Comentario de Lucas 22:31 – Exégesis y Hermenéutica de la Biblia
Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo.
22:31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. 33 El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. — Jua 13:36-37; 1Co 10:12; Rom 12:3. Jesús había dicho, «yo pongo mi vida» (Jua 10:17); Pedro dice, «pondré mi vida». Los apóstoles habían dejado todo para seguir a Jesús (Mat 19:27; Mar 10:28; Luc 18:28); Pedro le había acompañado en el monte de transfiguración (Mat 17:1-5); y ahora dice que está dispuesto a morir por Jesús. Pondría su vida, pero no como Cristo pondría la suya, pues no pensaba poner su vida sin pelear. Al estudiar este caso conviene que se observe lo que Jesús no dijo a Pedro o acerca de él. ¿Dijo Jesús en algún momento que Pedro era hipócrita? ¿Que era cobarde? Cuando prendieron a Jesús ¿huyó Pedro? ¿Se escondió? La respuesta a estas preguntas es negativa, porque en realidad Pedro hizo estas afirmaciones con toda sinceridad, la cual él demostró cuando Jesús fue prendido. No se puede negar que Pedro dio evidencia de que sí estaba dispuesto a pelear y a morir por Cristo (18:10, 11; Mat 26:51-52; Mar 14:47; Luc 22:50-51). No siguió peleando (y no murió por Jesús en ese momento) porque Jesús le dijo que metiera su espada en su lugar .Fuente: Comentario al Nuevo Testamento por Partain
Simón, Simón. Luc 10:41; Hch 9:4.
Satanás os ha pedido. Job 1:8-11; Job 2:3-6; Zac 3:1; 1Pe 5:8; Apo 12:10.
para zarandearos como a trigo. Amó 9:9.
Fuente: El Tesoro del Conocimiento Bíblico
Satanás os ha pedido: Nótese en griego el plural os, lo que indica que Satanás pidió permiso para perturbar a todos los discípulos.
Fuente: Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia Caribe
SATANÁS OS HA PEDIDO PARA ZARANDEAROS COMO A TRIGO. La afirmación de Jesús con respecto a Pedro revela dos verdades importantes.
(1) Dios permite que Satanás tiente a sus hijos sólo dentro de ciertos límites y según Él lo autoriza (véase Job 1:10-11, nota). El diablo no tiene la libertad de hacer lo que quiera con ellos.
(2) Cristo pide que la fe de su pueblo no falle. Como intercesor celestial, Él ora por cada uno de «los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos» (Heb 7:25). Dios es fiel en toda tentación, dando una salida cuando llega (1Co 10:13). Sin embargo, el cumplimiento de las oraciones de Jesús es condicional. Si una persona rechaza la gracia de Dios, la intercesión de Cristo no tiene efecto alguno.
Fuente: Biblia de Estudio Vida Plena
Simón, Simón. La repetición del nombre (cp. Luc 10:41; Hch 9:4) indica una amonestación en un tono grave y sombrío. Cristo mismo lo había llamado Pedro (Luc 6:14), pero aquí vuelve a utilizar su antiguo nombre quizá para reforzar la reprensión por la presunción carnal de Pedro. El contexto sugiere también que Pedro pudo haber participado en la disputa del v. Luc 22:24 con gran vehemencia. Satanás os ha pedido. Aunque se dirigía en especial a Pedro, esta advertencia era también para los demás discípulos. El pronombre es plural en el texto griego. zarandearos como a trigo. La imagen resulta apropiada. Sugiere que dichas pruebas, aunque sean perturbadoras e indeseables, producen un efecto purificador necesario.
Fuente: Biblia de Estudio MacArthur
22:31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. 33 El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. – Jua 13:36-37; 1Co 10:12; Rom 12:3. Jesús había dicho, «yo pongo mi vida» (Jua 10:17); Pedro dice, «pondré mi vida». Los apóstoles habían dejado todo para seguir a Jesús (Mat 19:27; Mar 10:28; Luc 18:28); Pedro le había acompañado en el monte de transfiguración (Mat 17:1-5); y ahora dice que está dispuesto a morir por Jesús. Pondría su vida, pero no como Cristo pondría la suya, pues no pensaba poner su vida sin pelear.
Al estudiar este caso conviene que se observe lo que Jesús no dijo a Pedro o acerca de él. ¿Dijo Jesús en algún momento que Pedro era hipócrita? ¿Que era cobarde? Cuando prendieron a Jesús ¿huyó Pedro? ¿Se escondió? La respuesta a estas preguntas es negativa, porque en realidad Pedro hizo estas afirmaciones con toda sinceridad, la cual él demostró cuando Jesús fue prendido. No se puede negar que Pedro dio evidencia de que sí estaba dispuesto a pelear y a morir por Cristo (18:10, 11; Mat 26:51-52; Mar 14:47; Luc 22:50-51). No siguió peleando (y no murió por Jesús en ese momento) porque Jesús le dijo que metiera su espada en su lugar .
Fuente: Notas Reeves-Partain
LA TRAGEDIA DE PEDRO
Lucas 22:31-38, 54-62
Dijo también el Señor a Pedro:
-¡Simón, Simón! Fijaos que Satanás ha reclamado el derecho de pasar por la piedra vuestra fidelidad; en cuanto a ti, yo he orado para que no falle la tuya. Cuando hayas vuelto a tu puesto, ayuda a tus hermanos a mantenerse firmes.
-¡Señor -le contestó Pedro-, estoy dispuesto a ir contigo, no sólo a la cárcel, sino a la muerte!
-Pedro -le dijo Jesús-, te advierto que antes que cante el gallo habrás negado tres veces que me conoces.
Y dijo a los demás:
-¿Echasteis algo de menos cuando os envié sin cartera ni bolsa ni calzado?
Ni lo más mínimo -le contestaron.
-Pues ahora es diferente -continuó diciéndoles Jesús-; el que tenga cartera, que la lleve consigo, y lo mismo con la bolsa; y el que no tenga espada, que venda la chaqueta y se compre una. Porque os advierto que todavía se tiene que cumplir en Mí aquello que está escrito: «Le tratarán como a un malhechor.» Y es que lo que está escrito de Mí se tiene que cumplir.
-Señor, aquí hay dos espadas -le dijeron entonces.
-¡Pues basta! -les contestó Jesús.
Cuando le prendieron, le llevaron a la fuerza a la casa del Sumo Sacerdote, y Pedro le seguía a cierta distancia. La gente encendió fuego en medio del patio, y se sentaron alrededor, y Pedro se sentó también con los demás. Pero una criada que le vio sentado al fuego, se le quedó mirando y dijo:
-¡Este también estaba con él!
-¡Mujer, pero si yo ni le conozco! -negó Pedro. Pero un poco después le vio otro, y dijo:
-¡Tú también eres de ellos!
-¡No, hombre, no soy! -dijo Pedro por segunda vez. Y a eso de una hora después, otro aseguró:
-No hay duda de que este también estaba con él, porque es galileo.
-¡Hombre -dijo Pedro-, no sé de qué hablas!
Y en seguida, mientras Pedro estaba todavía hablando, cantó el gallo. El Señor se volvió, y miró a Pedro; y Pedro se acordó de que el Señor le había dicho: «Antes que cante el gallo me negarás tres veces.» Y Pedro se salió afuera, y se puso a llorar amargamente.
Vamos a tomar la historia de la tragedia de Pedro en conjunto. Pedro era una extraña mezcla.
(i) A pesar de la negación, era fundamentalmente leal. H. G. Wells dijo una vez: «Uno puede ser mal músico y sin embargo estar apasionadamente enamorado de la música.» Por encima de lo que hizo, y aunque su fallo fue terrible, estaba apasionadamente consagrado a Jesús. Hay esperanza para el que, hasta cuando cae en pecado, está comprometido con la bondad.
(ii) Pedro estaba advertido. Jesús se lo había advertido directa e indirectamente. Los versículos 33 a 38, con la conversación sobre las espadas, son extraños. Pero lo que quieren decir es que Jesús estaba diciendo: «Hasta ahora me habéis tenido siempre con vosotros. Dentro de poco vais a depender de vuestros propios recursos. ¿Y qué vais a hacer? El peligro no va a consistir en que no tengáis nada, sino en que vais a tener que luchar para subsistir.» Esto no era sugerirles que usaran las armas, sino simplemente una manera oriental de decirles a los discípulos que su vida estaba en juego. No se puede decir que a Pedro no se le advirtió de la seriedad y el peligro de la situación, y de su propia vulnerabilidad.
(iii) Pedro se pasaba de confiado. Si uno dice: «Yo no voy a hacer eso nunca», eso es con lo que tiene que tener más cuidado. Una y otra vez se han tomado castillos porque los atacantes siguieron la ruta que parecía inexpugnable e inescalable, y los defensores no la estaban guardando. Satanás es astuto: ataca el punto del que más seguro está uno, demasiado seguro, porque sabe que estará desguarnecido.
(iv) Para ser justos tenemos que reconocer que Pedro fue uno de los dos discípulos (Jn 18:15 ) que tuvo el valor de seguir a Jesús hasta el patio de la casa del Sumo Sacerdote. Pedro tuvo que arrostrar una tentación que sólo se le podía presentar a un hombre valiente. El valiente siempre corre más riesgos que el cauteloso. El exponerse a la tentación es el peligro que corre el que es arriesgado en pensamiento y en acción. Puede que sea mejor sucumbir en una empresa noble que huir para no emprenderla.
(v) Jesús no le habló a Pedro con ira, sino le miró con pena. Probablemente Pedro habría preferido que Jesús se hubiera vuelto y se lo hubiera echado en cara; pero aquella mirada muda y apesadumbrada le atravesó el corazón como una espada y le abrió la fuente de las lágrimas. El castigo del pecado es ver en los ojos de Jesús, no su ira, sino el dolor de su corazón porque le hemos fallado.
(vi) Jesús le dijo a Pedro algo muy hermoso: «Cuando hayas vuelto a tu puesto, ayuda a tus hermanos a mantenerse firmes.» Es como si le dijera: «Me vas a negar, y llorarás amargamente; pero el resultado será que estarás mejor capacitado para ayudar a tus hermanos que tengan que pasarlo.» No podemos ayudar de veras a otro a menos que hayamos pasado por el mismo horno de aflicción o el mismo abismo de vergüenza. Se dice de Jesús: «Él puede ayudar a los que lo están pasando porque Él lo ha pasado también» (He 2:1 $). El experimentar la vergüenza del fracaso no es sin fruto, porque nos da la compasión y la comprensión que no tendríamos de otra manera.
Fuente: Comentario al Nuevo Testamento
(Ver 2Co 2:11).
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
— criba: Instrumento utilizado en las faenas agrícolas con el que se separaba el grano de otros elementos inservibles.
Fuente: Traducción Interconfesional HispanoAmericana
REFERENCIAS CRUZADAS
q 1334 2Co 2:11; 1Pe 5:8
r 1335 Amó 9:9; Mat 26:31; Mar 14:27
Fuente: Traducción del Nuevo Mundo
Satanás os ha reclamado. Al igual que en Job (1:9– 12), Satanás no podrá zarandear a Pedro cuando desee hacerlo, sino que sólo podrá hacer lo que Dios le permita (v. coment. en 10:18).
para zarandearos como a trigo. La separación del grano de trigo de la paja es simbólico de la prueba a la que serán sometidos los discípulos por Satanás. Satanás quiere poner la fe de Pedro a una prueba severa, como lo hizo con Job, con la esperanza de que no quedara nada al final, pero Dios usará ese mismo proceso para fortalecer la fe de Pedro (cp. Stg 1:3).
Fuente: La Biblia de las Américas
31 super (1) Algunos mss. añaden: Y el Señor dijo.
Fuente: Comentario Del Nuevo Testamento Versión Recobro
Estos versículos nos enseñan qué enemigo tan encarnizado de los creyentes es el demonio. El Señor dijo: «Simón, Simón, he aquí que Satanás os ha pedido para zarandearos como á trigo.» Ese enemigo estaba cerca del rebaño de Cristo aunque los apóstoles no lo vieran. Estaba ansiando labrar su eterna ruina aunque ellos no lo sabían. Así como el lobo anhela la sangre del cordero, el demonio desea la destrucción de las almas.
La personalidad, la actividad y el poder del demonio son asuetos sobre los cuales los cristianos no meditan tanto como debieran. Satanás fue quien trajo el pecado al mundo tentando á Eva. El es el ser que dice en un pasaje del libro de Job que viene «de rodear la tierra, y de andar por ella.» Es á él á quien el Señor llama «príncipe de este mundo,»homicida y mentiroso. A él es á quien Pedro compara á «un león rugiente que busca á alguno para devorarlo.» A él es á quien Juan llama «el acusador de los hermanos.» Es él quien está siempre causando males en la iglesia do Cristo, arrebatando la buena semilla del corazón de los que oyen la palabra, sembrando cizaña en medio del trigo, sugiriendo falsas doctrinas, y fomentando contiendas. El mundo sirve de lazo al creyente, y la carne le es onerosa; pero ningún enemigo tiene tan peligroso como ese adversario infatigable, mañoso é invisible que se llama Satanás.
Si profesamos tener religión alguna, estemos alerta contra las tretas del diablo. No puede mirarse sin recelo al enemigo que venció á David y á Pedro, y tentó al mismo Jesucristo. El es muy astuto, pues ha estudiado el corazón del hombre nada menos que por seis mil años, y puede acercársenos bajo el disfraz de un ángel de luz. Necesario es que velemos y oremos, y que nos pongamos la coraza de la fe. Gracias sean dadas á Dios que nos ha prometido que si le resistimos huirá de nosotros, y que el Señor, cuando venga, lo quebrantará debajo de nuestras plantas.
Estos versículos nos enseñan también cual es el gran secreto de la perseverancia en la fe. Nuestro Señor dijo á Pedro: «Yo he rogado por ti que tu fe no falte.» Gracias á la intercesión de Cristo fue que Pedro no cayó del todo.
La existencia perenne de la gracia en el corazón del creyente es un gran milagro. Sus enemigos son tan poderosos y sus fuerzas son tan pequeñas, el mundo está tan lleno de engaños y su corazón es tan débil que á primera vista parece imposible que llegue al cielo. El pasaje que tenemos á la vista explica á que debe su seguridad: es que á la diestra de Dios hay un Abogado que constantemente intercede por él, que sabe todas sus necesidades y que diariamente obtiene grandes bendiciones para su alma. La esperanza nunca se extingue en su corazón porque Cristo siempre vive para interceder por él. Heb 7:25.
Para que hallemos consuelo en nuestra religión es preciso que nos formemos ideas claras del poder de intercesión del Hijo. Cristo no solo murió por nosotros, sino que vive perpetuamente para mediar por sus siervos. San Pablo dice: «Cristo es el que murió, antes el que también resucitó, el que también está á la diestra de Dios, el que también demanda por nosotros.» Rom 8:34.
En este pasaje se nos enseña, además, cuál es el deber que incumbe á todos los creyentes que reciben señaladas bendiciones de Cristo. Nuestro Señor dijo á Pedro: «Cuando te conviertas confirma á tus hermanos..
Dios posee, entre otros muchos atributos, el de hacer que de en medio del mal se engendre el bien. El puede hacer que las debilidades y flaquezas de algunos miembros de la iglesia redunden en bien de todo el gremio. El puede hacer que la caída de un discípulo sea el medio por el cual éste se ponga en aptitud de sostener y alentar á otros.
¿Hemos caído nosotros alguna vez y hemos sido levantados por la misericordia de Cristo á una altura mayor de la que antes ocupábamos, á una vida nueva? Si así fuere, es de nuestro deber portarnos con bondad y suavidad para con nuestros hermanos. Digámosles que sabemos por nuestra propia experiencia que el pecado produce frutos acerbos; prevengámosles que no hay que hacer burla de las tentaciones; pongámoslos alertas contra el orgullo y la presunción; y hagámosles ver que Cristo se compadece de los que han caído.
Estos versículos nos enseñan, por último, que el siervo de Cristo ha de emplear, en el eficaz servicio de su Maestro todos los medios que atan justos. Se nos refiere que nuestro Señor dijo á sus discípulos: «El que tiene bolsa, tómela; y también su alforja; y el que no tiene espada, venda su capa y cómprela..
Estas palabras deben tomarse en sentido proverbial. Se refieren al período incluido entre el primero y el segundo advenimiento de nuestro Señor. En tanto que el Señor venga, los creyentes tienen que hacer un uso acertado de todas las facultades que Dios les ha concedido. Menester es que se dejen de esperar que se obren milagros para ahorrarles trabajo; ó que si no trabajen les caerá maná del cielo; ó que si no luchan ni se afanan, Dios allanará todas sus dificultades y vencerá á todos sus enemigos. Bueno es que recuerden que la mano diligente es la que enriquece. Pro 10:4.
Trabajemos por la causa de Cristo como si creyésemos que todo depende de nuestros esfuerzos; mas no olvidemos, por otra parte que sin la bendición de Dios nada podremos hacer. Conduzcámonos como Jacob cuando se vio con su hermano Esaú. El empleó para conciliar á éste todos los medios lícitos que tenia á su alcance; mas, después que hubo hecho todo lo que pudo, pasó la noche orando.
Fuente: Los Evangelios Explicados
Simón… M↓ anteponen Dijo también el Señor; reclamó… → §067.
Fuente: Biblia Textual IV Edición
M i añaden Dijo también el Seu241?or.
22.31 g §067.
Fuente: La Biblia Textual III Edición
‡ La primera parte de esta declaración está en plural, y el resto es singular, pues se aplica específicamente a Pedro.