Comentario de Lucas 20:20 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces acechándole, enviaron espías que simulasen ser justos, a fin de sorprenderle en sus palabras, y así entregarle al poder y autoridad del procurador.
20:20 Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador. — — «consultaron» («deliberaron», LBLA); querían formular alguna estrategia eficaz como lo hacen los militares para derrotar a sus enemigos. Luc 20:19 agrega que «los principales sacerdotes y los escribas» estaban involucrados en esta maniobra; («sorprenderle», «PAGIDEUO, entrampar, poner lazos o trampas», WEV). Los fariseos no descansarían hasta que hubieran crucificado a Jesús. Quedaban bien asustados por la fama e influencia de Jesús después de la resurrección de Lázaro (Jua 11:48-53), y estaban resueltos a acabar con esa amenaza a su poder sobre el pueblo. Además estaban enfurecidos por las parábolas en las que Jesús pintaba una imagen tan clara de la conducta y condenación de ellos. Algunos abogados tratan de enredar a los testigos para que éstos se contradigan y desacrediten su testimonio. No les hacen preguntas para obtener información, sino para proponerles dilemas de los cuales no pueden escapar. Tales interrogadores exigen que el testigo conteste sus preguntas con una sola palabra, que sí, o que no, cuando muchas veces no es posible responder así. Tales preguntas no se hacen con sinceridad, sino para poner trampas.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
y acechándole enviaron espías. Sal 37:32, Sal 37:33; Sal 38:12; Isa 29:20, Isa 29:21; Jer 11:19; Jer 18:18; Jer 20:10; Mat 22:15, Mat 22:18; Mar 12:13, Mar 12:15.
que se simulasen justos. 2Sa 14:2; 1Re 14:2-6; Sal 66:3; Sal 81:15; 2Pe 2:3.
para entregarle al poder y autoridad del gobernador. Mat 27:2; Jua 18:28-32.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Los líderes religiosos acechaban a Jesús muy de cerca. Se simulaban justos, que en este contexto significa tratar de parecer sinceros. Querían hacer que Jesús afirmara algo que lo hiciera parecer un político revolucionario, para entregarlo después al gobernador romano llamado Pilato.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
espías. El hecho de que los líderes judíos acudieran a tales tácticas nos da una idea de su desesperación. No pudieron encontrar una sola razón legítima para acusarlo (cp. Luc 6:7; Luc 11:53-54; Mat 22:15; Mat 26:59-60). gobernador. Es decir, Pilato, quien se encontraba en la ciudad con motivo de la Pascua y la fiesta del pan sin levadura (vea la nota sobre Mat 27:2).
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
20:20 Y acechándole enviaron espías que se simulasen justos, a fin de sorprenderle en alguna palabra, para entregarle al poder y autoridad del gobernador. — – «consultaron» («deliberaron», LBLA); querían formular alguna estrategia eficaz como lo hacen los militares para derrotar a sus enemigos. Luc 20:19 agrega que «los principales sacerdotes y los escribas» estaban involucrados en esta maniobra; («sorprenderle», «PAGIDEUO, entrampar, poner lazos o trampas», WEV). Los fariseos no descansarían hasta que hubieran crucificado a Jesús. Quedaban bien asustados por la fama e influencia de Jesús después de la resurrección de Lázaro (Jua 11:48-53), y estaban resueltos a acabar con esa amenaza a su poder sobre el pueblo. Además estaban enfurecidos por las parábolas en las que Jesús pintaba una imagen tan clara de la conducta y condenación de ellos.
Algunos abogados tratan de enredar a los testigos para que éstos se contradigan y desacrediten su testimonio. No les hacen preguntas para obtener información, sino para proponerles dilemas de los cuales no pueden escapar. Tales interrogadores exigen que el testigo conteste sus preguntas con una sola palabra, que sí, o que no, cuando muchas veces no es posible responder así. Tales preguntas no se hacen con sinceridad, sino para poner trampas.
Fuente: Notas Reeves-Partain
Luc 11:54; Mat 16:1 y par.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
El tributo a César (ver Mat. 22:15-22; Mar. 12:13-17). Las autoridades hubieran arrestado a Jesús en el mismo lugar, pero no había llegado maduro el tiempo debido a su enorme popularidad. De modo que se dedicaron a reunir nuevas evidencias contra él. A fin de hacer que perdiera el favor entre el pueblo o atrajera la sospecha de los romanos, plantearon una pregunta sobre los impuestos que los romanos cobraban a los judíos. Habían sido introducidos en medio de gran resentimiento y oposición (ver 2:2) y seguían siendo impopulares. ¿Se opondría Jesús a ello y entonces quizá sería arrestado como rebelde? ¿O lo apoyaría y entonces perdería el apoyo del pueblo? Jesús pidió una moneda, no porque no tuviera ninguna, sino para demostrarles que ellos mismos usaban el dinero del César. El denario de plata, que llevaba la imagen de César de un lado y del otro la diosa de la paz, tenía la inscripción “Tiberio César Augusto, hijo del divino Augusto, sumo sacerdote”. Si la gente usaba las monedas de César, tenía la obligación de pagarle lo que se le debía. Pero entonces Jesús fue más allá de la pregunta original. El pueblo también tenía una deuda paralela con Dios. Quizá el pensamiento de que el pueblo es acuñación de Dios está presente, ya que tiene la imagen de Dios.
Las respectivas esferas de autoridad de Dios y de César no son definidas aquí. El propósito de Jesús era simplemente que aquellos que se beneficiaban del César debían pagar por ello.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
c 1202 Luc 11:54
d 1203 Mat 22:15; Mar 12:13
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
espías que fingieran ser justos. Estos eran discípulos de los fariseos y de los herodianos (v. Mt 22:16 y coment.)
Fuente: La Biblia de las Américas
20 (1) Con respecto a los vs.20-26, véanse las notas de Mat_22:15-22 .
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Notemos, en primer lugar, cuan grande fue la hipocresía con que se allegaron al Señor algunos de sus adversarios. Se nos dice que los príncipes de los sacerdotes y los escribas enviaron espías que habían de simularse justos. También se nos refiere que estos procuraron engañarlo por medio de la adulación, diciéndole: «Sabemos que dices y enseñas bien; y que no tienes respeto á la persona de nadie, antes enseñas el camino de Dios con verdad.» Estas palabras tenían un sonido halagüeño. Algún circunstante poco avisado habría dicho al oírlas: «Estos hombres buscan la verdad con toda sinceridad.» Mas todo eso era falso y fingido: era que los lobos se estaban poniendo pieles de oveja con el vano empeño de engañar al pastor.
El verdadero siervo de Cristo está siempre expuesto á los lazos que le tiendan personas de la clase arriba indicada. Nunca faltarán hombres que por razones siniestras profesen con los labios amar á Cristo, en tanto que interiormente lo nieguen.
Nunca faltarán hombres que, con palabras lisonjeras, procuren engañar á los crédulos.
El que no quiera sufrir engaños y desengaños en este mundo depravado ha de procurar no olvidar estas verdades. Es preciso que no nos confiemos inmediatamente de todo el que pretenda ser nuestro cofrade, y que no nos imaginemos que todos los que hablan como buenos lo son. Tal advertencia puede parecer á primera vista mezquina y poco caritativa; mas, cuanto más tiempo vivamos, tanto más necesaria nos parecerá. La experiencia habrá de enseñarnos tarde ó temprano que no todo lo que relumbra es oro, y que no todos los que protestan á viva voz ser cristianos lo son. En la conducta, y no en las palabras, es en lo que se deja conocer mejor el carácter de un hombre.
Notemos, en segundo lugar, cuan grande fue la sabiduría que reveló nuestro Señor en la contestación que dio á sus adversarios. Se nos dice que le propusieron para su resolución una cuestión muy difícil y artificiosa. Hela aquí: » ¿Nos es lícito dar tributo á César ó no?» Tal cuestión estaba dispuesta de manera que confundiese a todo el que intentase contestarla. Si nuestro Señor hubiese replicado que no era lícito dar tributo á César, es bien seguro que lo habrían acusado ante Pilatos como rebelde contra el régimen romano. Si, por otra parte, hubiera respondido que era lícito dar tributo á César, lo habrían denunciado ante el pueblo como conculcador de los fueros y prerrogativas de la nación judía. Á primera vista parece imposible que se pudiese dar una contestación que dejase burladas tan malévolas intenciones. Pero Jesús, el Verbo Eterno, dio una respuesta que redujo al silencio á sus adversarios. Mandó que le mostrasen una moneda; y en seguida les preguntó de quien era la imagen y la inscripción que en ella se veían. Le contestaron: «De César.» Al instante nuestro Señor dedujo de ahí una contestación que llenó de asombro hasta á sus mismos adversarios: » Dad á César,» les dijo, «lo que es de César; y lo que de Dios á Dios..
Sí, habían de dar á César lo que era de César. Con sus propios labios habían confesado que César tenía cierta autoridad temporal sobre ellos. El dinero que dicho emperador había hecho acuñar era entre ellos legítimo medio de cambio. Es muy probable que no tuvieran inconveniente alguno en recibir dinero romano en calidad de regalo ó en pago de cantidades que se les adeudasen. No podían por lo tanto afirmar que todo pago que se hiciese á César era ilícito. Según lo que ellos mismos habían confesado, ejercía autoridad sobre su nación; por lo tanto, debían obedecerle en todo lo temporal. Si no rechazaban el dinero de César, tampoco debían rehusarle el tributo que le era debido.
También habían de dar á Dios lo que es de Dios. El Eterno les había impuesto deberes que podían haber cumplido si hubieran querido. La veneración, el amor, la obediencia, la fe, el temor, la oración, el culto espiritual, eran deberes que podían haber practicado diariamente, y en los que el gobierno romano no se habría ingerido. Obligados estaban pues á rendir tributo á Dios en lo espiritual, así como á César en lo temporal. No había necesariamente incompatibilidad alguna entre las dos obligaciones.
Los principios que entrañan las palabras de nuestro Señor que quedan citadas, son sumamente importantes. Bueno habría sido por lo que respecta á la paz del mundo que se les hubiera examinado con más detención y aplicado con mayor acierto.
Los esfuerzos que en algunos países ha hecho el poder civil para dominar las conciencias de los hombres, y las tentativas que en otros ha hecho la iglesia á fin de intervenir en la marcha del poder civil, han engendrado, por lo común, luchas, guerras, rebeliones y toda clase de disturbios sociales. Muchos y muy graves son los males que la escrupulosidad exagerada de los unos y las exigencias injustas de los otros han acarreado á la causa de la verdadera religión. ¡Dichosos los que tienen opiniones sanas en cuanto de tan alta trascendencia! Distinguir acertadamente entre lo que es de César y lo que es de Dios, y dar á cada cual con regularidad y buena voluntad el tributo que le es debido, son deberes de que no puede desentenderse el que quiera vivir en paz y tranquilidad.
Fuente: Los Evangelios Explicados
acechándolo… Es decir, quedándose ellos al acecho; se inserta alguna para suplir elipsis del original.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
M143 Ὥστε con el infinitivo tiene aquí el sentido de propósito (aunque este contexto puede significar: tales palabras que les permitieran entregarlo). [Editor. El Textus Receptus tiene εἰς τό en vez de ὥστε, lo cual es una interpretación que muestra apoyo para el sentido de propósito.]
Fuente: Ayuda gramatical para el Estudio del Nuevo Testamento Griego
Lit., tomarle en su palabra
Fuente: La Biblia de las Américas
Es decir, quedándose ellos al acecho.
20.20 Lit. fingen.
20.20 . alguna.