Comentario de Lucas 13:6 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces dijo esta parábola: “Cierto hombre tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo halló.
13:6 Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, — Compárese Isa 5:1, “Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. 2 La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres”. Véase también Jua 15:1-8. — y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. 7 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años (tiempo adecuado) que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo halló (compárese Mat 21:18-19) ; córtala; — Obviamente la higuera representa la nación de Israel que había sido plantada y grandemente favorecida por Dios, pero no llevó el fruto de justicia. Ya por mucho tiempo Juan, Jesús, los doce apóstoles y los setenta les había predicado el arrepentimiento. Dios mismo estaba en su presencia en la Persona de Jesús de Nazaret (Jua 1:1; Rom 9:5; Tit 2:13; 2Pe 1:1), enseñándoles y exhortándoles, pero la mayoría de los judíos eran como esta higuera que no llevó fruto (el corazón arrepentido y vuelto a Dios, JFB). Por eso, aunque les dio más tiempo, el juicio se acercaba.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
una higuera plantada. Sal 80:8-13; Isa 5:1-4; Jer 2:21; Mat 21:19, Mat 21:20; Mar 11:12-14.
vino a buscar fruto en ella. Luc 20:10-14; Mat 21:34-40; Jua 15:16; Gál 5:22; Flp 4:17.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
La higuera representa a menudo la bendición de Dios o a un pueblo que tiene una relación especial con Él (Miq 7:1, Miq 7:2). El hombre de está parábola representa a Dios; la higuera, a Israel.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
UNA HIGUERA… LA CORTARÁS. La parábola de la higuera se refiere principalmente a Israel (cf. Luc 3:9; Ose 9:10; Joe 1:7). Sin embargo, su verdad también se aplica a todas las personas que dicen creer en Jesucristo, pero no abandonan el pecado. Aunque Dios da a cada uno suficiente oportunidad de arrepentirse, Él no tolerará por siempre el pecado. Llegará un momento en que será retirada la gracia de Dios y los impenitentes serán castigados sin misericordia (cf. Luc 20:16; Luc 21:20-24).
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
higuera. Se emplea con frecuencia como representación simbólica de Israel (vea las notas sobre Mat 21:19; Mar 11:14). Sin embargo, en este caso la lección de la parábola acerca de dar fruto se aplica por igual a la nación entera y a cada alma individualmente.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
13:6 Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, — Compárese Isa 5:1, “Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. 2 La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres”. Véase también Jua 15:1-8.
— y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. 7 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años (tiempo adecuado) que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo halló (compárese Mat 21:18-19) ; córtala; — Obviamente la higuera representa la nación de Israel que había sido plantada y grandemente favorecida por Dios, pero no llevó el fruto de justicia. Ya por mucho tiempo Juan, Jesús, los doce apóstoles y los setenta les había predicado el arrepentimiento. Dios mismo estaba en su presencia en la Persona de Jesús de Nazaret (Jua 1:1; Rom 9:5; Tit 2:13; 2Pe 1:1), enseñándoles y exhortándoles, pero la mayoría de los judíos eran como esta higuera que no llevó fruto (el corazón arrepentido y vuelto a Dios, JFB). Por eso, aunque les dio más tiempo, el juicio se acercaba.
— ¿para qué inutiliza también la tierra? – Perjudica la tierra y la hace infructuosa. Absorbe el alimento y la humedad de la tierra, haciéndola inútil (estéril). “Reducir a ineficacia” (WEV). Aparte de no llevar buen fruto los líderes de los judíos hicieron daño, persiguiendo a los siervos de Dios. Véase Luc 20:9-16, la parábola de los labradores malvados. Según Mat 21:41, después de oír esta parábola, los judíos pronunciaron juicio sobre ellos mismos, aunque “oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos” (Mat 21:45).
También impidieron que los gentiles obedecieran al evangelio. 1Ts 2:15 “los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres, 16 impidiéndonos hablar a los gentiles para que éstos se salven; así colman ellos siempre la medida de sus pecados, pues vino sobre ellos la ira hasta el extremo”. Rom 2:24, “Porque como está escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros”.
También la higuera representa a las multitudes de personas que han tenido la oportunidad de arrepentirse pero que persisten en rechazar la llamada de Cristo a la obediencia y la salvación.
Fuente: Notas Reeves-Partain
EL EVANGELIO DE LA NUEVA OPORTUNIDAD Y LA AMENAZA DE LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD
Lucas 13:6-9
Jesús les contó una parábola:
-Érase un hombre que tenía una higuera en medio de la viña; y venía a ver si daba fruto, pero nada. Así es que le dijo al viñador: «Llevo tres años viniendo a recoger el fruto de esta higuera, y no da ni un higo; así que, córtala, porque no hace más que esquilmar la tierra de alrededor.» Pero el viñador le contestó: » Señor, déjala todavía este año, para que yo la cave y abone bien; y si después da fruto, bien; y si no, la cortas.»
Aquí tenemos una parábola que irradia gracia, pero que está preñada de advertencias al mismo tiempo.
(i) La higuera estaba en una situación privilegiada. No era raro ver higueras y otros frutales en las viñas. La buena tierra escaseaba, y había que aprovecharla bien; la higuera de esta historia tenía buenas posibilidades, pero no las aprovechaba. Repetidamente, directa e indirectamente Jesús nos recuerda que se nos va a juzgar por las oportunidades que hayamos tenido. C. E. M. Joad dijo una vez: «Tenemos poderes de dioses, y los usamos como escolares irresponsables.» Nunca ha habido una generación a la que se le confiara más que a la nuestra y, por tanto, será la que tenga que responder de más.
(ii) La parábola nos enseña que la inutilidad invita al desastre. Se ha pretendido que todo el proceso de la evolución en este mundo consiste en producir cosas útiles, y que lo útil irá de fortaleza en fortaleza, mientras que lo inútil será eliminado. La pregunta más inquietante que se nos puede dirigir es: «¿Para qué has servido tú en este mundo?»
(iii) Además, la parábola nos enseña que lo que no hace más que recibir no debe sobrevivir. La higuera estaba chupando la sustancia y esquilmando la tierra a su alrededor, y a cambio no producía nada. Ahí estaba su pecado. En última instancia no hay más que dos clases de personas en el mundo: los que sacan más de lo que aportan, y los que aportan más de lo que sacan.
En cierto sentido, todos estamos en deuda con la vida. Entramos gracias a que alguien arriesga su vida para dárnosla, y no habríamos podido sobrevivir a no ser por el cuidado de los que nos amaban. Hemos heredado una civilización cristiana y una libertad por las que otros dieron la vida. Tenemos la obligación de dejar las cosas mejor que las encontramos.
«Me moriré cuando sea -decía Abraham Lincoln-, pero quiero que se diga de mí que arranqué una ortiga y planté una flor donde pensaba que podía crecer.» Una vez un estudiante estaba viendo bacterias al microscopio; podía ver nacer una generación de seres microscópicos, y luego morir, y otra generación que nacía y tomaba el lugar de la anterior. Veía lo que no había visto nunca: cómo se suceden las generaciones. «Después de lo que he visto dijo-, me comprometo a no ser un eslabón débil.» Para cumplir ese compromiso tenemos que aportar a la vida por lo menos tanto como sacamos de ella.
(iv) La parábola nos presenta el evangelio de la segunda oportunidad. Es normal que la higuera tarde tres años en alcanzar la madurez, y si no da fruto entonces es probable que no lo dé nunca. Pero a esta higuera se le dio otra oportunidad.
Jesús suele darnos oportunidad tras oportunidad. Pedro y Marcos y Pablo nos darían encantados su testimonio. Dios es infinitamente amable con el que cae y se levanta otra vez.
(v) Pero la parábola también deja bien claro que hay una última oportunidad. Si desaprovechamos oportunidad tras oportunidad, si recibimos en vano la llamada y el desafío de Dios, llegará el día, no en que Dios nos cierre la puerta, sino en que nosotros mismos nos la cerremos a fuerza de no querer entrar. ¡Que Dios nos libre de esa condición!
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Mat 21:19.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
e 869 Isa 5:1
f 870 Hab 3:17; Mar 11:13
g 871 Mat 21:19
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Esta parábola de la higuera es semejante a la parábola de la viña en Is 5:1– 7. Aquí la higuera representa a Israel (cp. Jer 8:13; 24:1– 10).
Fuente: La Biblia de las Américas
6 (1) Indica que los vs. 6-9 son continuación de los versículos precedentes, con respecto al arrepentimiento.
6 (2) Esta parábola indica que Dios como dueño vino en el Hijo buscando fruto del pueblo judío, que era comparado con una higuera (véase la nota 19 (1) de Mt 21) plantada en la tierra prometida de Dios, o sea la viña (cfr. Mat_21:33 y la nota 1). El había buscado fruto por tres años (v. 7), y no encontró nada. El deseaba cortar a los judíos, pero Dios el Hijo, el viñador, oró por ellos, pidiendo que Dios el Padre los tolerara hasta que El muriera por ellos (cavara la tierra alrededor de la higuera), y les diera «el fertilizante» (abonara la higuera), esperando que entonces se arrepintieran y produjeran fruto; de otro modo, serían cortados. Los vs. 29-32 y 42-52 del cap.11, que revelan al pueblo judío como una generación maligna, confirman esta interpretación.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
una higuera. La higuera estéril era símbolo del pueblo judío.
Fuente: Biblia de Estudio Anotada por Ryrie
La parábola que acabamos de citar humilla a la vez que conmueve. El cristiano que la oiga y no sienta pena y dolor por el estado en que se encuentra la cristiandad, debe de carecer de fe y piedad.
Este pasaje nos enseña, en primer lugar, que Dios exige una fidelidad proporcionada a los privilegios espirituales que concede.
Nuestro Señor enseñó esta verdad, comparando a la iglesia judaica de su época con «una higuera plantada en una viña» Tal era exactamente la posición que Israel ocupaba en el mundo. Las leyes y los ritos mosaicos habían contribuido a la par con la situación geográfica de su suelo, a separarlos de las otras naciones. Dios se dignó favorecerlos con revelaciones que no hizo a ningún otro pueblo. Se les concedieron prerrogativas de que jamás gozaron Nínive, Babilonia, Grecia o Roma. No era sino justo y razonable que por medio de sus frutos, es decir, de sus hechos, dieran alabanza a Dios. Naturalmente se hubiera creído que habría habido más fe, y contricción, y santidad y devoción en el pueblo de Israel que en las naciones paganas; y esto era lo que Dios esperaba. El dueño de la higuera «vino a buscar fruto..
Más, si queremos aprovechar lo que la parábola nos enseña, debemos dirigir los ojos más allá de la iglesia judaica para ver que sucede en las iglesias cristianas. Ellas poseen conocimientos, verdades, doctrinas y preceptos de los cuales los paganos nada saben. Cuán grande es su responsabilidad: ¿No es justo que Dios espere que produzcan fruto? Vivimos en una tierra donde circula la Biblia, donde se disfruta la libertad y donde se oye predicar el Evangelio.
Cuán grandes no son las ventajas de que gozamos comparadas con las de los chinos o los indostaníes. No olvidemos por un solo momento que Dios espera que produzcamos buenos frutos.
Estas son verdades importantísimas. Hay pocas cosas que el hombre olvide con tanta facilidad como la relación íntima que existe entre un privilegio y la responsabilidad que de él resulta. Muy prontos estamos a hacer uso de las bendiciones que el cielo nos concede; pero rara vez recordamos que tenemos que dar cuenta a Dios de todo lo que recibimos y que a cualquiera que fue dado mucho, mucho le será vuelto a demandar.
Este pasaje nos enseña, en segundo lugar, que es peligroso no dar fruto cuando se goza de grandes privilegios religiosos. El Señor nos enseña esto de una manera muy notable. Nos dice como se quejó el dueño de la higuera estéril de que no diese fruto: «He aquí tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera y no lo hallo.» También nos dice como mandó destruir el árbol para que no sirviese de estorbo en el huerto: «Córtalo, ¿Por qué hará inútil aun la tierra?» En seguida representa al viñero intercediendo por la higuera y pidiendo que la deje permanecer algún tiempo más. «Señor, déjala aún este año.» Y concluye la parábola poniendo en boca del viñero estas palabras: «Y si hiciere fruto, bien; si no, la cortarás después..
Esta parábola implica una admonición para todas las iglesias cristianas. Si sus ministros no enseñan sanas doctrinas, y sus miembros no viven santamente, están en gran riesgo de perderse. Dios los observa constantemente y lleva cuenta de todas sus acciones. Acaso sean muy fieles en el cumplimiento de ritos y ceremonias. Acaso sean árboles cubiertos de las hojas del culto, los servicios y los sacramentos. Pero si carecen de los frutos del espíritu, serán considerados como estorbos en el huerto del Señor. A menos que se arrepientan serán cortados. Así sucedió con la iglesia judaica cuarenta años después de la ascensión de nuestro Señor; así ha sucedido con las iglesias de África; y así es de temerse que acontecerá con otras muchas hasta el fin del mundo.
Pero la admonición dirigida a los cristianos no convertidos es todavía más clara. En toda congregación donde se oye predicar el Evangelio hay muchos que se encuentran al borde de un abismo. Han estado creciendo por mucho tiempo en la parte más fértil de la viña del Señor, y sin embargo no han producido fruto. Han oído predicar fielmente el Evangelio centenares de domingos, y sin embargo, jamás lo han abrazado, ni tomado la cruz y seguido a Cristo. Tal vez no cometen aquellos pecados que el mundo llama graves, pero por otra parte, no hacen nada en Gloria de Dios. Nada hay en su religión que sea de un carácter positivo. A cada uno de ellos el Dueño de la viña podría con razón decir: «He aquí muchos años ha que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, es un estorbo en la viña.» Hay millares de cristianos de respetabilidad que se encuentran en estas circunstancias, y que no saben absolutamente cuan cerca están del abismo de perdición. No olvidemos por un momento que contentarnos con ir a la iglesia a oír predicar, en tanto que nuestras vidas son estériles en bienes, es una conducta altamente ofensiva a Dios. Nos exponemos a que nos arroje de sí repentina e irremediablemente.
Esta parábola nos enseña, por último, cuánto debemos a la Gloria de Dios y a la intercesión de Cristo. No es dable inferir otra cosa de la súplica del viñero: «Señor, déjala aún este año.» Ahí se contempla como en un espejo la bondad de Dios, y la mediación de Cristo.
Con razón se ha dicho que la misericordia es el atributo predilecto de Dios. El poder, la justicia, la pureza, la santidad, la sabiduría, la inmutabilidad, son todos atributos de Dios y han sido manifestados al mundo de mil maneras diversas, tanto en sus obras como en su Palabra. Pero si hay un atributo que se complazca en ejercer respecto al hombre más que otro, ese atributo es la misericordia. «Dios es amador de misericordia.» Mic. 7.18 La misericordia divina basada en la mediación del Salvador que estaba por venir, fue lo que hizo que Adán y Eva no fueran arrojados al infierno el día de su caída. La misericordia ha sido el atributo por medio del cual Dios ha tolerado por tanto tiempo un mundo pecador y no ha descendido a castigarlo. Y es por la misericordia divina que aún hoy día los pecadores viven tanto tiempo, y no son arrebatados cuando se encuentran entregados a la maldad. Nosotros no tenemos, tal vez, ni la más mínima idea de cuantas bendiciones recibimos de la clemencia de Dios. El último día pondrá de manifiesto ante la humanidad entera que todos son deudores a la misericordia de Dios y a la mediación de Cristo. Aún los que son condenados a la miseria eterna sabrán que, debido a la misericordia de Dios, no fueron consumidos largo tiempo antes del día de su muerte. Por lo que toca a los que se salvan, la misericordia manifestada en el nuevo testamento, o sea, la nueva alianza, será todo lo que tiene que alegra a su favor.
Ahora bien, ¿producimos buenos frutos o somos infecundos? Esta es, sobre todo, la cuestión que más nos interesa. ¿Qué ofrecemos en la presencia de Dios cada año? Vivamos de tal manera que produzcamos buenos frutos.
Fuente: Los Evangelios Explicados
R1129 El participio de presente ζητῶν (en los vv. 6 y sigs.) tiene la idea de propósito.