Comentario de Lucas 17:20 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Y cuando los fariseos le preguntaron acerca de cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió diciendo: —El reino de Dios no vendrá con advertencia.
17:20 Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, — con “señales visibles”, LBLA. No vendría con manifestaciones políticas (Mat 12:19), con la organización de un ejército y campañas militares, con la delineación de fronteras, etc. Jua 18:36; 2Co 10:3-5; Efe 6:10-19.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
cuándo había de venir el reino de Dios. Luc 10:11; Luc 16:16; Luc 19:11; Hch 1:6, Hch 1:7.
no vendrá con advertencia, o con señales visibles. Luc 17:23, Luc 17:24; Dan 2:44; Zac 4:6; Jua 18:36.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
En el antiguo Israel, existía la creencia de que el reino de Dios vendría con señales cósmicas. Esta expectativa tenía sus raíces en algunos textos que relacionaban la venida de Dios con grandes señales (Joe 2:28-32). El concepto que Jesús tiene del Reino de Dios, sin embargo, iba más allá del tiempo de la consumación final cuando se verán tales señales (Mat 24:29).
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
cuándo había de venir el reino de Dios. Es posible que hayan hecho la pregunta con espíritu de burla porque ya habían llegado a su propia conclusión de que Él no era el Mesías. no vendrá con advertencia. Los fariseos creían que el triunfo del Mesías sería inmediato. Esperaban que viniera a derrocar a los romanos para establecer el reino milenario. El programa de Cristo era por completo diferente. Él inauguró una era en la que el reino se haría manifiesto en el señorío de Dios en el corazón de los hombres por medio de la fe en el Salvador (v. Luc 17:21; cp. Rom 14:17). Ese reino no estaría limitado a una ubicación geográfica en particular ni sería visible a la vista humana. Vendría de manera silenciosa e invisible, libre de la pompa y el esplendor asociados con la llegada de un rey. Jesús no sugirió que las promesas del AT sobre un reino terrenal quedaran anuladas. Más bien, estableció que esa manifestación visible y terrenal del reino aún está por venir (Apo 20:1-6).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
17:20 Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, — con “señales visibles”, LBLA. No vendría con manifestaciones políticas (Mat 12:19), con la organización de un ejército y campañas militares, con la delineación de fronteras, etc. Jua 18:36; 2Co 10:3-5; Efe 6:10-19.
Fuente: Notas Reeves-Partain
LAS SEÑALES DE SU VENIDA
Lucas 17:20-37
Una vez le preguntaron a Jesús los fariseos cuándo iba a venir el Reino de Dios, y Él les contestó:
-EL Reino de Dios no vendrá con señales que uno pueda observar, ni se dirá: «¡Aquí está!», o «¡Por allí viene!» Porque, fijaos: el Reino de Dios está dentro de vosotros-. Y siguió diciendo a sus discípulos-: Llegará un tiempo en que querréis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis. Y os dirán: «¡Aquí está!», o «¡Por allí viene!» Pero no vayáis ni les hagáis caso; porque el Hijo del Hombre se presentará en su Día como el relámpago que resplandece de una punta a otra de los cielos. Pero antes es necesario que padezca mucho, y que le rechacen los de este tiempo. Los días del Hijo del Hombre serán como cuando vivía Noé: que la gente comía y bebía, se casaba y celebraba bodas, hasta el momento en que Noé se metió en el arca y se descargó el Diluvio y acabó con todos. O como sucedió cuando vivía Lot: que se comía y se bebía, se compraba y se vendía, se plantaba y se edificaba; pero, en cuanto salió Lot de Sodoma, se puso a llover fuego y azufre de los cielos, y murieron todos. Así sucederá el Día que se manifieste el Hijo del Hombre: entonces, el que esté en la azotea, que no intente bajar alas habitaciones a recoger sus bienes; y el que esté en el campo, que no trate de volver a casa. ¡Acordaos de la mujer de Lot! El que haga todo lo posible para salvar la vida, la perderá; y el que esté dispuesto a perderla, la salvará. Os aseguro que esa noche estarán dos en una cama, y uno será arrebatado y otro dejado. Habrá dos mujeres juntas moliendo, y una será arrebatada y otra dejada. Estarán dos trabajando juntos en el campo, y uno será arrebatado y otro dejado.
-¿Adónde, Señor? -le preguntaron entonces.
-«Donde estén los cuerpos, allí se juntarán los buitres» -respondió Jesús.
Aquí tenemos dos pasajes difíciles:
En los versículos 20 y 21, Jesús contesta a la pregunta de los fariseos acerca de cuándo vendrá el Reino de Dios. Dijo que no vendrá con señales que podamos esperar. La palabra que se usa sugiere un médico que está observando a un paciente para descubrir los síntomas de la enfermedad que sospecha. Y no estamos seguros de lo que Jesús dijo a continuación, porque el original puede querer decir dos cosas:
(a) Puede querer decir que el Reino de Dios está dentro de vosotros; es decir, que es algo que obra en los corazones de las personas; no va a producir cosas nuevas, sino personas nuevas. Lo que debemos buscar no es una revolución que vaya a afectar a las cosas materiales, sino una revolución en los corazones.
(b) Puede querer decir que el Reino de Dios está entre vosotros. Querría decir Él, Jesús mismo. Él era la personificación del Reino, aunque no le reconocían. Es como si dijera: «Aquí están la oferta total y el secreto de Dios, y vosotros no los queréis aceptar.»
Los versículos 22-37 hablan de la Segunda Venida de Cristo. De este pasaje sólo podemos sacar algunas cosas que son seguras, ¡y ya es bastante!
(i) Habrá tiempos en que los cristianos anhelen la venida de Cristo. Como los mártires, clamarán: » ¡Señor! ¿Hasta cuándo?» (Ap 6:10 ). Pero tendrán que aprender a mantener encendidas las lámparas de la paciencia, y esperar. Dios tiene su momento.
(ii) La venida de Cristo es segura, pero no sabemos cuándo será. Es inútil especular. Vendrán personas con profecías y predicciones falsas; pero no debemos inquietarnos ni hacerles caso. La mejor manera en que puede encontrarnos Cristo es cumpliendo con nuestro deber paciente y fielmente. Como dice un comentarista: » Nadie lo podrá prever, pero todos lo verán.»
(iii) Cuando llegue ese Día, el juicio de Dios se hará realidad, y de dos personas que han estado juntas toda la vida, una será arrebatada y otra dejada. Aquí hay una advertencia: el haber estado cerca de una persona que es fiel al Señor no es una garantía de salvación. «Nadie puede librar a su hermano.» No hace mucho que era corriente el entregar uno de los hijos a la iglesia para que cumpliera por todos. Y todavía lo es el que un marido se descargue dejando a la mujer que cumpla con la iglesia. Pero el juicio de Dios es individual. No podemos delegar en otro el cumplimiento de nuestros deberes con Dios. A menudo uno es arrebatado y otro dejado.
(iv) Cuando le preguntaron a Jesús cuándo pasaría todo eso, contestó citando un conocido refrán: «Donde estén los cuerpos se juntarán los buitres», que quería decir que una cosa sucedía cuando se cumplían las condiciones necesarias. Para nosotros quiere decir que Dios enviará otra vez a Jesucristo a Su debido tiempo -el de Dios. No podemos saber cuándo, y no osaremos especular. Debemos vivir de tal manera que cuando Él venga nos encuentre preparados.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Mat 3:2; Mat 4:17; Mat 12:28; Mar 9:1.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El reino y el Hijo del Hombre (cf. Mat. 24:23-28, 37-41). Jesús ya había hablado de la venida del reino y del Hijo del Hombre (9:26; 10:9, 11; 12:40). Era natural que se le preguntara cuándo ocurrirían esos hechos y si habría alguna indicación cuando se acercara el fin para que la gente pudiera prepararse y recibir esperanza del pensamiento de que no estaba muy lejano.
Jesús respondió que la venida del reino no sería acompañada por señales visibles. Nadie podrá decir por adelantado: “Está aquí.” La segunda parte de su declaración no es fácil. Algunas traducciones dicen que “el reino está dentro de vosotros”, pero es una traducción improbable, porque el reino no estaba en los fariseos que plantearon la cuestión, y además porque en ninguna parte Jesús habló del reino como de una experiencia íntima y espiritual. En medio de vosotros es una mejor traducción; en ese caso, la frase significa que está a su alcance. Aunque Jesús dijo que está (en tiempo presente) algunos han sugerido que realmente estaba hablando del futuro. Esto también es improbable, dado que en otro momento Jesús habló del reino como algo presente (11:20) así como futuro. El reino de Dios ya estaba en acción en medio de los oyentes de Jesús; allí estaba para que ellos lo alcanzaran.
Entonces Jesús dirige su mirada hacia el futuro y habla sobre la forma en que Dios intervendrá súbitamente en la historia, una vez más sin señales de advertencia. La gente deseará ver el tiempo de la venida del Hijo del Hombre y de una nueva era, sin duda en parte por sus tribulaciones en este mundo. En esta situación los hombres podrán ser confundidos por falsas señales. Cuando realmente venga el Hijo del Hombre, su gloriosa llegada será suficientemente clara como para que todos reconozcan lo que estará ocurriendo, en marcado contraste con el sufrimiento y la humillación que pasó primero como algo necesario en el camino a su glorioso triunfo. Su venida será una sorpresa, y desagradable, para el mundo en general y, por lo tanto, todos deberán estar preparados. Así como el diluvio una vez cubrió el mundo y el fuego devoró a Sodoma por sorpresa, a pesar de las advertencias de Noé y Lot (2 Ped. 2:5-8), así será cuando el Hijo del Hombre venga en juicio. Será demasiado tarde para escapar de ello, por lo cual hay que cuidarse de no estar demasiado ligados a las cosas terrenales, recordando la terrible experiencia de la mujer de Lot. Sólo aquellos que han dejado de vivir para sí mismos lograrán escapar. Habrá separaciones entre los miembros de la misma familia y entre grupos de compañeros de trabajo. Cuando se preguntó a Jesús por el lugar en que eso ocurriría, no hizo más concesiones a aquellos que deseaban un mapa y también un calendario; cuando llegue el tiempo será muy obvio dónde estará el Hijo del Hombre, así como la ubicación de un cadáver en el desierto es evidente por la cantidad de buitres que están volando encima.
Notas. 20 La advertencia de Jesús en contra de estar buscando señales con frecuencia se ve como contraria a 21:5-36. Sin embargo, esto se basa en una interpretación errónea del pasaje posterior (y de Mat. 24 y Mar. 13). Jesús enseñó siempre que no hay señales seguras y que todos deben estar vigilantes en todo momento. 22 Los días del Hijo del Hombre probablemente se refiere al período inmediatamente anterior a su venida. 36 Este versículo -que no ha sido incluido en la RVA- no figura en los mejores mss.; fue añadido por escribas familiarizados con Mat. 24:40.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
s 1041 Mat 24:3
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
no viene con señales visibles. Los fariseos siempre buscaban señales que comprobaran la llegada del reino, pero Jesús no les dio ninguna. La venida del reino no se puede predecir con señales, pues llegará de repente (vers. 24).
Fuente: La Biblia de las Américas
20 (1) Véase la nota 43 (2) del cap.4.
20 (2) Indica que el reino de Dios no es físico, sino espiritual. Es el Salvador en Su primera venida (vs. 21-22), en Su segunda venida (vs. 23-30), en el arrebatamiento de Sus creyentes vencedores (vs. 31-36), y al destruir al anticristo (v. 37) a fin de recobrar toda la tierra para Su reinado allí ( Rev_11:15).
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
En este pasaje se nos enseña que el reino de Dios es enteramente distinto de los reinos de este mundo. Nuestro Señor dijo á los fariseos que el reino de Dios no vendría manifiesto. Quiso decir con estas palabras que su llegada no seria anunciada con signos exteriores de dignidad. Los que esperasen contemplar algo de esa especie verían sus esperanzas burladas, pues mientras estuviesen vanamente en acecho del reino que su imaginación se había creado, el reino verdadero estaría en medio de ellos, sin que lo apercibiesen. «He aquí,» dijo, » el reino de Dios está dentro de vosotros..
Con las palabras que encierra el versículo ya citado nuestro Señor describió con toda exactitud el principio de su reino espiritual. Empezó este en un pesebre de Belén, sin que de ello tuviesen conocimiento los grandes, los ricos ó los sabios.
Apareció repentinamente en el templo de Jerusalén, y nadie sino Simeón y Ana reconocieron á su Rey. Y treinta años después solo fue recibido por unos pocos pescadores y publícanos de Galilea. El Rey vino á los suyos, y los suyos no lo recibieron. Entretanto, los judíos estaban esperando el reino; pero no fijaban la vista en la dirección debida, y querían ver signos que no se les habían anunciado. El reino de Dios estaba en medio de ellos, y sin embargo no lo veían.
El reino efectivo que Cristo ha de establecer algún día, será muy semejante á su reino espiritual. No lo acompañarán los signos y las manifestaciones exteriores que muchos tienen esperanza de ver; no será precedido, como se cree, de un período de paz y pureza universales; ni tampoco será anunciado á la Iglesia de una manera tan clara que todos se puedan prepara para su advenimiento Vendrá de súbito y la mayor parte de los hombres lo contemplarán con sorpresa. Los Simeones y las Anas serán tan escasos en ese día como en la otra venida de Cristo.
Se nos enseña, en segundo lugar, que el segundo advenimiento será un acontecimiento muy repentino. Nuestro Señor lo describió por medio de una figura muy notable. Dijo así: «Como el relámpago, relampagueando desde una parte que está debajo del cielo, resplandece hasta la otra que está debajo del cielo, así también será el Hijo del hombre en su día..
Del día y la hora en que dicho acontecimiento tendrá lugar, no sabemos nada. Más sí sabemos esto: que para la iglesia y para el mundo su venida será repentina, instantánea, sin previo aviso. Las Escrituras nos lo enseñan así en varios lugares.
«El Hijo del hombre ha de venir á la hora que no pensáis.» «El día del Señor como ladrón en la noche así vendrá.» Mat 24:44; 1Th 5:2.
Bien solemne es por cierto la idea de que el segundo advenimiento de Cristo será repentino. Ante ella debiéramos sentirnos impulsados á hacer esfuerzos por preparar nuestra conciencia. El deseo más ardiente de nuestro corazón debiera ser estar siempre listos para recibir á nuestro Señor, y no hace nada de que tuviésemos que avergonzarnos si apareciese repentinamente. «Bienaventurado,» dice el apóstol S. Juan, «el que vela y guarda sus vestiduras..
Es este pasaje se nos enseña, en tercer lugar, que en las Escrituras se nos revelan dos advenimientos de Cristo en persona.
Jesús vino la primera vez como débil y humilde, á padecer y morir; la segunda vez se presentará en poder y gloria para poner á sus enemigos bajo sus plantas. En la primera venida cargó con nuestros pecados y fue crucificado; en la segunda aparecerá sin pecado para salvar á su pueblo. De ambos advenimientos habla nuestro Señor expresamente en los versículos citados. Al primero se refiere cuando dice que es necesario que «padezca mucho y sea reprobado.» Hace alusión al segundo cuando dice que el Hijo del hombre es como el relámpago que resplandece desde la una parte del cielo hasta la otra.
Fuente: Los Evangelios Explicados
interrogado… Lit. habiendo sido preguntado.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
Lit., con observación
Fuente: La Biblia de las Américas
Lit. habiendo sido preguntado.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
Biblia Peshitta 2006 Notas:
[26] 17.20 Arameo, neturata, que se traduce observancias, costumbres.
Fuente: Peshitta en Español