dividirán el padre contra el hijo, y el hijo contra el padre, y la madre contra la hija, y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera, y la nuera contra la suegra.
El primer versículo: “Yo he venido a poner fuego en la tierra, ¿y qué he de querer sino que se encienda?” es como el tema que abarca un doble incendio: en él y en los otros. El desea que este fuego se “encienda.” Ha de ser algo excelente. Algunos Padres lo interpretan del Espíritu Santo, de la caridad, del celo. Originariamente es el reino. Este fuego actuará a través de Cristo y el E. S.
Este primer fuego es El. Acaso se agrupe aquí esta sentencia por un contexto lógico (Mat 10:34-37). El ha de recibir un “bautismo,” y hasta que llegue está en ansia. Este es la cruz. Es el momento culminante de su fuego de amor, que lo “bautiza” (sumerge) en la muerte (Mar 10:38-39). El verbo usado συνέγομαί tiene un matiz de ansiedad, de congoja, de fuerza incontenible 9.
Pero este fuego que El pone en la tierra va a exigir tomar partido por El. Va a incendiar a muchos, y por eso El trae la “disensión,” no como un intento, sino como una consecuencia. Es el modo semita de formular la causalidad o permisión. Y esta disensión se la expresa llegando a lo más entrañable de la vida: la familia. Bien se ve esto aún en los países mahometanos cuando un miembro de la familia se hace cristiano. Se cumplen a la letra las palabras del Señor 9.
Los signos del tiempo mesiánico,Mar 12:54-59. Cf. comentario a Mat 16:1-3.
54 A la muchedumbre le decía también: Cuando veis levantarse una nube por el poniente, al instante decís: Va a llover. Y así es. 55 Cuando sentís soplar el viento sur, decís: Va a hacer calor. Y así sucede. 56 Hipócritas, sabéis juzgar del aspecto de la tierra y del cielo; pues ¿cómo no juzgáis del tiempo presente? 57 ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? 58 Cuando vayas, pues, con tu adversario al magistrado, procura en el camino desembarazarte de él, no sea que te entregue al juez, y el juez te ponga en manos del alguacil, y el alguacil te arroje en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás hasta que hayas pagado el último ochavo.
Lc es el más completo en esta relación. Cristo se dirige a la “muchedumbre.” Ellos, gentes de campo o de mar, saben muy bien predecir el buen o el mal tiempo por su experiencia del cielo. ¿Por qué no juzgar por ellos mismos (άφ ‘έαυτών ) lo que es “justo”? Las enseñanzas de Cristo y sus milagros han hecho ver que es el Mesías. ¿Por qué por estos “signos,” que son también del cielo verdadero, no lo reconocen como tal? Con ello alude al medio ambiente, ya que en las discusiones rabínicas era muy tratado el tema de las señales para la venida y manifestación del Mesías.
¿A quién se refiere y qué significa aquí la palabra “hipócritas”? El auditorio es la “muchedumbre.” Pero al decírseles que lo juzguen “por sí mismos” indica con ello el que no se dejen desorientar ni presionar por el influjo de los “fariseos,” tan frecuentemente llamados “hipócritas.” Lagrange ha hecho notar aquí que, dirigida a la muchedumbre, la palabra “hipócritas” tiene, por lo dicho, un cierto sentido de que no sean “comediantes” 10.
Lc añade luego – en su perspectiva – una parábola que Mt trae en otro contexto y a otro propósito muy distinto (Mat 5:25-26), pero con la que incita aquí a la rectificación y a la penitencia. Su sentido es claro. Aquí hay que “arreglarse” con Dios, reconociendo a Cristo por Mesías 11. En Mt se trae al propósito moral de justicia ante la ofensa hecha a otra persona (Mat 5:25-26).
La palabra “ochavo” traduce al término griego λεπτόν = medio quadrans= cuarta parte de un as; éste era la décima parte de un denario.
1 Rich, Dict. Des Antiq. Rom. (1861) P.223. 2 Lemmonier, Blasphéme, En Dict. Bibl. Suppl. I P.981-989. 3 I. H. Marshall, Hará Sayings, Lúe 12:11: Theology (London 1964) 65ss. 3 Edersheim, The Life And Times Of Jesús. (1907) Ii P.243-244; J. Jeremías, O.C., P.158-159. 4 Vosté, Parabolae. (1933) Ii P.701-709; Joüon, En Rev. Se. Relig. (1939) P.486-489. 5 Buzy, Les Sentences Finales Des Parábales Evangeliques: Rev. Bibl. (1931) P.335; J. Jeremías, La Conclusión De Las Parábolas, En Die Gleichnisse Jesu P.!28ss. 6 Pesch, Zur Formgeschichte Und Exegese Ioh Lukas 12:32: Bíblica (1960) 25-40.356-378. 7 Vosté, Parabolae. Ii (1933) P.463-470; Cf. P.459-463. 7 Véase .O Que Sobre Esto Se Ha Dicho Al Comentar A Mt En Los C.24 Y 25. S Joüon, “Ypocrítes” Dans L’évangile Et Hébreu “Hanéf”: Rech. Se. Relig. (1930) P.313-316. 9 O. Cullmann, Early Christian Worship (1953) P.19; Taylor, Jesús And His Sacrifice (1937) P. 164-167. 9 T. A. Roberts, Some Comments On Mat 10:34ss And Luc 12:5iss· Exp Tim (1957) 304ss. 10 Evang. S. St. Lúe (1927) P.375. 11 Para su exposición, cf. Comentario a Mat 5:25-26.
Fuente: Biblia Comentada
por millares. La palabra griega es la misma de la cual obtenemos la expresión «miríada». levadura. Vea las notas sobre Mat 16:12; Mar 8:15.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
12:1 En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban (para acercarse a Jesús) , comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: — Las enseñanzas y reprensiones registradas en el capítulo 11 se dirigieron a los fariseos. Ahora Jesús se dirige a sus discípulos (vv. 4, 22) y habla de los fariseos.
— Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. — Mat 16:6, “Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos”, hablando de su doctrina (v. 12). La levadura mala de los fariseos leudaba toda la masa del judaísmo (compárese 1Co 5:7). Penetraba y se difundía para empapar la sociedad judaica, como la levadura de tradiciones, leyes humanas, supersticiones y opiniones de los líderes religiosos ha saturado el mundo religioso moderno. Aun la iglesia de Cristo no ha escapado de su nefanda influencia, pues hay predicadores de renombre que, por no recibir el amor de la verdad, quedan enamorados del error.
Pero aquí (Luc 12:1) Jesús describe la hipocresía de los fariseos como levadura.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL CREDO DEL VALOR Y LA CONFIANZA
Lucas 12:1-12
En otra ocasión se había reunido una multitud de decenas de millares de personas, hasta tal punto que se atropellaban unos a otros. Para empezar, Jesús se puso a decirles a sus discípulos:
-Tened cuidado de que no se os pegue la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Lo que está encubierto acaba por descubrirse, y lo que está escondido acaba por saberse. Así que todo lo que se ha susurrado a escondidas se oirá a la luz del día, y lo que se ha dicho dicho al oído en las habitaciones privadas se voceará desde las azoteas. Pero os tengo que advertir de una cosa, amigos: No les tengáis miedo a los que no pueden hacer más que matar el cuerpo. Os descubriré a Quién debéis temer: AL Que, después de quitar la vida, tiene poder para arrojaros al infierno. A Ese es a Quien debéis temer. ¿No es verdad que se venden cinco pajarillos por dos pesetas? Pues, a pesar de todo, a Dios no se le pasa por alto ninguno de ellos. En cuanto a vosotros, Dios tiene contados hasta los pelos de vuestra cabeza. No tengáis miedo; porque para Dios vosotros valéis más que muchos pajarillos. Y otra cosa: Si alguien reconoce delante de la gente que me conoce y es de los míos, también el Hijo del Hombre que soy Yo le reconoceré a él en presencia de los ángeles de Dios; pero si alguien niega que me conoce y es de los míos ante la gente, tampoco Yo le reconoceré a él ante los ángeles de Dios. A todos los que digan algo contra el Hijo del Hombre, se les puede perdonar; pero al que insulte al Espíritu Santo, a ese no se le puede perdonar. Cuando os lleven prisioneros a las sinagogas, o ante los Jueces o los gobernadores, no os preocupéis de cómo o qué tenéis que decir o contestar; porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.
Cuando leemos pasajes como este, nos acordamos de la definición judía de la predicación, jaraz, que quiere decir sarta de perlas. Este pasaje parece una colección de perlas ensartadas, sí, pero sin la rígida conexión que exige la moderna predicación. Aquí encontramos varias ideas sobresalientes.
(i) Se nos habla del pecado prohibido, que es la hipocresía. La palabra hipócrita empezó significando alguien que contesta; así es que hipocresía quería decir originalmente contestación. En un principio esta palabra se refería al fluir ordinario de preguntas y respuestas en una conversación o diálogo; y luego se usó para referirse al diálogo de una comedia; y de ahí pasó a significar hacer un papel. El hipócrita no es una persona genuina, sino alguien que está representando a un personaje; de ahí que lleva consigo la idea de insinceridad. Dios prefiere habérselas con un pecador auténtico antes que con un farsante que se finge bueno.
(ii) Se nos dice que la actitud correcta ante la vida debe ser la intrepidez. Hay dos razones para no tener miedo.
(a) El poder de un hombre sobre otro se limita a esta vida: se puede matar el cuerpo, pero no el alma. En la guerra de 1914-18 se publicó un chiste en un periódico de humor, en el que se representaba al Emperador alemán diciéndole al rey Alberto de Bélgica: » Así es que ahora lo has perdido todo.» A lo que contestaba el belga: » ¡Menos el alma!»
Dios es el único que tiene poder sobre el alma humana; por tanto, es absolutamente razonable temer a Dios y no a los hombres. Del reformador escocés John Knox se dijo al depositar su cuerpo en la tumba: «Aquí yace uno que tuvo tanto temor de Dios que nunca temió a ningún hombre.»
(b) El cuidado de Dios es individualizado. Para Él nunca se pierde nadie en la multitud. Mateo dice: «¿No se venden dos pajarillos por una peseta?» (10:29). Y Lucas dice aquí: «¿No es verdad que se venden cinco pajarillos por dos pesetas?» Al que estaba dispuesto a gastarse, no una peseta sino dos, le daban cinco pajarillos en vez de cuatro; es decir, que le daban uno de propina. Pero ni siquiera ese que no tiene precio está olvidado de Dios. Hasta los cabellos de nuestra cabeza están contabilizados. ¡Se calcula que una persona rubia tiene unos 145.000 cabellos, una morena 120.000, y una pelirroja 90.000! Los judíos estaban tan impresionados con el cuidado individual de Dios que decían que cada brizna de hierba tiene su ángel de la guarda. Ninguno tiene por qué temer, porque podemos decir: «¡Dios cuida de mí!»
(iii) Aquí se nos habla del pecado imperdonable, que es el pecado contra el Espíritu Santo. Mateo y Marcos especifican que Jesús habló de este pecado cuando los escribas y fariseos atribuyeron su poder sanador al príncipe de los demonios en vez de a Dios (Mt 12:31-32 ; Mr 3:28-29 ). Aquellos hombres estaban viendo la gracia y el poder de Dios en acción, y decían que era. el diablo el que estaba obrando. Para entender esto tenemos que recordar que Jesús hablaba del Espíritu Santo según lo que los judíos sabían, y no en el pleno sentido cristiano.
Para un judío, el Espíritu de Dios tenía dos grandes funciones. Por medio de su Espíritu Dios comunicaba la verdad a los hombres, y estos sólo podían reconocer y captar la verdad de Dios por la acción del Espíritu Santo en su mente y corazón. Ahora bien, si una persona no ejercita una facultad, acaba por perderla. Si prescindimos de usar alguna parte de nuestro cuerpo, acabará por atrofiarse. Darwin decía que, cuando era joven, le gustaban mucho la música y la poesía; pero se dedicó tan totalmente a la biología que las abandonó completamente. En consecuencia, la poesía llegó a no tener ningún valor para él, y la música no era más que un ruido; y decía que, si viviera otra vez, se cuidaría de cultivar y no perder la facultad de disfrutar de la poesía y de la música.
Exactamente de la misma manera podemos perder la facultad de reconocer a Dios. Si persistimos en rechazar su Palabra, y no seguimos más que nuestro propio criterio, cerrando los ojos y los oídos para no ver ni oír a Dios, podemos llegar a la condición de no poder reconocerle cuando le veamos u oigamos, y para nosotros el bien sea como el mal y el mal como el bien. Eso es lo que les había sucedido a los escribas y fariseos: habían llegado a ser tan sordos y ciegos para Dios que cuando Él vino le tomaron por el diablo.
¿Por qué es imperdonable ese pecado? Porque en ese estado el arrepentimiento ya es imposible. Si una persona ni siquiera se da cuenta de que es pecadora, si la bondad ya no la atrae, no se puede arrepentir. No es Dios quien la ha excluido: se ha excluido a sí misma con su actitud cerrada. Eso quiere decir que el que teme haber cometido el pecado imperdonable, no lo ha cometido; porque, si lo hubiera cometido estaría tan muerto para Dios que ya no le preocuparía esa posibilidad.
(iv) Aquí se nos habla de la lealtad recompensada. Esa recompensa no es una cosa material. Es que, en el Cielo, Jesús dirá de nosotros: «Esa persona era mía. ¡Bien hecho!»
(v) Aquí se nos habla de la ayuda del Espíritu Santo. En el cuarto evangelio, el título preferido del Espíritu Santo es el Paráclito. En griego, parakletos es uno que está cerca para ayudar. Se puede referir a un testigo, o a un abogado que nos defiende en un juicio. En el día de la prueba no tenemos por qué temer, porque nada menos que el Espíritu Santo de Dios estará a nuestro lado para defendernos.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
CAPÍTULO 12
6. LOS DISCÍPULOS EN EL MUNDO (12,1-53).
Jesús es el más fuerte, la señal, el profeta que anuncia la voluntad de Dios. Reúne discípulos que sufrirán la misma suerte que le espera en Jerusalén. Lucas, reuniendo fragmentos de tradición, compone una instrucción de los discípulos. Jesús reclama una confesión intrépida (12,1-12), libertad frente a los bienes de la tierra y frente a la ansiosa preocupación por la vida (12,13-34), vigilancia y fidelidad con vistas al Señor que ha de venir, que obliga a una decisión (12,35-53).
a) Confesión intrépida (Lc/12/01-12)
Mediante breves observaciones enlaza Lucas las palabras de Jesús, dividiendo el discurso en tres partes: los discípulos deben estar penetrados de la palabra de Dios hasta lo más íntimo de su ser (12,1-3); deben hacer su confesión sin el menor temor de los hombres, pues Dios se cuida de ellos (12,4-7); a los confesores animosos les promete Jesús los más altos bienes (12,8-12).
1 Y mientras la multitud seguía aumentando por millares, hasta el punto de atropellarse unos a otros, primero comenzó a decir a sus discípulos: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. 2 Pues nada hay oculto que no se descubra, y nada secreto que no se conozca. 3 Por lo cual, todo lo que dijisteis en la obscuridad será oído a plena luz, y todo lo que hablasteis al oído, en las habitaciones más escondidas, será proclamado desde las terrazas.
Va en aumento el número de los que se interesan por Jesús y por su palabra. Se cuentan por millares. Se apiñan hasta atropellarse. Primero habla Jesús a los discípulos antes de dirigir su palabra a las masas (12,54). Los discípulos han de ser intermediarios entre Jesús y el pueblo. Cuando los discípulos estén penetrados de la palabra de Dios, podrán también llevar su mensaje a las masas.
La levadura era considerada como un poder oculto, algo pernicioso y con efectos perniciosos, algo así como el mal instinto. Este poder es en los fariseos la hipocresía(*): se muestran al exterior distintos de lo que son. Los discípulos deben guardarse de esta simulación. Deben ser interiormente lo que enseñan y anuncian al exterior. Además, ¿de qué les sirve la simulación? Lo oculto se descubre y lo secreto llega a conocerse. Los sentimientos ocultos pugnan por salir a la luz pública. Lo primero y fundamental que exige Jesús a sus discípulos es la transformación interior.
Si el discípulo se transforma interiormente por la palabra de Dios, su convicción y sus sentimientos se abrirán camino para salir a la luz pública. Lo que se ha dicho ocultamente al pequeño grupo pugna por salir a la luz, a hacerse público. Aunque los discípulos abarquen un campo de acción aparentemente pequeño y restringido, no deben preocuparse, sin embargo, temiendo que su acción no llegue a extenderse ampliamente. Si, por ejemplo, en tiempos de persecución sólo pueden transmitir su mensaje en las horas nocturnas y en lugares obscuros en voz baja, deben tener, sin embargo, plena seguridad de que la palabra de Dios tiene poder y propende a salir a la luz sin que ninguna fuerza del mundo pueda sofocarla. La palabra de Dios está cargada de fuerza.
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* La hipocresía se echa en cara a los fariseos especialmente en Mt; cf. Mat 23:13.15.23.27.29.
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4 A vosotros os lo digo, amigos míos: No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero después de esto no pueden hacer más. 5 Os voy a indicar a quién habéis de temer: temed a quien, después de haber matado, tiene poder para arrojar a la gehenna. Sí, os lo repito: a ése habéis de temer. 6 ¿Acaso no se venden por dos ases cinco pajarillos? Sin embargo, ni uno de ellos queda olvidado ante Dios. 7 Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. ¡No tengáis miedo! Valéis más que muchos pajarillos.
Los discípulos de Jesús son sus amigos. A ellos ha dedicado su amor, los ha iniciado en los secretos de su mensaje; ellos participarán también en su suerte. «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe qué hace su señor; os he llamado amigos, porque todo lo que oí de mi Padre os lo he dado a conocer» (Jua 15:14 s). Jesús quiere decir verdades serias a los suyos. Por eso comienza por recordarles su amistad. Camina hacia Jerusalén, donde será «elevado». También los discípulos tendrán adversarios, que los amenazarán con la muerte.
Con una serena reflexión se les quitará el temor a la muerte. No hay que temer a los que pueden matar el cuerpo, pero no pueden ejercer el menor influjo en la vida eterna. A Dios hay que temer, a Dios, que puede precipitar en el infierno, que después de esta vida ha de decidir sobre la salvación y la perdición. Jesús contrapone un temor a otro. Más hay que temer a Dios que a los hombres.
El temor de Dios no es lo único que ha de fortalecer en las angustias de muerte. Dios mira a los discípulos y no los olvida. Dios se cuida de lo más pequeño e imperceptible. Se cuida de los pájaros del campo y de los cabellos de la cabeza. Todo le interesa. Si Dios se cuida de estas pequeñeces, mucho más se cuidará de los discípulos de Jesús. La confianza en la amorosa providencia de Dios da valor para soportar hasta lo más difícil, porque también esto entra en el plan de la amorosa solicitud de Dios.
8 Pero yo os digo: De todo aquel que se declare en mi favor delante de los hombres, el Hijo del hombre también se declarará en favor suyo delante de los ángeles de Dios. 9 Pero aquel que me niegue ante los hombres, también él será negado ante los ángeles de Dios. 10 Y a todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonada; pero a aquel que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará. 11 Cuando os hagan comparecer ante las sinagogas, los poderes y las autoridades, no os preocupéis de cómo os defenderéis o con qué, o de qué habéis de decir. 12 Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que conviene decir.
A los discípulos se les exige confesar a Jesús, confesión que está amenazada de persecución. Para quitar a sus discípulos el miedo de los hombres, les recuerda Jesús el juicio futuro. Por el juez se entiende a Dios, aunque no se menciona expresamente a él, sino sólo a su corte, los ángeles. No se pronuncia el nombre de Dios. Los ángeles notifican la presencia del Dios innombrable e inaccesible. En este juicio, el Hijo del hombre es abogado de los buenos ante el divino juez. Aquel en cuyo favor se declare, será salvado; aquel en cuyo favor no se declare, estará perdido. Que el Hijo del hombre intervenga en favor de alguien o no, depende de que uno confiese a Jesús en la tierra. La confesión o la negación de Jesús en la tierra tendrá su repercusión en el juicio final.
Dios, el Hijo del hombre y Jesús se hallan en la más estrecha relación. Todo el que se declare en mi favor, también el Hijo del hombre se declarará en favor suyo. Jesús parece distinguir entre él mismo y el Hijo del hombre. ¿No deben, sin embargo, estar lo más íntimamente ligados, puesto que se dice: Todo el que se declare en mi favor delante de los hombres, el Hijo del hombre también se declarará en favor suyo delante de los ángeles de Dios? Quien mejor explica estas palabras es quien entiende por ellas que Jesús se reconoce como el llamado por Dios a colaborar como Hijo del hombre en el juicio. Pero también Dios y el Hijo del hombre están ligados entre sí. Todo el que en el juicio se declare por el Hijo del hombre delante de Dios, se salvará; el que no lo reconozca, será condenado por Dios. Así pues, Dios ha dado poder al Hijo del hombre, un poder decisivo sobre los hombres ante él mismo. Dios, el Hijo del hombre, Jesús: ¿en qué relación se hallan entre sí?
La acción salvadora de Jesús es hasta tal punto asunto suyo, que si bien Lucas escribe: «El Hijo del hombre también se declarará en favor suyo delante de los ángeles de Dios», en cambio no escribe que el Hijo del hombre negará al que no se haya declarado en favor de Jesús. Se dice impersonalmente. También él será negado. La sentencia de condenación no se atribuye directamente a Jesús; en efecto, Jesús es, en primer lugar, salvador. Todavía se dicen otras palabras terribles y estimulantes a la vez, palabra que ha de fortalecer a los discípulos. El discípulo, para quien Jesús es amigo y abogado, está bajo la acción del Espíritu Santo, al que enviará Jesús cuando haya sido exaltado. La confesión de Jesús por el discípulo mediante la palabra y la imitación, es impuesta como un deber por el Espíritu Santo, pero también es apoyada y sostenida por él. Las palabras, tal como las reproduce Lucas, se refieren al futuro de los discípulos. Cuando reciban al Espíritu Santo y por el hecho de recibirlo, se les exigirá una relación con Cristo y una confesión de Cristo distinta de la de quienes no hayan recibido el Espíritu Santo. A todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre, le será perdonada. Jesús vive como hombre entre hombres, es Hijo del hombre en humildad. El que sólo le juzga con sus capacidades puramente humanas y sólo lo ve como hombre, es posible que no sea consciente de su transgresión al ultrajar a Jesús, Hijo del hombre. Dios le perdonará. Cuando va a morir Jesús ora: «Padre, perdónalos, pues no saben lo que hacen» (23,34).
En cambio, no se perdonará al que blasfeme contra el Espíritu Santo. Un discípulo que ha reconocido a Jesús como el Hijo del hombre (exaltado), blasfema contra el Espíritu si niega a Jesús o se separa de él. En efecto el Espíritu Santo es el que ha causado en él la confesión de que Jesús es el Hijo del hombre, al que Dios da todo poder. El que así armado con el Espíritu dice una palabra contra Jesús, ése ultraja al Espíritu Santo. Este pecado no se perdona. El perdón de los pecados y la salvación sólo pueden lograrse mediante la fe en Cristo.
Acerca del Espíritu Santo se dice también una palabra estimulante. Cuando por causa de su fe comparezcan los discípulos ante los tribunales judíos y paganos, el Espíritu Santo se encargará de cómo hayan de defenderse. En este caso, el discípulo no dirá nada ofensivo para Jesús, sino que más bien dará un testimonio en el que resplandezca la gloria de Cristo. Jesús promete para ese caso la asistencia del Espíritu Santo. él enseñará a los discípulos lo que conviene decir (*).
El discípulo confiesa su fe delante del Dios trino: delante de Dios Padre, del Hijo del hombre y del Espíritu Santo. Lo imponente y tremendo del Dios trino se halla delante de él, pero también su virtud confortadora. La dignidad del discípulo se hace visible en lo serio de la responsabilidad que pesa sobre él, pero también en la solicitud de que es objeto por parte de Dios.
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* Hec 4:8 ss; Hec 5:29 ss; Hec 7:55 ss; cf. 2Ti 4:16 s: «En la primera vista de mi causa nadie se presentó a favor mío, sino que todos me abandonaron. ¡Que no se les tome en cuenta! Pero el Señor me asistió y me dio fuerzas, de tal manera que por medio de mí la proclamación quedó plenamente realizada y llegó a oídos de todos los gentiles, y yo mismo fui rescatado de las fauces del león.»
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b) Desapego de los bienes (Lc/12/13-21)
El hombre no deja de ser hombre por el hecho de seguir a Cristo; como hombre, está amenazado por la preocupación por los bienes de la tierra. Por eso el discípulo de Jesús debe adoptar la debida posición frente a estos bienes. Jesús se niega a hacer de árbitro en una cuestión de repartición de herencia (2Ti 12:14), pone en guardia contra la avidez y la codicia (2Ti 12:15) y con una parábola muestra cómo se asegura verdaderamente la vida ( 2Ti 12:16-21).
13 Díjole uno de la multitud: Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. 14 Pero él le contestó: ¡Hombre! ¿Quién me ha constituido juez o partidor entre vosotros?
El derecho sucesorio judío estaba regulado por la ley mosaica. Se supone una situación agrícola, en la cual el hermano mayor hereda los bienes raíces y dos tercios de los bienes muebles (Deu 21:17). En el caso que se propone a Jesús, parece ser que el hijo mayor no quiere entregar absolutamente nada. Dado que el derecho sucesorio estaba regulado por la ley, fácilmente se recurriría al dictamen y a la decisión de los doctores de la ley. El hombre del pueblo acude a Jesús, al que trata como a doctor de la ley, a fin de que en el asunto de su herencia dé un dictamen y con su autoridad ejerza influjo sobre su hermano injusto. Jesús es considerado como acreditado doctor de la ley, que se presenta y actúa con autoridad.
Cuando el pueblo acude a Jesús con sus miserias del cuerpo y del alma, lo halla dispuesto a socorrerle. En cambio, el hombre que se presenta con su pleito hereditario tropieza con una repulsa. ¡Hombre! Aquí esta palabra suena áspera y dura. Jesús no quiere ser juez ni árbitro en los asuntos de los hombres. Las palabras con que lo expresa traen a la memoria las que fueran respondidas a Moisés cuando quiso dirimir una querella entre dos hebreos: «¿Y quién te ha puesto a ti como je£e y juez entre nosotros?» (Exo 2:14). En su obrar se inspira Jesús en las decisiones expresadas por la palabra de Dios en la Sagrada Escritura. La palabra de la Escritura le muestra también los inconvenientes que tiene el constituirse árbitro en tales asuntos.
Con su palabra se niega Jesús a intervenir para poner orden en las condiciones perturbadas de este mundo y a decidir con su autoridad en favor de este o del otro orden social. Su misión y la conciencia de su vocación que le da la voluntad de Dios, la dejó ya bien establecida reiteradamente al comienzo de su actividad en Nazaret y todavía antes en la tentación en el desierto. Ha sido enviado para anunciar a los pobres el Evangelio, para llamar a los pecadores (Exo 5:32), para salvar a los que estaban perdidos (Exo 19:10), para dar su vida en rescate (Mar 10:45), para traer al mundo la vida divina (Jua 10:10).
15 Entonces les dijo: Guardaos muy bien de toda avidez, pues no por estar uno en la abundancia, depende su vida de los bienes que posee.
Toda ansia de aumentar los bienes es enjuiciada como un peligro del que han de guardarse bien los discípulos. El ansia de poseer descubre la ilusión de creer que la vida se asegura con los bienes o con la abundancia de los mismos. La vida es un don de Dios, no es fruto de la posesión o de la abundancia de bienes de la tierra y de la riqueza. De hecho, no es el hombre el que dispone de la vida, sino Dios.
16 Luego les dijo esta parábola: Un hombre muy rico tenía una finca que le dio una gran cosecha. 17 Y discurría para sí de esta forma. ¿Qué voy a hacer si ya no tengo dónde almacenar mis cosechas? 18 Y añadió: Voy a hacer esto: derribaré mis graneros para edificar otros mayores; así podré almacenar allí todo mi trigo y mis bienes. 19 Y diré a mi alma: Alma mía, ya tienes muchos bienes almacenados para muchos años; ahora descansa, come, bebe y pásalo bien. 20 Entonces le dijo Dios: ¡Insensato! Esta misma noche te van a reclamar tu alma, y todo lo que has preparado, ¿para quién va a ser? 21 Así sucederá con aquel que atesora riquezas para sí, pero no se hace rico ante Dios.
La narración de un ejemplo presenta gráficamente lo que se ha expresado con la sentencia: la vida no se asegura con los bienes. El rico labrador revela su ideal de vida en el diálogo que entabla consigo mismo: vivir es disfrutar de la vida: comer, beber y pasarlo bien; vivir es disponer de una larga vida: para muchos años; vivir es tener una vida asegurada: ahora descansa ¡ética del bienestar! ¿Cómo puede alcanzarse este ideal de vida? Almacenaré: hay que asegurar el porvenir. Varían las formas de esta seguridad. El labrador edifica graneros. ¿El moderno hombre de negocios…? La economía de este labrador no tiene otro sentido que el de asegurar la propia vida.
La entera forma humana de proyectar flaquea. El hombre no tiene en su mano la vida como dueño y señor. No puede contentarse con hablar consigo mismo: Dios interviene también en el diálogo. Este hombre debería también tratar con otros hombres, pero le importan tan poco como Dios mismo. El hombre es insensato si piensa así, como si la seguridad de su vida estuviera en su mano o en sus posesiones. El que no cuenta con Dios, prácticamente lo niega, y es insensato (/Sal/013/014/01). Que nuestra vida no se asegura con la propiedad y con los bienes lo pone al descubierto la muerte. Te van a reclamar tu alma: los ángeles de la muerte, Satán por encargo de Dios. ¡Esta misma noche! El rico había contado con muchos años…
La riqueza que el hombre acumula para sí, con la que quiere asegurarse la existencia terrena, no le aprovecha nada. Tiene que dejársela aquí, en manos de otros. «Muévese el hombre cual un fantasma, por un soplo solamente se afana; amontona sin saber para quién» (Sal 39:7). Sólo el que se hace rico ante Dios, el que acumula tesoros que Dios reconoce como verdadera riqueza del hombre, saca provecho. El querer el hombre asegurar nerviosamente su vida por sí mismo lleva a perder la vida, sólo la entrega a Dios y a su voluntad la preserva. ¿Cuáles son los tesoros que se acumulan con vistas a Dios?
c) Confianza en Dios (Lc/12/22-34).
22 Luego dijo a sus discípulos: Por eso os digo: No os afanéis por la vida: qué vais a comer; ni por vuestro cuerpo: con qué lo vais a vestir. 23 Porque la vida vale más que el alimento y el cuerpo más que el vestido. 24 Fijaos en los cuervos: no siembran ni siegan, ni tienen despensa ni granero; sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valéis vosotros que las aves! 25 ¿Quién de vosotros, por mucho que se afane, puede añadir una hora a su existencia? 26 Pues, si ni siquiera lo mínimo podéis, ¿por qué afanaros por lo demás? 27 Fijaos en los lirios: cómo ni hilan ni tejen. Pero yo os digo: ni Salomón en todo su esplendor se vistió como uno de ellos. 28 Pues si Dios viste así la hierba que hoy está en el campo y mañana se echa al horno, ¡cuánto más hará por vosotros, hombres de poca fe! 29 Igualmente, no andéis buscando qué habéis de comer y de beber; no os inquietéis por eso. 30 Pues todas esas cosas buscan ansiosamente los paganos del mundo; pero vuestro Padre sabe bien que tenéis necesidad de ello. 31 En cambio, buscad su reino, y estas cosas se os darán por añadidura.
El hombre conserva su vida, no gracias a sus posesiones, sino con la ayuda de Dios. Hasta qué punto esta frase libera y da satisfacción, se expresa por medio de un poema didáctico en tres estrofas. La primera y la segunda estrofa tratan de librar al hombre de la preocupación angustiosa, la tercera tiene por objeto orientar hacia el debido fin la búsqueda y las ansias del hombre.
En esta armazón fundamental se insertan motivos que pueden librar de la preocupación angustiosa y calmar la búsqueda inquieta. Se habla del cuervo y de las flores del campo con todo su esplendor. El ojo «sano» y puro de Jesús (cf. 11,34) descubre a Dios en los pájaros y en las flores y en todo reconoce su solicitud y su amor. En la última estrofa no se habla ya de Dios, sino del Padre, que sabe lo que nos hace falta.
Para el rico significan los bienes un gran peligro: el de olvidar a Dios y de vivir sola para conservar y acrecentar la riqueza, en la que ha cifrado su seguridad. Pero también el pobre está amenazado. Su preocupación es su sustento cotidiano. Uno y otro, el rico y el pobre, están expuestos al peligro de dejarse absorber por el cuidado de las cosas de la tierra y dejar a un lado el cuidado más importante, el de buscar el reino de Dios. En estas palabras habla Jesús de una preocupación que desasosiega, que se apodera completamente del hombre, que procede de la ilusión de creer que el hombre puede asegurar su vida con los bienes de la tierra. La frase decisiva, según la cual se ha de entender el poema entero, se halla en el versículo 10 31: buscad el reino, y estas cosas se os darán por añadidura. En Mt se dice: «Buscad primeramente el reino.» Esta es la redacción destinada al pueblo. Lucas, en cambio, suprime el primeramente, pues escribe para los discípulos, que siguiendo a Cristo deben renunciar a toda posesión, a fin de estar completamente libres para escuchar la palabra de Jesús y proclamar su mensaje (10,4).
La preocupación por las cosas de la tierra no debe hacer olvidar la búsqueda del reino de Dios. Por eso Dios mismo se encarga de que el hombre no se deje dominar por la solicitud por la subsistencia. Jesús proclama la providencia paternal de Dios. Lo que dice Jesús se comprende fácilmente, pero estas palabras sólo se pueden vivir si se creen. Los hombres de poca fe no lo comprenden ni se aventuran a ello. En la primera estrofa hay dos razones que tienen por objeto librar de la preocupación afanosa por la comida, la bebida y el vestido. Nosotros nos preocupamos por el alimento y por el vestido, pero no tenemos en nuestra mano la vida a que deben servir estas cosas. Los cuervos, que eran tenidos por pájaros impuros por los judíos (Lev 11:15; Deu 14:14) y de los que se decía que son los animales más abandonados de la tierra, pues son descuidados hasta por sus mismos padres (Sal 147:9; Job 38:41), son alimentados por Dios sin que ellos mismos tomen medidas preventivas. ¿No se cuidará Dios mucho más del hombre, que al fin y al cabo vale más que un cuervo?
También la segunda estrofa, que habla dos veces de las preocupaciones afanosas, quiere inducir al abandono de las preocupaciones y a la confianza en la providencia de Dios mediante la consideración de la propia vida y de la naturaleza. Por mucho cuidado que ponga el hombre, no puede prolongar su vida (o aumentar su estatura). Quizá sea la frase deliberadamente ambigua; en todo caso es una verdad escueta, que todos tenemos que reconocer. Si nosotros no podemos modificar lo más mínimo la duración de nuestra vida, o nuestra estatura, ¿por que nos preocupamos tanto por lo demás, por la comida y por el vestido, que son mucho menos que la duración de la vida o que la estatura? Los espléndidos lirios en las praderas de Galilea son testigos luminosos de la magnánima solicitud de Dios. El fasto del «rey sol» de Israel queda muy por debajo del esplendor de las flores, y sin embargo, las flores del campo no son sino pobres hierbas. El que se preocupa angustiosamente por su subsistencia, carece de fe; cree en la providencia divina, pero vive como si la existencia terrena fuera independiente de Dios y sólo el hombre debiera cuidar de ella.
La tercera estrofa no habla ya de preocupaciones afanosas, sino del buscar, del empeño desasosegado, de una vida suspendida entre el temor y la esperanza. Lo que ha de buscar el discípulo de Cristo no debe ser la comida y la bebida. Los paganos tienen esa preocupación. En ellos se comprende, pues no creen en el Padre, que cuida de los discípulos, que son sus hijos. Los paganos no tienen conocimiento de las promesas de Dios, por lo cual se preocupan por la vida de la tierra. El discípulo conoce una preocupación mayor, la del reino de Dios, que es lo único que busca.
Jesús quiere dar a Dios y a su reino la preferencia ante todas las cosas y librar al hombre de la preocupación agobiante que atormenta al que piensa que sólo puede y debe asegurar su existencia humana. Los discípulos de Jesús, que viven del Evangelio, saben que no se les garantiza una vida sin fatiga, una jauja, si buscan sólo el reino de Dios. También los santos pasaron hambre y sufrieron fatigas y necesidad (2Co 11:23 ss). Cualquier cosa que Dios disponga sobre el discípulo, siempre viene del Padre, que quiere darle lo más grande de todo, el reino, en el que está contenida la plenitud de las bendiciones.
32 No temas, pequeño rebaño: que vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino.
El grupo de los discípulos es un pequeño rebaño. El pueblo de Dios de los últimos tiempos se compara con un rebaño. A pesar de su pequeño número, de su insignificancia, de su impotencia y de su pobreza, ha de recibir de Dios el reino, el poder y el señorío sobre todos los reinos. Porque es el pueblo santo del Altísimo (Dan 7:27). Este pequeño rebaño vive en el amor de Dios, que es su Padre. Por el designio de Dios, que tiene su más profunda y única razón en el beneplácito de Dios, este pequeño rebaño está llamado a lo más grande. Jesús dijo que el reino debe ser la única preocupación del discípulo; pero tampoco esta preocupación ha de ser angustiosa. No temas. El amor eterno del Padre asegura el reino a los discípulos. «¿Qué me separará del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús?» (Rom 8:39). La seguridad de la vida está en manos del Padre, en su beneplácito, en su amor: Paz a los hombres, objeto del amor de Dios.
33 Vended vuestros bienes para darlos de limosna. Haceos de bolsas que no se desgastan, de un tesoro inagotable en los cielos, donde no hay ladrón que se acerque ni polilla que corroa. 34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
Ha quedado pendiente la cuestión de cómo han de atesorarse riquezas con vistas a Dios (Rom 12:21). Vended vuestros bienes y con lo que obtengáis dad limosna, con lo cual acumularéis un tesoro en el cielo. Este tesoro no se pierde. De él no se puede decir: Todo lo que has preparado, ¿para quién va a ser? El arca no será agujereada ni agrietada, el tesoro mismo no disminuye, no está expuesto a ladrones y a fuerzas destructoras. Lo que amenaza los tesoros de la tierra, el dinero, los vestidos preciosos y cosas semejantes, no puede dañar al tesoro del cielo. Lo que hace el hombre con vistas a Dios, no se pierde; una vida que se ha vivido con la mira puesta en Dios se convierte en vida eterna.
El hombre tiene el corazón apegado a aquello por lo que ha aventurado mucho. El que ha vivido con la mira puesta en Dios, tiene el corazón puesto en Dios; el que ha expuesto mucho por el reino de Dios, piensa en el reino de Dios. El que tiene su tesoro y su riqueza en el cielo, está en el cielo con su corazón y con sus anhelos. Para quien mediante limosnas se procura un tesoro en el cielo, el reino de Dios representa el centro de su vida.
d) Vigilancia y fidelidad (Lc/12/35-53)
El discípulo de Jesús tiene la mira puesta en la venida de su Señor. En la época en que Lucas escribía su Evangelio, no esperaban ya los cristianos la próxima venida de Jesús, sino que contaban ya con espacios más largos de tiempo. Entre el tiempo de la acción salvífica de Jesús y su venida gloriosa transcurre el tiempo de la Iglesia. Los cristianos que viven en este tiempo de la Iglesia miran retrospectivamente a la vida de Jesús en la tierra, y prospectivamente a su futura manifestación. Las preocupaciones fundamentales del tiempo final del cristiano que aguarda la pronta venida de Cristo, no deben faltar tampoco al cristiano que vive en el tiempo de la Iglesia, puesto que nadie sabe cuándo vendrá el Señor. Lucas habla de algunas de estas actitudes fundamentales: el cristiano debe ser vigilante (Rom 12:35-40); en particular, los dirigentes de la Iglesia son exhortados a la fidelidad (Rom 12:41-48). Como el tiempo de la primera venida de Cristo fue un tiempo de decisión, así también el cristiano debe concebir su vida como decisión por la voluntad de Dios (Rom 12:49-53).
35 Tened bien ceñida la cintura y encendidas las lámparas 36 y sed como los que están esperando a que su señor regrese del banquete de bodas, para abrirle inmediatamente cuando vuelva y llame. 37 Dichosos aquellos criados a quienes el señor, al volver, los encuentre velando. Os lo aseguro: él también se ceñirá la cintura, los hará ponerse a la mesa y se acercará a servirlos. 38 Y aun si llega a la segunda o a la tercera vigilia de la noche, y los encuentra así, ¡dichosos aquellos! 39 Entended bien esto: si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar su casa. 40 Estad también vosotros preparados, que a la hora en que menos lo penséis vendrá el Hijo del hombre.
Los discípulos deben estar en vela y preparados para la venida de Jesús, cuya hora nadie conoce. Una imagen de tales disposiciones se halla en un criado que aguarda a su señor, que ha de volver de un banquete de bodas a alguna hora de la noche. Cuando llame el señor, deberá estar ya el criado a la puerta para abrir, dejar pasar y conducir al señor a su casa. Para esto está allí el criado y lleva la túnica recogida; como cuando se está de camino, se trabaja o se combate, tiene ceñida la cintura y sostiene en la mano una lámpara encendida. Si no llevase la túnica recogida no podría ir prontamente a la puerta, y si tuviera que ir primero a buscar la lámpara y encenderla, pondría de mal humor a su señor. Esto, aplicado al discípulo, significa que a cada momento debe estar equipado moralmente de tal forma que pueda inmediatamente acudir a la llamada del Señor cuando venga a juzgar, que debe ser claro y luminoso como el sol y sin tropiezo moral, cargado de frutos de justicia por Jesucristo. para gloria y alabanza de Dios (Flp 1:10 s).
El discípulo que está pronto es felicitado, es llamado dichoso por Jesús. Entre dos bienaventuranzas se expresan los bienes que aguardan al siervo que está siempre en vela, incansable y fiel. El Señor le servirá a la mesa (Flp 22:27). Cambio completo de la situación: el siervo es señor, y el Señor es siervo. Dios hace participar de su gloria a los que velan. La gloria del reino de Dios se compara con frecuencia con un banquete de bodas, que Dios prepara para los que acoge en su reino. Dios honra a los invitados sirviéndolos y les da participación en su gloria.
Una tercera pareja de sentencias exhorta a estar prontos constantemente. El ladrón cava un corredor debajo de las paredes de la casa que se levanta sobre la tierra sin cimientos. Si el dueño de la casa supiera cuándo va a venir el ladrón, impediría la perforación. Si el discípulo de Cristo supiera exactamente cuándo va a venir el Señor, se prepararía para salirle al encuentro. Nosotros sabemos con seguridad que el Señor ha de venir, pero no sabemos cuándo. ¿Qué se sigue de esto?
41 Dijo entonces Pedro: Señor, ¿a quién diriges esta parábola a nosotros o a todos? 42 El Señor contestó: Quién es, pues, el administrador fiel y sensato, a quien el Señor pondría al frente de sus criados, para darles la ración de trigo a su debido tiempo? 43 Dichoso aquel criado a quien su señor, al volver, lo encuentra haciéndolo así. 44 De verdad os digo: lo pondrá al frente de todos sus bienes. 45 Pero si aquel criado dijera para sí: Mi señor está tardando en llegar, y se pusiera a pegar a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a embriagarse, 46 llegará el señor de ese criado el día que menos lo espera y a la hora en que menos lo piensa, lo partirá en dos y le asignará la misma suerte que a los desleales. 47 Aquel criado que, habiendo conocido la voluntad de su señor, no preparó o no actuó conforme a esa voluntad, será castigado muy severamente. 48 En cambio, el que no la conoció, pero hizo cosas dignas de castigo, será castigado con menos severidad. Pues a aquel a quien mucho se le dio, mucho se le ha de exigir, y al que mucho se le ha confiado, mucho más se le ha de pedir.
Pedro es portavoz del grupo de los discípulos. Como tal lleva también su nombre de oficio, Pedro, piedra. Con su pregunta distingue entre los discípulos y el pueblo. Los apóstoles tienen una posición particular en la casa de Jesús, en su comunidad, pero también tienen una responsabilidad particular. La posición responsable de los jefes en la Iglesia se considera con vistas a la venida del Señor como juez: «A los presbíteros que están entre vosotros, exhorto yo, presbítero como ellos, con ellos testigo de los padecimientos de Cristo y con ellos participante de la gloria que se ha de revelar: Apacentad el rebaño de Dios que está entre vosotros… Y cuando se manifieste el jefe de los pastores, conseguiréis la corona inmarchitable de la gloria» (1Pe 5:1-4).
Lo que se exige a los apóstoles se expresa con una parábola. EI Señor de una casa está ausente, lejos. Durante el tiempo de su ausencia encarga a un capataz que cuide de atender con justicia y puntualidad a la servidumbre. Para este cargo se requiere fidelidad y sensatez: fidelidad porque el capataz sólo es administrador, no señor, por lo cual debe obrar conforme la voluntad del señor; sensatez, porque no debe perder de vista que el señor puede venir de repente y pedirle cuentas. Si este capataz obra con conciencia, es felicitado, pues el señor quiere encomendarle la administración de todos sus bienes. Si, en cambio, obra sin conciencia e indebidamente, maltrata a la servidumbre y explota su posici6n de manera egoísta para llevar una vida sibarítica, le espera duro castigo. Según la usanza persa, se le parte el cuerpo con una espada.
La interpretación de la parábola, tal como la entendía Lucas, se desprende ya de la descripción del cuadro. El criado es administrador. Los apóstoles están al frente de la casa del Señor y llevan las llaves (11,52). «Que los hombres vean en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios» (1Co 4:1). En el administrador se busca «que sea fiel» (1Co 4:2). Los apóstoles se comportarán con fidelidad y prudencia si tienen presente la venida del Señor, si cuentan con que el Señor puede venir a cada momento, si no olvidan que tienen que rendir cuentas al Señor.
La tentación puede consistir para el administrador en que se diga: El Señor está tardando, todavía no viene. Los instintos egoístas y los impulsos del capricho le seducen llevándolo a la infidelidad. Lucas parece haber dado a esta observación sobre la tardanza del Señor una importancia mayor de la que tenía en la redacción originaria de la parábola. Es posible que en la época en que vivía Lucas más de una autoridad en la Iglesia dejara que desear tocante a la fidelidad, a la vigilancia y a la sensatez, diciéndose: el Señor está tardando. La venida del Señor en un plazo próximo no se había cumplido. Entonces se pensaba: A lo mejor ni siquiera viene. El hecho de que Jesús ha de venir es cierto. Cuándo ha de venir, es cosa que se ignora. Con la venida de Jesús está asociado el juicio, en el que cada cual ha de rendir cuentas de su administración. En comparación con la certeza de que ha de venir el Señor y de los bienes que aportará su venida, pasa a segundo término el conocimiento de la fecha exacta de su venida. Al Evangelio no le interesa precisamente la descripción de los hechos del tiempo final, sino la certeza de que han de tener lugar. Los dirigentes de la comunidad no deben ceder a la tentación por el retraso de la parusía.
Al siervo fiel y prudente se le pone al frente de todo lo que posee el Señor. La gloria del tiempo final consiste en una actividad intensificada, en un reinar juntamente con el Señor. En cambio, el siervo malo es castigado; se le asignará la misma suerte que a los desleales: será entregado a las penas del infierno.
¿Nos dices esta parábola a nosotros o a todos? Así había preguntado Pedro, porque pensaba que los apóstoles tenían la promesa segura y que no estaban en peligro. Había oído lo que había dicho el Maestro sobre el pequeño rebaño, al que Dios se había complacido en dar el reino. También el apóstol debe dar buena cuenta de sí con fidelidad y sensatez, si quiere tener participación en el reino. También para él existe la posibilidad de castigo. La sentencia depende de la medida y gravedad de la culpa, del conocimiento de la obligación, y de la responsabilidad. Los apóstoles han sido dotados de mayor conocimiento que los otros, por lo cual también se les exige más y también es mayor su castigo si se hacen culpables. El que no habiendo conocido la voluntad del Señor hace algo que merece azotes, recibirá menos golpes. No estaba iniciado en los planes y designios del Señor, y por ello no será tan severa la sentencia de castigo. Pero será también alcanzado por el castigo, aunque menos, pues al fin y al cabo conocía cosas que hubiera debido hacer, pero no las ha hecho. Todo hombre es considerado punible, pues nadie ha obrado completamente conforme a su saber y a su conciencia. La medida de la exigencia de Dios a los hombres se regula conforme a la medida de los dones que se han otorgado a cada uno. Todo lo que recibe el hombre es un capital que se le confía para que trabaje con él.
49 Fuego vine a echar sobre la tierra. ¡Y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! 50 Tengo un bautismo con que he de ser bautizado. ¡Y cuánta es mi angustia hasta que esto se cumpla! 51 ¿Pensáis que he venido a poner paz en la tierra? Nada de eso -os lo digo yo-, sino discordia. 52 Porque desde ahora en adelante, en una casa de cinco personas, estarán en discordia tres contra dos y dos contra tres: 53 el padre estará en discordia contra el hijo, y el hijo contra el padre; la madre contra la hija, y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera, y la nuera contra la suegra.
Jesús aportó el tiempo de salvación. ¿Qué se puede percibir de esto? El tiempo de salvación se anuncia como tiempo de paz; el Mesías es portador de paz. ¿Qué se ha producido en realidad? Falta de paz, discordia hasta en las mismas familias. Los discípulos no deben, sin embargo, perder la cabeza. El tiempo que se ha inaugurado con Jesús es en primer lugar tiempo de decisión. Jesús tiene que cumplir una misión que le ha sido confiada por Dios. La misión reza así: Echar fuego sobre la tierra, traer el Espíritu Santo con su fuerza purificadora y renovadora. (*). Jesús tiene ardiente deseo de que se verifique este envío del Espíritu. Pero antes debe él ser bautizado con un bautismo, debe pasar por sufrimientos que lo azoten como oleadas de agua. Está penetrado de angustia hasta que se cumpla la pasión mortal. La agonía de Getsemaní envía ya por delante sus mensajeros. La salvación del tiempo final no viene sin los trabajos de la pasión. El ansia por salvarse debe infundir ánimos para soportar las angustias de la pasión. La elevación al cielo se efectúa a través de la cruz. Jesús está en camino hacia Jerusalén, donde le aguarda la gloria que seguirá a la muerte.
El Mesías es anunciado y esperado como portador de paz. Es el príncipe de la paz; su nacimiento trae paz a los hombres en la tierra (Isa 9:5 s; Zac 9:10; Luc 2:14; Efe 2:14 ss.). La paz es salvación, orden, unidad. Ahora bien, antes de que se inicie el tiempo de paz y de salvación hay falta de paz, división y discordia, incluso donde la paz debería tener principalmente su asiento. El profeta Miqueas se expresó con las palabras siguientes acerca del tiempo de infortunios y discordias que ha de preceder al tiempo de salvación: «El hijo deshonra al padre, la hija se alza contra la madre, la nuera contra la suegra, y los enemigos son sus mismos domésticos. Mas yo esperaré en Yahveh, esperaré en el Dios de mi salvación, y mi Dios me oirá» (Miq 7:6 s). Ahora tiene lugar la división. Acerca de Jesús se dividen las familias, acerca de él deben decidirse los hombres (Miq 2:34). Esta división y separación es señal de que han comenzado los acontecimientos finales, que a cada cual exigen decisión.
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* Se dan muy variadas explicaciones del v. 49.
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7. LLAMAMIENTO A LA CONVERSIÓN (,21).
Jesús se dirige ahora a las multitudes, ya no a los discípulos. Si los discípulos estaban en peligro de desconocer la importancia y el significado del tiempo (Miq 12:52), mucho más lo está todavía el pueblo. Las señales que acompañan al tiempo de Jesús deben interpretarse rectamente (Miq 12:54-59). Lo que tiene lugar en este tiempo, exige a todos conversión (Miq 13:1-9). Este tiempo es tiempo de salud que comienza sin aparato y ocultamente, pero que en el futuro tendrá dimensiones arrolladoras (Miq 13:10-21).
a) Señales del tiempo (Lc/12/54-59)
54 Decía también a las multitudes: Cuando véis que una nube se levanta por poniente, enseguida decís: Va a llover, y así sucede. 55 Cuando sopla el viento sur, decís: Va a hacer calor, y lo hace. 56 ¡Hipócritas! Sabéis apreciar el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo, pues, no apreciáis el momento presente?
El pueblo, al observar el tiempo, sabe muy bien distinguir las señales. Cuando asoma una nube por poniente, por donde se halla el mar, se piensa acertadamente que va a llover; si sopla viento del sur, de la parte del desierto, se concluye que va a hacer calor. El período de tiempo que ofrece ahora Dios en el transcurso de los tiempos, tiene también sus señales: el pueblo acude en masa a Jesús, éste habla con autoridad de profeta, se expulsan demonios, se practican curaciones maravillosas… El pueblo que, acerca del tiempo y de todo lo que sucede sobre la haz de la tierra y en el firmamento, tiene penetrante fuerza de observación y se forma un juicio exacto acerca del significado de los acontecimientos, carece de este juicio cuando se trata de acontecimientos concernientes a Jesús y a la salvación. Ni siquiera se toma la molestia de verificar el significado del tiempo. Los hombres son hipócritas. Saben interpretar también estas señales, pero hacen como si no las entendieran. No quieren interpretar este tiempo como señalado por Dios para la decisión, precisamente porque rehuyen el tomar decisión, no quieren convertirse, sino seguir con su vieja forma de vida. La voluntad les impide juzgar.
57 ¿Y por qué no juzgáis también por vosotros mismos lo que es justo? 58 Cuando vas, pues, a presentarte al magistrado con tu contrario, trata de arreglarte con él por el camino, no sea que te arrastre hasta el juez, y el juez te entregue al ejecutor, y el ejecutor te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que pagues el último cuadrante.
Es necesario examinar y enjuiciar rectamente el tiempo; éste es, en efecto, un tiempo de decisión, del que depende el futuro. Quien no toma la debida decisión se expone a perderse eternamente. Choca que las gentes no atribuyan por sí mismas, para su propio bien, toda su importancia al debido enjuiciamiento de la hora presente. ¿Por qué no juzgáis? ¿Y por qué no obráis conforme al recto juicio? Ahora es todavía posible ponerlo todo en regla.
Una nueva parábola ayudará a juzgar rectamente del tiempo y a hacer lo que es debido. Tú vas con tu contrario a un proceso. Todavía existe la posibilidad de negociar con él, de recurrir a su bondad, de tratar de ganarle la voluntad y así librarte de él. Una vez que ha comenzado la vista de la causa, el pleito sigue su camino. Todo procede automáticamente. Ya no tienes manera de influir. Lucas tiene presente el proceso judicial romano; escribe para los paganos. Nadie ignora lo duro e inexorable del orden jurídico. Del magistrado pasa el acusado ante el juez, del juez al ejecutor de la sentencia, del ejecutor a la cárcel, y de la cárcel no sale hasta que haya pagado el último cuadrante (*)91. Lo único indicado en esta situación es intentar la conciliación antes de llegar al tribunal, y lograr así librarse del contrario.
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* El texto original dice lepton, la moneda más pequeña de aquellos tiempos, equivalente 1/80 de denario. El denario era el jornal corriente de un peón.
Fuente: El Nuevo Testamento y su Mensaje
1Co 5:6-8; Gál 5:9.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
Confesión sin temor (ver Mat. 10:26-33; 12:31, 32; 10:19, 20; cf. Mar. 3:28, 29). El v. 1 relaciona la sección previa sobre los fariseos con una enseñanza que penetra en la sociedad, como la levadura en la masa, y tiene una influencia corruptora debido a su hipocresía. Sin embargo, todos deben cuidarse de la hipocresía porque algún día sus pensamientos ocultos serán revelados (cf. 8:17).
Sin embargo, los discípulos podían ser tentados a un tipo diferente de pretensión, la de esconder su alianza con Jesús a causa del temor. Una cosa es sufrir a manos humanas y otra mucho peor ser hipócrita y enfrentar así el juicio de Dios, quien puede echar la gente al infierno. Ciertamente, no hay razón para temer a los seres humanos, porque ningún intento ni siquiera del peor de los perseguidores, puede ocurrir sin el conocimiento y el cuidado de Dios por su pueblo. Pero, dependiendo de si el pueblo confiesa o niega a Jesús, el Hijo del Hombre será un testigo en favor o en contra de ellos en el juicio ante el trono de Dios (8, 9).
En el v. 10, sin embargo, se dice que el negar al Hijo del Hombre es excusable. Puede ser que el v. 9 esté dirigido a los discípulos que no tienen excusa para su ignorancia sobre el significado de Jesús, pero el v. 10 se dirige a las multitudes para quienes la frase “Hijo del Hombre” no necesariamente explicaba quién era Jesús. No obstante, si se rechaza aceptar la evidencia clara de la obra del Espíritu de Dios en Jesús (o sea al atribuir su poder a Satanás), entonces el juicio sobre ellos era lo que correspondía. Pero si se confiesa a Jesús, entonces el Espíritu Santo los sostendrá cuando estén siendo juzgados ante jueces a quienes, de otro modo, tendrían temor.
Notas. 1 Primeramente indica que lo siguiente era especialmente para los discípulos.6 Mat. 10:29 dice que se venden dos pajaritos por un cuarto; el punto central sigue siendo el mismo. 8, 9 Aquí pareciera que Jesús hace una distinción entre Hijo del Hombre y él mismo. Como quería incluir una alusión a Dan. 7, tuvo que pasar a la forma de tercera persona gramatical.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
12.1, 2 Al contemplar las multitudes que le seguían para oírle, Jesús advirtió a sus discípulos que se cuidaran de la hipocresía, es decir, aparentar bondad cuando sus corazones se hallan lejos de Dios. Los fariseos no podían mantener sus actitudes ocultas para siempre. Su egoísmo crecería como levadura y muy pronto quedarían expuestos a lo que en verdad eran: impostores hambrientos de poder, líderes religiosos sin devoción. Es fácil enojarse ante la evidente hipocresía de los fariseos, pero cada uno debemos resistir la tentación de simular respetabilidad cuando nuestros corazones están lejos de Dios.12.4, 5 El temor a la oposición o al ridículo puede debilitar nuestro testimonio por Cristo. Muchas veces nos adherimos a la tranquilidad y a la comodidad, aun a riesgo de nuestro andar con Dios. Jesús nos recuerda aquí que debemos temer a lo eterno, no a lo temporal ni sus consecuencias. No permita que el temor a una persona o a algún grupo impida que salga en defensa de Cristo.12.7 Dios estima nuestro verdadero valor, no los que se conocen. Otras personas nos evalúan y categorizan según actuamos, qué logramos y cómo nos vemos. Pero el amor de Dios nos da la base real para nuestra valía, le pertenecemos.12.8, 9 Negamos a Jesús cuando: (1) esperamos que nadie va a pensar que somos cristianos, (2) decidimos no defender lo bueno, (3) callar en cuanto a nuestra relación con Dios, (4) nos diluimos en la sociedad, (5) aceptamos los valores no cristianos de nuestra cultura. Por contraste, lo reconocemos cuando: (1) llevamos vidas morales, verticales, que honran a Cristo, (2) buscamos oportunidades para testificar de nuestra fe a otros, (3) ayudamos a los necesitados, (4) salimos en defensa de la justicia, (5) amamos a otros, (6) tomamos en cuenta nuestra lealtad a El, (7) usamos nuestra vida y recursos para llevar a cabo sus deseos antes que los nuestros.12.10 Jesús dice que el pecado contra el Espíritu Santo es imperdonable. Esto ha motivado preocupación en muchos cristianos sinceros, pero no debería ser así. El pecado contra el Espíritu Santo significa atribuir a Satanás la obra que el Espíritu Santo lleva a cabo (véanse las notas a Mat 12:31-32 y Mar 3:28-29). También involucra un rechazo deliberado y terco a su obra y a Dios mismo. Una persona que comete este pecado se automargina de Dios, al grado que pasa por alto todo tipo de pecado. Una persona que teme haber blasfemado al Espíritu demuestra, por su preocupación, que no ha pecado en esta forma.12.11, 12 Los discípulos sabían que no podían dominar una disputa religiosa con los educados líderes judíos. Sin embargo, no los abandonarían sin preparación. Jesús les prometió que el Espíritu Santo enseñaría las palabras necesarias. El testimonio de los discípulos no impresionaría, pero sí mostraría la obra de Dios en el mundo mediante la vida de Jesús. Necesitamos orar para tener oportunidades de hablar en favor de Dios y luego confiar en El para que nos ayude con nuestras palabras. Esta promesa de valor, sin embargo, no compensa la falta de preparación. Tenga presente que estos discípulos tenían tres años de enseñanza y aplicación práctica. Debemos estudiar la Palabra de Dios. Luego El nos hará recordar sus verdades cuando más las necesitemos, ayudándonos a presentarlas en la forma más eficaz.12.13ss Problemas como este se le llevaban a menudo a los rabinos para solucionarlo. La respuesta de Jesús, aunque no va directamente al asunto, no es un cambio de tema. Sin embargo, Jesús se refiere a un asunto de gran importancia, una buena actitud hacia la acumulación de riquezas. La vida es más que bienes materiales, nuestra relación con Dios es mucho más importante. Jesús puso el dedo en la llaga. Cuando le llevamos problemas a Dios en oración, El hace casi siempre lo mismo, nos muestra cómo necesitamos cambiar y crecer en nuestra actitud hacia los problemas. Muchas veces esta no es la respuesta que buscamos, pero es más eficaz en ayudarnos a encontrar la mano de Dios en nuestras vidas.12.15 Jesús dice que la buena vida no tiene nada que ver con ser rico. Es exactamente lo opuesto de lo que por lo general dice la sociedad. Los publicistas gastan millones de dólares para hacernos creer que si compramos cada vez más de sus productos, seremos más felices, viviremos más cómodos. ¿Cómo reacciona a la presión constante del consumo? Aprenda a desechar las seducciones costosas y concéntrese en lo que en realidad es bueno en la vida, viva en comunión con Dios y haga su obra.12.16-21 El hombre de la historia de Jesús murió antes de que pudiera empezar a usar lo almacenado en sus graneros. Planear para nuestra jubilación, preparándonos para vivir antes de morir, es sabio, pero pasar por alto la vida después de la muerte es desastroso. Si acumula tesoros solo para su enriquecimiento, sin preocuparse en ayudar a los demás, irá a la eternidad con las manos vacías.12.18-20 ¿Por qué ahorra dinero? ¿Para su retiro? ¿Para adquirir automóviles o juguetes más costosos? ¿Por seguridad? Jesús nos desafía a pensar más allá de las metas terrenales y usar lo que tenemos para el Reino de Dios. Fe, servicio y obediencia son el camino para comenzar a ser ricos en Dios.12.22-34 Jesús nos manda a no preocuparnos. Pero, ¿cómo lo evitamos? Solo nuestra fe puede liberarnos de la ansiedad que causa la codicia y la avaricia. Es bueno trabajar y planificar con responsabilidad, pero no es bueno depender de nuestros métodos, pues nuestra planificación puede fracasar. La preocupación no sirve ya que no puede satisfacer ninguna de nuestras necesidades; la preocupación es una actitud necia porque el Creador del universo nos ama y sabe lo que necesitamos.12.31 Convertir el Reino de Dios en su preocupación primaria significa dar a Jesús el lugar de Señor y Rey en su vida. El debe controlar cada aspecto: trabajo, distracciones, planes, relaciones. ¿Es el Reino solo uno de sus muchos intereses o es el centro de todo lo que hace? ¿Oculta algunos asuntos de su vida para evitar que estén bajo el control de Dios? Como su Señor y Creador, a El le interesa ayudarle, satisfacer sus necesidades, así como también le guía para que sepa cómo usar lo que El le da.12.33 El dinero que se usa como fin en sí mismo pronto nos atrapa y nos separa de Dios, así también de los necesitados. La clave para usar el dinero con sabiduría es ver cuánto podemos emplear en los propósitos de Dios y no cuánto podemos acumular para nosotros. ¿Llega el amor de Dios hasta su billetera? ¿Le da su dinero libertad para ayudar a otros? Si es así, almacena tesoros en el cielo. Si sus metas financieras y posesiones estorban su generosidad, amor a otros o servicio a Dios, venda lo que deba para poner en orden su vida.12.34 Si concentra su dinero en sus negocios, sus pensamientos se centrarán en hacerlo rentable. Si apunta a otras personas, se concentrará en sus necesidades. ¿Dónde invierte su tiempo, dinero y energías? ¿En qué piensa más? ¿Cómo debería cambiar la forma en que usa sus recursos para que reflejen con más claridad los valores del Reino?12.35-40 Jesús decía a menudo que dejaría este mundo, pero que volvería (véanse Mateo 24, 25; Joh 14:1-3). También expresa que se prepara un reino para sus seguidores. Muchos griegos lo percibieron como un reino celestial, no corporal. Los judíos, como Isaías y Juan el escritor de Apocalipsis, vieron esto como un reino terrenal restaurado.12.40 La venida de Cristo en un tiempo inesperado no es una trampa ni un truco mediante el que Dios espera sorprendernos. Es más, Dios retarda su venida de manera que tengamos una mejor oportunidad para seguirle (véase 2Pe 3:9). Durante este tiempo, antes de su regreso, tenemos la oportunidad de vivir mostrando nuestras creencias y reflejando el amor de Jesús a medida que nos relacionamos con otros.Las personas preparadas para la venida de su Señor: (1) no son hipócritas, sino sinceras (2Pe 12:1); (2) no son temerosas, sino dispuestas a testificar (2Pe 12:4-9); (3) no viven ansiosas, sino confían (2Pe 12:25-26); (4) no son ambiciosas, sino generosas (2Pe 12:34); (5) no son haraganas, sino diligentes (2Pe 12:37). Haga que su vida se parezca más a la de Cristo, de manera que cuando El venga esté preparado para recibirle con gozo.12.42-44 Jesús promete recompensar a quienes son fieles al Maestro. Algunas veces experimentamos premios inmediatos y materiales por nuestra obediencia a Dios, pero esto no siempre es así. Si las recompensas materiales vinieran luego de cada obra fiel, estaríamos tentados a alardear de nuestros logros y hacer lo bueno solo por lo que ganaremos. Jesús dice que si buscamos recompensas ahora, las perderemos después (véase Mar 8:36). Nuestro galardón celestial será causa de la más cuidadosa reflexión de lo que hayamos hecho en la tierra y será mucho más grande de lo que podríamos imaginar.12.48 Jesús nos dijo cómo vivir hasta que El venga. Debemos esperarlo y trabajar con diligencia, obedeciendo sus mandamientos. Estas actitudes son muy necesarias en los líderes alertas y fieles. Estos recibirán oportunidades y muchas responsabilidades que irán en aumento. A mayores recursos, talentos y conocimientos, mayor responsabilidad para usarlos con eficiencia. Dios no nos reponsabilizará por dones que no nos ha dado, pero todos tenemos suficientes dones y capacidades como para mantenernos ocupados hasta que El vuelva.12.50 El «bautismo» al que Jesús se refiere es su futura crucifixión. Hablaba del dolor físico y también del espiritual que implicaba una separación completa de Dios a fin de morir por los pecados del mundo.12.51-53 En estas confusas y extrañas palabras, Jesús reveló que su venida muchas veces acarrea conflicto. El demanda una respuesta, de modo que grupos íntimos quizás se separen cuando algunos decidan seguirle y otros se nieguen a hacerlo. Con Jesús no hay términos medios. La lealtad debe declararse y la entrega llevarse a cabo aunque algunas veces se afecten otras relaciones. ¿Ha arriesgado la aprobación de su familia a fin de ganar la vida eterna?12.54-57 Según gran parte de la historia, aseguramos que la ocupación principal en aquel tiempo era la agricultura. Para su supervivencia, el agricultor dependía directamente del clima. Necesitaba la debida cantidad de sol y lluvia, ni mucha ni poca, para sobrevivir, y aprendió de forma especial la técnica de interpretar las señales de la naturaleza. Jesús predicaba acerca de un hecho que conmovería toda la tierra y que sería aún más importante que el año de cosecha, la venida del Reino de Dios. El Reino, como una tormenta o un día soleado, anunciaba su inminente aparición mediante señales. Pero los oyentes de Jesús pensaban que eran lo bastante capaces para interpretar el clima obviando con toda intención las señales de los tiempos. Sus valores estaban confundidos.
Fuente: Comentarios de la Biblia del Diario Vivir
NOTAS
(1) Lit.: “de las miríadas”.
REFERENCIAS CRUZADAS
a 782 1Co 5:8
b 783 Mat 16:6; Mar 8:15
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
la levadura…hipocresía. Sobre la levadura , véase coment. en Mt 16:6. Sobre hipocresía , véase coment. en Mt 6:2.
Fuente: La Biblia de las Américas
1 super (1)O, En estas circunstancias.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
133 (i) LOS DISCÍPULOS ANTE OPOSICIONES INTERNAS Y EXTERNAS (12,1-59). Lucas construye esta sección principalmente con materiales de Q y L. Las conexiones se realizan, sobre todo, mediante temas y palabras gancho. A través de 12,1-3, Lucas vincula la oposición de los fariseos (11,37-54), cuya levadura es la hipocresía, a Jesús con la experimentada por sus discípulos (12,4-12). La oposición que experimenta el «pequeño rebaño» de Jesús encuentra una aliado en el deseo humano de riquezas (12,13-34). Además de los problemas externos causados por la oposición, hay también problemas internos provocados por los administradores egoístas de la Iglesia (12,35-48). En 12,49-53 presenta Lucas la razón cristológica de la oposición sufrida por Jesús y sus discípulos. En 12,54-59, introduce a la gente en su cuadro global de quienes se oponen a Jesús y a sus discípulos, formando una inclusio entre 12,56 y 12,1: tanto los fariseos como la gente son culpables de hipocresía. 1-3. fariseos: Lucas prosigue su polémica contra los fariseos o maestros rigoristas de su comunidad, cuyas acciones no son coherentes con sus enseñanzas. Los discípulos deberían estar atentos para no contaminarse con su levadura o influencia corruptora (v. 1). No importa lo persuasiva e influyente que la enseñanza de los fariseos pueda parecer ahora, porque, a la larga, se revelará la falsa naturaleza de su posición y el carácter destructivo de su personalidad (vv. 2-3). Los vv. 1-3 parecen ser una polémica estereotipada contra los falsos maestros (→ 150 infra; cf. R. J. Karris, JBL 92 [1973] 549-64). 4-12. Lucas alterna mensajes tranquilizadores y de advertencia en el desarrollo del tema: si las enseñanzas del maestro encontraron oposición, así también le ocurrirá a la de sus discípulos. 4. amigos míos: Esta alentadora expresión aparece solamente aquí en los sinópticos. 5-7. Se advierte a los discípulos que sean fieles a Dios y al mensaje del Hijo de Dios (9,35). Es Dios quien tiene el control sobre la vida de cada uno. cinco pajarillos… cabellos de vuestra cabeza: Con cierto sentido del humor, Lucas argumenta de lo menor a lo mayor: Si Dios cuida el elemento más barato del menú, y cuenta los cabellos que caen de las cabezas de quienes se van quedando calvos, cuánto no más cuidará de los discípulos de Jesús. 8-9. Hijo del hombre: La recompensa del discipulado es alta: quienes sean fieles a Jesús, recibirán su apoyo como Hijo del hombre en el juicio. 10-12. El v. 10 debería leerse con los vv. 11-12. El llamado pecado imperdonable tiene dos aspectos: el terco rechazo a recibir el mensaje cristiano (cf. 8,10; 11,14-26), que la Iglesia, dotada con el Espíritu Santo, proclama a todos.
134 13-21. Este pasaje inicia una larga meditación, que se prolonga a través de 12,34 y resuena de nuevo en 12,45, sobre los perjudiciales efectos que las riquezas pueden tener sobre los discípulos. 15. avaricia: Parte de la polémica contra los falsos maestros residía en que eran avariciosos (→ 150 infra). La historia ejemplar que se narra en los vv. 16-21 advierte a los discípulos sobre la futilidad de buscar refugio frente a la oposición acumulando riquezas. 17. Notemos la frecuencia con que en este versículo y en los vv. 18-19 usa el «necio» los términos «yo» y «mi». Sus intereses egoístas eliminan a Dios y al prójimo del horizonte. 19. comer, beber: Esta descripción de una vida disipada encuentra eco en 12,45. 20. La idea que late en el fondo es la muerte del individuo como el momento del ajuste de cuentas, ¿para quién serán?: Ésta es la frase clave de la historia ejemplar, que fuerza al lector a hacerse la pregunta fundamental: ¿Qué sentido tiene la vida? 21. Lucas da su propia respuesta a la pregunta del v. 20: El sentido de la vida está en reconocer a Dios y en dar limosna al necesitado (→ 132 supra).
135 22-34. En estos versículos, tan frecuentemente sometidos a una visión romántica, Lucas prosigue sus reflexiones sobre las riquezas y la oposición. Sus puntos de meditación son: «poca fe» (v. 28) y «no temas, pequeño rebaño» (v. 32). 24. cuervos: Son pájaros impuros (Lv 11, 15; Dt 14,14). «En la Antigüedad se consideraba a estas aves como una de las especies más despreocupadas, que incluso no acertaban a volver a sus nidos» (FEL, III, 464). Pero, ¿por qué un cuervo y no un león? 27-28. lirios: El esplendor del lirio se percibe en una respiración; en la siguiente, su carácter efímero. Pero, ¿por qué un lirio y no un cedro del Líbano? Mediante estas imágenes, Lucas dirige la imaginación de sus lectores hacia situaciones en las que su existencia aparece frágil y efímera, como la de los cuervos y los lirios. Ésta es la situación causada por la oposición al mensaje de la palabra de Dios que ellos proclaman (cf. 8,11-15). Cf. P. S. Minear, Commands of Christ (Nashville 1972) 132-51. En esta situación, Jesús asegura, con total autoridad, a sus discípulos con «poca fe» que Dios cuida solícitamente de ellos. 32. pequeño rebaño: Jesús promete a su pequeño grupo de discípulos que, entre oposiciones, lucha por abrirse camino, todo cuanto realmente importa, el reino, cuyos poderes están actuando en él. 33-34. dad limosna: Tras haber advertido a los discípulos contra la ansiedad de los bienes materiales en los vv. 22-32, Lucas retoma a la necesidad de compartir estos bienes mediante la limosna, tema que ya introdujo en el v. 21.136 35-48. Lucas da una interpretación eclesiológica a las parábolas de los «criados»: los administradores de la comunidad deben ser fieles y no generar problemas en la Iglesia. Una clave para entender el sentido lucano reside en que el vocablo gr. doulos, «criado», «esclavo»; aparece en los vv. 37.43.45.46.47 y tiene el significado de aquel que presta un servicio en la comunidad cristiana (véase Rom 1, 1; 1 Cor 7,22; Gál 1,10; cf. Hch 4,29; 16,17). Otra clave es que oikonomos, «administrador», aparece solamente en el evangelio de Lucas (12,42; cf. 16,1.3.8) y significa aquel que presta un servicio a la comunidad cristiana (1 Cor 4,1-2; Tit 1,7; 1 Pe 4,10). 37. él les servirá: Este cambio de roles es significativo y subraya la absoluta gratuidad de Dios. El criado que es fiel durante el tiempo del cumplimiento, antes de la pamsía, tomará parte en el banquete escatológico. Este cambio contrasta con 17,7-10, donde se subraya la responsabilidad del criado. Véase la presentación lucana de Jesús como criado en 22,24-27 y como Siervo sufriente en 23,6-25. 41. Pedro: Es el portavoz de las cuestiones sobre los administradores de la Iglesia (→70 supra). 42. ración de alimento: Aquí parece tratarse de algo más que de cuestiones alimentarias. ¿Sería una posible referencia a las comidas comunitarias y a la eucaristía? 45. a comer, a beber y a emborracharse: Resuena el v. 19: los administradores de la Iglesia han asumido algunas de las características del «necio». 47-49. Los castigos para los administradores infieles y negligentes son severos.
137 49-53. Con una mirada retrospectiva a 3,16, Lucas presenta la razón fundamental de la oposición a Jesús y a sus discípulos, y de las oposiciones dentro de la Iglesia. 49. fuego: La naturaleza del mensaje de Jesús es purificar y hacer que la gente distinga entre la escoria y lo auténtico. 50. bautismo: Bautizar «no es utilizado aquí como referencia al rito del bautismo, sino como metáfora de ser vencido por la catástrofe…» (Marshall, Gospel 547). En obediencia a la voluntad de Dios, avanza Jesús en su camino hacia Jerusalén y hacia su éxodo (9,31) , afrontando, resueltamente, toda oposición. 53. el padre estará dividido contra el hijo…: Quizá el trasfondo de este versículo sea Miq 7,6. Pero lo más importante es que parece que Lucas ha enmarcado el tema de la paz en este versículo y en el v. 52. Estos versículos deberían leerse, sin embargo, teniendo en mente el programático 2,34-35. La paz no puede obtenerse a cualquier precio, sobre todo a costa del compromiso con la palabra de Dios. No obstante, aun en medio de situaciones violentas, el Jesús lucano llama al perdón, a la reconciliación (p.ej., 9,51-56) y al amor a los enemigos (6,27-36). 54-59. Los fariseos no aceptan a Jesús porque son hipócritas (12,1). La gente, también por su hipocresía, no acepta el momento principal de la historia de la salvación (kairos) presente en el ministerio regio de Jesús (12,56). De forma irónica, se dice que la gente tiene suficiente inteligencia, p.ej., en asuntos legales, para buscar la reconciliación y librarse de la prisión. De lo que se trata es de que apliquen esa habilidad para leer los signos de los tiempos siguiendo los criterios de Jesús (12,57-59).
Fuente: Nuevo Comentario Biblico San Jeronimo
Muy notables son las palabras con que empieza este capítulo. Se nos refiere como «se habían juntado millares de gentes de modo que unos á otros se hollaban.» Y ¿qué hizo nuestro Señor? Delante de esa multitud los apercibió contra los falsos maestros y habló de los pecados de la época sin reserva, sin temor y sin parcialidad. Esto sí que era verdadera caridad.
Este fue el modelo que imitasen todos sus discípulos. Bien habría sido para la iglesia y para el mundo si los ministros de Jesucristo hubieran hablado siempre con tanta claridad y fidelidad como lo hizo su Maestro. Tal vez habrían tenido que someterse así á mayores penalidades; pero sin duda habrían salvado más almas.
Lo primero que llama la atención en estos versículos es la admonición que Cristo dirige contra la hipocresía. Dice á sus discípulos: guardaos de la levadura de los Fariseos que es hipocresía.» Esta es una admonición cuya importancia no puede exagerarse, fue hecha por nuestro Señor varias veces y para que sirviera de aviso á su iglesia en todos los siglos y en todos los países del mundo; y tiene por objeto recordarnos que los principios de los fariseos están mezclados con los vicios de la naturaleza humana, y que los cristianos deben guardarse de aceptarlos. El fariseísmo es un sistema que cuadra al hombre no convertido. Es una levadura que, una vez comunicada al corazón, inficiona todas las creencias y prácticas religiosas del hombre. .» Guardaos de la levadura de los fariseos,» dice nuestro Señor, y sus palabras debieran á menudo sonar en nuestros oídos.
Fijemos esta admonición en la memoria y grabémosla en el corazón. El mal á que se refiere nos rodea por todas partes. El peligro nunca cesa. ¿Á qué conducen el romanismo y el semi-romanismo, y tantos ritos, tantas ceremonias, tanta adoración de los sacramentos, tanto adornar de las iglesias? ¿Qué es todo eso sino la levadura de los fariseos en distintas formas? La raza de los fariseos no ha desaparecido. El fariseísmo todavía existe.
Si no queremos convertirnos en fariseos cultivemos la religión del corazón. Recordemos todos los días que el Dios á quien adoramos descubre lo que está debajo de nuestra exterioridad, y que nos mide por el estado de nuestro corazón.
Seamos sinceros y fieles en la práctica de nuestros deberes como cristianos. Aborrezcamos todo doblez, toda afectación y toda esa devoción que se finge en las funciones públicas y que realmente no se siente. Con ella podemos engañar al hombre y adquirir la reputación de ser muy religiosos, pero no podemos engañar á Dios. «No hay nada oculto que no so haya de revelar.» Cualquiera que sea nuestro credo religioso no usemos manto ó máscara.
El segundo punto que llama nuestra, atención en estos versículos es la admonición hecha por Jesús respecto del temor al hombre. «No tengáis miedo,» dice, «de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hagan.» Pero esto no es todo; no solo nos dice á quién no debemos temer, sino á quién debemos temer: «Temed á aquel que después que hubiere muerto, tiene potestad de echar en el infierno: de cierto os digo: A este temed.» El modo como Jesús hizo la admonición es muy notable y solemne. Dos veces repito la exhortación: «Temed á aquel….de cierto os digo: Á este temed..
El temor al hombre es uno de los mayores obstáculos que obstruyen el camino del cielo. «¿Qué dirán los hombres de mí?» «¿Qué pensarán?» «¿Qué me harán?» ¡Cuántas veces estas preguntas, al parecer insignificantes, no han decidido la suerte del alma y mantenido á los hombres atados de pies y manos por el pecado y el demonio! Muchos hay que no tendrían miedo de .atacar una fortificación ó de hacer frente á un león, y que no obstante, no se atreven á hacerse el blanco de la irrisión de sus parientes, vecinos y amigos. Ahora bien, si el temor al hombre tiene tanto influjo en nuestros días, ¡cuánto más no tendría en la época en que nuestro Señor habitó sobre la tierra! Si es difícil hoy seguir á Cristo á despecho del ridículo y de la calumnia, ¡cuánto más difícil no debió haber sido cuando sus discípulos estaban expuestos á ser encarcelados, apaleados, azotados y asesinados! Nuestro Señor Jesucristo sabia bien todo esto, qué mucho que gritara: » ¡No temáis!.
Pero ¿cuál es el mejor antídoto contra el temor al hombre? ¿De qué manera hemos de vencer esa fuerte emoción y quebrantar las cadenas con que nos ata? No hay ninguno mejor que el que nos recomienda nuestro Señor. Ese remedio consiste en reemplazar el temor al hombre con una emoción más elevada: el temor á Dios, Debemos dirigir nuestras miradas más allá de los que pueden dañar el cuerpo y contemplar á Aquel que tiene poder sobre el alma. Debemos dirigir nuestras miradas más allá de los que pueden perjudicarnos en la vida presente y fijar los ojos en Aquel que, puede en la otra vida condenarnos a miseria eterna. Imbuidos, de este gran principio jamás nos conduciremos como cobardes.
Viendo á Aquel que es invisible, el temor más pequeño desaparece ante el más grande. «Yo temo á Dios,» dijo el coronel Gardiner » y Por lo tanto no temo á ningún otro ser.» Muy nobles son las palabras que pronunció el obispo mártir Hooper, cuando un católico romano le urgió que se retractase: «La vida es dulce y la muerte es amarga; pero la vida eterna es más dulce, y la muerte más amarga..
Lo último que llama nuestra atención en el pasaje citado es las palabras que pronunció nuestro Señor para consuelo de los creyentes que eran perseguidos. El hizo presente que Dios vela benignamente sobre las criaturas más pequeñas: «Ni un pajarillo está olvidado delante de Dios.» Y continuó con la aseveración de que todos gozan del mismo cuidado paternal: » Aun los cabellos de vuestra cabeza todos están contados.» Nada absolutamente puede sucederle á un creyente sin el mandato ó permiso de Dios.
Que Dios gobierna con su sabiduría todo cuanto existe en este mundo, es una verdad de la cual los filósofos griegos y romanos no tenían idea, y que ha sido revelada de una manera especial en la abra de Dios. Á la manera que el telescopio y el microscopio nos revelan que hay orden y plan en todas las obras de Dios, desde el planeta más grande hasta el insecto más pequeño, la Biblia nos enseña que hay una sabiduría, un orden y un propósito que rigen todos los actos de nuestra vida diaria. No existe lo que se llama «casualidad,» » suerte» ó » acaso » en la peregrinación del cristiano. Todo ha sido ordenado y dispuesto por Dios; y » todas las cosas obran juntamente para bien del cristiano.» Rom 8:28.
Si profesamos creer en Jesús, procuremos descubrir la mano de Dios en todo lo que nos acontece, y hagamos por sentir que El gobierna todos nuestros pasos. Una fe práctica de esta especie, avivada de día en día, es uno de los grandes secretos de la felicidad y un antídoto contra la murmuración y el descontento. Cuando nos sobrevengan sufrimientos y desgracias, es de nuestro deber creer que todo está bien y ha sido sabiamente dispuesto. Cuando nos veamos atacados de enfermedades, debemos considerar que hay alguna razón para ello. Digamos interiormente: » Dios podría librarme de estas desgracias si lo tuviera á bien; pero, puesto quo no lo hace, esas desgracias son seguramente para mi provecho.
Permaneceré quieto y las sobrellevaré con paciencia. ‘tengo un concierto perpetuo, ordenado en todas las cosas y seguro.’ 2Sa 23:5. Lo que le agrada á Dios me agradará á mí..
Fuente: Los Evangelios Explicados
levadura… fariseos… → Mat 16:6; Mar 8:15.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
R587 Ἐν οἷς se usa en un sentido temporal: mientras tanto, en dicha coyuntura (introduce una oración principal -R952).
B371 Ὥστε se usa con el infinitivo para expresar una tendencia, que por implicación llega a ser resultado verdadero: tanto que.
MT157 El verbo activo con el pronombre reflexivo προσέχετε ἑαυτοῖς (pongan atención por el bien de ustedes mismos) difiere poco en significado del verbo reflexivo en voz media φυλάσσεσθε (del v. 15: estén en guardia), pero el anterior parece más enfático.
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Gr., miri&1#40;adas
Lit., pisoteaban
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit. habiendo sido reunidos.
12.1 g Mat 16:6; Mar 8:15.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
Exhorta el Señor a sus discípulos a guardarse de la hipocresía. Les dice, qué es lo que deben temer; y los alienta contra las persecuciones. Condena la avaricia, y la demasiada solicitud de la comida y del vestido. Los exhorta a estar en continua vela; a ser fieles a su vocación; y a no engreírse sobre sus compañeros. Reprende a aquellos que no saben distinguir el tiempo de la gracia.
1 a. El Griego: En óis episunajtheisón tón muriádon tóu ójlou: En esto, habiéndose juntado millares de gentes. Myrias significa el número de diez mil; y aunque parece figurada esta expresión, sirve para darnos a entender que concurrió un crecido número de pueblo a oír a Jesucristo.
b. MS. Follarien unos a otros.
c. El Griego: próton, primeramente, o ante todas cosas guardaos (Mt 15,16).
3 d. En la Palestina los tejados de las casas eran comúnmente planos, y en ellos se juntaban las gentes a conversación, especialmente en las noches de verano para tomar el fresco. Y así el decir Jesucristo que lo que se hablaban a la oreja, se publicaría sobre los techos o terrados, es decir, que lo que se comunicaban unos a otros en secreto, con el tiempo se publicaría en los corrillos y tertulias, para anunciar a los fariseos, que por mucho que quisieran ocultar sus vicios con el velo de la hipocresía, no dejarían de descubrirse y publicarse con el tiempo.
6 e. MS. No es en olvidanca.
11 f. Para defender vuestra inocencia, y la verdad de la doctrina que profesáis y habéis de predicar.
13 g. MS. El eredamiento.
14 h. El que había bajado del cielo para granjearnos bienes eternos, no se quiso mezclar en cosas que tocaban a los bienes perecederos de la tierra. San Ambrosio. Y esta es una lección para los eclesiásticos, que no deben mezclarse en negocios ni ruidos seculares.
15 i. Aquel que recoge y guarda grandes tesoros, reserva muy poco para sus propias necesidades. Todo lo demás le sobra, y guardándolo puede temer que encontrará la muerte en aquello mismo que guarda. San Agustín.
17 j. San Basilio compara este rico con el pobre más infeliz que pueda hallarse: ¿Qué haré yo? decía el rico. ¿No es esta la voz de un pobre, que en la extrema necesidad en que se halla, grita también, qué haré yo? Si este desgraciado rico hubiera abierto las orejas de su corazón para oír este grito de los pobres, y en lugar de decir: Derribaré mis graneros, etc., hubiera dicho: abriré todos mis graneros para alimentar a los pobres; se hubiera sin duda librado de un cuidado que le atormentaba y afligía más que si se hallara en la mayor miseria.
19 k. ¡Oh palabras llenas de locura! grita San Basilio. ¿Qué otro lenguaje pudiera ser el tuyo, si tuvieras un alma de puerco? ¿Son tus sentimientos tan brutales, que olvidado de los bienes del alma, solamente hablas de los que están destinados para alimentar la carne?
20 l. Perifrasis: Morirás.
m. El Salmo 158 puede servir de una excelente exposición de este lugar.
21 n. Aquel es rico en Dios o para con Dios, que no pone su confianza en las riquezas, sino en Dios; y que repartiéndolas caritativamente con los miembros de Jesucristo, las deposita en el cielo.
22 o. MS. Que combredes, etc., que uistredes.
24 p. MS. Ni an cellero, ni horrio. Otras lecciones antiguas: Cilla ni alholi.
q. El Griego: tón peteinón?, ¿que las aves?
29 r. MS. E no uos alzedes en alto. No andéis como suspensos, y dudando de la divina Providencia: o no hagáis discursos al aire. El texto Griego: mé metorixesthe. Los meteoros son las cosas que están en la región del aire. Y así el Señor quiere dar a entender, que no observemos con inquietud la disposición de los astros, del cielo y del aire, mudando de color, cuando pronostican carestía; o también quiere decirnos, que acongojados y dudando de la divina Providencia, no levantemos al cielo los ojos, como hacen los que se hallan en la mayor tribulación y cuidado; puesto que el Señor jamás abandonó al justo, ni dejó que sus hijos buscasen pan (Sal 36,25).
32 s. En esta pequeña grey se comprenden los discípulos del Señor, sus escogidos, y aun todos los fieles que en comparación del resto de los hombres, son como una pequeña grey.
t. Por un efecto de su pura bondad y misericordia os dará el reino que os tiene preparado desde el principio del mundo.
33 u. Por estas palabras no condena el Señor toda propiedas y posesión. Lo que quiere dar a entender en ellas es, que la caridad no se limita solamente a dar de lo que sobra; sino que en caso de necesidad debe acudir con todo a socorrer a su prójimo, asegurada de que deposita en las manos de Dios aquellos bienes, y que él mismo los hará fructificar en bendiciones espirituales y corporales.
v. MS. O no sacuesta ladron; ni lo confonde tinna.
35 w. Estas palabras faltan en el texto Griego. Es metáfora tomada de los pueblos orientales, que por usar ropas talares y embarazosas, tenían que recogerlas y ceñírselas para poder manejarse con expedición y soltura. Con esto manifiesta Jesucristo a sus discípulos que deben estar siempre prontos y desembarazados de todo cuidado de las cosas temporales, para salir a recibirle, cuando los llame de este mundo para la eterna felicidad. Por las antorchas encendidas, que es también metáfora tomada de los criados, que están en vela, y con la luz encendida esperando a sus amos, se figuran nuestras almas alumbradas de la luz de una fe viva; esto es, acompañada de buenas obras. La parábola que se sigue es confirmación de esta misma doctrina.
37 x. Esto es; pasando de una parte a otra, como hacen los que sirven a las mesas, para ver lo que falta a cada uno de lo que apetece y pide. Con esto quiso significar la recompensa que Dios dará a los siervos que le fueren fieles, comunicándoles su gloria, haciéndolos como dueños en su casa, y sentándolos a su mesa en su reino.
38 y. Con esto se nos da a entender, que no basta que velemos por algún tiempo, sino siempre hasta la venida del Señor: esto es, hasta la hora de la muerte. Por otra parte, si nos hemos dormido y descuidado en la primera y segunda vela; esto es, en los primeros tiempos de la vida, debemos reparar atentamente este descuido en la tercera, que puede representarnos el tiempo de la vejez. Pues, como dice San Gregorio, no debemos desconfiar por el tiempo pasado, como si ya no le hubiese para emplearnos en buenas obras; puesto que para convencernos de la admirable paciencia con que nos espera el Señor, nos dice que seremos felices, si nos hallare velando, aunque sea en la segunda y en la tercera vela.
39 z. MS. Foradar su casa.
41 a. Esta pregunta pudo nacer de presunción; y el Señor la rebate, dándoles a entender, que los que habían recibido de él mayores honres y prerrogativas, debían servirle con mayor celo y fidelidad.
42 b. A su tiempo la medida de trigo que a cada uno corresponde; porque lo acostumbraban hacer así por meses, aunque la obligación de estar siempre en vela toca a todos; porque San Marcos (13,37), dice, que el Señor respondió a Pedro: Lo que a vosotros digo, a todos lo digo; esto no obstante, habla principalmente con los ministros de la Iglesia, y con los pastores del rebaño de Jesucristo, los cuales serán más severamente castigados; porque, como se insinúa en el v. 47, se les ha dado más copiosa luz, y mayor conocimiento de las cosas, que a los otros, que por esta razón no serán tan severamente castigados, como lo declara el v. 48.
45 c. MS. Y de embebdarse.
46 d. MS. Quando non cueda.
e. Esta parte o suerte será la de los hipócritas, como dice San Mateo; y la misma que tocará a los incrédulos y a todos los mentirosos en el lago ardiendo de fuego y azufre (Ap 21,8).
47 f. MS. Mucho lazrará por ellos. Significa los gravísimos castigos que padecerá en la otra vida. Los azotes eran la pena ordinaria que se daba a los esclavos.
48 g. A proporción de su descuido. De aquí se ve que la ignorancia no excusa en las cosas que debemos saber. No se podía exceder de cuarenta azotes, cuando se daba a un hebreo este castigo. Pero si era esclavo, y no del pueblo de Dios, quedaba a arbitrio del señor el número de los azotes, pero sin olvidar las leyes de la humanidad.
h. MS. Al que mucho acomendáron, mas le demandarán.
49 i. El Griego: kái tí thélo, ei éde anéfthe?, ¿y qué quiero, si ya está encendido? Por este fuego entienden muchos Padres el Espíritu Santo, o la caridad y el ardor del divino amor. Otros, la predicación evangélica. Tertuliano, a quien siguen muchos intérpretes, lo entiende de las persecuciones y aflicciones que habían de padecer los seguidores de Jesucristo, y esta exposición parece más conforme al sentido del versículo siguiente; explica el Señor los grandes deseos que tenía en que beber el cáliz de su Pasión, que llama bautismo, para alentar con su ejemplo a todos los cristianos a que padeciesen por su amor.
50 j. MS. ¿E cuemo so costrennido, fasta ques acabe?
51 k. MS. Mas departimiento.
56 l. Los reprende, porque no quieren conocer el reino de Dios, ni las señales que lo manifestaban tan evidentemente.
57 m. Como si les dijera: Hipócritas, ¿cómo es que vosotros, que tanto sabéis, no sabéis discernir lo que al presente os conviene hacer? Mientras vivís en este mundo, podéis reconciliaros con Dios: podéis por tantas señales reconocer que vino ya el Mesías, que es vuestro Redentor, y de este modo salvaros, antes que seais arrastrados al terrible tribunal de la justicia divina, en donde sin recurso seréis condenados a pagar la pena debida a vuestra infidelidad y dureza.
58 n. MS. Al demandador.
59 o. MS. La postremera pagesa.
Fuente: Notas Bíblicas
[1] Como Yahshua nosotros los que nos tomamos en serio la restauración debemos de evitar enrredos mundanos que no son absolutamente esenciales. .
[2] Los Israelitas tienen que estar edificando el reino de Israel, no graneros más grandes, símbolo de grandes planes de y para uno mismo.
[3] Los creyentes Israelitas no son gentiles. No hay tal cosa como gentiles salvos.
[4] El remanente redimido de ambas casas es mencionado aquí como el rebaño “llamado a salir.” El Remanente de Israel , es lo opuesto a el Israel físico que séra un remanente muy pequeño.
[5] Como los otros Israelitas.
[1] El fue enviado para purificar y limpiar la tierra.
[2] Su demanda de ser el Hijo de YHWH causará gran division en la casa.¿ Qué Casa? El pueblo de Israel séra grandemente dividido, como también cada unidad familiar dentro de Israel.
[33] No temáis que os falte lo necesario.[51] A encender el fuego de la caridad, a destruir la falsa paz que da el mundo, a eso he venido. El evangelio, confrontado a las pasiones, ocasionará muchas tribulaciones.
Fuente: Escrituras del Nombre Verdadero
Fuente: Notas Torres Amat