Biblia

Comentario de Lucas 14:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Comentario de Lucas 14:7 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia

Observando a los invitados, cómo escogían los primeros asientos a la mesa, refirió una parábola diciéndoles:

14:7 Observando cómo escogían los primeros asientos (divanes) a la mesa, — Luc 20:1-47, “46 Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas”. “En un diván para tres comensales, el principal puesto era el central. En los banquetes actuales, generalmente se ponen los nombres de los invitados en sus puestos. Entonces, como ahora, el puesto de honor era a la derecha del anfitrión”, (ATR).

— refirió a los convidados una parábola, diciéndoles: 8 Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, — Sin lugar a dudas muchos de los buenos modales de la actualidad se basan en principios bíblicos. En este texto Jesús no solamente enseña la cortesía, sino sobre todo enseña la humildad. El hombre humilde, aunque sea analfabeto, tiene buenos modales.

— no sea que otro más distinguido que tú (para los fariseos no existía “otro más distinguido”) esté convidado por él, 9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences (con desgana y disgusto, poco dispuesto) con vergüenza a ocupar el último lugar. — Aun el sentido común nos dice que se debe evitar la conducta egoísta y grosera porque sólo trae vergüenza para el culpable. Sin embargo, recuérdese que la enseñanza básica en este texto, como en muchos otros, es la necesidad de la humildad (v. 11). Este pobre hombre avergonzado tendría que ocupar “el último lugar” porque los demás ya estarían ocupados.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain

escogían los primeros asientos a la mesa. Luc 11:43; Luc 20:46; Mat 23:6; Mar 12:38, Mar 12:39; Hch 8:18, Hch 8:19; Flp 2:3; 3Jn 1:9.

refirió … una parábola. Jue 14:12; Pro 8:1; Eze 17:2; Mat 13:34.

Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico

los primeros asientos. Es decir, el mejor lugar en la mesa. Cp. Luc 11:43; Mat 23:6.

Fuente: Biblia de Estudio MacArthur

14:7 Observando cómo escogían los primeros asientos (divanes) a la mesa, — Luc 20:1-47, “46 Guardaos de los escribas, que gustan de andar con ropas largas, y aman las salutaciones en las plazas, y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las cenas”. “En un diván para tres comensales, el principal puesto era el central. En los banquetes actuales, generalmente se ponen los nombres de los invitados en sus puestos. Entonces, como ahora, el puesto de honor era a la derecha del anfitrión”, (ATR).
— refirió a los convidados una parábola, diciéndoles: 8 Cuando fueres convidado por alguno a bodas, no te sientes en el primer lugar, — Sin lugar a dudas muchos de los buenos modales de la actualidad se basan en principios bíblicos. En este texto Jesús no solamente enseña la cortesía, sino sobre todo enseña la humildad. El hombre humilde, aunque sea analfabeto, tiene buenos modales.
— no sea que otro más distinguido que tú (para los fariseos no existía “otro más distinguido”) esté convidado por él, 9 y viniendo el que te convidó a ti y a él, te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences (con desgana y disgusto, poco dispuesto) con vergüenza a ocupar el último lugar. – Aun el sentido común nos dice que se debe evitar la conducta egoísta y grosera porque sólo trae vergüenza para el culpable. Sin embargo, recuérdese que la enseñanza básica en este texto, como en muchos otros, es la necesidad de la humildad (v. 11). Este pobre hombre avergonzado tendría que ocupar “el último lugar” porque los demás ya estarían ocupados.

Fuente: Notas Reeves-Partain

LA NECESIDAD DE LA HUMILDAD

Lucas 14:7-11

Jesús no pudo por menos de ver que los invitados se disputaban los puestos de honor a la mesa, y les contó una parábola:
-Cuando alguien te convide a un banquete de boda, no te apresures a ocupar el sitio más distinguido, no sea que esté también invitado otro que sea más honorable que tú, y venga el que os convidó a los dos a decirte: «Déjale el sitio a este»; y tengas que ponerte colorado buscando un sitio al final de todo. Más bien, cuando te convide alguien, ocupa el último asiento; y cuando llegue el anfitrión te dirá: «No, amigo mío; ahí no. Sube más cerca de la presidencia.» Y entonces recibirás mayor honor entre todos los demás invitados. Y es que todos acaban por despreciar al que se da importancia; y a todos les cae bien el que actúa con sencillez.

Jesús puso un ejemplo casero para ilustrar una verdad eterna. Cuando llega temprano a la fiesta un invitado sin importancia y se coloca en la mesa presidencial, lo más probable es que luego llegue otro más distinguido, y se le diga al primero que le deje el sitio al otro y él se busque otro sitio, que lo más seguro es que tendrá que ser al final de todos; con lo cual le saldrá el tiro por la culata, porque lo que él quería era cubrirse de gloria. Y por otra parte, si un invitado empieza por colocarse ,en el último asiento, y el anfitrión le dice que se acerque más a la presidencia, ese sí queda bien ante la concurrencia.
Esa es la actitud que, cuando es sincera, llamamos humildad, y que es una característica de las personas verdaderamente grandes. Cuando Thomas Hardy ya era tan famoso que cualquier periódico habría pagado bien el honor de publicar algo suyo, algunas veces mandaba un poema acompañado de un sobre franqueado para que se lo devolvieran si no les interesaba. Aun cuando se encontraba en la cumbre de la fama, era lo suficientemente humilde como para considerar que sus obras se podían rechazar.

La humildad del rector Cairns se hizo legendaria. Nunca entraba el primero en ningún sitio. Siempre decía: » Usted primero, por favor.» Una vez, al subir ala plataforma, resonó un imponente aplauso de bienvenida. El se puso a un lado, cedió el paso al que venía detrás de él y se puso a aplaudirle. Nunca pensaba que el aplauso fuera para él; sería para otro. Para creerse importante, uno tiene que ser bastante mezquino.

¿Cómo se puede conservar la humildad?

(i) Dándonos cuenta de las cosas. Por mucho que sepamos, sabemos muy poco en comparación con lo que se puede saber. Aunque hayamos logrado mucho, no es gran cosa a fin de cuentas. Por muy insustituibles que nos creamos, cuando nos quitemos de en medio o nos aparque la muerte la vida seguirá lo mismo sin nosotros.
(ii) Podemos conservar la humildad por comparación con los mejores. Cuando vemos u oímos a los expertos nos damos cuenta de lo pobre que es nuestra actuación. Muchos jugadores de lo que sea han decidido retirarse después de presenciar un campeonato, y muchos intérpretes han decidido no aparecer más en público después de escuchar a un maestro. Y muchos predicadores se han sentido empequeñecer hasta casi desaparecer cuando han escuchado a un verdadero hombre de Dios. Pero, sobre todo: si nos ponemos al lado del Maestro y Señor veremos nuestra indignidad en comparación con su radiante pureza y será la muerte de nuestro orgullo.

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento

Lugares de honor. Aquí la enseñanza de Jesús a los convidados no es simplemente una advertencia de carácter social, como en Prov. 25:6, 7. Tiene un significado especial como parábola. Una fiesta de bodas era un símbolo reconocido del reino de Dios y de la dicha celestial (15). La parábola se basa en la práctica de sentar a los huéspedes a la mesa de acuerdo con su rango y distinción. Los más importantes llegarían más tarde y uno que había llegado temprano podría recibir la orden de moverse a un lugar inferior, cediendo su lugar a aquellos. Sería mejor sentarse en un lugar inferior y esperar ser invitado a ocupar un asiento mejor. Porque Dios exalta a los humildes y humilla a los orgullosos. (Los verbos en pasivo, será humillado o enaltecido, en el v. 11 se usan cuando Dios es el sujeto activo.) Por supuesto, Jesús no está recomendando la actitud hipócrita del que deliberadamente ocupa un lugar inferior a fin de ser enaltecido públicamente después.

Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno

REFERENCIAS CRUZADAS

g 919 Mat 23:6; Luc 11:43; Luc 20:46

Fuente: Traducción del Nuevo Mundo

En estos versículos se nos da a conocer de cuanta importancia es la humildad. Nuestro Señor lo enseña de dos modos: primero aconsejando a los que fuesen convidados a alguna boda que «se sienten en el postrer lugar;» y segundo, apoyando su consejo en ese gran principio que tantas veces se desprendió de sus labios.
«Cualquiera que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado..
La humildad merece bien ser denominada la reina de las virtudes cristianas. Reconocer nuestra culpabilidad y flaqueza, y experimentar la necesidad de un Salvador, es el principio mismo de la religión que salva. Esa virtud ha distinguido á los hombres más rectos y piadosos de todas las edades. Abrahán y Moisés, Job y David, Daniel y Pablo fueron todos hombres señaladamente humildes. Pero, aun más, la práctica de dicha virtud está al alcance de todos los cristianos. No todos tienen dinero que ofrecer; no todos tienen tiempo y oportunidad de trabajar directamente en la causa de Cristo; no todos tienen el don de la palabra, ni talento ó erudición para instruir á los demás hombres; pero todo cristiano está obligado á exornar con la humildad las doctrinas que profesa. Si no puede hacer nada más, puede por lo menos ser humilde.
¿Queremos saber cuál es la fuente de donde dimana la humildad? Dos palabras la indican: el recto conocimiento. El hombre que se conoce á sí mismo, que conoce á Dios, que conoce á Cristo y sabe á que precio lo redimió, no puede jamás ser orgulloso. El se reputará, como Jacob, indigno de la más pequeña misericordia del Altísimo; y se dirá como Job: «Yo soy vil;» y exclamará como Pablo: «Yo soy el primero de los pecadores.» Gen 32:10; Job 40:4; 1Ti 1:15. La falta de conocimiento de nosotros mismos, de Dios, y de Cristo es la causa verdadera del orgullo.
Estos versículos tratan, en segundo lugar, del deber de socorrer á los pobres. Nuestro Señor inculca este deber de una manera singular. Le dice al fariseo que lo invitó á su casa, que cuando diere una comida ó una cena no debe llamar á sus amigos, ó parientes, ó vecinos ricos; sino, antes bien, á los pobres, los mancos, los cojos, los ciegos.
Este precepto tiene, sin duda, ciertos límites, pues es evidente que nuestro Señor no se propuso prohibirnos que ejerciéramos la hospitalidad con nuestros parientes y amigos ; y mucho menos excitarnos á que gastásemos en los pobres más dinero del necesario. Explicado así el pasaje, contradiría otros textos claros de la Escritura; por lo tanto, tal interpretación no puede ser correcta. Mas no porque se haya hecho esta advertencia ha de olvidarse que el pasaje en cuestión contiene tiene lección profunda é importante. Tengamos cuidado así mismo de no limitar y modificar él precepto hasta reducirlo á la nada. Las palabras en que está concebido son sencillas y terminantes. Es la voluntad de nuestro Señor Jesucristo que, en proporción con nuestras facultades, socorramos á los que sean más pobres que nosotros. Quiere que sepamos que es un deber sagrado auxiliar a los necesitados.
No perdamos de vista la importancia del precepto citado «No faltarán menesterosos de en medio de la tierra.» Un pequeño auxilio prestado á los pobres, oportuna y acertadamente, contribuye en gran manera á su bienestar, mitiga sus dolores, y promueve la concordia entre las diferentes clases sociales. Ese ánimo ruin y calculador que mueve á algunas gentes á oponerse á toda obra de caridad es contrario á los preceptos de Jesucristo. No en balde anuncia nuestro Señor lo que dirá á los malos el día del juicio: «Tuve hambre y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber.» Y tampoco fue en balde que S. Pablo escribió á los Gálatas las siguientes palabras: » Solamente querían que nos acordásemos de los pobres; lo cual yo también hacía con solicitud.» Mat 25:42; Gal 2:10.
En estos versículos se nos enseña, por último, cuan importante es que meditemos en la resurrección de los muertos. Esto se infiere claramente de las palabras que nuestro Señor pronunció sobre el tema de la caridad para con los pobres. Al fariseo que lo estaba obsequiando le dijo: » Ellos (los pobres) no te pueden pagar; mas te será pagado en la resurrección de los justos..
Después de la muerte viene la resurrección. A la vida presente no se limita nuestra existencia. El mundo visible que contemplamos en torno nuestro no es el único que hemos de habitar. No todo ha terminado cuando el hombre exhala el último suspiro, y su cadáver es llevado al sepulcro. Alguno día sonará la trompeta y los muertos resucitarán revestidos de incorruptibilidad. Todos los que estén en el sepulcro oirán la voz de Cristo, y se levantarán: los que han hecho bien á la resurrección de la vida, y los que han hecho mal á la resurrección de la condenación eterna. He aquí una de las verdades fundamentales de la religión cristiana. Recibámosla con entusiasmo y no la despreciemos.
Procuremos manifestar con nuestra conducta diaria que sí creemos en la resurrección y en la vida futura, y que deseamos estar listos para el otro mundo. Si así nos conducimos, podemos aguardar la muerte con calma, pues sabemos que habremos de obtener un galardón de gran precio allende el sepulcro; y sobrellevaremos con paciencia todo lo que tengamos que sufrir en este mundo. Las desgracias, las pérdidas, los chascos, la ingratitud no podrán afectarnos mucho; puesto que no esperaremos recibir recompensa alguna en este mundo; sino aguardaremos que el Juez de toda la tierra «haga derecho.» Gen 18:25.
Pero ¿cómo podremos meditar en la resurrección, y aguardar la vida futura sin alarmarnos? Solo por medio de la fe en Jesucristo. Si creemos en El no tendremos nada que temer. Nuestros pecados no nos serán imputados. Los requisitos de la ley de Dios quedarán cumplidos. El día del juicio permaneceremos firmes, y nadie nos acusará. Rom 8:33. Los mundanos, como Félix, pueden temblar con razón cuando piensan en la resurrección; mas los creyentes, como Pablo, se regocijan.

Fuente: Los Evangelios Explicados

los primeros reclinatorios… Esto es, los puestos de honor para sentarse a comer.

Fuente: Biblia Textual IV Edición

R811 Ἐξελέγοντο se usa con una idea recíproca de la voz media: seleccionaban los primeros asientos para sí mismos (comp. MT157; el tiempo imperfecto presenta el cuadro de la narración -R883).

R1032 Πῶς se usa en lugar del ὅτι declarativo: notó cómo.

Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego

Esto es, los puestos de honor.

Fuente: La Biblia Textual III Edición