Comentario de Lucas 21:25 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas. Y en la tierra habrá angustia de las naciones por la confusión ante el rugido del mar y del oleaje.
21:25 Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, (Isa 13:10; Eze 32:7; Joe 2:31) y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; 26 desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. — Este es lenguaje de la intervención divina en asuntos terrenales: El sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo: este lenguaje se refiere a la caída del judaísmo. Jesús enfatiza el tiempo de esto: iba a ocurrir «inmediatamente después de la tribulación» (del año 70 d. de JC). Por eso, no se refiere al fin del mundo. Es obvio que Jesús usa lenguaje figurado. El sol, la luna, y las estrellas simbolizan los gobiernos, gobernantes y autoridades. Jesús se refiere a las autoridades del judaísmo que iban a caer. El mismo lenguaje se usa en Isa 13:9-13; Isa 13:19, acerca de la caída de Babilonia; se usa en Isa 34:4 para describir la ira de Dios contra las naciones; se usa en Eze 32:7 con respecto a la caída de Egipto. Véanse también Jer 15:9; Joe 2:10; Joe 2:30-31; Amó 8:9-10; Hag 2:6; Hag 2:21; Heb 12:26-28; Apo 6:12-13.Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
habrá señales en el sol, y en la luna. Isa 13:10, Isa 13:13, Isa 13:14; Isa 24:23; Jer 4:23; Eze 32:7, Eze 32:8; Joe 2:30, Joe 2:31; Amó 8:9, Amó 8:10; Mat 24:29; Mat 27:45; Mar 13:24, Mar 13:26; Mar 15:33; Hch 2:19; 2Pe 3:10-12; Apo 6:12-14; Apo 20:11.
en la tierra angustia de las gentes. Dan 12:1.
confundidas. Isa 22:4, Isa 22:5; Miq 7:4.
del bramido del mar y de las olas. Sal 46:3; Sal 93:3, Sal 93:4; Isa 5:30; Isa 51:15.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
señales: Jesús centra su atención en el final de los tiempos con una segunda mención a la agitación cósmica (v. Luc 21:11; Isa 24:18-20; Isa 34:4; Eze 32:7, Eze 32:8; Joe 2:30, Joe 2:31).
angustia de las gentes: El terror del caos cósmico causará angustia por lo que vendrá.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
SEÑALES EN EL SOL, EN LA LUNA Y EN LAS ESTRELLAS. Habrá señales cósmicas que precederán la venida de Jesucristo, y el mundo desfallecerá debido a la gran tribulación (véanse Mat 24:29, nota, y el ARTÍCULO LA GRAN TRIBULACIÓN, P. 1328. [Mat 24:21]). Los impenitentes estarán aterrorizados y desesperados.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
habrá señales. Las señales y los prodigios celestiales que se describen aquí anteceden el regreso de Cristo. Vea la nota sobre Mat 24:29.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
21:25 Entonces habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, (Isa 13:10; Eze 32:7; Joe 2:31) y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; 26 desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.– Este es lenguaje de la intervención divina en asuntos terrenales: El sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo: este lenguaje se refiere a la caída del judaísmo. Jesús enfatiza el tiempo de esto: iba a ocurrir «inmediatamente después de la tribulación» (del año 70 d. de JC). Por eso, no se refiere al fin del mundo. Es obvio que Jesús usa lenguaje figurado. El sol, la luna, y las estrellas simbolizan los gobiernos, gobernantes y autoridades. Jesús se refiere a las autoridades del judaísmo que iban a caer. El mismo lenguaje se usa en Isa 13:9-13; Isa 13:19, acerca de la caída de Babilonia; se usa en Isa 34:4 para describir la ira de Dios contra las naciones; se usa en Eze 32:7 con respecto a la caída de Egipto. Véanse también Jer 15:9; Joe 2:10; Joe 2:30-31; Amó 8:9-10; Hag 2:6; Hag 2:21; Heb 12:26-28; Apo 6:12-13.
Fuente: Notas Reeves-Partain
¡EN GUARDIA!
Lucas 21:25-37
-Entonces habrá portentos en el Sol, en la Luna y en las estrellas, y las naciones no sabrán qué camino tomar, aterradas por el rugido del mar y de las olas, y los hombres desfallecerán de miedo ante lo que amenaza con sobrevenirle a la Tierra. Porque los cuerpos celestes sufrirán sacudidas. Y entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gloria y poder inmensos. Cuando todo esto empiece a suceder, erguíos y levantad la cabeza, porque ya faltará poco para vuestra redención.
Jesús les dijo también una parábola para ilustrar su enseñanza:
-Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya empiezan a brotar, sabéis sin que nadie os lo diga que se acerca el buen tiempo. Pues, lo mismo cuando veáis suceder estas cosas: tomad nota de que el Reino de Dios está cerca. Os aseguro que no pasará el tiempo de esta generación sin que suceda todo esto. Antes desaparecerán los cielos y la Tierra que dejen de cumplirse mis palabras. Andaos con mucho cuidado para que no se os entorpezca el corazón por causa de la glotonería y la embriaguez y de los intereses de esta vida, y ese Día os sobrecoja por sorpresa; porque caerá como una red sobre los pobladores de la Tierra. Manteneos en guardia, orando continuamente para estar en forma para sobrevivir a todo lo que ha de suceder y estar firmes ante el Hijo del Hombre.
Jesús se pasaba el día enseñando en el templo, y de noche salía de la ciudad y se iba a dormir al raso en el monte de los Olivos. Y ala mañana siguiente venía otra vez toda la gente a escucharle en el templo.
Aquí hay dos ideas principales:
(i) La de la Segunda Venida de Cristo. Sobre esto ha habido muchas discusiones y especulación; cuándo y cómo será no se nos ha concedido saber. Pero lo más importante es que la Historia se dirige a una culminación. Los estoicos pensaban en la Historia como un movimiento circular. Decían que cada tres mil años el mundo sufría una gran conflagración, y luego empezaba otra vez y la Historia se repetía. Eso quería decir que la Historia no iba a ninguna parte, y que la humanidad no hacía más que darle vueltas a la noria. La concepción cristiana de la Historia es que tiene una meta, y esa meta se alcanzará cuando Jesucristo sea Señor de todo. Eso es todo lo que sabemos y necesitamos saber.
(ii) Se hace hincapié en la necesidad de estar en guardia. El cristiano no debe llegar a creer que se encuentra en una situación definitiva; sino más bien en un continuo estado de espera. Cierto novelista tiene en uno de sus libros un personaje que no se rebaja a hacer ciertas cosas. «Yo sé -dice- que algún día sucederá algo importante en mi vida, y quiero estar preparada para recibirlo.» Debemos vivir constantemente a la sombra de la eternidad, en la seguridad de que nos estamos preparando para aparecer ante Dios. No puede haber nada más interesante para un cristiano.
(iii) Jesús pasaba el día en el templo entre la gente, y la noche bajo las estrellas con Dios. Recibía la fuerza para encontrarse con las multitudes en aquellos momentos de soledad con Dios. Podía enfrentarse con los hombres porque venía de la presencia de Dios.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
Isa 13:10; Eze 32:7; Joe 2:30-31; Apo 6:12-14.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
La venida del Hijo del Hombre (ver Mat. 24:29-31; Mar. 13:24-27). La segunda etapa en la venida del fin es el desorden cósmico (cf. v. 11) profetizado en el AT. Algunos eruditos sugieren que ésta es una descripción metafórica del vencimiento de los poderes gentiles. Entonces vendrá el Hijo del Hombre, cumpliendo la profecía de Dan. 7:13, 14, donde su venida es asociada con el día del juicio y el establecimiento final y visible del reino de Dios. Dado que los desastres que están por venir son el preludio de este acto divino de liberación, los discípulos deberían llenarse de espe ranza, en contraste con el temor que caracterizará a todos los demás.
Fuente: Nuevo Comentario Bíblico Siglo Veintiuno
REFERENCIAS CRUZADAS
e 1265 Rev 6:12
f 1266 Isa 57:20; Rev 17:15
g 1267 Mat 24:29; Mar 13:24
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
angustia entre las naciones. El tiempo de la dominación de parte de los gentiles (vers. 24) terminará en medio de su propia angustia y terror cuando el Hijo del Hombre venga a juzgar con poder y gran gloria (vers. 26, 27).
Fuente: La Biblia de las Américas
El asunto de que tratan estos versículos es de la segunda venida del Señor para juzgar al mundo. Y á un acontecimiento de menor importancia no serian aplicables las expresiones enérgicas contenidas en el pasaje arriba trascrito. Limitarlas á la conquista de Jerusalén por las huestes romanas seria forzar el significado del lenguaje Bíblico.
En este pasaje se nos hace ver, en primer lugar, cuan terribles serán los sucesos que se verificarán en el segundo advenimiento del Redentor. Jesús dice que » habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas ; y en la tierra apretura de naciones con perplejidad, bramando la mar y las ondas, secándose los hombres á causa de las cosas que sobrevendrán á la redondez de la tierra ; porque las virtudes de los cielos serán conmovidas.» Y que «entonces verán al Hijo del hombre que vendrá en una nube.» Este es, á la verdad, un cuadro que llena de pasmo. Quizá no es para nosotros comprensible en todas sus partes; mas hay algo que sí se percibe con bastante claridad, es á saber: que la segunda venida de Cristo se verificará en medio de todo lo que alarma los sentidos y atribula el corazón del hombre. Si la proclamación de la ley desde el Monte Sinaí fue tan terrible que aun Moisés mismo dijo que estaba asombrado y temblando,» la venida que haga Cristo en poder y gloria será mucho más terrible. Si los atrevidos soldados romanos se quedaron como muertos cuando un ángel levantó la piedra y el Redentor salió del sepulcro, ¿cuánto mayor no será el pasmo cuando Cristo descienda del cielo á juzgar el mundo? Qué mucho que S. Pablo dijera: «Conociendo el terror del Señor, persuadimos á los hombres..
Los indiferentes é impenitentes deben temblar con razón al pensar en el segundo advenimiento. ¿Qué harán cuando el tráfico de este mundo llegue á su fin, y los caudales de la tierra no tengan valor alguno? ¿Qué harán cuando los sepulcros se abran por do quiera y la trompeta llame á los hombres á juicio? ¿Qué harán cuando el mismo Redentor á quien han desdeñado aparezca en las nubes y ponga á todos sus adversarios bajo sus plantas? Seguro se que llamarán á los montes para que los cubran, y á los collados para que caigan sobre ellos. Pero si no han invocado antes á Cristo, sus gritos serán vanos. ¡Dichosos serán aquellos que hayan buido de la ira que los amenazaba, y hayan sido lavados en la sangra del Cordero! En este pasaje se nos enseña, en segundo lugar, cuan completa será la, seguridad de que gozarán los cristianos en el segundo advenimiento de Jesucristo. Se nos refiere que nuestro Señor dijo á sus discípulos: «Cuando estas cosas comenzaren á hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas; porque vuestra redención está cerca..
Por terribles que sean para el impenitente las señales de la segunda venida, no hay porque causen terror al verdadero cristiano. Muy al contrario llenarlo han de júbilo, pues le recuerdan que ya se acerca su completa emancipación del pecado, del mundo y del demonio, y que pronto ha de dar un adiós eterno á las enfermedades, al dolor, á la muerte y á la tentación. En el instante mismo en que las esperanzas terrenales del impío se desvanecerán, las esperanzas del creyente se tornarán en dulces realidades.
En este pasaje se nos enseña, en tercer lugar, que es necesario que observemos aquellos signos que indiquen la aproximación del segundo advenimiento del Salvador. Nuestro Señor explica esto por medio de una parábola. «Mirad la higuera, y todos los árboles; cuando ya brotan, viéndolos, de vosotros mismos entendéis que el verano está ya cerca: así también vosotros cuando viereis hacerse estas cosas, entended que está cerca el reino de Dios.» Los discípulos habían supuesto en su ignorancia que el reino del Mesías seria precedido de una paz universal; mas nuestro Señor les dijo que, por el contrario, lo seria de guerras, desórdenes, desgracias y penalidades.
En este pasaje se nos enseña, finalmente, cuan seguro es que todas las predicciones que el Señor hizo respecto del segundo advenimiento habrán de cumplirse. El sabía que el pueblo exclamaría prontamente: «¡Improbable! ¡Imposible! El mundo seguirá siempre el curso que hasta ahora ha seguido.» Por esa razón previno á sus discípulos contra este espíritu de escepticismo por medio de estas palabras solemnes: «El cielo y la tierra pasarán: mas mis palabras no pasarán..
Bien haremos en recordar esas palabras cuando estemos con personas que hagan burla de las profecías que están por cumplir. No dejemos que la irrisión de los incrédulos nos haga perder la fe. Si Dios ha anunciado algún suceso, seguro es que hará que se verifique, y no debemos ocupar nuestro pensamiento con su posibilidad ó su probabilidad. Que Cristo venga otra vez revestido de poder para juzgar el mundo, no es tan improbable como lo era el que viniera á sufrir y á morir. Si vino á ser clavado en la cruz, con mayor razón debemos esperar que descienda rodeado de majestad y se ciña la corona de gloria. Creamos, pues, no solo en el Cristo del Calvario, sino en el que ha de venir en persona á juzgar al mundo.
Fuente: Los Evangelios Explicados
señales… → Isa 13:10; Eze 32:7; Joe 2:31; Apo 6:12-13; §028.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
O, milagros
Fuente: La Biblia de las Américas
g Isa 13:10; Eze 32:7; Joe 2:31; Rev 6:12-13.